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Memoria cotidiana y edad: comparación entre jóvenes y ancianos.

Autor/autores: José Manuel Tomás-Miguel
Fecha Publicación: 01/03/2009
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Objetivo: se pretende comparar las puntuaciones en el funcionamiento de la memoria cotidiana entre jóvenes y ancianos y, comprobar si existen diferencias entre ambos grupos para cada una de las puntuaciones perfil obtenidas en la prueba de memoria.

Material y método: se compararon en una muestra de 60 jóvenes y 120 ancianos de Valencia (España) la puntuación total y las puntuaciones perfil obtenidas en el Test Conductual de memoria de Rivermead.

Resultados: la correlación entre la edad y la puntuación total prueba de memoria fue significativa y negativa, observándose mayor variabilidad en el grupo de ancianos y puntuaciones inferiores en los diferentes perfiles de puntuación utilizados.

Conclusiones: existe un descenso en el funcionamiento de la memoria cotidiana según aumenta la edad, observándose las mayores diferencias en las pruebas de recuerdo inmediato de historias, recuerdo diferido de historias y recuerdo de una cita y recuerdo de un nombre.

Palabras clave: Memoria cotidiana


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Anexos: Instrumentos

Memoria cotidiana y edad: comparación entre jóvenes y ancianos.

nº de referencia: 858045866

Dr. Juan Carlos Meléndez-Moral (1)
Dr. José Manuel Tomás-Miguel (2)
Dra. Esperanza Navarro-Pardo (1)
Sonia Blasco-Bataller (1)

(1) Departamento de psicología Evolutiva y de la Educación,
Universitat de Valencia, Av. Blasco Ibáñez, 21, Valencia 46010
(España)
(2)
Departamento
de
Metodología
de
las
Ciencias
del
Comportamiento, Universitat de Valencia, Av. Blasco Ibáñez, 21,
Valencia 46010 (España)

Resumen.
Objetivo: se pretende comparar las puntuaciones en el
funcionamiento de la memoria cotidiana entre jóvenes y ancianos y,
comprobar si existen diferencias entre ambos grupos para cada una
de las puntuaciones perfil obtenidas en la prueba de memoria.
Material y método: se compararon en una muestra de 60 jóvenes y
120 ancianos de Valencia (España) la puntuación total y las
puntuaciones perfil obtenidas en el Test Conductual de memoria de
Rivermead. Resultados: la correlación entre la edad y la puntuación
total prueba de memoria fue significativa y negativa, observándose
mayor variabilidad en el grupo de ancianos y puntuaciones inferiores
en los diferentes perfiles de puntuación utilizados. Conclusiones:
existe un descenso en el funcionamiento de la memoria cotidiana
según aumenta la edad, observándose las mayores diferencias en las
pruebas de recuerdo inmediato de historias, recuerdo diferido de
historias y recuerdo de una cita y recuerdo de un nombre.

Introducción.

Envejecer implica cambios en muchas de las esferas del
desarrollo y si bien desde diferentes esferas del estudio e
intervención con mayores se plantea de un modo totalmente acertado
que existen ganancias, la realidad es que las pérdidas parecen
sobrepasarlas claramente, siendo una de las que más preocupa a las
personas mayores la de envejecer "sin perder la cabeza".
El término envejecimiento con éxito, surge a partir de los
trabajos de (1) y nace como una diferenciación necesaria de los
típicos patrones de envejecimiento (2, 3). Así, encontramos un patrón
de envejecimiento patológico, caracterizado por la patología grave y
la dependencia en algún grado y un patrón de envejecimiento
normal, en el que no hay enfermedad, pero sí un aumento del riesgo
de padecerlas, asociado a la edad, y que minimizan el disfrute y la
satisfacción.
Sin embargo, tal y como indica (4), esta clasificación en
apariencia dicotómica es demasiado amplia y requiere de una
matización en la categoría normal. Dentro de este último grupo, el
envejecimiento normal, deberían tener en cuenta un patrón
diferencial, donde los niveles funcionales se mantienen elevados e
incluso, en algunos sentidos, pueden incluso mejorar: es el
denominado envejecimiento con éxito, que definieron como baja
probabilidad de enfermedad y de discapacidad asociada, alto
funcionamiento cognitivo y funcionalidad física y compromiso activo
con la vida (5, 6).
De este modo, y en función de cómo se produzca el desarrollo
nos encontraremos en una parte u otra del continuo, de ahí que sea
importante conocer el funcionamiento de los factores que pueden
evitar que la persona se dirija hacia un envejecimiento patológico y
por contra determinan el éxito y de manera que se consiga una mejor
calidad de vida.
Tal y como indicábamos, los procesos cognitivos son una
variable fundamental, así es necesaria tanto su evaluación como su
análisis. El estudio del área cognitiva en la historia de las teorías

