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Abuelas y abuelos cuidadores: implicaciones psicológicas y educativas.

Fecha Publicación: 01/03/2006
Autor/autores: Feliciano Villar

RESUMEN

Cada vez es más frecuente que abuelos y abuelas se impliquen en ciertas tareas regulares de cuidado de sus nietos/as, ya sea en forma de cuidadores auxiliares, siendo un importante recurso que permite conciliar la vida laboral y familiar de sus hijos, o bien como cuidadores primarios, cuando sus hijos, por alguna razón, no pueden hacerse cargo de esos nietos/as. Los estudios realizados hasta la fecha muestran que los abuelos y abuelas identificados como cuidadores auxiliares suelen sentirse satisfechos de poder aportar cuidados y sienten que cuidar a los nietos es una tarea con un sentido positivo, siendo los que menos sentimientos conflictivos tienen.

Sin embargo el cuidado de los nietos también puede generar consecuencias negativas. Concretamente los cuidadores primarios no sólo muestran una alteración significativa de la actividad cotidiana, reduciendo especialmente el tiempo que dedican al ocio y a sí mismos, sino que también suelen mostrar niveles mayores de depresión y estrés psicológico, una peor evaluación de la relación con su nieto/a, menores niveles de bienestar subjetivo y altos niveles de problemas de salud. El trabajo tiene como objetivo presentar el estado de la cuestión a partir de las investigaciones realizadas, comentar las líneas generales de un proyecto de investigación llevado a cabo por los miembros del GIG (Grupo de Investigación en gerontología de la Universidad de Barcelona) y sugerir posibles vías de intervención y prevención de los aspectos negativos en la relación de cuidados abuelos-nietos.


Palabras clave: Depresión, Estrés, Nietos, Satisfacción
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .

Abuelas y abuelos cuidadores: implicaciones psicológicas y educativas.

GIG* ; Carme Triadó**; Feliciano Villar***; Carme Solé****; Montserrat Celdrán*****; J. Lluís Conde******.

* (Grupo de Investigación en Gerontología) Universidad de Barcelona (España) 

** Catedrática psicología Evolutiva, Coordinadora del GIG

*** Profesor Titular psicología Evolutiva 

**** Profesora Titular. Facultad de psicología. Universidad Ramon Llull 

***** Becaria de investigación 

****** Profesor Asociado psicología Evolutiva

 

Investigación financiada por el Ministerio de Educación y Ciencia. Ref. SEJ2005-04154

PALABRAS CLAVE: Abuelos cuidadores, Nietos, depresión, estrés, Satisfacción.

Resumen

Cada vez es más frecuente que abuelos y abuelas se impliquen en ciertas tareas regulares de cuidado de sus nietos/as, ya sea en forma de cuidadores auxiliares, siendo un importante recurso que permite conciliar la vida laboral y familiar de sus hijos, o bien como cuidadores primarios, cuando sus hijos, por alguna razón, no pueden hacerse cargo de esos nietos/as. Los estudios realizados hasta la fecha muestran que los abuelos y abuelas identificados como cuidadores auxiliares suelen sentirse satisfechos de poder aportar cuidados y sienten que cuidar a los nietos es una tarea con un sentido positivo, siendo los que menos sentimientos conflictivos tienen. Sin embargo el cuidado de los nietos también puede generar consecuencias negativas. Concretamente los cuidadores primarios no sólo muestran una alteración significativa de la actividad cotidiana, reduciendo especialmente el tiempo que dedican al ocio y a sí mismos, sino que también suelen mostrar niveles mayores de depresión y estrés psicológico, una peor evaluación de la relación con su nieto/a, menores niveles de bienestar subjetivo y altos niveles de problemas de salud. El trabajo tiene como objetivo presentar el estado de la cuestión a partir de las investigaciones realizadas, comentar las líneas generales de un proyecto de investigación llevado a cabo por los miembros del GIG (Grupo de Investigación en gerontología de la Universidad de Barcelona) y sugerir posibles vías de intervención y prevención de los aspectos negativos en la relación de cuidados abuelos-nietos.



