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Estudios acerca de la vejez desde un enfoque positivo. Síntesis de hallazgos empíricos.

Autor/autores: María Florencia Zariello
Fecha Publicación: 01/03/2013
Área temática: Psicología general .
Tipo de trabajo:  Comunicación

RESUMEN

Se presenta una síntesis de resultados obtenidos a partir de diversas investigaciones realizadas en la ciudad de Mar del Plata. El fundamento teórico de los trabajos realizados estuvo dado por los aportes de la gerontología y la psicología del ciclo Vital. Ambas teorizaciones sostienen que no existe un único modo de envejecer sino que se trata de un fenómeno complejo y particular en cada caso, tanto a nivel biológico, como psicológico y social.

En este sentido, estos estudios se encuentran motivados por un interés común, como es el de generar una línea de investigación en la que se aborden los aspectos positivos en torno al envejecimiento con la finalidad de visibilizar aspectos ignorados y producir un conjunto de hallazgos que permitan una mayor comprensión de esta etapa vital. Los resultados que se presentan a continuación se nuclean en torno a cuatro líneas de investigación actuales: Autoeficacia para envejecer, Redes de apoyo social, Experiencia y Regulac ión Emocional, Experiencias de Fluidez y Bienestar Psicológico. Para cada uno de estos trabajos fueron consideradas las diferencias por grupos de edad y en relación a ello, los resultados permitieron observar que la vejez puede asociarse satisfactoriamente con los constructos explorados.

Palabras clave: vejez,


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Estudios acerca de la vejez desde un enfoque positivo. Síntesis de hallazgos empíricos.

Arias, Claudia; Giuliani, M. Florencia; Pavón María; Polizzi, Luciana; Sabatini, M. Belén y Zariello, M. Florencia.

Se presenta una síntesis de resultados obtenidos a partir de diversas investigaciones realizadas en la ciudad de Mar del Plata. El fundamento teórico de los trabajos realizados estuvo dado por los aportes de la gerontología y la psicología del ciclo Vital. Ambas teorizaciones sostienen que no existe un único modo de envejecer sino que se trata de un fenómeno complejo y particular en cada caso, tanto a nivel biológico, como psicológico y social. En este sentido, estos estudios se encuentran motivados por un interés común, como es el de generar una línea de investigación en la que se aborden los aspectos positivos en torno al envejecimiento con la finalidad de visibilizar aspectos ignorados y producir un conjunto de hallazgos que permitan una mayor comprensión de esta etapa vital. Los resultados que se presentan a continuación se nuclean en torno a cuatro líneas de investigación actuales: Autoeficacia para envejecer, Redes de apoyo social, Experiencia y Regulación Emocional, Experiencias de Fluidez y Bienestar Psicológico. Para cada uno de estos trabajos fueron consideradas las diferencias por grupos de edad y en relación a ello, los resultados permitieron observar que la vejez puede asociarse satisfactoriamente con los constructos explorados.

 

Introducción

La gerontología se desarrolló fundamentalmente en la segunda mitad del Siglo XX, con el objetivo de estudiar la vejez y el proceso de envejecimiento desde el punto de vista psicológico, biológico y social. Su cometido principal radica en conocer para qué las personas viven más, al tiempo que se ocupa de que esos años se vivan mejor (1). La psicología del ciclo Vital, por su parte, se propone como un marco de referencia para el estudio de los diversos fenómenos psicológicos que tienen lugar a lo largo del desarrollo de las personas. Esta perspectiva surge a finales de 1970 representando un intento de superar las tradicionales visiones de la psicología en torno a la vejez. Las mismas se encontraban demasiado vinculadas al modelo médico para explicar los fenómenos psicológicos del envejecimiento; reconociendo en esta etapa solamente aquellos procesos de pérdida y déficits. Desde la perspectiva del ciclo vital se conceptualiza al desarrollo como el producto del medio socio-histórico, la dotación biológica y la interacción entre ambos (2).

Otro de los pilares teóricos en los cuales se fundamenta este trabajo, es la psicología Positiva. La misma es propuesta por Seligman (3) a finales del siglo XX, con el objetivo de completar y ampliar el marco de la psicología. Tal como exponen Seligman y Csikszentmihalyi (4), desde la Segunda Guerra Mundial, la psicología ha sido particularmente una ciencia destinada a curar, que se concentró en la reparación de los daños, mediante un modelo del funcionamiento humano centrado en la enfermedad. En este contexto, el objetivo de la psicología Positiva es ser la catalizadora de un cambio de foco, en tanto propone pasar de una preocupación casi exclusiva por reparar el daño, a una visión que permita el conocimiento y fortalecimiento de cualidades positivas. En el plano de las características subjetivas, se propone estudiar las experiencias de bienestar y satisfacción en el pasado; la esperanza y el optimismo en el futuro; y la fluidez y felicidad en el presente (5) que son positivamente valoradas a nivel individual.

