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Representaciones sociales acerca de la cognición en la vejez.

Autor/autores: Mirta Lidia Sánchez
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

La vejez, considerada como una etapa de declinación biológica y psicológica, ha dado lugar a creencias socialmente difundidas acerca del deterioro cognitivo universal y generalizado con el avance de la edad. Esta idea ha sido también motivo de controversias en el campo científico ya que mayoritariamente se ha concebido a la inteligencia siguiendo un patrón de desarrollo creciente en la juventud que luego declina en la vejez. Sin embargo, estudios recientes muestran que las personas mayores son capaces de continuar adquiriendo conocimientos y mantener sus capacidades de aprendizaje y adaptación a nuevos requerimientos. Nuestras investigaciones sobre representaciones sociales acerca de las características del pensamiento en la vejez, evidencian un predominio de las creencias acerca de que capacidades como la memoria, atención e inteligencia merman, obstaculizando o impidiendo nuevos aprendizajes.

Los estudios que presentamos incluyeron muestras de estudiantes de psicología y personal que trabaja con ancianos. Los datos fueron obtenidos por medio de entrevistas semiestructuradas, grupo focales y cuestionarios Thurstone y Lickert. Se exploraron también los puntos de coincidencia y divergencia de nuestra propia investigación con otros resultados empíricos comunicados por otros investigadores y desarrollos teóricos sobre el tema. Se puso así de manifiesto la discrepancia entre las representaciones socialmente compartidas acerca de las capacidades cognitivas en la vejez, y las evidencias aportadas. En este punto, varias líneas de investigación coinciden en que la vejez puede ser comprendida como un período del desarrollo dentro del contexto del curso de vida. En los mejores casos, el pensamiento alcanzaría aquí un nuevo y mayor grado de complejidad.

Palabras clave: cognición, vejez


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Representaciones sociales acerca de la cognición en la vejez.

Alicia Monchietti; Mirta Lidia Sánchez.

Grupo de Investigación Temas de psicología del Desarrollo.  
Universidad Nacional de Mar del Plata

Resumen

La vejez, considerada como una etapa de declinación biológica y psicológica, ha dado lugar a creencias socialmente difundidas acerca del deterioro cognitivo universal y generalizado con el avance de la edad. Esta idea ha sido también motivo de controversias en el campo científico ya que mayoritariamente se ha concebido a la inteligencia siguiendo un patrón de desarrollo creciente en la juventud que luego declina en la vejez. Sin embargo, estudios recientes muestran que las personas mayores son capaces de continuar adquiriendo conocimientos y mantener sus capacidades de aprendizaje y adaptación a nuevos requerimientos.

Nuestras investigaciones sobre representaciones sociales acerca de las características del pensamiento en la vejez, evidencian un predominio de las creencias acerca de que capacidades como la memoria, atención e inteligencia merman, obstaculizando o impidiendo nuevos aprendizajes.  

Los estudios que presentamos incluyeron muestras de estudiantes de psicología y personal que trabaja con ancianos. Los datos fueron obtenidos por medio de entrevistas semiestructuradas, grupo focales y cuestionarios Thurstone y Lickert. Se exploraron también los puntos de coincidencia y divergencia de nuestra propia investigación con otros resultados empíricos comunicados por otros investigadores y desarrollos teóricos sobre el tema. Se puso así de manifiesto la discrepancia entre las representaciones socialmente compartidas acerca de las capacidades cognitivas en la vejez, y las evidencias aportadas. En este punto, varias líneas de investigación coinciden en que la vejez puede ser comprendida como un período del desarrollo dentro del contexto del curso de vida. En los mejores casos, el pensamiento alcanzaría aquí un nuevo y mayor grado de complejidad.



Introducción

La expectativa de vida ha aumentado en la mayoría de los países, por lo tanto la vejez como parte del curso de la vida puede abarcar muchos años, Siendo variados los factores que inciden en el envejecimiento; biológicos, sociales, psicológicos, culturales, económicos y políticos, sus combinaciones dan como resultado muchas vejeces posibles. Sin embargo cuando se la nombra siempre se resalta su connotación negativa y su asociación con la muerte, ya que estos significados forman parte del sentido común y el saber cotidiano. El sentido común puede entenderse como procesos y categorías que las personas utilizan para interpretar o comprender situaciones pero tienen la particularidad de ser poco flexibles ya que no ponen en tela de juicio sus propias aseveraciones. Esta representación de ciertos objetos es compartida y permite a los miembros de una sociedad orientar su acción. El concepto de habitus de Bourdieu es compatible con el de sentido común y saber cotidiano. Según Bourdieu (1980) el modo de conocimiento que llamamos fenomenológico refleja una experiencia que en general no es objeto de una actitud reflexiva, pero no por ello deja de ser cierta en tanto experiencia. Por habitus entiende el modo de percibir y evaluar una experiencia propia, de un grupo o de una clase social, esos esquemas de percepción incorporados son los que constituyen su punto de vista. En lo que las personas dicen u opinan se expresan actitudes, intenciones, conocimientos y la manera en que interpretan la realidad. Hace referencia a sistemas de disposiciones durables, estructuras interiorizadas de pensamientos, percepción y acción que organizan las prácticas de los agentes sociales y tienen suma eficacia porque son una matriz inconsciente. Constituye una manera de pensar e interpretar la realidad cotidiana que está construida socialmente y que cada individuo incorpora desde su peculiar lugar en la sociedad. La vejez considerada como una etapa de declinación biológica y psicológica exclusivamente ha dado lugar a prejuicios y estereotipos que ubican a las personas mayores como menos capaces de resolver problemas que los jóvenes, más inflexibles y rígidas, menos interesadas por las cosas y con especiales dificultades de memoria, Fernández Ballesteros (1992).  

