El término Burnout proviene del inglés burn-out, quemarse, utilizándose para explicar la situación de exigencia externa o interna que produce tensión y estrés. En español se ha traducido por agotamiento o estar quemado. Este síndrome clínico fue descrito por el psiquiatra estadounidense Freudemberg (1974), quien trabajaba en una clínica para toxicómanos de Nueva York. En la misma década, la psicóloga Cristina Maslach lo describió como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal. El trastorno, típico de los profesionales, se puede dar en cualquier persona que sufra condiciones de exigencia elevada, crítica continua y no pueda administrar la exigencia que le es impuesta por la Institución.
La investigación con deportistas se inició con los trabajos de Feigley (1984), siendo Fender (1989) quien definió el burnout en el deporte como una reacción al estrés de las competencias, cuyos síntomas principales eran agotamiento emocional, actitud impersonal hacia los demás y disminución del rendimiento. Ha sido bastante estudiado en el deporte, incluso en nuestro idioma, especialmente por los psicólogos españoles, siendo el que más se ha ocupado del tema Garcés de los Fayos. El síndrome de Burnout se puede tratar con técnicas cognoscitivas conductuales y con psicoterapias provenientes de diversas corrientes psicológicas, por lo cual precisan de un psicólogo y eventualmente de un psiquiatra.
El síndrome de burnout en el deporte.
Emilio de Cos Cuevas; Cristina Mizrahi.
Resumen
El término Burnout proviene del inglés burn-out, quemarse, utilizándose para explicar la situación de exigencia externa o interna que produce tensión y estrés. En español se ha traducido por agotamiento o estar quemado. Este síndrome clínico fue descrito por el psiquiatra estadounidense Freudemberg (1974), quien trabajaba en una clínica para toxicómanos de Nueva York. En la misma década, la psicóloga Cristina Maslach lo describió como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal . El trastorno, típico de los profesionales, se puede dar en cualquier persona que sufra condiciones de exigencia elevada, crítica continua y no pueda administrar la exigencia que le es impuesta por la Institución. La investigación con deportistas se inició con los trabajos de Feigley (1984), siendo Fender (1989) quien definió el burnout en el deporte como una reacción al estrés de las competencias, cuyos síntomas principales eran agotamiento emocional, actitud impersonal hacia los demás y disminución del rendimiento. Ha sido bastante estudiado en el deporte, incluso en nuestro idioma, especialmente por los psicólogos españoles, siendo el que más se ha ocupado del tema Garcés de los Fayos. El síndrome de Burnout se puede tratar con técnicas cognoscitivas conductuales y con psicoterapias provenientes de diversas corrientes psicológicas, por lo cual precisan de un psicólogo y eventualmente de un psiquiatra.
Introducción
El término Burnout, proviene del término inglés burn-out, quemarse, utilizándose para explicar la situación de exigencia externa o interna que produce tensión, llegándose al estrés, concepto tan de modo en la actualidad. Originariamente era burn-out. En español se ha traducido por agotamiento o estar quemado. Y en psicología se lo denomina síndrome de estar quemado, síndrome de agotamiento o, más frecuentemente, síndrome de Burnout.
Este síndrome clínico fue descrito en 1974 por el estadounidense Freudemberg (1974), psiquiatra, que trabajaba en una clínica para toxicómanos en Nueva York. Observó que la mayoría de los voluntarios sufría una progresiva pérdida de energía, hasta llegar al agotamiento. El aisló los síntomas de ansiedad, depresión, desmotivación y agresividad. En la misma década, la psicóloga social Cristina Maslach (1981, 1984, 1986) lo describió como un síndrome de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal (7).
En los trabajos sobre el tema (1) se cita a Maslach y Jackson (1981) (2) por su definición de este síndrome que, según ellos, consta básicamente de tres aspectos básicos: el agotamiento emocional, la despersonalización y la baja autoestima profesional.
