La presente comunicación comienza realizando una breve explicación de la importancia que pueden llegar a tener las lesiones deportivas dentro del deporte de competición, debido entre otras motivos, a que las lesiones de algunos deportistas han sido o son la causa de una trayectoria deportiva que no corresponde al potencial real, suponen una disfunción del organismo que produce dolor, obligan a la interrupción o limitación de la actividad deportiva, pueden ser causa de la interrupción o limitación de actividades extradeportivas como las laborales o escolares, u otras actividades que debido a la lesión ya no podrán realizarse de ninguna forma o, como mínimo, de la misma manera que antes, etc.
En el siguiente punto de la comunicación se resaltan los principales factores relacionados con las lesiones deportivas, entre otros; la historia pasada de lesiones, la edad y el deterioro del cuerpo, la falta de suficiente preparación física para acometer las exigencias del entrenamiento y la competición, la ausencia de planes de entrenamiento y participación en competiciones cualitativamente y cuantitativamente apropiados, una alimentación inadecuada por exceso o defecto, una deficiente equipación personal, etc. Como parte final de la comunicación se atiende a la relación existente entre el estrés y la ocurrencia de lesiones deportivas y se detalla uno de los modelos más reconocidos dentro del ámbito de la psicología del deporte, donde se relacionan las variables personales y los estímulos potencialmente estresantes con la ocurrencia de lesiones deportivas.
Variables psicosomáticas relacionadas con la ocurrencia de lesiones músculo-esqueléticas y articulares.
Fernández García, R. ; García Montes, J. M. ; Fornieles Ortiz, I.
Universidad de Almería.
PALABRAS CLAVE: Lesiones deportivas, Fisioterapia, Psicosomática, Variables físicas.
Resumen
La presente comunicación comienza realizando una breve explicación de la importancia que pueden llegar a tener las lesiones deportivas dentro del deporte de competición, debido entre otras motivos, a que las lesiones de algunos deportistas han sido o son la causa de una trayectoria deportiva que no corresponde al potencial real, suponen una disfunción del organismo que produce dolor, obligan a la interrupción o limitación de la actividad deportiva, pueden ser causa de la interrupción o limitación de actividades extradeportivas como las laborales o escolares, u otras actividades que debido a la lesión ya no podrán realizarse de ninguna forma o, como mínimo, de la misma manera que antes, etc. En el siguiente punto de la comunicación se resaltan los principales factores relacionados con las lesiones deportivas, entre otros; la historia pasada de lesiones, la edad y el deterioro del cuerpo, la falta de suficiente preparación física para acometer las exigencias del entrenamiento y la competición, la ausencia de planes de entrenamiento y participación en competiciones cualitativamente y cuantitativamente apropiados, una alimentación inadecuada por exceso o defecto, una deficiente equipación personal, etc. Como parte final de la comunicación se atiende a la relación existente entre el estrés y la ocurrencia de lesiones deportivas y se detalla uno de los modelos más reconocidos dentro del ámbito de la psicología del deporte, donde se relacionan las variables personales y los estímulos potencialmente estresantes con la ocurrencia de lesiones deportivas.
La importancia de las lesiones en el deporte de competición
Las lesiones deportivas son “accidentes de trabajo” que tienen lugar como consecuencia de la actividad deportiva. Están expuestos a ellas, por tanto, todos los deportistas profesionales o aficionados que se dedican al deporte de competición y todas aquellas personas que practican deporte o ejercicio físico para fortalecer su salud o como actividad de ocio.
Cada año se producen en los Estados Unidos entre tres y cinco millones de lesiones deportivas, con una tendencia ascendente en la medida que también aumenta el número de practicantes 1. Todavía no se disponen de cifras en relación a nuestro país, parece lógico que el número de lesiones sea cada vez más elevado, debido a la creciente participación activa de los ciudadanos de cualquier edad en actividades físicas y deportivas, y a la mayor exigencia de rendimiento en el subgrupo de deportistas “promesa” o de “élite” que se dedican al deporte de alta competición. Éstas tienen una gran importancia en el contexto del deporte, pues suelen conllevar un tiempo de inactividad con múltiples consecuencias adversas, más o menos perjudiciales en función de la gravedad de la lesión, del momento en que se produce y de su evolución 2.
