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El tratamiento de la Diabulimia: paradigma de la multidisciplinariedad.

Fecha Publicación: 02/05/2018
Autor/autores: jesus perez , Maria José Gastañaduy Tilve, Pomba Liñares Nistral
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RESUMEN

Introducción: La “Diabulimia” es un trastorno alimentario, no recogido en los manuales oficiales de psiquiatría, que afecta a pacientes con diagnóstico de Diabetes Mellitus tipo 1 (DM-1), que consiste en la reducción de la dosis requerida de insulina con el objetivo de disminuir peso. Los pacientes con DM-1 necesitan realizar dieta, controlar el peso y evitar determinados alimentos. Esto puede facilitar el posible desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria (TCA). La omisión de las dosis necesarias de insulina para reducir el peso conlleva importantes efectos en la salud, un incremento de la mortalidad y peores resultados en su tratamiento que en los TCA convencionales.
Objetivo y método: En el presente trabajo, se realiza una revisión bibliográfica de los estudios sobre diabulimia y se exponen tres casos clínicos que ejemplifican las características y particularidades de este tipo de pacientes.
Conclusiones: Las conductas alimentarias patológicas en pacientes con DM-1 son más difíciles de detectar, en su tratamiento requieren una estrecha colaboración multidisciplinar puesto que las consecuencias físicas de sus purgas son graves, necesitando frecuentemente hospitalización parcial o total. Por último se propone la realización de programas de prevención y detección precoz teniendo en cuenta la escasez de instrumentos de medida adecuados para este trastorno.


Palabras clave: diabulimia, trastorno de la conducta alimentaria, diabetes
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Alimentarios, Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos .

Jesús Pérez Hornero. Psicólogo Clínico Unidad de Desórdenes de la Alimentación Hospital de Conxo Xerencia de Xestión Integrada de Santiago de Compostela

EL tratamiento DE LA DIABULIMIA: PARADIGMA DE LA MULTIDISCIPLINARIEDAD
Jesús Pérez Hornero, María José Gastañaduy Tilve y Pomba Liñares Nistral.
jesus. perez. hornero@sergas. es
Diabulimia, trastornos de la conducta alimentaria, diabetes.
Diabulimia, eating disorders, diabetes.

RESUMEN
Introducción: La "Diabulimia" es un trastorno alimentario, no recogido en los manuales
oficiales de psiquiatría, que afecta a pacientes con diagnóstico de Diabetes Mellitus tipo 1 (DM1), que consiste en la reducción de la dosis requerida de insulina con el objetivo de disminuir
peso. Los pacientes con DM-1 necesitan realizar dieta, controlar el peso y evitar determinados
alimentos. Esto puede facilitar el posible desarrollo de un trastorno de la conducta alimentaria
(TCA). La omisión de las dosis necesarias de insulina para reducir el peso conlleva importantes
efectos en la salud, un incremento de la mortalidad y peores resultados en su tratamiento que
en los TCA convencionales.
Objetivo y método: En el presente trabajo, se realiza una revisión bibliográfica de los estudios
sobre diabulimia y se exponen tres casos clínicos que ejemplifican las características y
particularidades de este tipo de pacientes.
Conclusiones: Las conductas alimentarias patológicas en pacientes con DM-1 son más difíciles
de detectar, en su tratamiento requieren una estrecha colaboración multidisciplinar puesto que
las consecuencias físicas de sus purgas son graves, necesitando frecuentementehospitalización parcial o total. Por último se propone la realización de programas de prevención y detección precoz teniendo en cuenta la escasez de instrumentos de medida adecuados para
este trastorno.

ABSTRACT
Introduction: "Diabulimia" is an eating disorder, not included in the official manuals of
psychiatry, that affects to patients with diagnosis of Diabetes Mellitus type 1 (DM-1), and
consists in the use of the reduction of the dose required of insulin to reduce weight. Patients
with DM-1 need to make a diet, control weight and avoiding certain foods. This can facilitate
the development of an eating disorder (ED). The omission of necessary doses of insulin to
reduce weight entails significant effects for health, an increase in mortality and worse
outcomes in their treatment than in conventional ED.

