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¿Futuros congelados? Cómo ayudar a familias reconstituidas (familiastras) a superar el pasado.

Autor/autores: Annette Kreuz
Fecha Publicación: 01/01/2003
Área temática: Tratamientos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Según datos recientes, lo que solíamos llamar "familia normal (nuclear)", es decir padre, madre e hijos comunes, sólo constituye el 20% del total de "familias" en Europa. Hay formas diferentes mas antiguas (por ejemplo familias monoparentales por viudedad), y formas muy recientes (familias con padres del mismo sexo (homoparentales) o familias interétnicas con hijos adoptivos de otra etnia o raza. Aparte de las familias monoparentales después de separación o divorcio, el contingente más numeroso lo constituyen sin duda las familias reconstituidas, también llamadas Familiastras.

En ellas, uno o ambos componentes de la pareja traen hijos de anteriores relaciones a la unión más o menos legalizada de convivencia. Estas familias son complejas, y el trabajo terapéutico con ellas reta a los profesionales implicados. Se utiliza la metáfora de un congelador que impide la "digestión" adecuada del acontecimiento vital de la separación; el congelador se llena con frecuencia de 2 componentes básicos que obstaculizan el desarrollo evolutivo de las familiastras:1. La sociedad se relaciona con la perdida de la primera familia como si se tratara de un "miembro fantasma del cuerpo social" 2. Uno o ambos componentes de la pareja de padres mantiene intacta de manera impecable la visión nefasta del ex-cónyuge que se formó en el transcurso de la separación. El proceso se describe en términos de interacción y se ilustra la intervención con un ejemplo clínico.

Palabras clave: Familias reconstituidas, Separación, Terapia familiar


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¿Futuros congelados? Cómo ayudar a Familias Reconstituidas (Familiastras) a superar el pasado.

Annette Kreuz.

Psicóloga Clínica, Terapeuta Familiar.

PALABRAS CLAVE: terapia Familiar, Separación, Familias reconstituidas.

(KEYWORDS: Family Therapy, Separation, Blended families. )

 

Resumen

Según datos recientes, lo que solíamos llamar "familia normal (nuclear)", es decir padre, madre e hijos comunes, sólo constituye el 20% del total de "familias" en Europa. Hay formas diferentes mas antiguas (por ejemplo familias monoparentales por viudedad), y formas muy recientes (familias con padres del mismo sexo (homoparentales) o familias interétnicas con hijos adoptivos de otra etnia o raza. Aparte de las familias monoparentales después de separación o divorcio, el contingente más numeroso lo constituyen sin duda las familias reconstituidas, también llamadas Familiastras.

En ellas, uno o ambos componentes de la pareja traen hijos de anteriores relaciones a la unión más o menos legalizada de convivencia. Estas familias son complejas, y el trabajo terapéutico con ellas reta a los profesionales implicados. Se utiliza la metáfora de un congelador que impide la "digestión" adecuada del acontecimiento vital de la separación; el congelador se llena con frecuencia de 2 componentes básicos que obstaculizan el desarrollo evolutivo de las familiastras:1. La sociedad se relaciona con la perdida de la primera familia como si se tratara de un "miembro fantasma del cuerpo social" 2. Uno o ambos componentes de la pareja de padres mantiene intacta de manera impecable la visión nefasta del ex-cónyuge que se formó en el transcurso de la separación. El proceso se describe en términos de interacción y se ilustra la intervención con un ejemplo clínico.

Abstract

If we believe recent statistics, there is only a 20% of all "families" in Europe that are "normal (nuclear) families", with one father, one mother and children of their own. There have always been different kinds of families ( single parents who are widows) but in the present there are brand new forms (families with same sex parents , or intercultural families with adopted children from different ethnic or racial backgrounds). Besides the single parent post divorce or separation families, there are the blended families, or step families, which are the most numerous.

One or both parents have children from a previous marriage or relationship and bring them into a more or less "legal" household arrangement. These families are very complex, and a challenge for the professional involved for help. The author uses the metaphor of a "freezer" that makes it impossible to "digest" certain components of the divorce or separation. This freezer is full of 2 components: 1st: society relates to the loss of the nuclear family as if it were a "phantom limp of the social body". 2nd. One or both parents stick to the terrible impression he or she unfolded about his or her spouse in times of separation and legal battles. The process is described in terms of interaction and a clinical example is given.

 



La teoría y las Estadísticas. Introducción.

