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Abordaje de la psicopatología desde la terapia cognitiva.

Autor/autores: Gabriel Jaime Ramírez Tobón
Fecha Publicación: 01/01/2004
Área temática: Psicología general .
Tipo de trabajo:  Comunicación

RESUMEN

La terapia Cognitiva se inicia a mediados de los años cincuenta con la propuesta de Albert Ellis y Aaron Beck, quienes después de reconocer la dificultad de la intervención con los pacientes desde el modelo psicoanalítico, instauran un tipo de psicoterapia que busca ser más eficaz y de menor duración. Con el paso del tiempo, y a partir de su implementación por parte de psicólogos de todo el mundo, se va posicionando en el marco de las psicoterapias como un modelo eficaz de intervención.

A la par, y buscando mantenerse en el paradigma científico, se pretende ir consolidando no sólo un modelo de intervención, sino un tipo de explicación a la mayoría de los trastornos psicopatológicos que aquejan al ser humano.

Desde la aproximación a conceptos como conciencia, hasta el reconocimiento de factores cognitivos en trastornos tan complejos como la esquizofrenia, la terapia Cognitiva ha evolucionado hasta lo que hoy puede denominarse como el modelo de terapia Cognitiva-informacional, en tanto recoge los aportes no sólo de la psicología cognitiva, sino de campos tan diversos como la informática, la cibernética, la lingüística, la antropología, y todas aquellas ciencias que buscan dilucidar el sentido mismo de la mente humana. En esta dirección, este trabajo presenta una aproximación al modelo de terapia Cognitva informacional, abordando algunos puntos básicos que han servido para un acercamiento más directo a lo que se denomina en el ámbito clínico como psicopatología.

Palabras clave: Modelo, Paradigma científico, Psicopatología, Psicoterapia, Terapia cognitiva


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Abordaje de la psicopatología desde la terapia cognitiva.

(Approaching psychopathology from the perspective of cognitive therapy. )

Gabriel Jaime Ramírez Tobón.

Psicólogo Especialista en terapia Cognitiva
Especialista en Trabajo Social Familiar
Coordinador Académico
Asociación Colombiana de terapia Cognitiva - ACOTEC

PALABRAS CLAVE: terapia cognitiva, psicopatología, modelo, psicoterapia, Paradigma científico.

(KEYWORDS: Cognitive therapy, Psycgopatology disorder, Model, Psychotherapy, Scientific paradigm. )

página 1
 
[17/2/2004]


Resumen

La terapia Cognitiva se inicia a mediados de los años cincuenta con la propuesta de Albert Ellis y Aaron Beck, quienes después de reconocer la dificultad de la intervención con los pacientes desde el modelo psicoanalítico, instauran un tipo de psicoterapia que busca ser más eficaz y de menor duración. Con el paso del tiempo, y a partir de su implementación por parte de psicólogos de todo el mundo, se va posicionando en el marco de las psicoterapias como un modelo eficaz de intervención.

A la par, y buscando mantenerse en el paradigma científico, se pretende ir consolidando no sólo un modelo de intervención, sino un tipo de explicación a la mayoría de los trastornos psicopatológicos que aquejan al ser humano. Desde la aproximación a conceptos como conciencia, hasta el reconocimiento de factores cognitivos en trastornos tan complejos como la esquizofrenia, la terapia Cognitiva ha evolucionado hasta lo que hoy puede denominarse como el modelo de terapia Cognitiva-informacional, en tanto recoge los aportes no sólo de la psicología cognitiva, sino de campos tan diversos como la informática, la cibernética, la lingüística, la antropología, y todas aquellas ciencias que buscan dilucidar el sentido mismo de la mente humana. En esta dirección, este trabajo presenta una aproximación al modelo de terapia Cognitva informacional, abordando algunos puntos básicos que han servido para un acercamiento más directo a lo que se denomina en el ámbito clínico como psicopatología.

Abstract

Cognitive therapy initiates in the fifties with the theories of Albert Ellis and Aaron Beck, after acknowledging the difficulty to intervene from the psychoanalytic model, they propose a psychotherapeutic model that intends to be more efficient and shorter in duration. In time, and from its implementation by therapists worldwide, it gained a position in the realm of the psychotherapies as an efficient model of intervention.