Introducción

Es sobradamente conocido que la configuración de la familia en los países desarrollados ha venido cambiando de forma notable en las últimas décadas. Parte de este cambio se recoge en lo que autores como Knipscheer (1988) han etiquetado como ‘verticalización de la familia’: por una parte cada generación dentro de la familia tiene menos miembros, resultado del descenso en la tasa de natalidad, y por otra aumenta la probabilidad de coincidencia de múltiples generaciones dentro de una misma familia como consecuencia del aumento en la esperanza de vida. En este contexto, las relaciones intergeneracionales y los vínculos que los abuelos/as establecen con sus nietos/as son temas que adquieren una indudable importancia. El aumento de los mayores de 65 años proporciona la oportunidad para una mayor presencia y participación de los abuelos y abuelas en las decisiones y responsabilidades del sistema familiar. Las consecuencias de estos cambios sociodemográficos se pueden apreciar en diversos aspectos de las relaciones familiares, en particular en el incremento en la duración de las relaciones intergeneracionales y el número de abuelos y abuelas que ven a sus nietos alcanzar la adolescencia, la juventud e incluso la edad adulta. Igualmente, la existencia de relaciones de larga duración entre los abuelos y nietos, así como su incorporación activa en tareas como el cuidado de los nietos (Tobío y Fernández-Cordón, 1999) son cambios que indican la relevancia cada vez mayor de la figura del abuelo en el sistema familiar.

Para dar una idea la importancia de esta relación, según los datos proporcionados por el ‘Informe 2000: Las personas mayores en España’ (Sancho, 2000), aproximadamente ocho de cada diez personas mayores tienen nietos, viéndolos en general con mucha frecuencia. El 61% de los mayores tienen contactos con nietos al menos varias veces al mes, y el 52% habla con ellos por teléfono con esa frecuencia, además de que el grado de satisfacción de las relaciones es muy elevado puesto que el 95% se considera muy o bastante satisfechos.

Por todo ello, no es de extrañar que, desde hace ya varias décadas, no sólo se reconozca la relevancia de la relación sino también su importancia en el desarrollo psicológico y social de ambos. Paralelamente, el estudio de los abuelos/as y su papel en la familia ha experimentado un notable crecimiento desde diferentes perspectivas científicas.


Investigaciones sobre las relaciones abuelos – nietos

Un primer núcleo de investigación sobre las relaciones entre abuelos/as y nietos/as pretende esclarecer el rol del abuelo/a en la familia, intentando establecer perfiles que recojan las diferentes formas de ser abuelo/a. Por ejemplo, en los años 60, Neugarten y Weinstein establecen una tipología de los diferentes estilos de ejercer de abuelo. Algunos de estos estudios, ya clásicos, son los de Robertson (1977), Cherlin y Furstenberg (1985) o Roberto y Stroes (1992). Nosotros mismos (Triadó y Villar, 2000) hemos realizado un estudio abordando el significado de los diferentes roles que los abuelos desempeñan en la familia.

En términos similares, otros autores inciden en la influencia de los abuelos/as en el desarrollo social y personal del resto de miembros de la familia, y en especial de los nietos/as. A pesar de ello, los resultados obtenidos hasta el momento indican que los abuelos/as no tienen sobre los nietos/as el mismo control que tiene la generación de los padres. Un ejemplo de esto, es la norma de no interferencia: parece que los abuelos/as tienden a no entrometerse en la manera de educar a los nietos/as (Cherlin y Furstenberg, 1985). Así, los estudios realizados hasta el momento (llevados a cabo en su gran mayoría en Estados Unidos), sugieren que el tipo de relación preferida por la mayoría de abuelos/as está caracterizada por un contacto frecuente y regular con sus nietos/as, que permite ofrecerles ayuda y consejo o, incluso, cuidados ocasionales pero que, en cualquier caso, mantiene la independencia y libertad de los abuelos/as y un nivel limitado de responsabilidad respecto a sus nietos/as.

Por otra parte, también se ha intentado examinar qué variables influyen en la calidad y tipo de relación entre abuelos y nietos. Aunque no todos los estudios coinciden (Thomas, 1986), la mayor parte indican que el género es un aspecto fundamental en la definición del rol de los abuelos y el tipo de relación que mantienen con sus nietos. Esta importancia se extiende en tres sentidos:

· Abuelos y abuelas tienen una relación distinta con sus nietos/as y tienden a desempeñar papeles diferentes con sus nietos/as (Thomas, 1989; Roberto y Stroes, 1992).  