Anexos: Instrumentos

explicativas al respecto ha mantenido una perspectiva basada en el
deterioro, centrándose en las pérdidas que van sucediendo conforme
la persona avanza en edad.
Haciendo un análisis rápido de la realidad cognitiva de los
adultos y mayores, y partiendo de la gran variedad interindividual
que existe en estas etapas del desarrollo, encontramos que a partir
de los 50 años un gran porcentaje de personas presentan quejas de
memoria centradas en numerosos olvidos en su vida diaria.
La primera aproximación a la nosología de las alteraciones
cognitivas presentes en el envejecimiento fue introducido por Kral
(7), acuñando la denominación de "olvido benigno de la senescencia"
para designar los trastornos mnésicos frecuentes en los ancianos,
caracterizados por la dificultad para recordar nombres, fechas y
situaciones de la vida diaria. En 1986, un grupo de investigadores del
National Institute of Mental Health, junto con otros centros de
investigación, propusieron una terminología y unos criterios
diagnósticos para una nueva entidad neuropsicológica denominada
trastorno de la memoria asociado a la edad (TMAE).
Así, actualmente el TMAE es el término diagnóstico más
empleado actualmente para un estado clínico caracterizado por un
declive de la memoria vinculada con el envejecimiento, en personas
con 50 años de edad o más (cambiar por cincuenta o más años de
edad), con una sensación subjetiva de pérdida de memoria en
relación con su juventud, con evidencia objetiva de trastornos
mnésicos a partir de unos resultados por debajo de una puntuación
típica en los test de memoria y excluyendo la demencia u otra
condición médica o psiquiátrica que explique su causa (8).
Por otra parte, se supone que a partir de los 60 ó 70 años el
sistema nervioso sufre una serie de cambios de carácter involutivo,
que van aumentando a lo largo del tiempo y se incrementan a partir
de los 75 u 80 años (9), incluso a partir de los 100 o 110 años, sería
previsible que comenzara un proceso involutivo semejante a la
enfermedad de Alzheimer (10).
Tal y como se indicaba (9, 11), hay un envejecer sano y otro
patológico, pero los límites entre ambos no son claros, no pudiéndose

establecer una diferencia clara entre el final de uno y el comienzo del
siguiente. Según la escala GDS (Global Deterioration Scale, o escala
de deterioro global), descrita en el año 1982 por Reisberg (12), se
puede observar cómo el nivel 2 de esta escala se define como
disminución cognitiva muy leve. Tal y como se indica en la definición
de este nivel, en esta fase puede que la persona se queje de que su
memoria no es como antes. Aunque en los test no obtenga los
mismos resultados que una persona más joven, su rendimiento, sin
embargo, es normal para su edad.
Así, la mayoría de las teorías sobre el envejecimiento
comparten que conforme avanzamos en edad vamos reduciendo los
recursos mentales con que podemos contar más rápidamente, y ello
limita la propia capacidad para realizar operaciones mentales (13).
Muchos científicos consideran el envejecimiento cognitivo como un
mecanismo único, que dirige todo el funcionamiento cognitivo
posterior (14). Pero, ¿por qué se producen diferencias en el
funcionamiento cognitivo con la edad? Hay cuatro hipótesis
principales a este respecto: la velocidad con que se procesa la
información, el funcionamiento de la memoria operativa, la función
inhibitoria y el funcionamiento sensorial.
Por lo que se refiere a la teoría de la velocidad de
procesamiento, casi toda la variabilidad en las tareas cognitivas
(desde la memoria hasta el razonamiento) se puede explicar
dependiendo de los resultados en tareas de velocidad perceptiva,
pues la diferencia real puede ser debida a la velocidad con que se
llevan a cabo las operaciones mentales (14). Esto es lo que explicaría
que con la edad se deteriorase el funcionamiento cognitivo, pues
sería una consecuencia de la ralentización que se ha producido en las
fases iniciales y que por tanto ha derivado en que no se alcancen las
finales.
En cuanto al funcionamiento de la memoria operativa, se
sugiere que con el paso de los años, aparecen dificultades en la
habilidad para llevar a cabo lo que denominaron "procesamiento
autoiniciado" (15).

Anexos: Instrumentos

Referente a la función inhibitoria (16), parece ser que los
mecanismos inhibitorios son menos eficientes en personas mayores,
lo cual afecta a la selección, focalización y división de la atención, e
influye en el rendimiento de la atención y otros tipos de tareas.
Por último, en cuanto al funcionamiento sensorial, claramente,
si no hay un adecuado procesamiento de la información debido a
déficit sensorial, el funcionamiento cognitivo es peor.
Dentro de toda la función cognitiva, en el presente trabajo nos
centramos en la memoria. Desde la psicología cognitiva, y tras más
de cien años de investigación, se suele hablar acerca de diferentes
tipos de sistemas, fases o almacenes de memoria. Así, desde las
primeras divisiones tripartitas (17), se ha avanzado en la
investigación, llegando a modelos más complejos (18, 19), en los que
se divide la memoria en diferentes sistemas principales con
diferencias importantes entre ellos.
Actualmente, se sabe que la memoria es un sistema funcional
complejo, activo por su carácter, que se despliega en el tiempo en
una serie de escalones sucesivos, y que se organiza en diferentes
niveles. Así, la memoria se refiere a las experiencias y la información
que recordamos y al proceso de retención de las experiencias
aprendidas, y es por ello que está involucrada en todas las
actividades mentales.
En el presente estudio nos hemos centrado en la memoria
cotidiana, que es donde parece que mayores quejas presentan los
mayores. Cuando una persona mayor nos cuenta sus problemas de
memoria indica que en su día a día tiene distintos problemas, como
por ejemplo recordar nombres de personas, dar un recado, dónde ha
puesto algo, etc. (20). Por tanto, la memoria cotidiana haría
referencia a los olvidos que suceden en la vida diaria. Actualmente,
cuando se trata de evaluar la memoria cotidiana, no sólo se hace
referencia a los clásicos almacenes, sino que se pregunta sobre
despistes, olvido de lugares, personas, nombres, hechos,
conversaciones, datos de libros o películas, uso de objetos, acciones,
temas de actualidad, vida personal, etc. (21).

