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Análisis de las diferencias entre pacientes y simuladores en el MMPI.

Fecha Publicación: 01/03/2005
Autor/autores: Mercedes Torres Viñals

RESUMEN

El proceso de evaluación psicológica de ciertas personas y/o en ciertos contextos puede verse comprometido por variables externas al propio proceso evaluativo, como puede ser la simulación. Nuestro interés es la detección de la simulación a través del MMPI. En nuestro trabajo usamos el MMPI para distinguir entre protocolos de sujetos con sintomatología ansioso-depresiva y sujetos que simulan dichos síntomas.

Nuestro objetivo es establecer si en población española se observan diferencias entre los resultados obtenidos de pacientes que reciben tratamiento por sintomatología ansioso depresiva y la de un grupo de simuladores que fingen padecer dichos síntomas. Se han encontrado diferencias significativas entre verdaderos pacientes y simuladores en nuestra muestra española. Esas diferencias pueden indicar un estilo diferencial de respuesta a la prueba. Se ofrecen en el artículo algunas sugerencias sobre futuras investigaciones en el campo de la detección de la simulación a través de tests psicológicos.


Palabras clave: Fingimiento, MMPI, simuladores
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

Análisis de las diferencias entre pacientes y simuladores en el MMPI.

(Analysis of the differences between genuine patients and simulators on the MMPI. )

Manuel Armayones Ruiz*; Mercedes Torres Viñals**.

* Professor Estudis de Psicologiaa y Ciències de l’Educació
Universitat Oberta de Catalunya

** Profesora Titular del Dpt. Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològic.

PALABRAS CLAVE: Fingimiento, simuladores, MMPI.

(KEYWORDS: Malingering, Simulators, MMPI. )

 

Resumen

El proceso de evaluación psicológica de ciertas personas y/o en ciertos contextos puede verse comprometido por variables externas al propio proceso evaluativo, como puede ser la simulación.

Nuestro interés es la detección de la simulación a través del MMPI. En nuestro trabajo usamos el MMPI para distinguir entre protocolos de sujetos con sintomatología ansioso-depresiva y sujetos que simulan dichos síntomas. Nuestro objetivo es establecer si en población española se observan diferencias entre los resultados obtenidos de pacientes que reciben tratamiento por sintomatología ansioso depresiva y la de un grupo de simuladores que fingen padecer dichos síntomas.

Se han encontrado diferencias significativas entre verdaderos pacientes y simuladores en nuestra muestra española. Esas diferencias pueden indicar un estilo diferencial de respuesta a la prueba. Se ofrecen en el artículo algunas sugerencias sobre futuras investigaciones en el campo de la detección de la simulación a través de tests psicológicos.

Abstract

The psychological assessment of certain individuals and/or in certain contexts might be jeopardised by variables which are external to the assessment process itself like malingering.

Our interest is the detection of malingering in the MMPI. Whe use the MMPI to distinguish between the protocols of subjects with anxiety-depression symptons and subjects who simulate such symptons. The question we pose is wheter the Spanish population, there are any differences betwen the results obtained from patients receivint treatment for anxiety-depression symptons and those obtained from a grup of simulators.

We found significative difference between genuine patients and simulators in our Spanish sample, These differences could indicate a different style of response between both groups. We offer some suggestion about future research in this field.



Introducción

La evaluación psicológica de determinadas personas y/o en determinados contextos puede verse amenazada por variables externas al propio proceso evaluativo. Así, es lógico pensar que una persona que perciba que puede verse privado de una indemnización, pensión económica o, incluso, de su libertad tras el informe de un psicólogo pueda tender a falsear su verdadero estado.

El interés por la detección de protocolos de tests en los que se produce una simulación de síntomas no es nuevo. (Hunt, 1943; Cofer, 1949) Se han realizado estudios en otros países, básicamente EEUU, con distintos enfoques metodológicos (Rogers 1997, Schretlen, 1988). Así algunos se han centrado en la detección de la simulación a través del análisis de determinadas escalas de pruebas habitualmente empleadas en evaluación (Schretlen, 1988) y otros en el desarrollo de pruebas específicas para la detección de la simulación (Rogers, 1991). Los resultados de los estudios indican que es posible discriminar adecuadamente entre protocolos en los que se produce una simulación de síntomas y aquellos completados por personas sinceras (Berry, Baer, Harris, 1991), si bien apuntan la necesidad de desarrollar estudios con un alto nivel de control experimental.

En nuestro estudio hemos utilizado un instrumento como el MMPI para discriminar entre protocolos de sujetos afectos de sintomatología ansioso-depresiva y sujetos que simulan padecer dichos síntomas. La capacidad del MMPI para la detección de protocolos distorsionados ya ha sido puesta en evidencia (Berry, Baer y Harris, 1991) en un meta-análisis realizado en los EE. UU.

El problema que se nos plantea es establecer si en población española exisitirá diferencias entre los resultados de pacientes en tratamiento por sintomatología ansioso-depresiva y el correspondientes a un grupo de simuladores.


