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Rol de psicólogo y políticas de salud.

Autor/autores: Héctor Lamas Rojas
Fecha Publicación: 01/01/2004
Área temática: Psicología general .
Tipo de trabajo:  Comunicación

RESUMEN

Las políticas públicas como bien expresa Torres (1995), en su adopción es un asunto de valores y de recursos disponibles; es decir, el que se desarrolle unas u otras políticas dependerá del juicio colectivo acerca de lo que se considere que es más o menos deseable socialmente y, por tanto, de los criterios que se sigan en el momento de establecer las prioridades de los recursos disponibles.

El modelo de crecimiento elegido determina el alcance y las posibilidades de las políticas públicas. En nuestro caso el modelo ha estado basado en la desigualdad , que en tiempos de crisis, se ha expresado por mayores demandas y escasez de recursos En el país se usa un modelo de salud limitado y orientado a la reparación de la enfermedad, dejando de lado la promoción de estilos de vida saludables.

Para el caso del psicólogo este se ha manejado dentro del modelo clínico del déficit, o de las consecuencias de la enfermedad. Incluso su intervención preventiva la orienta a la prevención específica, prevenir la enfermedad, el trastorno, la disfunción en poblaciones vulnerables, en situaciones de riesgo. Planteamos como cuestión fundamental, como nuestro rol central el ayudar y enseñar a las personas, a la comunidad, cómo cuidar y mejorar su nivel de salud y/o calidad de vida.

Palabras clave: Políticas de salud, Resiliencia y calidad de vida, Rol del psicólogo


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Rol de psicólogo y políticas de salud.

Héctor Lamas Rojas.

Presidente de la Academia Peruana de psicología.

PALABRAS CLAVE: Políticas de salud, rol del psicólogo, Resiliencia y calidad de vida.

(KEYWORDS: Public politics, Roll of the psychologist, Quality of life. )

página 1
 
[17/2/2004]


Resumen

Las políticas públicas como bien expresa Torres (1995), en su adopción es un asunto de valores y de recursos disponibles; es decir, el que se desarrolle unas u otras políticas dependerá del juicio colectivo acerca de lo que se considere que es más o menos deseable socialmente y, por tanto, de los criterios que se sigan en el momento de establecer las prioridades de los recursos disponibles. El modelo de crecimiento elegido determina el alcance y las posibilidades de las políticas públicas. En nuestro caso el modelo ha estado basado en la desigualdad , que en tiempos de crisis, se ha expresado por mayores demandas y escasez de recursos En el país se usa un modelo de salud limitado y orientado a la reparación de la enfermedad, dejando de lado la promoción de estilos de vida saludables.

Para el caso del psicólogo este se ha manejado dentro del modelo clínico del déficit, o de las consecuencias de la enfermedad. Incluso su intervención preventiva la orienta a la prevención específica, prevenir la enfermedad, el trastorno, la disfunción en poblaciones vulnerables, en situaciones de riesgo.

Planteamos como cuestión fundamental, como nuestro rol central el ayudar y enseñar a las personas, a la comunidad, cómo cuidar y mejorar su nivel de salud y/o calidad de vida.

Abstract

The public politics as expressed Torres (19995), in its adoption it is a matter of values and available resources, which jeans that it must be developed some or other politics Hill depend on the collective trial about what is considered that it is more or less desirable socially the priorities of available resources.

The pattern of elected grown determines the reach and possibilities of the public politics, in our case the pattern has been based on the inequality, that in times of crisis, it has been expressed by bigger demands and shortage of resources; in the country it is used a limited model of health and guided to repair the illness, leaving aside the promotion of healthy lifestyles.

For the case of the psychologist, it has been managed since the clinical pattern of the deficit, or of the consequences of the illness. Even its preventive intervention guides to the specific prevention, to prevent the illness, the disorder, the dysfunction in vulnerable populations, in risk situations.

We outline as fundamental question, as our central roll to help and to teach people, the community, in how to take care and to improve their level of health and/or quality life.