En este sentido, comparar ancianos con jóvenes, en lo que a
memoria hace referencia, se plantea como objetivo de este trabajo.
Así, nos planteamos que si mediante una demostración empírica
podemos afirmar que ciertos aspectos de la memoria descienden
según aumenta la edad, será necesario intervenir y realizar
propuestas de programas y estrategias que ayuden a optimizar el
desarrollo de aquellas funciones que se han visto mermadas de una
forma normal, y por tanto podremos prevenir que el proceso de
envejecimiento sea un proceso degenerativo.
Por tanto este trabajo si bien puede parecer que ofrece una
visión decremental del envejecimiento, lo que realmente pretende es
dar una visión de un envejecimiento saludable en cuanto a uno de los
procesos cognitivos que más nos preocupan, como lo es la memoria,
evaluando las diferencias que hay entre una persona joven y una
persona mayor sin alteraciones cognitivas, para que a partir de este
trabajo se pueda plantear un programa que ayude a la persona a
manejarse con su capacidad cognitiva y se entrene para poder
mejorar sus resultados.

2. Método.

2. 1. hipótesis y objetivos.
Para este trabajo partimos de la hipótesis de que la memoria
sufre cambios debido a la edad disminuyendo nuestra capacidad
según va aumentando la edad. Así, como primer objetivo
pretendemos comparar las puntuaciones en el funcionamiento de la
memoria cotidiana entre jóvenes y ancianos y, además, comprobar si
existen diferencias entre ambos grupos para cada una de las
puntuaciones perfil obtenidas en la prueba de memoria. Como
segundo objetivo pretendemos describir el funcionamiento de los
instrumentos aplicados para una muestra de personas mayores y
analizar la memoria en el envejecimiento en función de las diferencias
sociodemográficas.

2. 2. Participantes.
Los participantes fueron 180 personas de la Comunidad
Valenciana (España), divididos en dos grupos: de 18 hasta 30 años y
más de 65 años. En relación al primer grupo, estaba compuesto por

Anexos: Instrumentos

60 personas, siendo la media de la edad de 19, 85 años, con una SD
de 2, 9. El segundo grupo, estaba compuesto por 120 personas de
más de 65 años y no institucionalizadas. La media de edad para este
grupo fue de 72, 1 y la SD de 5, 5.
En relación al género, en ambos grupos la participación fue
superior en el caso de las mujeres, para el grupo de 18 a 30 años un
68, 3% fueron mujeres frente al 31, 7% de hombres, en el caso del
grupo de más de 65 años, las mujeres supusieron un 83, 3% y los
hombres un 16, 7%.
En relación al estado civil, en el grupo de 18 a 30 años todos
los participantes estaban solteros, mientras que en el grupo de más
de 65 años eran mayoritariamente casados (65, 8%) y viudos
(32, 5%), existiendo una tercera categoría con poca representación
muestral que fue el de solteros (1, 7%).
Por lo que se refiere al nivel de estudios, en el grupo de 18 a 30
años todos los participantes estaban cursando una diplomatura
universitaria, mientras que en el grupo de más de más 65 años
ningún participante tenía estudios universitarios, lo cual es un típico
efecto de corte poblacional para las personas mayores así, un 5, 8%
está en la categoría de sin estudios, un 87, 5% tienen estudios
primarios y un 6, 7% tiene estudios secundarios.
Centrándonos exclusivamente en el grupo de más de 65 años y
en relación a con quién vive, indicar que un 66, 7% vive con su
pareja, un 23, 3% vive sólo, un 6, 7% con sus hijos y un 3, 3% con
algún familiar. Por lo que se refiere a dónde vive, un 92, 5% vive su
propia casa, un 1, 7% vive en casa alquilada y un 5, 8% vive en casa
de algún familiar. Por lo que se refiere a los ingresos per cápita, un
17, 6% tiene unos ingresos inferiores a 400, entre 401 y 600 se
encuentra el 62, 2%, un 13, 4% tiene como ingresos entre 601 y
800, un 2, 5% se encuentra entre 801 y 1000 y finalmente un
4, 2% se encuentra por encima de los 1000.
La recogida de datos se realizó de manera directa e individual
entre septiembre de 2007 y enero de 2008, obteniéndose
previamente el consentimiento informado de los participantes en el
estudio. El tiempo estimado de aplicación fue aproximadamente de

40 minutos para el grupo de menos de 30 años, y de 70 minutos para
el grupo de más de 65 años. Todas las pruebas fueron realizadas por
dos entrevistadores.