En realidad, el agotamiento psíquico suele ir acompañado por cansancio físico y/o psicológico, quejándose de que le cuesta realizar las tareas relacionadas con sus obligaciones laborales e incluso en su propio hogar. Estas sensaciones y los sentimientos que las acompañan aumentan su ansiedad y angustia. * La despersonalización de que hablan los mencionados autores es un concepto que normalmente no corresponde a una verdadera despersonalización, por lo que nos agrada más el término actitud impersonal que utiliza Fender (1989). Maslach y Jackson lo denominan despersonalización cuando aparecen actitudes que ellos consideran inhumanas, es decir cínicas, duras, y sin aparentes sentimientos hacia los que trabajan en su medio o hacia los que con ellos se relacionan en su práctica laboral. El termino despersonalización nos parece demasiado fuerte.
La baja autoestima se produce, como es lógico, por la escasez de éxitos personales y el poco reconocimiento de sus superiores y/o compañeros. Puede aparecer también irritación contra si mismo, por sus errores.
Este síndrome, típico de los profesionales, ha sido también estudiado en la docencia, pues se da en los profesores más de lo que se supone (Carretero y otros, 1998 (3), De la Gándara, 1998 (4), Paredes 2001) y en los estudiantes (Cano y Martín, 2005), conocido anteriormente como síndrome del Estudiante (7). Esto pone en evidencia que el Burnout no se da solamente en los profesionales. Como ha sido expresado en otras fuentes, es una afección laboral, que afecta a personas que atienden al público o tienen exigencia de plazos exiguos para cumplir. Siempre se está en presencia de condiciones de exigencia elevada, crítica y continua. Otro factor presente es que el sujeto no puede administrar la exigencia, la cual le es impuesta por la Institución -8-.
Un estudio sobre estudiantes universitarios se llevó a cabo en Venezuela -1- , donde se mostró que el Burnout va a incidir directamente en la formación de los alumnos, además de afectar a la propia institución a la que pertenecen. Los autores encontraron que los siguientes porcentajes en este colectivo: nivel bajo de Burnout (41, 4%), nivel medio (48, 6%) y nivel alto (10%) y las variables más relacionadas con el síndrome fueron: edad, grado académico, las horas de ocio y si el cónyuge trabajaba o no.
Y esto es bastante preocupante porque el problema afecta a la calidad de la enseñanza. Y su bajo rendimiento puede producir la pérdida del trabajo, sobre todo a nivel universitario.
Algunos factores que lo desencadenan son la demanda permanente no manejable, no poder desconectarse de la actividad fuera del horario de trabajo, tener la mente permanentemente ocupada por los problemas y las responsabilidades laborales, la edad, el sexo, el estado civil, los horarios agobiadores, el salario. Con respecto a la edad, parece que hay un período de sensibilización entre los veinte y los treinta años, cuando se dan las primeras experiencias laborales y se produce una transición de las expectativas idealistas a la práctica cotidiana. En lo que se refiere al sexo, no ha unanimidad, pues mientras algunos autores señalan como el femenino el que sería el más vulnerable -1-, otros afirman que el masculino -8-. En cuanto al estado civil, no hay unanimidad, aunque se manifiesta más en las personas casadas o con una pareja estable con existencia de hijos pequeños. El horario laboral influye cuando es extremadamente intenso (7).
También se han realizado, en España, dos investigaciones sobre el Burnout en los árbitros, con la participación en ambas de Garcés de los Fayos, en la década del 90 –una con Vives Benedicto, en 1996 y otra con Reyes, en 1999- **.
