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¿Cannabis terapéutico? Sí, pero...

Autor/autores: Luis Alfonso Núñez Domínguez
Fecha Publicación: 01/01/2003
Área temática: Adictivos, Trastornos relacionados con sustancias y trastornos adictivos .
Tipo de trabajo:  Comunicación

RESUMEN

La investigación en los usos terapéuticos han avanzado en gran manera en los últimos dos años, en los que han comenzado a llevarse a cabo estudios en humanos, con resultados en ocasiones muy esperanzadores.

Pero también han aparecido nuevos estudios que muestran efectos no deseados que podrían limitar su uso como armas terapéuticas en diversas enfermedades. Se lleva a cabo un amplia revisión de los aspectos más destacados en este campo.

Palabras clave: Cannabis, Usos terapéuticos


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¿Cannabis terapéutico? Sí, pero. . .

Luis Alfonso Núñez Domínguez.

Clínica San Francisco Javier
Avenida Baja Navarra, 52
C. P: 31002. Pamplona
Navarra

PALABRAS CLAVE: cannabis, Usos terapéuticos.

(KEYWORDS: cannabis, Therapeutics uses. )

[2/2/2003]


Resumen

La investigación en los usos terapéuticos han avanzado en gran manera en los últimos dos años, en los que han comenzado a llevarse a cabo estudios en humanos, con resultados en ocasiones muy esperanzadores. Pero también han aparecido nuevos estudios que muestran efectos no deseados que podrían limitar su uso como armas terapéuticas en diversas enfermedades. Se lleva a cabo un amplia revisión de los aspectos más destacados en este campo.

Abstract

The research about the therapeutics propierties of cannabinoids has grown in the last two years. Some groups has began different researchs in human samples, with good results. But ithas been published others papers about the undesirable effects of long-term use of canabinoids; these researchs may limit the therapeutics use of cannabinoids. The author carries out a wide review of the literarure in this field.

 

Hace dos años, comentaba la situación actual de los usos terapéuticos de los cannabinoides en el ser humano y mencionaba que en animales se han habían observado mucho efectos positivos en diversos modelos animales de enfermedades humanas. Así mismo comentaba que ya se había permitido el uso de cannabinoides en algunas enfermedades en diversos países del mundo. Al final del trabajo hablaba de la necesidad de llevar a cabo investigaciones más amplias con esta familia de sustancias, con el fin de delimitar su mecanismo de acción y posibles efectos indeseables, así como la conveniencia de llevar a cabo estudios en humanos que validaran los hallazgos encontrados en los animales.

Pues bien, parece que todo ello se ha llevado a cabo y hoy en día es posible encontrar una amplísima bibliografía sobre este apartado de la investigación. Así mismo han comenzado a aparecer artículos que hablan de los riesgos del uso de cannabinoides en cierto tipo de enfermos y de las consecuencias nocivas de su uso. También se han puesto en marcha estudios en humanos, en diferentes países y en diversos trastornos, con resultados aún muy preliminares, pero en algunos casos prometedores.

En este trabajo, me limitaré a hacer una revisión de lo publicado en los dos últimos años para que el lector pueda hacerse una idea real de dónde estamos en este campo, con el planteamiento de algunas discusiones, dado lo contradictorio de algunos hallazgos 

 

Hallazgos a favor de su uso terapéutico

Comencemos hablando de aquellos descubrimientos que indican en qué tipo de patología podrían tener utilidad terapéutica los cannabinoides. No voy a referirme a algunos trastornos que ya cité en el artículo previo, sino a aquéllos no identificados de manera clara hace dos años.

Dentro del sistema nervioso central, se ha establecido que los cannabinoides podrían ser útiles en enfermedades como la epilepsia, la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington, la distonía de origen diverso, la enfermedad de Alzheimer, las lesiones consiguientes a un traumatismo encefálico, en la hipoxia cerebral, en el tratamiento de los glioblastomas multiformes (cuyo estudio en humanos se está llevando a cabo en España, con algunos resultados esperanzadores), en dolor neuropático por lesión de la médula espinal o por esclerosis múltiple, temblor de origen vario, en la esclerosis lateral amiotrófica y como factor de neuroprotección. También se ha observado su capacidad para regular la temperatura cerebral y que su uso provoca un aumento del flujo sanguíneo en las áreas corticales (por un efecto dilatador de las arterias cerebrales), lo que podría tener utilidad en ciertas enfermedades.