Objective and method: in the present paper, we make a bibliographic review of the studies on
diabulimia, and expose three clinical cases that exemplify the characteristics and peculiarities
of this type of patients.
Conclusions: the behaviors food pathological in patients with DM-1 are more difficult of detect,
and require a close collaboration multidisciplinary in the treatment since the physical
consequences of the purges are serious, needing frequently partial or complete hospitalization.
Finally, considering the shortage of appropiate instruments of measure for this disorder, we
propose the realization of programs of prevention and early detection.

INTRODUCCIÓN
La relación entre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y la diabetes mellitus tipo I
(DM-1) fue descrita por primera vez en la década de 1970 por la Dra. H. Bruch. Actualmente,
casi cincuenta años más tarde (1), esta correlación se ha visto consolidada. Estudios
controlados recientes sugieren que las mujeres jóvenes con DM-1 tienen 2, 4 veces más riesgo
de desarrollar un TCA (2). La estimación de la prevalencia de TCA y DM-1 es difícil, ya que no
existen medidas específicas estandarizadas. Los diferentes estudios han sugerido que entre el
7 y el 27, 5%, de las adolescentes y mujeres adultas jóvenes con DM-1, cumplen criterios para
TCA. Más frecuentemente bulimia Nerviosa, trastorno de Atracones y TCA no especificado (3).
La "Diabulimia" es un trastorno alimentario, no recogido en los manuales de clasificación de los
trastornos mentales, tanto americano (DSM-5) como europeo (CIE-10), que afecta a pacientes
con diagnóstico de DM-1 y que consiste en la omisión o reducción de la dosis requerida de
insulina inyectada con la finalidad de reducir peso (4). Este comportamiento inapropiado,
conlleva a un aumento de hormonas contrainsulares (glucagón, cortisol, hormona de
crecimiento y catecolaminas), que dará lugar a un estado de hiperglucemia que el organismo
compensará mediante su eliminación por la orina (glucosuria) produciendo deshidratación
(5, 7, 9).
Diversos estudios muestran que en torno al 31% de las mujeres con DM-1 (adolescencia y
edad adulta temprana) realizaron restricción intencional de la administración de insulina en
algún momento evolutivo de la enfermedad con el objeto de perder peso (3). Su prevalencia
es difícil de estimar, debido a las grandes diferencias metodológicas e instrumentales de las
distintas investigaciones. En un análisis de 24 estudios que se centraron en la prevalencia de la
omisión de insulina en pacientes con DM-1, con un total de 2. 653 pacientes, se obtuvo una
tasa de esta conducta compensatoria inapropiada entre el 2% y el 72, 7%. Se ha observado
una tasa mayor de omisión de insulina en pacientes con múltiples inyecciones diarias, siendo
más frecuente en el sexo femenino y alcanzando su pico máximo al final de la adolescencia/inicio de edad adulta (8). Ver tabla 1.
Con respecto a los predictores del desarrollo de trastorno de conducta Alimentaria en Diabetes
Melitus, considerando las variables sexo, índice de masa corporal e insatisfacción corporal, en
un reciente estudio, solo esta última fué predictor significativo de TCA en pacientes jóvenes
con DM en un grupo en el que el 7, 3% de pacientes (todas mujeres) reconocieron la omisión
de insulina con la intención de bajar peso, ignorando las consecuencias de la misma sobre la
salud (10)