La desigual manera en que se ejercen los roles es un reflejo de la socialización diferencial tradicional en la que las relaciones instrumentales y distantes corresponden a lo masculino y las nutrientes, de comunicación y vinculación, se atribuyen a lo femenino. En concreto, es ampliamente reconocido que las abuelas son más activas y se implican más emocionalmente con sus nietos. Cuando existe un componente de cuidado en esta relación, es asumido principalmente por las abuelas, y no por los abuelos. Estos resultados son coherentes con el significado que se otorga a las relaciones familiares que, en el caso de las mujeres, tradicionalmente ha supuesto un aspecto central a lo largo de toda su vida (Roberto, Allen y Blieszner, 1999).

· La relación que se establece con los nietos no es exactamente la misma que la que tiende a establecerse con las nietas. Las actividades compartidas y el grado de intensidad emocional de la relación (mayor con ellas que con ellos) son diferentes. (Eisenberg, 1988; Kennedy, 1990)

· Las relaciones entre abuelos/as y nietos/as tienden a ser matrilineales. Es decir, la frecuencia de la relación y la intensidad del vínculo tiende a ser mayor entre los abuelos/as y los nietos/as de la línea materna, no de la paterna (Kivett, 1996; Chan y Elder, 2000).

· Las relaciones entre los abuelos/as y la generación intermedia influyen en la relación que los/las abuelos/as mantienen con sus nietos/as: a mejor relación con los hijos e hijas, mejor y más estrecha relación con los nietos/a (Chan y Elder, 2000).

En España, aunque escasos, los estudios realizados sobre la relación abuelos-nietos se han centrado en la percepción de las abuelas (Benlloch y Berjano, 1994; Benlloch, Calatayud, Llopis, Pinazo y Berjano, 1994), o de las abuelas y los abuelos (Triadó y Villar, 2000), la percepción de los nietos durante la infancia (Rico, 2000; Rico, Serra y Viguer, 2001), y pocos han estudiado a los nietos durante la adolescencia (Triadó, Martínez y Villar, 1999), la juventud (Pinazo, 2001; Pinazo y Montoro, 2004) o la adultez.


Los abuelos cuidadores: auxiliares y primarios

Un ámbito importante de estudio se refiere a la investigación de los abuelos/as que asumen cuidados extensos y regulares de sus nietos/as. En este sentido, los estudios que tratan de establecer un perfil de estos abuelos/as cuidadores han puesto de manifiesto, una vez más, que el género es un aspecto importante para entender el fenómeno (Fuller-Thomson y Minkler, 2001). Por una parte, las madres, figuras que tradicionalmente se han ocupado de las tareas de crianza de los hijos, se han incorporado masivamente en las últimas décadas a entornos laborales fuera del hogar. Esto ha provocado que sean necesarios cada vez con mayor frecuencia nuevos recursos y figuras que puedan llegar allí donde el trabajo no permite llegar a los padres y, sobre todo, a las madres. En este contexto, el papel del abuelo/a como recurso al que acudir para el cuidado de los nietos/as es cada vez más frecuente (ver, por ejemplo, los datos que aportan Pebley y Rudkin, 1999 sobre la prevalencia del fenómeno en Estados Unidos) o los de Fuller-Thompson, Minkler y Driver (1997) o Casper y Bryson (1998). En estos casos, es bien sabido también cómo la mayoría de tareas de cuidado de los nietos/as recaen principalmente sobre las abuelas.  

El Census 2000, publicado por el U. S. Census Bureau, informa por primera vez de cuestiones relacionadas con el cuidado realizado por los abuelos en EE. UU. (Grandparents living with grandchildren). Aunque las cifras no son extrapolables a la situación española, puede servirnos de indicador el conocer que el 3. 6% (5. 8 millones) de los hogares americanos están compuestos por abuelos co-residentes con nietos menores de 18 años; y de entre ellos, el 42% (2. 4 millones) son a su vez, ‘abuelos cuidadores’ (definidos como personas que tienen la responsabilidad principal del cuidado del nieto/a con el que conviven). Además, el Census 2000 muestra que, como media, el 19% de los abuelos cuidadores tienen ingresos por debajo del nivel de pobreza.  

