El objetivo del presente trabajo es efectuar algunas consideraciones, con un marco teórico referencial psicoanalítico, acerca de ciertas circunstancias vinculares reiteradas, ubicadas en un territorio correspondiente a lo que Sigmund Freud enunciara en sus trabajos sociológicos: "Mas allá del principio del placer" (1920) y "Malestar en la cultura" (1929). Janine Puget define Violencia Social en los siguientes términos: ?Manifestación disrruptiva tendiente a establecer o reforzar un par amparo?desamparo, con posible anulación o más aún aniquilación del más débil o debilitado.
Se basa en una trasgresión de la ley, como consecuencia reduce el espacio vincular y de socialización, impone algo ajeno al Yo, anula al sujeto deseante, lo desconoce y transforma al vínculo en aquel del amo y el esclavo, desarticula los eje de pertenencia social. Ya no hay dilema ni cuestionamiento, puesto que lo que está en peligro es la vida. El pensar se restringe a zonas que afirmen la existencia. Si la situación se prolonga produce estados de paralización y confusión?. La Violencia Social es desestabilizadora del Aparato psíquico tal como fuera postulado por Sigmund Freud y afecta, de acuerdo con el modelo de Series Complementarias del mismo autor, la estructura yoica, en forma proporcional a: la intensidad del trauma padecido, el modo particular de involucrarse del sujeto y el estado yoico, previo al mismo.
Violencia: Un enfoque desde la Salud Mental.
Silvia G. Melamedoff.
Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA)
Resumen
El objetivo del presente trabajo es efectuar algunas consideraciones, con un marco teórico referencial psicoanalítico, acerca de ciertas circunstancias vinculares reiteradas, ubicadas en un territorio correspondiente a lo que Sigmund Freud enunciara en sus trabajos sociológicos: “Mas allá del principio del placer” (1920) y “Malestar en la cultura” (1929). Janine Puget define Violencia Social en los siguientes términos: “Manifestación disrruptiva tendiente a establecer o reforzar un par amparo–desamparo, con posible anulación o más aún aniquilación del más débil o debilitado. Se basa en una trasgresión de la ley, como consecuencia reduce el espacio vincular y de socialización, impone algo ajeno al Yo, anula al sujeto deseante, lo desconoce y transforma al vínculo en aquel del amo y el esclavo, desarticula los eje de pertenencia social. Ya no hay dilema ni cuestionamiento, puesto que lo que está en peligro es la vida. El pensar se restringe a zonas que afirmen la existencia. Si la situación se prolonga produce estados de paralización y confusión”. La Violencia Social es desestabilizadora del Aparato psíquico tal como fuera postulado por Sigmund Freud y afecta, de acuerdo con el modelo de Series Complementarias del mismo autor, la estructura yoica, en forma proporcional a: la intensidad del trauma padecido, el modo particular de involucrarse del sujeto y el estado yoico, previo al mismo.
Abstract
The purpose of the present paper is to expose some considerations, based on a psychoanalytical theoretical framework, in relation with reiterated relational circumstances located in a territory belonging to what Sigmund Freud described in his sociological papers: “Beyond the Pleasure Principle” (1920) and “Civilization and its Discontents” (1929). Janine Puget defines Social Violence in the following terms: "Invasive manifestation that tend to establish or to protected - unprotected pair, with possible nullification or even extermination of the weakest or most weakened . It is based on the transgression of the law, as a consequence, relationships and spaces for socialization are reduced, imposing something external to the I, nullifying the wishful subject, turning it into an unknown, transforming the relationship in that of master - slave, breaking the axis of social belonging There is no dilemma or questioning, since what is in danger is life itself. Thinking is restricted to areas that reinforce existence. If the situation is extended, the outcome becomes paralysation and confusion. Social violence destabilizes the Psychic Apparatus as it was postulated by Sigmund Freud, and affects, according to the model of Complementary Series from the same author the I structure proportionally to : the intensity of the suffered trauma, the specific mode in which the subject gets involved and to the I state previous to the trauma.