El aumento de peso asociado al tratamiento con la insulina y algunos aspectos específicos de la
gestión de la diabetes, pueden predisponer a un TCA. La atención a las porciones de alimentos
-especialmente carbohidratos- (cambios dietéticos), las glucemias, el peso y el ejercicio, que
forman parte de las pautas del tratamiento médico estándar recomendado para la DM-1, es
paralelo al primer pensamiento rígido sobre alimentos e imagen corporal característico de las
mujeres que tienen un TCA convencional; esto puede generar en ellos un perfeccionismo
alentador y frustración con los niveles de de glucosa y el peso corporal así como sentimientos
de privación o restricción dietética que pudieran ser el inicio de las compulsiones (9, 11, 12).
Todo esto dará lugar tanto a sentimientos depresivos y baja motivación para el autocuidado,
como a sentimientos negativos relativos al peso, la imagen corporal y, finalmente, miedo a la
ganancia ponderal. (12)
Los pacientes que manipulan la dosis de insulina tienen valores elevados de hemoglobina
glucosilada Hb A1c (13, 14, 15, 16, 17). La omisión de las dosis necesarias de insulina para
reducir el peso dará lugar a importantes complicaciones médicas tanto agudas (siendo la más
importante la cetoacidosis diabética) como crónicos (micro/macroangiopáticas); siendo la
condición médica que se ha asociado con mayor frecuencia a retinopatía, neuropatía y
nefropatía diabética (18, 19, 20). En su conjunto estas complicaciones originan un riesgo de
mortalidad tres veces superior en los individuos que practican este comportamiento
compensatorio inapropiado (21)
Dada la dificultad para la detección de la omisión intencional de la insulina para bajar peso en
chicas con DM tipo I, se realizó un estudio (22) en el que se creó un algoritmo basado en
criterios clínicos y de laboratorio para detectar dicha omisión. Se observó que en los
adolescentes con omisión intencional de insulina, los niveles de Hb1c se comportan de manera
distinta, observándose niveles altos y amplias variaciones en sus glucemias tras un periodo de
aparente buen control.
Lo cierto es que actualmente no se dispone de cuestionarios, autoinformes o evaluaciones
estandarizadas validadas para TCA en personas con DM-1; en las pruebas psicométricas
actuales no se contempla la gestión de la diabetes ni se evalúa la posible omisión de insulina
(23). Markowitz y sus colaboradores elaboraron un autoinforme específico para detección de
síntomas TCA en DM, "The revised 16 item Diabetes Eating Problem Survey. Se trata de un
test screening, con una duración de aplicación de menos de 10 minutos, constituido por 16
ítems que presentan 6 puntuaciones, en donde se valora el uso desadaptativo de insulina. Ha
mostrando consistencia interna, validez de constructo y validez externa (24). Que conozcamos,
este instrumento todavía no ha sido adaptado ni validado en población española.

No existen suficientes estudios que analicen la eficacia de un tratamiento específico para la
diabulimia, siendo la principal recomendación un abordaje multidiciplinar (13). Algunas
investigaciones han encontrado peores resultados en el tratamiento y mayores tasas de
abandonos en los pacientes con TCA y DM-1 que en los TCA convencionales (25).

MÉTODO
Los objetivos del presente trabajo son por un lado realizar una breve revisión bibliográfica para
situar el estado actual de las investigaciones relacionadas con la diabulimia, por otro exponer
casos clínicos a fin de ejemplificar la complejidad y características especiales de este tipo de
trastorno. Por último reflexionar sobre las implicaciones en el tratamiento y prevención de
estos pacientes con sus peculiaridades y necesidades diferenciales. Para ello presentamos tres
casos que acudieron a la unidad en estos últimos años y que describimos a continuación. Se
han modificado algunos datos a fin de salvaguardar la privacidad de los casos clínicos.

EXPOSICIÓN DE CASOS CLÍNICOS
Caso 1: dm y complicaciones médicas
Paciente remitida desde una Unidad De Salud Mental de Ourense en noviembre de 2015 con
36 años de edad, diagnosticada de BN y DM-1. Vive con su madre, con la cual mantiene una
relación conflictiva. En el momento de la primera consulta, acababa de iniciar una relación
sentimental con un hombre de edad similar a la de ella. Presentaba mal control glucémico con
daños secundarios. Entre otros, retinopatía diabética que le ha producido un importante déficit
sensorial, estuvo prácticamente ciega durante unos meses y fue causa de incapacidad laboral
permanente en grado total para tareas que requieren esfuerzo físico. Además presenta
estreñimiento crónico, probablemente debido a neuropatía diabética, que agrava los síntomas
alimentarios y un cuadro vertiginoso que mejoró durante el ingreso. En el momento de acudir
a la consulta la paciente tenía descontroles alimenticios diarios y fue enviada desde la Unidad
de Salud Mental de referencia al no poder mejorar la situación. Antes de ser incapacitada,
trabajaba como auxiliar de ayuda a domicilio.

