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El comportamiento sexual y su vinculación con variables psicológicas y demográficas en estudiantes de quinto año de educación secundaria.

Autor/autores: David Tarazona Cervantes
Fecha Publicación: 01/03/2007
Área temática: Personalidad, Trastornos de la Personalidad .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El objetivo del presente estudio fue explorar vínculos causales del comportamiento sexual con una serie de variables psicológicas ?autoestima, satisfacción con la vida, estereotipia genérica y locus de control? y demográficas ?edad, habitabilidad, ocupación actual, pareja, sexo y tipo de colegio? en estudiantes de quinto año de educación secundaria.

Se empleó el análisis de regresión para analizar los datos. Los resultados muestran que la explicación del comportamiento sexual fue definida por las variables demográficas pareja, sexo, tipo de colegio y edad y las variables psicológicas locus de control y estereotipia genérica.

Palabras clave: Adolescencia, Autoestima, Comportamiento sexual, Estereotipia de género, Locus de control, Satisfacción con la vida


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El comportamiento sexual y su vinculación con variables psicológicas y demográficas en estudiantes de quinto año de educación secundaria.

(Sexual behavior and its links with psychological and demographic variables in 5th year high school students. )

David Tarazona Cervantes.

Instituto psicología y Desarrollo (IPSIDE). Lima

PALABRAS CLAVE: Comportamiento sexual, autoestima, Satisfacción con la vida, locus de control, Estereotipia de género, adolescencia.

(KEYWORDS: Sexual behavior, Self-esteem, Satisfaction with life, Control locus, Gender stereotypy, Adolescence. )

Resumen

El objetivo del presente estudio fue explorar vínculos causales del comportamiento sexual con una serie de variables psicológicas –autoestima, satisfacción con la vida, estereotipia genérica y locus de control– y demográficas –edad, habitabilidad, ocupación actual, pareja, sexo y tipo de colegio– en estudiantes de quinto año de educación secundaria. Se empleó el análisis de regresión para analizar los datos. Los resultados muestran que la explicación del comportamiento sexual fue definida por las variables demográficas pareja, sexo, tipo de colegio y edad y las variables psicológicas locus de control y estereotipia genérica.

Abstract

The purpose of the present study was to explore causal links between sexual behavior and a set of psychological –self-esteem, satisfaction with life– and demographic variables –age, habitability, actual occupation, couple, sex, school type– in fifth year high school students. Regression analysis was used to analyze the data. The results shows that the explanation of sexual behavior was defined by the demographic variables couple, sex, school type and the psychological variables control locus and gender stereotypy.



En nuestro país la adolescencia está signada por algunos hechos recurrentes, por un lado la participación cada vez mayor de adolescentes en grupos que ejercen violencia, como pandillas, barras bravas y bandas delincuenciales (Tarazona, 2004, 2005a) implicando esto un gran número de comportamientos de riesgo (Tomas, 2005) y por otro lado un perfil de acérrimo consumismo fuertemente influenciado por la industria del entretenimiento, presumiblemente debido a que así las y los jóvenes se relacionan con otros jóvenes (Ilizarbe, 1999) y logran integrarse simbólicamente a una sociedad que los excluye permanentemente (Venturo, 2001).  

En suma, la interacción entre los problemas sociales que inciden sobre la población adolescente y las transformaciones personales propias de esta etapa del ciclo vital hacen que ellos y ellas deban adaptarse -positiva o negativamente- a nuevas normas sociales que les permitirán canalizar nuevas perspectivas frente a la vida (Psicología, 1987; Heaven, 2001). Así, después de la infancia, la adolescencia es la etapa más vulnerable del ciclo vital (Martín & Reyes, 2003).  

La mayoría de cambios producidos durante la adolescencia son sexuales y se hacen manifiestos en conductas, afectos y pensamientos como por ejemplo el aumento de la curiosidad por temas sexuales, del deseo sexual y de las sensaciones especiales que los acompañan; resultando un reto significativo integrar los cambios a su forma de vida manteniendo su estabilidad emocional (OPS & OMS, 2001). En este sentido, el estilo de vida de los adolescentes ha variado considerablemente en los últimos años orientándose a ser lo más “sexuales” que puedan ser, en gran parte debido a la gran cantidad de información de naturaleza sexual que inunda su vida cotidiana, especialmente por parte de los medios de comunicación. Esta “nueva” era de adolescentes altamente sexuales es graficada por Heaven (2001):