Los constructos bajo estudio en la presente investigación encuentran su base teórica en las conceptualizaciones anteriormente detalladas; y son como ellas, intentos por concebir la vejez en sus diversos aspectos. Así, se propone estudiar el envejecimiento como un fenómeno integral; y como un momento vital en el que se conjugan diversas manifestaciones bio-psico-sociales.

 

Autoeficacia para Envejecer

Uno de los últimos aportes a la gerontología ha sido el estudio de las propias creencias de control y dominio vinculadas al envejecimiento. Dichas creencias se enmarcan dentro del tradicional concepto de autoeficacia definido como “los juicios que cada individuo tiene sobre sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos de modo que le permitan alcanzar el rendimiento deseado” (6). La autoeficacia, por lo tanto, refiere a la percepción subjetiva que la persona posee sobre sus propias habilidades y lo que es capaz de hacer con ellas.

Las creencias de eficacia cobran importancia por la repercusión que poseen tanto en las propias emociones como en las conductas. Así, las experiencias de dominio o fracaso pueden tener consecuencias en la percepción de las propias posibilidades. Las personas con elevados niveles de Autoeficacia poseen una tendencia a lograr mejores resultados porque establecen para sí mismos metas más desafiantes y persisten frente a los fracasos. Así, una baja Autoeficacia contribuye a desalentar las expectativas de metas y resultados (7).

Los estudios tendientes a evaluar las creencias de eficacia vinculadas al envejecimiento pretenden indagar, cual es el grado de control que las personas perciben que poseen para enfrentar los cambios que pueden suceder durante la vejez.

Tradicionalmente la literatura (8) ha resaltado la noción de que con el paso de los años, las creencias de control sobre diferentes ámbitos de nuestra vida, incluso el propio envejecimiento tienden a descender lo cual impacta en las actividades y comportamientos de los adultos mayores.

A nivel local, se han desarrollado investigaciones que abordan dicha temática aportando los siguientes resultados:

Un estudio realizado en la ciudad de Mar del Plata (9) utilizó la escala de Autoeficacia para Envejecer que evalúa las creencias de eficacia en 5 dimensiones: Salud, Cognitivo, Habilidades Físicas-funcionales, y habilidades socio-emocionales y puntaje Total. Analizando las puntuaciones obtenidas según grupo de edad, los datos indican que no se han hallado diferencias significativas respecto de los grupos de personas de ambos sexos de 44 a 54 años y los de 60 a 70 años en ninguna de las dimensiones exploradas. Tampoco se han hallado diferencias significativas al incluir al grupo de 76 a 86 años (10).

Otra investigación (11) que utiliza la misma escala, indagó las diferencias según genero en grupos de 44 a 54, 60 a 70 y 76 a 86 años. El estudio arrojo diferencias significativas a favor de las mujeres en todas las dimensiones. Esto evidencia que, independientemente de la edad, las mujeres poseen niveles más elevados de eficacia que los hombres. Estudios recientes, vinculan las creencias de eficacia con bienestar psicológico, funcionamiento cognitivo y salud física (12).

Las creencias de eficacia poseen un papel fundamental en las autoevaluaciones, lo cual durante el envejecimiento es un factor relevante para superar aquellos cambios que se producen en esta etapa, tanto a nivel físico, como cognitivo como en el plano de las relaciones interpersonales

 

 

La red de apoyo social en la vejez

La red de apoyo social pertenece a los apoyos informales y está conformada por un conjunto restringido de relaciones familiares y no familiares que brindan alguna o varias formas de ayuda. Puede ser evaluada en lo que respecta a sus características estructurales, funcionalidad y atributos de los vínculos que la componen (13). Las investigaciones sobre la evaluación de la red en los adultos mayores han mostrado que las personas disponen una vida social activa y poseen recursos de apoyo social suficientes, variados y funcionales y se encuentran satisfechos por el apoyo que disponen (14).

Entre las diferentes líneas de investigación sobre la temática se han analizado y evaluado las redes de dos grupos de edad de adultos mayores; se han comparado con adultos de mediana edad; y se exploró sobre cuáles era los vínculos más satisfactorios. A continuación se describen brevemente los resultados.

