Herramientas Transdisciplinarias de abordaje terapéutico

HERRAMIENTAS TRANSDISCIPLINARIAS DE ABORDAJE TERAPÉUTICO
Mariana Salech
contacto@trema. com. ar
tratamiento del psicópata, abordaje

RESUMEN
Es Sabido que la psicopatía no está considerada una entidad nosológicas en las clasificaciones
internacionales de diagnóstico y tratamiento en salud mental. Mas bíen, se confunde en sus
sinonimias para la investigación científica con el trastorno Antisocial de la personalidad.
Como se explico en el presente trabajo, estas dos estructuraciones distorsivas de la
personalidad no son lo mismo. Por lo tanto, no hay dudas que el trastorno antisocial de la
personalidad debe recibir tratamiento, en cambio, para la psicopatía esto no esta claro.
En la presente comunicación, se intentaran explicitar algunos abordajes transdisciplinarios
desde la experiencia empírica para ensayar una respuesta terapéutica para las psicopatías.
Estas propuestas tendrán su basamento en el diagnóstico desde el factor 1 de Hare, y pondrá
su acento en la psicoeducación y psicoprofilaxis para el entorno familiar, laboral y social del
paciente, así como herramientas de entrenamiento en la cognición social del propio sujeto,
con el objetivo de lograr impacto emocional a cerca del estado empático en el ejercicio de la
relación interpersonal.
Esta propuesta incluye expresiones de disciplinas que no sólo incluyen profesionales de salud
mental, sino un compromiso social y cultural para aminorar el impacto de las conductas
disruptivas de estos pacientes.

INTRODUCCIÓN
Si asumimos a la psicopatía como un trastorno del temperamento, que afecta nuestra forma
de pensar en términos de rigidez, con insuficiencia del sentir y que esto distorsiona nuestra
forma de adaptarnos al mundo discriminativamente conocido, debemos de tener claro que
el tratamiento de la psicopatía va a ser complejo, ya que se ha de intervenir en todos los
ámbitos de la estructuración del sujeto para conseguir corregir dicho comportamiento, aunque
la mayor dificultad es que el psicópata quiera cambiar, sobre todo cuando sus actos le reportan
una satisfacción personal inmediata,  sentir culpabilidad por su comportamiento. y carece de suficiente empatía para

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Uno de sus rasgos característicos es que suele conocer bien cómo manipular a los demás, y
conseguir de estos lo que El mismo considere una necesidad, por ello el psicópata requiere
de entrenamiento en el ámbito afectivo, en donde aprenda a ponerse en la situación del otro,
para que entienda lo que siente, desarrollando así habilidades sentimentales que regulen sus
emociones, y de empatía; igualmente se les entrena para establecer y mantener relaciones
sociales adaptadas y sostenidas en el tiempo.
La propuesta a desarrollar consiste en que la persona realice diversos ejercicios, como el
de role-play, donde va adoptando distintos papeles sociales de su cotidianeidad, para que
vaya teniendo experiencias distintas a las que se generó a priori sobre otras formas de
relacionarse, lo que le ayudará en un futuro a tener más opciones para conseguir un
comportamiento adaptado a los estándares sociales vigentes en su mundo.
Las técnicas de relajación y visualización alternativa (esto es hipotetizar sobre formas distintas
del procesamiento de información, desde la esfera cognitiva a la valorativa) les ayudan a
controlar la tensión interna que les guía hacia la búsqueda de la satisfacción de sus impulsos
más inmediatos.
Con respecto a la conducta disruptiva, lo complejo de traer al ámbito de la consciencia real
del sentir es el desapego por la ley, ya que los psicópatas son plenamente conscientes desde
lo cognitivo de cuándo transgreden las normas sociales, y a pesar de ello lo hacen, tratando
eso sí, de no ser descubiertos, dando la mayor apariencia de normalidad para disimular el
delito; es por ello que es tan difícil detectarlo, y los beneficios que le proporciona hacen que
sea casi imposible cambiarlo. Esto no debe ser un objetivo de corto plazo en la terapia, pero
si rodear el tema constantemente para incorporar normas a su esfera valorativa de la
personalidad.
Se recomienda que de haber signos de impulsividad, creencias distorsivas paranoides o
astenia o hipobulia, se solicite al psiquiatra valorar el inicio de tratamiento Psicofarmacológico.
A pesar de los intentos por descubrir un tratamiento adecuado para la psicopatía, no existe
un medicamento específico para ello, ya que no padece delirios, alucinaciones, ni estados de
ansiedad o agresividad que lo motiven; por lo que no se pueden combatir síntomas, siendo la
privación de libertad la forma en que la sociedad ha "resuelto" este problema social en los
casos más graves; es decir, al sacar al psicópata de las calles, evita que haga daño a nadie
más, aunque la realidad nos dice que casi nunca se produce su reinserción.
Una de las mayores dificultades para conseguir alcanzar unas metas satisfactorias en este
tratamiento es la falta de implicación de la persona psicópata, ya que se trata de un
comportamiento voluntario y consciente, y que le suele reportar beneficios, ya sea de
autocomplaciencia o sociales, por lo que difícilmente querrá cambiar, y seguir el tratamiento
para la psicopatía; siendo éste más eficaz si se empieza a edades tempranas.