In parallel, and searching to maintain itself within the scientific paradigm, the intent is to consolidate not only a model of intervention, but a kind of explanation to the majority of the psychopathological disorders afflicting human beings. From the approach to concepts such as conscience, to the acknowledgement of cognitive factors in disorders as complex as schizophrenia, Cognitive Therapy has evolved up to what today can be known as Informational-Cognitive Therapy; it works not only with the input of cognitive psychology but also from areas as diverse as informational theory, cybernetics, linguistics, anthropology, and all the sciences and disciplines that intend to discern the meaning of the human mind. In this direction this paper presents an approach to the Informational-Cognitive Therapy Model, taking some basic points that have provided a closer stance to what is known as psychopathology in the clinical frame.



A manera de introducción: ¿qué entender por terapia cognitiva?

La terapia cognitiva es un término genérico que ha de referirse a los procedimientos de intervención que incorporan tanto intervenciones conductuales (intentos directos de disminuir las conductas y emociones disfuncionales modificando el comportamiento) como intervenciones cognitivas (intentos de disminuir las emociones y conductas disfuncionales modificando las evaluaciones y patrones de pensamiento del individuo). Ambos tipos de intervención se basan en la suposición de que un aprendizaje anterior en la vida de las personas esta produciendo actualmente consecuencias desadaptativas en su interacción consigo mismo y con los demás; de esta forma, el propósito de la terapia consiste en reducir el malestar o la conducta no deseados desaprendiendo lo aprendido o proporcionando experiencias de aprendizaje nuevas, más adaptativas (1).

Para comprender mucho mejor el enfoque de las terapias cognitivas, autores como Ingram y Scott (2), plantean que estas formas de intervención comparten las siguientes suposiciones:

a. Los individuos responden a las representaciones cognitivas de los acontecimientos ambientales en vez de a los acontecimientos mismos. b. El aprendizaje esta mediado cognitivamente. c. La cognición media la disfunción emocional y conductual, en un proceso de afectación bidireccional que es necesario llegar a comprender. d. Algunas formas de cognición pueden registrarse y evaluarse por un evaluador externo, con el aporte directo del paciente en la sesión de terapia. e. La modificación de las cogniciones puede cambiar las emociones y la conducta. f. Tanto los procedimientos cognitivos como los conductuales para el cambio son deseables y se pueden integrar en las intervenciones. Lo único es recordar que la prioridad esta puesta sobre la cognición.

De esta manera, estos mismos autores manifiestan que algunas de las principales características de la terapia cognitiva son las siguientes (2):

1. Las variables cognitivas constituyen importantes mecanismos causales. 2. Los objetivos específicos de algunos procedimientos y técnicas son cognitivos. 3. Se realiza un análisis funcional de las variables que mantienen el trastorno, especialmente de las variables cognitivas. 4. Se emplean estrategias conductuales y cognitivas en el intento de modificar las cogniciones. 5. Se pone un notable énfasis en la verificación empírica. 6. La terapia es de duración breve. 7. La terapia es un proceso de interacción colaborativa entre terapeuta y paciente. 8. Los terapeutas cognitivos son directivos.

 

Los psicólogos clínicos cognitivos consideran que el cambio llega cuando se logran establecer variaciones en el sistema de procesamiento de la información; este cambio se genera a través de una serie de posibles intervenciones que incluyen la práctica de nuevas conductas, el análisis de patrones erróneos de pensamiento y la enseñanza de un diálogo más adaptativo con uno mismo (1). De esta manera, y reconociendo el papel fundamental que cumple el paciente como parte de la modificación de los trastornos psicopatológicos, se enfatiza en lo que se denomina como una práctica psicoeducativa (o de enseñanza), la cual esta dirigida a hacer del paciente un agente conocedor de su propia realidad, y por tanto un actor de su propio cambio, siendo ello además una manera efectiva de mantener dichas modificaciones.

Brewin (1) indica que se puede distinguir entre cogniciones que son relativamente accesibles a la conciencia, como sucede con los pensamientos automáticos, y las denominadas cogniciones más profundas, que son menos accesibles, como los “esquemas”, suposiciones subyacentes e ideas irracionales nucleares. Esta propuesta es consistente con diversos modelos de terapia cognitiva, y establecen un punto importante en la comprensión de los trastornos psicopatológicos. Por ello, la terapia no es una serie de técnicas que se administran como una “receta de cocina”, sino que demanda una comprensión directa de la manera como “funciona” el sistema cognitivo-emocional humano.