Su peso en la primera consulta en nuestra unidad era de 58. 2 kg, su índice de masa corporal (BMI) de 22, 7 kg/m². Su padre y su abuelo
fallecieron por infarto de miocardio.
Identifica el inicio de su desorden alimentario hacia finales de la adolescencia, recuerda
descontroles alimentarios, atracones compulsivos de alimentos acompañados de estados de
hiperglucemia buscados con la finalidad de perder de peso. Este patrón se ha mantenido en el
tiempo con fluctuaciones relacionadas con sus estados anímicos desde que descubrió que
"descompensándose" adelgazaba. Alterna atracones con dietas para bajar peso. Al principio los
atracones eran esporádicos, pero con el tiempo llegan a tener una frecuencia de varios al día;
también nocturnos. La situación se agrava cuando dejó de trabajar, apenas salía de casa y los
atracones se hicieron aún más frecuentes. Las relaciones de pareja asimétrica y conflictiva que
mantuvo, el fallecimiento de su padre y de su abuelo fueron desencadenantes de
empeoramientos de su trastorno alimenticio. Al llegar a la unidad, se decide el ingreso en
hospitalización completa para cortar los ciclos de atracones alimenticios y la conducta
compensatoria de mantener niveles glucémicos altos, para luego pasar al hospital de Día (HD)
como paso previo al tratamiento ambulatorio. Durante la estancia en el HD vive con su novio
en piso de alquiler en Santiago, pero cuando termina el ingreso deciden por circunstancias
personales que ella vuelva a vivir en domicilio materno. El paso por los diferentes dispositivos
de la unidad, transcurrió con muchas dificultades con la imagen corporal y con el cumplimiento
de pautas alimenticias por el estreñimiento que acentuaba las incómodas sensaciones
postpandriales de saciedad y plenitud gástrica. La hemoglobina glicosilada pasó a ser de 11. 7
en los primeros días del ingreso completo a 8. 5 en el HD tras conseguir estar sin atracones y
sin maniobras compensatorias de manipulación de las dosis insulina. Durante la estancia en la
hospitalización parcial, además de recibir el tratamiento habitual para la bulimia Nerviosa, es
instruida por endocrinólogos, enfermeros y dietista para un mejor control diabetológico. Con
esta paciente se consiguió un control de los atracones adecuado, la eliminación de las
maniobras compensatorias, mejorar su estado de ánimo y su autoconcepto. No se consiguió en
un principio cambios significativos en el ámbito laboral, pero transcurrido un tiempo encontró
un trabajo de dependienta que mantiene en la actualidad.
Caso 2: dm y ataques de pánico
Esta paciente, fue ingresada en nuestra unidad en diciembre del 2015 con 24 años, también
como paso previo al HD. Su infancia transcurrió marcada por las mudanzas a distintas
ciudades a las que era trasladado su padre por motivos de trabajo.