Objetivo

Nos planteamos como objetivo de nuestro trabajo analizar la capacidad de varias escalas del MMPI para discriminar, en población española, entre protocolos contestados honestamente por pacientes en tratamiento ambulatorio y aquellos en los que se ha realizado una simulación de sintomatología ansioso-depresiva. . Estas diferencias serán evaluadas tanto para las escalas de validez como paras las escalas clínicas, así como para la escala de disimulación Original de Gough (Gough, 1954) el Indice F-K (Gough 1959).


Hipótesis

Al considerar demostrado que en población norteamericana se observan diferencias significativas entre las puntuaciones de pacientes y simuladores (Berry, Baer y Harris, 1991) consideramos que tales diferencias también se observarán al comparar protocolos correspondientes a población española.


Medología

MATERIAL.

La prueba empleada ha sido el cuestionario Multifacético de la personalidad de Minnessota (MMPI).

Las escalas del MMPI corregidas para la investigación han sido las 3 escalas de validez, las 10 escalas clínicas y la escala de disimulación Original de Gough (Ds-o en adelante, cuya naturaleza y objetivos describimos a continuación por no ser una de las escalas corregidas habitualmente en los procesos evaluativos.

La escala Ds-o fue desarrollada en 1954 y posteriormente revisada (1957). El objetivo de la escala es detectar intentos deliberados de fingir enfermedad. Los ítems que componen la escala original (73) fueron reducidos a 44, si bien los resultados sobre la capacidad discriminativa de la escala parecen ser más elevados utilizando la forma original (Berry, Baer, Harris, 1991). La metodología de construcción de la escala se basó en aislar los ítems que mejor discriminaban entre un grupo de pacientes y un grupo de sujetos que simulaban psicopatología en general.

También se utiliza en esta investigación el Indice F-K (Gough 1959) que describimos sucintamente: como es bien sabido, el Indice F-K no es propiamente una escala sino que su puntuación se calcula restando la puntuación directa de la escala K de la puntuación directa de la escala F. Así, cuando la puntuación del Indice F-K es mayor a 9 (valor positivo) se considera que el sujeto puede estar fingiendo su padecimiento.


Muestra

Formada por 228 personas evaluadas a través del MMPI y subdividida en tres grupos: personas normales que realizaban el Servicio Militar (grupo criterio), personas en tratamiento psicológico por sintomatología ansioso-depresiva (grupo control), estudiantes universitarios simulando sintomatología ansioso-depresiva (grupo experimental).

El criterio general de admisión de los sujetos al estudio se basó en el cálculo del Indice TR1, ya que este Indice nos informa de la existencia de respuestas discordantes en la prueba. Establecimos un filtro para los 228 sujetos consistente en eliminar de la muestra aquellos protocolos con un Indice TR>4, ya que consideramos que contestar cuatro veces de manera distinta a pares de ítems exactamente iguales puede indicar una marcada inconsistencia en las respuestas de la persona.

A continuación se detallan las características de cada uno de los grupos así como los criterios de inclusión y rechazo particulares para cada uno de ellos en función de su papel en la investigación.

A)Grupo criterio (Sujetos Normales)

El grupo de sujetos considerado grupo criterio lo forman 98 hombres que realizaban su servicio militar en el momento de la realización de la prueba. La edad media era de 21 años y el nivel académico medio de 11 años de escolaridad.

A1) Criterio de inclusión.

El criterio básico de inclusión fue la ausencia de psicopatología así como no haber precisado ayuda psicológica durante el tiempo de permanencia en filas (9 meses).

B)Grupo control. (Pacientes)

El grupo de control estaba integrado por 53 personas que en el momento de la recogida de datos estaban siendo atendidas en régimen de tratamiento ambulatorio en el hospital de Sant Pau de Barcelona. La edad media del grupo era de 26 años y en su composición predominaban los hombres (30 hombres y 23 mujeres). No se observaron diferencias estadísticamente significativas (p>0. 05) entre los resultados de los grupos por sexo en ninguna de las escalas .

B1) Criterio de inclusión

El principal criterio de inclusión en este grupo fue que los pacientes hubiesen sido diagnosticados de trastornos ansiosos o trastornos depresivos estuviesen en tratamiento ambulatorio en el hospital St. Pau de Barcelona.

B2) Criterio de rechazo

No se incluyó a ningún paciente afecto de enfermedad psicótica como esquizofrenia, o cualquier tipo de trastorno delirante. Tampoco se incluyeron en la muestra pacientes con trastorno de personalidad de tipo psicopático.

C)Grupo experimental (Sujetos Simuladores).

El grupo experimental se componía de 77 alumnos de la asignatura de Evaluación Psicológica de Adultos de la Facultad de psicología de Barcelona. La edad media de los alumnos es de 24 años y la distribución por sexos era de 36 hombres y 39 mujeres. No encontramos diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones de hombres y mujeres.

En el momento de aplicar la prueba los alumnos no conocían ningún aspecto teórico de la prueba, ya que no se habían impartido los contenidos relativos al MMPI. Por tanto, el único conocimiento que se podía suponer de la prueba era el que cada uno de los alumnos hubiese adquirido por vías distintas al de la docencia de la asignatura.