La salud en el Perú

Las políticas públicas ( Salud, Educación, etc), como bien expresa Torres (1995), en su adopción es un asunto de valores y de recursos disponibles; es decir, el que se desarrolle unas u otras políticas dependerá del juicio colectivo acerca de lo que se considere que es más o menos deseable socialmente y, por tanto, de los criterios que se sigan en el momento de establecer las prioridades de los recursos disponibles.

En el Perú, la situación evidentemente es crítica; pasamos, en la última década, del colapso del salario, al colapso del empleo y al “boom” de la informalidad; de la devaluación cotidiana del gasto público pasamos a su extinción; de la hiperinflación a la recesión generalizada. Entre 1980 y 1990 el gasto social cayó del 4. 6% del PBI al 2. 8% del mismo, gastándose en salud la cuarta parte del promedio latinoamericano ( 0. 6 contra 2. 4 % del PBI). Las “políticas sociales”, prácticamente han desaparecido subsumidas en programas compensatorios y/o de alivio a la pobreza, que han apuntado a la “supervivencia” en condiciones de dependencia. Para lo único que intervino el Estado fue para distribuir la carga de la crisis.

La Encuesta Nacional de Salud y Educación (ENDES, 1996) reportó uno de los índices más altos de mortalidad materna en Latinoamérica (265 muertes por 100 mil nacidos vivos), lo que significa que el estado no asumió responsabilidad en buscar la disminución de los riesgos: la mitad de los partos no son atendidos en establecimientos de salud y los embarazos no deseados desembocan – aproximadamente- en un 30% en abortos en condiciones deplorables de asepsia. El Informe sobre Desarrollo Humano 2000 del PNUD señala para el período 1990-98 una tasa de mortalidad materna de 270, la segunda en América Latina.

El dato más alarmante del Informe UNICEF de 1992 era que el 36. 5 % de los niños peruanos entre los 0 y 5 años de edad sufrían de desnutrición crónica, pero en Departamentos como Cusco, Apurimac y Madre de Dios el promedio era de 53. 7% y en los de Ayacucho, Huancavelica e Ica llegaba al 50. 6%(ENDES INEI 1991-92). Según la ENNVIV 97, la última disponible , el 23. 6% estaba afectado por desnutrición crónica y el 0. 9 por desnutrición aguda, según la clasificación de Waterlow. Estas cifras se elevaban al 45. 3 y 35% de desnutrición crónica en la sierra y selva rurales respectivamente.

El Ministerio de Salud brinda atención a alrededor del 40% de la población, el Seguro Social al 20%, las FFAA y PNP al 3% y el sector privado al 12%. El 25% restante, vale decir seis millones de peruanos pobres, no tiene acceso a la atención institucionalizada de salud. Otros seis millones tienen atención parcial de escasa calidad. El 67. 6% de los enfermos pobres no consulta ningún servicio de salud, leemos en los Lineamientos de Política de Salud 1995-2000. Ministerio de Salud.

En relación con el resto de países de América, según la Organización Panamericana de la Salud, en 1997 el Perú tenía la tasa más alta de nuevos casos de tuberculosis ( 172. 6 x 100 mil habitantes), seguido de Haití con 136. 8, Bolivia 126. 7, Ecuador 79. 0, República Dominicana 69. 2 y Nicaragua 64. 5 x 100 mil. Según el Informe sobre Desarrollo Humano (PNUD, 2000), la situación de salud de los peruanos es realmente preocupante: Casos con paludismo ( por cien mil habitantes): 754, 1 (1997); mujeres embarazadas con anemia(%): 53(1975-91); tasa de mortalidad infantil ( por mil nacidos vivos): 43(1998); lactantes con bajo peso al nacer(%): 11( 1990-97), entre otros datos.