A los 9 años fue diagnosticada de Diabetes Mellitus tipo I, con aparente buena adaptación y sin problemas
pararentes hasta los cursos universitarios durante los cuales y tras un periodo de estrés por la
separación de su novio y la compatibilización de sus estudios con el fichaje por un nuevo
equipo de futbol, la paciente comenzó a sufrir ataques de ansiedad, uno de los cuales
coincidió con un episodio hipoglucémico causado por inyectarse accidentalmente más insulina
de la necesaria. Explicaba que desde entonces tenía miedo a la insulina rápida. Con el fin de
necesitar menores dosis y evitar ataques de pánico, empezó a reducir la ingesta de hidratos de
carbono y realizar un ejercicio físico excesivo, dando lugar a una disminución de su peso.
Cursó en Latinoamérica su último año de carrera agravándose la pérdida ponderal.
Manifestaba que a pesar de "comer bien" cuando regresó a casa de sus padres, el peso no se
recuperaba. Asegura al principio del ingreso estar mal a gusto con su propia imagen corporal
por su extrema delgadez (36. 5 KG, 1. 59 m. IMC 14, 4). Diez días más tarde, con una
recuperación ponderal de 2 kg, empieza a reconocer que tiene miedo a subir de peso. Miedo
que viene desde que en una ocasión se lesionó jugando al fútbol y necesitó reposo, suceso
acontecido antes de ir a la universidad. Reconoce también sentirse influida por su hermano
que trabaja en el mundo de la moda y por una compañera de piso de Latinoamérica que había
sido obesa y siempre estaba a dieta. Se va haciendo más preguntas y dando otro significado a
lo ocurrido. Afirma que engañaba y se autoengañaba acerca de la cantidad de comida que
comía y se enfadaba cuando sus padres querían tomar cartas en el asunto de la alimentación.
Reconoce que los ataques de angustia no le daban tanto miedo y que lo que en realidad le
preocupaba de las hipoglucemias era que las colaciones que debía tomar para compensarlas
pudieran ocasionar ganancias ponderales.
Caso 3: la manipulación experta
Mujer de 20 años residente en Santiago durante el curso académico, estudiante de primer
curso de una carrera sanitaria. Ya había terminado los estudios de dietética. Remitida desde su
hospital de referencia a nuestro hospital de Día en abril de 2015 por mala evolución, no
recuperación ponderal, síntomas en esfera alimentaria y un mal control de su diabetes tras
múltiples ingresos en el Servicio de Endocrinología de su hospital de referencia por
cetoacidosis. Durante su estancia en el hospital de Día negaba que estuviese sintomática a
pesar de no recuperar peso hasta que tras malos resultados en analítica, reconoció que
tomaba productos de herboristería. Es trasladada entonces a hospitalización completa.
Durante el ingreso, empieza a hablar claramente de sus manejos para controlar su peso. Lo
explica de manera desordenada, poco concreta y sintiendo mucha vergüenza. Comenta que
debutó con sintomatología bulímica, inyectándose más unidades de insulina para poder comer
lo que quisiera. En otras épocas iba al gimnasio y tomaba menos hidratos de carbono para
perder peso, conductas que no resultaron ser tan efectivas como ella deseaba. Más tarde
descubrió que los atracones y el ponerse pocas unidades de insulina la llevaban a estados de
cetoacidosis que le provocaban pérdidas de peso. Reconoce haber tenido también vómitos
compensatorios a atracones y haber abusado de laxantes. Durante el ingreso realizó un listado
de sus manejos con la insulina. Mentía en las glucemias, "inventaba" hipoglucemias para que
le dejaran comer más o para provocar preocupación y atenciones de sus padres. En otras
ocasiones les decía cifras normales para conseguir su aprobación. Ocultaba hiperglucemias
porque eran provocadas por ella a través de la ingesta de alimentos azucarados a fin llegar a
tener cetoacidosis y pasar la noche bebiendo, orinando y finalmente vomitando. Compraba
laxantes en la farmacia o tomaba ingentes cantidades de chicles para provocar efectos
laxantes. Durante una época en la que era portadora de la bomba de insulina la manipulaba
desconectándola del catéter para que la insulina no fuese inyectada en el cuerpo, manipulaba
el bluetooth de la bomba para introducir las glucemias manualmente y poder así cambiarlas.
Con la máquina de medir glucemias, utilizaba el líquido para comprobar que el glucómero
funcionaba bien como si fuese su propia sangre para que los resultados fuesen perfectos. . .
Todos estos manejos fueron ocultados durante mucho tiempo incluso durante los ingresos
llegando a engañar a facultativos y familiares más próximos.

