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Estudio de la pareja en la familia cubana actual.

Autor/autores: Maria Elena Rodríguez Lafuente
Fecha Publicación: 01/03/2005
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Se realizó un estudio descriptivo en una muestra de 10 parejas conformadas en los años 90, en Ciudad de la Habana. Caracterizándolas, atendiendo al contenido de conceptos y valores medulares en las relaciones de éstas. Estos conceptos fueron el amor, respeto, ayuda mutua, fidelidad y satisfacción con la relación, y evaluar el impacto de este período histórico en las relaciones de pareja y la familia. Se realizó a través de la técnica de estudio de casos donde aplicamos una entrevista estructurada a cada miembro por separado, una escala bipolar tipo diferencial semántico, y el cuestionario N°2 elaborado para el estudio de las familias por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) en 1990.

A partir del análisis de los resultados pudimos concluir que existe poca variabilidad en cuanto al contenido de los conceptos estudiados, al menos a nivel del discurso. Se observó, que en aquellas parejas con elevado nivel de satisfacción con su relación y que la valoren de manera positiva, se presentan coeficientes de correlación altos y positivos respecto a sus percepciones mutuas. Encontramos, que la etapa de crisis económica y las reformas económicas implementadas para moderar sus efectos en la población, han afectado de una u otra forma, el ejercicio de las funciones de la familia cubana. Sobre esta base elaboramos algunas ideas que servirán de plataforma para la elaboración de un programa de intervención, dirigido a preparar a los jóvenes para la vida en pareja con los retos del siglo XXI.

Palabras clave: pareja, Cuba


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Estudio de la pareja en la familia cubana actual.

Maria Elena Alonso Garcías * ; Maria Elena Rodríguez Lafuente** ; Laura Anabel de León Serra*** ; Josefa Maria Gutiérrez Cordoví**** ; Maritza González Blanco ***** .

Hospital Clinico Quirurgico Hermanos Ameijeira. Ciudad de la Habana. Cuba

 

Resumen

Se realizó un estudio descriptivo en una muestra de 10 parejas conformadas en los años 90, en Ciudad de la Habana. Caracterizándolas, atendiendo al contenido de conceptos y valores medulares en las relaciones de éstas. Estos conceptos fueron el amor, respeto, ayuda mutua, fidelidad y satisfacción con la relación, y evaluar el impacto de este período histórico en las relaciones de pareja y la familia. Se realizó a través de la técnica de estudio de casos donde aplicamos una entrevista estructurada a cada miembro por separado, una escala bipolar tipo diferencial semántico, y el cuestionario N°2 elaborado para el estudio de las familias por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS) en 1990. A partir del análisis de los resultados pudimos concluir que existe poca variabilidad en cuanto al contenido de los conceptos estudiados, al menos a nivel del discurso. Se observó, que en aquellas parejas con elevado nivel de satisfacción con su relación y que la valoren de manera positiva, se presentan coeficientes de correlación altos y positivos respecto a sus percepciones mutuas. Encontramos, que la etapa de crisis económica y las reformas económicas implementadas para moderar sus efectos en la población, han afectado de una u otra forma, el ejercicio de las funciones de la familia cubana. Sobre esta base elaboramos algunas ideas que servirán de plataforma para la elaboración de un programa de intervención, dirigido a preparar a los jóvenes para la vida en pareja con los retos del siglo XXI.



Introducción

Del amor y las relaciones de pareja mucho se ha hablado ya, desde las prolíferas y milenarias producciones poéticas, las disímiles obras literarias, escultóricas, musicales, danzarías y cinematográficas, incluido el pensamiento filosófico desde antes de nuestra era. Sin embargo, continúan hoy, de modo impenitente, pulsando estos temas en las ideas de artistas, filósofos, del hombre común, aunque sí con menos prolijidad y ahínco, en el discurso científico (1, 2).

La investigación de las relaciones de pareja ha sido objeto de diversas disciplinas: la psicología, la sociología, el derecho, y la demografía siendo abordado el tema con enfoques y objetivos diferentes. Sin embargo consideramos que el tema de la pareja por su complejidad requiere de un enfoque multidisciplinario.

Los intentos de abordar desde la ciencia psicológica las relaciones de pareja son relativamente recientes; entiéndase por estas relaciones, aquellas relaciones de parejas heterosexuales conformadas entre sujetos que de modo más o menos intencional, han convenido en un proyecto estable de vida(1).

Es raro encontrar una persona que en algún momento de su vida no haya tenido o espere tener una vida en pareja. El vínculo amoroso entre el hombre y la mujer es algo bastante arraigado desde el principio de nuestra existencia y que se mantiene a lo largo de todo nuestro recorrido por la vida. Se dice que en la pareja, la mujer y el hombre viven la relación más variada, más intensa y más compleja de todas las relaciones que se establecen entre los seres vivos; ella constituye, tanto una forma de estar en compañía y comunicarnos con ese “otro” de satisfacer nuestra necesidad de dar y recibir afecto, como el lazo que garantiza la supervivencia del género humano (1, 2).

Se puede hablar de la pareja humana cuando aparece como vínculo estable y consolidado devenido en la evolución de la humanidad luego de la pareja inestable que está regida por necesidades biológicas: sexuales y reproductivas, de modo que hoy se reconoce a la pareja como una relación interpersonal que está condicionada además de lo biológico por lo social y lo psicológico.

Desde el punto de vista social, la pareja tiene varias dimensiones: “Es una relación, es una institución, es una porción sustancial del imaginario cultural y es también, un ámbito de vivencias personales y de modos de vida a los que se arriba con la edad”(3).

La relación de pareja constituye un tipo especial, particular de relación interpersonal entre sujetos en función de sus particularidades personológicas, caracterizada por su selectividad, reciprocidad e intenso carácter emocional (1, 4).

En la pareja se establece un tipo de relación entre los miembros muy íntima, directa y personal. Es una relación privilegiada donde hay un intercambio, un conocimiento mutuo y una cercanía emocional y erótica que hace que uno perciba al otro de manera excepcional y se vinculen de un modo muy particular como en ninguna otra relación. Es una experiencia vital única.

Se considera además que es la relación humana más difícil de satisfacer. El vínculo que se establece se basa en un atractivo sexual, corporal, comunicativo, ético, cultural y psicológico, tiene una expresión individual y es irrepetible.

