En los últimos años los trastornos del estado de ánimo, incluyendo la depresión mayor, la depresión menor y cuadros distímicos, han sido abordados terapéuticamente mediante el empleo de Internet. El objetivo del presente trabajo es la revisión y actualización de los resultados encontrados en los últimos 10 años en esta área. Se trata de programas de tratamiento basados en intervenciones tradicionales cognitivo conductuales adaptadas al entorno Web y que básicamente suponen el entrenamiento en habilidades focalizadas en la adquisición y uso de la reestructuración cognitiva.
Los resultados constatan en general una reducción de los síntomas depresivos comparando los grupos sometidos a terapia con grupos en lista de espera o en condición de atención placebo, aunque no siempre se han constatado estas diferencias. Son aún pocos los estudios realizados y las diferencias en las propias estructuras y funcionalidades de los sitios Web desempeñan sin duda un papel que permanece aún inédito.
Tratamiento on-line de los trastornos depresivos.
(Web based therapy to management depressive disorders. )
Ramal López, J. ; Calvo Francés, F. ; Díaz Palarea, M. D. ; Betancort Tabares, E.
PALABRAS CLAVE: depresión, Internet, psicoterapia, Revisión.
(KEYWORDS: Depression, Internet, Psychotherapy, Review. )
Resumen
En los últimos años los trastornos del estado de ánimo, incluyendo la depresión mayor, la depresión menor y cuadros distímicos, han sido abordados terapéuticamente mediante el empleo de Internet. El objetivo del presente trabajo es la revisión y actualización de los resultados encontrados en los últimos 10 años en esta área. Se trata de programas de tratamiento basados en intervenciones tradicionales cognitivo conductuales adaptadas al entorno Web y que básicamente suponen el entrenamiento en habilidades focalizadas en la adquisición y uso de la reestructuración cognitiva. Los resultados constatan en general una reducción de los síntomas depresivos comparando los grupos sometidos a terapia con grupos en lista de espera o en condición de atención placebo, aunque no siempre se han constatado estas diferencias. Son aún pocos los estudios realizados y las diferencias en las propias estructuras y funcionalidades de los sitios Web desempeñan sin duda un papel que permanece aún inédito.
Abstract
In recent years mood disorders, including Major Depressive Disorder, Minor Depressive Disorder and Dysthymic Disorder have been addressed therapeutically through the use of the Internet. The objective of this paper is to review and update the results found in the last 10 years in this area. These treatment programs are based on traditional cognitive behavioural interventions tailored to a Web environment and that basically involve skills training focused on the acquisition and use of cognitive restructuring. The results generally observe a reduction in depressive symptoms by comparing both undergoing therapy groups and the waiting list or attention placebo condition groups, but not always found these differences. There are still few studies and differences in the structures and functions of Web sites undoubtedly play a role that is still unknown.
Introducción
La Organización Mundial de la Salud, ha anunciado que el cuadro de mortalidad y de enfermedad sufrirá un cambio radical en las próximas 2 décadas, se espera que enfermedades que hoy son líderes, como las enfermedades respiratorias, pierdan vigencia al ser controladas y que la depresión salte del quinto lugar que ocupa en la actualidad, al segundo lugar, detrás de la enfermedad cardiaca coronaria (García y cols, 2007).
La depresión esta considerada una enfermedad grave que presenta una alta prevalencia en el ámbito sanitario, con un importante impacto social y en las personas a nivel funcional y físico, superior a enfermedades como la hipertensión o la diabetes, entre otras, que se asocia con una elevada morbilidad y mortalidad por suicidio, y que se presenta de forma crónica y recurrente (Brendan 1994). Las personas que sufren alguna experiencia vital traumática (divorcio, viudez, . . ) o que carecen de apoyo social, son los más proclives a padecerla (Kuzel, 1996).
En la actualidad existe una elevada proporción de personas diagnosticadas de depresión o con síntomas depresivos que utilizan los servicios tradicionales farmacológicos y/o psicoterapéuticos para su tratamiento (APA, 2000; Hollon y cols, 2001), sin embargo, los estudios reflejan que un 50% o más de los casos no pueden beneficiarse de un tratamiento (Regier y cols, 1993) o no buscan ayuda profesional, entre otras razones por la existencia de barreras en la atención sanitaria que incluyen, entre otras, la insuficiencia de la cobertura de los seguros y los propios límites en los tratamientos (Hirschfeld y cols, 1997). Por ello, la depresión se considera una enfermedad infradiagnosticada e infratratada, especialmente en los niveles de asistencia sanitaria más básicos (Brendan, 1994). Esto es particularmente problemático entre los adultos jóvenes, dado que existe una baja sospecha de que se padezca, por lo que existe cierta tendencia a pasarla por alto (Ballenger, 1999). Hay mayor tendencia a identificarla en ancianos, aunque el sistema sanitario es reacio a tratarla por considerarla una característica normal de esta etapa de la vida, y por las complicaciones que presupone el uso de fármacos en este grupo de edad (Ballenger, 1999).