En relación a esta problemática situación, queremos destacar dos aspectos. El primero, esta referido a que el modelo de crecimiento elegido determina el alcance y las posibilidades de las políticas públicas. En nuestro caso el modelo ha estado basado en la desigualdad , que en tiempos de crisis, se ha expresado por mayores demandas y escasez de recursos. Los fondos de inversión, que en esta estrategia- la del Estado liberal o neoliberal- son siempre escasos, se distribuyen sin un plan orgánico en respuesta a presiones- débiles en el último decenio- de clases o regiones. En nuestro país, las organizaciones públicas funcionan como burocracias tradicionales, tenemos una Administración entendida como un macrosistema estable, homogéneo, controlable y con metas únicas y explícitas, y donde sólo preocupan los resultados. Un ejemplo de ello. A partir de 1995, el gobierno dirigió una política de población basada en la promoción de la planificación familiar que, lejos de significar un reconocimiento de los derechos sexuales o reproductivos de hombres y mujeres, fijó como objetivo la esterilización femenina (mediante la ligadura de trompas de Falopio o la anticoncepción quirúrgica AQV) en zonas rurales de pobreza extrema y con una alta tasa de fecundidad.

El otro aspecto que nos interesa destacar se refiere, a que desde un paradigma biomedicalista y reparacionista, se entiende que la intervención eficaz es aquella que atiende enfermos, y que lo fundamental es curar o recuperar. La Mesa de Trabajo por la Salud Integral, que reune a diversos actores sociales, como la Iglesia Católica, organizaciones no grubvernamentales, entre otros; coincide con esta perspectiva, al indicar que en el país se usa un modelo de salud limitado y orientado a la reparación de la enfermedad, dejando de lado la promoción de estilos de vida saludables.

 

La Salud, señalan, se ha convertido casi exclusivamente en oferta de servicios recuperativos con perspectivas de mercado y con casi nulo compromiso social . Las decisiones se toman sin considerar las necesidades percibidas y no percibidas de la población debido a la escasez de canales que propicien la participación social. En este sentido, proponen que en diálogo con la sociedad civil se den normas que permitan la participación social y la vigilancia de la población en las decisiones políticas sobre la salud a nivel local, regional y nacional. Para el caso del psicólogo este se ha manejado dentro del modelo clínico del déficit, o de las consecuencias de la enfermedad ( deficiencia, discapacidades, minusvalías). Incluso su intervención preventiva la orienta a la prevención específica, prevenir la enfermedad, el trastorno, la disfunción en poblaciones vulnerables, en situaciones de riesgo.

Las políticas públicas se entiende que deben de ser concebidas y aplicadas desde una orientación descentralista, lo cual requiere un mayor grado de flexibilidad en su elaboración e implementación y a favor de la necesidad de fortalecer a la sociedad civil en la búsqueda de su bienestar. Debe darse el lugar que merece, en esta perspectiva, a la psicología Comunitaria, y otros modelos de intervención social como redes de apoyo social y cultura cívica, a través de los cuales se va poniendo el énfasis en el papel preponderante que ha de desarrollar la sociedad; es decir, la participación ciudadana, que debe ser el principio inspirador básico en los procesos de elaboración de las políticas públicas, como de salud por ejemplo, en una sociedad democrática y solidaria.

 

Sobre el rol del psicólogo

Planteamos como cuestión fundamental, como nuestro rol central el ayudar y enseñar a las personas, a la comunidad, cómo cuidar y mejorar su nivel de salud y/o calidad de vida.

Martínez et al (1988), consideran- y compartimos estos criterios- que la prevención no conlleva una visión positiva de hacer progresar el bienestar o calidad de vida, sino que pretende mantener el nivel actual: que la mayoría de casos se dirige a grupos de riesgo, y que la responsabilidad de las acciones preventivas recae fundamentalmente sobre los profesionales y sobre los recursos del Sistema de Salud y de los Servicios Sociales. Partiendo de estas críticas, proponen la promoción entendida como una estrategia mediadora entre la gente y sus ambientes, sintetizando la elección personal y la responsabilidad social, de manera que se cree un futuro mejor. Nutbean (1985) define la promoción del bienestar, la calidad de vida o la salud como: “ el proceso mediante el cual los individuos y las comunidades están en condiciones de ejercer un mayor control sobre los determinantes de la salud (bienestar, etc), y, de ese modo, mejorar su salud”(citado por Martínez et al, 1988).

