Se han desarrollado diversos estudios para constatar que el TDAH es un trastorno de origen biológico, de probable transmisión genética, pero actualmente sigue existiendo una gran controversia respecto al peso que tiene cada uno de los factores etiológicos en la aparición y desarrollo de la sintomatología. Así como, de las posibles interacciones entre los factores psicosociales y neurobiológicos. Partiendo del estudio que hemos realizado comparando variables relacionadas con los estilos educativos entre un grupo formado por padres de niños con un diagnóstico positivo de TDAH (N=70) y un grupo control de padres con niños sin TDAH (N=123), unido a otros estudios de la literatura, planteamos una reflexión respecto a la influencia de los estilos educativos en la evolución de la sintomatología de TDAH.
Son diversos los autores que señalan las difíciles características temperamentales de los niños diagnosticados de TDAH, es decir, son niños percibidos por sus padres como niños difíciles de calmar, irritables y poco dóciles desde su nacimiento. Esta percepción de sus propios padres, la falta de apoyo y estrés que soportan, unido a características personales de los padres, comporta que una gran mayoría de estos padres desarrollen patrones de disciplina ineficaces e interacciones padre-hijo más disfuncionales. Esta disciplina da lugar a interacciones padre-hijo caracterizadas por conductas coercitivas, las cuales se han relacionado con problemas externalizantes en los hijos. Se ha constatado que intervenir en el establecimiento de prácticas de crianza conlleva beneficios. Concretamente se pudieron observar mejorías en el grado de negligencia cuando se llevaron a cabo intervenciones conductuales con la familia, y a su vez, en los problemas de comportamiento que se habían visto en los afectados por TDAH.
TDAH: Intervenir en el establecimiento de prácticas de crianza conlleva beneficios.
Santurde del Arco, Estefanía
Beneficiaria ayuda FPU del MEC. Universidad de Deusto
Resumen
Se han desarrollado diversos estudios para constatar que el TDAH es un trastorno de origen biológico, de probable transmisión genética, pero actualmente sigue existiendo una gran controversia respecto al peso que tiene cada uno de los factores etiológicos en la aparición y desarrollo de la sintomatología. Así como, de las posibles interacciones entre los factores psicosociales y neurobiológicos. De ahí la necesidad de seguir hondando en este tema. Partiendo del estudio que hemos realizado comparando variables relacionadas con los estilos educativos entre un grupo formado por padres de niños con un diagnóstico positivo de TDAH (N=70) y un grupo control de padres con niños sin TDAH (N=123), unido a otros estudios de la literatura, planteamos una reflexión respecto a la influencia de los estilos educativos en la evolución de la sintomatología de TDAH. Así como, de los beneficios de intervenir en el establecimiento de prácticas de crianza.
PALABRAS CLAVE: TDAH, sintomatología, Evolución, Estilo educativo parental, Prácticas
Abstract
Diverse studies have developed to state that the ADHD is a disorder of biological origin, of probable genetic transmission, but at present a big controversy keeps on existing with regard to the weight that each of the factors has in the appearance and development of the symptomatology. As well as, of the possible interactions between the psychosocial factors and neurobiological. Hence the need to continue studing in this topic. Departing from the study that we have realized comparing variables related to the parental styles between a group formed by children's parents with a positive diagnosis of ADHD (N=70) and a group parents control with children without ADHD (N=123), joined other studies of the literature, we raise a reflection with regard to the influence of the parental styles in the evolution of the symptomatology of ADHD.
KEYWORDS: ADHD, Symptomatology, Evolution, Parental Style, Practices
Introducción
El trastorno por Déficit de atención e hiperactividad es el trastorno Psiquiátrico más frecuente en la edad pediátrica y es una de las principales razones por las que los niños acuden a servicios de salud mental (1).
La sintomatología de desatención e hiperactividad es un tema que reviste una gran relevancia e interés en el ámbito científico y clínico, y repercute a nivel social. A día de hoy se plantea una controversia entre los autores que señalan la existencia del TDAH como una entidad separada, con causa orgánica, y los que sostienen que no puede hablarse de una categoría diagnóstica, es decir, que existen múltiples causas que pueden desarrollar síntomas de hiperactividad, déficit de atención e impulsividad (2, 3).
En relación a este planteamiento cabe señalar la falta de consenso respecto a las contribuciones que realiza la herencia y el ambiente en la expresión de los rasgos psicológicos. Como puntualiza Arranz y Oliva (4) aunque algunos estudios demuestren la existencia de una influencia genética sobre los rasgos psicológicos y comportamentales, no podemos obviar la influencia de los factores ambientales. Por tanto, de acuerdo con esta idea debemos evitar un planteamiento dicotómico herencia vs ambiente, es decir, proporcionar un punto de vista en el que podamos integrar ambas contribuciones, teniendo en cuenta la relevancia de las interacciones que se producen entre experiencia y genética en la etiología, desarrollo y pronóstico de los trastornos. Los seres humanos venimos preprogramados genéticamente, es decir, los genes contienen la información para la organización general de la estructura cerebral, pero es la experiencia la que determina qué genes llegan a expresarse, cómo y cuándo (5, 6, 7)
Basándonos en la idea de familia como contexto protector del desarrollo psicológico de los hijos/as que contribuye con sus patrones adecuados de comportamiento a evitar las disfunciones en las interacciones que desarrollan los comportamientos psicopatológicos (8), señalamos las relaciones que se han observado en las diversas investigaciones entre la sintomatología de TDAH y las variables relacionadas con los estilos educativos parentales.