Más allá de los pensamientos que directamente puede manifestar el paciente estar teniendo, se encuentran los “esquemas” o creencias, los cuales se consolidan como reglas generales, inflexibles o suposiciones silenciosas (creencias, actitudes, conceptos) duraderos que se van formando a lo largo de la vida de los sujetos, se establecen en su sistema “central de procesamiento” y adquieren una posición preponderante al momento de organizar las acciones de las personas. Estos esquemas, que serán básicos al momento de comprender los trastornos mentales, se caracterizan por:

a. Desarrollarse como conceptos duraderos a partir de experiencias tempranas. b. Forman la base para seleccionar, discriminar, sopesar y codificar los estímulos c. Forman la base para la categorización, evaluación de experiencias, para hacer juicios y distorsionar las situaciones reales. Implican organización compleja de información cognitivo-afectiva con relación a uno mismo, a los otros, al mundo y al futuro.

Los psicólogos cognitivos y sociales (Epstein, 1994, Nisbett y Wilson, 1977; Possner y Zinder, 1975, citados por Caballo (3)) han propuesto la existencia de dos sistemas cognitivos con propiedades y funciones diferentes. Uno que es automático, queda fuera de la conciencia e implica un procesamiento de la información en forma paralela y a gran escala; y otro sistema que es más elaborado e implica la experiencia consciente (lento, premeditado y funciona basándose en una pequeña parte de la información disponible.

Cuando se intenta hacer un abordaje profundo de lo que significa la terapia cognitiva, es importante comenzar a asumir una posición básica: se trabaja con niveles de realidad del sujeto que en múltiples ocasiones no son observables de manera directa, faltan muchos datos e investigación que puedan sustentar el tipo de intervención que defiende la terapia cognitiva, pero ante todo este es un modelo que puede mostrar resultados, no sólo en el campo de la investigación, sino en lo que directamente hace referencia al trabajo clínico: la terapia.

De manera específica, el presente trabajo hace una referencia más directa a lo que se ha denominado como terapia Cognitivo Informacional –T. C. I. - (4), que ha de ser entendida como un conjunto de procedimientos de evaluación e intervención clínica, pero que incluye una serie de principios filosóficos (epistemológicos y metodológicos) y unos principios psicológicos desde los cuales sustenta su quehacer, buscando con ello tener un cuerpo sólido teórico desde el cual organizar los resultados propuestos. Este tipo de terapia retoma el paradigma del procesamiento de la información cognitivo-afectiva, para hacer de la propuesta terapéutica un trabajo científico, sin desconocer la necesidad de rescatar un enfoque humanista del hombre, y proponer un estilo de terapia que debe adaptarse a las necesidades actuales frente a la proliferación de trastornos mentales de diversa índole.

 

En esta dirección, y contrario a lo esperado en los modelos clásicos de intervención, este tipo de terapia puede considerarse puramente mediacional, con énfasis en aquellos aspectos no observables directamente (lo cognitivo), pero que integra una serie de factores que hacen del trabajo terapéutico un quehacer integrador (retomando lo biológico, lo ambiental, lo psicológico y lo emocional). Esta propuesta no establece un modelo distinto al propuesto por autores como Albert Ellis o Aaron Beck, sino que busca actualizar y dinamizar la manera de acercarse a la psicopatología, como un sistema teórico que se va solidificando con la investigación en diversas áreas.

Este enfoque defiende la necesidad de adoptar una perspectiva flexible en el trabajo de intervención, sin que ello quiera significar una posición de eclecticismo o de seudociencia. Se habla de este trabajo como cognitivo-informacional para significar el énfasis que se presta a la manera como las personas procesan (codifican, almacenan y generan) información relevante de tipo semántico (declarativa y procedimental), episódica (afectiva) y motora.

 

Fundamentos filosóficos de la terapia cognitivo-informacional

. Sobre lo gnoseológico (forma de conocimiento): la TCI asume una posición congruente con el realismo crítico. Esto implica directamente tres elementos (4):

- Se acepta la existencia de una realidad objetiva, la cual posee una estructura multinivel.

- El acceso a esta realidad sólo es parcialmente cognoscible a través de aproximaciones sucesivas y graduales.