2. 3. Instrumentos.
Para la recogida de datos de esta investigación, se utilizó una
plantilla con diferentes elementos sociodemográficos así como
diferentes instrumentos estandarizados, concretamente para ambos
grupos se utilizó la segunda edición del Test Conductual de Memoria
de Rivermead versión A (22), y en el caso del grupo de más de 65
años, se utilizó además el Mini Examen Cognoscitivo (23) para
descartar posibles deterioros cognitivos y el cuestionario de Salud
General de Goldberg (24) en su versión de 12 ítems (25) para
controlar ansiedad y depresión como variables mediadoras en el
posible descenso de las capacidades cognitivas. De forma paralela,
también se les preguntaba si tenían algún tipo de problema visual o
auditivo, para desestimar aquellas personas que pudiesen tener una
discapacidad física que repercutiese en los resultados.
El Test Conductual de memoria de Rivermead (RBMT)
(22), es una prueba destinada a detectar problemas en el
funcionamiento de la memoria en situaciones similares a las de la
vida cotidiana. Consta de 12 ítems: recuerdo de un nombre, recuerdo
de un objeto personal, recuerdo de una cita, reconocimiento de
dibujos, recuerdo inmediato de una historia, recuerdo demorado de
una historia, reconocimiento de rostros, recuerdo inmediato de un
recorrido, recuerdo demorado de un recorrido, recordar dar un
mensaje, preguntas de orientación y pregunta de fecha.
Cada una de las 12 pruebas de que consta el RBMT se puede
corregir con puntuaciones de 0 a 1 para cada ítem (puntuación de
cribado o funcional) o con valores de 0 a 2 (puntuación estandarizada
o perfil de puntuación). En nuestro caso, se seleccionó para el análisis
de la ejecución de la memoria el perfil de puntuaciones, al
proporcionar más información que la puntuación funcional, siendo por
tanto la puntuación máxima 24. Por lo que respecta a los puntos de
corte del nivel de la función de la memoria se presenta a continuación

Anexos: Instrumentos

la tabla 1 con los dos sistemas de puntuación y los diferentes niveles
establecidos de memoria.
tabla 1. Puntos de corte del nivel de la función de la memoria para los dos
sistemas de puntuación
Puntuación Screening
Normal
10-12
memoria pobre
7-9
Moderadamente Perjudicada
3-6
Severamente Perjudicada
0-2

Puntuación Perfil
22-24
17-21
10-16
0-9

Por otra parte, una de las ventajas de esta prueba es que
ofrece la posibilidad de utilizar cuatro versiones, de manera que se
puedan realizar diferentes evaluaciones a lo largo del tiempo sin que
el aprendizaje medie en los resultados. Según el manual de la
prueba, existen correlaciones significativas entre la ejecución de la
versión A, con las versiones B, C, y D siendo éstas de 0, 84, 0, 80 y
0, 60 para la puntuación de cribado y de 0, 86, 0, 83 y 0, 88 para las
puntuaciones de perfil.
Indicar también que esta prueba, además de para jóvenes y
adultos, está baremada y estandarizada para muestras especificas de
personas mayores, con un total de 119 personas con edades
comprendidas entre 70 y 94 años con una media de edad de 80, 49
años y una SD de 5, 22.
Según se indica en el manual de la prueba, en la muestra de
gente mayor se consideró la posible influencia de variables físicas y
cognitivas, analizándose los efectos de la vista, oído, enfermedades
recientes, ansiedad y depresión, en relación a los cuales parece que
no existió ningún un efecto significativo en la puntuación del perfil
estándar. En cualquier caso, y teniendo en cuenta que en el tipo de
pruebas a realizar mucha parte del material ha de ser procesado
visual o verbalmente, y por tanto los déficit en un nivel sensorial,
como fallos en la visión o en el oído, o en un nivel superior, como
lesiones viso-perceptivas o destrezas en el lenguaje, pudieran afectar
en la ejecución individual de los ítems, se preguntaba a los sujetos si
tenían alguna dificultad en este sentido, para eliminar este posible
efecto. Por otra parte y mediante el GHQ, se analizaban los niveles de

ansiedad y depresión para controlar el posible efecto de estos
trastornos.
El Mini Examen Cognoscitivo (MEC) (23) es la versión
adaptada y validada en España del Mini-Mental State Examination
(MMSE) (26), que fue diseñado con la idea de proporcionar un
análisis breve y estandarizado del estado mental y estimar
cuantitativamente la existencia y severidad del deterioro cognitivo, no
proporcionando un diagnóstico de ninguna entidad nosológica
específica.
Así, se trata de una prueba de medición breve y cuantitativa
que puede utilizarse para detectar déficit cognitivo, para seguir el
curso de los cambios cognitivos a lo largo del tiempo y para evaluar
la respuesta a los diferentes tratamientos (27). En nuestro contexto
comenzó a utilizarse a partir de 1977, siendo una de las pruebas de
cribado más utilizadas en envejecimiento. En relación a la fiabilidad
de la prueba, los coeficientes de correlación en los procedimientos de
test-retest son cercanos a 0, 9 y su validez concurrente con los test de
Wechsler y de Raven son estadísticamente significativas,
manteniendo además un valor predictivo positivo entre el 78 y el
90% y negativo entre el 86 y el 100%.
Por lo que se refiere a sus diferentes subpruebas, este
instrumento de cribado de deterioro cognitivo consta de 11 ítems en
los que se valoran 8 áreas cognitivas: orientación espacio-temporal,
memoria de fijación y reciente, atención-concentración y cálculo,
lenguaje comprensivo y expresivo, pensamiento abstracto y
construcción visoespacial. La puntuación máxima es de 35 puntos,
que se obtienen mediante la suma de las puntuaciones de cada ítem.
Los sujetos con una puntuación inferior a 23 fueron eliminados del
estudio por considerarse, según esta prueba con la posibilidad de un
déficit cognitivo.
El cuestionario de Salud General (GHQ) (24) es una prueba
que puede ser autoadministrada y fue diseñada para medir trastornos
psiquiátricos no psicóticos y que es ampliamente usada en diferentes
contextos. En su versión original la prueba está compuesta por 60
ítems y posteriormente se han desarrollado versiones de 30, 20 y 12

