El sesgo atencional que manifiestan las personas con ansiedad elevada consiste en dirigir la atención, de forma preferente, hacia estímulos que pueden representar un peligro o amenaza potencial, en comparación con información neutra o no amenazante. Existen numerosas evidencias de este fenómeno con estímulos verbales (1 para revisión), pero son más limitadas con estímulos pictóricos.
Las investigaciones que van a ser consideradas en este trabajo son aquéllas en las que han participado sujetos "normales" (subclínicos) con rasgo y/o estado de ansiedad elevado. El interés por comprobar si el sesgo atencional selectivo observado con palabras de amenaza es generalizable a expresiones faciales con signos de hostilidad, unido a algunas limitaciones de los estímulos verbales, ha promovido el empleo de estímulos pictóricos, como un complemento al material verbal (2).
Por ejemplo, las palabras, a pesar de su uso generalizado no transmiten información de la realidad de forma directa, sino indirectamente (es decir, conceptualmente). El material pictórico, en cambio, es más natural, puede ser más informativo que las palabras aisladas y representar de forma más fidedigna la realidad. Además, comparadas con las palabras, las imágenes no presentan confusiones entre los efectos de familiaridad o frecuencia de uso, y los correspondientes a la valencia emocional (3).
En el ámbito de las emociones en general ha sido frecuente el uso de imágenes, tales como expresiones faciales (4 y 5 para revisiones), animales con relevancia biológica o estímulos potencialmente fóbicos (6 y 7). Sin embargo, han sido más escasos los estudios con expresiones faciales para explorar el sesgo atencional en la ansiedad. En los últimos años, el interés que este tipo de estímulos ha suscitado se ha incrementado notablemente.
Esto se debe a que una cara humana con expresión de amenaza, que mira directamente a un sujeto, pueden ser un signo claro de hostilidad y representar una amenaza más potente y con mayor validez ecológica que una palabra con significado amenazante (8). Es más, esto también ocurre incluso con caras presentadas esquemáticamente con rasgos que denoten enfado (9 y 10).
En este trabajo se revisan algunos de los estudios más relevantes con caras emocionales, agrupados por paradigmas experimentales. Estos paradigmas provienen de los estudios con estímulos verbales, aunque adaptados para la presentación de imágenes.
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