Strean, H. S. (1986) se refiere a la pareja como una estructura refugio diferente a la estructura de orden social porque posibilita vivir dentro de ella los deseos y necesidades que no se pueden satisfacer en el marco de otros grupos sociales a que pertenece el individuo, teniendo el factor afectivo la mayor importancia en su conformación(5).


Este es un tema de inestimable importancia y actualidad si tenemos en cuenta la significación que poseen las relaciones de pareja para la vida personal, familiar y social, así como los problemas que en estos momentos se afrontan en este sentido, los cuales han conducido entre muchos, al cuestionamiento de la pareja como alternativa de vida, así como el replanteamiento de nuevas exigencias a la misma.

Representa también un área de trabajo de gran complejidad, dado no sólo por la propia naturaleza del objeto en sí mismo, sino por las variadas consideraciones en torno a éste, desde el ámbito científico (e incluso no científico) y por lo que supone de irrupción en uno de los espacios de mayor privacidad de los seres humanos, lo cual trae consigo retos y complejidades metodológicas.

No obstante, hay intentos importantes de abordar este tema, dentro de éstos tenemos los realizados por la ciencia psicológica, los cuales son relativamente recientes.

Dentro de estos intentos están los trabajos que han diagnosticado como afectado el proceso de comunicación, fundamentalmente en lo que respecta a la expresión del afecto y sentimientos y la ausencia de constructividad en la interacción de la pareja(6, 7, 8, 9, 10, 11, 12).

Se ha observado que reflejan una comunicación más favorable aquellas parejas donde:

· Sus miembros tienen una autovaloración desarrollada caracterizada por el sentimiento de satisfacción consigo mismo.

· Sus percepciones mutuas son correspondientes.

· Prevalecen características de personalidad, tales como: flexibilidad, la sinceridad, la seguridad, la capacidad de empatía, el ejercicio de la crítica y la autocrítica y la facilidad para expresar las ideas y sentimientos (6).

Existen investigaciones que analizan el problema con otro enfoque y aquí se recogen resultados de estudios que muestran que en nuestro país las parejas se constituyen siendo muy jóvenes, el matrimonio como promedio termina alrededor del quinto año de relación, en una proporción considerable ya han tenido hijos y generalmente vuelven a formar pareja, ya sea a través del matrimonio legal o la unión consensual(13, 14, 15, 16, 17).

Como puede apreciarse en lo anteriormente planteado, la alternativa ante la disolución de un vínculo de pareja es constituir otro, sea legal o no, eso no importa, lo significativo es la tendencia del ser humano a vivir en parejas. Cabría entrar en el análisis de cuáles serían las bases que sustentan una relación de pareja y la respuesta sería muy diversa, pero de lo que sí estamos claros es de que hay determinados elementos a tener en cuenta en una relación de pareja que son de vital importancia para el desarrollo de la misma, éstos no son los únicos pero sí los que hemos decidido estudiar por la trascendencia que tienen en la unión de un hombre y una mujer, nos referimos a los conceptos de amor, respeto y ayuda mutua, los cuales son de medular interés al abordar esta problemática; como bien dijimos existen otros no menos importantes como por ejemplo, el tema de las relaciones sexuales dentro de la pareja, pero aunque en algún momento de nuestro estudio tocaremos algunos elementos al respecto, no es nuestro objetivo profundizar en esta temática, por cuanto partimos del hecho de que nuestra investigación tiene un corte puramente socio-psicológico y va enfocada al estudio de las aristas morales, éticas, emocionales de la relación de pareja sin obviar que las relaciones sexuales son más que un encuentro entre dos “cuerpos”, son el encuentro entre dos personas que tienen ideas, valores, una determinada formación moral y sobre todo una estructura de su sistema emocional y motivacional que requiere de un reajuste y un tener en cuenta al otro para que dicho vínculo sea exitoso(18, 19, 20, 21, 22, 23, 24). Por esto decidimos abordar el tema desde esta óptica y no desde el considerar la relación sexual como el pilar fundamental del matrimonio. Sentir amor por la pareja significa estar enamorado de la misma, amarla en todos los sentidos, respetar a la pareja implica no sólo declararlo, sino hay que tener presente la actitud asumida cuando hay que tomar alguna decisión en la familia, es decir, si se tiene en cuenta el criterio del otro o no. En cuanto a la ayuda mutua tenemos que tener presente si la pareja se ayuda a resolver los problemas que se enfrentan cotidianamente y también a la distribución de las tareas domésticas entre los miembros de la misma.


Hay elementos que están muy claros, no todos estos conceptos tienen el mismo peso en la relación de pareja; si bien la ayuda mutua es un concepto tan importante por la sobrecarga que entraña diariamente, fundamentalmente en la mujer, no constituye por sí sólo un criterio que haría que se disolviera el matrimonio, no ocurriendo lo mismo con los otros conceptos que son determinantes en el mantenimiento de la relación.

Otro elemento importante en la relación de pareja es la valoración integral que se haga de si se siente o no satisfecho con su relación actual, esta valoración puede ser positiva, negativa o ambivalente y en esta medida se sentirán dichos miembros.

El hecho de continuar deseando vivir en pareja induce no sólo al cuestionamiento del tipo de pareja de estas últimas décadas, sino también a un replanteamiento acerca de cuál sería la pareja que hombres y mujeres están demandando, qué nuevas exigencias se le plantea a este tipo de relación humana en el comienzo de un nuevo siglo.

Por ello es de vital importancia la educación para la vida en pareja, resultando evidente no sólo por su repercusión individual, familiar y social, sino además por la exigencia que en lo psicológico, presenta el vínculo de nuestros días si queremos que sobreviva en su sentido enriquecedor y de real autenticidad.

La pareja al estar insertada al igual que la familia en un sistema socioeconómico y cultural determinado, va a estar sometida a sus exigencias y condiciones, por tanto los cambios que se produzcan en este orden tienen su efecto en ella.

Nuestro país ha vivido un proceso social revolucionario, donde se han producido trascendentales cambios en la esfera ideológica, lo cual ha tenido un importante impacto en la psicología individual de nuestros hombres y mujeres, en su identidad de género, cambios que, aunque a nivel de la macrosociedad, tienen su reflejo en la psiquis del individuo.