Introducción
Karl Jaspers, en genio y Locura dijo que “Por comunicación ha de entenderse no la irrealidad gregaria de los convencionalismos sociales, sino la conjunción directa de dos seres humanos que luchan para alcanzar siempre de una manera precaria, pero absoluta, la plenitud de su más profunda realidad personal. (. . . ) El hombre aislado no puede jamás, por si sólo hacerse hombre de verdad. El ser uno-mismo no es real sino en la comunicación con otro - ser - uno- mismo. Si estoy absolutamente sólo, nunca saldré de las tinieblas de un mundo hermético. En cambio, junto con otro, puedo manifestarme a mí mismo en el movimiento de un abrirnos recíproco. La libertad propia no es posible sino cuando es libre el otro. ”
Violencia, crisis y Stress son palabras de uso corriente en estos días, parecen relacionarse entre sí en términos de causa y consecuencia, invaden las noticias que permanentemente leemos y escuchamos, las preocupaciones que nos aquejan, las conversaciones que sostenemos y, en términos más generales, son el trasfondo en el cual transcurre nuestra existencia.
Podríamos preguntarnos si son productos contemporáneos y relacionados con este siglo o si, por el contrario, son aspectos esencialmente vinculados con la naturaleza y la convivencia humanas y que solamente tomarían características diferentes en función de cada época particular.
Para el desarrollo del presente trabajo me basaré en el supuesto enunciado en segundo término.
Desarrollo
Violencia en el Diccionario de la Real Academia Española, es definida en los siguientes términos:
- calidad de violento
- que está fuera de su natural estado, situación o moda
- que obra con ímpetu y fuerza
- dícese de lo que hace uno contra su gusto
- aplícase al genio arrebatado e impetuoso y que se deja llevar fácilmente de la ira
- Falso, torcido, fuera de lo natural
- que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia
La violencia, sea ésta natural o humana, ha presidido permanente la vida del planeta. Nunca se ha logrado soslayarla, suprimirla o dominarla. Pero reconocerla no implica aceptarla sin reparo alguno, especialmente cuando la misma pone en situación de riesgo la continuidad de la especie humana.
A pesar de esta realidad tan claramente explicitada, entre otros, por Sigmund Freud en Malestar en la cultura y Más allá del principio del placer, el hombre siempre pensó en la paz e intentó crear instancias y mecanismos para enfrentar tanto las fuerzas de la naturaleza como la propia violencia. Pero paralelamente a su destructividad y aún en los períodos más violentos de la historia, soñó escenarios paradisíacos donde la violencia dejaba de existir.
La autoconciencia humana acerca de su estrecha relación con la violencia, hizo que se la observara y estudiara con extrañeza, miedo, interés e incluso curiosidad
Sigue siendo objeto permanente de preocupación aun cuando los diferentes marcos teóricos en os que se basan las ciencias no hayan brindado respuestas satisfactorias hasta el momento.
El estudio de la violencia requiere la adopción de una metodología adecuada
1. Al abordar su estudio, prioritariamente es preciso dirigir el examen hacia el concepto mismo de "violencia" y el ámbito de acción en que la misma se despliega
2. El análisis del concepto "violencia" debe ser riguroso, incluyendo la mayor cantidad de variables posibles y la ulterior sistematización de las mismas para intentar dilucidar su significación.
3. La variabilidad del hecho violento dentro del universo sociocultural, debe incluir la determinación de las coordenadas básicas de tiempo y lugar dentro de las cuales se encuadra cualquier situación de violencia. Un acto de violencia básicamente es un hecho social que no sólo posee un presente, sino también un pasado, un antecedente, una historia. Además es imprescindible considerar el área de influencia de sus efectos, lo que permitirá asociar las vinculaciones sociales que el hecho violento particular y concreto ha establecido con otros aspectos de la vida social.
4. El análisis debe ser integral, abarcando tanto los aspectos sociales como las motivaciones individuales que participaron en la configuración del hecho de violencia que constituye el objeto de estudio puntual.
5. Es necesario efectuar una indagación lo más amplia y variada posible, precisando las fuentes en las que se basa el estudio y las circunstancias sociales de la manera más completa posible, utilizando tanto testimonios los testimonios individuales que se detallan como los aportes de las Ciencias sociales en general. .