“We live in a age in which we are overwhelmed by material and information of a sexual nature. The AIDS epidemic has raised the consciousness of many adults and adolescents about sexually transmitted diseases, and ‘safe’ sex. Sexually explicit material, not available a generation or two ago, is now freely obtainable. Glossy magazines depict idealized body shapes, fashions and trends. Understandably, some adolescents may feel pressurized to make themselves as sexually appealing as possible. In addition, societal norms about sexuality are rapidly changing with increasing numbers of teenagers becoming sexually active” (p. 148)

Otro reflejo de este cambio en los roles sexuales y genéricos está en prácticas sociales como son las fiestas en las que predomina el género musical “reggaeton” y su baile característico “el perreo”, estilizado al máximo por la industria discográfica, y también la modificación corporal, por un lado las cirugías estéticas, muy populares entre adolescentes y jóvenes mujeres de todo nivel socioeconómico, y por otro los tatuajes y el piercing, que al usarse en algunas zonas del cuerpo reflejan gran erotismo y sensualidad. Estas prácticas se constituyen en códigos sociales que afianzan en los adolescentes sus procesos de identidad y median el reconocimiento y aprobación social de sus pares, asimismo son expresiones de libertad y decisión sobre el propio cuerpo altamente valoradas por ellas y ellos (Quiñones, 2000).  

Diversos autores parten del hecho que los adolescentes, lejos de sentir temor ante las relaciones sexuales, las asumen como una necesidad a satisfacer en sus vidas (Arias & Aramburú, 1999; Heaven, 2001). Sobre este punto nos parece ilustrativo lo señalado por Martín & Reyes (2003): “La actividad sexual en los adolescentes se ha convertido en una norma; la mayoría considera que es necesario realizarla –como si fuera una moda-, y así tratan de buscar aceptación del grupo” (p. 185)

El incremento de la fecundidad adolescente, tema ligado al comportamiento sexual, ha venido poniendo de relieve a la adolescencia ante la opinión pública desde mediados de la década del 80 (MIMDES, 2002), más aún si consideramos que la población adolescente sería el segmento de mayor crecimiento demográfico y que la tasa de fecundidad habría aumentado en ésta población y no en los otros grupos poblacionales (Raguz, 2001). Se ha señalado que la mayor liberalidad en las relaciones sexuales, el inicio sexual más temprano y el incremento del comportamiento riesgoso ocurridos en las últimas décadas se ha asociado positivamente con el aumento de embarazos en adolescentes (OPS & OMS, 2001).  

De todo el espectro de la sexualidad humana, orientamos nuestro interés por el comportamiento sexual, principalmente porque esta dimensión está muy vinculada con muchos riesgos, p. e. embarazos no deseados (END), infecciones sexualmente transmitidas (ITS), incluyendo VIH/SIDA, y el aborto. Lo señalado por Martín & Reyes (2003) grafica claramente nuestra inquietud:

Es oportuno analizar conducta sexual, embarazo y aborto por la interrelación que existe entre estos tres fenómenos, pues si bien el aborto constituye el acto que puede afectar física y psicológicamente a la adolescente, este es generalmente consecuencia de un embarazo no deseado y de una conducta sexual inadecuada (p. 183)

En el presente artículo se presenta un estudio que buscó responder a un conjunto de hipótesis generadas a partir de la pregunta: ¿el comportamiento sexual -en sus dimensiones complejidad, antigüedad y periodicidad- logra ser explicado por modelos establecidos a partir de variables psicológicas y/o demográficas?. Antes de dar cuenta de las hipótesis generadas se revisan los antecedentes considerados.


Antecedentes

Estudios previos reportan modelos causales-explicativos de las distintas esferas del comportamiento sexual. Aquí los he clasificado como psicológicos, demográficos y mixtos.

Modelos psicológicos

Piña (2004) halló en universitarios mexicanos que a partir de un análisis de regresión logística la variable motivos alcanzó un alto valor predictivo para la ocurrencia de los siguientes comportamientos de riesgo: relaciones con diferentes parejas, uso de condón en toda la vida, relaciones con parejas ocasionales y uso de condón con parejas ocasionales.

Modelos demográficos

González et. al. , (2005) hallaron que el 55. 7% de las mujeres mexicanas que mencionaron haber iniciado actividad sexual han estado embarazadas; lo que se asoció significativamente con un nivel bajo de escolaridad, con iniciar su vida sexual a edades tempranas y con el hecho de haber estado alguna vez unidas.

