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Rorschach, personalidad y trastornos.

Autor/autores: Jaime Fuster Pérez
Fecha Publicación: 01/01/2004
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Comunicación

RESUMEN

Lo más impresionante y útil del Rorschach es la riqueza en la descripción de la personalidad. Permite ver cómo está la persona, cómo funciona, cómo se enfrenta a sus problemas, cómo maneja sus afectos, de qué tipo es su inteligencia, cómo soporta el estrés, etc. Esto es posible mediante la interpretación de las numerosas variables con las que el Rorschach explica los diferentes rasgos o estados de la personalidad.

La mayor parte de dichas variables son más dimensionales que categoriales, nos explican, más que si el sujeto tiene o no tal característica, en qué lugar, entre valores extremos de un continuo, está situado. En ocasiones la presencia de valores alejados de los esperados en un grupo de variables estarían señalando hacia algún tipo de trastorno.

Palabras clave: rorschach, personalidad


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Rorschach, personalidad y trastornos.

Jaime Fuster Pérez.

Profesor de Rorschach de la Sociedad Española del Rorschach y Métodos Proyectivos.

[20/2/2004]


Resumen

Lo más impresionante y útil del Rorschach es la riqueza en la descripción de la personalidad. Permite ver cómo está la persona, cómo funciona, cómo se enfrenta a sus problemas, cómo maneja sus afectos, de qué tipo es su inteligencia, cómo soporta el estrés, etc. Esto es posible mediante la interpretación de las numerosas variables con las que el Rorschach explica los diferentes rasgos o estados de la personalidad. La mayor parte de dichas variables son más dimensionales que categoriales, nos explican, más que si el sujeto tiene o no tal característica, en qué lugar, entre valores extremos de un continuo, está situado. En ocasiones la presencia de valores alejados de los esperados en un grupo de variables estarían señalando hacia algún tipo de trastorno.

Los Trastornos de personalidad son muy dimensionales; por ejemplo, hasta qué punto es bueno ser ordenado y cuándo se pasa a ser obsesivo (como patología). No obstante, en lo que sigue veremos, de alguno de estos Trastornos qué variables del Rorschach ayudan a identificarlos.

Aunque el Rorschach permite estudiar muchos de los items que se usan en los criterios diagnósticos, lo fundamental con él no es etiquetar una patología, sino saber como desarrollar la terapia psicológica en función de cómo está la personalidad del paciente en ese momento, sea cual sea la patología o el trastorno que le afecta.

A quienes en algún momento hemos estudiado matemáticas se nos ha inculcado la idea de que la demostración de un teorema o la resolución de un problema es tanto más acertada cuanto más breve y sencilla sea.

A este tenor, recuerdo que hará nueve o diez años, dije en cierta ocasión que emplear el Rorschach para realizar un diagnóstico era como emplear la bomba atómica para barrer.

En el diccionario de español el concepto de diagnóstico es: identificación de la naturaleza de una enfermedad mediante la observación de sus signos y síntomas característicos.
Y era esa identificación de la naturaleza de una enfermedad, lo que muchos pretendían que el Rorschach nos dijera; si una persona estaba deprimida, era esquizofrénica, obsesiva o paranoide. Se buscaba poner una etiqueta. Hacer una clasificación categorial de la situación de nuestros pacientes con respecto a su patología. ¿Tiene tal patología o no la tiene porque faltan unos días para cumplir los seis meses que se precisan para diagnosticarla?

Esa etiqueta tenía y tiene muy escaso interés para los que, desde la psicología, pretendemos hacer terapia.

Era la época científica, la época en la que todo debía de tener parecido con las ciencias físicas, la época en la que los psicólogos para ser respetados, teníamos que hablar en términos DSM. Era la época de los números: Diga la magnitud de su dolor y anote: 0 Ausente, 1 Poco intenso, 2 Intenso, 3 Muy intenso, 4 Insufrible. Con esos números y desde la base de que todos los uno y todos los dos, etc. , aunque fueran dichos por diferentes sujetos, significaban lo mismo, se podían realizar cálculos y desde ellos sacar conclusiones e inferencias. No procedía reflexionar, sino investigar.

¡Los números no mienten!

Cuando hacía aquella afirmación, que sostengo hoy, pensaba que entre los psicólogos que usábamos el Rorschach, habría quienes tuvieran buenos conocimientos y experiencia de la profesión o quienes los tuvieran más escasos. Los primeros podían identificar las patologías directamente en la entrevista o mediante pruebas más sencillas (que requirieran menor preparación para el psicólogo y menos tiempo y esfuerzo que el Rorschach, tanto para él como para el paciente). Los segundos difícilmente tendrían un buen conocimiento del Rorschach, de forma que también les sería más fácil aplicar pruebas clínicas más simples para determinar la presencia o no (categorial) de tal patología.