Entre las características de las actividades de promoción estos autores citan:

1. Tienen connotaciones positivas, no están orientadas al déficit

2. Implican necesariamente a la población en su conjunto, en vez de enfocarse a grupos de riesgo

3. Intentan, en especial, conseguir una efectiva y concreta participación de la comunidad, tanto en la definición de problemas, como en la toma de decisiones sobre las medidas que se deben adoptar

4. Se orientan hacia los estilos de vida, promoviendo habilidades personales para influir sobre los factores que determinan la salud y el bienestar, así como para el desarrollo de estrategias adecuadas para afrontar situaciones problemáticas

5. Procura reforzar las redes y apoyos sociales, como determinantes de actitudes, valores y conductas significativas

6. Se relacionan muy directamente con las condiciones de vida ( vivienda, trabajo, etc) prerrequisitos de la salud y el bienestar social

7. Influye sobre el entorno físico y social para fortalecer los factores favorables y modificar los que dificultan los estilos de vida saludables. Se trataría de conseguir que las opciones que mejoran la calidad de vida sean fáciles de elegir

8. Combinan enfoques y estrategias diversas, pero complementarias: comunicación, educación, cambios organizacionales, desarrollo comunitario, etc.

Consideramos que en la etapa actual, el psicólogo de salud debe priorizar su trabajo hacia la prevención:

- en perspectiva multinivel y multistémica

- con énfasis en la promoción de competencias y habilidades( para afrontar situaciones problemáticas, así como apoyo social para hacer frente a cambios vitales)

- capacitación ( empowerment) de individuos y grupos

- sensibilidad ante el nivel de desarrollo de la población objetivo, y ante el sistema en el que se desarrolla el programa

Pero sobre todo orientarse hacia la promoción de la calidad de vida, en la que reconocemos componentes: bienestar/ satisfacción subjetivos, desempeño de roles( sociales) y condiciones externas de vida material “ nivel de vida” y social, como la red social y el apoyo social ; lo que debe evaluarse en ámbitos vitales separados ( valoración de múltiples áreas), pues la calidad de vida de una persona puede ser excelente en un ámbito( por ejemplo, en la familia) e inferior en otro ( por ejemplo, en el trabajo) y, finalmente, que la valoración de los cambios en la calidad de vida debe tener en cuenta las distintas “velocidades” de cambio que son inherentes a los distintos componentes: bienestar/ satisfacción, factores contextuales, y estado funcional.

 

Cualquier programa, por sofisticado y fundamentado que sea, si es vertical es rechazado por la comunidad; "nuestra experiencia nos dicta que los programas deben hacerse con la comunidad y no para la comunidad", (Matarazzi, 1991).

Para que un programa tenga éxito se debe asumir una visión diferente del mundo y de la relación de ayuda, sin jerarquías, sino con la activación de los recursos internos que todos los individuos, familias y comunidades tienen para sobrellevar los conflictos y crisis propias de la condición humana.

La Promoción sugiere que la Resiliencia active los mecanismos protectores sobre eventos críticos y posibilite un equilibrio armónico entre los estados de tensión y estrés naturales a la cotidianeidad y los sucesos imprevistos e inesperados que desatan las crisis. Es preparar a los sistemas humanos para que fortalezcan la capacidad de enfrentar la adversidad e incorporarla a los proyectos de vida, como un asunto que no detiene el desarrollo integral sino que le permite reencuadres y cambios de perspectiva. El papel del profesional en las experiencias reseñadas, es como facilitador de procesos de cambio que dependen en lo primordial de la motivación y expectativas de la comunidad, familia o individuo, en una mirada interdisciplinaria que congrega todas las áreas del conocimiento interesadas en promocionar la Resiliencia.

Todo ello exige asumir una cosmovisión diferente del mundo, donde el profesional aporta elementos conceptuales y metodológicos, pero en esencia quienes potencian y proyectan los factores positivos para sobrellevar y enfrentar las condiciones adversas del continente son los propios individuos, familias, comunidades y regiones que las viven. Es apostar a crear mejores condiciones de vida a las generaciones futuras.