Cáceres (2000) encontró en adolescentes y jóvenes peruanos que en el caso de la experiencia heterosexual los factores que contribuyeron a explicar la varianza fueron la edad (p<0. 001), la experiencia de “haber estado enamorado” (p<0. 001), la interacción de “haber estado enamorado”-género masculino (p<0. 001) y la frecuencia de “borracheras” (p<0. 001); en cuanto a la experiencia homosexual el factor contribuyente fue la experiencia de masturbación (p<0. 001); estos hallazgos provienen de un análisis de cofactores de la experiencia sexual empleando modelos de regresión logística múltiple.

Chu (1992) analizó el poder predictivo de características personales en el proceder sexual en estudiantes de educación secundaria en la modalidad nocturna, hallando que el comportamiento sexual es explicado por el sexo, la edad y el estado conyugal.

Modelos mixtos (psicológicos y demográficos)

Slap et. al. (2003) hallaron en adolescentes nigerianos que el comportamiento sexual se asoció al: sexo masculino, mayor edad, menor sensación de vinculación con los padres, tener padre o madre muerta, familia poligámica, menor sensación de vinculación con la escuela y menor nivel educativo de los padres.  

Fernández (1998), por medio de una regresión logística, halló que la tenencia o no de relaciones sexuales en estudiantes universitarios de Lima fue distinguida con un 76. 89% de eficiencia por un modelo conformado por las siguientes variables en orden descendente: sexo masculino, estudiar en una universidad privada, edad, nivel de conocimiento sobre sexualidad, obediencia y conversar con la madre. También se empleó la regresión logística para la predicción del uso de MAC que alcanzó una eficiencia del 86. 64% e incluyó a dos variables: pertenecer a la universidad privada y nivel de conocimientos sobre sexualidad.  

Raguz (1999) a partir de un análisis de regresión múltiple y escalonado jerárquico “loglinear” determinó variables que ayudan a predecir el comportamiento sexual riesgoso en adolescentes limeños escolares y desertores de NSE bajo: edad (mayores, 17 a 19 años); el género (varones); el nivel socioeconómico (bajo-bajo); el grado de escolaridad (descontinuado en tercer grado de primaria o antes); el trabajo (trabajo y estudio o sólo trabajo); no vivir con familia de origen; tener conviviente o pareja estable y/o hijos; tener padre con menor nivel económico, menos ocupación y menor escolaridad; y ser migrante a Lima desde provincias. En cuanto a la predicción del inicio sexual temprano, empleando igualmente un análisis de regresión múltiple “loglinear”, este mostró mayor tendencia en adolescentes mayores, de nivel socioeconómico bajo, huérfanos de padre, que trabajan y cuya identidad de rol genérico es de masculinidad interna (tradicional). El inicio sexual se vio más frecuentemente en el grupo de mayor edad, en ambos géneros, y en quienes trabajan.


Hipótesis

Se trabajó con nueve hipótesis, tres grupos en función al comportamiento sexual y tres según el tipo de modelo. Así, se constituye una matriz de tipo 3x3 en función a las dimensiones del comportamiento sexual (complejidad, antigüedad y periodicidad) y a la vinculación del comportamiento sexual con alguno de los modelos establecidos a partir de las variables medidas (psicológico, demográfico, mixto).

Sobre la complejidad del comportamiento sexual

▪ H. 1. 1. Si, la complejidad del comportamiento sexual en la muestra observada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas.

▪ H. 1. 2. Si, la complejidad del comportamiento sexual en la muestra investigada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas.

▪ H. 1. 3. Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra estudiada se establecen modelos que expliquen la complejidad del comportamiento sexual.

Sobre la antigüedad del comportamiento sexual

▪ H. 2. 1. Si, la antigüedad del comportamiento sexual en la muestra investigada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas.

▪ H. 2. 2. Si, la antigüedad del comportamiento sexual en la muestra estudiada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas.

▪ H. 2. 3. Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra observada se establecen modelos que expliquen la antigüedad del comportamiento sexual.

Sobre la periodicidad del comportamiento sexual

▪ H. 3. 1. Si, la periodicidad del comportamiento sexual en la muestra escrutada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas.

▪ H. 3. 2. Si, la periodicidad del comportamiento sexual en la muestra estudiada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas.

▪ H. 3. 3. Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra observada se establecen modelos que expliquen la periodicidad del comportamiento sexual.


Método

Tipo y diseño

El estudio fue de tipo sustantivo-explicativo (Sánchez & Reyes, 1998); de campo (Blaxter, Hughes & Tight, 2001) y de encuesta (Padua; 1996; Blaxter, Hughes & Tight, 2001). Se empleó un diseño no experimental (Kerlinger, 1975); transeccional (Hernández, Fernández & Baptista, 1998) y correlacional (Sánchez & Reyes, 1998).