- La búsqueda de certeza final es una utopía.

El conocimiento humano, en parte es inventado, más no así la realidad objetiva que responde a unas leyes y unos principios fundamentales. El ser humano posee la capacidad de crear, imaginar, simbolizar y trascender, como también de construir nuevas organizaciones informacionales y emocionales de significado vital para su propia vida; la metacognición (capacidad para pensar y reflexionar sobre aquello que ha sido pensado) le permite un acceso al conocimiento de sí mismo, lo que implica un sentido básico de autorrealización. Esta perspectiva, menos fenomenológica, permite establecer un sentido humanístico de la existencia humana, sin quedarse simplemente en la posición afectiva-subjetiva de abordaje de la realidad de la existencia.

. Posición epistemológica: para el desarrollo de la ciencia psicológica cognitiva se asume la defensa directa de la teorización y uso del método hipotético deductivo como aspectos centrales de la actividad científica.

Desde una perspectiva flexible, rechaza la exigencia filosófica a renunciar a conceptos transobservacionales; por tal razón, además de variables intervinientes, hace uso de los constructos hipotéticos como estrategia para acercarse al conocimiento de la realidad humana. Su modelo básico es de “caja traslúcida” y representacional (opuesto directamente al enfoque fenomenológico). Mahoney (5), lo resume así: “los organismos humanos responden en principio a las representaciones de su ambiente, más que al ambiente mismo”.

Siguiendo a Bunge (6), los criterios que asume la terapia Cognitivo Informacional para la generación y formulación de hipótesis científicas1, se resumen en seis postulados básicos.

* La producción de hipótesis puede desprenderse de procesos analógicos, intuición, deducción, construcción o inducción.

* El contenido semántico de las hipótesis no se limita a los aspectos observacionales. Lo importante no es el grado de abstracción de los predicados contenidos en las hipótesis, sino el grado de escrutabilidad.

* El nivel de profundidad de las hipótesis no se limita a las hipótesis fenomenológicas.

* Las hipótesis deben ser lógicamente construidas, es decir, bien formadas y con significado.

* Las hipótesis deben estar debidamente fundamentadas, coherentes y compatibles con el cuerpo de conocimientos aceptados por la psicología científica.

* Las hipótesis deben ser empíricamente contrastables.

Las conjeturas producidas en la clínica deberán intentar adaptarse, en lo posible, a las tres premisas rectoras: lógicamente consistentes, científicamente fundamentadas y empíricamente contrastables. Pero, el anhelo no debe afectar la intervención para el logro de la salud mental de las personas que consultan. Ante todo esta el compromiso ético de ayuda que se asume con los seres humanos que manifiestan un sufrimiento particular, sin olvidar que siempre ha de tenderse a la búsqueda de solidez en los hallazgos planteados.

. Desde lo metodológico: la TCI acepta los métodos utilizados por la ciencia, tales como la experimentación de laboratorio, la observación sistemática, los estudios correlacionales, entre otros. En la parte clínica, recurre a la observación de jueces, las escalas de autoobservación, los autorregistros, el uso de cuestionarios, los test las entrevistas.

. El objeto de estudio: se asume como tal a “la mente humana”, entendida ésta como “un sistema de procesamiento de información altamente organizado, capaz de procesar información interna (top-down) o externa (botton-up). Según Lachman, Lachman y Butterfield (7), “la mente humana puede concebirse como un sistema que selecciona, transforma, decodifica, almacena, recupera y genera información (cognitivo-afectiva), así como comportamientos motores”.

Con todo ello, la terapia Cognitivo Informacional puede entenderse como LA APLICACIÓN (TECNOLOGÍA) DE LA CIENCIA DE LA mente A LA PSICOPATOLOGÍA HUMANA. Con esta perspectiva, el comportamiento no es un fin en sí mismo, sino un medio para:

- Inferir constructos. ello no implica improvisar o especular, sino asumir un punto de dirección lo suficientemente flexible para permitir el avance de la ciencia psicológica en la comprensión de la realidad de la mente humana.

- Construir hipótesis representacionales. Formas de acercamiento a la realidad que favorecen la construcción de “imágenes” que favorezcan el acercamiento a la forma como se organiza el conocimiento, los datos, las imágenes y emociones para la generación del comportamiento “normal” y la psicopatología.

- Generar información terapéutica (retroalimentación).

