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Análisis de perfiles diferenciales en trastornos de personalidad.

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Autor/autores: Mikel Haranburu Oiarbide , Jesús Guerra Plaza
Fecha Publicación: 01/03/2005
Área temática: Psiquiatría general , Personalidad, Trastornos de la Personalidad .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El objetivo del presente trabajo es llegar a describir a los distintos trastornos de personalidad, evaluados por el inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-II), a través de características de personalidad ?normal? y de variables de autoestima, más allá de sus características clínicas. Con ello se pretende describir cada trastorno de personalidad de una forma más amplia y no circunscribirlo sólo a aspectos psicopatológicos. Se ha utilizado para ello el cuestionario de Evaluación no verbal de la personalidad (NPQ) desarrollado por Paunonen y cols. , (1990) y la escala SLCS-R de evaluación del Self de Tafarodi y Swann (2001). La primera escala demostró según sus autores unos índices de fiabilidad y validez semejantes a las pruebas verbales equivalentes. La segunda es una escala muy útil de 16 ítems con suficiente consistencia interna. Se han obtenido 21 perfiles diferenciales. 13 en trastornos de personalidad, y 8 en distintos síndromes clínicos o problemas de conducta. En la investigación han colaborado un total de 328 estudiantes de segundo curso de la licenciatura en psicología de la Universidad del País Vasco. A partir de análisis diferenciales utilizando ?pruebas t? en dos submuestras con puntuaciones extremas (percentiles 75-25) han podido establecer perfiles descriptivos en 17 variables de personalidad y en 3 de autoevaluación que delimitan los distintos trastornos de personalidad, además de varios síndromes clínicos y problemas de conducta. Los resultados muestran que la diferencialidad entre el grupo de ?control? y el grupo ?clínico? puede considerarse suficientemente interpretable para esclarecer los perfiles diferenciales en cada trastorno o síndrome.

Palabras clave: trastornos de personalidad


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Resumen

El objetivo del presente trabajo es llegar a describir a los distintos trastornos de personalidad, evaluados por el inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-II), a través de características de personalidad “normal” y de variables de autoestima, más allá de sus características clínicas. Con ello se pretende describir cada trastorno de personalidad de una forma más amplia y no circunscribirlo sólo a aspectos psicopatológicos. Se ha utilizado para ello el cuestionario de Evaluación no verbal de la personalidad (NPQ) desarrollado por Paunonen y cols. , (1990) y la escala SLCS-R de evaluación del Self de Tafarodi y Swann (2001). La primera escala demostró según sus autores unos índices de fiabilidad y validez semejantes a las pruebas verbales equivalentes. La segunda es una escala muy útil de 16 ítems con suficiente consistencia interna. Se han obtenido 21 perfiles diferenciales. 13 en trastornos de personalidad, y 8 en distintos síndromes clínicos o problemas de conducta. En la investigación han colaborado un total de 328 estudiantes de segundo curso de la licenciatura en psicología de la Universidad del País Vasco. A partir de análisis diferenciales utilizando “pruebas t” en dos submuestras con puntuaciones extremas (percentiles 75-25) han podido establecer perfiles descriptivos en 17 variables de personalidad y en 3 de autoevaluación que delimitan los distintos trastornos de personalidad, además de varios síndromes clínicos y problemas de conducta. Los resultados muestran que la diferencialidad entre el grupo de “control” y el grupo “clínico” puede considerarse suficientemente interpretable para esclarecer los perfiles diferenciales en cada trastorno o síndrome.



Introducción

El objetivo del presente trabajo es llegar a describir a los distintos trastornos de personalidad a través de características de personalidad “normal” y de variables de autoestima, más allá de sus características clínicas. Con ello se pretende perfilar cada trastorno de personalidad de una forma más amplia y no circunscribirlo sólo a aspectos psicopatológicos. En el presente trabajo hemos utilizado el cuestionario de Evaluación no verbal de la personalidad (NPQ) desarrollado por Paunonen y cols. , (1) y la escala SLCS-R de evaluación del Self de Tafarodi y Swann (2) para establecer perfiles diferenciales en los distintos “trastornos de personalidad”, evaluados por el inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-II, versión española de 1997)(3).