Las consecuencias de las lesiones pueden abarcar desde pequeños problemas pasajeros y sin importancia hasta situaciones muy invalidantes y perjudiciales. Los principales problemas con los que el deportista lesionado debe enfrentase son los siguientes:
- Las lesiones de algunos deportistas han sido o son la causa de una trayectoria deportiva que no corresponde al potencial, perdiéndose carreras deportivas que podían haber sido brillantes y que sin embargo no llegan a existir o se quedan en mediocres o simplemente aceptables.
- Suponen una disfunción del organismo que produce dolor, restringe las posibilidades de funcionamiento y puede aumentar el riesgo de disfunciones mayores.
- Obligan a la interrupción o limitación de la actividad deportiva, en ocasiones durante mucho tiempo e incluso permanentemente, con riesgos de múltiples pérdidas. En el caso de deportistas profesionales o de competición: pérdida de éxitos deportivos, ingresos económicos, becas de mantenimiento, estatus deportivos, rol en el equipo, etc. y en el caso de los practicantes no competidores: pérdida de la condición física o de una importante fuente de gratificación cotidiana, aumento de peso corporal, etc.
- En ocasiones implican cambios en el entorno deportivo al que pertenecen los lesionados: reajustes en el equipo, cambio de actividad para el compañero habitual en el partido semanal, etc. y posibles pérdidas en cuanto a resultados deportivos colectivos.
- Pueden ser causa de la interrupción o limitación de actividades extradeportivas como las laborales o escolares, u otras actividades que debido a la lesión ya no podrán realizarse de ninguna forma o, como mínimo, de la misma manera que antes.
- Pueden generar cambios en el estilo de vida personal y familiar como consecuencia de las restricciones que impone la lesión (ej: no poder vestirse solo o no poder conducir) y las nuevas necesidades que de ella se derivan (ej: sufrir una operación, acudir a sesiones de fisioterapia, etc. ) así como, en ocasiones, reajustes y pérdidas en el entorno laboral.
- Su rehabilitación requiere tiempo, dedicación, esfuerzo y, en ocasiones, resistencia al dolor y a la frustración.
- Suelen ir acompañadas de experiencias psicológicas que afectan el funcionamiento y bienestar de la persona lesionada y de los que le rodean (ej: irritabilidad general, hostilidad, estados depresivos, preocupaciones y dudas respecto al futuro, pensamientos negativos, sentimientos adversos, etc. ). En ocasiones, ante una lesión deportiva, los deportistas reaccionan con sentimientos de culpa, ira, depresión, insomnio, dificultando la cooperación en el proceso de rehabilitación 3, 4.
En cualquier caso, las lesiones constituyen contratiempos adversos que, por desgracia, no pueden evitarse del todo, pues la propia actividad deportiva conlleva implícito el riesgo de que se produzcan.
Desde un punto de vista psicológico, uno de los modelos más ampliamente utilizado para explicar la forma en que las personas reaccionan a las lesiones derivadas del deporte y del ejercicio físico es la “respuesta de reacción al dolor” 5. Según este modelo, los deportistas y practicantes de ejercicios que sufren una lesión, siguen con frecuencia un proceso de cinco fases a partir de la misma 6, las cuales incluyen: negación; enfado ante lo sucedido; negociación; depresión; aceptación y reorganización.