Participantes

Población: Alumnos matriculados en quinto año de educación secundaria de menores en colegios de Lima Metropolitana. En el año 2001, los alumnos matriculados en quinto año de educación secundaria de menores fueron 106 077.

Muestreo: Se recogieron datos en colegios estatales y no estatales ubicados en La Molina, distrito con grandes brechas económicas entre colegios públicos y privados (APOYO, 2000 en Venturo, 2001), mediante un muestreo no aleatorio por conveniencia, que consiste en recoger datos en unidades de muestreo apropiadas (Elorza, 2000; Padua, 1996), en nuestro caso definidas por los siguientes criterios de inclusión: (i) Varón o mujer, (ii) Estudiante de 5to año de educación secundaria de menores, y (iii) Matriculado en un colegio de La Molina.

Tamaño muestral: El número de encuestados se calculó recurriendo a las tablas publicadas por Arkin y Colton (1962, en León & Montero, 1993; p. 75), considerando el tamaño de la población, un error estimado del 0. 5, un nivel de confianza del 95%, y un error muestral del +/-5%.  

 


Tabla 1. Participantes según sexo y tipo de colegio


Descripción de la muestra: La muestra, proporcional a la población según sexo y tipo de colegio, estuvo conformada por 400 adolescentes (51% varones y 49% mujeres), de los cuales 287 provenían de colegios estatales (48. 8% varones y 51. 2% mujeres) y 113 eran procedentes de colegios no estatales (56. 6% varones y 43. 4% mujeres). Los alumnos residían en los distritos de La Molina (63%), Pachacamac (14. 8%), Ate (13. 8%) y otros (8. 5%). Los adolescentes matriculados en los colegios estatales provenían de La Molina (54. 4%) y de zonas de bajo NSE en distritos periféricos (Pachacamac, Ate, Santa Anita, El Agustino y Cieneguilla) (45. 6%). En los colegios no estatales, la gran mayoría residía en la Molina (85. 5%); del restante 15% algunos provenían de zonas de NSE medio-bajo de distritos cercanos (Ate, Santa Anita y Pachacamac) y de zonas de mayor NSE en distritos no informados en colegios estatales (San Borja y Surco).  

 


Tabla 2. Distrito de residencia según tipo de colegio y sexo


Localización: Se visitó tres colegios estatales y seis colegios no estatales del distrito de La Molina. Los estatales estuvieron ubicados en las localidades Las Viñas, Covima y Musa (Un colegio en cada zona), mientras que los no estatales, en Las Viñas (3 colegios), Mayorazgo, Santa Patricia y el Sol de la Molina (Un colegio en cada zona). Durante las visitas se registró el costo total por servicios educativos y se puede apreciar una amplia diferencia, mientras en los colegios estatales el monto anual varía entre los 30 y 50 soles, en los colegios no estatales variaría entre 1550 y 3550, más de 50 veces la cantidad requerida en un colegio estatal. No se ha estimado la cantidad requerida en gastos asociados como la compra de uniformes y útiles escolares, alimentación, pasajes y/o movilidad, pero se intuye que también sería mayor.

Instrumentos

Las escalas empleados mostraron una adecuada validez y confiabilidad para la contrastación de las hipótesis del presente estudio y fueron: de habitabiliad, de comportamiento sexual, de satisfacción con la vida, de autoestima, de estereotipia genérica y de control interno-externo.  

Escala de Habitabilidad (Tarazona, 2005): Posee diez preguntas redactadas de manera positiva con una forma cerrada de respuesta (SI–NO). Para calcular el puntaje directo se otorga un punto a cada respuesta SI y cero puntos a cada respuesta NO. El onceavo ítem corresponde a la evaluación del hacinamiento obtenida calculando la razón “Número de habitaciones / Número de personas”; en caso la tasa sea mayor a 0. 33 (sin hacinamiento) se otorga un punto, de ser menor o igual a 0. 33, se otorga cero puntos.  