RESULTADO Y DISCUSIÓN
Las conductas patológicas alimentarias en los pacientes con DM son frecuentemente más
difíciles de detectar, tanto para los familiares como para los profesionales, debido a que
pueden estar escondidas tras las pautas de tratamiento habituales en la Diabetes (realización
de dieta, control del peso, calcular cantidades de carbohidratos, etc. ). También estas pautas
pueden dificultar la toma de conciencia de enfermedad por parte de las personas con DM que
desarrollan un TCA. Esta falta de conciencia de enfermedad está bien ejemplificada en los
casos expuestos 2 y 3, pero podríamos haber descrito otros muchos casos de nuestra unidad
que o bien niegan tener un trastorno de la conducta alimentaria, alguno de los síntomas (por
ejemplo miedo a la recuperación ponderal) o los ocultan y camuflan aún con más tesón que
otros pacientes con TCA. Un tema más complejo que merece una reflexión más profunda, es si
añadido a los problemas de conciencia de enfermedad, hay también en algunas de estas
pacientes, dificultades de introspección que les dificulten conocer sus propias emociones, sus
propios sentimientos y las motivaciones de sus actos. Lo que les dificultaría, aún más, aceptar
o conocer su trastorno alimentario.
Además la manipulación de las unidades de insulina y los niveles de glucosa en sangre,
proporcionan al paciente diabético, potentes y peligrosas armas para manejar el peso lo que
convierte a estos pacientes en más vulnerables y con más riesgo de sufrir graves
consecuencias en su salud. De hecho frecuentemente presentan múltiples complicaciones
orgánicas como cetoacidosis, retinopatía diabética, neuropatías, etc.

Las conductas"purgativas" de estos pacientes son potencialmente más perniciosas que las de los TCA
convencionales. Especialmente el caso 1 muestra estas complicaciones y como repercuten
fuertemente en ámbitos como el laboral.
Se necesitan fomentar e investigar tratamientos específicos especializados para este tipo de
pacientes con TCA y DM. Tratamientos que necesariamente tendrán que ser multidisciplinares
y donde la coordinación entre endocrinólogos, dietistas, psiquiatras y psicólogos ha de ser muy
fluida y frecuente. Tratamientos que tendrán en cuenta las consecuencias y riesgos orgánicos
del mal control glucémico y que abordarán la gestión de la diabetes al mismo tiempo que los
problemas de la sintomatología alimentaria, añadiendo si cabe aún más complejidad al
tratamiento de los trastornos alimenticios. Los dispositivos para llevar a cabo estos
tratamientos, deberán tener diferentes regímenes de tratamiento, puesto que con mucha
frecuencia los pacientes con diabulimia necesitan ser ingresados y siendo el tratamiento
ambulatorio, en muchos casos, no suficientemente intensivo como para abordar todos los
problemas que esta patología suele generar, necesitando al mismo tiempo, el hospital de Día
para ir transfiriendo lo conseguido en la hospitalización completa al lugar habitual donde el
paciente desarrolla su vida. Los dispositivos diseñados para el tratamiento de los TCA con
Diabetes Mellitus, habrán de tener, por tanto equipo multidisciplinar bien coordinado y con
múltiples regímenes de tratamiento, donde los endocrinólogos juegan un papel mucho más
activo que en los TCA habituales.
En un reciente estudio realizado en Alemania (26) encontraron que aproximadamente una de
cada tres mujeres y uno de cada seis varones con diabetes tipo 1 de inicio temprano pero ya
con una larga duración de la enfermedad reconocían tener una alimentación desordenada y/o
realizar frecuentemente restricciones de insulina. Se estima que el riesgo de desarrollar un
TCA en pacientes diabéticas jóvenes es más del doble que en mujeres sin DM (2). Esto
identifica un grupo de riesgo para el desarrollo de TCA que vendría definido por personas
preferentemente del sexo femenino, jóvenes y con DM de inicio temprano. Identificado el
grupo de riesgo, lo siguiente sería diseñar y evaluar programas específicos de prevención de
los TCA en pacientes diabéticos. Programa de prevención de de tercera generación (27) que
además de fomentar la autoestima, las habilidades sociales, la crítica a la publicidad, fomentar
hábitos adecuados de alimentación y ejercicio físico, habrá de tener algún módulo de
promoción de la salud y gestión adecuada de la diabetes y que podría también incluir algún
aspecto de aceptación de la propia diabetes, cómo defenderse de comentarios críticos, ayudar
a aceptar la perdida de la salud y la llegada de una enfermedad crónica en personas jóvenes
Interesante sería también, en relación con la detección precoz de la diabulimia, la realización
de programas para facilitar la detección de estos pacientes por parte de sus endocrinólogos
para los cuales la enfermedad alimentaria puede pasar también inadvertida. Sobretodo para
aquellos menos familiarizados con los trastornos de la alimentación y los problemas
psicológicos. El perfil de paciente que podríamos sospechar de tener diabulimia serían aquellos
con muchos ingresos por cetoacidosis diabética, olor a cetonas, numerosas asistencias a
urgencias, con mal control glucémico, generalmente mujeres, jóvenes, que engañan en las
glucemias, hay una reducción del número de recetas utilizadas en las farmacias, con cambios
drásticos en el peso, patrones inusuales de comida, preocupación por el peso, presencia de
atracones, etc. En general cuando se observan grandes discrepancias entre lo que
objetivamente ocurre y lo que el paciente verbalmente o mediante autorregistros informa.
Por último, parece indispensable el desarrollo y validación de cuestionarios para valorar la
patología alimentaria en personas diabéticas ya que los autoinformes habituales para valorar
los TCA no evalúan las conductas manipulativas de las personas con diabetes como la
reducción de las dosis de insulina para el control del peso o los engaños en los resultados de
las glucemias. Estos cuestionarios facilitarían además la detección precoz de estos pacientes de
cara a ser remitidos a los programas de tratamiento específicos a los que nos hemos referido
anteriormente. Sólo tenemos conocimiento de un cuestionario que ha sido utilizado en nuestro
país y que ha sido recogido en publicaciones, se trata del The revised 16 item Diabetes Eating
Problem Survey, pero todavía no ha sido adaptado, validado y baremado en la población
española.