Después de una lesión, muchas personas entran en primer lugar (negación) en una fase en la que evitan reconocer mediante que acaban de sufrir una lesión. En los momentos iniciales, no pueden creer lo que les ha ocurrido y tienden a quitarle importancia. Pero, una vez la realidad se impone (enfado ante lo sucedido), lo que sigue es a menudo una actitud furiosa, por la que pueden maltratarse a sí mismos y a los que les rodean (ej: “con lo bien que estaba jugando y ahora me tiene que suceder esto”, “estoy harto de tener tan mala suerte”). Acto seguido (negociación) el deportista lesionado utiliza “formas de racionalización” para eludir la realidad de la situación (ej: un corredor puede prometerse a sí mismo esforzarse más en el futuro o ser más amable con todo el mundo si se restablece con prontitud de una lesión determinada. En la cuarta fase, se instala plenamente el reconocimiento de la lesión y sus consecuencias. Al darse cuenta de que quizá no vaya a poder proseguir con su actividad deportiva al máximo de sus posibilidades (depresión), el deportista experimenta depresión e incertidumbre respecto a su actividad futura (ej: “voy a estar mucho tiempo lesionado y no puedo hacer nada por evitarlo”, “voy a perder la temporada”).
En el estadio final (aceptación y reorganización), el afectado ha superado la depresión, se plantea las cosas de forma más racional y objetiva y esta situación le posibilita poder concentrarse en la rehabilitación y la vuelta a la actividad (“que le vamos a hacer”, “voy a hacer todo lo posible por recuperarme cuanto antes”).
La mayoría de los deportistas pueden desplazarse por estas fases de reacción a las lesiones, pero la velocidad y la facilidad con que progresen fluctúa mucho. Puede haber alguien que recorra todo el proceso en uno o dos días, mientras que otros necesiten semanas o incluso meses.
De todos modos, no se disponen de datos que avalen este modelo 5 con relación a las lesiones deportivas 7, 8. Sólo en uno de los seis estudios longitudinales que se conocen hasta la fecha 9, se han obtenido resultados que lo apoyan parcialmente, observándose en concreto, que las puntuaciones más altas en depresión seguían a las más elevadas en ira/enfado, y que el mayor nivel de aceptación de la lesión no se producía, aproximadamente, hasta un mes más tarde de la ocurrencia de ésta.
Es posible que para un deportista o practicante de ejercicios, cada una de las cinco fases no tenga una importancia equivalente. Por ejemplo, una encuesta entre preparadores físicos puso de manifiesto que los deportistas experimentaban todas las fases, si bien se observaban con más frecuencia las de negación y negociación que las de depresión y cólera 10.
Las lesiones pueden afectar a cualquier parte del cuerpo, observándose una vulnerabilidad específica según el tipo de movimientos corporales que conlleven la actividad deportiva que se practique. Las lesiones tienen distintos niveles de gravedad, pudiendo distinguirse cinco categorías 11:
- Lesiones leves: aquellas que requieren intervención o tratamiento pero sin interrumpir la actividad de los deportistas (ej: los deportistas pueden seguir practicando al tiempo que deben acudir a sesiones específicas de fisioterapia y masaje, llevar algún tipo de vendaje o protección, y/o tomar una determinada medicación).
- Lesiones moderadas: requieren tratamiento y limitan la participación de los deportistas en sus actividades (ej: mientras siguen el tratamiento, los deportistas deben entrenar menos días, jugar menos tiempo, no participar en algunas competiciones, abstenerse de realizar determinados movimientos, etc. ).
- Lesiones graves: implican una interrupción prolongada de la actividad, a menudo con hospitalizaciones e intervenciones quirúrgicas (roturas de ligamentos, meniscos, etc. ). La duración de la inactividad puede variar ostensiblemente según los casos, por los que algunos investigadores, han tenido en cuenta distintas sub- categorías en función del tiempo e inactividad (ej: hasta una semana; entre una semana y cuatro semanas; más de cuatro semanas) 12
- Lesiones graves que provocan un deterioro crónico: aquellas que impiden a los deportistas recuperar su nivel de rendimiento o funcionamientos previos y que, por tanto, les obligan a modificar su forma de practicar deporte, siendo a veces necesario el cambio de actividad e imprescindible, casi siempre, el trabajo de rehabilitación permanente para fortalecer la recuperación y prevenir un empeoramiento.
- Lesiones graves que provocan una incapacidad permanente: impiden a los deportistas volver a realizar deporte, con el consiguiente impacto que ello conlleva y la necesidad de realizar reajustes drásticos en su forma de vida.