Según datos recientes (de Bernart, 2002) lo que solíamos llamar “familia nuclear”, es decir padre, madre e hijos comunes, sólo constituye el 20% de las diversas formas de convivencia familiar en Europa. Hay formas diferentes mas antiguas (por ejemplo familias monoparentales por viudedad), y formas mas recientes (familias con padres del mismo sexo (homoparentales) o familias interétnicas con hijos adoptivos de otra etnia o raza. El número quizás más numeroso sin embargo lo constituyen las familias reconstituidas, también llamadas Familiastras, donde uno o ambos componentes de la pareja traen hijos de anteriores relaciones a la unión más o menos legalizada de convivencia. Estas familias son complejas, y el trabajo terapéutico con ellas reta a los profesionales implicados. En España, en la actualidad, hay unas 425000 familias reconstituidas.

Objetivo: Se utiliza la metáfora del “Congelador” para describir la paralización del proceso de comunicación y cambio frecuentes después de una separación o un divorcio, se describe parte de la práctica clínica y relacionan las pautas de interacción con el pensamiento sistémico.


Aspectos socioculturales de la separación.

La sociedad occidental acepta la separación y el divorcio: en España, la forma legal civil se introdujo en 1981; con anterioridad existía la posibilidad de la nulidad eclesiástica. Pero la aceptación y legalización no significa, a pesar de las cifras en constante aumento, que en el sentir común o Zeitgeist se normalice el hecho de separarse como una opción más en el ciclo vital. La idea de la familia primaria o nuclear feliz está firmemente arraigada en la mitología social, reconfirmada los medios cinematográficos y la televisión, a la par que los contra-mitos del “padrastro”, “madrastra” e “hijastros. La constitución de la pareja moderna occidental parte de diferentes mitos, casi todos implican la idea del amor romántico. (Campo, 2002, Marqués, 1995 , Bagarozzi, 1996, Gottman 2001) Aunque actualmente sólo una parte de las parejas da el voto “ hasta que la muerte nos separe” (obligatorio en las parejas eclesiásticas) podemos afirmar que la estabilidad de la familia es uno de los valores mas importantes , sobre todo cuando hay niños en común, por encima del trabajo, y de las amistades. ( García Ferrándo, 2001) Todo ello aporta peso a la idea de permanencia e identidad única relacionados con las tareas de cuidado y crianza complejas de los hijos del sistema familiar inicial. Hablando metafóricamente podemos decir que la sociedad se relaciona con la perdida de la primera familia como si se tratara de un miembro del “cuerpo social” que ha sido amputado. El dolor que se origina se asemeja a la de un miembro fantasma: todos saben que ya no está, y sin embargo no dejan de sustituir su falta en la imaginación: lo completo y correcto es “lo de antes”. Este “miembro amputado”, ya sin vida propia, se congela en la mente de todos, y se conserva intacto como la primera carga del “congelador” metafórico.

 




En España, la tasa de separación de las primeras parejas estables (casadas o de convivencia) de una muestra de casi 8 Millones de Españolas entre 15 y 49 años es del 51 %. ( Datos del INE 1999). En esta muestra no se llega a especificar cuantas mujeres tenían hijos con estas parejas El pico de separaciones y divorcios españoles se encuentra actualmente entre el sexto y décimo año del matrimonio. (INE 1998). Para los adultos, la probabilidad de volver a formar una nueva pareja es alto, si la ruptura ocurre antes de la adolescencia de los hijos. La mayoría de los hombres y muchas mujeres vuelven a convivir con alguien durante mas o menos tiempo.

Sea como fuera el inicio de estas “segundas oportunidades”, podemos afirmar con Pereira ( 2001) que las familias reconstituidas son la victoria de la esperanza sobre la experiencia.