Hay autores que han tratado el tema de las relaciones de pareja, pero desde su pertinencia para la comprensión de la dinámica familiar. A partir de concebir a la familia como un sistema interactivo, se aborda a la pareja como un subsistema que se convierte en matriz generadora de los restantes vínculos familiares. El énfasis aquí radica en lo interactivo, en lo comunicativo a lo interno de la familia y de sus diversos subsistemas. Justo la disfuncionabilidad en estos aspectos, es lo que ocasiona daño en los vínculos, originándose consecuencias para la educación de los hijos y la salud psicológica de los miembros de la familia (12, 15, 17, 25).

Por ello es que le conferimos una vital importancia al análisis de la pareja dentro del contexto familiar y en especial al análisis de ésta en el marco de un contexto socio-histórico como fue la década de los 90 para la sociedad cubana.

En esta década, con el derrumbe del campo socialista europeo y el recrudecimiento del bloqueo norteamericano, el país atravesó un período de crisis económica, caracterizado por agudas contradicciones sociopolíticas y el marcado deterioro de las condiciones de vida de la población. La crisis de inserción que se originó en la economía cubana tuvo un doble impacto en la vida social; en primer lugar, el derivado de la propia vivencia de crisis y ruptura con el cotidiano de vida; y en segundo lugar, el impacto provocado por la implementación de un conjunto de reformas socioeconómicas para amortiguar los efectos de la crisis e introducir cambios en las estructuras básicas del sistema económico, sin enajenar su esencia socialista.

La diversidad de familias existentes poseía determinados recursos materiales, intelectuales y afectivos de partida para enfrentar las contradicciones que generó la crisis; cada familia es una individualidad específica, pero todas de alguna manera, sufrieron cambios en esta década, no sólo determinados por su propia evolución como grupo primario, sino por las condiciones cambiantes de un medio social que había alcanzado un nivel de desarrollo económico y político que garantizaba, y aún lo hace hoy pese a las dificultades, una estabilidad ciudadana.


Los factores sociales y el propio desarrollo del grupo familiar, plantea modificaciones a su funcionamiento, que se expresan de manera singular en el ejercicio de sus funciones, en las prioridades que la familia comienza a establecer, y en la configuración de modelos o rasgos estructurales que definen su dinámica interna. Pero más allá de los mecanismos desplegados por la familia y dentro de ella la pareja, para adaptarse a las nuevas condiciones del entorno, ella ha sido protagonista de un conjunto de tensiones y contradicciones gestadas en el nivel macrosocial. Estas condiciones coyunturales, pueden fortalecer o debilitar a la familia cubana; sus efectos dependen de la integración de múltiples factores económicos, psicológicos y sociales.

Para ello decidimos concebir la relación de pareja como un proceso en el que los distintos elementos que lo integran y que lo sustentan van evolucionando en la medida en que se van produciendo los ajustes necesarios para esta convivencia; las parejas de los años 90, difieren de las que los formaron (años 60). Las diferencias que encontramos están generalmente más asociadas al discurso que a la conducta real, hecho que está generado básicamente por la influencia del contexto socio-familiar, medio éste donde se produce el aprendizaje por excelencia del ser humano a través de los mecanismos ya conocidos de imitación, identificación, instrucción y enseñanza, mecanismos que de una u otra forma, influyen en la apropiación de conceptos, valores y modos de actuar ante diversas situaciones y que atraviesan toda nuestra vida, sin embargo es bien conocido cómo se producen variaciones en el discurso, sin haber una contrapartida en el comportamiento de los sujetos, lo cual ocurre más lentamente y son resultados a apreciar a largo plazo; el hecho de tener el conocimiento no se convierte por sí sólo en un regulador de nuestra conducta, esto juega un importante papel, pero parejamente deben producirse una serie de transformaciones en la estructura de la personalidad del sujeto que provoque el cambio a nivel conductual.

Ejemplo de esto tenemos en nuestro país, donde el modelo actual de relaciones de pareja presenta a nivel de declaración verbal, francos indicadores de progreso, sin embargo, el modelo tradicional continúa reproduciéndose en lo que respecta a la persistencia de una doble moral en cuanto a las posibilidades de la mujer y una mayor sobrecarga de ésta en las tareas domésticas y en la educación de los hijos(17). Creemos que más que un cambio, lo que se ha producido es una variación en el contenido de estos conceptos, los que consideramos de medular importancia en el mantenimiento de una relación de pareja.

Si consideramos que los acontecimientos sociales tienen una trascendental importancia en el desarrollo de la familia (cómo célula de la sociedad) es de suponer que la pareja como centro de ésta, tiene que recibir dicha influencia, por ello asumimos que los conceptos de amor, respeto, ayuda mutua, fidelidad y satisfacción con la relación, han recibido este impacto junto a los valores pareja y familia bajo estas circunstancias socioeconómicas especiales por las que atravesó nuestra sociedad en la década de los 90, exactamente en los años de la mitad de este período. Por ello, después de hacer una revisión sobre el tema, donde encontramos estudios con un corte psicológico por un lado y otros con un enfoque social, hemos decidido hacer el análisis de la pareja cubana a la luz de los acontecimientos de esta década, que sin duda han marcado a nuestros hombres y mujeres y a la forma en que éstos enfrenta la pareja y la familia. Quiere decir que trataremos de correlacionar aspectos de la intimidad psicológica con un entorno social determinado.

Esto nos permitirá profundizar en los nuevos contenidos de los conceptos antes mencionados, lo cual reviste una gran importancia para la labor profiláctica en la formación de las nuevas generaciones, lo que nos posibilitará que le brindemos herramientas para que puedan enfrentar su vida de relaciones íntimas de manera estable, segura, feliz, partiendo de la base de que el matrimonio es un proceso donde se produce un intercambio de conocimientos, de habilidades de comunicación, de vivencias y conductas que permitan la interacción y el reajuste entre ambos miembros, favoreciendo que se formen y desarrollen parejas con calidad en su relación y una alta durabilidad, todo lo cual sería bueno lograrlo con programas educativos creados a este fin.