Factores relacionados con las lesiones deportivas
La mayoría de las variables relacionadas con la aparición de lesiones deportivas tienen que ver con déficit en la aplicación del plan deportivo y con el cuidado institucional y personal del deportista. También existen determinados factores psicológicos que pueden estar relacionados con las lesiones que sufren los deportistas: la motivación, la agresividad, la impulsividad, la toma de decisiones, la auto-confianza, la tolerancia a la frustración y a la adversidad, la comunicación interpersonal y el estrés.
En líneas generales, parece aceptarse que las siguientes variables pueden aumentar significativamente el riesgo a las lesiones 2:
- La historia pasada de lesiones
- La edad y el deterioro del cuerpo
- La falta de suficiente preparación física para acometer las exigencias del entrenamiento y la competición
- En general, la ausencia de planes de entrenamiento y participación en competiciones cualitativamente y cuantitativamente apropiados. - En relación con los puntos anteriores, el cansancio y la falta de suficientes periodos de descanso.
- La ausencia de reconocimientos médicos que ayuden a detectar estados del organismo de riesgo.
- La falta de adherencia a medidas preventivas (ej: un trabajo específico para fortalecer los tobillos; ponerse un vendaje apropiado; realizar los ejercicios de calentamiento adecuados, etc. )
- Una alimentación inadecuada por exceso o defecto.
- La falta de apoyo farmacológico, que en ocasiones puede ser muy necesario (ej: para mejorar los niveles de hierro y calcio).
- La presencia de condiciones ambientales deficientes en el lugar en el que se practica el deporte (ej: luz escasa, mal estado del suelo, bajas temperaturas, etc. )
- Una deficiente equipación personal para hacer deporte (ej: no llevar “espinilleras”, calzado inapropiado).
- Una motivación deficitaria que puede, entre otras cosas, producir déficit atencionales de alto riesgo durante la práctica.
- Una motivación excesiva (el exceso de motivación puede favorecer conductas impulsivas de riesgo y un elevado nivel de activación fisiológica que puede dificultar el funcionamiento corporal).
- La ejecución de conductas específicas que pueden aumentar el riesgo de lesiones (ej: conductas agresivas, sobreesfuerzos de alguna parte del cuerpo, conductas específicas de un determinado deporte).
- La presencia de estrés psicosocial
- No prestar atención a aquellos síntomas que constituyen signos de advertencia de la posible ocurrencia o de la mala adaptación a las lesiones deportivas, (Tabla 1).
TABLA 1. Señales de ajuste potencialmente problemático de las lesiones deportivas
Como se puede observar, existen variables como la edad, el deterioro del cuerpo o la historia pasada de lesiones, que se escapan de nuestro control y sobre las cuales no se puede incidir (variables estáticas). Existiría otro grupo de variables dinámicas sobre las que si es posible realizar determinadas intervenciones preventivas o terapéuticas con el fin de reducir el riesgo de aparición de lesiones deportivas. Una de las variables dinámicas más importantes que afectan a la vulnerabilidad de las lesiones es el estrés.
Relación entre el estrés y las lesiones deportivas
El estrés es una respuesta compleja que puede estar presente en cada uno de los siguientes momentos relacionados con las lesiones:
- Antes de producirse la lesión.
- Cuando se produce la lesión.
- En el periodo de hospitalización y en relación a las intervenciones quirúrgicas cuando éstos son necesarios.
- En el periodo de restricción total o inmovilización que sigue a las intervenciones quirúrgicas o, en ausencia de éstas, a la propia lesión.
- En el periodo de rehabilitación más activa.
- En la preparación para la reaparición.
- En la vuelta a la normalidad.
- Cuando se producen recaídas.
- En casos en los que el deportista debe practicar su actividad aún estando lesionado.
- En casos de lesiones que provocan incapacitación permanente.