Para concluir en el tema de promoción de la salud es inevitable mencionar algunos de los puntos más importantes de la Declaración de Yakarta sobre la Promoción de la Salud.

- Promover la responsabilidad social en la salud.

- Aumentar las inversiones en desarrollo de la salud.

- Consolidar y expandir las asociaciones para la salud.

- Aumentar la capacidad de la comunidad y potenciar a los individuos.

- Contar con una infraestructura para la promoción de la salud

De esta manera se insta a los países a adoptar ciertas estrategias que favorezcan las actividades con el fin de promover la salud en el ámbito internacional.

Se trata de producir un cambio en el modo de pensar las cuestiones comunitarias en salud, tarea que compromete a todos los actores sociales. Utilizar e integrar los recursos existentes, individuales, colectivos e institucionales; cooperar en lugar de confrontar; concebir la integridad dentro de la diversidad; crear espacios de decisión y de aprendizaje permanente. Que cada grupo social que comparte un proyecto común para responder a una necesidad o interés, constituya más que una estrategia de supervivencia, una organización en red, apelando a y tomando conciencia de lo ya existente creando respuestas novedosas y valorizando el aporte mutuo,

Por estos motivos, considero relevante dirigir, a la hora de poner en marcha un programa preventivo, todos los esfuerzos hacia la comprensión de los mecanismos que actúan a nivel individual, familiar y comunitario. Porque, promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo.

 

Resiliencia y calidad de vida

El nuevo rol del psicólogo en salud, considero que debe definirse a partir de un perfil de competencias para la promoción de resiliencia y calidad de vida

En Salud para desarrollar nuestro trabajo, de psicólogo , es necesario elaborar modelos alternativos de formación profesional. Así lo exige, una estrategia de atención Primaria de la Salud (APS), por ejemplo, que define la salud como un derecho básico, donde el Estado tiene el deber de garantizar el acceso equitativo a los servicios de salud, es visto como un proceso ligado a las condiciones de vida de la población, teniendo como unidad de análisis el grupo social, la familia, e incorpora la interdisciplina para dar cuenta de esa complejidad. Un concepto de salud que incluye, participación de la población, el énfasis en la promoción y la prevención, el trabajo bajo programas, cierta autonomía en la planificación, y la articulación entre los distintos niveles de atención.

De otro lado, tenemos la necesidad de dar cuenta de la dimensión social y cultural del proceso de salud-enfermedad-atención, e incorporar, en nuestra práctica, el concepto de calidad de vida. , definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona (a), como la satisfacción experimentada por la persona con dichas condiciones vitales (b), como la combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir, Calidad de Vida definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona junto a la satisfacción que ésta experimenta (c) y, por último, como la combinación de las condiciones de vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas personales (d). El concepto está emergiendo como un principio organizador que puede ser aplicable para la mejora de una sociedad como la nuestra, sometida a transformaciones sociales, políticas, tecnológicas y económicas. No obstante, la verdadera utilidad del concepto se percibe sobre todo en los servicios humanos, inmersos en una "Quality revolution" que propugna la planificación centrada en la persona y la adopción de un modelo de apoyos y de técnicas de mejora de la calidad.

Grau (1998), nos refiere que si la CV es una valoración subjetiva, no puede prescindirse entonces de la valoración del sujeto; cada uno debe ser considerado la persona más capaz de sopesar satisfacciones e insatisfacciones con su vida. El papel de los factores psicológicos que condicionan el grado de satisfacción o bienestar es determinante para el proceso de evaluación. Así, desde el campo de la psicología, la CV se convierte en un concepto básicamente referido al tipo de respuesta individual y social ante el conjunto de situaciones de la vida; se centra en la percepción de ese bienestar, en el análisis de los procesos que conducen a esa satisfacción y en los elementos integrantes de la misma, al incorporar la dimensión subjetiva hay que subrayar el papel que tiene la satisfacción y su medición a través de juicios cognitivos y reacciones afectivas (Diener, 1984). Sin embargo, existen opiniones divergentes en relación a la satisfacción (Reimel, Muñoz, 1990), asociándola a factores intrínsecos (reconocimiento, progreso, autorrealización) y extrínsecos (status, salarios, seguridad), o conceptualizándola en términos de una actitud. Esto ha permitido examinarla bajo el prisma de diferentes modelos teóricos recientes: el modelo de medición perceptual de Rice y sus cols, los modelos basados en la teoría social-cognitiva de Bandura y Jeller, la teoría de la acción razonada de Fishbein y Ajzen, la teoría de la ecología del desarrollo de Bronfenbrenner, y otras propuestas. Este es aún un camino incipiente que habrá de desarrollarse en los próximos años y puede servir de sustrato al enfoque psicológico en la conceptualización de la CV y su evaluación.