Como ejemplo de lo que decimos, detectar la presencia de un TOC es mucho más fácil mediante los dos items siguientes, del cuestionario que en nuestra consulta privada hacemos rellenar a los pacientes en su primera visita, que administrarles un Rorschach.

Con todo lo anterior parece como si quisiera decir que Rorschach se equivocó al llamar Psicodiagnóstico a su prueba. Nada más lejos de mi intención, el autor acertó totalmente en su denominación. Hasta tal punto lo considero así, que recomiendo a mis alumnos del test de rorschach que lean y saboreen su obra original, para poder comprender el significado que el autor le daba.

Considero que la mayor virtud de esta prueba es que sus variables referidas a los múltiples rasgos (o estados) de la personalidad, permiten conocerla con una visión muy superior a la que se conseguiría con cualquier otra prueba y la describen de forma extraordinariamente amplia, rica, precisa, válida y fiable.

Weiner (1997) dice del Rorschach que más que un test es un método multidimensional para recoger datos, el cual corta de través con las diferentes perspectivas teóricas sobre el funcionamiento de la personalidad, y toma en cuenta no solo lo que la gente dice al dar sus respuestas, sino también el por qué y el cómo de lo que dicen.

A la pregunta de cómo el Rorschach consigue esa tan completa descripción de la personalidad, respondemos que desde la interpretación de los valores de sus múltiples variables. La interpretación será la traducción de cada variable en el rasgo de personalidad que representa.

El rasgo será más o menos acusado en función, no necesariamente lineal, del valor de esa variable comparada con los normativos de la población de referencia, reflejada en los valores del Sistema Comprehensivo (Exner 1994). ello lo situará entre sus extremos máximo y mínimo y permitirá saber si está en el área de lo normal o fuera de ella, si por arriba o por abajo, si mucho o poco. En función del rasgo estudiado se sabrá si la magnitud de la desviación de ese valor (desde el valor esperado) señalará simplemente peculiaridad o patología.

El valor de la variable permitirá saber en qué forma el rasgo al que representa incide en la actitud y conducta del individuo.

La personalidad, consecuentemente, quedará explicada por el conjunto de los rasgos que los valores de las variables Rorschach facilitan.

El que un rasgo pueda ser más o menos acusado en una persona que en otra, señala que su magnitud es de tipo dimensional, nunca categorial (si está o no presente).
Partiendo de un conjunto de rasgos dimensionales consideramos muy difícil hacer afirmaciones de tipo categorial sobre cualquier tipo de patología o trastorno. Por otra parte la misma idea del diagnóstico de tipo categorial (por ejemplo: el paciente sufre un trastorno Anancástico de la Personalidad) podría hacer perder la mayor de las potencialidades del Rorschach: la de estudiar, valorar y, consecuentemente, actuar sobre cada uno de los diferentes rasgos que conforman ese todo, que es la personalidad y que minuciosamente nos son mostrados por las variables del test.

Desde el enfoque Cognitivo, en el que me desenvuelvo como psicólogo, mis terapias son más directivas, intervencionistas y breves que otras, de ahí mi interés en conocer pronto y lo más ampliamente posible cómo es la persona a la que voy a apoyar.

El Rorschach responde perfectamente a esa demanda al explicar la personalidad desde un enfoque holístico, íntegro y completo, más que mostrar a un depresivo, esquizofrénico o a alguien que sufre un trastorno. Por otra parte si existe cualquier tipo de patología, este será una característica más, a veces la más importante, pero nunca la única, a tener en cuenta en la terapia.

Mi conclusión de lo dicho hasta ahora es que, en cualquier caso y sea cual sea el diagnóstico de un paciente (su etiqueta DSM), lo importante del Rorschach no es confirmarlo, sino mostrar su personalidad con esa riqueza de la que solo él es capaz.

Ello permitirá saber en cuales de sus rasgos pueden encontrarse apoyos para el esfuerzo que la terapia le va a suponer y en cuales problemas. De entre los que sean problemáticos cuales son más importantes, cuales urgentes, en cuales es mejor esperar e incluso dejarlos como están, en que orden conviene manejarlos, etc. Además al dar esa visión de conjunto, amplia y profunda permitirá al terapeuta planificar y personalizar la terapia a seguir.
Hemos de tener presente que entre todos los rasgos que definen a una personalidad en un momento dado existen unas interacciones tales que le permiten mantenerse en equilibrio. La intervención sobre alguno de ellos, aunque sea un trastorno, supondrá un cambio que alterará el equilibrio del conjunto. Esa es la razón por la que las terapias siempre han de tener en cuenta a la totalidad de la persona, no a un trastorno específico, que frecuentemente no es más que la punta del iceberg que emerge para señalar la presencia de problemas mucho más importantes.