Diversos estudios en el campo que nos ocupa, han investigado la relación entre estrés y lesiones utilizando algunas de las siguientes vías:
- Evaluando la presencia de eventos vitales estresantes durante uno o dos años 13, 14 o de acontecimientos cotidianos estresantes menores 12, y observando su relación con la aparición y la gravedad de las lesiones deportivas.
- Diferenciando entre el estatus del jugador titular o jugador suplente para poder observar la posible influencia de los estímulos estresantes característicos de ambos; básicamente: la mayor responsabilidad de rendimiento de los titulares y su mayor exposición a la evaluación versus la incertidumbre, falta de confianza, inseguridad, descontento y/o aburrimiento de los suplentes 14.
- Teniendo en cuenta la proximidad de la competición para observar la posible relación entre el estrés previo a la misma y la aparición de lesiones.
La mayoría de los trabajos han evaluado la presencia de acontecimientos vitales estresantes mayores (ej: divorcios, pérdida de amistades, conflictos escolares o familiares graves, dificultades económicas, etc. ) durante uno o dos años (a nivel retrospectivo) y después han observado la ocurrencia de lesiones durante una temporada. En muchos de estos estudios, se ha encontrado una relación positiva entre la existencia de este tipo de eventos y la aparición posterior de las lesiones 15, 16, 12.
En un estudio con gimnastas olímpicas y "promesas" de Canadá, se observó que tanto los eventos vitales estresantes como la proximidad de la competición, se relacionaban la aparición de lesiones deportivas y en el primer caso, además, con el tiempo de recuperación de las mismas. Estos datos parecen indicar que la suma de situaciones estresantes diferentes (en este caso acontecimientos vitales y competición deportiva) puede aumentar, todavía más, el riesgo de lesiones.
En otro estudio realizado con 55 jugadores de fútbol y rugby (42 jugadores de fútbol y 13 de rugby), se trató de ver la relación entre el estrés, ansiedad competitiva, estados de ánimo, apoyo social y lesiones deportivas. Se hipotetizó que jugadores de fútbol y rugby con mayores niveles de estrés, estados de ánimo negativo, ansiedad competitiva y niveles bajos de apoyo social, deberían tener un mayor número y severidad de lesiones. Como instrumentos de evaluación se utilizaron el cuestionario de ansiedad Competitiva 17, un cuestionario de apoyo social 18, la escala Atlética de Reajuste Social 19 y el cuestionario de Estados de Ánimo 20.
Los resultados obtenidos indicaron correlaciones muy bajas en la mayoría de los casos, considerando, en consecuencia, que variables de apoyo social, Estados de Ánimo y ansiedad Competitiva no predicen objetivamente la ocurrencia y severidad de lesiones deportivas 21.
En los estudios 14 realizados con muestras muy amplias de jugadores de fútbol americano universitarios, se consideró la presencia de cambios vitales estresantes relacionados con la actividad de los deportistas, distinguiéndose entre estímulos positivos y negativos.
En uno de ellos se observó una relación entre la presencia de estímulos positivos y la aparición de lesiones 14, mientras que en el otro, el mayor número de lesiones y el tiempo perdido por éstas se relacionó con la presencia de estímulos negativos. En ambos estudios los resultados únicamente fueron significativos en el caso de los deportistas titulares, pero no en el de los suplentes. Estos resultados sugieren que todos los cambios vitales, no solo los negativos, pueden ser estresantes y perjudiciales.
Además de los trabajos citados anteriormente, ha habido otros muchos que también han encontrado relación entre acontecimientos vitales estresante y vulnerabilidad a las lesiones 19 22, 15, 23, 24.
Otra variable de gran importancia es el exceso de actividad de los deportistas, tanto en términos cuantitativos como cualitativos. Diversas investigaciones han encontrado que el exceso de entrenamiento, la dificultad, un deficiente ambiente de trabajo, la continua exigencia de alto rendimiento, y la casi continua evaluación a la que el deportista se ve sometido, pueden contribuir a la aparición y mantenimiento de la respuesta de estrés, derivando en muchos casos a un agotamiento psicológico que deteriorará el funcionamiento del deportista e incrementará, probablemente, su vulnerabilidad a las lesiones.
