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Calidad de vida en personas con enfermedades inflamatorias intestinales.

Autor/autores: Stefano Vinaccia
Fecha Publicación: 01/03/2005
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) afectan de forma significativa la calidad de vida de las personas que las sufren debido a que son procesos crónicos, recurrentes y alteran el ritmo cotidiano de vida. Se ha podido determinar que la calidad de vida se afecta fundamentalmente durante los periodos de actividad de la enfermedad (fase sintomática) y menos en los periodos de remisión.

Así mismo, son varios los factores psicológicos que están implicados en la calidad de vida de las personas con EII, tales como la ansiedad, la depresión, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social, por lo cual es necesario prestarle atención a estos aspectos durante el proceso de intervención.

Palabras clave: Apoyo social, Calidad de vida, Enfermedades inflamatorias intestinales, Factores emocionales


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Calidad de vida en personas con enfermedades inflamatorias intestinales.

Sergio Tobón; Stefano Vinaccia; Bonifacio Sandín.

Universidad de San Buenabentura (Colombia) y UNED

PALABRAS CLAVE: Enfermedades inflamatorias intestinales, Calidad de vida, apoyo social, Factores emocionales.

 

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) afectan de forma significativa la calidad de vida de las personas que las sufren debido a que son procesos crónicos, recurrentes y alteran el ritmo cotidiano de vida. Se ha podido determinar que la calidad de vida se afecta fundamentalmente durante los periodos de actividad de la enfermedad (fase sintomática) y menos en los periodos de remisión. Así mismo, son varios los factores psicológicos que están implicados en la calidad de vida de las personas con EII, tales como la ansiedad, la depresión, las estrategias de afrontamiento y el apoyo social, por lo cual es necesario prestarle atención a estos aspectos durante el proceso de intervención.

Introducción

Las enfermedades inflamatorias intestinales (EII) afectan entre 90 y 300 personas por cada 100. 000 habitantes en la población general (1). Las EII son trastornos crónicos en los que hay inflamación y destrucción del tejido intestinal (2), lo cual se da de forma periódica y recurrente. Las EII se clasifican en dos tipos: enfermedad de Crohn (EC) y colitis ulcerosa (CU). Ambas enfermedades tienen una prevalencia similar en la comunidad y en ambos sexos. La enfermedad de Crohn induce un engrosamiento de toda la pared intestinal (lo cual puede ocasionar obstrucción intestinal) y aunque se puede manifestar en cualquier tramo del tracto gastrointestinal, desde la boca hasta el recto, afecta principalmente el ileon terminal, y en segundo lugar el colon. La colitis ulcerosa, a diferencia de la EC, produce una ulceración e inflamación que afecta solamente al intestino grueso y al recto. Los síntomas varían de acuerdo con el tipo de EII y su localización. De forma general, tiende a ser frecuente la diarrea (muchas veces acompañada de sangre), el dolor abdominal, la fiebre, la pérdida de apetito y la pérdida de peso.

Desde comienzos del siglo XX, las EII han sido consideradas como alteraciones de tipo psicosomático. Alexander (3) planteó que la CU era causada por un conflicto emocional inconsciente reprimido de dependencia que induciría efectos patológicos en el intestino a través del sistema nervioso autónomo. De esta manera, se creo un modelo en el cual los pacientes con CU eran caracterizados como personas altamente sensibles al rechazo, con tendencia a generar relaciones de dependencia y con dificultad para establecer relaciones de confianza con otras personas. Este modelo psicosomático ha sido ampliamente debatido y cuestionado. En la actualidad, únicamente hay evidencia científica que apoya que los factores psicológicos pueden influir en los periodos de actividad, los síntomas y el proceso de tratamiento de las EII, pero no en su etiología (4, 5). Así mismo, hay evidencia sólida de que las EII afectan de forma significativa la calidad de vida de las personas que las sufren. El objetivo del presente trabajo consiste en analizar cómo se afecta la calidad de vida en los pacientes con CU y EC, teniendo en cuenta la modulación de diversos factores psicológicos. Esto es esencial en el proceso de evaluación e intervención por parte de los profesionales de la salud mental.


Niveles de afectación de la calidad de vida en las personas con EII

La calidad de vida relacionada con la salud hace referencia al bienestar general relacionado con la salud del cuerpo, el cual se manifiesta en el ámbito físico, psicológico y social. Es un concepto de tipo subjetivo relacionado con la manera en la cual cada persona percibe su capacidad de funcionar en la vida cotidiana, en los distintos aspectos de ésta. Este concepto está influido por el entorno en el cual se vive, por los valores, las creencias y los recursos disponibles.
A continuación se describen cada una de las dimensiones que componen la calidad de vida relacionada con la salud:

-Dimensión física. Es la forma cómo la persona percibe que está su funcionamiento físico, identifica síntomas de enfermedad, valora su gravedad y frecuencia, y la manera cómo estos afectan su vida.
-Dimensión psicológica. Es la percepción de la persona de cómo es su bienestar psicológico. Implica también considerar cómo los síntomas psicológicos afectan el desenvolvimiento en la vida cotidiana.
-Dimensión social. Es la percepción por parte de la persona del grado de satisfacción con las relaciones interpersonales y el apoyo social brindado por otros.