En otro aspecto, y en relación a la salud de la comunidad, un objetivo importante es ofrecer un encuadre conceptual y metodológico para el trabajo con la comunidad, que supone una serie de actividades referidas al equipo, a la comunidad y a otros sectores involucrados.

Con respecto al equipo se plantea la necesidad de:

•Recuperar la historia del grupo y realizar un diagnóstico sobre la situación presente, la inclusión de nuevos integrantes, el grado de acercamiento y compromiso con la propuesta de "salud de la comunidad".

•Sondear las expectativas y actitudes relativas al trabajo en el centro de salud.

•Promover espacios de trabajo interdisciplinario.

•Analizar las dificultades cotidianas, los obstáculos que impiden la realización de las tareas programadas, revisando las consignas surgidas en las reuniones de equipo.

•Registrar las actividades, proyectos y programas colaborando en el establecimiento de prioridades y la planificación de las actividades.

•Incorporar la dimensión sociocultural e histórica al interior del equipo, para ampliar su concepción de los procesos de salud-enfermedad-atención.

•Incentivar los procesos de reflexión sobre la institución: su historia, organización, normativas, relaciones de poder.

•Brindar información sobre la población del área programática en lo referente a composición sociodemográfica, historia, organizaciones, grupos e instituciones.

•Reflexionar sobre las estrategias de trabajo comunitario con el fin de coordinar las actividades extra muro.

Esto significa con respecto a la comunidad, profundizar el conocimiento de la historia, las formas de organización, instituciones, liderazgo, redes, formas de comunicación, lógicas existentes.

Avanzar en el conocimiento de las distintas instituciones, organizaciones y grupos que estaban trabajando en el barrio, intentando en la medida de lo posible una coordinación de acciones.

Reflexionar sobre la relación centro de salud comunidad, el grado de acercamiento, las imágenes, expectativas, experiencias, las demandas en lo asistencial y en los programas, intentando fortalecer los vínculos existentes y formulando una metodología adecuada de trabajo.

Entrar en un mundo conocido desde la experiencia social pero desde una posición distinta, una experiencia que se asocia al padecimiento, a la enfermedad y a la muerte, que genera angustia, temor. Intervenir, conocer para transformar, para pensar alternativas, involucrarse.


Esta experiencia supone aprender a trabajar de otro modo, muchas veces con problemas enunciados por otras disciplinas, redefinir una problemática desde diferentes perspectivas, trabajar con un ritmo distinto, atravesados por urgencias, contradicciones, frustraciones. El supuesto teórico implícito es trabajar sobre las diferencias no como oposiciones sino como relaciones (nosotros-otros), trabajar sobre los espacios de intercambio, las interacciones, las mediaciones entre los individual y lo social, lo micro y lo macro, la teoría y la práctica: las relaciones entre el C. S. y la comunidad, entre clases sociales. Las modalidades a través de las cuales se me impone el otro, el lugar que ocupamos, las formas de comunicación, las distancias, las relaciones de poder.

Relacionar lo macro y lo microsocial, analizando cómo el contexto histórico, político y económico, las modificaciones en las políticas sociales, podemos verlas en la cotidianeidad y en las rupturas de esa cotidianeidad, asociadas a experiencias colectivas.

