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El Rorschach en el 2006: Por qué y para qué.

Autor/autores: Jaime Fúster Pérez
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Como la mayoría de los conocedores de esta prueba, sostengo que es la que mejor describe la personalidad puesto que la explica desde múltiples rasgos y estados. Por ello cuando se necesita conocer amplia y profundamente a la persona es cuando realmente es útil. Permite planificar las terapias, mostrando no solo los defectos, sino también las virtudes en las que apoyar el esfuerzo que supone el cambio. El Rorschach es una prueba objetiva, ya que al ignorar el probando en que aspectos se le está evaluando con ella, no puede falsear sus respuestas, ni voluntaria ni involuntariamente.

Esa posibilidad de falseamientos se da, desde luego cuando la persona estudiada no quiere ser veraz, pensamos en la psicología Jurídica y en la Organizacional entre otras; pero también en clínica, es frecuente que el paciente no sea consciente de ciertas actitudes o cicunstancias suyas que pueden entorpecer la resolución de sus problemas. Por otra parte sostengo que usar el Rorschach simplemente para etiquetar al paciente, como deprimido, esquizofrénico, etc. es como emplear la bomba atómica para barrer, sin embargo no he dudado en, y recomiendo, usarlo cuando precisamos afinar en un diagnóstico diferencial en el que la información aparece confusa. Con lo dicho creo que queda iniciado ese por qué y para qué del Rorschach con el que hemos titulado este trabajo.

Palabras clave: Rorschach


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El Rorschach en el 2006: Por qué y para qué.

Jaime Fúster Pérez.

Profesor de Rorschach de la Sociedad Española del Rorschach y Métodos
Proyectivos.

CIDAI PSICOLOGIA CLÍNICA S. L.

Resumen

Como la mayoría de los conocedores de esta prueba, sostengo que es la que mejor describe la personalidad puesto que la explica desde múltiples rasgos y estados. Por ello cuando se necesita conocer amplia y profundamente a la persona es cuando realmente es útil. Permite planificar las terapias, mostrando no solo los defectos, sino también las virtudes en las que apoyar el esfuerzo que supone el cambio. El Rorschach es una prueba objetiva, ya que al ignorar el probando en que aspectos se le está evaluando con ella, no puede falsear sus respuestas, ni voluntaria ni involuntariamente. Esa posibilidad de falseamientos se da, desde luego cuando la persona estudiada no quiere ser veraz, pensamos en la psicología Jurídica y en la Organizacional entre otras; pero también en clínica, es frecuente que el paciente no sea consciente de ciertas actitudes o cicunstancias suyas que pueden entorpecer la resolución de sus problemas. Por otra parte sostengo que usar el Rorschach simplemente para etiquetar al paciente, como deprimido, esquizofrénico, etc. es como emplear la bomba atómica para barrer, sin embargo no he dudado en, y recomiendo, usarlo cuando precisamos afinar en un diagnóstico diferencial en el que la información aparece confusa. Con lo dicho creo que queda iniciado ese por qué y para qué del Rorschach con el que hemos titulado este trabajo.



Quienes no conocen o tienen un conocimiento superficial del Rorschach se preguntarán, como lo hago en el título: Por qué y para qué conocerlo, o incluso estudiarlo, a estas alturas. Les voy a dar mis justificaciones al esfuerzo que supone.

Sabemos que la función más importante de la inteligencia, es la predicción (Hawkins, 2005). Vivimos, como todos los seres capaces de movimiento, previendo lo que va a ocurrir en nuestro paso siguiente (Llinás, 2003), como va a ser el suelo, su textura, su firmeza, su pendiente; nos asustamos cuando no encontramos el escalón que esperábamos encontrar, al bajar una escalera. Prevemos como va a continuar la canción que conocemos y si el interprete desafina nos damos cuenta y nos molesta. De igual modo sabemos lo qué vamos a encontrar tras los estantes de librería de un gran almacén y nos produce un choque que hayan cambiado la disposición de la planta. Así vivimos y actuamos desde nuestras predicciones, desde el nivel motor a cualquiera de los otros, y tanto más, cuanto más elaborado sea el proceso en el que nos estemos ocupando.  