Anexos: Instrumentos

ítems. La versión utilizada y adaptada al contexto español, de doce
ítems (25), es la más reducida de las disponibles, y plantea un
modelo bifactorial que responde a los constructos de depresión y
ansiedad. Cada uno de los ítems se valora de 1 a 4, pudiéndose
obtener tanto una puntuación global, como para cada uno de los
factores.

2. 4. análisis de datos.
Todos los análisis se han realizado con el paquete estadístico
SPSS 15. Se han calculado estadísticos descriptivos y gráficos así
como coeficientes de correlación, pruebas t y ANOVA y, cuando no se
cumplían los supuestos paramétricos, pruebas no paramétricas,
realizándose las oportunas correcciones de Bonferroni al interpretar
los resultados.

3. Resultados.

En relación al primero de los objetivos en el que se pretende
comparar las puntuaciones en el funcionamiento de la memoria
cotidiana entre jóvenes y ancianos, en primer lugar se comprobó si
existía algún tipo de relación entre la edad del total de la muestra y el
resultado del Rivermead Behavioral Memory Test, comprobándose
que existía una correlación negativa entre ambas variables (r=-0, 676
p<0, 001), lo cual demuestra que existe un descenso importante en el
perfil de puntuaciones del RBMT según aumentaba la edad.
A continuación se aplicó una prueba t de muestras
independientes en función del perfil de puntuaciones del RBMT para
ambos grupos de edad.
La prueba de Levène fue significativa (F= 40, 96, p<0, 001), por
lo que no se asumieron varianzas iguales. Al aplicar la prueba t se
obtuvieron diferencias significativas entre los dos grupos (t= 14, 93, p
<0, 001). Además, el grupo de 18 a 30 años obtuvo una media muy
superior (M= 22, 33) al grupo de más de 65 años (M= 15, 35). Estos
resultados confirman el fuerte descenso de la memoria que ya se
mostraba en la relación negativa con la edad.
El gráfico 7 muestra los diagramas de caja para el total del
Rivermead Behavioral Memory Test en ambos grupos, dándonos

información adicional sobre el comportamiento de la variable en
ambas muestras. Tal y como se puede observar en el gráfico 7, existe
mayor variabilidad en el grupo de personas mayores, abarcando
desde las puntuaciones más bajas hasta las más altas, efecto que no
se ve en el grupo de jóvenes.
Grafico 7. Diagrama de caja y bigotes para la puntuación total del RBMT en ambos
grupos de edad.
25, 00

20, 00

15, 00
1

10, 00

Total Rivermead
5, 00
Hasta 30

Más de 65

Grupo

Adicionalmente
a
este
análisis,
se
planteó
estudiar
detalladamente las doce puntuaciones perfil de cada uno de los ítems
que componen el RBMT, para detectar aquéllas tareas específicas en
las que las diferencias pudieran ser más acusadas. Dado que el perfil
de puntuación se valora mediante tres categorías, se optó por realizar
la prueba no paramétrica U de Mann-Whitney para comparar ambos
grupos (tabla 2).

tabla 2. Diferencias entre grupos de edad para cada uno de los ítems del RBMT
U de
W de
Z
Sig.
MannWilcoxon
asintót.
Whitney
(bilateral)
recuerdo de un nombre
2405, 0
9665, 0
-4, 23
, 000
recuerdo de un objeto personal
2569, 0
9829, 0
-3, 54
, 000
recuerdo de una cita
1500, 0
8760, 0
-7, 36
, 000
reconocimiento de dibujos
3027, 5
10287, 5
-3, 05
, 002
recuerdo inmediato de una historia
1106, 0
8366, 0
-8, 17
, 000
recuerdo demorado de una historia
1037, 0
8297, 00
-8, 46
, 000

Anexos: Instrumentos

reconocimiento de rostros
recuerdo inmediato de recorrido
recuerdo demorado de recorrido
Recordar dar un mensaje
Preguntas de orientación
Pregunta de fecha