C1) Criterio de inclusión.

Voluntariedad a la hora de contestar la prueba siguiendo las instrucciones que el investigador ofrecía, por lo que el criterio sería más de auto-inclusión que de inclusión en sentido estricto

C2) Criterio de rechazo

El único criterio de rechazo que se tuvo en cuenta fue el de no aceptar como sujetos de investigación a personas con antecedentes psiquiátricos.


Procedimiento

A)Recogida de datos del grupo criterio

Al grupo de 98 jóvenes que realizaban el Servicio Militar se les aplicó el MMPI de forma colectiva
El tipo de instrucción que se les dio a los sujetos son las recogidas en el manual de la prueba, haciendo hincapié en la necesidad de contestar sinceramente la prueba.
La prueba se aplicó en días consecutivos a grupos compuestos por no más de 20 personas. Tras la aplicación de la prueba, y de forma individualizada, se realizó una entrevista con cada uno de los sujetos en la que se valoró la presencia, o ausencia, de psicopatología con objeto de establecer si se incluía al sujeto en la muestra de investigación.

B)Recogida de datos del grupo control

La recogida de datos correspondientes al grupo de Pacientes se realizó de forma individual, tal y como se realiza habitualmente en la asistencia ambulatoria. Las instrucciones que recibieron los pacientes fueron las habituales del MMPI. No se hizo hincapié en recabar la sinceridad de los sujetos más allá de los que se recoge en las instrucciones estándar de la prueba.

No había constancia de que ninguno de los pacientes estuviese inmerso en proceso judicial, ni en litigio con la Administración que hicieran, a priori, suponer un estilo de respuesta distinto al habitual en pacientes que completan la prueba en el marco de un proceso diagnóstico.

C)Recogida de datos del grupo experimental

La recogida de datos del grupo experimental es a nuestro entender uno de los aspectos más relevantes de este estudio. Así, consideramos que del tipo de instrucción, motivación y contexto de evaluación depende en buena parte la evaluación precisa de la capacidad de las distintas escalas de la prueba para detectar protocolos distorsionados, así como para comparar a posteriori los resultados entre investigaciones. Cabe destacar además, que las principales innovaciones que introduce este estudio respecto a algunos de los referenciados, se basan precisamente en el procedimiento de aplicación de la prueba al grupo de Simuladores, ya que la mayoría de las recomendaciones y directrices de trabajo que formulan los principales autores sobre el tema (Rogers, 1997 y Schretlen, 1988 ) hacen referencia precisamente a controlar variables relacionadas con el tipo de instrucción, creación del contexto de evaluación que tienden y aumentar el grado de control experimental y que son recogidas en el diseño de este estudio.

Entre los dispositivos establecidos para aumentar el grado de control de la situación experimental en nuestro trabajo destacamos los siguientes:

Control de la motivación de los sujetos para que cumplan las instrucciones del experimentador.

Diversos autores han puesto de manifiesto que la utilización de grupos de falsos simuladores, puede atentar contra la validez externa de los resultados(Rogers, 1997). El motivo habría que buscarlo en el hecho de que los sujetos experimentales difícilmente se implicarán en la tarea y pondrán el mismo interés en cumplir las instrucciones del investigador, que aquellas personas que esperen un resultado favorable de la evaluación. Para neutralizar esta fuente de error, se ha incorporado en el diseño de la investigación un elemento que puede corregir el sesgo explicado. El elemento al que nos referimos es la asignación de una recompensa a las personas que cumplan adecuadamente con las instrucciones del simulador.

Ofrecimiento de una recompensa para aumentar la motivación de los participantes.

La recompensa utilizada en nuestro estudio, se apoya en el reconocimiento por parte del investigador de que el estudiante consigue “burlar los controles” de la prueba para detectar su fingimiento. Antes de la aplicación, se informó a los alumnos de la presencia en la prueba de “mecanismos de control” (igual que se hace en una situación real), y de que se elaboraría una lista de aquellos hubiesen conseguido “superar la prueba”. Esto, esto es, que hubiesen obtenido puntuaciones en el test semejantes a las que obtienen los verdaderos sujetos con sintomatología ansioso-depresiva, pero sin ser detectados por ninguna de las “escalas de control”. La citada lista se colocaría en el tablón del aula para información de los alumnos y autoevaluación de su “pericia”.

Aparte de la recompensa citada, se dieron otros mensajes con la intención de sensibilizar a los sujetos y que se esforzaran en realizar la tarea que se les había pedido. Concretamente se le dijo lo siguiente:

a) que los resultados de la investigación podrían serles de utilidad en su futuro profesional.
b) que el MMPI era una prueba ampliamente utilizada en todos los contextos de la evaluación psicológica y que completar la prueba les ayudaría a profundizar más en su conocimiento.


Control de la información de la que disponen los sujetos experimentales sobre la sintomatología del cuadro a simular.