Metodología

MUESTRA


En la investigación han colaborado un total de 328 sujetos cumplimentando alguno de los instrumentos propuestos. La edad media de la muestra es de 19, 98 años con una desviación típica de 2, 62. Son estudiantes de segundo curso de la licenciatura en psicología de la Universidad del País Vasco. Debido a la asimetría de género que se refleja en los últimos años en estos estudios se constata un sesgo femenino acentuado; de toda la muestra 275 (83, 84%) son mujeres y 53 (16, 16%) son hombres.

INSTRUMENTOS

Para evaluar personalidad se ha utilizado el NPQ que es un instrumento elaborado por Paunonen y cols. (1, 4) que mide 16 variables del sistema de necesidades psicológicas descrito por Murray (1938). Su principal característica es que no utiliza ítems verbales sino que consta de 136 viñetas o ítems no verbales representados por escenas dibujadas en las que se solicita al sujeto que se identifique con un personaje con “pelo moreno” y que estime la probabilidad en la que desarrollaría o llevaría a cabo la conducta representada en cada viñeta o ítem. Estas respuestas se recogen en una escala de siete puntos de Likert desde “extremadamente probable” hasta “extremadamente improbable”.  

Se ha utilizado el NPQ ya que el uso de escalas no verbales para evaluar y comparar rasgos de personalidad en grupos culturales e idiomáticos heterogéneos parece una estrategia ingeniosa porque supera los sesgos culturales provenientes del idioma cuando se utilizan escalas verbales. Aunque no hay ninguna escala totalmente libre de sesgos culturales, ya que las imágenes que deben analizarse están inmersas en un contexto sociocultural mostrando unos valores y unas conductas concretas, no cabe duda que con esta metodología se limita bastante esta influencia. Por otro lado, Paunonen ha demostrado reiteradamente que los resultados encontrados con esta escala son semejantes a los encontrados con escalas verbales. En el Cuadro nº 1 se recogen el nombre de los 16 rasgos del NPQ y una breve descripción de los mismos.

 

Cuadro nº 1: Nombre y descripción breve de los rasgos de personalidad del NPQ.

Como ya hemos señalado los trastornos de personalidad han sido valorados por el inventario Clínico Multiaxial de Millon que además de algunas escalas de control interno mide 10 trastornos básicos de personalidad (esquizoide, fóbica, dependiente, histriónica, narcisista, antisocial, agresivo/sádica, compulsiva, pasivo/agresiva y autodestructiva), 3 trastornos de personalidad patológica (esquizotípica, límite, paranoide), 6 síndromes clínicos de gravedad moderada (ansiedad, histeriforme, hipomanía, neurosis depresiva, abuso de alcohol, abuso de drogas) y 3 síndromes clínicos de gravedad severa (pensamiento psicótico, depresión mayor, trastorno delirante). El instrumento consta de 175 ítems con posibilidad de contestar o verdadero o falso a las preguntas formuladas.

El otro gran concepto aquí evaluado es el de la autoestima. Hemos utilizado una escala breve de 16 ítems que además de dar una puntuación global analiza dos conceptos interrelacionados pero con suficiente diferenciación teórica y empírica. Por un lado, la autoestima propiamente considerada como el grado de querencia incondicional que se tiene una persona a sí misma. Esto es la persona cree que tiene un valor en sí misma sin compararse con otras y sin mediatizar este aprecio por resultados externos o rendimientos. Por otro lado, la autocompetencia. Es decir, la percepción que tiene una persona sobre sus propias capacidades o rendimientos.

Como es bien conocido la autoestima en gradientes bajos es un indicador importante de trastorno clínico. Pero es interesante distinguir el “autoaprecio básico incondicional”, probablemente adquirido en el entorno familiar, del sentido de “autocompetencia” que se ha ido formando a través de sucesivos éxitos y fracasos en el entorno social. Aunque éste último puede influir en el anterior las consecuencias clínicas parecen ser independientes, al menos teóricamente.