En lo que respecta al estrés relacionado con la competición, parece aceptado que las competiciones constituyen situaciones potencialmente muy estresantes 25, 26, básicamente como consecuencia de los siguientes determinantes:
- La trascendencia de la competición; puesto que, en muchos casos, los deportistas se "juegan" su trabajo de mucho tiempo, sus futuros contratos o becas, su estatus deportivo, el reconocimiento de los demás e incluso su estima personal.
- La imposibilidad de predecir sin error el resultado final o el propio rendimiento.
- La imposibilidad de controlar múltiples cuestiones ajenas al deportista, que pueden influir en el propio rendimiento (ej: el estado del campo).
- La necesidad de atender a los medios de comunicación con anterioridad a la competición.
- La necesidad de mantener la concentración adecuada en todo momento.
- El hecho de tener que superar sensaciones de dolor, cansancio, incomodidad, enfado, preocupación y decepción, que aparecen a menudo en el transcurso de la competición.
- La exigencia, en numerosas ocasiones, de tener que tomar decisiones trascendentes para el desarrollo de la competición en segundos o décimas de segundos.
- La necesidad de tener que adaptase a unas condiciones específicas, a veces muy estresantes en las que se debe competir (lugar, horarios, ruido ambiental, clima, etc. ).
- La enorme dificultad, en muchos casos, a veces imposibilidad, de evitar los errores que se comenten.
- El hecho de estar expuesto a la evaluación permanente de los demás.
- La obligación de rendir al máximo en todo momento.
Mecanismos relacionados con el estrés y las lesiones deportivas
La incidencia del estrés sobre el aumento de la vulnerabilidad a las lesiones parece deberse a varios factores. Es posible que, en la mayoría de los casos, varios de estos factores estén influyendo al mismo tiempo propiciando una mayor vulnerabilidad a las lesiones. En primer lugar, el estrés debilita el sistema inmunitario del organismo y lo hace más vulnerable a las lesiones. Por otra parte el estrés provoca niveles de activación elevados que reducen el enfoque atencional del deportista, quien puede ignorar una información relevante cuya ausencia puede provocar que cometa errores graves en la toma de decisiones yen la ejecución, aumentando de esta forma la probabilidad de una lesión. Así, la activación elevada como respuesta a estímulos estresantes deportivos o extradeportivos, puede limitar la capacidad de atención del deportista hacia la tarea deportiva que debe realizar e incrementar su vulnerabilidad.
Asimismo, la dispersión atencional puede ser consecuencia de un exceso de relajación por ausencia de estrés o de motivación de logro, lo que sugiere, que en estos casos una cierta dosis de estrés puede ser beneficiosa para reducir la vulnerabilidad a las lesiones.
La sobreactivación provocada por el estrés puede acelerar el cansancio y el agotamiento físico el deportista, y éstos pueden propiciar una distracción atencional y peor utilización de los distintos órganos del cuerpo, incrementándose el riesgo de lesiones.
Igualmente, el estrés trae consigo una sobreactivación muscular específica que dificulta la flexibilidad y coordinación motora, perjudicando la calidad de los movimientos corporales involucrados en la actividad deportiva y aumentando, de esta manera, la vulnerabilidad de los deportistas a las lesiones. El estrés suele provocar la presencia de comportamientos incontrolados agresivos y de riesgo físico que contribuirán a aumentar la probabilidad de las lesiones.
En una situación de estrés puede ocurrir que los deportistas busquen el control de las situaciones estresantes, propiciando excesos de entrenamiento que pueden resultar muy perjudiciales. En estos casos, es frecuente que se ignore la propia vulnerabilidad general e incluso la propia historia específica de las lesiones, encontrándose deportistas, fundamentalmente de competición, que abusan de la práctica deportiva porque consiguen la gratificación de percibir control sobre estímulos estresantes relacionados con la propia práctica (ej: sobre la amenaza de fracaso en una competición).