Cuando se llega a la separación y al divorcio legal, (en el mundo occidental que alrededor del 80% de las demandas de separación proceden de las mujeres), el desprecio y la desvalorización, ya presentes desde el divorcio emocional en por lo menos uno de los dos cónyuges, cobran relevancia por constituir los ingredientes básicos del relato de justificación (con motivo o sin ello) de la ruptura. Trabajando con parejas en conflicto se evidencian las “listas negras” de faltas en la cuenta emocional de cada uno de los cónyuges. En el momento de la separación, estas listas se guardan como si de un testimonio vital se tratase. Adicionalmente, estas listas se re-elaboran muchas veces a través de las reacciones de apoyo del entorno (familiares, amigos, abogados. . . ) a lo largo del proceso mismo de separación. A través de compartir las historias sobre las cualidades del/a “ex”, éstas se convierten en la única realidad disponible y cada vez mas consolidada. (White, 2002) La visión negativa del “ex-marido” o de la “ex-mujer” constituye el relato tranquilizador interno, y externo, compartido por el entorno de los “alegados”, que hace que la toma de decisión de separación se sigue considerando “correcta”. (Gurman, 1978) La definición de la relación entre los dos ex-cónyuges es de un desacuerdo total y permanente: no tenemos nada en común, y además, es el otro quien está totalmente equivocado. ” Esta visión negativa es la otra “carga ” del “congelador” ( Pittman, 1987, Sluzki, 1996) , y aunque sea necesaria y adecuada durante el proceso mismo de separar las vidas de los cónyuges, se convierte con frecuencia en un problema importante a la hora de hacer frente a las funciones parentales que se mantienen después de la separación.




Uno de los problemas de estas estructuras rígidas que comprometen la visión del futuro: No hay espacio posible para el cambio, cuando los cambios externos evidentes exigen una flexibilidad importante. Observamos estructuras de las familias reconstituidas con diferentes probabilidades. En 2/3 de los casos la madre convive con los hijos y una nueva pareja, en un tercio es el padre quien convive con los hijos y una nueva pareja. En un 17% ambos padres traen hijos de un primer matrimonio a la nueva unión y la “nueva” pareja tiene hijos en común, además de los de las relaciones anteriores, aunque no todos necesariamente conviven de manera permanente. Lo problemático de estas nuevas familias es cuando se traslada el esquema relacional de la familia nuclear, esperando una especie de “amor familiar instantáneo” entre componentes extraños. (Wallerstein, 1990, Rutter 1999)

Cuando los padres se separan los hijos están sobre todo solos, porque no suelen hablar con nadie sobre su situación. Los padres, en su lucha por sobrevivir, en la mayoría no tienen espacio físico ni psicológico para poder dialogar con los hijos sobre lo que ocurre. Se les informa de los hechos sin mas. Solo un 10% de los niños están aliviados ( Francescato, 1998), por la separación, dos tercios niegan el hecho de que los padres se lleven mal hasta la separación física de hecho. Este momento coincide con frecuencia con la máxima intensidad de ansiedad vivida por el hijo, sobre todo si hay litigios sobre la custodia, que aumenta la incertidumbre del niño implicado. La posibilidad de mantener la custodia compartida parece proteger contra efectos mas desfavorables (Bausermann, 2002) El enfado y la amargura del padre varón parecen afectar más a los niños que la angustia de la madre. Existe una correlación muy alta entre el nivel de destrozo de autoestima que experimentan los padres a raíz de la separación y el deseo de reconciliación por parte del niño. (Dunn, 2001, Kiernan, 1997)

Los niños tienen que afrontar una tarea muy complicada después de la separación y el divorcio de sus padres. La superación exitosa de la perdida de su familia “intacta” primaria depende del nivel de desarrollo psicológico del niño y del apoyo emocional brindado por su entorno. Aquellos niños que tienen una buena relación con la abuela materna demuestran menos probabilidad de tener problemas comportamentales o de rendimiento escolar. Si además el niño percibe al padre (o al padrastro) emocionalmente cerca de la familia (comprobado a través de un dibujo de familia), su desarrollo no es más complicado que el de sus compañeros con familias “intactas”. Cuando se les da una oportunidad de expresar sus descontentos, de lo que más se quejan los niños es de la poca fiabilidad que tienen las promesas de los padres que no conviven con ellos. Como dice Espina ( 1996, con modificaciones), el niño tiene a) confrontar la realidad de la separación b) para de “intervenir” en el conflicto marital c) elaborar el duelo de la perdida, d) elaborar los sentimientos de lealtad y rechazo frente a ambos padres e) aceptar la permanencia del divorcio f) Integrar la presencia de una nueva pareja del padre o de la madre, y de posibles hermanastros g) elaborar la propia capacidad de compromiso y amor.




En un estudio sobre una cohorte británica en la que se compararon las vidas de las personas nacidas en 1958 formando grupos de familias primarias y separadas en diferentes estadios del desarrollo de los hijos, resalta que los factores que llevan a la separación de los padres son tan importantes como los que la siguen. Sin embargo, todos los afectados inciden en la importancia vital del hecho de la separación en sí, como marcador de un “antes y después”.