Para el psicoanálisis la violencia se encuentra en el trabajo cotidiano, determinado por la permanente confrontación con la violencia de la vida psíquica, de la vida pulsional y sus antagonismos. Siempre hay violencia en el encuentro con el objeto, así como existe la violencia de las instancias psíquicas entre sí y es permanente la violencia de la represión y del retorno de lo reprimido.
Todo esto es pensable en la medida en que nos ocupamos de la realidad psíquica representada por el inconsciente, pero cuando la realidad externa irrumpe en la situación psicoanalítica e impacta la realidad psíquica, los referentes teóricos y prácticos de que disponemos son menos seguros, ya que estamos confrontados con entrecruzamientos de otra amplitud y de una procedencia diferente a la meramente pulsional.
En la semana del 5 de septiembre de 2005, The Lancet Journals, a través de su página de Internet www. thelancet. com/journals/ dio a conocer un interesante artículo encuadrando la violencia como tema que debe ser encarado como problema de salud pública. El artículo mencionado incluye una extensa y actualizada bibliografía sobre el tema que se sugiere consultar.
En la misma línea, en Argentina, la Asociación de Psiquiatras Argentinos APSA, está organizando el XXII Congreso Argentino de psiquiatría a realizarse en la ciudad de Mar del Plata, los días 26 a 30 de abril de 2006 con el Tema central titulado: Violencia.
Dice el Dr. Hugo Lande, Presidente de APSA que la palabra violencia no requiere subtítulo, ya que por si sola tiene la fuerza de un grito.
Violencia social, de acuerdo con las postulaciones de Janine Puget, es “una manifestación disruptiva, tendiente a establecer o reforzar un par amparo-desamparo, con posible anulación o, más aún aniquilación del más débil o debilitado. Se basa en una trasgresión de la Ley. Como consecuencia reduce el espacio vincular y de socialización a su mínima expresión, impone algo ajeno al Yo, anula al Sujeto deseante, lo desconoce y transforma al vínculo en aquel del amo y del esclavo, desarticula los ejes de la pertenencia social; ya no hay dilema ni cuestionamiento, pues lo que está en peligro es la vida”.
Para quien ejerce la violencia, el otro es concebido tan solo como un objeto que debe ser neutralizado, cosificado, para lo cual la pulsión de dominio es instrumentada con medios violentos y perversos y sabemos que cuando ésta se prolonga se produce una vivencia de amenaza global.
En estas condiciones el Yo pierde la posibilidad de reconocer índices según los cuales pueda discriminar el tipo de peligro proveniente del mundo externo generándose, como consecuencia, un estado de confusión y paralización ante la imposibilidad de implementar mecanismos de defensa útiles.
La elección de opciones se ve dificultada al fallar la conceptualización de la misma ya que no se conoce el nuevo código ni las reglas del juego. La incertidumbre y la angustia a ello ligadas se transforman en un estado cuya fuerza desorganizadora ataca aquellos referentes que otrora dieron coherencia a la identidad y a la pertenencia.
La amenaza impregna todos los intercambios y, cuando se instala como estado habitual, se produce un incremento de ansiedades muy primitivas de tipo confusional y esquizoparanoide.
La Asamblea Mundial de la Salud en 1996 declara la problemática de la violencia como un importante tema de salud pública en todo el mundo. Desde este momento, la violencia se ha convertido en un problema actual para las políticas públicas dado el incremento de la violencia en todas sus formas, el número de victimas y la magnitud de las secuelas que produce. Este fuerte incremento se inicia en los años 80, prioritariamente en las grandes ciudades, coincidiendo con el empeoramiento de la situación socio-económica de América Latina, la irrupción del tráfico y el consumo de drogas, el uso abusivo del alcohol , el desempleo y la desigualdad social. Podríamos decir que estas características inician un periodo donde se naturaliza al decir de P. Bourdie, la Cultura de Violencia. Día a día se legitima la fuerza como medio para resolver frustraciones y diferencias y esta legitimidad del poder represivo y abusivo de la fuerza en los altos niveles de poder económico y político, generan prototipos de modelos violentos, fácilmente trasladables a los comportamientos de la comunidad popular.