En la misma dirección, cuando el ejercicio físico sirve para aliviar síntomas de estrés ajenos a la práctica deportiva (ej: estrés familiar o laboral), es habitual que se produzcan abusos cualitativos o cuantitativos que aumenten la vulnerabilidad a las lesiones.
Modelo de vulnerabilidad a las lesiones deportivas
Una de las teorías más conocidas que trata de explicar la relación entre el estrés y la vulnerabilidad a las lesiones es el modelo de Andersen y Williams 27.
Básicamente, se tiene en cuenta que la interacción entre situaciones potencialmente estresantes (Tabla 3) y variables personales (Tabla 4), determinan la presencia de la respuesta de estrés. Cuanto mayor sea la frecuencia, la duración y/o la intensidad de las situaciones potencialmente estresantes, mayor será también la probabilidad de que aparezca el estrés. Asimismo, esta probabilidad será mayor o menor en función de la presencia o ausencia, respectivamente, de variables personales que interactúen positivamente con las situaciones estresantes (señaladas en la tabla 2 con el símbolo +) o de la ausencia o presencia, respectivamente de variables que neutralicen tales situaciones (indicadas en la tabla 3 con el símbolo -).
(1) Situaciones potencialmente estresantes
En el ámbito del deporte de competición o del ejercicio físico como actividad saludable o de ocio, existen numerosas situaciones potencialmente estresantes específicas de tales ámbitos y también otras de índole más general que pueden afectar a los practicantes.
En el deporte de competición, las situaciones más específicas tienen que ver, fundamentalmente, con el estilo de vida de los deportistas (cambian con frecuencia de ciudad y de amistades, viajan muy a menudo, deben someterse a una auto-disciplina estricta, etc. ), con el entrenamiento deportivo (que les plantea continuas exigencias de mejora, les exige un sobreesfuerzo casi de continuo, conlleva una evaluación casi permanente, etc. ), con la misma competición deportiva (debido a su trascendencia, a la incertidumbre ante el resultado, a la falta de control sobre el propio rendimiento, a la evaluación social y auto-evaluación permanentes, a la frustración ante acontecimientos adversos, etc. ), y otras cuestiones que rodean a los apartados anteriores (ej: la relación con los medios de comunicación y el impacto de lo que dicen o publican, la relación con los directivos, etc. ).
En el entorno del ejercicio físico para la salud o el ocio, aunque en menor medida, también pueden suceder situaciones estresantes específicas, como la propia adherencia al plan de ejercicio (cuando, por ejemplo el ejercicio debe hacerse "haciendo huecos" difíciles en el horario diario y desplazándose en coche en un tráfico espeso), el cumplimiento de las tareas previstas (que pueden provocar fatiga y dolor), el reto de alcanzar determinado objetivo (cuando éste no es realista o el practicante pierde una perspectiva razonable de lo que verdaderamente pretende haciendo ejercicio), o la "presión" social de los compañeros de actividad.
En ambos casos, los practicantes también están expuestos a situaciones estresantes de tipo general, como conflictos familiares, divorcios, pérdidas de seres queridos, problemas financieros o dificultades menores de distinta índole.
TABLA 3. Principales grupos de variables situacionales potencialmente estresantes en el deporte de competición
(2) Variables personales
Determinadas variables personales pueden mediar entre las situaciones antecedentes potencialmente estresantes y la respuesta de estrés. De hecho, como la respuesta de estrés aparece como consecuencia de valoraciones subjetivas que realiza la persona que lo sufre, referidas en primer lugar al grado de amenaza que suponen las situaciones potencialmente estresantes y, en segundo lugar, a los recursos disponibles para hacerles frente, todas aquellas variables que puedan influir en estas valoraciones tendrán una gran importancia.
En el contexto del deporte se ha estudiado la posible influencia de variables como la ansiedad-rasgo, la ansiedad-rasgo competitiva, el locus de control, los recursos de coping o afrontamiento y el apoyo social. También se ha especulado en otras variables como la denominada hardiness ("dureza").
- Ansiedad-Rasgo y locus de Control.