Además, algunos pacientes pueden optar por no buscar ayuda profesional, sobre todo en los inicios del proceso y las personas pueden buscar tratamientos menos intensivos que los farmacológicos y especializados a través de materiales de autoayuda, tales como libros, folletos, cintas de video o en los últimos años programas de ordenador que reciben el nombre colectivo de biblioterapia (Marrs, 1995).
En los últimos 10 años hemos asistido al desarrollo de diferentes estrategias que se han aplicado para el tratamiento de los trastornos del estado de ánimo, incluyendo la depresión mayor, la depresión menor y los cuadros distímicos, y que progresivamente han ido progresando desde la biblioterapia, a ser desarrolladas con el mismo espíritu terapéutico, pero abordadas mediante el empleo de Internet, resolviendo algunos de los inconvenientes que se plantean con la biblioterapia. Entre los distintos enfoques localizados en Internet cada vez son más numerosos los programas de carácter psicoeducativo (Center for Health Research, 2007), programas de autoayuda y terapias cognitivas, cuyo uso se plantea como intervención única en procesos depresivos leves y/o moderados, o como complementos de los servicios tradicionales en los casos de depresión severa (Clarke y cols, 2002).
Se trata de programas de tratamiento basados en intervenciones tradicionales cognitivo conductuales adaptadas al entorno Web, lugares considerados sin vigilancia, en los que los tutoriales interactivos ayudan a los usuarios a adquirir habilidades cognitivas tales como la reestructuración (Beck, 1979).
El objetivo del presente trabajo es la revisión y actualización de los resultados encontrados en el Medline en los últimos 10 años que relacionan la depresión con los tratamientos on-line.
Metodología
La literatura pertinente ha sido identificada por medio de una investigación sobre MEDLINE computadorizados de los años 1997 - 2007 y el escaneo de los artículos de revisión disponibles que asociaban depresión y tratamientos on-line.
Entre los estudios publicados en el Medline en los últimos 10 años, aparecen trabajos relacionados con programas para reducir la depresión en la Web sólo en los últimos 5 años, cuyos objetivos son variados y se plantean desde el diseño de la intervención y el conocimiento de las características de los usuarios, hasta la evaluación de la eficacia de las intervenciones realizadas en Internet y comparación de la eficacia de diferentes programas que se encuentran en la Web. Se describen, a continuación, algunos de los trabajos más relevantes:
Rothbaum y cols en 1997, se plantearon la necesidad de contemplar la exposición a la terapia de realidad virtual como una alternativa a la norma de exposición in vivo. Consideraban el uso de programas de la realidad virtual mediante computadora, una forma potencialmente eficiente y rentable para el tratamiento de los trastornos de ansiedad y enunciaban el potencial de la realidad virtual para la exposición a tratamientos para la ansiedad y otros trastornos psicológicos.
Cochrane en 1999 analiza el uso de Internet como una herramienta de vital importancia para el ámbito de la salud, y se plantea que la atención de los pacientes es una perspectiva muy real en un horizonte cercano. El problema es que Internet se considera una herramienta de transacción y comercio, aunque en la búsqueda de información se encuentre la salud entre las tres primeras causas por las que las personas utilizan la Web. Las encuestas indican que la gente quiere una mejor comunicación con sus médicos y la mayoría desea comunicarse por e-mail, sin embargo, son muy pocos los médicos que están interesados. En este estudio se analizan decenas de sitios Web de hospitales y grupos médicos, lugares que son atractivos pero que en general están centrados en proporcionar mapas y números de teléfono. Realizaron búsquedas en la Web para encontrar sitios que realmente les permitan a las personas interactuar de distintas formas y no sólo para la mera búsqueda de información. Encontraron que varios de los sitios revisados ofrecían a las personas la capacidad de desarrollar su propia salud y mantener el registro en la Web. Y concluyen que utilizando Internet, los consumidores podrían desempeñar un papel cada vez más importante en su propio cuidado.