Es lógico suponer que entre los estudiantes de tercer año de la Licenciatura de psicología, exista ya un cierto bagaje relativo a los aspectos clínicamente relevantes de cuadros psicopatológicos, en los que predominen síntomas de corte ansioso-depresivo. Consideramos que no hubiese sido difícil ofrecer a los sujetos una sesión en las que se les suministrase información adicional sobre las características de los principales cuadros en los que aparece sintomatología de corte ansioso-depresivo. . Pero en nuestro trabajo, hemos considerado adecuado no suministrar información a los sujetos por varias razones:

La ya apuntada sobre que los sujetos experimentales son estudiantes de tercer año de psicología, con lo que se les presuponen ciertos conocimientos de psicopatología.

El hecho de que unificar el nivel de conocimientos concretos a través de una o varias sesiones de información, hubiese dado pie a crear una situación aún más artificial de lo que ya es de por sí una investigación de esta naturaleza. A buen seguro entre la población que es objeto de nuestra evaluación en la clínica diaria, no existe la uniformidad de conocimientos que podríamos haber establecido entre los sujetos experimentales a través de sesiones de información sistemáticas.

Control del tipo de simulación: fingimiento de sintomatología específica.

Se solicitó a los sujetos de este grupo que fingiesen sintomatología de corte ansioso-depresivo, con la intención de hacer más difícil la tarea de discriminación, ya que consideramos que identificar simulación de un cuadro sin especificar es bastante más “fácil” que hacerlo de un cuadro más específico. (Berry, Baer, Harris, 1991)

Asimismo se pidió de forma expresa a los sujetos que no simulasen sintomatología específica de enfermedades psicóticas, (se les explicó brevemente que tipo de síntomas son los más habituales en las enfermedades psicóticas) ni cualquier otra que implicase la presencia de sintomatología delirante de cualquier etiología.

También se les pidió que no intentasen simular un trastorno psicopático de la personalidad para lo cual también se les informó de cuales son los principales indicadores de este tipo de cuadro. Es decir, se ofreció información a los sujetos de aquellos cuadros que no debían simular para ceñir su simulación a un tipo de sintomatología más específica.

Control del contexto: recrear una situación real de evaluación.

Partimos de la consideración de que la situación real de evaluación psicológica a la que se somete un paciente que intente simular un padecimiento psicopatológico inexistente, es difícilmente repetible en cualquier tipo de diseño de investigación.

Aspectos como el hecho de que la evaluación se realice de forma individualizada, que pueda desarrollarse durante varios días y que incluya tantas pruebas y entrevistas como el psicólogo considere oportuno, hacen muy difícil desarrollar una réplica de la situación.

Pero, aún así, consideramos que se puede recrear una situación de evaluación psicológica, ofreciendo a la persona evaluada una serie de claves de contexto. Concretamente las medidas adoptadas fueron las siguientes:

1. - Informar a los sujetos del grupo experimental que serían evaluados un día determinado de la semana siguiente a la notificación: con esta medida se pretendía controlar el hecho de que la inmensa mayoría de los sujetos que van a ser objeto de evaluación psicológica conocen tal hecho con varios días de antelación.

2. - Ofrecer a los sujetos claves de situación que les permitiera situarse en el papel de persona evaluada que pretende simular sintomatología ansiosa y depresiva. Concretamente las instrucciones ofrecidas a los sujetos fueron las siguientes:

“ Imagínense que se les está sometiendo a una evaluación psicológica. El objetivo de la evaluación es determinar sí padecen, o no, un cuadro psicopatológico, caracterizado por síntomas de ansiedad y depresión que afecta a su capacidad de llevar una vida normal. En el caso de que el psicólogo considere que efectivamente padecen Vdes. la sintomatología indicada accederán a ayudas y a determinadas ventajas. Entre tales ventajas podrían estar: obtener una pensión económica vitalicia, reducción de la pena en el ámbito judicial, percepción de una indemnización tras un accidente o ser declarado no apto para realizar el Servicio Militar”.

Desde nuestro punto de vista, la descripción de las claves de situación de evaluación psicológica fueron suficientes para que el sujeto pudiera ponerse en el lugar de una persona que es evaluada en la práctica real. Los protocolos fueron corregidos por los investigadores de forma manual y en dos ocasiones cada uno con objeto de eliminar fuentes de error asociadas al proceso de recogida y recopilación de datos. De la misma manera se calculó para cada uno de los sujetos el valor del Indice F-K.

 

Resultados

En la tabla 1 se presentan, para cada una de las muestras, la media y desviación típica de las puntuaciones directas (sin corrección k) de cada una de las escalas de validez, las escalas clínicas, el Indice F-K, y la escala Ds-o. La representación gráfica de los datos ofrecidos en la tabla 1 la podemos ver en el Gráfico 1.

Los valores que se expresan se refieren a las medias aritméticas calculadas para cada grupo pudiéndose consultar la desviación típica de cada variable en la tabla 1

En primer lugar, y realizando un análisis general de los estadísticos fijemos nuestra atención en las escalas L, F, y K en la tabla 1. Así vemos como la escala de sinceridad (L) tiene una puntuación semejante en el grupo de Sanos y el grupo de Pacientes ( 6, 65, 6, 08). En contraposición en el grupo de Simuladores el valor obtenido para la escala L es más bajo (3, 73).