También, Villar (1995) observó como en una muestra de estudiantes universitarios españoles concebían que la memoria y la inteligencia, capacidades esenciales en el aprendizaje, seguían un patrón de evolución creciente en la juventud y luego decreciente mostrando los niveles más bajos en la vejez.  

Es preciso tener muy presente que el saber académico no siempre se aleja de los contenidos del saber común; a veces pueden tener sentidos semejantes. En el caso de algunas teorías acerca de la vejez, ésta fue considerada como una etapa de desapego caracterizada por la regresión. Desde otra perspectiva, avalada por numerosas pruebas empíricas, estas aseveraciones pueden ser consideradas prejuiciosas. Por ejemplo, Schaie (1994) y sus colaboradores han realizado numerosos estudios sobre la evolución de la inteligencia durante el envejecimiento y sobre las distintas maneras de evaluar las diferencias relativas al desarrollo. Elaboró un test que mide varios aspectos de la inteligencia: el razonamiento verbal, la rapidez de la respuesta y las aptitudes para la instrucción. Los resultados muestran que una persona de 70 años no ha retrocedido al nivel alcanzado a los 25 años.

También es posible que en algunas áreas, las más vinculadas a la experiencia vital de la persona, el rendimiento cognitivo se mantenga estable o incluso aumente con la edad (Baltes, 1997).

Cattell (1963) plantea la existencia de dos formas de inteligencia, una “fluida” y otra “cristalizada”. La inteligencia fluida se relaciona con la posibilidad de adaptarse a situaciones nuevas, depende de la capacidad de evolucionar y adaptarse de manera eficaz a lo nuevo. Esta capacidad estaría influenciada negativamente por el paso del tiempo por lo tanto disminuiría con la edad. La inteligencia cristalizada se relaciona con la acumulación de experiencias, por lo tanto aumenta con los años.  

Fisher (1980), Case (1991), sostienen la idea de una secuencia ordenada de niveles de complejidad tanto en el pensamiento como en el comportamiento. Se amplía así el interés por el estudio de la resolución de problemas de la vida cotidiana. Este tipo de estudio se utilizó en particular para la investigación de las diferencias entre el pensamiento en la adolescencia y en la adultez tardía y vejez.


Inspirados en Piaget, pero en divergencia con alguna de sus ideas, diversos autores (Perry, 1970, 1981; Brookfield, 1995, 1998; Mezirow, 1978, 1991; Cavanaugh, 1991) consideran que el pensamiento formal no es el último estadio del desarrollo intelectual. Las operaciones pos-formales en la vida adulta, acentúan la posibilidad de considerar múltiples soluciones a los problemas y de tener en cuenta la exploración de las contradicciones y discrepancias entre lo general y lo particular, lo que es visto como una oportunidad para el desarrollo personal.  

(Brookfield, 1998, p. 292). El razonamiento del adulto mayor no se agotaría en la lógica formal, permitiendo flexibilidad cognitiva y siendo fundamental para la interpretación de las experiencias del individuo que dirigen el comportamiento.

Según la teoría de las Inteligencias Múltiples o de la cognición Distribuída, de H. Gardner, habría distintos tipos de inteligencias y cada una tiene una evolución diferente (de acuerdo a sus posibilidades genéticas y contextuales), cada una maneja códigos distintos y una determinada localización cerebral. Esto significa que todos tenemos –en mayor o menor medida-, distintas “puertas de accesos” para nuestros aprendizajes que funcionan también como bancos de datos diferentes para asimilar los cambios de modo relativamente estable.

Labouvie-Vief, 1985; Ribaupierre, A, 2005 consideran a la edad una variable de carácter exclusivamente descriptivo, algo así como un rótulo bajo el cual se agruparían una serie compleja de variables y sus interrelaciones. Sería un punto de referencia que alude a múltiples variables diferenciadoras.