Como aclaración a mi afirmación del principio, he de añadir, y ya lo hice entonces, que cuando hay dificultad en un diagnóstico o se precisa una más completa descripción de la personalidad es cuando interesa usar el Rorschach, que pasa a ser la herramienta poderosa capaz de mostrarla en sus detalles más sutiles o de conseguir excelentes diagnósticos diferenciales.

Los Trastornos de personalidad son en muchas ocasiones, más que trastornos, matices, en ellos como en ninguna otra patología es de aplicación la idea de la dimensionalidad, en ellos seguramente es donde más interés tiene conocer los rasgos que los determinan y su valor (dimensión), para poder actuar sobre cada uno, cuando y como proceda pero sin dejar de considerar la personalidad en su conjunto.

Según el CIE 10 (pág 250), cuando las formas de actuar de las personas, a las que yo prefiero llamar estilos, son faltas de armonía, afectan a varios aspectos de la personalidad, ocasionan comportamientos anormales, de larga evolución, generalizados y claramente desadaptativos, que conlleva un considerable malestar personal y que se suele acompañar de un deterioro significativo del rendimiento profesional y social pasan a ser consideradas Trastornos de personalidad.

Como se ve, lo son más por sus efectos que por sí mismos, de modo que será el medio social en que el individuo se desenvuelve el que ayude a definir si llegan o no a la categoría de trastornos; por ejemplo la necesaria puntualidad de un jefe de estación podría considerarse trastorno en un agricultor.

Para señalar si una persona actúa de tal forma que su Estilo señala en la dirección de alguno de estos trastornos empezaríamos por repasar los items que los explican (desde cualquiera de las clasificaciones internacionales, CIE 10 ó DSM IV) y compararlos con su conducta, sin caer en la tentación de hacer recuentos de “al menos tres de las siguientes condiciones”, o semejantes. Eso nos permitiría situarlo dentro de un continuo, podríamos decir de él si es ordenado, muy ordenado, exageradamente ordenado, sin que en si mismo esto fuera suficiente para hablar de trastorno. Sería necesario además saber cual es el entorno en que se desenvuelve para que aquellas calificaciones tengan realmente sentido. Solo así sabremos si lo que tiene es virtud o trastorno.

Como hemos dicho que el Rorschach es capaz de mostrar múltiples rasgos de la personalidad desde aspectos muy sutiles, seguramente gran parte de los items que caracterizan a estos trastornos podrán ser representados en variables Rorschach. Realizado esto dispondremos de una especie de Constelación (usamos este nombre en semejanza a las Constelaciones de que dispone el Sistema Comprehensivo).

Aunque esas constelaciones halladas no sean más que iniciales hipótesis de trabajo, que aun no han sufrido ningún tipo de comprobación, tienen el interés de, como conjunto, mostrar un estilo de comportamiento del sujeto que lo sitúa en algún punto del continuo en el que se mueve el posible trastorno. Esto puede ser importante porque este hecho indudablemente pesa en los comportamientos del sujeto. Por otra parte el minucioso estudio de cada una de las variables ayudará a lograr un conocimiento más detallado de la personalidad y de los elementos componentes de aquel estilo, lo que nos permitirá ir actuando sobre cada uno de ellos en la forma y el momento más oportuno.
Queremos insistir en algo que ha sido norma de nuestro funcionamiento con cualquier test psicológico y así lo hemos repetido hasta la saciedad a nuestros alumnos: Cualquier conclusión obtenida desde un Rorschach, o desde otro test psicológico, tan solo es una hipótesis de trabajo que luego habrá que confirmar en el paciente.

Como ejemplo de la forma en que podemos obtener esa Constelación a que nos hemos referido vamos a usar el Trastorno Anancástico de la Personalidad (60. 5 en el CIE 10), que incluye a la personalidad Obsesiva y a la Compulsiva, al trastorno de la personalidad Obsesivo y al Compulsivo.

Señalamos los items que para este trastorno cita el CIE 10, (pág 254), seguidos de su posible traducción a términos Rorschach.

a) Profunda inseguridad personal.

Podrían reflejarse ya en la administración del test, mediante:

– Preguntas frecuentes al administrador: ¿Es eso? ¿Está bien?
– Respuestas tipo “o”. Es tal cosa o también podría ser tal otra.
– Tiempo de reacción normal o más largo.
–Volver a alguna respuesta ya dada para completarla o mejorarla.