En cuanto al aparato digestivo, se ha observado eficacia en algunas formas de diarrea, en hipersecreción gástrica y en inflamación intestinal. Ya es conocido la capacidad de aumentar el apetito de estas sustancias, luego con el uso de inhibidores de estos compuestos podríamos obtener un fármaco útil en el tratamiento de la obesidad. También es conocida su capacidad antiemética, bien por quimioterapia, bien por uso de opiáceos o terapia anti SIDA. Asimismo se ha observado que inhibe el crecimiento de los tumores del intestino.

En otros aparatos, se ha observado un efecto cardioprotector por dilatación de las arterias coronarias y disminución del riesgo de ataque isquémico e hipotensión arterial. En el aparato respiratorio reduce el broncoespasmo y la tos. Aumenta la capacidad analgésica de los opioides, con la disminución de efectos secundarios al utilizar dosis menores y no interfiere en el tratamiento con inhibidores de las proteasas en los pacientes con SIDA, lo que permitiría su uso conjunto en caso de vómitos o caquexia.

Dentro de su uso psiquiátrico, se ha informado de efectos antidepresivos, utilidad en síndromes de abstinencia a opiáceos y cocaína, así cómo una disminución de los efectos de las drogas de síntesis en uso conjunto. También se han encontrado pruebas en contra de la idea de que el cannabis es la puerta de entrada para el uso de drogas más adictivas.

Otros efectos descritos son su eficacia como antipruriginoso, cambios en la motilidad espermática e incremento de la líbido (en animales), así como cambios en la motilidad del útero y la vejiga, tanto en sujetos sanos como en enfermos de esclerosis múltiple.

En muchas de las enfermedades descritas los estudios se han llevado a cabo en humanos, con resultados positivos; en el resto, aún nos encontramos en fase de experimentación con animales. El abanico de trastornos es amplio, y en muchos casos, no disponemos hoy en día de tratamiento eficaces (a veces, ni paliativos o ni de tratamiento).

 

Efectos nocivos de los cannabinoides

Veamos ahora la otra cara de la moneda, o sea, datos de estudios que hablan del riesgo que presentan los cannabinoides en su uso en humanos. En algunos casos observamos que dichos resultados muestran resultados opuestos a los expuestos en el apartado anterior, lo cual indicaría que aún nos hallamos en fase de controversia.

Se ha asociado el uso de cannabis a un aumento de riesgo de ataque isquémico cardíaco en sujetos de riesgo, así como que el uso prolongado conduce a una alteración del sistema inmune, que se manifiesta, por ejemplo, en una mayor frecuencia de actividad tumoral. También se habla de que induce un aumento de dicha actividad. A nivel cerebral, consumidores crónicos de cannabis muestran un menor flujo cerebral en diversas áreas del sistema nervioso central.

A nivel psicológico, se ha observado la capacidad de producir dependencia tras consumo prolongado (incluso existe un test para valorar el grado de dependencia), que puede provocar casos de psicosis (sobre todo en sujetos con rasgos esquizotípicos de personalidad, proclives a su consumo) y que en individuos con más de 15 años de consumo puede provocar alteraciones en las funciones cognitivas de carácter irreversible. Su uso combinado con fármacos psiquiátricos provoca alteración en la biodisponibilidad de los mismos (reduce los niveles de antispicóticos y puede provocar reacciones fatales con los antidepresivos).

Se han observado alteraciones en hijos de madres que han consumido cannabis durante el embarazo (menor peso, alteraciones en receptores cerebrales y en funciones superiores cerebrales) y disminución del rendimiento del aparato respiratorio

Algunos estudios han comparado la eficacia de los cannabinoides con fármacos ya existentes en el mercado, observando por ejemplo, que los cannabinoides son menos efectivos que los antagonistas serotoninérgicos en las náuseas postquimioterapia o que el menestral como inductor del apetito

En los estudios llevados a cabo en animales se ha descubierto el mecanismo de acción de los cannabinoides, su mecanismo de degradación, qué efectos están mediados por la unión de cannabinoides con receptores CB! y cuáles a través de los CB2, se está en la búsqueda de una sustancia bloqueante del transportador de anandamida……, es decir, disponemos de un conocimiento muy amplio de la forma de funcionamiento del sistema cannabinoide.