También como terapeutas necesitamos hacer predicciones sobre nuestros pacientes y en cuantos más aspectos mejor. Nuestra posibilidad de ayuda se basa en conocer sus personalidades.  

No vamos a definir la personalidad, por ser un concepto muy conocido. En lenguaje popular podríamos hablar de estilo, modo habitual de comportarse, de pensar, de sentir y de sufrir. Decimos: eso no es propio de fulano, o no me extraña que haya hecho tal cosa, y nos estamos refiriéndonos a su personalidad. Aneja a la idea de personalidad está la de rasgos, características de tipo permanente que permiten esas predicciones a que nos referimos.  

Está claro que cuantos más rasgos conozcamos de una persona más sabremos de ella, más precisos podremos ser en nuestras predicciones y más eficaz será nuestra terapia.

La más destacada virtud del Rorschach es mostrar múltiples rasgos de la personalidad estudiada. Es una prueba de banda ancha, en el sentido que le da Cronbach.  

Para ver hasta que punto, queremos mostrar algunos de los rasgos que desde un Rorschach se pueden obtener, tanto si lo aplicamos nosotros mismos, como si lo solicitamos de un especialista.  

Lo que sigue podría ser una relación de qué información puede dar el Rorschach, sobre la persona estudiada:


En General:

– Si es reflexiva, o emotiva, y a que nivel.  

– Cómo las emociones condicionan su toma de decisiones.  

– El grado de estrés que esta sufriendo, si es superable por si mismo o puede requerir apoyo. Si es solo situacional, del momento, o más crónico.  

–Qué actitudes suyas pueden estar desencadenando o reforzando ese estrés. La presencia de demandas básicas no cubiertas; la percepción de un peligro, ante el que se siente inerme; la constricción de los afectos (no expresarlos); la pérdida o carencia de contacto afectivo; sentimientos de desesperanza e indefensión, incluso una visión negativa de si mismo.

– Hasta qué punto se deja invadir por los estímulos de su entorno. Si normal, excesivamente, o si los evita, manteniéndose distante.


Con respecto a sus emociones:

– Si le interesan, desenvolviéndose comodamente con ellas, o las evita.

– Cómo las expresa: 

– Como adulto, adecuadamente en cuanto al objeto, forma y momento.  

– Como adolescente, con altibajos.

– De modo infantil, con ocasionales explosiones y rabietas.


Su visión de si mismo y de las relaciones interpersonales

– Su nivel de autoestima.  

– Su capacidad para tomar distancia de sus problemas.  

– Si se preocupa por la salud y las enfermedades de forma excesiva.  

– Cómo es su modelo de referencia de las personas. Si lo ha ido formando desde la experiencia, ajustado a la realidad, o si desde su fantasía, que le originará errores en sus relaciones interpersonales.  

– Su interés por las personas en general.  

– Si ve a los demás y a su entorno desde la colaboración o desde la agresividad.

– Su nivel de aislamiento personal y social.

– Si afronta sus problemas de forma activa o pasiva.  

– Si es una persona dependiente.


Su inteligencia desde un enfoque cualitativo, señalando:

– Como maneja el campo estimular. Si relaciona e integra los elementos que lo componen; incluso si lo hace de forma redundante, o si, por el contrario, tiende a hacerlo de forma superficial.

– Si es inductivo o deductivo en sus razonamientos.  

– Si es capaz de generalizar y si tiene en cuenta lo obvio.  

– Si se fija en los detalles, y si lo hace exageradamente.  

– Si se esfuerza, intelectualmente hablando o si no lo hace.  

– Si se ajusta a la realidad, en su visión del mundo que le rodaea, si se separa de ella como persona original o tanto que llega a nivel patológico.  

– Si atiende a lo convencional de forma normal, exagerada o insuficiente.

– La magnitud y frecuencia de sus errores de apreciación.

– Si tiene dificultad para desligarse de ciertos procesos de pensamiento que llegan a ser perseverantes y si lo son tanto que puedan señalar alteraciones neurológicas.

– Si usa su fantasía como ayuda, o solo como refugio para huir de la realidad.

– Si abusa del mecanismo de defensa de la intelectualización.  

– Si es intelectualmente complejo, en el sentido de poder percibir diferentes sensaciones o sentimientos ante un estímulo, o más bien es persona sencilla.