La escala de evaluación del self de Tafarodi y Swann consta de 16 ítems, la mitad mide autoestima y la otra mitad autocompetencia. Dentro de cada escala para evitar sesgos de respuesta cuatro ítems están formulados positivamente y otros cuatro negativamente. La posibilidad de respuesta se recoge en una escala de cinco puntos desde “totalmente en desacuerdo” hasta “totalmente de acuerdo”.


Análisis clínico diferencial en personalidad y autoestima

PROCEDIMIENTO Y ANÁLISIS

Para estos análisis se procedió de la siguiente manera: A partir de las puntuaciones obtenidas en cada una de las variables en el inventario Clínico Multiaxial de Millon (MCMI-II), esto es, diez escalas básicas de trastornos de personalidad, tres escalas de personalidad patológica más grave, seis síndromes clínicos de gravedad moderada y tres síndromes clínicos se establecieron dos “líneas de corte” posicionadas en el percentil 75 y en el percentil 25. A partir de estas puntuaciones en la línea de corte aparecieron dos grupos: grupo clínico compuesto por sujetos con puntuaciones iguales o mayores al percentil 75, y grupo de control compuesto por los sujetos con puntuaciones iguales o inferiores al percentil 25 de la correspondiente variable.

Una vez establecidos los dos grupos en cada uno de los trastornos y síndromes clínicos se procedió a aplicar pruebas de diferencias “t” para grupos independientes en cada una de las variables de personalidad y de autoevaluación. Los resultados de dichas pruebas están reflejadas desde el cuadro nº 2 hasta el cuadro nº 22.

 

 

CUADRO Nº 2


En relación con el trastorno esquizoide de la personalidad 8 son las diferencias significativas que aparecen. Todas en la dirección del grupo de control. Las variables son sociabilidad, exhibición, impulsividad, generosidad, diversión, autoaprecio, autocompetencia y autoestima global. Los sujetos esquizoides presentarían déficits en estas variables de estar volcados hacia el exterior, relaciones sociales, conductas lúdicas, etc. , repercutiendo posiblemente en aspectos de autoestima.

 

 

CUADRO Nº 3:


Los sujetos que puntúan más en el trastorno de personalidad fóbico sólo muestran cuatro diferencias con el grupo de control. Las diferencias más significativas se establecen con la evaluación del autoconcepto donde el grupo criterial aparece muy por debajo del grupo de control. Con respecto a los constructos que mide el NPQ sólo muestra diferencias significativas en la variable de sociabilidad, lo que es coherente con un mayor retraimiento social de estas personas.

 

CUADRO Nº 4


De 20 variables 4 (20%) muestran diferencias significativas. De las cuales la mayoría sólo al 5%. Todas las diferencias se producen en la dirección del grupo de control que puntúa significativamente más que el grupo clínico, en este caso los sujetos con puntuaciones más altas en el trastorno dependiente de personalidad. Las variables de personalidad implicadas son: autonomía y Búsqueda de sensaciones. Lo que, en principio, es coherente ya que los sujetos dependientes se caracterizarían por mayor gregarismo social y parquedad por el gusto estimular exterior. Las puntuaciones en autoaprecio, y autoestima con puntuaciones significativamente más bajas en el grupo clínico también son fácilmente interpretables.

 

CUADRO Nº 5


De 20 variables 8 (40%) muestran diferencias significativas. De las cuales 3 al 5%, 1 al 1% y 4 al 1 por mil. Todas las diferencias se producen en la dirección del grupo clínico que puntúa significativamente más que el grupo de control, en este caso los sujetos con puntuaciones más altas en el trastorno histriónico de personalidad. Las variables de personalidad implicadas, por orden de importancia, son: Exhibición, impulsividad, sociabilidad, agresión, diversión, dominancia y generosidad. También estos sujetos puntúan más alto en autoaprecio. El perfil de personalidad que presentan es el de una persona necesitada en principio de manifestarse hacia el exterior para autoafirmarse y para llamar la atención de los demás, incluso con vehemencia y llegando a molestar e imponiendo su voluntad, aunque alguna vez pueden darse cuenta de las necesidades de los demás. Por otro lado, aunque la puntuación en autoaprecio es ligeramente superior a la del grupo de control, sin embargo, no es consistente con las otras dos evaluaciones del autoconcepto. Por lo que no parece muy relevante este aspecto en este grupo de sujetos.