Fundamentación teórica

Acerca del amor y las relaciones de pareja

Como habíamos planteado en la Introducción de este trabajo, los intentos de abordar desde la ciencia psicológica las relaciones de pareja son relativamente recientes; como seguimos encontrando parejas que viven felices, otras que se conforman, otras que se soportan y otras que se disuelven, sin que sepamos bien la naturaleza del fenómeno que ocurre en unos y otros casos, es que decidimos encaminar nuestro quehacer investigativo en el estudio de algunos de los elementos que mayor significación tienen en las relaciones de parejas.

Uno de estos elementos y que consideramos de gran importancia es el amor, este concepto según el diccionario enciclopédico Universo (1988) define el amor como “el sentimiento afectivo que nos mueve a buscar lo que consideramos bueno para poseerlo y gozarlo, sentimiento que impulsa a procurar la felicidad de otra persona; pasión que atrae un sexo hacia otro, cariño, ternura”. La definición contempla varios aspectos del amor como son: la necesidad, el goce, el deseo sexual y la ternura.

Un autor dedicado al estudio de este tema fue Sternberg, quien en 1990 publicó su teoría sobre los componentes del amor, los cuales señaló eran los siguientes: (19)

1.  La Intimidad,  cuyos componentes son:

a) Deseo de promover el bienestar de la persona amada.
b) sentimiento de felicidad junto a la persona amada.
c) Gran respeto por el ser amado.
d) Capacidd de contar con la persona amada en momentos de necesidad.
e) Entendimiento mutuo con la persona amada.
f) Entrega de uno mismo y de sus pasiones a la persona amada.
g) Recepción de apoyo emocional por parte de la persona amada.
h) Entrega de apoyo emocional a la persona amada.
i) comunicación íntima con la persona amada.
j) Valoración de la persona amada.

El componente de intimidad se relaciona estrechamente con la calidez y la amistad. Es un fundamento importante para la longevidad de las relaciones amorosas, aunque es difícil de lograr.

2.  La pasión: Este componente se relaciona con la expresión de necesidades y deseos o dicho de otra manera, con cualquier forma de despertar psicofísico como puede ser la necesidad de sexualidd, pertenencia, sumisión, aceptación, etc.

3.  Decisión-compromiso: Este componente es el más racional y se refiere a la decisión consciente de amar y al compromiso de mantener este amor. Resulta fundamental en las relaciones de larga duración y permite continuidad del vínculo amoroso a través de períodos de conflictos y desavenencias.

Otros autores plantean que:

Existen dos clases de amor:

1.  Amor de compañeros: (amor conyugal o romántico) Amistad amorosa entre un hombre y una mujer que incluye afecto, confianza, respeto, lealtad y conocimiento íntimo mutuo.

2.  Amor apasionado: “estado emocional salvaje, confusión de sentimientos: ternura y sexualidad, júbilo y dolor, ansiedad y descanso, altruismo y celos”. Es limitado (6 a 30 meses) con posibilidad de resurgir a veces(20).

Algunas consideraciones teóricas sobre la pareja actual

Nunca antes había sido cuestionada con tanta vehemencia la pareja humana como en las últimas décadas; en la actualidad la pareja se encuentra sobreexigida, se le asignan más funciones que tiempo atrás, funciones no sólo económicas y procreativas, sino de satisfacción social afectiva y sexual, que pueden en ocasiones producir sobrecarga y fracasos en la relación.

 

Algunos consideran que ello se debe a que la insatisfacción social y malestar existencial es mayor y entonces la pareja se vuelve hacia su núcleo, se apoya más en él, pero no se trata sólo de que ahora la pareja se resguarde en su propio nido para defenderse de las hostilidades externas. También ocurre que en estos últimos años es cuando se le ha dado a la pareja la posibilidad de abrirse a todas sus dimensiones, de poder crear soportes reales para su edificación y poner a prueba por tanto, su verdadero sentido de existencia. Antes estaban limitadas sus funciones, la interacción de un miembro con el otro y de los dos con el mundo exterior. Sólo ahora se ve necesitada de expresar y defender una dinámica interior mucho más compleja, porque tiene en su base los elementos de la subjetividad del ser humano como intereses, proyectos, sentimientos, decisiones que es más difícil construir y mantener que la que está basada en funciones económicas y reproductivas(21, 22).

Al haber más libertad para que el hombre y la mujer de la pareja puedan decidir su unión, su duración y sentido de vivir juntos entran a participar en el compromiso otros factores ligados a la personalidad y al mundo interior de los que participan. ello hace que las parejas tengan nuevos y más diversos propósitos y que aumenten las expectativas hacia su propio vínculo y desde lo social.

La pareja actual está más volcada hacia la defensa de su felicidad y su realización, de modo que el vínculo va a perdurar sólo hasta que ese proyecto de vida que lo originó y que los mantiene unidos, permanezca y en mucho menos medida por las presiones sociales.

En Cuba también encontramos algunos estudios sobre parejas, los cuales han sido abordados desde diferentes aristas, como pueden ser las investigaciones con un enfoque censal y estadístico, las de corte jurídico y las abordadas desde las ciencias psicológicas.

Dentro de los resultados aportados por estas investigaciones sobre las relaciones de pareja en la actualidad, se encontró que éstas se caracterizan por: (6, 23)

- Intenso proceso de formación de parejas que se expresa en elevadas cifras de nupcialidad y en el crecimiento de las uniones consensuales.

- La formación de las parejas se produce a edades muy tempranas, siendo ambos muy jóvenes. Acortándose la diferencia de edades entre los cónyuges.

- La mayoría de las parejas que se constituyen tienen hijos. Estos nacen generalmente durante los dos primeros años de la unión, de mujeres entre 20 y 29 años.

- El primer matrimonio o unión dura alrededor de 5, 4 años como promedio.

- Se registran elevados volúmenes de disolución de parejas, ya sea por la vía de la separación o del divorcio.

- La mayor incidencia de la divorcialidad se aprecia en el grupo de 25 a 29 años.

- El rematrimonio es más frecuente entre los hombres, lo cual no significa que las mujeres permanezcan sin pareja.

- Lo logrado en materia de educación sexual de la pareja es aún insuficiente, la autorregulación de la conducta sexual es todavía insuficiente.

- Entre los adolescentes y jóvenes se manifiestan incongruencias entre las opiniones sostenidas sobre igualdad, fidelidad, respeto y la conducta que se refiere.