2430, 0
2033, 0
2114, 0
2128, 0
2753, 0
3598, 0

9690, 00
9293, 00
9374, 0
9388, 0
10013, 0
10858, 0

-4, 94
-5, 55
-5, 33
-5, 10
-2, 95
-, 01

, 000
, 000
, 000
, 000
, 003
, 989

Teniendo en cuenta que suponía doce análisis sobre los mismos
datos, y con el fin de preservar los niveles de error tipo i, tal y como
se observa, se optó por la corrección de Bonferroni al analizar los
resultados. Pese a la corrección de Bonferroni, puede verse en la
tabla 2 que en todos los casos, excepto en la pregunta de fecha, las
diferencias entre ambos grupos son significativas.
Indicar que, tal y como se muestra en la tabla 2, existen
diferencias significativas en todas la pruebas excepto en la de
pregunta de fecha, efecto que se puede observar en el gráfico 8. En
este sentido debemos indicar que, previamente a responder el RBMT,
se aplicó exclusivamente en ancianos la prueba MEC, que tiene un
ítem idéntico a la prueba de memoria en el que se pregunta la fecha,
lo cual, casi con total seguridad, ha podido producir el efecto de que
las puntuaciones medias sean más altas para las personas de más
edad. En cualquier caso el efecto sistemático que se puede observar
consiste en un peor rendimiento en las personas mayores frente a los
jóvenes.
En relación al segundo de los objetivos planteados,
pretendemos describir el funcionamiento de los instrumentos
relacionados con procesos cognitivos y aplicados para una muestra de
personas mayores, además de analizar si existen cambios en la
memoria medida a través del RBMT en personas de más de 65 años
en función de las diferencias sociodemográficas.
En relación al RBMT, la puntuación mínima fue de 5 y la
máxima de 24, obteniéndose, tal y como ya se indicaba en el objetivo
anterior una media de 15, 35 y una SD 4, 24. En relación a los puntos
de corte establecidos por la prueba el porcentaje obtenido en las
categorías fue el siguiente: Normal 9, 2%; memoria pobre 48, 3%;
Moderadamente perjudicada 34, 2%; y Severamente perjudicada
8, 3%.

Por lo que se refiere al MEC, la puntuación mínima fue de 23,
punto de corte establecido para eliminar posibles problemas de
deterioro cognitivo, el máximo fue de 35, siendo su media de 29, 28 y
la SD de 3, 27.
En relación al GHQ-12, la puntuación mínima fue de 24 y la
máxima de 42, siendo la media de 35, 2 y la SD de 4, 74.
Adicionalmente se realizó una correlación bivariada entre los
tres instrumentos aplicados a la muestra de personas mayores,
obteniéndose exclusivamente una correlación positiva entre el RBMT
y el MEC (r= 0, 576 p<0, 001).
Con respecto a la segunda parte del objetivo, analizar si existen
cambios en la memoria medida a través del RBMT en personas de
más de 65 años en función de las diferencias sociodemográficas, en
primer lugar se realizó una correlación entre la edad y la puntuación
total del RBMT, obteniéndose un resultado significativo y negativo (r=
-0, 195, p=0, 033), lo cual nos muestra que no sólo tal y como
indicábamos existen diferencias entre jóvenes y ancianos sino que,
además, según aumenta la edad este descenso es más considerable
tal y como se observa en el gráfico 9.

PuntaciontalR
B
M
T

, 2
2
5
0
, 1
0
, 1
5
0
0
, 5
, 0
0
, 6
06
57
0
7
5
8
08
59
0
E
d
a

Grafico 9. correlación entre la edad de la muestra de mayores la puntuación total
del RBMT

Anexos: Instrumentos

En relación a las demás variables utilizadas no se encontraron
diferencias significativas en ninguno de los casos. A continuación se
presentan los resultados obtenidos para estas variables.
Por lo que se refiere al género, a partir del resultado de la
prueba de Levene (p=0, 259), se asumieron varianzas iguales, no
encontrándose diferencias significativas en RBMT al aplicar la prueba
t de muestras independientes (t= 0, 393 p=0, 695), si bien, y a nivel
descriptivo, indicar que la media de las mujeres era de 15, 4 y la de
los hombres de 15.
Por lo que se refiere a la variable estado civil, la prueba de
Levene no obtuvo un resultado significativo (p=0, 278) y tras aplicar
el ANOVA, no se observaron diferencias significativas entre los grupos
(F=0, 139, p=0, 871). En relación a la variable nivel de estudios, la
prueba de Levene no obtuvo un resultado significativo (p=0, 150) y
tras aplicar el ANOVA, no se observaron diferencias significativas
entre los grupos (F=2, 437, p=0, 092). Del mismo modo en la variable
Con quién vives, la prueba de Levene no obtuvo un resultado
significativo (p=0, 173) y tras aplicar el ANOVA, no se observaron
diferencias significativas entre los grupos (F=0, 861, p=0, 464). Por lo
que respecta a la variable Dónde vive, la prueba de Levene no obtuvo
un resultado significativo (p=0, 253) y tras aplicar el ANOVA, no se
observaron diferencias significativas entre los grupos (F=0, 175,
p=0, 840). Por último y en relación a la variable ingresos, la prueba
de Levene no obtuvo un resultado significativo (p=0, 505) y tras
aplicar el ANOVA, no se observaron diferencias significativas entre los
grupos (F=1, 924, p=0, 111).