Podemos ver como la puntuación directa de la escala F es mayor en el grupo de Simuladores (F=26. 48). que en el grupo de Sanos (F=8. 82), y también que el valor de F que obtiene el grupo de Pacientes (F=13. 25) .

Asimismo y en relación con las escalas clínicas, constatamos una progresiva elevación de las puntuaciones cuando comparamos los resultados de Sanos, Pacientes y Simuladores (véase Gráfico 1); sobre todo de la escala de depresión (2) con valores que oscilan entre 23, 22 en Sanos, y 42, 82 en Simuladores. Como vemos, la puntuación directa del grupo de Simuladores es casi el doble de la obtenida por el grupo de Sanos. También es amplia la diferencia entre el grupo de Pacientes (35, 47) y el grupo de Simuladores (42, 82).

Si nos fijamos en las puntuaciones de las escalas de psicastenia (7) y esquizofrenia (8), vemos con la evolución de las puntuaciones entre uno y otro grupo es muy similar a la observada para la escala de depresión, siendo la puntuación más baja la del grupo de Sanos y la más alta la del grupo de Simuladores. Así, las puntuaciones de la escala de psicastenia son: Sanos 14, 01, Pacientes 28, 15 y Simuladores 34. 66. Los resultados de la escala de esquizofrenia se detallan a continuación: Sanos 16. 95, Pacientes 30. 36 y Simuladores 43. 34)

En lo que hace referencia al resto de las escalas clínicas destacaremos que, en general, se observa la misma progresión de puntuaciones que para las escalas que hemos descrito. Esto es, la puntuación más baja corresponde al grupo de Sanos, la puntuación media al grupo de Pacientes y la más alta al grupo de Simuladores.

Si nos fijamos ahora en la puntuación que se han obtenido para el Índice F-K, y la escala Ds-O vemos lo siguiente: en el grupo de Sanos el Indice F-K calculado es de –6, 88, en el grupo de Pacientes de 1, 79 y, por último, en el grupo de Simuladores de 14, 90.

Vamos a interpretar este resultado basándonos en los trabajos de Gough (1950) y Meehl (1951). Según estos autores el valor del Indice obtenido por los Sanos (-6, . 88) sería propio de personas que no fingen sintomatología, sino que, estarían más próximos a negar esta (valores > que –9 indicarían que los sujetos intentar “fingir estar bien”. Por otro lado la puntuación del grupo de Pacientes será poco relevante (1, 79) desde el punto de vista interpretativo y, por el contrario, la puntuación del grupo de Simuladores (14, 90) se interpretaría como que los sujetos intentar fingirse enfermos (un valor F-K superior a +9 indica intento de “fingir mal”).

 




La misma evolución que hemos descrito para las puntuaciones del Indice F-K la podemos observar en la escala de disimulación Original de Gough, en este caso las puntuaciones son: Sanos 9, 58; Pacientes 16. 02 y Simuladores 25, 31.

En el caso de esta escala vemos como la diferencia entre la puntuación de Pacientes y Simuladores es mucho mayor a la observada entre Sanos y Pacientes. Creemos que se debe a que, por su construcción, y sobre todo por su finalidad, en una muestra clínica la escala siempre aparece más elevada que en población normal (básicamente porque varios de los ítems saturan en escalas clínicas), en cambio, cuando existe un verdadero interés en fingir sintomatología la diferencia tiende a ser mayor.

 




Para ahondar algo más en el análisis de las puntuaciones obtenidas en los tres grupos, y tras haber realizado un somero análisis de las mismas, pasamos a comparar las puntuaciones que obtienen los grupos por separado.

Comparación Sanos-Pacientes.

Como podemos observar las puntuaciones del grupo de pacientes son superiores a las que obtienen los sanos para todas las escalas.

La prueba T de Student que compara las medias de las dos muestras para cada una las escalas, nos informa de diferencias significativas para todas ellas(p<0. 001) a excepción de la escala de Sinceridad (L; p<0, 496) y manía (Ma; p<0, 07) .

 




La existencia de diferencias estadísticamente significativas entre las muestras es lógica en cuánto que estamos comparando las puntuaciones de un grupo de personas normales con las puntuaciones de un grupo de pacientes psiquiátricos. En este sentido consideramos también que si las puntuaciones de ambos grupos no se configurasen de este modo no podríamos considerar que realmente las diferencias entre el grupo de Pacientes y el grupo de Simuladores no se deben a que estos últimos en realidad no obtenían puntuaciones distintas a las que obtiene un grupo de personas normales.

Comparación Sanos-Simuladores.

Podemos ver la relación entre las puntuaciones de la muestra de Sanos y la muestra de Simuladores. Los resultados indican que existen diferencias entre las puntuaciones. Estas diferencias analizadas estadísticamente resultan ser significativas (p<0. 001) para todas las escalas excepto para la escala de Masculinidad-Femeneidad (Mf; p<0, 198) y manía (Ma; p<0, 055).
Podemos ver los estadísticos t, y su nivel de significación, para cada una de las comparaciones con más detalle en el la tabla 3.