La mortalidad por causas asociadas a la violencia, es según las estadísticas, la responsable de los índices crecientes de mortalidad general y de los altos porcentajes de años de vida perdidos por esta causa. Es necesario considerar no sólo a las vidas perdidas por accidentes y homicidios sino las que se realizan por el alto número de suicidios en incremento desde 1990.
En una entrevista realizada con la Dra. Norma Derito, Jefe de Guardia del hospital Monovalente de Agudos “Braulio Moyano”, en la Comisión Ad Hoc de Medicina Psicosocial de la Asociación Psicoanalítica Argentina en el mes de diciembre de 2005 reportó “un intento un suicidio cada 20 minutos en el mundo” de acuerdo con estadísticas recientes de la Organización Mundial de la Salud.
A modo de ejemplo
Se presentan a modo de viñeta dos extractos de citas de dos países: Argentina y Francia, tomadas la primera tomada del discurso de Apertura de las Jornadas de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires emitido por el Decano de dicha Facultad y la segunda, extractada del Diario La Nación, a través del artículo firmado por la Enviada especial Silvia Pisani
· Una opinión sobre Argentina:
El Dr. Federico Schuster se refirió a “La lógica de la violencia social” y aseguró que, particularmente, en la Argentina “las situaciones de intolerancia generadas a partir de la profunda crisis llevan permanentemente a un umbral potencial de violencia que se expresa a veces de manera explícita y otras como violencia potencial o mínima”.
Entre aquellos científicos que se dedican al estudio de la expresión pública de los conflictos sociales, tal es el caso del Decano, “no nos llama tanto la atención las situaciones de violencia explícitas sino que se produzcan menos de las que uno podría creer”, señaló. Considerando que el nivel de conflicto social que hoy existe en el país es alto y superior al deseado, “aún así estamos viviendo todavía en una sociedad donde los niveles de violencia son relativamente inferiores al de la gravedad de las crisis que genera la violencia”. Es decir que, en términos de los análisis sociológicos, “Argentina es una sociedad relativamente pacífica”, recalcó.
Muchas veces en la sociología se tiende a pensar que detrás de las manifestaciones populares, sean estas violentas o no, hay algún movimiento unificado que expresa un criterio homogéneo. Pero, “no siempre es así; muchas veces los sujetos colectivos, los grupos sociales llegan a un límite de su tolerancia a partir de un conflicto dado, revientan y estallan los marcos de contención y es en la marcha donde tienen que decidir cómo esa explosión se transforma en una fuerza social, política o lo que pretendan”.
Es por eso que “no siempre lo logran sobre la base de una decisión estratégica previa sino que tienen que ir decidiendo sobre la marcha y se dan extrañas coaliciones que, a veces, se transforman en movimientos duraderos y en otras ocasiones sencillamente se agotan en el estallido”(…) para que haya una explosión tiene que haber “una acumulación de frustraciones, de insatisfacciones, de conflictos no resueltos y por eso decimos que hasta hay casos de violencia social que no se pueden predecir pero sí anticipar”. Los estallidos no se dan de un día para el otro, “nos sorprenden aquellos conflictos que no estallan cuando vemos que las condiciones están dadas para que así sucedieran”, sostuvo en un tramo de su disertación el decano de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
La sociedad está viviendo un tiempo histórico en el que la cantidad de “frustraciones, conflictos no resueltos, insatisfacciones, crisis individuales y sociales” es mucha y afectan la vida de cada uno de los integrantes de una comunidad. Esto multiplicado en el tiempo genera un clima de inestabilidad que favorece la explosión social.
Por otra parte, hay factores estructurales que “son las condiciones objetivas en que se dan los hechos, como pueden ser las económicas, las sociales, o las de organización”.
En esas investigaciones se busca estudiar, además de “qué se pide, cómo se lo pide, a quién se lo pide y qué resultados se producen. Fundamentalmente, cuál es la demanda, porque todo grupo se constituye alrededor de una demanda”. La construcción de la demanda es quizás lo más complejo, puesto que “se deben unificar las decisiones de lo que cada uno puede concebir como posible, aquello por lo que está dispuesto a luchar y hasta dónde piensa que puede llegar”, subrayó Federico Schuster casi al final de su intervención ocurrida el martes 9 de agosto de 2005.