Influencia de los estilos educativos en el niño/a
En el ámbito de la psicología social son diversas las investigaciones que han constatado la influencia que tienen los estilos educativos de los padres en el desarrollo infantil y en el periodo de la adolescencia.
Algunas investigaciones indican que el estilo democrático es el que obtiene un mayor ajuste personal y social de los niños durante la infancia, destacando una mayor estabilidad emocional, elevada autoestima, autocontrol, empatía; y en la adolescencia se observa una elevada autoestima, autoconfianza, madurez social y moral, adecuadas estrategias de adaptación social, así como mejores resultados académicos. Sin embargo, los estilos autoritarios y permisivos producen un mayor desajuste en los niños. A pesar de constatarse esta relación, se señala que dicha relación depende del tipo de muestra y de las variables del contexto en donde se desarrolla el niño (9).
Un estilo educativo donde exista un alto afecto, se ha visto relacionado con menos problemas de conducta, el establecimiento de un apego seguro, mayores habilidades prosociales y mejores resultados a nivel escolar (10) En cambio, los estilos educativos negativos (autoritario, coercitivo, punitivo), junto a un control inconsistente y una baja supervisión parental afectan negativamente al comportamiento del hijo (11)
En relación a la asociación positiva encontrada entre un estilo educativo con un alto afecto y apoyo parental, y una baja tasa de problemas externalizantes; hay autores que han justificado dicha asociación por el efecto que tiene el afecto y el apoyo de los padres en la regulación emocional del niño (12).
Importancia de la familia en la evolución de la sintomatología del TDAH
Son muchos los autores de investigaciones que señalan las difíciles características temperamentales de los niños TDAH, es decir, son niños percibidos por sus padres como niños difíciles de calmar, irritables y poco dóciles desde su nacimiento (13). Esta percepción de sus propios padres, añadido al estrés que soportan porque a nivel social una gran mayoría de las personas que interaccionan con ellos y con sus hijos (amigos, compañeros, familiares de los padres y profesores de los hijos) desconocen en que consiste el trastorno, conlleva una falta de apoyo que incrementa el peso que deben soportar estas familias. Todo lo expuesto anteriormente, comporta que una gran mayoría de los padres desarrollen patrones de disciplina ineficaces e interacciones padre-hijo más disfuncionales. Esta disciplina da lugar a interacciones padre-hijo caracterizadas por conductas cooercitivas, las cuales se han relacionado con problemas externalizantes en los hijos (14).
A continuación vamos a destacar los estudios que se han realizado y han constatado una relación entre los síntomas de TDAH y determinadas características de los estilos educativos parentales.
Respecto a la disciplina empleada por los padres se ha observado que los padres de niños diagnosticados de TDAH habitualmente emplean un estilo disciplinario más autoritario, caracterizado por prácticas más impositivas que los padres de niños que no están afectados del trastorno. Cuando el estilo disciplinario se combina con afecto y comunicación el pronóstico de la evolución de la sintomatología es más favorable que en los casos en los que las interacciones padre-hijo se caracterizan por un bajo grado de afecto y calidad de la comunicación (15).
En relación al afecto, entendido no sólo como demostración del cariño, sino también como la capacidad de los padres para implicarse y responder a las demandas y necesidades de su hijo, se ha encontrado que las madres de niños diagnosticados del trastorno muestran niveles de afecto significativamente menores que las madres de niños que no están diagnosticados de TDAH (16). La menor implicación a su vez, se ha visto relacionada con un peor pronóstico de la sintomatología de TDAH (17).
En la misma línea, Goldstein, Harvey y Friedman-Weieneth (18) han obtenido en su estudio resultados respecto a un estilo más negligente caracterizado por la incapacidad de hacer cumplir las normas y no proporcionar las consecuencias adecuadas a las acciones de sus hijos, así como, por llevar a cabo respuestas excesivamente reactivas en el caso de padres con niños diagnosticados de TDAH. Datos que han sido recientemente corroborados por (19).
Otros autores también han constatado un peor pronóstico destacando una mayor gravedad en las conductas de hiperactividad, impulsividad y déficit de atención, cuando se han asociado con niveles más bajos de cohesión, expresividad e independencia en el clima familiar (20).