Ya en el test:

Vivencialidad, el EB: (Respuestas de Movimiento : Suma Ponderada de Color) será preferentemente ambigual coartativo o introversivo

b) preocupación excesiva por detalles, reglas, orden, organización y horarios.

– Pocas respuestas globales (W) y de detalle ordinario (D). Muchas de detalle inusual (Dd ). La meticulosidad (Dd), dificultará tanto su visión de conjunto (W) como su sentido práctico (D).

– Muchas respuestas de espacio en blanco (S). El oposicionismo que estas suponen junto con las Dd altas los hace querulantes.

– Muchas respuestas (Zf) en las que trata de organizar el campo estimular relacionando de forma significativa partes de la mancha.

c) Perfeccionismo que interfiere con la actividad práctica.

– Dd, alto (nuevamente). Buscando el máximo parecido entre la parte de la mancha elegida y el percepto al que se le parece.

– XA% alto, frecuentemente con X+% alto y Xu% bajo. O sea respuestas bien vistas en su conjunto, de las que las más son de las tablas y menos de las solamente aceptables por el psicólogo que codifica el test. Significa buen control de la realidad.

d) Escrupulosidad excesiva, preocupación por el rendimiento.

– Número de respuestas normal y frecuentemente alto (R).
e) Pedantería y convencionalismo, capacidad limitada para expresar emociones.

– Número de Respuestas Populares (P), alto.

– Pocas R de Color. No Respuesta de Color puro.
f) Rigidez y obstinación.

– activo:pasivo (de las respuestas de movimiento), con grandes diferencias. (a>>p, o bien a<<p)

– Sucesión (de las localizaciones de las respuestas en cada lámina) rígida, a veces relajada, difícilmente ordenada.

g) Insistencia a que los demás se sometan a su rutina, dificultar que los demás hagan lo que tengan que hacer.

Respuestas Agresivas

h) Irrupción no deseada e insistente de pensamientos e impulsos

 

Como se ha visto no cuantificamos los valores de las variables, decimos mucho o poco, tanto por mantenernos en la idea de la dimensionalidad, como por las diferencias que entre los valores normativos existen entre las poblaciones de diversas culturas (Fúster 1996). Al ítem h) no le hemos encontrado traducción adecuada.

Hemos de hacer aun una aclaración, el paso desde las variables sintomáticas, como las expresadas en los items de las patologías a variables Rorschach requiere un profundo conocimiento del test, por ello solo lo recomendamos a quienes consideren poseerlo, actuando con prudencia, incluso consultando en textos de interpretación el significado de cada una de las variables. El hacer esta traducción a la ligera puede inducirnos a error, aunque si mantenemos lo dicho sobre que cualquier conclusión no es más que una hipótesis de trabajo, el error puede no ser muy grave.

De nuevo queremos insistir en que sea cual sea el diagnóstico que obtengamos de una persona, nuestra acción terapéutica ha de ir dirigida a la totalidad de ella y el Rorschach es la prueba ideal para mostrárnosla en toda su plenitud y con todos sus detalles.

 

Bibliografía

Bohn, E. (1973). Manual del Psicodiagnóstico del Rorschach. Ediciones Morata. Madrid.

DSM-IV, (1995) Masson. S. A. Barcelona

Exner, J. E. (1994) El Rorschach: Un Sistema Comprehensivo. Volumen 1:Fundamentos Básicos. Psimática. Madrid.

Exner, J. E. y Sendín, C. (1995) Manual de Interpretación del Rorschach Para el Sistema Comprehensivo. Psimática. Madrid.

Exner, J. E. (2002) Formulario del Sumario Estructural. Psimática. Madrid.

Fúster J. (1996) Las influencias culturales en el Sistema Comprehensivo del Rorschach. La codificación de la calidad formal. Revista de la SERYMP , 8, 50-59.

Fúster J. (2002) Entender el Rorschach. Revista de la SERYMP 15, 93-107

Organización Mundial de la Salud (1992) CIE 10, Meditor, Madrid

Portuondo, J. (1976) El Psicodiagnóstico del Rorschach en psicología Clínica. Biblioteca Nueva. Madrid.

Rovira, F. M. (1983) El Rorschach. Nuevas aportaciones de J. E. Exner al sistema comprehensivo. Estudio sistemático y análisis interrelacionado de variables. Siglo XXI. Madrid

Weiner, Irving. B. (1997). Speaking Rorschach: Our Meted Stands Tall Rorschachiana 22, 1-12

 


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