1. La comparación efectuada tanto de características estructurales como de las funcionales y los atributos de los vínculos entre las redes de las personas mayores de 60 a 75 años (n: 40) y las de los adultos jóvenes de 30 a 45 años (n: 40) residentes en la ciudad de Mar del Plata evidenció escasas diferencias, que en ningún caso llegaron a ser significativas estadísticamente (15).

2. Explorado las modificaciones de la red en la vejez, si bien las redes presentan variadas pérdidas debido fundamentalmente a la muerte de familiares y de amigos de la misma generación, las personas mayores incorporaban vínculos nuevos que compensaban numéricamente los que se habían perdido. Los datos de un estudio exploratorio en 40 adultos mayores muestra que, si bien constituyen un número elevado aquellos que han perdido vínculos durante la vejez, (n: 35), en su gran mayoría han logrado incorporar nuevos vínculos (n: 30) luego de cumplir los 60 años compensando numéricamente el tamaño de la red (16).

3. El análisis de los vínculos más satisfactorio en una muestra de 100 adultos mayores (17) (50 mujeres y 50 varones) de 60 a 90 años mostró que los hijos fueron, en términos generales los más elegidos por todos. Asimismo, los amigos, fueron globalmente los segundos más elegidos, pero lo hicieron en mayor medida aquellos que vivían solos. El tercer vínculo más nombrado fue la pareja, y estas fueron elegidas preponderantemente por aquellos que vivían con ellas. Se pudo apreciar que dependiendo el grupo conviviente, los adultos mayores optan por diferentes relaciones satisfactorias. De los resultados se desprendieron además diferencias de género que implican principalmente que los hombres elijan más a sus parejas en comparación con las mujeres, y que estas incluyan más a otros familiares como pueden ser nietos hermanas, cuñadas, nueras, etc.

Estos resultados además de mostrar que los adultos mayores disponen de redes adecuadas, como se mencionó anteriormente, problematizan la creencia acerca de la disrupción de la red en la vejez. Las incorporaciones de nuevos vínculos, que muestran las investigaciones, ya sean de pareja, amistades u otras relaciones, podrían explicar por qué a pesar de la mayor probabilidad de pérdidas en la vejez, el tamaño de las redes presenta un promedio casi coincidente con el correspondiente a los más jóvenes. Sin embargo, resulta de importancia resaltar que los vínculos más satisfactorios mencionados fueron aquellas relaciones de más de 20 años de antigüedad por lo que tal vez, la compensación entre incorporación y pérdida, por lo menos en lo que respecta a los vínculos más satisfactorios, resulte ser más cuantitativa que cualitativa (18).

 

Las Experiencias de fluidez en la vejez y su relación con el bienestar psicológico.

Las Experiencias de fluidez consisten en un especial estado psicológico que puede ser experimentado al realizar actividades con un alto grado de motivación intrínseca -por el hecho de ser agradables en sí mismas- y en las cuales existe un equilibrio entre las habilidades disponibles por el individuo y las que demanda la actividad, haciendo que puedan utilizarse al máximo las capacidades y habilidades puestas en juego en dicha actividad. Cuando las personas realizan estas actividades muestran más interés, más entusiasmo, más confianza, un mejor rendimiento, más perseverancia, más creatividad, más autoestima y un mayor bienestar psicológico (19). A pesar de la estrecha relación entre esta experiencia y diversos aspectos psicológicos como los descriptos, no se contaba con antecedentes sobre los que ocurría con dicha vivencia en la vejez. A continuación se presentan brevemente los resultados de diversas investigaciones realizadas en la ciudad de Mar del Plata en las que se exploró la presencia de estas experiencias y su relación con el bienestar psicológico en personas jóvenes y mayores.

1. La comparación efectuada con respecto a la presencia de experiencias de fluidez en personas jóvenes (n: 100) y personas mayores (n: 100) permitió observar que ambos grupos de edad presentaron experiencias de fluidez en proporciones similares, el 74% de los jóvenes y el 73% de los mayores refirieron tener esta vivencia en alguna de las actividades que realizan o en más de una. Estos datos indican además, que un porcentaje elevado de las personas que fueron entrevistadas tenían este tipo de experiencias. Los adultos mayores indicaron tener esta experiencia más frecuentemente que los jóvenes y a través de actividades diversas, principalmente recreativas, físicas, artísticas, laborales, deportivas, domésticas, sociales, religiosas y de estudio.