El síndrome se desarrolla evolutivamente. En una primera etapa aparece tensión intensa y continua que produce la aparición de ansiedad. En una segunda etapa aparece la angustia *. Y en una tercera, trastornos en la conducta o cambios comportamentales. El Burnout suele ser insidioso, afectando en forma diferente, según los días. Los afectados frecuentemente lo niegan, debido a que vive como un fracaso profesional. Pero resulta harto difícil ocultar algunos de los síntomas que, por otra parte, abundan: dificultades con la memoria, desorganización del pensamiento, sensación de injusticia, agresividad, impaciencia, irritabilidad, conflictos con los compañeros, aislamiento, pérdida de energía, sentimiento de vacío, depresión, excederse con el café, el cigarrillo, el alcohol o los fármacos, etc. Todo el mundo puede sufrirlo, en cualquier profesión o actividad (7).
Ya hemos mencionado algunos factores a los que se señala como responsables. En realidad estos factores producen tensión y cuando esta es continuada se convierte en estrés y este es el verdadero desencadenante. Se ha estudiado particularmente en médicos y enfermeros, pero también puede afectar a otros trabajadores como editorialistas (tiempo límite para presentar artículos), policías que tengan que tomar decisiones que implican la vida o la muerte de personas, etc. (8).
Las consecuencias para el trabajador pueden ser el suicidio, la depresión, el aislamiento, los infartos, los accidentes cerebrovasculares, las somatizaciones, la frustración, el abandono de la profesión o del trabajo, las licencias prolongadas, etc. (8).
En todos los estudios se apunta hacia la tarea como la culpable pero cuando el psicoterapeuta analiza la situación de trabajo se encuentra, frecuentemente, con desorganización institucional, carencia de recursos, falta de reconocimientos y premios, descansos inadecuados, etc.
Y esto, que tiene que ver realmente con el trabajo, apunta hacia otro lado: el superior directo, la gerencia, la institución. Y uno puede encontrarse con que al trabajador le gusta lo que hace –pese a la afirmación de la mayoría de los trabajos sobre el tema- pero resulta que realiza la tarea con el martillo sobre la cabeza, con tiempos imposibles de cumplir, con malos tratos de sus superiores, con la falta de reconocimiento de la manera en que está desempeñándose. Es decir, más que el trabajo en si el responsable es otra u otras personas. Debemos reconocer que hay casos en que el propio trabajo es desagradable frustrante y lleva al síndrome, pero muy frecuentemente son las condiciones en que se realiza.
El síndrome de Burnout se puede tratar con técnicas cognoscitivas conductuales y con psicoterapias provenientes de diversas corrientes psicológicas, por lo cual precisan de un psicólogo y eventualmente de un psiquiatra (7). Teóricamente podría utilizarse la prevención, pero en la práctica se presentan dificultades difícilmente superables ya que los afectados no buscan ayuda hasta que las dificultades y angustia los supera.
Antes de declararse el síndrome aparecen signos de lo que se viene, pero el sujeto no está en condiciones de reconocer su significado. Por ejemplo, puede empezar a aislarse, disminuir su rendimiento en el trabajo, costarle el aprendizaje, estar ansioso, dificultad con la atención, olvidos, distracciones, desorientaciones pasajeras, proclividad a enfermarse, nerviosismo, impulsividad, explosiones temperamentales, etc.
El síndrome de Burnout en el deporte
La investigación con deportistas se debe a los trabajos de Feigley, D. A. (1984), siendo L. K. Fender (1989) quien definió el burnout en el deporte como una reacción al estrés de las competencias, cuyos síntomas principales serían: agotamiento emocional, actitud impersonal hacia los demás y disminución del rendimiento. El interés hacia el burnout en el deporte se profundizó por la observación de la relación entre el estrés y el burnout. Diversos estudios se llevaron a cabo en la década del 90, sobre todo en el sector del deporte infantil y juvenil, tratando de identificar los factores que contribuían al surgimiento del burnout, su evolución y como afectaba la motivación.
Igualmente, se estudiaron las estrategias de intervención y prevención por Loehr, J. E. , y Festa, F. (1994) (9).