Christensen y cols en 2002 publican un trabajo basado en la puesta en marcha de una Web sobre terapia cognitivo-conductual en la que analizan la utilización del sitio Web y los cambios en los resultados para analizar la existencia de depresión y ansiedad en la población. Reconocen la terapia cognitivo-conductual como un medio eficaz de prevención y tratamiento para la depresión, tanto cuando se efectúa cara a cara, como cuando se realiza a través de libros de autoayuda (biblioterapia) o cuando se administran a través de ordenador. Consideran además, que el impacto en la salud pública de la terapia cognitivo-conductual se ha visto limitado por el costo y la falta de profesionales capacitados. Por ello, decidieron desarrollar en Internet una intervención de terapia cognitivo-conductual a la que denominaron MoodGYM, (moodgym. anu. edu. au) diseñada para tratar y prevenir la depresión en los jóvenes, a disposición de todos los usuarios de Internet y que les permitiera analizar y documentar la utilización del sitio, las características de sus visitantes, y los cambios en los síntomas de ansiedad y depresión entre los usuarios de MoodGYM. Analizaron un total de 2909 registros de entre todos los visitantes a la MoodGYM durante 6 meses, de los cuales 1503 habían completado al menos una evaluación en línea. Se analizaron diferentes variables, entre ellas el uso de los períodos de sesiones, promedio de tiempo en el servidor, y el número de vistas de página; características del visitante incluidos la edad, el género, y respondían al inicio al test de autoevaluación de ansiedad y depresión de Goldberg inicial de Resultados, así como los cambios en los síntomas a través de las puntuaciones de ansiedad y depresión registrada en hasta un 5 ocasiones distintas del test de Golberg. Destacan entre los resultados que durante los primeros 6 meses de funcionamiento, el servidor registró 817284 visitas y 17646 sesiones separadas. Aproximadamente el 20% de los períodos de sesiones duró más de 16 minutos. Los registros que completaron al menos una evaluación inicial recogen datos sobre la existencia de síntomas de depresión y ansiedad en niveles superiores a los que se encuentran descritos en las encuestas de base poblacional. Los autores concluyen que los sitios Web son una forma práctica, y constituyen un medio prometedor para disponer las intervenciones de terapia cognitivo-conductual para la prevención de la depresión y la ansiedad para el público en general. Sin embargo, advierten de la necesidad de desarrollar ensayos controlados aleatorios para establecer la eficacia de estas intervenciones.
Clarke y cols, en 2002 desarrollan el programa de autoayuda ODIN (Superación de la depresión en el Internet) y diseñan un ensayo aleatorizado, controlado aleatoriamente, mediante información de folletos y a través del correo enviaron las solicitudes de participación, dirigidos a dos poblaciones una de pacientes con síntomas depresivos, que recibían tratamiento tradicional de los servicios médicos, y otra de personas no diagnosticadas de depresión, ambos grupos adultos, de edad y sexo equivalente. Tras el consentimiento ambos fueron asignados al azar a uno de los sitios Web, experimentales (n = 144) o de grupo control (n = 155). Todos los participantes completaron una versión en línea del Center for Epidemiological Studies Depression Scale (CES-D) en el momento de la inscripción y en el 4ª, 8ª, 16ª y 32 semanas después de la inscripción. Entre los resultados encontraron que las puntuaciones registradas resultaron muy bajas, y la mayoría de los participantes accedían a la intervención de Internet con poca frecuencia, por lo que no consiguieron conocer el efecto del programa de Internet en toda la muestra. Sin embargo, el post hoc, reveló un efecto modesto entre las personas que expresan bajos niveles de depresión, y concluyen que los estudios futuros deberían centrarse en personas con niveles de depresión leves o moderados y en conseguir el aumento de la participación en el uso de la página de Internet.
Riva y cols en 2003 plantean que ya en 1990, Tart describió en sus trabajos la realidad virtual (RV) como un modelo tecnológico de la conciencia que podía ofrecer interesantes posibilidades para el desarrollo de diagnósticos, inductivo, psicoterapéutico, de capacitación y técnico y podían ampliar y complementar las técnicas de diagnostico vigentes. Se plantea la telemedicina como una fórmula para conseguirlo y el desarrollo de los diferentes programas basados en la realidad virtual para utilizarlos en la evaluación clínica y el tratamiento de la fobia social, trastornos de pánico, trastornos sexuales masculinos, la obesidad y los trastornos de la alimentación. Además de describir la evolución clínica y realizar la justificación técnica de las aplicaciones desarrolladas para la clínica, analizan el posible papel de la RV en la psicología clínica y la forma en que se pueden utilizar para el cambio terapéutico.