 

 

Fundamentos psicológicos de la terapia cognitivo informacional

El avance de la psicología a través de las diversas épocas ha ido generando una base para la estructuración de la terapia Cognitiva, muy particularmente de la TCI. En esta dirección se pueden encontrar:

o Referentes Conceptuales y principios teóricos (4)

- Referentes cognitivos: parte de la psicología cognitiva de Piaget, hasta llegar a los neofuncionalistas del procesamiento de la información, integrando la nueva ciencia cognitiva (modelos computacionales y de inteligencia artificial).

- Referentes afectivos: incluye los modelos que defienden la primacía del afecto (Zajonc, Bower, Leventhal, Izard), los modelos que trabajan sobre los principios que rigen la pérdida y la separación afectiva (Bowlby) y la moderna psicología de la emoción.

- Referentes conductuales, haciendo defensa de las teorías del aprendizaje, así como en la reformulación de los principios del condicionamiento a la luz de los modelos mediacionales.

 

 

- Otros referentes posibles: los aportes de la psicología social, la antropología, la lingüística, la filosofía, la biología, la genética y las neurociencias, siendo esta últimas quienes mayor aporte han hecho en los años recientes a la comprensión de diversos trastornos mentales.

o psicopatología y terapia Cognitivo Informacional. En esta integración de saberes, la psicopatología humana es vista como un fenómeno multideterminado donde intervienen factores genéticos, familiares, ambientales y sociales. Las variables cognitivas-afectivas pueden actuar como contribuyentes, predisponentes o causales (Abramson, Alloy y Metalsky, (8)).

Greemberg y Safran (9) resumen la evidencia empírica sobre el papel de las emociones para fundamentar el cambio terapéutico, con base en:

- El procesamiento informacional de manera experiencial puede ser efectivo para algunos pacientes. - El arousal emocional y la expresión de sentimientos, en determinadas circunstancias y como ciertos individuos y problemas, favorece el cambio. - La exposición a estímulos provocadores de ansiedad mantenida en el tiempo y generando un alto arousal, pueden ser efectivos en la reducción de esta misma ansiedad.

Desde una posición mucho más práctica, y con miras a mostrar la manera como se va consolidando la TCI, se hace necesario retomar los diversos modos de intervencón que utiliza el terapeuta con sus pacientes. No obstante, más que la presentación de técnicas como tal, se trata de organizar estas estrategias en grupos significativos. De acuerdo con Riso (4): dichas estrategias pueden organizarse en tres grandes grupos:

I. empirismo Colaborativo: paciente y terapeuta intentan consolidar un “equipo de trabajo terapéutico” con una meta común: examinar la veracidad y soporte científico de las creencias que sostienen la problemática del paciente. Esta dinámica crea un contexto menos vertical, pero reconociendo que el terapeuta mantiene la dirección y control sobre el ejercicio de la terapia.

Para el logro de los objetivos, terapeuta y paciente revisan:

A. Información existente (perspectiva retrospectiva). B. Nueva información generada (perspectiva prospectiva). C. Información procedimental.

II. Descubrimiento Guiado: el terapeuta lleva al paciente a que genere experiencias comportamentales y vivenciales que le permitan descubrir aspectos relevantes de su propia vida (de su propia personalidad). Se genera de esta manera un proceso de investigación permanente, de asunción de riesgos controlados y autodescubrimiento realista de la propia existencia. Este ejercicio se acompaña de autoevaluación permanente para llegar a una praxis particular (datos que facilitan la modificación de esquemas, procesos y productos cognitivos, con su respectivo correlato comportamental y emocional). Se trata, en última instancia, de aumentar el nivel de inmunidad del paciente (proyección a futuro).

III. Utilización del diálogo socrático y la disputa verbal como estrategias fundamentales para la modificación de las cogniciones. En esta dirección, se busca el reconocimiento de inconsistencias lógicas a las propias formulaciones del paciente y el examen de supuestos subyacentes, sin perder la calidez y empatía sobre la que se fundamenta la relación terapéutica. Por ello, aunque parezca una verdad de Perogrullo, el terapeuta además de tener una escucha activa, habla de manera constante.