 

CUADRO Nº 6

De 20 variables 5 (25%) muestran diferencias significativas. Todas las diferencias se producen en la dirección del grupo clínico que puntúa significativamente más que el grupo de control, en este caso los sujetos con puntuaciones más altas en el trastorno antisocial de personalidad. Las variables de personalidad implicadas son: Agresión, impulsividad, diversión, exhibición y conducta rara. Los sujetos antisociales se caracterizan por primar sus deseos frente a las necesidades o derechos de los demás. Esto les lleva incluso a cometer infracciones legales, aunque en la mayoría de los casos prefieren no sobrepasar los límites por las consecuencias penales que pudieran acarrearles. Son por lo tanto sujetos agresivos e impulsivos, y que también buscan la diversión y la autoafirmación imponiendo sus conductas a los demás, disfrutando con el daño que ocasionan. En gran medida son sujetos psicópatas, poco dados a la empatía.

 

CUADRO Nº 7

Sólo 2 variables al 5% muestran diferencias significativas. Son impulsividad y agresión. Aunque ligeramente estos sujetos parecen conducirse así en mayor medida que los sujetos del grupo de control el porcentaje e intensidad de las diferencias no parecen relevantes en este caso.

 

CUADRO Nº 8

De 20 variables 8 (40%) muestran diferencias significativas. De las cuales tres diferencias cursan con puntuaciones superiores en el grupo clínico ( logro, resistencia y orden), y cinco en el grupo de control (agresión, exhibición, búsqueda de sensaciones, impulsividad y conducta rara). Sin haber diferencias significativas en las variables del autoconcepto. Los sujetos compulsivos se caracterizan principalmente por ser sujetos ordenados, con gran capacidad de aguante a las adversidades, tranquilos, orientados hacia el rendimiento de forma socialmente aceptada, son predecibles, buenos ciudadanos, no les gusta correr riesgos, ni llamar la atención de los demás. En la medida que están ajustados están satisfechos consigo mismos por lo que su autoestima puede considerarse normal. En este caso son sujetos tan “normales” que podría considerarse como clínico, en cuanto contenidos, a los sujetos del grupo de control.

 

CUADRO Nº 9

De 20 variables 8 (40%) muestran diferencias significativas, lo cual es un porcentaje importante. Cinco de las diferencias se producen en la dirección del grupo de control que puntúa significativamente más que el grupo clínico, y tres en la dirección de los sujetos con puntuaciones más altas en el trastorno pasivo-agresivo de personalidad. Los sujetos del grupo de control puntúan más en los constructos del autoconcepto y en las variables de resistencia y orden de los que parecen deficitarios los sujetos criteriales. Éstos puntúan más en impulsividad, agresión y exhibición por lo que se muestran en general como sujetos poco autocontrolados, con menoscabo de su autopercepción (sin poder establecer relación de causalidad ni prelación). Vulnerables a la tensión son sujetos críticos que sólo ven el aspecto negativo.

 

CUADRO Nº 10

De 20 variables 5 (25%) muestran diferencias significativas. Aunque sólo con una diferencia significativa del 5% el grupo clínico puntúa significativamente más en dos variables de personalidad: Exhibición e impulsividad. Siendo de destacar que en este grupo clínico los niveles de autoestima, tanto a nivel global como de autoaprecio y autocompetencia son muy bajos con respecto al grupo de control.