Francisco García Ucha sostiene algo que todos los que nos dedicamos a esta especialidad podemos confirmar: Uno de los temas de mayor importancia en psicología del Deporte se relaciona con el estrés. Esto porque las condiciones en las que se desarrolla la actividad deportiva y la gran repercusión social del deporte dan lugar a reacciones emocionales muy variadas, en cuanto a su contenido e intensidad (9).
García Ucha (1999) también había sostenido que al igual que los deportistas, los entrenadores padecen de alto grado de estrés, incluso durante un periodo de tiempo más largo que aquellos, pues su permanencia en el deporte abarca muchos más años. En investigaciones realizadas por M. García y L. G. González, L. G. (1997), bajo la dirección de García Ucha, se constató que entre las dificultades que enfrentan los entrenadores en las competencias se encuentran: Situaciones imprevistas, necesidad de hacer cambios tácticos de última hora, contrarios que se presentan en forma inesperadamente buena, deportistas que no cumplen las instrucciones, o las ejecuciones de forma adecuada, o no alcanzan las metas y jueces que realizan decisiones adversas. Fueron encuestados 14 entrenadores del más alto nivel de rendimiento deportivo y con más de 15 años de experiencias, mostrando los síntomas siguientes: Problemas con el sueño (47%), desarreglos digestivos (53%), dolor de cabeza (50%), gripe (47%), hipertensión (10%).
Consideraron que estos síntomas fueron el resultado, en gran parte, del estrés constante que padecen los entrenadores durante su labor.
Anteriormente, Kroll, W. (1982) había estudiado a 93 entrenadores deportistas de escuelas de enseñanza superior y colegios de entrenadores y encontró que los aspectos más estresantes de sus trabajos para lo constituía la falta de respeto de sus deportistas -50%-, seguido por la dificultad en "llegar" a sus deportistas (20). Esto indicaba que uno de los estresores más agudos está vinculado con la calidad de la relación entrenador-deportista (9).
Si bien bastantes profesionales de la psicología conocen bastante poco sobre Burnout, es un trastorno que ha sido bastante estudiado en el deporte, incluso en nuestro idioma, especialmente los psicólogos españoles, entre ellos Garcés de los Fayos, estudioso del tema, cuyo último trabajo conocido por nosotros lo realizó junto con Medina en el 2003 (6).
Recientemente se ha realizado en la Universidad de Murcia un importante estudio con jóvenes deportistas, pertenecientes a Centros de Tecnificación, todos ellos respondiendo a Programas de Alto Rendimiento, con edades entre y años, entre los cuales el mayor número eran futbolistas (72), seguidos por basquetbolistas (56), tenistas (41), atletas (38), nadadores (15) y ciclistas (8), de los cuales 136 eran hombres y 94 mujeres. El resultado es preocupante si tenemos en cuenta la juventud de los deportistas: agotamiento emocional 52, 17%, despersonalización 20, 8%, reducida realización personal 37, 39% y padecimiento de las tres dimensiones 8, 69%, dando un 65 por ciento para los hombres y un 34, 98 para las mujeres.
Un estudio bastante completo referido a los estudios realizados por diversos autores que relacionan el síndrome de Burnout con el abandono del deportista se les debe a Garcés de los Fayos y Vives Benedicto (11), donde se muestran trabajos llevados a cabo desde 1984 hasta 2004, incluso alguno referido a niños que sufren gran presión porque se les suponen unas habilidades que les van a conducir a la fama (Figley, 1984; Hahn, 1992).
Según los datos recolectados por Garcés de Los Fayos y Vives Benedicto, el Burnout afecta a deportistas entre un 6 y un 10 por ciento. Algo preocupante si tenemos en cuenta que este síndrome y las lesiones son los factores que con más frecuencia provocan el retiro prematuro de los deportistas. No es de extrañar que estos porcentajes ha desatado una serie de investigaciones que han demostrado que muchos abandonos son consecuencia del Burnout. Algunos no abandonan sino que cambian de deporte. ello debido a la imposibilidad de soportar el elevado estrés al que están sometidos. Debido a ello, el abandono de la práctica deportiva es, a veces, la única opción que tiene a mano el deportista. Y el abandono no solo afecta al protagonista sino también a su entorno y hasta a la entidad a la que pertenece. Y, según De Los Fayos y Vives, también al deporte que practicaba el deportista, que puede estigmatizarse como actividad no saludable y poco recomendable.