Pero en lo fundamental, nuestro trabajo, supone un cambio de enfoque. El que proponemos: la resiliencia. Promover la resiliencia apunta a mejorar la calidad de vida de las personas a partir de sus propios significados, del modo como ellos perciben y enfrentan el mundo. Entonces nuestra primera tarea es reconocer aquellas cualidades y fortalezas que han permitido a las personas enfrentar positivamente experiencias estresantes. Estimular un comportamiento resiliente implica potenciar estos atributos involucrando a todos los miembros de la comunidad en el desarrollo, la implementación y la evaluación de los programas de intervención.

El desarrollo de la resiliencia no es otro que el proceso de desarrollo saludable y dinámico de los seres humanos en el cual la personalidad y la influencia del ambiente interactúan recíprocamente.

El desarrollo humano, es un proceso y no un programa. Rutter estimula el uso del término proceso protector, el cual comprende la naturaleza dinámica de la resiliencia en lugar de los elementos protectores más comunes: "No se refiere a elementos en un sentido amplio, sino simplemente a mecanismos para desarrollar el proceso de protección" ( Rutter, 1987). Las investigaciones son una esperanza para que los programas de prevención, educación y desarrollo de jóvenes no giren alrededor del programa en sí, sino más bien en el proceso y en cómo realizamos lo que hacemos; es decir, no concentrándonos en el contenido, sino en el contexto.

Existen factores internos como la autoestima, el optimismo, la fe, la confianza en sí mismo, la responsabilidad, la capacidad de elegir o de cambio de las competencias cognoscitivas. Una vez fortalecidos estos aspectos, se refuerzan las posibilidades del grupo de apoyar a las personas como ser humano integro, seguro y capaz de salir adelante.

Por ello es importante, además de desarrollar factores internos, afianzar los apoyos externos. Sin embargo, si la autoestima es baja o no se conjuga bien con las destrezas sociales, o si la esperanza en uno mismo no fluye no se canaliza de la mejor manera y si se le quita al individuo el apoyo externo vuelven a derrumbarse.

A continuación detallamos diez puntos que fortalecen internamente el poder personal:

1. Trato estable con al menos uno de los padres u otra persona de referencia.

2. apoyo social desde dentro y fuera de la familia

3. Clima educativo emocionalmente positivo, abierto, orientador y regido por normas.

4. Modelos sociales que estimulen un conductismo constructivo.

5. Balance de responsabilidades sociales y exigencia de resultados.

6. Competencias cognoscitivas.

7. Rasgos conductistas que favorecen a una actitud eficaz.

8. Experiencia de autoeficacia, confianza en uno mismo y concepto positivo de uno mismo.

9. actuación positiva frente a los inductores del stress.

10. Ejercicio de sentido, estructura y significado en el propio crecimiento.


Son condicionantes externos los de carácter social, económico, familiar, institucional, espiritual, recreativo y religioso, los cuales son promovidos o facilitados por el ambiente, las personas, las instituciones y las familias que intervienen en la atención, el trato y el tratamiento de los grupos e individuos que están en situación de riesgo y vulnerabilidad.

Al margen de los ya mencionados, caben otros ámbitos y claves que la resiliencia genera no pocos insisten en la necesidad de contar con buenos modelos de rol en la vida diaria especialmente cuando se trata de niños, personas de las cuales los individuos u otros niños pueden aprender. En la actualidad algunos educadores han desarrollado estas técnicas con experiencias realizadas en el campo con bosques, flores y demás. También constan entre los factores externos los factores de riesgo que pueden ser muchos, los cuales vulnerabilizan la integridad psíquica, moral, y social.

No basta con compartir su cotidianidad y diluirse en ella, ni reflexionar su problemática identificando los factores de riesgo que los llevó a tomar esta opción, pues sería vulnerabilizar aún mas sus condiciones de vida, sobre todo se fomenta una doble estigmatización, marcándoles con una etiqueta como de callejero, drogadicto, etc.

 

En estos casos, es la luz interior la que en determinados casos sirve para determinar una decisión y tomar una oportunidad privilegiada que se presenta en el momento justo. Esto representa fortalecer los factores de protección que promueve la resiliencia, revalorizando el potencial interno y externo de cada persona para reconstruir su proyecto de vida personal y comunitaria.