 




Las escalas que aparecen más elevadas en el grupo de simuladores son las de introversión Social, esquizofrenia, depresión y psicastenia. Por otro lado vemos como las puntuaciones entre las escalas de Masculinidad y Femeneidad y la escala de manía son muy parecidas tal y como ya hemos apuntado.

El hecho de que la escala de manía obtenga puntuaciones muy similares lo interpretamos de la siguiente manera: en el grupo de sujetos sanos es esperable que la puntuación de una escala clínica aparezca baja. En el caso de los Simuladores lo que creemos que ocurre es que los sujetos están intentando fingir sintomatología ansioso-depresiva y también parece lógico esperar que no eleven la escala de manía, ya que sus items reflejan síntomas que están en el polo opuesto de lo que ellos pretenden fingir.

En cuanto a los resultados del Indice F-K y la escala de disimulación de Gough, (Ds-o) estos son los siguientes cabe destacar el valor negativo que adopta el Indice F-K en el grupo de Sanos en relación al que obtienen los Simuladores.

Nosotros consideramos que esta diferencia entre una y otra puntuación es un elemento a favor de considerar la idoneidad del Indice F-K para la evaluación de Simuladores, habida cuenta que la principal diferencia entre los grupos comparados son las instrucciones ofrecidas para contestar la prueba.

Comparación Pacientes-Simuladores.

Respecto a la configuración de las puntuaciones de los grupos de Pacientes y Simuladores cabe reseñar que todas las diferencias son significativas, a excepción de las correspondientes a la escala de Masculinidad y Femeneidad (MF; p< 0, 443) y Mania (Ma; p<0, 352) . -


Veamos con más detalle los resultados de las comparaciones en la tabla 4.

 

 

 




Al observar el Gráfico 1 vemos que la puntuación de los Pacientes es inferior en todas las escalas (a excepción de la ya mencionadas escala de Masculinidad-Femeneidad) a la puntuación que obtienen los Simuladores. Estas diferencias se hacen más evidentes en la escala F (escala de validez) y entre las escalas de depresión, psicastenia, esquizofrenia e introversión Social (escalas clínicas). También se observa una elevada diferencia entre las puntuaciones del Indice F-K y de la escala de disimulación.

Representación gráfica de perfiles medios en puntuación tipificada.

Representar las puntuaciones directas de las escalas, como hemos hecho hasta este punto, puede dificultar su consulta a aquellas personas más acostumbradas a interpretar las puntuaciones del MMPI en puntuación tipificada.

 




Con el ánimo de facilitar la consulta de los resultados, hemos elaborado un perfil similar al que se observa en un protocolo original de la prueba. El perfil se ha realizado sobre los valores tipificados del baremo español de 1979 (N. Seisdedos). Por otro lado, y dentro del baremo citado, hemos utilizado el correspondiente a sujetos varones pese a que en la muestra de Pacientes y en la muestra de Simuladores hay mujeres. El hecho de que no hayamos encontrando diferencias significativas entre hombres y mujeres nos permite unir los dos grupos a efectos de representación del perfil.


Interpretación de las puntuaciones tipificadas de las Escalas de Validez

Si nos centramos en el perfil del Gráfico 2, lo primero que llama nuestra atención es la configuración en “V” invertida que adoptan las escalas de validez de los perfiles de Pacientes y Simuladores; así como la marcada diferencia entre las configuraciones del grupo de Pacientes y del grupo de Simuladores.

Esta configuración en “V” invertida, en contraposición a la configuración que adoptan las puntuaciones en la escala de validez de los sujetos del grupo Sanos, refleja la principal diferencia entre el grupo de Sanos y los grupos de Pacientes y Simuladores. Esto es, la respuesta afirmativa de Pacientes y Simuladores a ítems (básicamente de la escala F) que reflejan síntomas e indicadores de diversos trastornos. Pero hemos de tener en cuenta que en un caso los síntomas se presumen ciertos (Pacientes) y en el otro sabemos que son fingidos (Simuladores).
Continuando con nuestra descripción de la configuración de las escalas de validez entre los tres grupos nos llama la atención la elevada diferencia entre la puntuación tipificada de la escala K y de la escala F en el grupo de Simuladores.

Realicemos la siguiente consideración interpretativa: una puntuación baja en K es interpretada (Graham, 1977) como la correspondiente a una persona que intenta “fingir un perfil malo” o que “puede estar exagerando los problemas como una súplica de ayuda”, entre otras posibilidades. Por otro lado una puntuación tan alta en F correspondería a una persona que puede: “haber fingido respuestas malas cuando resolvió el MMPI”. Esta configuración de puntuaciones en las escalas K y F permitirían considerar la invalidez del perfil, ya que para algunos clínicos una puntuación en alguna de las escalas de validez mayor de F70 invalida el perfil. Pero por otro lado la opinión de autores como Graham ( 1970) es que: “Aunque esta práctica es muy conservadora y no es probable que resulte en clasificar como válidos los perfiles que de hecho son inválidos, representa un punto de vista demasiado simplificado de la validez del perfil y provoca que muchos perfiles válidos se descarten”.