Desde una óptica más general, la estructura básica de la intervención terapéutica sigue cuatro pasos:

1. Activación y reconocimiento del sistema Cognitivo – Afectivo. 2. Creación de Discrepancia informacional. 3. Resolución Cognitiva o Procesamiento Afectivo. 4. Elaboración y Recuperación del Significado Personal.

Todos estos elementos serán las condiciones específicas sobre las cuales hemos de trabajar durante este curso de formación. De forma detallada se irán abordando los distintos aspectos sobre los cuales se fundamenta el quehacer de terapeuta cognitivo.


¿Y cual es el aporte de la psicología cognitiva a este modelo?

Se ha planteado que la terapia Cognitiva es una forma de aplicación de conocimientos, Pero, en esta misma dirección, en dónde se asientan las bases del trabajo operativo sobre el cual se desarrolla la clínica?. Como se ha dicho de manera directa, la terapia no puede ser simplemente acciones o “técnicas”, puesto que requiere un marco conceptual suficientemente claro, y que para efectos de solidez científica es aportado por la psicología Cognitiva.

En esa dimensión, la psicología Cognitiva pretende estudiar el sistema cognitivo humano, su organización y principios funcionales, con el fin de poder explicar la manera como se determina la conducta humana (no sólo la patología). En su estudio incluye la aproximación particular a:

- Los procesos cognitivos y formas de representación mental.
- La psicología Cognitiva adopta un plano de explicación funcionalista de la mente, distinto al nivel de análisis microestructural de sus correlatos neurofisiológicos (De Vega, (10); Riviére, (11)), lo que equivale categóricamente a poder postular que es posible el estudio del funcionamiento cognitivo de la mente sin necesidad de ocuparse directamente del nivel neurofisiológico o bioquímico de la actividad cerebral (ver, principio de desacoplaje causal de Pagels(12)).

Por otra parte, y de manera complementaria, la Ciencia Cognitiva hace referencia a un amplio campo interdisciplinar que comienza a proliferar a finales de los años setenta y comienzos de los ochenta; se consolidad como “una disciplina creada a partir de la conjunción de intereses entre los que persisten el estudio de la cognición desde distintas partes de ésta”. Para su trabajo científico, esta disciplina recurre al método científico, que será aval del trabajo continuo en la producción de conocimientos.

Algunos presupuestos teóricos de la psicología Cognitiva, incluyen (13):

1. El Sistema Cognitivo Humano: visto como un sistema representacional que procesa información. La mente humana como un complejo sistema de procesamiento que, para ser explicada, se retoma la metáfora computacional para hacer una analogía funcional, sin querer significar equiparamiento total de conceptos.

2. La psicología Cognitiva es una ciencia empírica cuyo objeto de estudio, entendido en sentido amplio, es el sistema cognitivo humano, y cuyo método por excelencia es el experimental, aunque ello no significa que se descarten otras alternativas como la simulación por ordenador y, en ocasiones, el uso de técnicas introspectivas.

3. La construcción experimental del conocimiento se considera como un criterio de validez científica, en la búsqueda de significado de las características peculiares del sistema cognitivo humano.

4. Para comprender el punto en el que se encuentra la psicología cognitiva, vale la pena retomar la frase de Leahey (1980), de acuerdo con la cual “la psicología tiene un largo pasado, una corta historia y un incierto futuro”.

De otro lado, más que la psicología cognitiva, han sido las ciencias cognitivas las que han aportado a la terapia múltiples elementos que permiten fundamentar su acción. Resulta difícil abordar todos y cada uno de los elementos que retoma la terapia Cognitiva, pero lo que si queda claro es que el camino por recorrer es todavía amplio y azaroso.


A manera de conclusión

Más que establecer una conclusión radical, podría plantearse un nuevo principio. Se ha intentado, a través de cada una de las líneas, dejar propuestas algunas ideas acerca de lo que significa la terapia Cognitiva, sin agotar los temas que de ella pueden desprenderse, ni determinar verdades absolutas. Más allá de las palabras, queda en el espacio la sensación de todo un trabajo pendiente, de una tarea inconclusa y proyectos por desarrollar.