El trabajo de Casper y Bryson (1998) muestra el incremento del número de hogares encabezados por un abuelo/a o por ambos desde 1990 hasta 1997. En 1997 eran 3. 7 millones de abuelos/as los ‘cabeza de familia’ en hogares con nietos menores de 18 años, la mayor parte de los cuales eran abuelas (abuelas: 2. 3 millones frente a abuelos: 1. 4 millones).

Este papel de cuidador que asumen muchos abuelos y, sobre todo, las abuelas se puede dar en circunstancias y con intensidades diferentes (Tabla 1). Así, podemos imaginar un continuo de cuidados: en un extremo se situarían aquellas abuelas y abuelos que ejercen como cuidadores auxiliares, ocupando relativamente poco tiempo En el otro extremo encontraríamos aquellos abuelos y abuelas que tienen a su cargo de manera continua a sus nietos, ejerciendo un papel paternal substituto, ocupando esos cuidados gran cantidad de tiempo y esfuerzo (Pinazo y Ferrero, 2004).

 


Tabla 1: Tipologías de abuelos cuidadores


Obviamente, las implicaciones de cada una de estas situaciones y sus efectos para la salud y el bienestar de las abuelas pueden ser muy diferentes. En la primera situación (cuidados auxiliares), los abuelos/as son una figura a expensas de la cual las familias consiguen la conciliación entre el cuidado de la familia y la vida laboral, actuando como un recurso social indispensable para proporcionar cuidados a sus nietos/as. Son las abuelas, concretamente, la principal estrategia para que las mujeres puedan compatibilizar el trabajo y la familia (Tobío, Fernández-Cordón y Agulló, 1998). Estos cuidados, en la mayoría de casos complementarios a los que proporcionan los padres, pueden ser de intensidad muy variable (generalmente llevar o ir a buscar al nieto/a a la escuela, darle de comer, pasar con el/ella unas horas al día) pero, en cualquier caso, podrían contribuir a estrechar el vínculo emocional entre las abuelas y sus nietos.  

Algunos datos sugieren que esta situación de ayuda es muy frecuente. Por ejemplo, según el estudio 2072 del CIS-IMSERSO (IMSERSO, 1995), entre los mayores de 65 años con hijos, el 35% les presta algún tipo de ayuda en tareas domésticas o en el cuidado de los nietos. La mitad de los mayores desempeñan un rol asistencial activo si se encuentran en circunstancias personales (capacidad) o situacionales (cercanía o convivencia) apropiadas para ello. Por ejemplo, entre los que declaran valerse por sí mismos, tener hijos y salud buena o regular, ayudan a sus hijos o nietos entre el 35-40%. Obviamente, la tasa de colaboradores en las tareas domésticas de sus hijos o en el cuidado de los nietos es más alta cuando la persona mayor convive con ellos bajo el mismo techo (44%) que en otras circunstancias. Pero incluso cuando la persona mayor vive sola, es frecuente que ayude a sus hijos o nietos (26%). La ayuda intergeneracional focalizada en el cuidado de los nietos y en tareas domésticas se da en mayor proporción entre mujeres (40%) que entre hombres (29%).  

Con respecto al tipo de ayuda suministrada a los nietos, ocupan el primer puesto las tareas de cuidado. Poco más de uno de cada diez realiza cuidados habituales diarios como dar de comer a los nietos o acompañarlos al ir o volver del colegio

Muchas abuelas se sienten satisfechas de poder aportar cuidados y sienten que, además de aportar su ayuda a la familia, cuidar a los nietos es una tarea en la que encuentran significado y son las que menos sentimientos conflictivos tienen. Además de esta faceta positiva, los cuidados también podrían llegar a generar consecuencias negativas en el cuidador, al que algunos autores (Guijarro, 2001) han buscado incluso una denominación propia, el ‘síndrome de la abuela esclava’, caracterizado básicamente por síntomas característicos de las situaciones de estrés. Aunque este supuesto síndrome ha tenido un relativo eco en los medios de comunicación, apenas disponemos de investigaciones sobre los efectos de los cuidados auxiliares en los abuelos y abuelas que los proporcionan. Las pocas investigaciones realizadas, provenientes de ámbitos anglosajones, parecen indicar que las consecuencias negativas para la salud física y psicológica de estos cuidados auxiliares son muy limitadas (Bowers y Myers, 1999; Musil, 2000).

