En este trabajo se realiza una evaluación del Afrontamiento Social a un grupo de 132 alumnos de edades comprendidas entre los 12 y 16 años, que cursan la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (E. S. O) en un colegio de la provincia de León. La importancia que otorgamos a esta evaluación, reside en su sentido de prioridad para proceder a la práctica. La evaluación es realizada a través de la escala de Afrontamiento para Adolescentes, la cual es tanto un instrumento de investigación como de terapia y oreintación para que los jóvenes examinene sus propias conductas de afrontamiento.
Los resultados, globalmente considerados, han mostrado que una vez realizada la factorización de las 18 estrategias que mide la escala de aformamiento para adolescentes, las estrategias más usadas por los adolescentes ant las situaciones que se les plantea es la "Distracción/Diversión" y la menos usada es la "Pasiva/Falta de afrontamiento".
Un estudio sobre afrontamiento social con alumnos de educación secundaria obligatoria (E. S. O).
María Antonia Melcón Alvarez; Manuela Alonso Fernández; Olga González Luengo.
PALABRAS CLAVE: Afrontamiento social. Evaluación. habilidades sociales. Cambios cognitivos y emocionales. Adolescentes.
(KEYWORDS: Evaluation. Social Abilities. Cognitive and emotional changes. Adolescents. )
Resumen
En este trabajo se realiza una evaluación del Afrontamiento Social a un grupo de 132 alumnos de edades comprendidas entre los 12 y 16 años, que cursan la etapa de la Educación Secundaria Obligatoria (E. S. O) en un colegio de la provincia de León. La importancia que otorgamos a esta evaluación, reside en su sentido de prioridad para proceder a la práctica. La evaluación es realizada a través de la escala de Afrontamiento para Adolescentes, la cual es tanto un instrumento de investigación como de terapia y oreintación para que los jóvenes examinene sus propias conductas de afrontamiento. Los resultados, globalmente considerados, han mostrado que una vez realizada la factorización de las 18 estrategias que mide la escala de aformamiento para adolescentes, las estrategias más usadas por los adolescentes ant las situaciones que se les plantea es la "Distracción/Diversión" y la menos usada es la "Pasiva/Falta de afrontamiento".
Abstract
In this research takes place an assessment of Social Afrontament of 132 students between 12 and 16 years, they are in Secundary Education in a province of León. The Afrontament Scala for Adolescents is an research instrument wich is a to speciality indicated for therapy and orientation for youngs people to examine their afrontament behavior. The results, globally considered, have shown that once is done the strategies more used by the adolescents in Distraction/Enjoyment and the tess used is Pasive/Afrontment difficulty.
Introducción.
En los últimos años se ha dado mucha importancia a las habilidades sociales, por lo que se han realizado numerosos estudios sobre ello. Autores como Cheek (1990), Fensterheim y Baer (1976) y Smith (1975), realizaron estudios sobre la importancia de la competencia social, las habilidades sociales y la asertividad entre otros. El hombre a lo largo de su existencia, pasa más tiempo en interacción con los demás que en solitario. En esta interacción, es donde se comprueba si el individuo tiene desarrolladas las habilidades que le permiten relacionarse adecuadamente y por lo tanto alimentar su autoestima y mantener un bienestar social adecuado. Las habilidades sociales son comportamientos sociales específicos que afectan directamente a la competencia social del sujeto. La relación entre iguales desde la niñez hasta la juventud, permite el desarrollo interpersonal adecuado correspondiente a las experiencias propias de la edad.
Mª José Díaz (1986) realizó un estudio sobre la importancia que tiene para la adaptación escolar la interacción entre iguales. La adecuada competencia social alcanzada por la interacción, se asocia con logros sociales y escolares superiores y con un adecuado ajuste personal y social, mientras que la incompetencia social, va asociada a problemas escolares y emocionales con posibles desajustes psicológicos en el sujeto.