Un factor protector dentro de los estilos educativos es el estilo parental positivo cuando se produce frecuentemente, sin embargo se ha visto relacionado la no utilización de un estilo parental positivo, caracterizado por la carencia de refuerzos a las conductas adecuadas de los hijos, con una mayor impulsividad e hiperactividad (17).
Otra variable a considerar es la sobreprotección que los padres ejercen sobre sus hijos en aquellos casos en los que los estilos educativos de los padres son intrusivos y muy directivos, dicha sobreprotección también se ha visto relacionada con diversos problemas que están unidos a la hiperactividad como son la ansiedad, las dificultades en las relaciones con sus iguales y las conductas disruptivas (17).
A pesar de ser muy pocos los estudios que han tenido en cuenta en su metodologia de muestreo que dentro del diagnóstico de TDAH hay diferentes subtipos. Finzi et al. , 2006, tuvieron en cuenta en su muestreo los diferentes subtipos del trastorno y en sus resultados encontraron diferencias en función el subtipo del que son diagnosticados los afectados, en relación al nivel de control de los padres. Se han halla mayores estilo de control en los padres con niños diagnosticados del subtipo predominantemente hiperactivo Impulsivo, que en padres con niños diagnosticados del subtipo predominantemente inatento (21).
Bor, Sanders y Markie-Dadds (22) pudieron observar mejorías en el grado de negligencia cuando se llevaron a cabo intervenciones conductuales con la familia, y a su vez, también se produjeron mejoras en los problemas de comportamiento que se habían visto en los afectados de TDAH. Por tanto, se requiere analizar la eficacia de la función parental para intervenir adecuadamente en cada caso (23).
Resultado de nuestro estudio: comparando variables relacionadas con los estilos educativos.
Se llevó a cabo un estudio descriptivo transversal de caso control con una muestra de padres con niños de entre 6 y 17 años, compuesta por 193 sujetos, de los cuales 121 eran niños y 72 niñas. El grupo estaba formado por padres de niños con un diagnóstico positivo de TDAH (N=70) y por padres con niños sin TDAH(N=123). En el caso del grupo de TDAH, se diferenciaron los subtipos del trastorno.
Para obtener información de los estilos educativos utilizamos la versión española para padres: Alabama Parenting Questionnaire (24). La composición del cuestionario es de
cuarenta y dos ítems que evalúan seis constructos: Implicación Parental, Crianza, Positiva, Disciplina Apropiada, Disciplina Inconsistente, Pobre supervisión y Disciplina Severa. Los ítems se contestan en una escala de frecuencias en función de la presencia habitual de la conducta dentro de la familia:
1 (nunca), 2 (casi nunca), 3 (a veces), 4 (a menudo) y 5 (siempre).
A continuación destacamos los datos obtenidos que concuerdan con los resultados señalados en las investigaciones anteriores:
En el nivel de primaria, comprobamos que el grupo control tiene menor puntuación que el subtipo de hiperactividad más impulsividad en la escala de disciplina severa. Y el grupo control presenta menor puntuación respecto del subtipo combinado en las escalas de disciplina inconsistente y disciplina severa.
Respecto a los resultados encontrados en nuestro estudio de una mayor puntuación en la escala de disciplina severa por parte del subtipo hiperactivo-impulsivo y del subtipo combinado, estudios recientes de Goldstein et al (18) y de Banks et al (19) también constatan que los padres de niños con TDAH presentan un estilo educativo más negligente que los padres de los niños que no presentan problemas. Y en relación a la mayor puntuación obtenida en disciplina inconsistente por el subtipo combinado, señalar que también es corroborado por el estudio de Prinzi et al (14), quienes observan que la percepción significativamente más negativa de los padres con niños TDAH sobre la relación con su hijo en comparación con los padres que no tiene hijos con estas dificultades (13), conlleva interacciones padre-hijo más disfuncionales y por tanto, una disciplina ineficaz.
Conclusiones
De acuerdo con Garcia y Armas (25), son escasas las investigaciones que se han centrado en el estudio de la influencia de la familia en el desarrollo de la sintomatología del TDAH.
Actualmente, cada vez son más los autores que abogan por la relevancia de una evaluación e intervención desde una perspectiva psicosocial. Como se ha observado en los estudios citados anteriormente, los factores psicosociales intervienen de manera determinante en el TDAH. Se ha constatado que determinadas características relacionadas con los estilos educativos pueden contribuir en el desarrollo de los síntomas del trastorno, influyendo en la gravedad y evolución de la sintomatología.
Teniendo en cuenta las diferentes variables que se han estudiado para relacionar el TDAH con los estilos educativos y viendo las dificultades encontradas al respecto en la muestra de padres con niños diagnosticados con TDAH, unido a los resultados obtenidos en el estudio de Bor et al (22), señalamos la necesidad de intervenir en el establecimiento de prácticas de crianza que beneficien la evolución satisfactoria de la sintomatología del TDAH.
Referencias
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