Labouvie-Vief (1985, 2000) en torno a la idea central de que el pensamiento abstracto involucra distintos dominios, algunos relativos a las emociones, valores, relaciones sociales y aún a los niveles de integración del yo, desarrolla un cuerpo de investigaciones para examinar los cambios intelectuales a lo largo del desarrollo, postulando también niveles de complejidad creciente. Los niveles más altos serían bastante raros en la población y se concentran en el período de la mediana edad hacia adelante.  

Según los resultados de algunas de estas investigaciones, el porcentaje de individuos que permanecen estables en todas las dimensiones es notable aún en una edad avanzada. No es imprescindible que a partir de los 75 años todos los individuos declinen, y tampoco es forzoso que la declinación sea para todas las aptitudes. Estos resultados demuestran que la edad cronológica no puede ser la sola dimensión a tener en cuenta. (Rieben, de Ribaupierre, & Lautrey, 1983), que sólo tiene una función referencial y no es una magnitud psicológica.  

Alcanzada la vejez, las influencias contextuales aportan una importante variabilidad en la cronología de los cambios que ocurren en diferentes individuos 
Con la inclusión de estas ideas se refuerza un viraje fundamental en la investigación acerca de los cambios intelectuales que se dan en la vejez. Por un lado, va perdiendo importancia la edad cronológica como variable explicativa, y por otro, se incluyen apreciaciones de índole cualitativa.  

Es conveniente subrayar entonces que, gracias a la concurrencia de los diferentes aportes teóricos que venimos consignando, se va dando un pasaje en la consideración de la edad como causa o razón de cambios en el desarrollo, a entender a éstos como un producto de la concurrencia de factores “internos” y “externos” en una línea temporal.


Metodología y resultados

Los estudios que presentamos se realizaron sobre distintas muestras. Un estudio sobre material aportado por un grupo de 15 cuidadores de ancianos participantes en un curso de capacitación. Un estudio sobre RRSS en 203 sujetos habitantes de la ciudad de Mar del Plata, y por último 25 entrevistas a estudiantes de la Facultad de psicología de la Universidad Nacional de Mar del Plata.  

Los datos fueron obtenidos en cada caso por medio de grupo focales, cuestionarios Thurstone y Lickerty entrevistas semiestructuradas respectivamente.  

1) Con la utilización de la técnica del grupo Focal se indagó sobre los significados que se asociaban a los términos viejo-vieja. Participaron 15 personas, en su mayoría mujeres, cuyas edades oscilan entre 23 años a 58 años que se dedican al cuidado de ancianos en instituciones geriátricas y en sus domicilios.

Los participantes se dividieron en dos grupos y a partir del recorte de diarios y revistas de actualidad fueron seleccionando imágenes y textos que relacionaron con el tema: La vejez. Las imágenes seleccionadas representaban:

· una abuela con su nieto,
· la propaganda de medicamentos,
· un anciano caminando solo, un anciano que sigue trabajando después de su jubilación
· imágenes de jóvenes bailando, practicando deportes, mostrando cuerpos esbeltos y al lado las palabras: NO MÁS
· un grupo de ancianos en una caminata.
· propaganda de anteojos.

Mediante la técnica: Lluvia de ideas, se les pidió que asociaran con los significantes viejo- vieja.  

Mencionaron: incoherencia, experiencia, ternura, cansancio, enfermedad, incomprensión, descanso, tristeza, soledad, sabiduría, se vuelven niños, dependencia, avaricia, muerte, jubilación.

Se reflexiona sobre estas producciones y surgen algunos dichos como: “Los viejos pierden la memoria”. Otro miembro del grupo responde que sin embargo tiene un vecino de 80 años que le relata con mucho detalle como era el barrio antiguamente. Otro agrega con el consentimiento de varios “La mayoría de los viejos tienen Alzheimer”.

Se plantean temores respecto a la propia vejez, “no me gustaría tener que depender de otros para hacer mis cosas”, “no me gustaría estar postrada”, “si no estoy bien no quisiera vivir mucho”. Se crea un clima donde predomina la ansiedad depresiva, se señala que la mayoría de los temores hacen referencia a una equiparación de vejez con imposibilidad. A partir de esto empiezan a mencionar ejemplos de viejos principalmente del mundo del espectáculo y políticos que están saludables y activos. Se considera la importancia de diferenciar que algunos casos particulares que no constituyen el universo de la vejez y que no es igual estar limitado que imposibilitado, aunque ellos como cuidadores de ancianos trabajan con personas con distinto grado de deterioro.

2) A continuación se presentan los datos recogidos mediante la escala Lickert aplicada a una muestra de 203 sujetos, durante una investigación llevado a cabo en Mar del Plata que hemos concluido en el año 2004 Tomamos aquí el resultado de un fragmento de una escala Lickert aplicada en el mismo.  