 

CUADRO Nº 11

De 20 variables 11 (55%) muestran diferencias significativas. El trastorno de personalidad narcisista es el que más diferencias significativas muestra con respecto al grupo de control. Sólo levemente (5%) este grupo parece puntuar más en sociabilidad, búsqueda de sensaciones, impulsividad y gusto por desarrollar conducta molesta o rara. Estas puntuaciones irían en la dirección de mostrarnos un sujeto más bien extravertido. El resto de las diferencias significativas en las variables de personalidad son ya más marcadas (uno por mil) y se han centrado en las variables de agresión, dominancia, exhibición y diversión. Son características claramente de imposición social, al sujeto le gusta ser el centro de atención y de imponer su voluntad. La repercusión conjunta de estos rasgos sobre el autoconcepto es alta, el sujeto se siente bien consigo mismo.

 

CUADRO Nº 12

De 20 variables 7 (35%) muestran diferencias significativas. El grupo clínico puntúa significativamente más en las variables de personalidad: Agresión, exhibición, impulsividad y dependencia. Siendo de destacar que en este grupo clínico los niveles de autoestima, tanto a nivel global como de autoaprecio y autocompetencia son muy bajos con respecto al grupo de control. Todo ello señala un perfil de sujetos que interiorizan el malestar afectándoles a su autoconcepto, se relacionan con los demás pero de forma dependiente y reprimiendo su impulsividad interior.

 

CUADRO Nº 13

De 20 variables 4 (20%) muestran diferencias significativas. Aunque paradójicamente el trastorno esquizotípico es más grave no muestra diferencias en personalidad con los sujetos del grupo de control. Donde sí aparecen diferencias altamente significativas son las variables que evalúan el autoconcepto. Los sujetos esquizotípicos aparecen con puntuaciones muy bajas tanto en autoaprecio, como en autocompetencia y en la valoración global de la autoestima. Lo que puede considerarse como un indicador clínico importante.

 

CUADRO Nº 14

De 20 variables sólo una (5%) muestran diferencias significativas. Aunque sólo con una diferencia significativa del 5% el grupo clínico puntúa significativamente más en la variable de agresión. Por lo tanto las variables de personalidad en general y las variables que evalúan el autoconcepto no parecen detectar diferencias en el trastorno paranoide de personalidad.

 

CUADRO Nº 15

De 20 variables 5 (25%) muestran diferencias significativas. El grupo clínico puntúa significativamente más en dos variables de personalidad: Agresión e impulsividad. Siendo de destacar que en este grupo clínico los niveles de autoestima, tanto a nivel global como de autoaprecio y autocompetencia son muy bajos con respecto al grupo de control. La ansiedad parece elevar el nivel pulsional del individuo aumentando su activación, al no poder tener un cauce adecuado, ya que es molesto para los demás, puede cursar con malestar interno y baja autoestima.

 

CUADRO Nº 16

De 20 variables 6 (30%) muestran diferencias significativas. El grupo clínico puntúa significativamente más en las variables de personalidad: Agresión, impulsividad y dependencia. Siendo de destacar que en este grupo clínico los niveles de autoestima, tanto a nivel global como de autoaprecio y autocompetencia son muy bajos con respecto al grupo de control. Los sujetos con “síndrome de conversión” no manifiestan externamente sus pulsiones e impulsos pudiéndoles provocar síntomas psicosomáticos.

 

CUADRO Nº 17

De 20 variables 9 (45%) muestran diferencias significativas, todas ellas en la dirección del grupo clínico. Las variables de personalidad que muestran estas diferencias son, por orden de importancia: Agresión, exhibición, impulsividad, diversión, sociabilidad, generosidad, dependencia, dominancia y búsqueda de sensaciones. No hallándose diferencias en la evaluación del autoconcepto. La inconstancia y la variabilidad son las características de este tipo de sujetos. Lo mismo agreden que son amables, se muestran dependientes o dominantes. Están volcados hacia la estimulación, excitación y dependen mucho de las reacciones de los demás.