Castelnuovo y cols en 2004 plantean que el rápido desarrollo de Internet y las nuevas tecnologías de la comunicación han tenido un gran impacto en la psicología y la psicoterapia en los últimos años; y que los psicoterapeutas se interesan más por las nuevas herramientas tecnológicas tales como la videoconferencia, de audio y de video chat, correo electrónico, SMS y las nuevas herramientas de mensajería instantánea, considerándolas nuevas herramientas en ciberterapia. Los autores plantean la necesidad de conocer el posible papel psicoterapéutico que desempeñan estos instrumentos basados en Internet con el fin de explotar su potencial de manera eficaz, y se preguntan si puede la tecnología sustituir la atención de los profesionales de la salud, o si se pueden considerar sólo un recurso al alcance del terapeuta. La existencia de diferentes posiciones teóricas acerca del posible papel desempeñado por e-terapia muestran los posibles cambios a los que necesariamente se enfrenta a la psicoterapia tradicional frente a la psicoterapia en un cyber. Los investigadores desarrollan un ejemplo de aplicación clínica (VEPSY UPDATED Proyecto), sitio Web para el tratamiento de diferentes trastornos mentales, que integra los diferentes instrumentos basados en Internet buscando la concordancia entre los métodos antiguos (y funcionales) con las prácticas de métodos nuevos (y prometedores) y los medios de comunicación.
Rey y cols en 2004, parten de la aceptación de que las nuevas tecnologías han aportado una serie de nuevas aplicaciones que no se podían imaginar sólo unos años antes. La aparición en Internet de muchos servicios (FTP, el correo electrónico, el World Wide Web) que comparten la red mundial de ordenadores, coloca a las nuevas tecnologías como una fórmula para proporcionar tratamientos psicológicos a distancia, considerando a los tratamientos psicológicos, una de las múltiples aplicaciones que se pueden desarrollar el uso de estas herramientas. Plantean la necesidad de generar páginas Web dinámicas que incluyan información preparada por el terapeuta para diferentes pacientes, y que reciban la información que de ellos se pueda generar, asociadas con otras herramientas, como el correo electrónico o los chats, que se pueden utilizar para proporcionar una comunicación directa. Plantean que las bases de datos se pueden integrar en aplicaciones Web para el almacenamiento de datos acerca de los diferentes pacientes y se integren herramientas de desarrollo de entornos virtuales para la exposición en la Web. Concluyen que en pocos años, entre las nuevas tendencias se encontraran publicaciones del uso de dispositivos inalámbricos para proporcionar tratamiento psicológico y ayuda en cualquier lugar y cualquier momento.
Christensen y cols, 2004 evaluaron la eficacia de dos intervenciones para la comunidad de Internet con síntomas de depresión mediante ensayo controlado aleatorio, un sitio Web que ofrece información de la psicoeducación sobre depresión y un sitio Web interactivo que ofrece terapia cognitivo-conductual. La comunidad de estudio eran los usuarios de Internet en su comunidad, Canberra (Australia), de la que fueron seleccionados los sujetos de la muestra de estudio (N = 525), personas que presentaban síntomas depresivos mayores, que fueron asignados de forma aleatoria a un sitio Web que ofrece información sobre la depresión (n = 166), o un sitio de la terapia cognitivo-conductual (n = 182), o una intervención de control mediante una atención placebo (n = 178). Las variables analizadas incluían detectar cambios en la depresión, pensamientos disfuncionales; conocimientos médicos o psicológicos, estilos de vida, tratamientos utilizados y conocimientos sobre la terapia cognitivo-conductual. El análisis de los resultados puso de manifiesto que la información sobre la depresión y las intervenciones que utilizan la terapia cognitivo-conductual recibida a través de Internet, fueron más eficaces en la reducción de los síntomas de depresión que la intervención control. La terapia cognitivo-conductual llevó a una reducción de la puntuación en la escala de depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos de 3, 2 (95% intervalo de confianza 0, 9 a 5, 4). Para las paginas de información (BluePages) la reducción fue 3, 0 (95% intervalo de confianza 0, 6 a 5, 2). En el programa de terapia cognitivo-conductual (MoodGYM) se redujo la disfunción de la reflexión y un mayor conocimiento de la terapia cognitivo-conductual. Los investigadores concluyen que tanto la terapia cognitivo-conductual, como la psicoeducación emitidas a través de Internet, resultan eficaces en la reducción de los síntomas de la depresión.
Griffiths y cols en 2004, se plantearon investigar la eficacia de las intervenciones educativas para reducir el estigma asociado a la depresión, a través de un ensayo controlado, y utilizando dos entornos Web, uno de información y una intervención en terapia cognitivo-conductual. La muestra de sujetos (N = 525) que puntuaban alto en la escala de evaluación de la depresión fueron asignados aleatoriamente a un sitio Web de información sobre depresión (BluePages), un programa Web de terapia cognitivo-conductual (MoodGYM) o un grupo control. Estudiaron las variables de estigma personal (actitudes personales hacia la depresión), y la percepción de la estigmatización (percepción de lo que la mayoría de las demás personas creen) que fueron evaluadas antes y después de la intervención. Los resultados destacan que las páginas informativas (BluePages) no afectaron la percepción de la estigmatización, y la MoodGYM se asoció con un aumento en la percepción de la estigmatización en relación con el grupo control. Los cambios en el estigma no estaban mediados por los cambios en la depresión, ni en el conocimiento sobre la depresión. El grupo de investigación concluyó que son necesarias investigaciones adicionales que permitan valorar la reducción de la estigmatización para la depresión a través de intervenciones en Internet.