Debido a la interacción, los niños son capaces de: Alcanzar el conocimiento de sí mismo y de los demás; desarrollar determinadas conductas sociales, habilidades y estrategias; desarrollar el autocontrol y la autorregulación de la propia conducta en función del feedback que se recibe de los otros; ser receptores de apoyo emocional; y también de adquirir el conocimiento del rol sexual, del desarrollo moral y el aprendizaje de valores.
Monjas (1993), define las habilidades de interacción social en la infancia como: “las conductas necesarias para interactuar y relacionarse con los iguales y con los adultos de forma efectiva y mutuamente satisfactoria”.
Diremos, que tener unas adecuadas habilidades sociales no es innato, sino que son la consecuencia de un aprendizaje motor, emocional, afectivo y cognitivo, desde la niñez debido a las experiencias vividas, la observación de la utilización de habilidades por otras personas relevantes para el niño, y también, como consecuencia de las sucesivas informaciones e instrucciones que recibe a lo largo de su desarrollo. Dichas habilidades se muestran en contextos interpersonales, pues, es necesaria la participación de al menos dos personas.
La adolescencia es una fase del desarrollo humano en la que se producen muchos retos y obstáculos que serán conseguidos y salvados gracias al constante desarrollo de una identidad propia e independiente, pero que a la vez, no prescinde de la conexión con el grupo al que pertenece. El sujeto se ve obligado a cumplir ciertos papeles sociales con relación a sus compañeros y a los miembros de otro sexo y, al mismo tiempo, a conseguir buenos resultados escolares y a tomar decisiones sobre su carrera profesional. Estos pasos del desarrollo, requieren una capacidad para el afrontamiento, es decir, estrategias conductuales y cognitivas para lograr una adaptación y una transición efectivas.
En la sociedad actual, los jóvenes están sometidos a presiones y estrés crecientes: prepararse para conseguir un puesto de trabajo, estudiar materias cada vez más complejas en ambientes competitivos, relacionarse con los demás, expectativas que se han ido haciendo menos claras, el trabajo y la vida diaria que cada vez exigen un mayor nivel de auto –organización y de adaptación a las nuevas tecnologías y en la naturaleza de los acontecimientos nacionales e internacionales frecuentemente muy perturbadores.
Los jóvenes deben ser conscientes de sus conductas de afrontamiento e ir adaptándolas a las situaciones, pues la falta de habilidades para ese afrontamiento, puede tener efectos negativos no sólo en sus propias vidas y en las de sus familias, sino también en el funcionamiento general de la sociedad. Por ello, la sociedad, está también interesada en las preocupaciones de los jóvenes y en ayudarles a que desarrollen estrategias sanas para afrontar situaciones problemáticas. La capacidad de afrontamiento será el indicativo de madurez personal.
Pero no debe ser únicamente la preocupación de la utilización de habilidades sociales por parte de las personas, sino también la calidad. Esta calidad, va a ser la responsable de que la persona que utilice dichas habilidades, tenga un alto porcentaje de probabilidad de resultados positivos interpersonales.
Pocos son los adolescentes que no tienen preocupaciones que afecten de forma significativa a sus vida, llegando estas a ser abrumadoras e incluso incapacitantes. Ciertos estudios longitudinales han demostrado, que existe conexión entre acontecimientos vitales estresantes y conflictos familiares, delincuencia, conductas autodestructivas y aislamiento social. Es tradicional el debate entre los que piensan que la adolescencia es una etapa tormentosa y estresante y los que opinan que es una suave transición entre la infancia y la edad adulta.
La evaluación conductual se configura como alternativa al psicodiagnóstico tradicional, permitiendo la descripción de las conductas problemáticas, los factores que las controlan y los medios a través de los cuales pueden ser modificadas.