Escala de Comportamiento sexual (Tarazona, 2005): La escala es un autorreporte de prácticas sexuales que consta de 12 ítemes en tres áreas. La dimensión “complejidad” tiene 4 ítemes de tipo cerrado a contestarse forzozamente en alguna de las siguientes opciones: SI-NO, a excepción del reporte de coito que subdivide la alternativa “SI” en “Si, una sola vez” y “Si, más de una vez”; por cada comportamiento auto-reportado se otorgó un punto, excepto en la dimensión “coito” en que se da un punto al inicio (tenencia de una sola relación sexual) y dos a la experiencia (más de una relación sexual). La dimensión “antigüedad” se calcula restando a la edad actual la edad tenida en la práctica sexual reportada a menor edad; esta diferencia se ingresa directamente como PD. La dimensión “periodicidad” tiene 4 ítemes a ser contestados en una frecuencia de cuatro puntos; para calcular el PD se ororga puntos según la respuestas y se suman (Casi nunca: 1 punto; A veces: 2 puntos; Muy a menudo: 3 puntos y Siempre: 4 puntos). A mayor puntaje (en cada dimensión), mayor periodicidad complejidad, antigüedad o periodicidad.

Escala de Satisfacción con la Vida SWLS (Diener, Emmons, Larsen y Griffin, 1985): Es una escala unidimensional de cinco ítemes positivos que se responden con una escala likert de cinco puntos (Totalmente de Acuerdo, De Acuerdo, Indiferente, En Desacuerdo y Totalmente en desacuerdo). Para obtener el puntaje directo se suma las respuestas dadas (TA: 5; DA: 4; I: 3; ED: 2, TD: 1).

Escala de autoestima de Rosemberg – Modificada (Rosemberg, 1965): Consta de ocho ítemes que en su versión original se calificaba como si fuese una escala de tipo Guttman, en este estudio se contestaron y calificaron los ítemes siguiendo el mismo procedimiento que con la escala de Satisfacción Vital, con la diferencia que en esta se consideró la dirección de los ítemes (positiva o negativa).  

Escala de Estereotipia Genérica SRSS – Modificada (Raguz, 1991): La escala consta de 20 ítemes, distribuidos equitativamente en las dimensiones feminidad y masculinidad, e incluye distractores. Los ítemes son adjetivos empleados para describir rasgos de personalidad, debiéndose contestar que tanto los rasgos señalados corresponden a un niño varón en una escala de 7 puntos. Para obtener el PD se suman el puntaje de cada ítem, obteniéndose valores en masculinidad y feminidad. Seguidamente, al puntaje en masculinidad se le resta el puntaje en feminidad (respetando el signo “+” ó “-“) y se le suma 34 puntos para obtener el PD en estereotipia. A mayor puntaje, mayor estereotipia.

Escala de control interno-externo – Modificada (Rotter, 1966): Los ítemes consisten en seleccionar una oración como verdadera de un par que se presentan. Se suma el número de alternativas correspondientes a externalidad y esto constituye el puntaje directo de la escala. A mayor puntaje, mayor externalidad.

 


Tabla 3. Indicadores de calidad psicométrica por cada escala


Análisis estadístico

Para la contrastación de hipótesis se recurrió al análisis de regresión múltiple, un método multivariado que analiza el efecto de dos o más VI sobre una VD (Hernández, Fernández & Baptista, 1998) que tiene gran utilidad para encontrar la mejor ecuación linear de predicción y evaluar su eficiencia predictiva, evaluar la contribución de una VI o un conjunto de VI a la explicación de la varianza de una VD, y encontrar relaciones estructurales y proveer explicaciones para relaciones complejas de variables múltiples (Padua, 1996). Proporciona dos indices de interés: el Coeficiente R y los valores Beta.

Coeficiente de correlación múltiple (R): correlación entre la VD y el conjunto de las VI. El valor del coeficiente se ubica entre 0 y 1. 00; mientras más alto sea su valor, mayor será la explicación de la varianza de la VD por el conjunto de VI. También se puede derivar el coficiente R2 que indica el porcentaje de variación originado por las variables independientes en la dependiente.

Valores “beta” (B): Indican el peso o influencia que tiene cada VI en la explicación de la varianza de la VD.


Resultados

Los resultados se han organizado según los tres grupos de hipótesis (Complejidad, Antigüedad y Periodicidad). Al interior de cada sección primero se presenta lo relativo a los modelos psicológico y demográfico, y luego el modelo mixto.  

Sobre la complejidad

En función de variables psicológicas y demográficas: Los dos grupos de variables medidas resultan significativos para explicar la varianza de la complejidad del comportamiento sexual.

 


Tabla 4. Complejidad según variables psicológicas y demográficas


La explicación de la varianza resulta significativa tanto en las variables psicológicas como en las demográficas, empero la diferencia entre modelos a favor del demográfico se hace evidente al considerarse que las demográficas explican un porcentaje mucho mayor que las psicológicas (23% contra 4%) y que correlacionan con la complejidad del comportamiento sexual en un nivel moderado, frente a un nivel bajo de las psicológicas.