Las tablas muestran los resultados de dos items donde se indagan creencias sobre la memoria y a la posibilidad de aprendizaje en la vejez.

“LOS VIEJOS SE OLVIDAN LAS COSAS”

 


Tabla I


En la tabla I el 50. 7 % de los 203 entrevistados está de acuerdo o muy de acuerdo con la afirmación de que los viejos se olvidan de las cosas.  

A partir de las 25 entrevistas focalizadas hemos recogido datos que permiten observar, también, un cierto acuerdo en cuanto a que se producen cambios desfavorables en la memoria durante el envejecimiento. . Hemos seleccionado algunas de las respuestas obtenidas a partir de la pregunta:¿Cree que ocurren cambios en la memoria durante la vejez

1. “Sí, por el mismo desgaste de la edad uno se va olvidando. ”

2. “Y, sí, porque es una consecuencia de la vejez, viste que los viejos suelen olvidarse de las cosas”.

3. “Sí, por ahí no tienen tanta retención de textos”.

4. “Sí, cambia, empieza a haber fallas”.

5. “Me parece que sí. Yo a veces ando con la cabeza medio distraída. Pero también es cierto que ando con muchas cosas, preocupaciones”.  

6. “Es posible, pero no veo que sea algo general”.  

7. “Algunas personas mayores presentan dificultad para recordar algunos acontecimientos. No sé si es producto de la lejanía en el tiempo, de la cantidad de acontecimientos o si por el contrario responde a un deterioro biológico”.

8. “Nuestros ancianos recuerdan más lo que les pasó hace muchos años que lo del día anterior”

Ha sido posible detallar los matices de las creencias acerca de la memoria en la vejez. Así en las frases transcriptas se ven los diferentes factores con los que se relacionan los cambios. La creencia de que la vejez se caracteriza por senilidad y pérdida de memoria se puede ejemplificar en las siguientes respuestas: en las respuestas 2 y 4 se alude a la relación inexorable entre el paso del tiempo y los olvidos y en la 1 parece vislumbrarse la relación entre desgaste – deterioro biológico y olvido.

En la 5 vemos como en otros casos el olvido se atribuye al componente afectivo emocional. En la 7 se ve la versión del conocimiento vulgar acerca de la difundida postura que sostiene que en los ancianos predomina la memoria retrógrada.

Otro ítem explorado por medio de la escala Lickert ha sido; los ancianos

 

PUEDEN APRENDER COSAS NUEVAS

 


Tabla II


En cuanto a la capacidad para aprender cosas nuevas la tabla II muestra, que el 75, 4 % de los encuestados están de acuerdo o muy de acuerdo con que los viejos pueden aprender cosas nuevas.

En las entrevistas focalizadas se preguntó entre otras cosas: ¿Cree que es posible aprender cosas nuevas en la vejez?
Ejemplos de respuestas son:

1) “Les cuesta mas aprender porque están mas cansados, porque no funcionan igual ya que las capacidades no son las mismas, por eso les cuesta mas y por ahí no les interesa tanto aprender. Es algo inevitable de la edad, todos vamos a llegar. ”

2) “Si tiene ganas, sí. Si no, no. Porque la gente está mentalizada que no quiere porque piensa que las cosas tienen que ser de otra manera. ”

3) “Sí, por ahí tenés que tenerle más paciencia porque no tienen tanta retención.  

4) “Aprendemos desde que nacemos hasta que morimos. Pueden aprender, lo que pasa es que a veces no quieren cambiar.

5) ”Yo creo que se puede si uno no se deja estar. Si está bien y tiene ganas, es posible”.  

6) “Siempre es posible aprender. Es un momento ideal en la mayoría de los casos porque los hijos son grandes y se dispone de más libertad y tiempo.

7) “Depende de las personas y del estudio, más aún depende del interés y de la voluntad”.

En la gran mayoría de los casos los entrevistados se mostraron de acuerdo con esta posibilidad. Y las respuestas oscilan entre aquellas que muestran mayor incidencia del prejuicio ej. :1), 2), 3) hasta las que consideran las diferencias producto de la historia de cada sujeto. ej. 7), 5).


Conclusiones

El presente trabajo ofrece resultados que pertenecen a la etapa inicial de una investigación encaminada a relacionar las creencias acerca de la cognición en la vejez con los resultados de estudios empíricos relativos a características del pensamiento y la cognición
Las respuestas recogidas en nuestros estudios muestran las coincidencias y los matices de las creencias relativas a las capacidades cognitivas.  

Cuando se alude a las capacidades como la atención y la memoria las respuestas destacan la visión negativa sobre la vejez.

Si bien es necesario recordar el carácter dinámico de las representaciones sociales, estos estudios indican que, al menos en nuestro medio, el saber cotidiano parece adherido aún, en gran medida, a la concepción decremental de la vejez.  



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