La evaluación se hace necesaria para detectar posibles déficits en el repertorio conductual del sujeto. Existe un modelo denominado modelo de déficit de habilidad o de déficit en el repertorio conductual, en el que los problemas de competencia social se explican porque el sujeto no cuenta en su repertorio con las conductas y habilidades necesarias para actuar en una determinada situación interpersonal. En este trabajo se persigue la realización de un análisis global de la capacidad de afrontamiento de un grupo de adolescentes ante diversas y variadas situaciones. Para ello, se lleva a cabo una evaluación que va dirigida a un posible futuro cambio y en cuya base está el supuesto de modificabilidad del comportamiento.
Para ejecutar dicha evaluación, nos valemos de la escala de Afrontamiento para Adolescentes, ya que es considerado un instrumento de autoayuda por medio del cual los estudiantes pueden llegar a comprender sus propias conductas de afrontamiento, y en consecuencia, tomar sus propias decisiones de cambiar. Puede usarse a su vez, como un instrumento de investigación para estudiar cómo realizan el afrontamiento estos estudiantes, en diferentes contextos, y posteriormente, estos datos pueden emplearse para promover el cambio en la dirección esperada.
Método.
Sujetos: Se realiza la evaluación de un grupo de 132 alumnos de Educación Secundaria Obligatoria (E. S. O) de edades comprendidas entre los 12 y 16 años. Se encuentran escolarizados en un colegio concertado de la provincia de León, donde se imparten los ciclos de Educación Infantil; Educación Primaria; Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.
Instrumento de evaluación: Para llevar a cabo la evaluación utilizamos la escala de afrontamiento social para adolescentes (ACS) de Frydenberg, E. Y Lewis, R. (1997). Se administra de forma colectiva.
El ACS es un inventario de autoinforme compuesto de 80 elementos, 79 de tipo cerrado y uno final abierto, que permite evaluar con fiabilidad 18 estrategias de afrontamiento diferentes (búsqueda de apoyo social; concentración en resolver problemas; esforzarse y tener éxito; preocuparse; invertir en amigos íntimos; buscar pertenencia; hacer ilusiones; falta de afrontamiento o no afrontamiento; reducción de la tensión; acción social; ignorar un problema; autoinculparse; reservarlo para sí; buscar apoyo espiritual; fijarse en lo positivo; buscar ayuda profesional; buscar diversiones en relajantes y distracción física). Los elementos se puntúan mediante una escala de tipo Likert de cinco puntos: 1. No me ocurre nunca o no lo hago; 2. Me ocurre o lo hago raras veces; 3. Me ocurre o lo hago algunas veces; 4. Me ocurre o lo hago a menudo; 5. Me ocurre o lo hago con mucha frecuencia. Después de 5 años de investigación y diversas mejoras, esta escala es considerada como uno de los instrumentos más completos y eficaces para la evaluación del afrontamiento. Es muy adecuado para facilitar el campo conductual autodirigido y provocar discusiones en grupo.
Resultados: Hemos obtenido un perfil gráfico del grado de utilización de las diferentes estrategias de afrontamiento. El perfil grupal se obtiene calculando la media aritmética de las puntuaciones ajustadas individuales. De esta manera, se analizan las estrategias que se usan con mayor y menor frecuencia, así como la frecuencia relativa en el uso de las mismas. A su vez este perfil, nos permite la comparación entre las estrategias usadas para tratar problemas específicos y preocupaciones de tipo general.
La puntuación media, en los resultados muestran que:
- Se obtiene mayor puntuación en la escala referida a la concentración del sujeto a la hora de resolver problemas, es decir, en la elaboración por parte de este para abordar un problema sistemáticamente (escala 2). La puntuación es menor para la escala 1 de búsqueda de apoyo social y para la escala 3 de esfuerzo e implicación personal para tener éxito. En las escalas 4 y 5, caracterizada la primera de ellas por elementos que indican temor por el futuro en términos generales y la segunda referida al esfuerzo por comprometerse en alguna relación personal de tipo íntimo se obtienen puntuaciones semejantes.
-Por otra parte podemos observar una puntuación significativamente inferior en las escalas 8 y 9, la primera de ellas se compone de elementos que reflejan la incapacidad del sujeto para enfrentarse al problema y la segunda por elementos que reflejan el intento de sentirse mejor mediante acciones que reduzcan la tensión.