No todos los efectos de la separación son negativos:
La relación entre hermanos biológicos en las familiar reconstituídas es mejor, al igual que el cuidado y la preocupación por la madre (o el padre) de convivencia, a pesar de culparle habitualmente de la separación, independientemente de la situación real.

El trabajo con familias reconstituidas implica sobrellevar las crisis frecuentes que presentan a causa de su complejidad (Pittman, 1987, Blow, 2002, Fadden, 1998, Gingerich, 2000) Hay momentos en los que los hijos boicotean las nuevas relaciones de sus padres, con frecuencia el padre siente celos con respecto a la relación positiva que su hij@ establece con la pareja nueva de su ex-esposa o ex-marido, la autoridad y la expresión de afecto suelen ser diferentes para los hijos de procedencia diversa, y los limites de entradas y salidas al sistema familiar tienen que ser mucho mas flexibles, la amenaza de la segunda separación flota con frecuencia en el ambiente, y los problemas económicos suelen ser la regla. (Bengoechea, 1998, López 1997)




La superación del “estadio de Congelador” entre los ex-cónyuges abre la puerta a la recuperación de una forma de acuerdo que se encuentra en la base de cualquier relación dual amistosa: el acuerdo entre dos personas de poder estar en desacuerdo.

 

Como ayudar a las Familias reconstituidas ( Familiastras) a superar el pasado negativo.

La Práctica
Petición de consulta

Lola pide consulta porqué su hijo Jorge, de 8 años empieza a tener problemas en el colegio. En ocasiones, se echa a llorar, no quiere ir al colegio, a veces parece triste. Los padres de Jorge están separados desde hace 4 años. El padre, quien mantiene contacto regular con su hijo, se ha vuelto a casar recientemente. Lola acaba de empezar a tener una relación “estable y seria” con un hombre.

Cuando la terapeuta le propone a la madre contactar también al padre de Jorge para recoger sus impresiones, y pedirle ayuda, la madre reacciona con reticencia abierta, expresando su absoluta desconfianza respecto a la colaboración del padre.

Finalmente, el contrato terapéutico recoge el consentimiento de la madre para contactar al padre.


Una historia de pareja

La historia de la familia, recogida por separado con ambos padres, revela el siguiente proceso:
Lola y José se casaron enamorados, según afirman los dos. De eso hace ahora 10 años. En los ochenta, España estaba en pleno auge de su recién estrenada democracia. Lola y José se casaron por la iglesia, sobre todo por Lola y por lo padres de ambos. Lola trabaja en la administración, José estaba empleado como directivo en una empresa de muebles y soñaba con independizarse. Cuando se conocen, a José le encanta la forma tan “inmediata y emocional” de Lola, y a Lola le intriga “la tranquilidad y lo pensativo” de José. En muchos aspectos, aunque ellos dos no piensan así, su comportamiento es histórica y genéricamente tradicional, y su forma de interacción es complementaria. (Pease, 2000).

 




Ninguno de los padres de ambos se ha divorciado después del 81, aunque tanto Lola como José afirman que el clima familiar de sus familias de origen era “bastante malo”. Por estas y otras razones (“somos modernos”) la pareja decide hacer separaciones de bienes. Ambos tienen hermanos con los que se llevan “ni bien, ni mal”( en el caso de José), y “muy bien, con mi hermana ( en el caso de Lola).

Lola y José se casan después de un noviazgo de 4 años, con 25 y 28 años respectivamente. Ninguno de los dos ha tenido muchas relaciones anteriores, una vez estuvieron a punto de romper porque “la madre de él quería amueblar el piso a su gusto”. José, para sentirse bien en su relación de pareja, solicita constantemente información y retroalimentación por parte de Lola. A Lola no le incomoda en absoluto que José quiere “saberlo todo “ respecto a lo que ella quiere, prefiere, piensa, o hace: se siente “llevada en bandeja” por su pareja, y le complace; para ambos, el mundo está intacto y su pareja es “mucho mejor que la de casi todos los amigos”.

Desde que se inicia la convivencia, las diferencias en su forma de ver la vida y los problemas sin embargo se hacen mas evidentes. Cuando estalla un conflicto abierto, Lola adopta el rol del “agresor” y lo sigue diciendo “todo” y José se retrae. La llegada del primer hijo, Jorge a los 2 años estaba prevista, pero no planificada, y cambia la pauta de comunicación de la pareja.