No existen escuelas psicoterápicas específicas:
El psicoanálisis, por ejemplo, no parece muy eficaz en la reducción de los síntomas, aunque sí
puede ayudar al psicópata a entender su problema y su recorrido vital.
Según informes estadísticos recientes, las terapias conductuales y cognitivas, así como las
psicodinámicas, pueden aminorar los síntomas de la psicopatía.
En cuanto a la medicación, no existe ningún tratamiento farmacológico específico de este
trastorno, si bien algunos medicamentos pueden aliviar el "sufrimiento" del psicópata.
En cualquier caso, esta atención requiere una gran cantidad de medios y una profunda
dedicación, no solo en el ámbito sanitario, sino también social (núcleo primario, familia,
comunidad, ámbito laboral y recreativo) y judicial .
No resulta nada fácil prevenir una psicopatía. En primer lugar, porque no se sabe aún con
estándares de certeza como se va estructurando la personalidad a partir de esta insuficiencia
en el sentir.
Los pocos estudios específicos en este ámbito y que no utilizan como sinonimia a la Psicopatía
y trastorno antisocial de la personalidad, parecen apuntar a un fuerte componente genético,
influenciado por factores ambientales y la experiencia vital, la vivencia del psicópata.
En todo caso, la psicopatía se manifiesta en la edad adulta, siendo muy complicada de
identificar en la infancia (aunque la propuesta es identificarla en edades tempranas, para
actuar mas rápida y eficazmente).
Varios estudios en la actualidad, sobre todo en neuropsicología, recomiendan diagnosticar en
niños los problemas que se saben que van asociados a la psicopatía en los adultos, como
trastornos del comportamiento (muy controvertidos, por cierto) y trastornos por déficit de
atención con hiperactividad.
Para identificar adecuadamente estos problemas se necesita un personal especializado y una
atención infantil eficaz en este ámbito. Sin embargo, se trata de un campo en Latinoamérica
apenas incipiente, puesto que los profesionales en salud mental infantojuvenil implicados no
tienen formación específica al respecto, y peor aún, al no ser la psicopatía reconocida como
entidad nosológica, entonces no hay obligación de considerarla.
Es posible abordar su caso eficazmente. El inconveniente es que la psicopatía no puede
tratarse con una atención clásica, pues, a causa de su trastorno, los pacientes suelen ser
personas que trasgreden las normas y, como consecuencia, no siguen el tratamiento ni las
recomendaciones del médico. Por esta razón, se hace necesaria una atención inter y
transdisciplinaria, con procedimientos muy definidos y mancomunados, atención coordinada
entre los miembros del personal y, sobre todo, continuidad en el tiempo.

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