Mucho más estudiada es la segunda de las situaciones, en la que los abuelos (y sobre todo las abuelas) ejercen como cuidadores primarios de los nietos. La asunción de responsabilidades parentales por parte de los abuelos y abuelas generalmente no es fruto de una decisión personal, sino consecuencia de ciertas circunstancias en las que se ven inmersos y que suelen implicar algún tipo de problemática psicosocial o personal, temporal o no, que afecta a los padres. Así, ciertas situaciones como el divorcio, los embarazos adolescentes o la incapacidad de los padres para cuidar de sus hijos (debido, a por ejemplo problemas de drogadicción, encarcelación, muerte o enfermedad mental) podrían precipitar esta implicación del abuelo/a como cuidador principal (Apfel y Seitz, 1991; Minker y Roe, 1993). Estas generalmente difíciles circunstancias se suman, además, a la carga de los cuidados que ha de proporcionar el abuelo o abuela.


Abuelos cuidadores primarios y sobrecarga 

En comparación con los abuelos/as con una menor implicación, los cuidadores primarios no sólo muestran una alteración significativa de la actividad cotidiana, reduciendo especialmente el tiempo que dedican al ocio y a sí mismos, sino que también suelen mostrar niveles mayores de depresión (Minkler y cols, 1997; Szinovacz y cols, 1999; Solomon y Marx, 2000) y estrés psicológico (Sands y Goldberg-Glen, 2000; Pruchno y Mckenney, 2002).  

Adicionalmente, algunos estudios encuentran también que los abuelos/as cuidadores primarios presentan una peor evaluación de la relación con su nieto/a y menores niveles de bienestar subjetivo (Shore y Hayslip, 1994), aunque en este último aspecto no todos los estudios coinciden (Pruchno y McKenney, 2002; Goldman y Silverstein, 2002).  

De manera similar, y al igual que pasaba con los abuelos que ejercen de cuidadores auxiliares, las consecuencias para la salud física del cuidador, no están tan claras. Si bien algunos autores (por ejemplo, Whitley, Kelley y Sipe, 2001) señalan cómo una muestra de abuelos cuidadores primarios mostraba unos comparativamente altos niveles de problemas de salud y comportamientos de riesgo, otros, como Crowter y Rodríguez (2003) no encontraron diferencias.

De acuerdo con las teorías del estrés (que autores como Sands y Goldber-Glen, 2000, aplican a la situación de los abuelos/as cuidadores), estas consecuencias de los cuidados no dependen únicamente de la intensidad e implicación del abuelo o abuela en los cuidados de su nieto/a, sino también de la evaluación subjetiva (appraisal) que los abuelos/as hacen de esos cuidados (por ejemplo, el nivel de dificultad percibida) y de los recursos con los que se cuentan para afrontarlos, ya sean estos recursos tanto genéricos (por ejemplo, el nivel sociocultural de los abuelos, nivel económico, etc. ) como específicos (apoyos con los que se cuenta para realizar las tareas de cuidado, estrategias de afrontamiento, etc. ) de los que dispone. Estudios como los de Bowers y Myers (1998), o Pruchno y Mckenney (2002) estudian los efectos de algunas de estas variables.

Por último, la literatura disponible también ha destacado el papel mediador en esta relación entre cuidados y consecuencias de dos factores adicionales. Bowers y Myers (1999) realizaron una investigación con 23 abuelas que proporcionaban el cuidado de jornada completa para un nieto/a, 33 que proporcionaban el cuidado de media jornada, y 45 que visitaban a un nieto/a con regularidad pero no tenían ninguna responsabilidad del cuidado. Los resultados mostraron que los problemas de conducta del nieto/a provocaba el mayor impacto sobre la abuela, aumentando sus sentimientos de carga y educación acentuando y disminuyendo su satisfacción en su función como abuela. Además abuelas de cuidado a tiempo completo experimentaban más carga y la tensión de educación y menos satisfacción en su vida que abuelas de cuidado a media jornada. Las abuelas de cuidado a jornada completa también relataron menos satisfacción de vida que otras abuelas en el estudio. También ciertos aspectos del clima familiar, especialmente cuando este clima se caracteriza por una falta de comunicación y de cohesión, tienden a agudizar las consecuencias negativas (Kalil y cols, 1998; Caldwell, Antonucci y Jackson, 1998; Sands y Goldberg-Glen, 2000).