También Christensen y cols en 2004, plantean que los ensayos controlados aleatorios de sitios en Internet han demostrado ser eficaces en el tratamiento de la depresión y la ansiedad, sin embargo, consideran que no está claro si los efectos positivos de estos ensayos son transferidos a la comunidad de usuarios de dichos sitios Web. Por ello, se compararon los resultados de ansiedad y depresión en visitantes espontáneos a una terapia cognitivo-conductual de acceso público, sitio Web (MoodGYM) (moodgym. anu. edu. au) con los resultados alcanzados en el ensayo controlado aleatorio de la eficacia del mismo sitio. La muestra seleccionada (n = 182) en el ensayo habían sido asignadas aleatoriamente a la MoodGYM. Las variables de estudio fueron la edad, el género, la gravedad de la depresión inicial, y los síntomas del cambio, medidos por el test de depresión y ansiedad de Goldberg, registradas en al menos dos ocasiones. Los resultados pusieron de manifiesto que no existían diferencias entre el registro de los participantes de acceso público y el de los participantes del ensayo en género, edad, o nivel inicial de la depresión. Los participantes del ensayo completaron más evaluaciones. Concluyen que el registro de acceso público a una terapia cognitivo-conductual en la Web muestra un cambio significativo en los síntomas de ansiedad y depresión, pero que la magnitud del cambio no es diferente del exhibido por los participantes inscritos en el sitio Web de un ensayo controlado aleatorio.
García y cols en 2004 analizan en su trabajo las principales ventajas y desventajas de la utilización de esta tecnología en el campo de la psicología aplicada. Internet ha sido considerado como una nueva alternativa para los procesos de enseñanza-aprendizaje (aula virtual); evaluación profesional, asesoramiento y orientación (consulta psicológica virtual). Entre sus ventajas se identifican la comodidad, la flexibilidad y la privacidad. Se trata de un procedimiento mediante el cual la persona tiene la oportunidad de conectarse a Internet con su médico o terapeuta desde cualquier lugar y a cualquier hora, ganando en movilidad; dispone de un amplio horario y de grandes prestaciones. La principal ventaja es la privacidad que ofrece la red, que permite al afectado superar su inhibición y manifestarse más sincero, expresando libremente sus emociones, conflictos y problemas. También resulta interesante el hecho de que el anonimato puede permitir que las personas que no aceptan recibir atención psicológica sean capaces de superar sus miedos. Por otra parte, la terapia vía Internet presenta una serie de objeciones tales como la dificultad de cobro, la falta de información no verbal y la posibilidad de que el cliente no complemente las sesiones con la visita en persona a un psicólogo cualificado.
Clarke y cols, en 2005 plantearon un segundo programa de autoayuda para la depresión a través de Internet asociado al contacto con terapeuta (ODIN 2), esperando efectos más significativos que su primer programa mediante la asociación de otros métodos para aumentar la participación en la intervención. Plantearon un segundo ensayo aleatorio con tres grupos, un grupo de control con tratamiento habitual para la depresión, y dos grupos de intervención ODIN recibiendo recordatorios a través de tarjetas postales o de breves llamadas telefónicas. Sostenían la hipótesis de que los recordatorios a los participantes que recibieron el programa de Internet, conllevarían una mayor reducción de los síntomas de depresión y mejoras en la salud mental y del funcionamiento físico del grupo de estudio en comparación con el de tratamiento habitual que no tienen acceso a ODIN. En la inscripción y en el 5ª, 10ª y 16ª semanas de seguimiento, se recordó a los participantes por correo electrónico (y/o teléfono), la necesidad de completar las versiones en línea del Centro de Estudios Epidemiológicos Depression Scale (CES-D) y la Short Form 12 (SF - 12). De los resultados se obtuvo que 255 personas accedieron y se inscribieron al sitio de Internet completando el formulario de consentimiento, y fueron asignados al azar a uno de los tres grupos, el tratamiento habitual grupo de control sin acceso a la página Web ODIN (N = 100), ODIN grupo de programas con recordatorios a través de tarjeta postal (n = 75), y ODIN grupo de programas con recordatorio telefónico (n = 80). En todos los grupos, el seguimiento de las tasas de finalización fueron 64% (n = 164) a las 5 semanas, 68% (n = 173) a las 10 semanas, y 66% (n = 169) a las 16 semanas. En el análisis de los datos se detectó que la intervención de los participantes derivó en una mayor reducción de la depresión en comparación con el grupo control (P = . 03; tamaño del efecto = 0, 277 desviación estándar unidades). Siendo el efecto más pronunciado entre los participantes que presentaba un cuadro más grave de depresión al inicio del estudio (P = . 02; tamaño del efecto = 0, 537 desviación estándar unidades). No se hallaron efectos importantes de la intervención sobre el SF - 12 o de los servicios de atención de salud. En las conclusiones de este ensayo se encontró un efecto positivo de la intervención ODIN en comparación con el grupo control y se consideró una ventaja el bajo gasto generado por la ejecución del programa en Internet, que permite ofrecer este tipo de programas a grandes poblaciones con amplio acceso a Internet.