No podemos interpretar adecuadamente los valores de las escalas F y K del grupo de Simuladores sin fijarnos en el valor de la escala L. Vemos como este valor cae por debajo de T50, exactamente el valor es T45.

Esta puntuación interpretada de forma aislada (Graham 1977) nos da a entender que la persona: “responde francamente a los reactivos” “confía en sí mismo como para ser capaz de admitir defectos y desventajas menores”, “fuerte, natural y relajado”.

Por supuesto admitimos que no es adecuado interpretar una escala de forma aislada, pero no deja de ser curiosa la interpretación de la escala L que se podría hacer del perfil de un grupo de Simuladores sobre todo en lo que respecta a la franqueza con la que se contestan los ítems.
Cuando el valor de K está en el promedio, como ocurre con nuestras muestras, la interpretación es que: “la persona mantiene un balance saludable entre la autoevaluación positiva y la autocrítica. Estas personas tienden a estar bien adaptadas y a manifestar pocos signos de trastorno emocional”.

Al igual que ocurría en el caso de la interpretación de la escala L, hay que tener en cuenta lo expuesto con anterioridad, esto es que estamos realizando una interpretación de una escala aislada y que, además, estamos analizando un perfil general de las muestras

Interpretación de las puntuaciones tipificadas de las escalas clínicas

En el análisis de las Escalas Clínicas lo primero que llama la atención es que el perfil de Simuladores aparece mucho más elevado que el perfil del grupo de Pacientes. Así, podemos observar como los simuladores rebasan en más escalas la puntuación de T70. Concretamente sólo la escala de Mania (9) aparece por debajo de T70, mientras que en el grupo de verdaderos pacientes todas las escalas a excepción de depresión (1) y esquizofrenia (8) quedan por debajo de este valor.

Hemos de tener en cuenta en este sentido que en uno y otro caso (perfil Pacientes, perfil Simuladores) es lógico que aparezcan elevadas las escalas de depresión (2) y esquizofrenia (8), sobre todo tratándose de un perfil general. Así si realizamos una interpretación simple basándonos en esta configuración deberíamos considerar (Graham, 1977) que las personas que obtienen este tipo de puntuaciones tienden a : “sentirse ansiosos, agitados, tensos y asustadizos. Las perturbaciones del sueño, la incapacidad para concentrarse, el pensamiento confuso y la falta de memoria también son características. ”. “Los diagnósticos más comunes que se dan a los pacientes psiquiátricos son psicosis maniaco-depresiva, melancolía involutiva y esquizofrenia tipo esquizoafectivo”. El autor refiere, además, que: “ Los pacientes psiquiátricos con combinaciones 28/82 pueden estar preocupados con pensamientos suicidas y es probable que tengan un plan específico para suprimirse”.

 

Volviendo a la forma general del perfil de las escalas clínicas se puede observar una cierta similitud de tendencias entre el perfil del grupo de Simuladores y el perfil de Pacientes. Vemos que en los dos perfiles la elevación más acusada se sitúa a la izquierda del mismo, lo cual es congruente con el tipo de psicopatología del grupo de Pacientes (sintomatología ansioso-depresiva y el tipo de síntomatología fingida por el grupo de Simuladores ).


Conclusiones y discusión

Para exponer las conclusiones retomaremos el tipo de metodología utilizada para exponer los resultados comparativos entre grupos. En lo relativo a las puntuaciones de los sujetos Normales y Verdaderos Pacientes llama nuestra atención que si ambos grupos contestaban honestamente la prueba no tendrían que existir diferencias significativas entre las escalas e índices que habitualmente se emplean para detectar sintomatología fingida. Es decir la escala F, la escala Ds-o y el Indice F-K. Pero hemos podido observar que tales diferencias existen. . Estas se deben probablemente a que existe un solapamiento de ítems entre las escalas clínicas del MMPI y las escalas en las que hemos analizado las diferencias (Escala F-Escala K y escala de disimulación de Gough), por lo que los Pacientes, aún sin intentar fingir sintomatolgía posiblemente contestan en la dirección puntuable menos ítems de las escalas citadas.