La psicopatología es un campo en el que resulta difícil establecer puntos claramente discernibles, y más cuando la realidad del mundo actual parece ser un facilitador de nuevas problemáticas. La violencia, la pobreza, e incluso los mismos procesos de globalización, parecen ser un “caldo de cultivo” de nuevas patologías, que deambulan paralelas a los avances económico-tecnológicos a los que se enfrenta la sociedad. La expectativa presente es que el participante en este espacio académico al llegar a este punto de la presentación haya logrado una aproximación diferente a lo que significa la terapia Cognitiva y su relación con lo que implica la psicopatología. Lo más claro es el hecho de que no siempre una “buena técnica” brinda respuestas al momento de tener un paciente en frente o en la tarea de desarrollar proyectos de trabajos de grupo, o accciones desde la psicología para con las instituciones. Más allá de la técnica, debe existir la conceptualización, la racionalización de lo que se aborda y, a partir de allí, el desarrollo de la propia mirada al fenómeno.

Ser terapeuta, muy particularmente en el campo de la terapia Cognitiva, implica una decisión vital de construcción, una tarea fundamental enfocada al desarrollo de habilidades y destrezas, más que el aumento somero de teorías explicativas. Se pueden aprender teorías diversas, e incluso es probable teorizar sobre las mismas, pero el SER terapeuta es un proyecto vital que no se puede enseñar. . . pero que se requiere aprender.

Planteándolo de manera simple, en un primer momento de formación el psicólogo cognitivo revisa teorías y se ubica en una propuesta epistemológica particular, luego lee y aprende sobre lo que tiene que ver con las técnicas básicas para, en un tercer instante aprender a ser Terapeuta Cognitivo, labor que va más allá de las formulaciones conceptuales y que implica la propia construcción, la elaboración de una práxis particular frente a las acciones en el campo clínico. Se pueden enseñar entonces las técnicas, las teorías, la conceptualización teórica de los casos pero, la formulación y la intervención particular sólo pueden ser el producto de la acción integral del futuro terapeuta.

Se deja abierta la invitación a continuar produciendo conocimientos. Nada es absoluto, cada palabra es relativa y susceptible de ser falseada. . . he ahí la tarea de los psicólogos, pero muy particularmente de aquellos que trabajan en el campo de la terapia Cognitiva, reconocer que no todo esta dicho. . . y empezar también a pronunciar las propias ideas. . .


Bibliografía

(1) BREWIN, C. R. (1996) Theoretical foundations of cognitive-behaviour therapy for anxiety and depression. Annual Review of Psychology, 47, 33-57

(2) INGRAM, R. E. Y SCOTT, W. D. (1990) Cognitive Behavior Therapy. En: A. S. Bellack, M. Hersen y A. E. Kazdin (dirs. ) International Handbook of Behavior Modification and Therapy (2a edición). New York: Plenum

(3) LEGA, L. I. , CABALLO, V. , y ELLIS, A. (1997) teoría y práctica de la terapia Racional Emotiva. Siglo XXI: México

(4) RISO, W. (1996) La terapia cognitivo informacional: crítica a las terapias tradicionales e implicaciones clínicas. C. E. A. P. C. : Medellín.

(5) MAHONEY, M. J. (1983) cognición y Modificación de conducta. Trillas: México

(6) BUNJE, M. (1979) La investigación Científica. Barcelona: Ariel

(7) LACHMAN, R. , LACHMAN, J. L. , Y BUTTERFIELD, R. (1979). Cognitive Psychology and Information Processing. An Introduction. Hillsdale, New Jersey: LEA.

(8) ABRAMSON, L. Y. , ALLOY, L. B. Y METALSKY, G. L. (1988) The cognitive Diathesis- stress models of depression. En L. B. Alloy (Ed) Cognitive Process in depression. London: The Guilford Press

(9) GREEMBERG, L. S. Y SAFRAN, J. (1987) Emotion in psychotherapy. Nueva York: Guilford

(10) DE VEGA, M. (1984) Introducción a la psicología cognitiva. Alianza Psicológica: Madrid

(11) RIVIÉRE, A. (1987). El sujeto de la psicología cognitiva. Madrid: La Alhambra.

(12) PAGELS, H. ( 1991) Los sueños de la razón. El ordenador y los nuevos horizontes de la ciencia de la complejidad. Gedisa: Buenos Aires.

(13) VALIÑA, M. D. y MONTSERRAT, M. (2000) psicología cognitiva: perspectiva histórica, métodos y metapostulados. Pirámide: Madrid.


Nota

1. hipótesis científica, entendidas como conjeturas más allá de la evidencia que se intenta explicar.

 

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