En cualquier caso, al analizar el impacto de los cuidados primarios impartidos por los abuelos y abuelas, la literatura publicada hasta el momento ha tendido a enfatizar los problemas y las tensiones provocadas por esta situación, citando entre otra la incidencia de depresión, alta presión sanguínea e insomnio, también se constata que los abuelos/as que cuidan a sus nietos/as tienen más probabilidades de presentar una salud física y mental inferior a aquellos que no lo hacen. (Parker-Pope, 2005). Sin embargo también los estudios encuentran posibles beneficios que se pueden derivar del cuidado.  

Así, por ejemplo, incluso en casos de cuidadores principales de nietos/as con problemas, sentimientos positivos derivados del hecho de ‘ser necesitado’ o de ‘tener una razón que da sentido a mi vida’ (Jendrek, 1993, p. 614) pueden también ser importantes. Así, podría ser concebible que la implicación en tareas de cuidado tuviese ciertas consecuencias negativas por un lado (aumento del estrés psicológico, mayor frecuencia de estados afectivos negativos, etc. ) y, al mismo tiempo, aumentase la satisfacción con los cuidados (Pruchno y Mckenney, 2002). Estas consecuencias positivas de los cuidados podrían ser mucho mayores cuando se trata de cuidados auxiliares, no primarios.

Proyecto de investigación actual 

Actualmente estamos iniciando una investigación sobre “Abuelos/as cuidadores: Tareas de cuidado, necesidades y consecuencias para la salud y el bienestar psicológico”. El estudio se lleva a cabo con 200 abuelas/os cuidadores, tanto auxiliares como principales.  

En este momento se realiza la fase piloto con entrevistas a 10 abuelos /as cuidadores en diferentes situaciones de cuidado, así como el diseño y validación en nuestro contexto, en concreto de dos instrumentos psicométricos: uno para evaluar el estrés del cuidador/a y otro para evaluar la satisfacción con los cuidados.
Nuestro proyecto pretende dar respuesta a los siguientes aspectos:

o El género es una variable fundamental en las tareas de cuidado. Las abuelas asumirán generalmente más tareas y, por ello, serán más susceptibles de mostrar sus consecuencias.

o Aspectos como la valoración subjetiva de los cuidados, los recursos disponibles, además de variables mediadoras como el clima familiar, la relación con la generación intermedia y la problemática conductual del nieto/a pueden influir en las consecuencias de la situación de cuidado.

o Necesitamos disponer de instrumentos psicométricos en nuestro idioma, adaptados y validados en nuestro contexto para valorar el estrés y satisfacción con los cuidados.

o Las consecuencias de los cuidados regulares a los nietos/as no únicamente han de ser negativas: también pueden implicar consecuencias positivas que es necesario estudiar.

o La situación de cuidados genera necesidades. Es importante conocer la percepción de los propios abuelos/as cuidadores de esas necesidades para generar directrices de intervención relevantes.

La investigación sobre los abuelos/as que asumen cuidados extensos y regulares de sus nietos, bien como cuidadores auxiliares o bien como cuidadores substitutos, permitirá realizar un análisis exhaustivo del papel de los/las abuelos/as como recurso imprescindible de provisión de apoyo social informal para posibilitar la conciliación de la vida familiar y laboral

· Este análisis de la situación (con sus necesidades, demandas y consecuencias) permitirá establecer líneas para la actuación desde los servicios de apoyo social formal.

· La identificación pormenorizada de dichas necesidades, demandas y consecuencias del cuidado, facilitará la intervención en prevención primaria y secundaria, en población general y en población específica (de alto riesgo).

· A su vez, las conclusiones del estudio, ayudarán a orientar a los profesionales de Servicios Sociales en la implementación de recursos.


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