· Un artículo acerca de Francia . Noviembre 2005
Los franceses, por la "tolerancia cero"
Las propuestas de mano dura ganan adeptos
PARIS. - Entusiasmadas, las fuerzas políticas de derecha y de ultraderecha se frotan las manos en Francia al calor de las fogatas que por tercera semana arden en todo el país, producto de la rabia incontrolable de jóvenes descendientes de inmigrantes, hartos de sentirse "ciudadanos de segunda".
Nada parece capaz de poner punto final a la peor ola de agitación social que se vive desde el célebre 1968.
La quema de autos continúa pese a que rige el estado de emergencia desde hace una semana. Y donde no se puede desparramar combustible porque la policía vigila, la estrategia -casi más peligrosa- es arrojar proyectiles desde las ventanas. Anoche, un agente había sido herido de ese modo en los suburbios parisienses. Y no es el primer caso.
"¡Tres semanas ya! Parece que nos estamos acostumbrando a esta locura!", se escuchaba anoche en la Ciudad Luz, donde los operativos policiales se repitieron por doquier y, sobre todo, en estaciones de subte y lugares turísticos. Con la sospecha en el aire, no fueron raros los arrestos en plena calle, con detenidos palpados a la vista de todos.
Al calor de las fogatas y el vandalismo, crece en las encuestas la confianza de la sociedad francesa en la política de "tolerancia cero" y el rigor para poner fin a la ira incendiaria de los revoltosos. Y eso ha desatado una carrera secreta entre derecha y ultraderecha por ver quién es más duro.
El Partido Socialista, en crisis profunda desde hace años, agudizada tras el no a la constitución europea de mayo último y con un debate interno en llamas, mantuvo hasta ahora un discurso de crítica a la implantación del toque de queda y del esquema de seguridad de emergencia. Pero no llegó a la oposición frontal.
"Lo que queremos es gente que haga cosas y no que hable todo el día", sintetizaba ayer el dueño de un restaurante de la zona periférica, harto de tener que bajar la persiana cada vez que hay amenaza de ataque.
Con ese panorama, la vista está puesta en estos días en lo que se cuece en los sectores políticos de derecha y en las propuestas de mano dura que crecen en las encuestas, algo que, al parecer, los franceses votan cuando nadie los mira. "Es difícil que alguien diga abiertamente que apoya la mano dura. Esta es una sociedad muy influida por la idea de lo políticamente correcto como para admitir una cosa así", se decía ayer.
A la misma hora, el informativo comenzaba el recuento de los autos quemados durante el día
Por Silvia Pisan
Enviada especial
Corolario
La violencia, al decir de Bataille, es un discurso sin voz, no se puede hablar, se vive. Se genera bajo su accionar una falta de esperanza, asociada con el incremento de la angustia de muerte, la violencia destructiva y la autodestructora.
En estas condiciones se pierde la capacidad de pensar, los estímulos son vividos en forma intrusiva y nos encontramos en un nivel psicótico-confusional donde la violencia sería una forma extrema de intentar recuperar los propios límites.
La defusión pulsional y la incapacidad yoica por fallas en la conformación estructurante básica, es uno de los factores causales de violencia a la que se podría graficar con el aspecto de un volcán en erupción.
A pesar de que la violencia siempre ha estado presente, el mundo no tiene que aceptarla como una parte inevitable de la condición humana. Siempre ha habido violencia, pero también siempre han surgido sistemas —religiosos, filosóficos, jurídicos y comunales— para prevenirla o limitar su aparición.
Es posible prevenir la violencia y válido intentar disminuir sus efectos ya que es posible cambiar ciertos factores culturales y estructurales de la sociedad que contribuyen a producir respuestas violentas, ya sea los dependientes de las actitudes y comportamientos individuales o los relacionados con situaciones sociales, económicas, políticas y culturales más amplias.
Si tomamos situaciones de violencia como síntomas de una patología más amplia, podremos pensar cuáles son las grandes fallas de las instituciones e intentar operar sobre ellas . . . a través de individuos singulares y concretos y, para los que nos dedicamos a la protección de la salud, específicamente en el área de la Salud Mental, lo mencionado debiera ser un objetivo principal.
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