Andersson y cols en 2005, se plantean que la depresión mayor puede ser tratada mediante terapia cognitivo-conductual, pero como los terapeutas cualificados son escasos, es necesario plantear enfoques de autoayuda. Por otro lado, consideran que muchos individuos con depresión utilizan Internet para la discusión de sus síntomas y comparten sus experiencias. Por ello, decidieron investigar los efectos de un programa de autoayuda para la depresión a través de Internet, mediante un ensayo controlado aleatorio, llevado a cabo para comparar los efectos de Internet basados en la terapia cognitivo-conductual con un mínimo contacto con el terapeuta (más la participación en un grupo de discusión), con los efectos de la participación en un grupo de discusión únicamente. Entre sus resultados destacan que la terapia basada en la Internet con un mínimo contacto con el terapeuta, combinado con la actividad en un grupo de discusión, se tradujo en una mayor reducción de los síntomas depresivos, en comparación con la actividad en un grupo de discusión solamente (grupo en lista de espera grupo de control). En 6 meses de seguimiento, la mejoría se mantuvo en gran medida, y concluyen que la terapia cognitivo-conductual emitida por Internet debe considerarse como complemento o alternativa para el tratamiento de la depresión leve a moderada.
Emmelkamp en 2005, realiza un análisis crítico sobre la aplicación de la tecnología de ordenadores y el uso de Internet en la atención de salud mental. De los dispositivos analizados, considera que la evaluación es equivalente a la evaluación clínica. Internet aumenta las posibilidades terapéuticas de los ordenadores ofreciendo retroalimentación a los terapeutas y permitiendo los tratamientos a medida. Plantea que una serie de ensayos clínicos aleatorios (ECA) han demostrado que el tratamiento basado en la Internet es más efectivo que el tratamiento cara a cara, pero no tan eficaz. El autor considera que la investigación hasta ese momento se ha limitado a los trastornos de ansiedad, agotamiento, depresión, dolor de cabeza, insomnio, tinnitus y la obesidad y que interviniendo en realidad virtual se han encontrado eficaces un número de ECA en fobias específicas, pero que los resultados con respecto a los efectos de la utilización de técnicas de realidad virtual a otros trastornos no son concluyentes. Concluye que el ordenador para la evaluación y el tratamiento de procesos mentales presentan muchas ventajas y pocas desventajas.
Ybarra y cols en 2005, ofrecen en su trabajo una evaluación de las intervenciones basadas en Internet, parten de la base de que aunque consideradas relativamente nuevas, diferentes intervenciones desarrolladas en materia de salud mental en la web han dado resultados iniciales prometedores. Tanto en las intervenciones dirigidas con terapeuta como en las de autoayuda, aparece alivio de la sintomatología relacionada con el trastorno. Concluyen que se necesita investigar más y abordar cuestiones metodológicas en los tratamientos basados en Internet.
O'Kearney y cols en 2006, plantean un estudio en jóvenes varones (n=78) de edad 15 y 16 años y evalúan la eficacia de una terapia cognitivo-conductual para los síntomas depresivos mediante un programa de Internet (MoodGYM). Midieron los resultados pre- y post programa y 16 semanas después del mismo. En sus resultados no aparecen diferencias significativas entre “antes de” o “después del” programa. Ambos grupos mostraron una mejoría en sus creencias sobre la depresión durante el seguimiento, el grupo de control mostró un moderado beneficio relativo (ES = 0, 40). Aunque en pequeñas cifras, se observó una disminución en el riesgo de depresión en el grupo MoodGYM de 9% en comparación con el de después del tratamiento, con un ligero aumento del riesgo para el grupo control. En el grupo MoodGYM, se redujo el riesgo de ser clasificados como vulnerables a la depresión después del tratamiento en un 17%, en comparación con el grupo control, que no sufrió cambios. Esta reducción del riesgo para el grupo MoodGYM no se mantenía durante el seguimiento. Entre las limitaciones del estudio, los autores ponen de relieve la dificultad que se plantea para asegurar que el programa se hubiera recibido y que las personas que potencialmente podrían beneficiarse al acceder al programa puedan seguir con él, así como la forma de mejorar la sostenibilidad de cualquier beneficio que pudiera aparecer asociado a la participación en programas de terapia cognitivo-conductual para los síntomas depresivos en el entorno Web.