 


Tabla 5. Aporte de las variables psicológicas a la explicación de la complejidad


Las variables psicológicas que más aportan en la explicación de la varianza de la complejidad del comportamiento sexual son locus de control y estereotipia genérica. El aporte de la satisfacción con la vida y la autoestima no alcanza a ser significativo.

 


Tabla 6. Aporte de las variables demográficas a la explicación de la complejidad


Las variables demográficas que aportan en la explicación de la complejidad del comportamiento sexual son pareja, sexo, tipo de colegio y edad.

Dados los resultados, se aceptan las hipótesis H. 1. 1. (Si, la complejidad del comportamiento sexual en la muestra observada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas) y H. 1. 2. (Si, la complejidad del comportamiento sexual en la muestra investigada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas).

En función a modelos mixtos (psicológico-demográfico): En función a su mejor aporte en la explicación de la varianza de la complejidad del comportamiento sexual, las variables pareja, sexo, locus de control, tipo de colegio y edad conforman un modelos con alta significación.

 


Tabla 7. Complejidad según modelos establecidos


El modelo abierto alcanza una correlación moderada con la complejidad y explica el 24% de la varianza. Las variables pareja y sexo aportan en la explicación de la varianza con una intensidad superior a la de locus de control, tipo de colegio y edad.

 


Tabla 8. Aporte de las variables de cada modelo a la explicación de la complejidad


El modelo abierto correlaciona moderadamente con la complejidad y explica el 26% de la varianza. Las variables pareja y sexo contribuyen a explicar la varianza en una primera agrupación, seguidos de locus de control y tipo de colegio, ambos en niveles similares, y, finalmente, edad.  

Se concluye este punto aceptando la hipótesis H. 1. 3. (Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra estudiada se establecen modelos que expliquen la complejidad del comportamiento sexual).


Sobre la antigüedad

En función a variables psicológicas y demográficas: El conjunto de variables demográficas alcanza a explicar significativamente la varianza de la antigüedad del comportamiento sexual pero no así el de variables psicológicas.

 


Tabla 9. Antigüedad según variables psicológicas y demográficas


La correlación de las variables demográficas con la antigüedad del comportamiento sexual alcanza un nivel bajo pero definido, que corresponde a una explicación del 9% de la varianza distribuida significativamente entre las variables del modelo. Las variables psicológicas no conforman un modelo que explique significativamente la varianza, lo que se refleja en un mínimo porcentaje de varianza explicada y una correlación casi insignificante.

 


Tabla 10. Aporte de las variables psicológicas a la explicación de la antigüedad


El aporte del locus de control es definido aunque con poca intensidad. Las demás variables -estereotipia de género, autoestima, satisfacción con la vida- alcanzan una influencia prácticamente nula que no alcanza a ser significativa.

 


Tabla 11. Aporte de las variables demográficas a la explicación de la antigüedad


Las variables demográficas que aportan significativamente en la explicación de la varianza de la antigüedad del comportamiento sexual son edad, sexo y tipo de colegio.

Como conclusión de este punto, se acepta la hipótesis H. 2. 2 (Si, la antigüedad del comportamiento sexual en la muestra examinada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas) y se rechaza la hipótesis H. 2. 1 (Si, la antigüedad del comportamiento sexual en la muestra observada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas).

En función a modelos mixtos (psicológico-demográfico): Se conforman tres modelos significativos en la explicación de la antigüedad del comportamiento sexual a partir de las variables edad, sexo y tipo de colegio.

 


Tabla 12. Antigüedad según modelos establecidos

El modelo mixto alcanza una relación definida pero baja con la antigüedad, explicando casi el 10% de su varianza. Las variables incluidas alcanzan niveles diferentes de importancia en la explicación de la varianza de la antigüedad, primero la edad, luego el sexo y, finalmente, el tipo de colegio.

 


Tabla 13. Aporte de las variables a la explicación de la complejidad según su modelo


Los resultados evidencian sólo la conformación de un modelo que explica la varianza de la antigüedad del comportamiento sexual a partir de variables demográficas por lo que se rechaza la hipótesis H. 2. 3 (Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra observada se establecen modelos que expliquen la antigüedad del comportamiento sexual).  

Sobre la periodicidad

En función a variables psicológicas y demográficas: Tanto el conjunto de variables psicológicas como demográficas resultan significativos en la explicación de la periodicidad del comportamiento sexual.

 


Tabla 14. Periodicidad según variables psicológicas y demográficas


El modelo demográfico correlaciona moderadamente con la periodicidad mientras que el psicológico, en bajo nivel. En cuanto a la explicación de la varianza, el modelo demográfico alcanza a explicar el 28% de la varianza, mientras que las variables psicológicas, el 3%.