 




José se retrae todavía más, pero Lola, muy ocupada con el niño, ahora no lo resiente tanto. Es la tía del niño que acompaña a la madre al pediatra. Lola, cuando el niño tiene 3 años y empieza a ir a la guardería, reanuda su vida laboral (había pedido una excedencia). En este momento, el clima familiar es “de tensa calma”: cualquier tema se puede convertir en un motivo de discusión. Lola empieza a odiar los“interrogatorios” de José, y las reticencias de Lola de “contarlo todo” son vividas por parte de José como desamor y falta de confianza. Cada uno se siente traicionado por el otro. La educación del hijo trae muchos conflictos: sobre todo las ideas sobre disciplina y expresión de afecto de los dos padres son muy dispares. Sin embargo, cara hacia el exterior, la familia sigue intacta. José disfruta ampliando sus contactos sociales ( sigue con su sueño de conseguir hacerse independiente) y Lola piensa si debería “dar un hermano a “Jorgito”. La convivencia de la familia en lo que a comunicación, cohesión y conflicto se refiere, está en los límites bajos de la supervivencia. . .




La gran crisis de la pareja llega cuando Lola se entera de que José se fue a una feria de muebles con una compañera de trabajo y que sus relaciones sobrepasaron lo “estrictamente profesional”. Ella tiene conciencia de que la vida sexual en su matrimonio no es muy intensa en este momento, pero lo achacaba a que José no quería otro hijo. Jorge tiene 4 años.

Los 2 años posteriores se caracterizan por los intentos de ambos de “salvar al matrimonio”, pero manteniendo su intensa relación complementaria, y por lo tanto polarizándose cada vez mas.

Lola decide ir a una abogada después de una violenta discusión delante de Jorge (“la número dosmil”), en la cual José la insulta y le agrede físicamente (por segunda vez). Hace 6 meses, José se ha independizado y trabaja 14 a 16 horas diarias en su nueva empresa, incluyendo los fines de semana.

La separación, en caso de ambos cónyuges, es posterior a un divorcio emocional.




La imagen congelada que Lola conserva de José es la de un hombre obsesivo, infiel, violento, insensible y sólo empeñado en hacer dinero. La imagen congelada que conserva José de Lola es de una mujer “histérica”, sin personalidad propia, que busca la provocación y que solo sabe ser madre, y en este rol es sobre protectora e indulgente.

La terapeuta inicia un proceso lento de “descongelación” con técnicas sistémicas habituales (reencuadre, rituales, registros etc) La provocación moderada y la utilización de humor son básicas . Se dice, no sin razón, que a risa (en sesiones separados, y sin embargo “compartida”) “rompe el hielo” entre personas. Hay sesiones que se realizan con el hijo y uno de los padres, otras incluyendo a la nueva pareja, , y espacios de contacto individual con madre, padre e hijo. Los padres comienzan hablarse por teléfono, pero prefieren no compartir sesiones. Se normaliza la situación y desmitifica el conflicto de lealtad experimentado por el hijo.

Ejemplos:A la madre: “ el hecho de que su hijo comenta que le huelen los pies a la nueva mujer del padre es una forma “preciosa” de decirle a usted cuanto la quiere. ” Al padre: “ Cuando Jorge insiste en llamar a la madre y “miente” por teléfono sobre las cosas que han hecho en el fin de semana lo hace para controlar lo que hace la Mamá, y evitar que ella le critique a usted “

Por el otro lado, se retan las percepciones distorsionadas del ex-conyuge a través de la experiencia en el presente:
Al padre: “ asi que la profesora le dijo también a usted que estaba preocupada porque el chico llora en clase, parece que ésta vez la madre no exageró. . .

A la madre: “ sorprendentemente el padre fue también a la segunda entrevista con la maestra, a las 15h, parece que toma los problemas de Jorge más en serio. . .

Con el permiso expreso de poder sentir y pedir lo que necesitaba Jorge dejó de llorar en clase. El chiste que se cita a continuación y que fue eseñado en forma de viñeta al inicio de la época estival a ambos padres para “ prevenir” ayudó para adecuar los acuerdos sobre las vacaciones de verano. Chiste: Un niño pregunta a otro: ¿ Donde has estado de vacaciones?” El otro contesta: “Un mes rotando con mi hermanastra por los chales de sus 5 abuelas, 15 días en irlanda por lo del Ingles, 2 semanas de agosto con los hijos de mi madre en Marbella, 7 días con los sobrinos de la novia de mi padre en Palma, y 260 horas en la consulta del psicólogo. ”


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