- Se manifiesta una estrecha interrelación entre las dificultades en las relaciones de pareja y la presencia de configuraciones subjetivas de personalidad que favorecen el mantenimiento del distrés; y viceversa, las dificultades de salud impactan las relaciones de pareja.

- Se diagnostica como afectado el proceso de comunicación de la pareja, en lo que respecta a la expresión de afecto y sentimientos y la ausencia de constructividad en la interacción de la pareja.

- Aún cuando el modelo de relaciones de pareja actual presenta (a nivel de declaraciones verbales) indicadores de progreso, el modelo tradicional continúa reproduciéndose en lo que respecta a la persistencia de una doble moral en cuanto a las posibilidades de la mujer y una mayor sobrecarga de ésta en las tareas domésticas y en la educación de los hijos.

- A pesar de la inestabilidad constatada en el marco de las relaciones de pareja, la investigación ha permitido también identificar parejas con alta durabilidad de sus relaciones acompañadas de calidad en las mismas.

La pareja, la familia y la crisis de los 90 en Cuba

La crisis socioeconómica y el reajuste, iniciados en Cuba en los noventa, ha provocado grandes y bruscos cambios al nivel de toda la sociedad y para el ejercicio de las funciones familiares en particular.


Retomar la concepción “celular” de la familia señala, como paso imprescindible, la necesidad de considerar las funciones que este organismo social cumple para mantener su propia vida y para contribuir al funcionamiento del sistema social en el que ella se inserta. Analizar las funciones de la familia exige considerar la interrelación entre sus miembros –o componentes que la estructuran- y su interacción como grupo unitario, con el resto de la sociedad(24).

La situación de crisis económica prolongada que vive nuestro país, al igual que ha motivado transformaciones en la familia, también ha dado lugar a profundas modificaciones en la dinámica poblacional.

Los principales elementos que caracterizan el accionar demográfico cubano de los años 90 pudieran resumirse entonces así: (25, 26, 27, 28, 29, 30, 31, 32, 33, 34)

- Un incremento poblacional muy lento, el cual desde 1994 apenas llega al 0, 4% como promedio anual. Esto se debe al efecto conjunto de unas tasas de natalidad y mortalidad bajas, y un saldo migratorio externo negativo que adquiere mayor magnitud a partir de ese año.

- La intensificación de la caída de los niveles de fecundidad. La tasa bruta de reproducción, o sea, el número medio de hijas que tendría cada mujer de mantenerse en el futuro los índices actuales, no llega a 0, 8 desde 1992. Resulta evidente que una de las consecuencias de la crisis ha sido la reducción del número de hijos/as que tienen las familias.

- La aceleración del proceso de envejecimiento demográfico: del 12, 1% de personas de la tercera edad con respecto a la población total que había en 1990 se pasa al 13, 9% en 1999. Esta dinámica ha hecho disminuir la relación entre el número de niños y adolescentes con respecto al de ancianos, así como la proporción adultos/ancianos.

- El estancamiento de la esperqanza de vida al nacer en valores situados alrededor de los 75 años. En las décadas anteriores venía dándose un incremento sistemático de este indicador, que en los años 90 no ha experimentado avances, aunque tampoco ha retrocedido, lo que puede considerarse un logro en las condiciones actuales.

- La obtención de progresos, a pesar de la difícil conyuntura económica y la escasez de recursos, en un indicador de tanta importancia como la mortalidad infantil. En 1999 se alcanzó un índice de 6, 4 defunciones de niños menores de un año por cada mil nacidos vivos, el más favorable de América Latina. También se mantiene baja la mortalidad materna: 2, 9 muertes maternas por cada 10 000 nacidos vivos.

- El rápido ascenso del número de matrimonios a inicios de la década y su abrupta caída posterior. En 1992 se llegó a una tasa record de 17, 7 matrimonios por cada mil habitantes, probablemente la más alta alcanzada en cualquier época por país alguno. Este comportamiento paradójico de incremento de los matrimonios como respuesta a una crisis económica, se justifica por la posibilidad que se le daba a las parejas que se casaban de acceder a bienes y servicios muy deficitarios en aquel momento.

- El crecimiento de la consensualidad como forma de unión matrimonial, lo que se evidencia en el aumento del porcentaje de nacimientos correspondientes a madres “acompañadas” del 57% del total en 1987, pasó a representar el 63% en 1999. Este comportamiento parece tener distintos orígenes, ya que puede darse como una respuesta a la crisis económica, por tradiciones familiares, o por características personológicas de los individuos que se unen. Los nacimientos provenientes de madres solteras –o sea, de las mujeres que no tienen vínculo marital al momento del nacimiento de su hijo- constituyen el 5. 1% del total.

- El incremento de los divorcios, en cifras absolutas hasta 1993, y en términos relativos en los últimos años. Por cada 100 matrimonios celebrados en 1990 se produjeron 37 divorcios y en 1999 se llegó a 69. Es de suponer que las carencias materiales, y en especial, el déficit de viviendas, están influyendo en este indicador, cuyo nivel en Cuba probablemente sea en la actualidad el más alto a escala internacional. La intensificación hasta 1996 de los flujos migratorios internos con destino a la Ciudad de La Habana, en especial los provenientes de las provincias orientales, y su posterior atenuación debido a la puesta en vigor de regulaciones migratorias relativas a los traslados hacia la capital. La zona oriental del país es la más afectada por el Período Especial; allí se concentran los mayores excedentes de fuerza de trabajo. Muchas de esas personas se trasladan a las provincias occidentales, principalmente hacia La Habana, en busca de mejores condiciones de vida.


- El crecimiento abrupto del saldo migratorio externo en 1994, cuando tuvo lugar la salida ilegal de varios miles de personas en embarcaciones rústicas hacia Estados Unidos –en la llamada “Crisis de los balseros”-, y su estabilización posterior mediante los acuerdos alcanzados con ese país en materia de migración. Entre 1994 y 1999 el saldo migratorio del país ascendió en conjunto a 181 000 personas. Tanto las migraciones internas como externas afectan apreciablemente a la familia e inciden en aspectos tales como, la modificación de hábitos y costumbres, la transformación de los patrones reproductivos, la frecuencia de los divorcios y de las separaciones temporales o definitivas, las transferencias monetarias intrafamiliares, etc.