 

Estudios en humanos

El ultimo apartado que comentábamos era el de la necesidad de llevar a cabo estudios en humanos y son varios los que están en marcha en la actualidad, destacando principalmente el estudio que se está llevando a cabo en Inglaterra con 350 pacientes con esclerosis múltiple, del que se está destacando su efectividad (en torno al 75 % de efectos positivos, sin efectos secundarios destacables, según ha informado recientemente el laboratorio que suministra el cannabinoide para el estudio) y el estudio español de efectividad de los cannabinoides en glioblastomas multiformes, con efectividad parcial en alguno de los casos.

Pero son muchos más los que se han puesto en marcha. Por ejemplo, el estudio alemán en la enfermedad de Gilles de La Tourette, el estudio en fase III sobre eefctos del dexanabinol en traumatismo craneoencefálico, que se lleva a cabo en varios países europeos o el estudio que se está llevando a cabo en Suiza para verificar la efectividad de los cannabinoides en la obesidad. En Francia también se ha puesto en marcha otro estudio.

En Canadá es el gobierno el que ha patrocinado el estudio y en California son varios los grupos que han comenzado estudios sobre efectos en pacientes con SIDA o sobre los efectos que los bloqueantes de los receptores cannabinoides CB1. También los israelitas han comenzado estudios diversos.

Para terminar con este apartado, destacar que la compañía farmacéutica GW Pharmaceutics ha informado que en el año 2003 estará disponible en el mercado cannabis para uso terapéutico.

 

Y, después de todo esto, ¿qué?

Esta es la gran pregunta que todos esperamos resolver. Una vez leído lo referido con anterioridad pueden aparecer dos actitudes: la negación de que todo esto sea posible o bien la sensación de que estamos ante la última panacea de la medicina, dado el amplio abanico de trastornos donde los cannabinoides han mostrado eficacia.

Personalmente creo que ésta última palabra es la condicionante de todo, EFICACIA. ¿A qué nos referimos? Los cannabinoides o sus bloqueantes han mostrado capacidad de eliminar la sintomatología en muchos trastornos, pero en mi conocimiento, no han sido capaces de CURAR ninguno de ellos. Esto no quiere decir que hayan de ser desechados, ya que en muchas de las enfermedades estudiadas no existe, hoy por hoy, tratamiento eficaz y, en muchas ocasiones (por ejemplo, en tumores cerebrales), ni siquiera paliativo.

En el estudio del sistema endocanabinoide y su relación con otros sistemas de la economía corporal , sobre todo en lo referente al sistema nervioso central, se ha postulado que dicho sistema cannabinoide se comporta no como un sistema con neurotransmisores, sino como un sistema de modulación de los otros sistemas, es decir, que tiende a corregir los efectos provocados por el exceso y/o defecto en la actividad de los otros sistemas, con un aumento o una disminución de los niveles de anandamida (es la sustancia más estudiada) en un intento de contrarrestar dichos cambios en los otros sistemas. Personalmente tengo la impresión que sucede algo parecido en el resto del organismo: el sistema endocannabinoide actuaría como regulador de la actividad de muchos de los sistemas del organismo, procurando revertir los excesos o defectos de la actividad de los mismos. Desde este postulado es plausible esperar que los cannabinoides puedan conseguir un alivio sintomático.

La actitud de muchos gobiernos en torno al desarrollo y aprobación para el uso en humanos de nuevos fármacos se basa en que dichos productos muestren una eficacia mayor de los ya existentes en el mercado sanitario y con unos efectos secundarios tolerables por parte del enfermo. Desde este punto de vista da la impresión de que los cannabinoides sí tienen un lugar en nuestro arsenal terapéutico.

Es mucho el camino andado en esta línea de investigación pero aún es más largo el recorrido por hacer. Aparte de los gobiernos de diversas naciones son varios los laboratorios farmacéuticos los interesados en apoyar estudios en este sentido y supongo que en un futuro no muy lejano podremos responder con claridad a la pregunta de cuál es el lugar que ocupan los cannabinoides en nuestro arsenal terapéutico.

 

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