Al ser procesos crónicos e intermitentes, las EII afectan de forma significativa la calidad de vida relacionada con la salud en diferentes niveles. En el plano físico, los síntomas de la actividad de la enfermedad reducen la capacidad de la persona para desempeñar ciertas actividades debido a las molestias intestinales como la diarrea con sangre y el dolor abdominal. Esto con frecuencia produce incapacidad para realizar determinadas actividades laborales y lleva muchas veces al absentismo laboral. Además, los métodos de diagnóstico generalmente son invasivos (por ejemplo, la colonoscopia), y los fármacos que se consumen a veces tienen efectos secundarios molestos.

En el plano psicológico es frecuente que las EII afecten la imagen corporal. El tener síntomas intestinales altamente molestos tales como la diarrea con sangre, la flatulencia, la incontinencia fecal, el dolor abdominal y la pérdida de peso, entre otros, y saber que hay un proceso inflamatorio crónico en los intestinos, lleva a muchos pacientes a formarse una imagen negativa de su propio cuerpo, a verse como personas débiles y esto mismo afecta el desempeño en otras áreas. Así mismo, las EII afectan de forma significativa el bienestar emocional ocasionando ansiedad y depresión (6, 7).

En el ámbito social, las personas con EII a veces se aíslan de actividades sociales tales como el deporte, las fiestas, etc. En este plano es común que se afecte también la vida sexual. Esto ocurre por diversos motivos, como el bajo estado de ánimo por tener una enfermedad de este tipo, el deterioro del estado físico (pérdida de peso, aislamiento de actividades físicas y recreativas, síntomas intestinales, etc. ) y la presencia de molestias genitales como por ejemplo la dispareunia y la candidiasis vaginal, que aparecen en algunas mujeres.


La calidad de vida durante el curso de las EII

La calidad de vida varía con el curso que tienen las EII, entre los periodos de actividad (sintomáticos) y los periodos de remisión (asintomáticos). De esta manera, se ha podido determinar que durante los periodos de actividad hay significativamente una menor calidad de vida en comparación con los periodos de remisión (8). Esto se constata en uno de los componentes de dicha calidad de vida: el bienestar psicológico, ya que parece que los síntomas de ansiedad y de depresión son prominentes solamente durante los periodos de actividad y muy poco en los periodos de remisión.

Sin embargo, durante los procesos de remisión la calidad de vida también puede verse significativamente afectada por la presencia de síntomas propios del síndrome del colon irritable (SCI). En este sentido, se ha podido determinar que durante los periodos de remisión de las EII son comunes tales síntomas. En un estudio se halló que el bienestar psicológico de los pacientes con EII en fase de remisión y con síntomas de SCI, estuvo significativamente deteriorado en comparación con el bienestar psicológico de pacientes cuya EII también estaba en fase de remisión pero sin este tipo de síntomas intestinales (9). Esto indica la necesidad de tener en cuenta en los periodos de remisión la existencia de síntomas propios del SCI, ya que estos aumentan de forma significativa la probabilidad de una peor calidad de vida durante este estado.

La cirugía intestinal es un suceso vital mayor generador de un significativo estrés en los pacientes con EII. El procedimiento quirúrgico más frecuente consiste en la extirpación de todo o de una parte de los intestinos y la producción de un estoma (especie de ano artificial para vaciar los contenidos intestinales a través de una abertura en el abdomen). La cirugía se práctica cuando fracasan los tratamientos farmacológicos o hay complicaciones que ponen en riesgo la vida del paciente como la obstrucción intestinal, la hemorragia masiva o un carcinoma. Al ser un suceso vital mayor y generar un alto nivel de estrés, la cirugía afecta también de forma significativa la calidad de vida, sobre todo por las concepciones negativas que se tienen frente al estoma, las incomodidades que esto comporta y la escasa preparación que a veces tienen los pacientes. Sin embargo, cuando a los pacientes se les brinda información y capacitación oportuna, y reciben apoyo psicológico, la calidad de vida mejora de forma significativa, pues la cirugía en algunos casos cura la enfermedad y en otros reduce los síntomas, además de que salva y prolonga la vida de la persona. Es por ello que se ha constatado que la calidad de vida en personas con cirugía es igual a la calidad de vida de personas con EII en fase de remisión, pero significativamente superior a la calidad de vida que tienen los pacientes con EII durante el periodo de actividad de la enfermedad (10).