2. Con respecto a la relación entre esta experiencia y el bienestar psicológico -definido como la valoración que el sujeto hace del resultado de una determinada forma de haber vivido, en diversos aspectos como: apreciación positiva de sí mismo, capacidad para manejar de forma efectiva el medio y la propia vida, calidad de los vínculos personales, sentido de la vida, aceptación de sí mismo y autodeterminación (20) - el análisis de los datos permitió observar diferencias en dicha relación en los dos grupos de edad.

En cuanto a los adultos jóvenes, se hallaron diferencias estadísticamente significativas en la dimensión “proyectos” del Bienestar Psicológico, en la cuál las personas que manifestaron tener experiencias de fluidez obtuvieron puntuaciones medias significativamente superiores que el grupo que no tenía estas experiencias. Mientras que, en las dimensiones restantes, no se observaron diferencias estadísticamente significativas.

En cambio, en el grupo de personas mayores además de observarse una diferencia estadísticamente significativa en la misma dimensión -“proyectos”- la diferencia en los puntajes globales del Bienestar Psicológico también fue estadísticamente significativa, siendo más elevado el puntaje medio en el grupo que manifestó tener Experiencias de fluidez. Además se pudo observar un aumento en los promedios de las dimensiones restantes –aceptación/control, autonomía y vínculos- para el grupo que expresó tener dichas experiencias.

 

Experiencia emocional

Las emociones son tendencias de respuesta con un gran valor adaptativo, con evidentes manifestaciones a nivel fisiológico, en la expresión facial, la experiencia subjetiva, el procesamiento de la información, entre otros. Se trata de fenómenos intensos pero breves en el tiempo y que surgen ante la evaluación de algún acontecimiento antecedente (21).

El avance en el estudio de los procesos emocionales resulta indispensable por diversos motivos. Entre ellos, esta necesidad se encuentra avalada por estudios que muestran que las emociones influyen tanto sobre procesos cognitivos como sobre la toma de decisiones (22). Existe además evidencia empírica de que los mecanismos de regulación emocional, definidos como cualquier intento que realizan las personas para modificar un estado emocional, tienen una influencia fundamental sobre el bienestar y la salud física (23).

Se realizó un estudio en la ciudad de Mar del Plata, en el que se compararon diez dimensiones de la experiencia emocional en cuatro grupos de edad (20 a 30 años, 40 a 50 años, 60 a 70 años y 80 a 90 años).

Los resultados indicaron que existen diferencias significativas por grupo de edad en la moderación del afecto positivo, el control cognitivo, la madurez emocional, la búsqueda de sensaciones intensas, la disimulación afectiva y la variabilidad afectiva.

En el caso de las tres primeras dimensiones, los puntajes aumentaron en la misma dirección que la edad de los participantes. Considerando que miden aspectos del manejo controlado de la experiencia emocional, se puede afirmar que a mayor edad se incrementan las habilidades para regular las emociones.

En las restantes tres dimensiones, las puntuaciones no variaron siempre en la misma dirección (aumentando o disminuyendo con la edad), sino que se producían variaciones entre los grupos de edad que no seguían este patrón.

En el caso de la búsqueda de sensaciones, las puntuaciones más elevadas fueron las del grupo de menor edad. Esto indica que en los adultos más jóvenes existe interés por buscar situaciones que generen altos niveles de estimulación emocional.

Respecto de la disimulación afectiva, interesa destacar que fue el grupo de adultos mayores de 80 a 90 años quien obtuvo las mayores puntuaciones, difiriendo significativamente respecto de los adultos jóvenes y de mediana edad. Una posible explicación a esta situación puede estar dada por el contexto sociocultural en el que estos individuos crecieron, marcado por valores morales y religiosos particulares, que valoraba positivamente el hecho de no manifestar abiertamente los diversos estados emocionales (24).

Las puntuaciones más altas en la dimensión variabilidad afectiva fueron las de los dos grupos de adultos mayores. Estos resultados pueden leerse desde la perspectiva de la complejización de la experiencia emocional de los adultos mayores. Dicha autora también sostiene que, a medida que se incrementa la edad, se produce una integración de aspectos emocionales positivos y negativos (25).