Se puede considerar que las principales actitudes que fortalecen en los factores protectores o resilientes en los humanos son:

•Demostraciones físicas y verbales de afecto y cariño en los primeros cuatro años de vida.

•Reconocimiento y atención a sus éxitos y habilidades.

•Oportunidades de desarrollo de destrezas.

•Actitud de cultivo, cuidado y amor por parte de todos sus semejantes y especialmente de los encargados de su cuidado y protección.

•Apoyo de un marco de referencia ético, moral

En lo fundamental, contar con un proyecto para vivir genuinamente. Estos proyectos son posibles hoy en día, sin necesidad de acudir a sectas o a voces mesiánicas para la solución a los grandes interrogantes de la vida.

Primero tenemos que reconocernos como seres humanos con valores y potencialidades y en ese espejo mirar también a los otros con una visión holística que apunta al crecimiento, al fortalecimiento interior y al cultivo de la autoestima.

Las investigaciones sobre resiliencia son un llamado para que se dé un cambio a nivel social -- un toque de trompeta para crear relaciones y oportunidades para todos los seres humanos durante toda una vida. Si deseamos cambiar el "status quo" de la sociedad, esto significa cambiar paradigmas, tanto a nivel personal como profesional, cambiar los riesgos por la resiliencia, el control por la participación, la resolución de problemas por el desarrollo positivo, el no percibir a los y las jóvenes como problemas, sino como recursos, el edificar instituciones, por la edificación de comunidades, etc. El fomentar la resiliencia es un proceso estructural profundo que se inicia de adentro hacia afuera, en el cual cambiamos nuestra forma de pensar para poder percibir a los y las jóvenes, a sus familias y su cultura como recursos y no como problemas.

Sin embargo, el fomentar la resiliencia también significa que se debe trabajar a nivel de las políticas educativas, sociales y de justicia económica. Asimismo, significa transformar no sólo a nuestras familias, centros educativos y comunidades, sino también crear una sociedad cuyo interés principal sea el darle una respuesta a las necesidades de los ciudadanos, de los y las jóvenes y de las personas de mayor edad.


Para hacer esto una realidad, nuestra mayor esperanza recae en los y las jóvenes y en la credibilidad que ellos y ellas nos inspiren.

Si bien es cierto que las acciones que haya que emprender dependerán de los recursos disponibles y del estado actual de la atención en salud. Necesitamos claros lineamientos de política y programas que deben formularse partiendo de información actualizada y fiable acerca de la comunidad, los indicadores de salud, los tratamientos eficaces, la estrategias de prevención y promoción y los recursos de salud, a ser revisados periódicamente para modificarlos o actualizarlos si es preciso.


Un perfil básico

Pero un objetivo fundamental será desarrollar nuestra capacidad de respuesta a las personas a las que servimos. Consideramos un perfil básico:

1. Comprensión empática: Concebida como el grado en el cual una persona es consciente de lo que en este momento le ocurre a otra persona internamente.

2. Nivel de aprecio: Definido como el componente afectivo de la respuesta de una persona hacia otra. Tenemos que afianzar los sentimientos “positivos”(respeto, simpatía, aprecio, etc) frente a los negativos (desagrado, impaciencia, desprecio, etc)

3. Autenticidad. Lo que muestra una persona en una relación determinada con otra persona; definiéndose como el grado en el cual la primera se halla funcionalmente integrada en el contexto de su relación con la segunda.

4. Incondicionalidad del aprecio. Concepto que se relaciona específicamente con el grado de variabilidad que exista en la respuesta afectiva de una persona con respecto a otra. En su polo positivo implica, que todas las experiencia del consumidor nos afectan como igualmente dignas de consideración positiva. En el polo negativo supone imponer nuestra escala de valores, y considerar algunas de sus vivencias dignas de aprecio y otras no.

El perfil lo definimos como indicador de competencias para promover resiliencia, y no solamente en salud; también en contextos educativos, sociales y otros.

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