4. Conclusiones.

Tal y como se ha podido observar a través de los resultados
obtenidos y en relación al primero de los objetivos planteados, existe
un descenso en el funcionamiento de la memoria cotidiana según va
aumentando la edad, observándose además una mayor variabilidad
en el grupo de ancianos. Este planteamiento es coherente con el
obtenido en otros trabajos, tanto en el contexto español (28, 29)
como en el internacional (22, 30) y refuerza la idea de la prevalencia
del trastorno de la memoria asociado a la edad en población mayor.

Si bien hemos de tener en cuenta que el nivel educativo de los
grupos que se han comparado es diferente y puede estar
enmascarando los resultados, en los trabajos consultados se observa
que el nivel educativo en población mayor suele ser más bajo que en
las personas más jóvenes, lo cual si bien ha de ser una variable a
controlar en este tipo de trabajos no deja de ser un efecto
meramente generacional.
Un aspecto a tener en cuenta, es la posibilidad de que el miedo
al fracaso ante una situación desconocida también estuviera
modificando los resultados ya que éste es un efecto común de las
personas sometidas a situación de evaluación y que suele ser más
propio de las personas mayores (31). Este posible efecto fue
controlado mediante el factor de ansiedad GHQ, observándose que el
nivel de ansiedad no correlacionaba con la prueba de memoria
empleada.
En relación a la segunda parte del primer objetivo, básicamente
existen diferencias significativas para todos los perfiles de puntuación
del RBMT. En este sentido, hemos podido observar que las medias del
grupo de jóvenes son más altas en todos los casos a excepción de la
prueba de pregunta de fecha que, tal y como se ha indicado, parece
ser un efecto de la utilización de otra prueba previa.
Por lo que se refiere a las mayores diferencias entre jóvenes y
ancianos en los perfiles de puntuación, se observan sobre todo en las
pruebas de recuerdo inmediato de historias, recuerdo diferido de
historias y recuerdo de una cita, además, y junto a recuerdo de un
nombre, son las que obtienen las puntuaciones más bajas en el grupo
de más de 65 años.
En esta línea de resultados, otros trabajos (32) informaron de
diferencias tanto en test directos (recuerdo de historias y recuerdo de
palabras) como indirectos (completar raíces de palabras) entre
jóvenes y ancianos y, exclusivamente en investigaciones con
población anciana, los mayores efectos se producen en el recuerdo de
una cita, de un objeto y en las pruebas historias (33).
En relación a este último aspecto, se han encontrado
diferencias debidas a la edad en el recuerdo de información en el

Anexos: Instrumentos

discurso, observándose dificultades para comprender y producir (34)
e indicándose específicamente entre otros elementos la comprensión
de textos (35). Parece ser que estas deficiencias observadas están
producidas por una alteración en la capacidad atencional o en la
memoria operativa (36).
Volviendo a la baja puntuación en el recuerdo de un nombre,
indicar que las dificultades léxicas en las personas mayores parecen
responder más a un problema de ejecución que de competencia (36),
ya que el conocimiento se mantiene tanto desde el punto de vista
conceptual, como semántico y fonológico. Lo que se observa es una
dificultad para acceder a este conocimiento que se manifiesta, entre
otros aspectos, en la incapacidad para encontrar nombres,
especialmente nombres propios (34).
Así, en las personas mayores, los problemas de vocabulario se
parecen más al típico fenómeno de la punta de la lengua, en los que
el problema no radica en la ausencia de la palabra correspondiente,
sino en la selección de la adecuada. Así, parece ser que las
diferencias en el procesamiento de los nombres propios con respecto
a los nombres comunes se producen debido a que los nombres
propios implican una mayor demanda de recursos de procesamiento
(37) porque son expresiones referenciales puras, que no describen
ninguna propiedad o atributo de la entidad correspondiente ni tienen
una amplia red de conexiones que puedan dar información acerca del
mismo, lo cual hace que su prevalencia aumente con la edad (38).
Según diversos autores (39, 40, 41), este tipo de fenómenos,
se podrían deber a una alteración no selectiva que afectaría al
sistema atencional de control ejecutivo, lo que dificultaría la selección
del ítem correspondiente. Así, parece que la mayoría de los
problemas que se encuentran en el lenguaje de las personas mayores
son consecuencia del déficit de memoria operativa y capacidad
atencional.
Por otra parte, donde menos diferencias se han observado
entre jóvenes y ancianos es en el reconocimiento de dibujos seguido
de las preguntas de orientación y recuerdo de un objeto personal, y
por último en el recuerdo de rostros, siendo además el recuerdo de