 


Tabla 15. Aporte de las variables psicológicas a la explicación de la periodicidad


Las variables que aportan a la explicación de la periodicidad del comportamiento sexual son el locus de control y la estereotipia de género.

 


Tabla 16. Aporte de las variables demográficas a la explicación de la periodicidad


Las variables demográficas que aportan en la explicación de la periodicidad del comportamiento sexual son pareja, sexo, tipo de colegio y edad.

Como conclusión de este punto, los resultados justifican la aceptación de las hipótesis H. 3. 1 (Si, la periodicidad del comportamiento sexual en la muestra escrutada es explicada por el conjunto de variables psicológicas medidas) y H. 3. 2 (Si, la periodicidad del comportamiento sexual en la muestra estudiada es explicada por el conjunto de variables demográficas medidas). En función a modelos mixtos (psicológico-demográfico): Se conforma un modelo mixto significativo con vínculo moderado con la periodicidad.

 


Tabla 17. Periodicidad según modelos establecidos


Los resultados avalan la aceptación de la hipótesis H. 3. 3 (Si, a partir de las variables psicológicas y demográficas medidas en la muestra observada se establecen modelos que expliquen la periodicidad del comportamiento sexual).


Discusión

Esta sección se ha organizado en tres partes: síntesis de hallazgos, confrontación con estudios y revisiones previas, y una reflexión sobre las variables psicológicas.

Síntesis de resultados

Se organiza la información en dos momentos en la sección correspondiente a cada grupo de hipótesis. Primero, la relación del comportamiento sexual con los conjuntos de variables psicológicas y demográficas. Segundo, la conformación de modelos mixtos (demográficos y psicológicos) a partir de las variables medidas. El orden de las variables es el que ocuparon en los modelos según su intensidad.

Sobre la complejidad del comportamiento sexual: Las variables demográficas conforman un mejor modelo explicativo del comportamiento sexual que el de las psicológicas. El modelo demográfico explica el 23% de la varianza, alcanza una intensidad moderada y recibe mayor influencia de pareja, sexo, tipo de colegio y edad; en tanto el psicológico explica sólo el 4%, alcanza una correlación baja y recibe el aporte de locus de control y estereotipia genérica. Al evaluarse la determinación de modelos explicativos de la complejidad a partir del análisis de las variables medidas, se hallaron cinco soluciones que explican sucesivamente el 9, 20, 22, 24 y 26% de la varianza. El modelo más exitoso, superior a los anteriores y en el que se recopilan las variables que en ellos mostraron influencia, fue el quinto, que mostró una correlación moderada con la complejidad y recibió aportes de pareja, sexo, locus de control, tipo de colegio y edad.

Antigüedad del comportamiento sexual: Esta dimensión es en la que menos poder explicativo tienen los modelos establecidos a partir de las variables medidas. Las variables demográficas determinan un modelo que establece una relación baja pero definida y explica el 9% de la antigüedad del comportamiento sexual a partir del aporte significativo de edad, sexo y tipo de colegio. Las variables psicológicas conforman un modelo que explica un mínimo porcentaje de varianza explicada (0. 3%), alcanza una correlación casi insignificante y recibe aporte -definido pero de baja intensidad- sólo de una variable (locus de control). El análisis de modelos mixtos determina un total de tres, que explican el 5, 9 y 10% de la varianza de la antigüedad del comportamiento sexual. El modelo con mayor poder explicativo no alcanza gran diferencia de su modelo predecesor y está conformado por edad, sexo y tipo de colegio, que son las mismas que aportaron significativamente al analizarse el conjunto de variables demográficas.

Periodicidad del comportamiento sexual: De modo similar a la explicación de la complejidad, las variables demográficas constituyen un modelo más eficiente que las psicológicas. El modelo demográfico correlaciona de forma moderada con la periodicidad del comportamiento sexual y explica el 28% de los casos a partir de pareja, sexo, tipo de colegio y edad. Las variables psicológicas correlacionan con la periodicidad de forma baja y explican el 3% de los casos recibiendo el aporte de locus de control y estereotipia de género. En ambos modelos mostraron influencia el mismo grupo de variables que explicaron la complejidad y, además, en el mismo orden. Cinco grupos explicaron el 16, 24, 26, 29 y 30% de la varianza de la periodicidad. El modelo de mayor eficacia recibió aportes de pareja, sexo, tipo de colegio, locus de control y edad; éste hubiera sido similar al modelo mixto que explicó más eficazmente la complejidad de no ser por el intercambio de posiciones entre locus de control y tipo de colegio.