Queda por tanto mucho trabajo por hacer, se avecinan nuevos retos para los profesionales que
atendemos a los pacientes con trastornos de la conducta alimentaria, patologías que
seguramente irán en aumento como lo están siendo las relacionadas con el ámbito de la
bulimia nerviosa, el trastorno de atracones y la obesidad que es un importante factor de riesgo
para el desarrollo de la diabetes mellitus tipo 2.

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al (2008)
Battaglia et al
(2006)
Pollock-Bar Ziv
et al (2005)
Peveler et al
(2005)
Colton et
al (2004)
NeumarkSztainer et
al((2002)
Meltzer et al
(2001)
Jones et al
(2000)
Bryden et al
(1999)
Takii et al (1999)
Herpertz et al
(1998)
Affenito et al
(1997)
Rydall et al
(1997)
Affenito et al
(1997)
Cantwell et al
(1996)
Pelever et al
(1992)
Striegel-Moore
et al (1992)
Fairburn et al
(1991)
Stancin et al
(1989)

N

Edad
media

20

19, 9

48

26, 2

2, 1%/97, 9%

47, 9%

112

15, 1

44%/56%

52%

234

45

O%/100%

30%

69

14, 3

51

21, 5

0%/100%

27, 5%

87

11-25

0%/100%

35, 6%

101

9-14%

0%/100%

2%

143

15, 3

51%/49%

10, 3% (100% sexo
feminino)

152

14, 5

46%/54%

6%

356

14, 9

0%/100%

42%

76

11-18

57%/43%

30%

22

23, 2

0%/100%

72, 7%

341

36, 3

45%/55%

5%

27

30, 8

0%/100%

13, 3%

91

15

0%/100%

14%

27

18-46

0%/100%

48%

48

17-30

0%/100%

20, 8%

76

15, 3

57%/43%

15%

46

13

0%/100%

6, 5%

100

17-25

46%/54%

37%

59

21, 5

0%/100%

39%

XIX Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría
www. interpsiquis. com- abril 2018. Psiquiatria. com

Sexo
masculino/femenino

Resultados
41%

15%


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