dibujos y en el recuerdo de caras los dos elementos donde mejores
puntuaciones ha obtenido el grupo de más de 65 años.
Otros trabajos (42), han hallado un patrón de resultados
parecido cuando analizaron las diferencias entre jóvenes y ancianos
en reconocimiento de dibujos, de manera que no había diferencias
cuando el dibujo era rico en detalles y con contenido semántico, pero
sí cuando el dibujo era pobre en detalles y abstracto. Al respecto de
las preguntas de orientación, tal como se indicaba anteriormente, los
sujetos debían obtener una puntuación mínima en el MEC para ser
incluidos en el estudio, por tanto no sorprende que las diferencias con
jóvenes sean menores que en otras de las pruebas utilizadas. En
relación al recuerdo de caras, como indicábamos en la parte teórica
del trabajo, este tipo de memoria parece mantenerse en los mayores,
manejándose de modo normal en la vida cotidiana (33), así, no se
han encontrado diferencias según la edad (43) cuando hay que
discriminar unas caras entre otras nuevas o cuando se han mostrado
varias poses en la fase de presentación, en cambio, aparece un cierto
decremento con la edad cuando se ha presentado sólo una pose en
un primer momento y luego los distractores son varias expresiones
de la misma cara; aun así, otros trabajos (44) informan de
diferencias pronunciadas sobre todo a partir de los 70 años
En relación a las pruebas en las que existe un elemento de
recuerdo inmediato y otro de recuerdo demorado, con interferencia
de otras tareas sobre el material no repasado y presentado
únicamente una vez, a diferencias de otros trabajos (29) se ha
observado que, en la tarea de recuerdo de historias, se ha ganado en
la tarea diferida tanto en los jóvenes como en los ancianos, mientras
que en la otra prueba, en la que había recuerdo inmediato y
demorado (recuerdo de un recorrido), no han habido diferencias
entre ambos resultados ni en los jóvenes ni en los ancianos.
Debemos tener en cuenta la importancia que tienen la
intervención preventiva y el diagnóstico temprano de los trastornos
cognitivos en la vejez, además de por la propia pérdida de
independencia (45), por el hecho de que el trastorno de la memoria
que se observa en los ancianos no siempre es benigno; en ocasiones,
tiene un carácter progresivo, pudiendo evolucionar hacia una

Anexos: Instrumentos

demencia, si bien diferentes autores (46, 47) indican que,
independientemente de que el TMAE se considere una entidad
nosológica individualizada, no debemos olvidar que se trata de un
fenómeno normal de la edad, más que de un trastorno que
precedería a la demencia o a otra patología.
En cuanto al segundo objetivo que nos planteábamos en el
estudio, describir el funcionamiento de los instrumentos en una
muestra de personas mayores en relación a las diferencias
sociodemográficas, es destacable que la única variable que ha
resultado significativa ha sido la edad. Así, a más edad peor ejecución
en las tareas de memoria. Y no sólo estas diferencias han sido
significativas entre los dos grupos de edad como comentábamos, sino
también dentro del mismo grupo de mayores.
Según los resultados obtenidos, en nuestra muestra, el género,
el estado civil, lugar donde se vive, con quién se vive, o el nivel de
ingresos no son significativas a la hora de ver cómo la memoria se
deteriora con la edad, así como tampoco es relevante el nivel de
estudios. Parece que la lógica nos indicaría lo contrario en cuanto a
esta última variable, pero no aparece ningún tipo de relación, aunque
bien es cierto que en nuestra muestra hay pocos mayores que
tuvieran estudios superiores. Lo que sí sabemos es que, según la
Clínica Mayo, tener un bajo nivel de estudios es un factor de riesgo
para el deterioro Cognitivo Leve, pero parece no influir en el
deterioro de la memoria Asociado a la Edad.
Por último indicar que el 82, 5% de nuestra muestra tenía la
memoria moderadamente perjudicada o pobre (siendo este segundo
grupo el de mayor prevalencia), y que habría casi tantas personas
con una memoria normal como con una memoria severamente
perjudicada. Esto parece ser un claro indicador de que la memoria
con la edad se ve deteriorada entre la población normal (MEC mayor
de 23), pero tal y como concluíamos anteriormente, con un claro
descenso de la misma conforme va aumentando la edad.
Sabiendo que el factor evidente que conlleva a un deterioro de
la memoria es la edad, independientemente de otras variables que a
priori podrían parecer relevantes, como el nivel de estudios, podemos

plantear hacia un futuro trabajo la posibilidad de intervenir en este
elevado número de población mayor normal que convive con
problemas en la memoria en su día a día, evaluando así si el
entrenamiento en la misma podría mejorar la ejecución en las tareas
de la vida cotidiana de los mayores o tal vez la percepción de la
misma (48).
Puesto que actualmente aún no sabemos distinguir cuando este
trastorno de la memoria inicial significa el principio de una demencia,
o tan solo la pérdida normal asociada a la edad, un entrenamiento en
memoria y otras capacidades cognitivas beneficiaría tanto a la
persona en sí misma como a la sociedad en general. Así, sea el TMAE
benigno o patológico, podremos mejorar o mantener la memoria de
las personas mayores el mayor tiempo posible, beneficiándose ella de
una mejora en su calidad de vida, y la sociedad en un retraso en la
administración de medicación o de visitas innecesarias al médico. Así,
el punto final de nuestro trabajo pretende ser un punto inicial de un
estudio de un entrenamiento cognitivo en memoria en personas de
edad avanzada, evaluando al detalle cada cambio, así como quiénes
han experimentado mayores beneficios del entrenamiento. Por lo
tanto, el fin último de este trabajo pretende dar iniciativa a otro en el
que se trate de mejorar la calidad de vida de estas personas, no sólo
de evaluar estadísticamente las diferencias con gente de menor edad
y dar explicaciones plausibles a tal efecto, sino de intervenir en la
memoria previniendo un envejecimiento patológico o alargando en la
medida de la posible el envejecimiento saludable.

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