Con el propósito de materializar estas ideas decidimos realizar este estudio, para lo cual nos planteamos el siguiente:

Problema:

¿Cómo ha repercutido la situación especial de la sociedad cubana de la década de los 90 en conceptos claves para la pareja y familia como son el amor, respeto, ayuda mutua, fidelidad y satisfacción con la relación?


Objetivos

Objetivo General:

1. Caracterizar a un grupo de parejas cubanas de los años 90, atendiendo al contenido de conceptos y valores medulares en las relaciones de pareja.

 

Objetivos Específicos:

1. Determinar el contenido de los conceptos de amor, respeto, ayuda mutua, fidelidad y satisfacción con la relación en un grupo de parejas cubanas de los 90.

2. Evaluar el impacto de este período en conceptos básicos como son relaciones de pareja y familia.

3. Elaborar un conjunto de recomendaciones como plataforma para la concepción de un programa dirigido a preparar a los jóvenes para la vida en pareja con los retos del siglo XXI.


Marial y método

Se realizò un estudio descriptivo en una muestra de 10 parejas conformadas en los años 90. Las parejas fueron seleccionadas al azar en dos consultorios de la Ciudad de la Habana.

Este estudio se realizò a través de la técnica de estudio de casos, se aplicaron entrevistas estructuradas a cada miembro de la pareja por separado, se aplicò una escala bipolar tipo diferencial semántico para valorar a la pareja y para valorarse a sí mismo (a) en el marco de la relación de pareja y se aplicò también el cuestionario #2 de la metódica elaborada para el estudio de familias, por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociales (C. I. P. S. ) en 1990.

Para evaluar la entrevista y el cuestionario, se aplicò el análisis de contenido, mientras que en el caso de la escala bipolar le fue aplicado el coeficiente de correlación lineal.

Seleccionamos la técnica de estudio de casos para nuestro trabajo, pues ella nos permite organizar los datos de modo que conserven su carácter unitario.

Variables

Amor: Para esto se tomará en cuenta la valoración de ambos miembros sobre la existencia o no de este sentimiento en sus relaciones recíprocas. Hay amor en la pareja cuando, tanto el hombre como la mujer, señalen que aman y son amados por su cónyuge. Entendiendo por amor estar enamorado y no sentir cariño como podría sentirse por cualquier familiar.

Respeto: Aquí se tomará no sólo la declaración al respecto de los sujetos, si no también la actitud asumida en relación con su pareja cuando haya que tomar una decisión importante en la familia, es decir, si toman en cuenta el criterio de la pareja o no.

Ayuda Mutua: Aquí se tendrá en cuenta dos elementos fundamentales: la declaración de la persona acerca de si su pareja le ayuda a resolver los problemas que enfrenta y la distribución de las tareas domésticas entre los miembros de la pareja. Existirá ayuda mutua en las parejas donde cada uno ejecute cerca del 50% de las tareas, o bien la mujer ejecute hasta el 60% de éstas.

Fidelidad: Aquí se valorará no sólo la declaración que haga el sujeto de si es fiel o no a su pareja, si no la vivencia que tiene el otro miembro respecto a este comportamiento en su cónyuge.

Satisfacción con la relación: Aquí se construirá una variable compleja donde se señalará que ésta puede ser positiva, negativa o ambivalente. Se estudiará no sólo la valoración de la relación en las personas por separado, sino también en las parejas.

-Positiva: Cuando la persona plantee que respeta a su compañero(a), lo ama y es amado(a) por éste, sienten confianza uno en el otro y sus relaciones sexuales son satisfactorias.

Además, se comprenden, se ayudan a encontrar soluciones a sus problemas y no están distanciados ni indiferentes.

-Negativa:

a) Cuando la persona, además de referir que su pareja le es indiferente y/o están distanciados, señalan como ausente o parcialmente insatisfechos dos o más elementos esenciales de la relación, tales como el respeto, el amor mutuo, la confianza y la satisfacción en las relaciones sexuales.


b) Que unido a lo anterior, la relación esté basada en los hijos, la costumbre, la convivencia y los bienes materiales en común o por lo menos dos de estos tres elementos.

c) Más del 50% de los ítems que definen como favorable la relación sean reportados en déficit.

-Ambivalente: Aquella que en un contexto favorable en general, contemple alguna dificultad en la relación, es decir, cuando algunos de los elementos esenciales de la relación fueran referidos como dañados.


Análisis de los resultados

Este grupo constó de 10 parejas, las cuales tenian un promedio de edad en el caso de las mujeres, de 27 años y en el caso de los hombres 32 años de edad

Análisis de las variables estudiadas

Amor: En esta variable vemos poca variación en cuanto al contenido de dicho concepto dentro de cada sexo y entre ellos. Para ambos, amar a su pareja transita desde estar enamorado de ella, quererla, sentir un cariño especial por esa persona, ternura, hasta necesitarla, sentirse atraído por ella, desear estar junto a ella la mayor parte del tiempo; siendo éstos los motivos que en mayor medida mantienen unidas a las parejas, sin embargo observamos cierta tendencia en los hombres a considerar que en parte, también los unen los hijos y la costumbre de la vida cotidiana.

Resulta sin dudas interesante encontrar que no hay referencia a ninguna atadura material que sea la que mantiene las uniones. Según declaran, éstas se fundamentan en relaciones de afecto principalmente que son las que sostienen los vínculos; no refieren –las parejas estudiadas- otra causa para perpetuar sus vínculos.

Respeto: Todas las parejas en estudio coinciden en afirmar que se respetan uno al otro. No para todas las parejas tiene igual contenido este concepto. Un número importante de sujetos (tanto hombres como mujeres) le adjudican al concepto respeto en primer lugar la fidelidad de la pareja y/o hacia ella, e incluyen otros puntos de vista como el tener en cuenta los criterios, ideas del otro, el no maltrato físico ni verbal, el comprender y complacer los gustos de la pareja. De hecho en la mayoría de las parejas vemos como a la hora de tomar decisiones importantes, lo hacen conjuntamente, lo cual demuestra que se tienen en cuenta uno al otro a la hora de enfrentar determinadas situaciones de la vida. Hay un pensar en el “nosotros”, en el logro de un proyecto de vida común que se han planteado alcanzar. No obstante encontramos dos parejas que toman las decisiones uno o el otro miembro de la pareja indistintamente. Este concepto es considerado por todos los sujetos como uno de los pilares de una relación de pareja exitosa y de hecho ellas aluden a que lo tienen muy en cuenta a la hora de enfrentar su relación.