-La puntuación media vuelve a subir en la escala 10 de acción social, la cual consiste en dar a conocer a los demás cuál es la preocupación y en la búsqueda de ayuda. Esta subida no llega a ser significativa con respecto a las primeras escalas.
-La puntuación de las escalas 12 (autoinculparse), 13 (aislarse de los demás) y 14 (búsqueda de apoyo espiritual) es mayor que en la escala 11 (ignorar el problema) pero no es una diferencia significativa.
- El descenso desde la escala 7 hasta la escala 16, ya es mayor con respecto a las primeras escalas. En las dos últimas, la escala 17, que incluye elementos que describen situaciones de ocio y relajantes, y la escala 18 de distracción física, la puntuación media ya aumenta situándose a la altura de la puntuación media de las primeras escalas.
A continuación presentamos una tabla con la puntuación media obtenida en cada una de las estrategias de afrontamiento empleadas por los adolescentes y agrupadas estas en 5 factores: Factor 1. Pasivo/ Falta de afrontamiento. Factor 2. Búsqueda de apoyo social. Factor 3: Búsqueda de apoyo experto. Factor 4. Afrontamiento activo. Factor 5. Distracción/ diversiones. Los resultados arrojan que la estrategias más empleadas en este caso, corresponden al factor “Distracción/ diversiones” y la usada con menos frecuencia, al factor “Pasiva/ falta de afrontamiento”.
Tabla 1: Puntuación media obtenida en cada una de las estrategias dentro del factor correspondiente.
Figura 1: Perfil grupal de estrategias de afrontamiento.
Conclusiones y Discusión.
A partir de los resultados obtenidos, establecemos las siguientes conclusiones:
Centrándonos en la variable “estrategias de afrontamiento” y ajustándonos a los datos presentes, con el cuestionario ACS, las estrategias más usadas por los adolescentes son: Búsqueda de diversiones, Buscar pertenencia, Resolver el problema, Distracción física y Preocuparse. Las menos usadas son: Ignorar el problema, reducción de la tensión y Falta de afrontamiento.
De los cinco factores obtenidos a partir de la factorización de las 18 estrategias de la escala, concluimos que la estrategias más usada por los adolescentes ante las situaciones que se les plantea es la “Distracción/ Diversión” y la menos usada es la “Pasiva”Falta de afrontamiento”.
A la hora de interpretar estos resultados conviene insistir en que el afrontamiento tiene una naturaleza que tiende a la autorregulación. El hecho de que el adolescente conozca sus estrategias de afrontamiento facilita que pueda conocer mejor su conducta y pueda adoptar cambios que resulten necesarios.
En un estudio realizado por Arjona Arcas, J. F. Y Guerrero Manzano, S. (2002), se presentan los resultados obtenidos en el estudio de la variable estilos y estrategias de afrontamiento en un grupo de adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y 16 años que cursan estudios en la E. S. O. Las conclusiones a las que llegan en dicho estudio son que la estrategias más usada por los adolescentes una vez factorizadas las 18 estrategias de la escala A. C. S es la “Activa”, mientras que la menos usada es la “Búsqueda de apoyo social”. Por igual encuentran diferencias intersexos en los estilos de afrontamiento, de forma que los varones tienden a un estilo de afrontamiento activo y las mujeres eligen en mayor medida estrategias de afrontamiento pasivas. Nuestros resultados nos dan una mayor frecuencia en el uso de estrategias de “Distracción/ Diversión”, siendo más frecuente en primer lugar la búsqueda de diversiones y en segundo lugar la distracción física, como estrategias ante las diferentes situaciones planteadas. Y la menos usada la “Pasiva/ Falta de afrontamiento”.
Siendo dentro de éstas, las menos frecuentes, ignorar el problema y la reducción de tensión y la falta de afrontamiento.
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