Christensen y cols en 2006, analizan los factores predictivos de los síntomas depresivos y la necesidad de cambiar los métodos que pudieran aumentar el cumplimiento de los usuarios en los programas de la Web destinados a mejorar los resultados de salud mental. Para ello, examinaron los factores predictivos de las puntuaciones de depresión y ansiedad en la Web MoodGYM en función de las características del usuario y compararon las tasas de cumplimiento de la Web original, con una versión pública de la Web (MoodGYM Mark II). Esta última Web, tiene como requisito la terminación obligatoria de los cuestionarios planteados. Se realizaron evaluaciones de los síntomas de forma repetida en el programa Web de intervención para permitir analizar cambios en los síntomas. Las variables analizadas eran el género, la gravedad de la depresión inicial, el número de evaluaciones terminadas y las puntuaciones definitivas de ansiedad y depresión. Entre los resultados encontraron que los hombres son más predictivos en depresión 0, 19 unidades (SE = 0, 095) que las mujeres. Mark II registro más evaluaciones completas in situ que la primera versión, y concluyeron que es probable que los visitantes de la Web MoodGYM II tengan mejores resultados psicológicos ya que completan más los materiales del sitio Web. Plantean la necesidad de examinar con más detalle la importancia de investigar estrategias dirigidas hacia los visitantes que abandonan el programa.
Christensen y cols en 2006, publican un trabajo en el que se plantean que hasta ese momento se ha investigado muy poco en los cambios de comportamiento inducidos por las intervenciones que se han diseñado. El trabajo examina los efectos de dos páginas Web de Internet que prestan ayuda sobre la depresión. Utilizan un ensayo controlado aleatorio, con una muestra de individuos (N = 414) con puntuaciones elevadas en la escala de evaluación de la depresión que fueron asignados aleatoriamente a un sitio Web de información sobre depresión, un sitio Web de terapia cognitivo-conductual o un grupo de control. Sus resultados ponen de manifiesto que en relación con el grupo control, el sitio de información de la depresión se asoció con disminuciones en la búsqueda de apoyo de los amigos y la familia, la utilización de la música y de los tratamientos cotidianos y que no hubo un aumento en la búsqueda de las intervenciones basadas en pruebas específicas. Concluyen que se necesita más investigación para determinar si la asistencia solicitada está basada en la evidencia y si hay efectos no deseados.
Andersson en 2006, se plantea que la depresión es una condición común que puede ser tratada de muchas maneras diferentes. La acumulación de pruebas indica que la autoayuda, sobre la base de los principios de terapia cognitivo-conductual se considera un método basado en la evidencia para el tratamiento de la depresión leve a moderada. Que aunque la autoayuda comúnmente requiere algún tipo de orientación, todavía puede ser rentable y los resultados a menudo son similares a lo que se puede observar en la terapia con el terapeuta cara a cara. Se plantean que existen varias ventajas al usar Internet para administrar el tratamiento cognitivo conductual, la principal de las cuales es que las distancias son menores, y hay más puentes disponibles para un número creciente de personas en el mundo. Plantean que aunque son pocos todavía los estudios controlados que han examinado los efectos de Internet utilizada para ayudar de forma libre a las personas que padecen depresión, los resultados son prometedores para las aplicaciones que implican la participación breve de un terapeuta. Concluyen que se encuentra en plena discusión las futuras posibles aplicaciones de Internet basadas en la autoayuda.
Christensen y cols en 2007, examinan a través de dos estudios de casos, la utilidad potencial como herramienta de gran alcance para las regiones rurales, tanto para hacer llegar la información, como para el tratamiento automatizado de programas para la depresión a través de Internet. Realizan una revisión sistemática de las evaluaciones de los programas de salud mental de dos Web australianas: MoodGYM y BluePages de información sobre depresión. A partir de un total de 12 documentos e informes procedentes de nueve estudios de MoodGYM y BluePages con unos tamaños de las muestras que van de 78 a 19607 personas. Entre las variables analizadas se encontraban los síntomas depresivos, los síntomas de ansiedad, los pensamientos disfuncionales, el estigma, y la búsqueda de rentabilidad. Sus resultados plantean que las aplicaciones basadas en Internet son eficaces y reducen los síntomas depresivos y la estigmatización de las actitudes hacia la depresión, así como mejora los conocimientos sobre la depresión. Concluyen que los programas de autoayuda y los programas de información sobre depresión pueden ser desarrollados de manera efectiva por medio de Internet. Consideran que la accesibilidad de la terapia cara a cara y los servicios de salud mental en las zonas rurales es pobre, que existe una fuerte cultura de autosuficiencia y la preferencia por la libre gestión de los problemas de salud entre los residentes de las zonas rurales, por lo que consideran que Internet puede suponer una importante plataforma para prestar ayuda a las personas con depresión en las regiones rurales. También plantean la necesidad de desarrollar programas adaptados a las zonas rurales y que las investigaciones futuras deberían evaluar la eficacia y la efectividad de tales programas en el área rural.