Confrontación con estudios y revisiones previas

Algunas de las variables medidas que aportan a los modelos determinados coinciden con los antecedentes. En los estudios nacionales de Cáceres (2000) y Chu (1992) se coincide en la inclusión de la edad, y la edad y el sexo, respectivamente, en la ecuación explicativa generada a partir de análisis estadísticos multivariados. Similarmente, en el estudio de Slap et. al. (2003) se halló en adolescentes nigerianos que el comportamiento sexual se asoció a sexo masculino y mayor edad. En nuestro estudio la edad contribuye a la explicación de las tres dimensiones del comportamiento sexual pero con mayor intensidad en la antigüedad. El sexo también participa en todos los modelos pero siempre en segundo lugar de intensidad, detrás de pareja en complejidad y periodicidad, y de edad en antigüedad. Otros estudios -Fernández (1998) y Raguz (1999)- emplearon un método diferente de regresión: el loglinear, que identifica valores específicos de cada variable. Sin embargo, a pesar de la divergencia en el análisis estadístico creemos conveniente señalar coincidencias.

Fernández (1998) determinó un modelo para explicar la tenencia o no de relaciones sexuales en estudiantes universitarios de Lima, coincidiendo nuestro estudio con la inclusión de las variables sexo masculino, estudiar en una universidad privada y edad en la formula resultante; en un modelo similar sobre el uso de MAC también influyó pertenecer a la universidad privada. Cabe señalar que en nuestro caso fueron colegios privados y no universidades, pero creemos posible sugerir coincidencia ya que el tipo del centro educativo es básicamente un indicador de mayor riqueza o pobreza y es ése el aspecto que deseamos resaltar en nuestro análisis. El tipo de colegio (o de centro de estudio) participó en la explicación de la complejidad, la antigüedad y la periodicidad siempre con una significación alta pero detrás de otras variables como pareja o sexo.

Raguz (1999) determinó en adolescentes limeños escolares y desertores de NSE bajo variables que ayudan a predecir el comportamiento sexual riesgoso y el inicio sexual temprano. En el caso del comportamiento sexual de riesgo, coincidimos al hallar como variables influyentes a la edad (mayores, 17 a 19 años), el género (varones) y el nivel socioeconómico (bajo-bajo), inferido en nuestro estudio mediante la variable tipo de colegio. En nuestro estudio el rol de la variable ocupación actual (sólo estudio / trabajo eventual / trabajo permanente) no fue significativo, mientras que una variable relativamente similar en el estudio de Raguz si aportó en la explicación: trabajo (/trabajo y estudio / sólo trabajo). En cuanto al inicio sexual temprano, se coincidió en las variables edad (adolescentes mayores) y nivel socioeconómico (bajo), empero, nuevamente, se discrepó en cuanto al rol del trabajo y lo relativo a los procesos psicológicos asociados al género.  

Reflexión sobre las variables psicológicas

Las variables psicológicas en conjunto no jugaron un papel relevante en comparación a las variables demográficas, en el mejor de los casos el modelo psicológico alcanzó a explicar sólo el 4% de la varianza, contrariamente a lo hallado en otros estudios donde variables como la identidad de rol genérico (Raguz, 1999), la obediencia (Fernández, 1998) y los motivos (Piña, 2004) si alcanzaron valores significativos en cuanto a su poder predictivo del comportamiento sexual.  

En nuestro estudio hubo un comportamiento diferencial de las variables psicológicas medidas. La participación de la autoestima y la satisfacción con la vida como predictores resultó prácticamente nula. La estereotipia genérica mostró su valía tan sólo en el caso de la complejidad y la periodicidad pero sólo dentro del modelo psicológico porque al analizarse en interrelación con las variables demográficas también fue prácticamente nula. Por otro lado, la variable que si mostró valor predictivo aceptable, en complejidad y periodicidad, fue el locus de control, a pesar de su paso inadvertido en el análisis de diferencias según sexo y tipo de colegio y de sus niveles moderado-bajo de validez y confiabilidad, lo que hace ver cuidadosamente este hallazgo.  

Considerando que el locus de control alcanzó mayormente niveles moderado-altos de externalidad en varones y mujeres de colegios públicos y varones de colegios privados, en tanto sólo moderados en mujeres de colegios privados, podemos asumir que el rol jugado por esta variable en las formulas explicativas coincide con la falta de actitud preventiva señalada por Elias (2001): la creencia de que no es posible controlar los que nos ocurra en el futuro.


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