Factores psicológicos moduladores de la calidad de vida

Hay diversos factores psicológicos moduladores de la calidad de vida en las personas con EII, tales como las estrategias de afrontamiento, las emociones, las expectativas y el apoyo social. Cada uno de estos factores puede influir en una mejor o peor calidad de vida dentro de un marco de interacción e interdependencia con otros factores psicosociales.

Con respecto a las estrategias de afrontamiento, la calidad de vida se relaciona con el tipo de afrontamiento empleado por los pacientes con EII. En general, el uso de estrategias de afrontamiento del estrés evasivas, fatalistas y emotivas se asocia con una peor percepción de la salud y del bienestar (11). En consonancia con esto, la depresión y un estilo de afrontamiento pasivo son factores psicológicos predictores de la alteración en el bienestar subjetivo, en mayor grado que la actividad de la enfermedad o la intensidad de los síntomas (12).

También los factores psicológicos tienen una importancia central en el proceso de ajuste después de la realización de una cirugía intestinal. En este sentido, se ha podido constatar que las expectativas positivas de los pacientes respecto a la posibilidad de tener un adecuado manejo de la enfermedad y manejar el estoma, contribuyen a un mejor bienestar psicológico (13). Sin embargo, la presencia de estrategias de afrontamiento del estrés de autoculpabilización y de escape, así como un bajo apoyo social son factores que predicen una baja calidad de vida después de la cirugía (14).


Referencias bibliográficas

1. Casati J, Toner, BB: Psychosocial aspects of inflammatory bowel disease. Biomedicine & Pharmacotherapy 2000; 54: 388-393.

2. Brandtzaeg P: Inflammatory bowel disease: clinics and pathology. Do inflammatory bowel disease and periodontal disease have similar immunopathogeneses? Acta Odontologica Scandinavica 2001; 59: 235-243.

3. Alexander F: Psychosomatic Medicine: Its Principles and Applications. New York, W. W. : Norton, 1950.

4. Levenstein S: Psychosocial factors in peptic ulcer and inflammatory bowel disease. Journal of Consulting and Clinical Psychology 2002; 70: 739-750.

5. Tobón S, Sandín B, Vinaccia S: Trastornos gastrointestinales: psicopatología y tratamientos psicológicos. Madrid: Dykinson, 2005.

6. Addolorato G, Capristo E, Stefanini GF, Gasbarrini G: Inflammatory bowel disease: a study of the association between anxiety and depression, physical morbidity, and nutritional status. Scandinavian Journal of Gastroenterology 1997; 32: 1013-1021.

7. Whitehead WE: Patient subgroups in irritable bowel syndrome that can be defined by symptom evaluation and physical examination. The American Journal of Medicine 2002; 10: 33-40.

8. Casellas F, Lopez-Vivancos J, Badia X, Vilaseca J, Malagelada JR: Influence of inflammatory bowel disease on different dimensions of quality of life. European Journal of Gastroenterology & Hepatology 2001; 13: 567-572.

9. Simren M, Axelsson J, Gillberg R, Abrahamsson H, Svedlund J, Bjornsson ES: Quality of life in inflammatory bowel disease in remission: the impact of IBS-like symptoms and associated psychological factors. The American Journal of Gastroenterology 2002; 97: 389-396.

10. Casellas F, Lopez-Vivancos J, Badia X, Vilaseca J, Malagelada JR: Impact of surgery for Crohn's disease on health-related quality of life. The American Journal of Gastroenterology 2000; 95: 177-182.

11. Smolen DM, Topp R: Coping methods of patients with inflammatory bowel disease and prediction of perceived health, functional status, and well-being. Gastroenterology Nursing 1998; 21: 112-128.

12. Cuntz U, Welt J, Ruppert E, Zillessen E: Determinanten der subjektiven Belastung durch chronisch-entzundliche Darmerkrankungen und ihre psychosozialen Folgen. Ergebnisse einer Studie bei 200 Patienten [Articulo en Alemán]. Psychotherapie, Psychosomatik, Medizinische Psychologie 1999; 49: 494-500.

13. Thomas C, Turner P, Madden F: Coping and the outcome of stoma surgery. Journal of Psychosomatic Research 1988; 32: 457-467.

14. Moskovitz DN, Maunder RG, Cohen Z, McLeod RS, MacRae H: Coping behavior and social support contribute independently to quality of life after surgery for inflammatory bowel disease. Diseases of the Colon and Rectum 2000; 43: 517-521.

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