Warmerdam y cols, en 2007 considerando que la depresión es una condición muy frecuente, que afecta a más del 15% de la población adulta al menos una vez en su vida, y que las guías de autoayuda se consideran eficaces para el tratamiento de la depresión, investigan a traves de un ensayo controlado aleatorizado, con tres condiciones (dos condiciones de tratamiento y un grupo de control de lista de espera), la eficacia de dos guias de autoayuda desarrolladas en Internet como tratamiento para adultos con síntomas depresivos mayores. Intentan identificar los posibles mediadores que pueden estar presentes y buscan subgrupos que respondan de forma diferente a las intervenciones planteadas. Este estudio evalúa dos tratamientos para la depresión basados en Internet, la terapia cognitivo conductual y la terapia de resolución de problemas, ambas intervenciones se combinan con soporte por e-mail. Los participantes en el grupo de control de lista de espera reciben la intervención tres meses más tarde. La población de estudio son los adultos de la población general, que son reclutados a través de anuncios en los periódicos locales y nacionales a través de pancartas y en Internet, de ellos se seleccionan los sujetos con síntomas de la depresión (una puntuación de 16 o superior en la escala de depresión del Centro de Estudios Epidemiológicos). Otros criterios de inclusión que utilizan son, conocer suficientemente el idioma local, disponer de acceso a Internet y de una dirección de correo electrónico. Se analizan las siguientes variables como posibles mediadores: cogniciones disfuncionales, habilidades para solucionar problemas, preocupaciones, la ansiedad y el autocontrol. Consideran variables moderadoras a las características socio-demográficas y la gravedad de los síntomas. Los datos se recogen on-line al inicio y a las 5ª, 8ª, 12ª semanas y 9 meses después de iniciada la intervención. Entre los resultados plantean que la eficacia de Internet encontrada en el programa de resolución de problemas sugiere que esta terapia puede ser una buena alternativa a otras opciones de tratamiento más intensivo.
Looi y col en 2007, pretenden describir algunas posibles innovaciones en la práctica clínica de salud mental utilizando las modernas tecnologías de la comunicación. , para ello exploran los conceptos derivados de la práctica clínica y discuten la documentación relativa a dichas innovaciones, centran la reflexión sobre la terapia en la era de Internet. Concluyen que la forma reiterada en que la tecnología se adapta a la práctica clínica en salud mental, facilita la construcción de nuevas intervenciones y asegura el mantenimiento de la participación humana.
La intervenciones on-line a través de Internet para el tratamiento y/o prevención de la depresión son intervenciones de reciente desarrollo.
Con el paso de los años, la mayoría de programas desarrollados como intervenciones a través de Internet para la depresión mejoran cada vez más, en la medida en que se incrementa la capacidad multimedia, el automatizado de los cuestionarios y el acceso a los programas a distancia.
En relación con los numerosos visitantes que entran en los diferentes entornos Web destinados a intervenciones para la depresión, son pocos los que se comprometen con los seguimientos de las intervenciones.
Los procedimientos de suscripción en todos los sitios Web requieren del interés personal y las personas afectadas por la depresión (tanto en los casos graves como en los leves), pueden no mostrar el suficiente interés, ni tener continuidad en sus entradas al sitio de Internet, abandonando los programas sin finalizarlos y explicando la perdida de participantes que en muchos de los trabajos se pone de manifiesto y que lleva a no poder evaluar la eficacia de algunas de las intervenciones.
En general, los resultados de los diferentes trabajos no encuentran efectos positivos de la intervención por esta vía con grados de significación de relevancia, aunque si se encuentran pequeños beneficios entre los distintos grupos de los diferentes trabajos.
La mayoría de los estudios coinciden en concluir que son necesarios estudios adicionales para valorar la eficacia de estas intervenciones.
En estos abordajes de la depresión vía Internet, ni en los trabajos publicados, se analizan ni recogen datos relativos Al efecto de la falta de atención, a la falta de apoyo terapéutico y a la carencia de alianzas consideradas parte integral de la psicoterapia in vivo.
A pesar de que cada vez son más los estudios realizados, las diferencias en las propias estructuras y funcionalidades de los sitios Web desarrollados hasta el momento desempeñan sin duda un papel que permanece aún inédito.
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