 

CUADRO Nº 18

De 20 variables 6 (30%) muestran diferencias significativas. Los sujetos que verbalizan que tienden a consumir alcohol en exceso puntúan significativamente más en las variables de personalidad: Agresión, impulsividad y exhibición. Siendo de destacar que en este grupo clínico los niveles de autoestima, tanto a nivel global como de autoaprecio y autocompetencia son más bajos con respecto al grupo de control. La ingesta excesiva de alcohol viene tradicionalmente asociada a las variables de personalidad encontradas aquí. Sin embargo, es más difícil de interpretar las relaciones encontradas con el autoconcepto, y las relaciones no encontradas con otras variables igualmente vinculadas tradicionalmente con la ingesta de alcohol: búsqueda de sensaciones, diversión, incluso sociabilidad, quizás el parámetro más relevante para no encontrar dicha relación es más bien la cantidad: bebiendo con moderación, sí que aparecería la relación con estas últimas variables, pero es que aquí se trata de abuso. También es posible que las personas con más problemas de autopercepción se “relajen” abusando del alcohol.

 

CUADRO Nº 19

De 20 variables 6 (30%) muestran diferencias significativas. Por orden de importancia las variables de personalidad asociadas al abuso de drogas son las siguientes: Agresión, impulsividad, exhibición, diversión, dominancia y conducta rara. Esta conducta no tiene relación con el autoconcepto.

 

CUADRO Nº 20

A pesar que el trastorno “pensamiento psicótico” puede parecer grave, el instrumento utilizado para evaluar características de personalidad (NPQ) no detecta ninguna diferencia entre el grupo criterial y el grupo de control. No obstante, donde sí aparecen diferencias muy marcadas es en las evaluaciones del autoconcepto. El grupo de control aparece con mucha mejor autoestima, autocompetencia y autoaprecio.

 

CUADRO Nº 21

De 20 variables 5 (25%) muestran diferencias significativas. Sólo se han producido dos diferencias significativas en las variables de personalidad. El grupo criterial puntúa más en impulsividad, y el grupo de control en generosidad. En las variables de autoaprecio, autocompetencia y autoestima global puntúa más el grupo de control.

 

CUADRO Nº 22

De 20 variables sólo 2 (10%) muestran diferencias significativas del 5%. El grupo clínico puntúa significativamente más en la variable “autonomía” y el grupo de control en la variable “sociabilidad”.


En la figura nº 1 presentamos de forma resumida el número de diferencias obtenidas en personalidad y autoestima en cada uno de los trastornos de personalidad y en los demas síndromes y problemas de cada conducta.

 

 

 

En las variables de personalidad se producen mayor número de diferencias (95. 23%) que en autoevaluación del self. Explicable ya que hay más variables, por lo tanto hay más posibilidades de que surjan diferencias. No obstante, en las evaluaciones del self surgen bastantes diferencias, en 14 de 21 posibles (66. 66%).
Por lo general, las diferencias en self vienen asociadas a los trastornos y síndromes que tienen que ver con el propio sufrimiento. Esto es con los trastornos que hacen sufrir a la persona. Cuando el trastorno molesta o hace sufrir a los demás no surgen diferencias en la dirección del grupo de control o surgen diferencias a favor del grupo clínico.
De entre los trastornos de personalidad es el “narcisista” el más diferencial con 11 diferencias significativas (52. 38%), y el trastorno “paranoide” el que menos con una sola diferencia. La escasez de diferencias se podría explicar por la utilización de muestras no clínicas a pesar de haber extremado la varianza en las puntuaciones criteriales (percentiles 25-75). No obstante, las diferencias que aparecen son lo suficientemente interpretables como para delimitar perfiles diferenciales en personalidad y evaluación del self en los distintos trastornos de personalidad y, en otros síndromes y problemas de conducta.


Bibliografía

1) Paunonen SV, Jackson DN, Keinonen M. The structured nonverbal assessment of personality. Journal of Personality 1990; 58: 481-502.

(2) Tafarodi RW, Swann WB. Two-dimensional self-esteem: theory and measurement. Personality and Individual Differences 2001; 31: 653-673.

(3) Millon T. inventario Clínico Multiaxial MCMI-II. Madrid: Ediciones TEA, 1997.

(4) Paunonen SV, Ashton MC, Jackson DN. Nonverbal assessment of the big five personality factors. European Journal of Personality 2001; 15: 3-18.

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