El observar que existen diferencias estadísticamente significativas entre las puntuaciones de los Verdaderos Pacientes y las correspondientes a los Simuladores es para nosotros sumamente importante, y no sólo por el hecho de que se cumple el objetivo de la investigación de establecer que existirán diferencias en las escalas clínicas y de validez del MMPI, así como en la escala Ds-o y el Indice F-K. De hecho cabría pensar que si los Pacientes elevan las escalas por reflejar su verdadera sintomatología y los Simuladores lo hacen por la condición experimental las diferencias no debería darse o al menos ser menores a las que con la simple inspección visual de los perfiles podemos observar. Nuestra conclusión que será objeto de futuros trabajos es establecer si existe un estilo diferencial de respuesta entre verdaderos enfermos y simuladores. Quizá sea debido a la sobreatribución de síntomas que pueden realizar los simuladores, o al intento de los pacientes de relativizar y/o minimizar su sintomatología. Sea por el motivo que sea en estos momentos no disponemos de información objetiva para posicionarnos. Para disponer de tal información deberemos realizar un análisis cualitativo de los ítems a los que pacientes y simuladores responden diferencialmente. En este análisis sería adecuadado introducir una entrevista post-test con objeto de recabar información respecto ala estrategia seguida por el sujeto al simular. (contestarafirmativamente a todos los ítems con carga patológica, sólo a los más graves, etc)

Siguiendo con las diferencias observadas entre pacientes y simuladores podemos observar como las dos únicas escalas entre las que las diferencias no son estadísticamente significativas son la escala de manía y la de Masculinidad-Femeneidad. . La explicación a la falta de diferencias estadísitcamente significativas entre los Pacientes y los Simuladores pasa por considerar que la escala de manía no se eleva debido a la naturaleza de las muestras seleccionadas. En el caso del grupo de Simuladores es lógico que no se eleve esta escala, habida cuenta que los sujetos trataban de simular un padecimiento prácticamente opuesto al que puede expresarse a través de la escala de manía y en el grupo de Pacientes la elevación no hubiera sido lógica ya que los pacientes estaban afectos de sintomatología depresiva, la cual se sitúa en el polo opuesto de lo evaluado por la escala.

Por otro lado también es cierto que no se observan diferencias entre el grupo de Pacientes y Simuladores en la escala Masculinidad-Femeneidad. Respecto a este hecho simplemente hemos consideramos que la ausencia, o presencia, de diferencias significativas es irrelevante si tenemos en cuenta los presupuestos bajos los que se construyó la escala hace más de cincuenta años.

Un aspecto que consideramos adecuado clarificar es nuestra elección del MMPI como prueba para comparar los perfiles de verdaderos pacientes y simuladores. Cabría pensar que habiéndose desarrollado ya el MMPI-2 este último hubiera debido ser el instrumento seleccionado. Hemos considerado que la situación actual de la evaluación de la simulación a través de test psicológicos hace necesario establecer una base sobre un instrumento ampliamente conocido y con cientos de miles de protocolos archivados potencialmente útiles para la investigación sobre el tema y considerando que en estos momentos se sigue utilizando el MMPI original con profusión. Pero ello no es óbice para considerar que los futuros estudios deberán ir encaminados a contrastar la capacidad diferencial entre el MMPI original y el MMPI-2 para detectar simulación. .

Otro aspecto que creemos adecuado mencionar en este apartado es el motivo de la introducción de un grupo control formado por personas sanas que contestaban sinceramente la prueba. Cabría pensar que puesto que después las comparaciones más pertinentes al objetivo del estudio se realizan entre el grupo de Pacientes y de Simuladores, podríamos haber prescindido del grupo de normales. Nuestra intención siguiendo a Schertlen (1988) ha sido la de introducir en el estudio una serie de controles experimentales que nos permitieran establecer que las diferencias entre Pacientes y Simuladores se deben a la condición experimental, y no al hecho de que los Simuladores son personas sanas. Este extremo se ve confirmado cuando vemos que efectivamente existen diferencias significativas entre el grupo de sujetos Sanos y el grupo de sujetos Simuladores (también sano por otro lado). De la misma manera la introducción del grupo de sujetos sanos nos informa de que las diferencias observadas entre el citado grupo y el de pacientes se debe a la presencia de sintomatología, ansioso-depresiva en estos últimos y no, por ejemplo, a que el grupo de pacientes estuviese compuesto por sujetos con sintomatología “leve”.

Otras de las recomendaciones de la literatura sobre el tema es pedir a los sujetos que simulen sintomatología específica vs. sintomatología en general. La introducción de esta instrucción en nuestro estudio ha obedecido a la voluntad de forzar a los sujetos a un proceso de “reflexión” previo a la respuesta en contraposición a solicitar simulación de síntomas sin especificidad, lo que suele dar lugar a respuestas aquiescentes a todos los ítems con contenidos psicopatológicos (síntomas de esquizofrenia, paranoia, de personalidad antisocial, etc).

Podríamos haber ceñido solicitado a los sujetos la simulación únicamente de síntomas depresivos, o de síntomas ansiosos, pero considerando que en la práctica clínica ambas entidades aparecen muy ligadas y que es menos probable la simulación de “cuadros puros” por el lógico desconocimiento de los criterios diagnósticos y diferenciales de los mismos , hemos considerado que el solicitar simulación de síntomas ansios-depresivos reflejaba mejor la situación que se da en la práctica clínica.


Creemos, en fin, que el incorporar en nuestro diseño los controles experimentales aconsejados en la bibliografía sobre el tema ha sido básico para aumentar la precisión, calidad y adecuación de nuestras conclusiones sobre y en un campo tan novedoso como la detección de simulación a través de test psicológicos.


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