 

 

Regulación Emocional

Dentro del estudio de las emociones y el procesamiento emocional, se aborda el estudio de las habilidades para modificar los estados de ánimo, ya que éstas constituyen un recurso protector salud mental e impacta positivamente en el bienestar. Este tipo de habilidades de regulación de las emociones se ponen en ejecución cuando se evalúa que la reacción emocional espontánea debe ser modificada. Esto puede deberse a la calidad del estímulo –emociones negativas hacia una persona querida-, las características personales –sentir emociones que uno mismo considera reprobables- y la situación contextual –el ambiente no favorece la consecución de las metas deseadas-. En tal situación, se vuelve necesario afrontar, es decir, desplegar recursos y habilidades con el fin de cambiar la experiencia emocional subjetiva (26). Estas destrezas sirven para amortiguar las respuestas de estrés producidas por los problemas de la vida cotidiana (27) y funcionan como factores protectores contra el burn out (28) e ideas intrusivas en situaciones de estrés agudo (29). Los antecedentes ligan conceptualmente a estos recursos con la resiliencia, entendida como la capacidad de fortalecerse psicológicamente luego de afrontar eventos estresantes (30). En cuanto a las investigaciones respecto diferencias por grupos de edad, encontramos que los antecedentes señalan que estas habilidades presentan mayor desarrollo en etapas más tardías de la vida (31).

En este marco, se realizó un estudio para evaluar la regulación emocional entendida como la capacidad de registrar estados emocionales (Atención Emocional), de comprenderlos (Claridad de Sentimientos) y regularlos (Reparación Emocional) de personas de tres grupos de edad, utilizando el cuestionario TMMS-24 (32). Se trabajó con 300 personas de ambos sexos (100 de 15 a 25 años, 100 de 40 a 50 años y 100 de 65 a 75 años) de la ciudad de Mar del Plata, Argentina.

Los resultados obtenidos brindan apoyan la perspectiva del envejecimiento como un proceso de aprendizaje y enriquecimiento, en tanto que los grupos de mayor edad presentaron mejores puntuaciones en las habilidades evaluadas que el grupo de sujetos más jóvenes, específicamente, en lo referido a la capacidad de comprensión y regulación de las emociones. atención emocional fue la única dimensión que no presentó características diferenciales en los grupos de edad. Kafetsios (33), en una investigación realizada en Grecia, obtuvo resultados similares. Estos hallazgos aportan evidencia sobre el desarrollo temprano y la estabilidad de las habilidades de percepción y reconocimiento emocional a través de la vida, así como un desarrollo tardío de las capacidades de comprensión y regulación (34). En cuanto a la Reparación Emocional, los adultos jóvenes y mayores superaron al grupo de 15 a 25 años respecto a la capacidad de modificar deliberadamente los estados emocionales. Esto implica que los dos grupos de mayor edad presentan más confianza en sus habilidades para modificar sus estados emocionales mediante estrategias reflexivas, sean sus emociones negativas o positivas. Lo mismo sucedió en cuanto a la habilidad Claridad de Sentimientos, que refiere a la capacidad de comprender las dinámicas afectivas y de asignar etiquetas lingüísticas a las emociones.

 

Consideraciones Finales

En primer lugar, el recorrido de hallazgos de investigación realizado a lo largo de este trabajo nos muestra que las personas mayores disponen de amplios recursos y continúan desarrollando potencialidades. No sólo poseen niveles de autoeficacia, bienestar, apoyo social y experiencias de fluidez similares a los de los adultos más jóvenes, sino que además la experiencia emocional en variadas cuestiones mejora con la edad. Es así que los adultos mayores muestran mayor claridad en el registro y procesamiento de sus emociones, más moderación del afecto positivo, mejor control cognitivo y madurez emocional.

En segundo lugar, estos resultados permiten repensar y problematizar algunas cuestiones que impregnan las representaciones sociales e incluso el discurso científico acerca de la vejez. Aunque en la actualidad la homogeneidad del proceso de envejecimiento resulte evidentemente falsa, aún persisten estereotipos negativos que sostienen una visión deficitaria de la vejez. Debemos considerar que los estereotipos tienen un impacto perjudicial ya que recaen sobre los individuos y los limitan y condicionan en su modo de comportarse. Los adultos mayores en muchos casos asumen el lugar que socialmente se les asigna ya que es lo que se espera de ellos o lo que se considera normal (35).

En tercer lugar, el desarrollo de investigaciones sobre aspectos positivos contribuirá no sólo a nivel teórico y en el logro de una mayor comprensión del proceso de envejecimiento, sino también en el diseño de nuevas intervenciones. El conocer los múltiples recursos y potencialidades con los que cuentan los adultos mayores nos brinda nuevas posibilidades de desarrollar prácticas gerontológicas alternativas a las tradicionales y centradas fundamentalmente en incrementar lo positivo en lugar de disminuir lo negativo.

Finalmente, estudios como los anteriormente descriptos, contribuyen al logro de una visión más positiva acerca de la vejez que, sin duda, permitirá generar entornos más favorables que propicien el desarrollo hasta las etapas más avanzadas de la vida.

 

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