Para evitar todas estas consecuencias sería conveniente echar mano de la prevención: realizando evaluaciones continuas, racionalizando el trabajo deportivo, procurando que los deportistas estén motivados, llevando a cabo reestructuraciones sociales del deporte -por ejemplo disminuyendo el control sobre la vida privada de los deportistas-, e implantando un programa que lleve a cabo esta prevención, que deberá, a su vez, evaluado periódicamente.
No debe pasarse por alto que no todos los deportistas responden de la misma manera ante el estrés y ello se debe a características de la personalidad y fortaleza del Yo. Pero todavía no estamos en condiciones de afirmar qué tipo de personalidad es más apta para resistir estas influencias perniciosas.
Instrumentos para medir este Síndrome
El MBI –Maslach Burnout Inventary- es el instrumento más aceptado en la literatura científica para medir el síndrome de Burnout y consta de 22 ítems, referidos a las actitudes, emociones y sentimientos de los profesionales hacia su trabajo. Evalúa tres sub-escalas: agotamiento emocional (9 ítems), despersonalización (5 items) y autoestima profesional (8 items).
Este inventario ha sido probado y ha mostrado su validez para medir el Burnout.
Inventario de Burnout en Deportistas, de Garcés de Los Fayos (1999), confeccionado a partir del cuestionario de Maslach y Jackson (1981)
Notas
* Siguiendo a José Bleger diferenciamos entre ansiedad, que se da a nivel psíquico y angustia, a nivel somático.
** Citado en incidencia del síndrome de Burnout en el perfil cognitivo en jóvenes deportistas de alto rendimiento (10).
Bibliografía
1 Vitoria Hermes, Paredes Maritza y Paredes Luis: Burnout en profesores de educación física,
2 Maslach, C. y Jackson, S. : Maslach Burnout Inventory. Palo Alto, California: Consulting Psychologists Press, 1981.
3 Carretero, B. , Oliver, C. , Toledo, E. , Regueiro, F. Estudio de Antecedentes y Consecuentes del Burnout en Profesionales de Educación Especial en Centros Públicos de Madrid. Psiquis, 19 (9), 397–407, 1998.
4 De La Gándara, J. : estrés y Trabajo: El síndrome del Burnout. Madrid: Cauce, 1998.
5 Paredes, M. : Caracterización multivariante del síndrome del burnout en la plantilla docente de la Universidad de Salamanca. Tesis doctoral, Universidad de Salamanca, 2001.
6 Garcés de los Fayos, E. y Medina, G. Principios básicos a aplicar en el desarrollo de programas de intervención y prevención en deportistas con el síndrome de burnout. Propuestas desde una perspectiva transnacional. Revista de psicología del Deporte, 11 (2), 259-267, 2003.
7 Cano, L. Guillermo y Martín, Andrés A. : Burnout en estudiantes universitarios, 2005, www. monografias. com
8 Psygnos: Burn-Out: agotamiento Profesional, Internet: EstresTraumatico. com, 2005.
9 Garcia Ucha, Francisco: Entrenadores y Burnout, www. efdeportes. com/ Revista Digital - Buenos Aires - Año 5 - N° 28 - Diciembre de 2000.
10 Garcia de los Fayos, Enrique y Vives Benedicto, Laura: síndrome de Burnout en el perfil cognitivo en jóvenes deportistas de alto rendimiento, Cuadernos de psicología del Deporte, 2004. Vol. , núm. 1 y 2, ISSN 1578-
8423.
11 Garcés de Los Fayos, Enrique y Vives Benedicto, Laura: Burnout y abandono del deportista de alto rendimiento.
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