El desarrollo del primer año marca las características de la maduración neuropsicológica. Las primeras relaciones del niño con el mundo se basan en actividades gnosopráxicas reflejas, que posteriormente se integran a conductas más complejas. Los primeros vínculos afectivos son fundantes de la construcción de la personalidad y contribuyen de manera singular para la construcción del esquema corporal y viceversa. La arquitectura corporal conlleva en sí misma el soporte para el desarrollo del yo psíquico y sociocognitivo.
Este cuerpo en movimiento y el espacio en el que se despliega y que a su vez construye, se asisten mutuamente para construir un espacio vivencial temporalizado y un lugar en el mundo. En las últimas décadas se han incrementado las actividades en las que el niño pequeño no sólo utiliza el medio terrestre para este desarrollo, extendiéndose al medio acuático. Sin embargo, las mismas se han orientado a fortalecer el vínculo madre-hijo o a rehabilitar fragmentos corporales dañados, perdiendo de vista que el cuerpo no es algo diferente al sujeto que lo porta y que este espacio es propicio para el desarrollo integral del ser humano. En el presente trabajo nuestro objetivo es redefinir este medio como espacio. Posteriormente, se describirán las actividades que se realizan en el espacio acuático en cada etapa evolutiva, fundamentando las mismas a partir de los procesos neurofuncionales que subyacen (reflejos arcaicos, actividades gnósicas, organización postural y vestibular, etc. ). Se analizará como éstas contribuyen a la organización psicomotriz y al desarrollo psico-cognitivo del niño.
Intervención psicomotriz en pacientes con demencia.
Elena Lorente Rodríguez
Fecha Publicación: 03/06/2010
Intervención psicomotriz en pacientes con demencia.
Elena Lorente Rodríguez
Fecha Publicación: 03/06/2002
Intervención psicomotriz en pacientes con demencia.
Elena Lorente Rodríguez
Fecha Publicación: 03/06/2002