El Rorschach es capaz de dar aun más información de la señalada pero creemos que con lo dicho se demuestra su riqueza. Si de una persona llegamos a saber todo eso, es mucho lo que sabemos. Por ello insistimos en lo adecuado y oportuno que puede ser usar el Rorschach cuando se necesite disponer de ese profundo conocimiento que va a permitir una actuación terapéutica más eficaz.

Con lo dicho hemos contestado el por qué y el para qué con los que empezamos este trabajo, sin embargo vamos aun a realizar otras consideraciones.

El Rorschach es una prueba objetiva, según las definió Cattell en 1965, cuando dijo que frente a los cuestionarios y autoinformes, en donde el sujeto puede responder ajustándose o no a la verdad, prefería considerar objetivas a diferentes tipos de pruebas (proyectivas, de ejecución, de expresión gráfica y psicofisiológicas), que pueden definirse por el criterio de que el sujeto no sabe en que aspecto de su conducta se le está evaluando (Fernández Ballesteros, 1993). Eso es lo que ocurre con el Rorschach, que el sujeto ignora en qué se le está evaluando.  

Recordemos que el Rorschach fue subtitulado por su autor como Una Prueba basada en la percepción. Con ello queremos destacar que lo que se analiza en él es la forma en que el sujeto realiza todo el proceso de la percepción desde las láminas (los estímulos), hasta sus respuesta, la manera de formularlas y las aclaraciones que ellas da.

Realmente permite observar sin ser vistos. Decimos sin ser vistos porque cuando el sujeto responde a la consigna: ¿Que podría ser esto?, que se le da con la lámina, lo que menos se analiza es la respuesta a ese que, en la que esta centrado el sujeto; más importante es el cómo, el donde, las interrelaciones…

Por lo tanto el Rorschach está libre de la simulación (falseamiento, deshonestidad, engaño o insinceridad) intencionada, y del error involuntario de la Deseabilidad Social. Errores muy frecuentes en los cuestionarios y autoinformes (Fernández Ballesteros, 1993). Por ello lo consideramos insustituible para las ocasiones en las que se teme que el probando pueda no ser sincero.

Incluso en una evaluación con fines de psicología Clínica se puede dar que, por temor o vergüenza, el paciente no sea sincero y pretenda de forma consciente o no, ocultar aspectos que pueden ser importantes para la terapia. Sin embargo es en las situaciones en las que el objetivo primordial del sujeto evaluado sea ajeno a un fin terapéutico, cuando la prueba del Rorschach es insustituible porque va a proporcionar una veracidad que no podríamos conseguir con ningún tipo de interrogatorio, cuestionario, ni autoinforme.

Aunque no con exclusividad, pensamos en la psicología Organizacional (Selección de Personal) y en las psicología Jurídica (Peritajes Judiciales). En ellos las pruebas psicológicas solo son para los sujetos meros exámenes a superar y no siempre pretenden ser respetuosos con la verdad.  

Aun tenemos otro claro para que usar el Rorschach. Y es dado el valor, la fiabilidad, la amplitud y el detalle de la información que esta prueba da, puede ser usada con ventaja en aquellos casos en los que por los métodos normales, más sencillos, no lleguemos a una conclusión definitiva en un diagnóstico Diferencial.

Sabemos que conocer el Rorschach requiere esfuerzo inicial, estudio y actualización continuada, pero tras nuestra larga experiencia consideramos que es realmente válido y seguimos diciendo que como ninguna otra prueba describe amplia, profunda y verazmente la personalidad.


Bibliografía

Exner, J. (1994) El Rorschach. Un Sistema Comprehensivo. Volumen 1: Fundamentos Básicos. Tercera edición. Madrid. Psimática

Forns, M-Kirchner, T-Torres, M (1991) Principales modelos de evaluación psicológica. Barcelona. L’estudi d’en llop.

Fúster, J. (1995) Conocer el Rorschach. Valencia. Promolibro

Fúster, J. (1998) Practicar el Rorschach. Valencia. Promolibro

Hawkins, J & Blakeslee, S. (2005) Sobre la inteligencia. Madrid. Espasa

Llinás, R. (2003) El cerebro y el mito del yo Barcelona. Belacqua

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