Ayuda mutua: Debemos partir de considerar que el mayor volumen de tareas es realizado por la pareja sola, lo cual está en correspondencia con que la mayoría de nuestras parejas viven en familias nucleares y los hijos son muy pequeños, por lo que pueden ayudar muy poco en la realización de estas tareas.

Para la mayoría de nuestros sujetos su pareja le ayuda a encontrar solución a los problemas que enfrenta. En cuanto a la distribución de las tareas domésticas, vemos que se sigue repitiendo el modelo tradicional de sobrecargar a la mujer con las mismas, sin embargo se observa una participación importante de la figura masculina, pero no la realizan independientemente, sino acompañando siempre a la mujer en la realización de dicha actividad, puede decirse entonces, como paso de avance, que el hombre “acompaña” a la mujer en la ejecución de tareas domésticas; otro hallazgo importante es el tipo de tareas que los hombres han incorporado, como pueden ser lavar, cocinar, limpiar, que los diferencian de los de otras generaciones.

Fidelidad: Todos los sujetos coinciden en señalar que la fidelidad está dada en no engañar o mantener una relación amorosa con otra persona fuera de su relación de pareja. La totalidad de los sujetos tienen la convicción de que su pareja le es fiel, y a su vez una gran parte de ellos refieren serlo, los que no lo son, están dentro del grupo de los hombres que refieren haber tenido una que otra aventura fuera de su relación, pero según ellos mismos “nada importante”. En el caso de las mujeres, hay expresiones impregnadas de una carga emocional importante, haciendo alusión no sólo a que no se enteren del desliz, sino en realidad a que no ocurra por no estar dispuestas a tolerarlo; esto es un elemento que difiere en lo encontrado en otros grupos. La mujer ya no se inclina a ser tolerante, se siente en el derecho de exigir fidelidad.

 

Aunque los sujetos señalan que la infidelidad puede ser una conducta asumida por uno u otro sexo, seguimos viendo que los que la practican –y lo admiten- al menos en nuestro estudio, son los del sexo masculino, aunque es justo señalar que no es la mayoría de los casos, ni es una conducta habitual para los que la llevan a efecto, los cuales la han evaluado como negativa en última instancia, pues no le aportan nada y lo que en definitiva haría es dañar su estabilidad, si llegara a enterarse la otra parte.

Satisfacción con la relación: La mayoría de las parejas de este grupo tienen una valoración positiva y congruente de su relación de pareja, vivenciando como satisfactorio este vínculo.

Para realizar el análisis de la familia, lo haremos a partir del análisis del cumplimiento de sus funciones y cómo se comportan éstas durante este período.

Función biosocial

Los comportamientos sociodemográficos encontrados en nuestra muestra, corroboran las tendencias modernas de la familia cubana actual. Se observa una primacía de núcleos pequeños, las parejas tienen uno o dos hijos a lo sumo; la mayoría de ellos son rematrimonios, existiendo una marcada tendencia a las uniones consensuales.

En la esfera doméstica, los avances pudieran calificarse de poco significativos, pues la mujer continúa cargando con la máxima, y en no pocas ocasiones, la exclusiva responsabilidad de las tareas hogareñas, aunque como analizamos en la categoría ayuda mutua, vemos un mínimo avance en cuanto a que el hombre acompaña a la mujer en la realización de actividades que antes no realizaba.

A diferencia de resultados obtenidos en investigaciones realizadas en la década de los 80, en nuestra muestra, la elección de la pareja no se encuentra mediatizada por el grado de participación de los integrantes en la vida social y política. Los criterios que influyen en la selección se asocian, más bien, con contenidos afectivos.

Vemos también cómo la escasez de recursos y espacios para crear la familia, pueden ser factores que estén incidiendo en la elaboración de proyectos por las jóvenes parejas. Así sus aspiraciones quedan reflejadas en el plano de la inmediatez y en la esfera de un futuro incierto.

Función económica

En casi las dos terceras partes de las familias son las mujeres las responsables del control y distribución del presupuesto familiar. Este elemento tiene relación con la satisfacción de necesidades del hogar y no tanto con un poder real en la familia. A la mujer se le exige ser eficiente en esta función, en una situación en la que abundan las necesidades económicas. En los casos en que se refiere compartido el control y distribución del presupuesto, a la mujer le toca decidir sobre qué destinar para las necesidades cotidianas y al hombre decidir sobre las grandes inversiones.

El salario no satisface las necesidades que genera el cumplimiento de la función económica de la familia. Esta contradicción se acompaña de vivencias negativas y tiene importantes repercusiones para el funcionamiento familiar. En primera instancia condiciona, de manera directa, la búsqueda de alternativas que tiendan a atenuar el desequilibrio entre salario y satisfacción de las necesidades.

Pueden apreciarse diferencias en las reflexiones de estas personas con relación a su salario y la fundamentación más o menos justa de sus apreciaciones. Pero lo más importante, a nuestro juicio, es que para los adultos de las familias estudiadas, la percepción de que la satisfacción de las necesidades no depende de los esfuerzos laborales, constituye una considerable distorsión del valor trabajo. La familia, como importante agente socializador, debe trasmitir la importancia del trabajo como vía esencial para la producción y reproducción de la riqueza del país. Los efectos de esta distorsión pueden apreciarse a nivel de la sociedad global, pero también a escala grupal e individual. Este modelo limita la elaboración de proyectos y la definición de metas grupales e individuales sobre la base del esfuerzo o el conocimiento. Este camino conduce al individualismo como comportamiento para la obtención de logros en la sociedad.


Trabajo doméstico

En todas las familias estudiadas se constató, como en investigaciones anteriores, la hipertrofia de la función económica de la familia por el tiempo dedicado a las tareas domésticas y la ausencia de una eficiente red de servicios de apoyo al hogar. A ello se le adicionan elementos como la complejidd en la realización de las tareas domésticas por la escasez de recursos materiales, a partir de la crisis económica que atraviesa el país en los años noventa.

La complejidad y monotonía del trabajo doméstico aparecen matizadas por estados emocionales caracterizados por la ansiedad y la tensión cuando se trata de necesidades de la alimentación familiar. La preparación y elaboración de los alimentos no resulta tan tensionante como la propia adquisición de los alimentos y la decisión de qué elaborar a partir de qué recursos. La responsabilidad de esta tarea doméstica, en todos los casos asumida por mujeres, es vivenciada de manera negativa. Satisfacer las necesidades de la alimentación de la familia es una actividad de altísima frecuencia (varias veces cada día) y de carácter impostergable, a diferencia de otras tareas que pueden ser más dilatadas en el tiempo como lavar, limpiar o planchar.

El elemento más importante constatado en la realización del trabajo doméstico, está relacionado con la inequidad de género encontrada puertas adentro. El sobredimensionamiento del rol femenino en la función económica, con el consiguiente desgaste físico y psicológico de la mujer, constituye un elemento regresivo en la evolución de la familia como grupo. Estas dificultades se muestran de modo persistente y se refuerzan en la actual etapa de crisis y reajuste. Sus efectos en cuanto a la distribución del poder al interior de la familia, está significando una realidad familiar en un contexto social marcado por la complejidad y en el que no se avizoran grandes modificaciones inmediatas.

Función cultural

El análisis general de la función cultural muestra varias peculiaridades no favorecedoras del desarrollo espiritual dentro de la familia:

- Al tiempo libre se le dedica poco tiempo –mucho menos la mujer-; sus contenidos son monótonos y pobres para el enriquecimiento personal; se ejecuta por subgrupos familiares, fundamentalmente –madres con hijos, parejas, adultos- y pocas veces involucran a todos los convivientes como meta grupal.

- Con independencia de la carencia de espacios sociales para el tiempo libre –cuya presencia sería un elemento estimulador de esta actividad- no parecen priorizarse acciones de esta naturaleza; se desaprovechan espacios familiares y comunitarios y se manifiestan pobres aspiraciones para su satisfacción.

- Los intereses de tiempo libre se señalan fuera del marco del hogar y muy centrados en participar en fiestas y en otras actividades de esparcimiento equivalentes. Se plantea insatisfacción con las oportunidades sociales y con las posibilidades reales de acceder a las que se realizan en divisas, las opciones más interesantes para la mayoría.

Los intercambios en temas culturales: literarios, musicales y deportivos, poco frecuentes en los 80, parecen ahora inexistentes y evidentemente los contenidos de los intercambios sobre lo político social y el trabajo, son cualitativamente diferentes. Resulta innegable que lo urgente para la familia –la solución de los problemas materiales y económicos- monopoliza los espacios y la atención familiar.

De todas estas realidades resulta fácil inferir un empobrecimiento cultural actual y perspectivo en la familia si no se le brindan otros referentes y oportunidades desde la sociedad. Los esfuerzos que hoy se hacen en este sentido: planes de “Masificación de la Cultura” y “Universidad para todos”, por ejemplo, pueden reducir su impacto si no se considera que "cuando no se logra el interés de las personas, el proceso educativo no actúa como resorte del desarrollo, pues el sujeto a quien va dirigida la influencia educativa no se implica en este proceso y no experimenta ningún cambio con su participación en el mismo.


Función socializadora

- El grupo familiar sigue siendo el nivel de integración social primario y el sistema protector esencial para niños, jóvenes y adultos en nuestra sociedad. Se ha destacado, sistemáticamente, el papel de mediador del grupo familiar entre la sociedad y el individuo, y el papel de “amortiguador” de la crisis social en la etapa actual; esto no sólo se mantiene al final de la década estudiada, sino que en las familias analizadas constituye el referente fundamental para todos los sujetos, y el grupo de pertenencia por excelencia.
La vida en familia es más que un “refugio”, es una vivencia –general- de satisfacción con sus orígenes y una aspiración como forma de vida deseable para cualquier edad, género y procedencia socioclasista.

- Garantiza la satisfacción de las necesidades primarias de todos los miembros y por lo tanto, de la existencia y del desarrollo físico de éstos, fundamentalmente de los sujetos más vulnerables, como son los niños. Esto lo logra en la actualidad, en condiciones poco propicias desde lo social, con sacrificio de intereses y necesidades de algunos miembros de la familia, optimizando y creando recursos según sus posibilidades reales como grupo, adaptándose pero rompiendo barreras sociales que le impedirían la satisfacción de esas necesidades principales.

- Permite la satisfacción de la necesidad de identidad personal de los sujetos en todas las edades. Para la casi totalidad de los estudiados, su familia constituye el grupo de pertenencia y de referencia fundamental. Se comprueba que “la familia” constituye un valor jerárquico en las relaciones de los sujetos, un elemento movilizador de su actividad social y un contenido que se transmite generacionalmente a los más jóvenes, en este grupo la mayoría de los sujetos encuentran a sus interlocutores fundamentales, y desarrollan formas variadas de actividad conjunta con sentidos personales de alta significación individual.

- Expresa la presencia de solidaridad interpersonal y de ayuda mutua entre los miembros del grupo y de éstos con sus parientes, o sea de la red familiar. Aunque otras figuras sin lazos consanguíneos –amigos, vecinos- también tienen actitudes de esta naturaleza, resulta incuestionable que para la mayoría de los sujetos, y en todas las familias estudiadas, prima la cohesión ante las dificultades materiales y humanas cuando éstas se producen.

- Busca la estabilidad temporal de los vínculos establecidos y enfrenta los obstáculos que impiden la unidad familiar. Aunque se tomen referentes inadecuados del medio para valorar la estabilidad de la pareja y se considere que las relaciones con los hijos son vínculos indisolubles de por vida –lo que también sucede, en muchos casos con el vínculo parental- la aspiración más general es mantener la unidad de la familia. Se buscan recursos psicológicos para minimizar los elementos que podrían desintegrar el grupo y se realizan esfuerzos para mantener la armonía familiar y la duración de la unión, fundamentalmente desde las figuras femeninas. Las estrategias de enfrentamiento se toman o aceptan en conjunto y cada cual asume su rol para darle cumplimiento a las acciones que “le tocan”. No se encontraron estrategias que disuelvan el vínculo familiar como forma de enfrentar la crisis.


Conclusiones

1. Se ha producido poca varia

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