En ningún estudio conocido hasta la fecha se ha encontrado alguna relación entre la ansiedad-rasgo y el locus de control y las lesiones deportivas, ni ninguna relación relevante entre estas variables y situaciones potencialmente estresantes que parecen influir en la vulnerabilidad a las lesiones.
- Recursos de coping.
En varios estudios se han encontrado una relación positiva entre la presencia de recursos de coping y la inmunidad a las lesiones 28, 29.
En el más reciente de ellos se halló una relación positiva entre el mayor número de recursos de coping y la menor ocurrencia de lesiones deportivas, considerándose como recursos de coping, todas aquellas estrategias que los sujetos utilizaban para combatir el estrés.
Los deportistas que no tuvieron lesiones durante toda la temporada, además de haber sufrido menos eventos estresantes relacionados con la actividad deportiva durante la temporada anterior, manifestaron tener al principio de ésta, más recursos de coping que los que tuvieron alguna lesión.
Dentro de este apartado, sería interesante tener en cuenta los estilos de afrontamiento de los deportistas, ya que es muy probable que su manera de afrontar las situaciones potencialmente estresantes de una u otra manera (ej: confrontándolas, distanciándose de ellas, aceptando su responsabilidad, etc. ) determine, al menos en parte, la presencia, intensidad e impacto de la respuesta de estrés
- Apoyo social
Diversos estudios han investigado la posible relación entre el apoyo social y la vulnerabilidad a las lesiones deportivas 29. En un estudio 29, se encontró que la existencia de apoyo social resultaba positiva en combinación sólo cuando coincidía con la presencia de habilidades de coping. Esto sugiere la conveniencia de estudiar el apoyo social junto con otras variables.
En una investigación 14, se encontró que el apoyo social moderaba favorablemente el posible impacto de la presencia de acontecimientos estresantes negativos en los jugadores titulares. Es decir, los jugadores titulares con mayores puntuaciones en eventos estresantes negativos y menores puntuaciones en apoyo social, fueron los que tuvieron más lesiones durante la temporada. Sin embargo, también se halló que en ausencia de eventos estresantes negativos, la existencia de apoyo social se relacionaba con un incremento en la frecuencia de las lesiones, sugiriendo que la relación del apoyo social con la vulnerabilidad a las lesiones, puede depender de la presencia o ausencia de otras variables. Así el apoyo social podría ser positivo para reducir las cualidades amenazantes o amortiguar el impacto negativo de situaciones potencialmente estresantes, pero resultar perjudicial cuando estas situaciones no existen.
- Otras variables personales
Algunos especialistas han propuesto la posible trascendencia de otras variables que, en otros contextos, han mostrado su papel moderador entre las situaciones potencialmente estresantes y la respuesta de estrés. La principal de ellas es la denominada hardiness ("dureza") 31. La dureza es un constructo que tiene tres componentes: control, compromiso y reto.
El componente control indica la tendencia de la persona a percibir que controla los eventos potencialmente estresantes que suceden en su vida, en lugar de percibir indefensión respecto a éstos. El compromiso supone la tendencia a involucrarse en aquello que uno hace o que necesariamente tiene que afrontar, en contraposición a eludirlo total o parcialmente. Por último, el reto hace referencia a la tendencia a considerar las situaciones potencialmente estresantes como dificultades que pueden ser superadas e incluso considerarlas como interesantes oportunidades para superar, en lugar de considerarlas como amenazantes.
En el único estudio que se conocen con deportistas, en concreto en una muestra de nadadores profesionales, se observó una relación inversa entre la "dureza" y la presencia de respuestas emocionales durante periodos de sobre-entrenamiento deportivo 32.
Otras variables personales, también han sido señaladas como posibles moderadoras en la relación existente entre situaciones estresantes, respuesta de estrés y lesiones deportivas. En general, puede decirse que cualquier variable que suponga una tendencia a interpretar las situaciones potencialmente estresantes como retos en lugar de amenazas, o a valorar positivamente los recursos que uno tiene para hacerles frente, podría contribuir para reducir la vulnerabilidad al estrés y a las lesiones. Algunas que consideramos relevantes son: la tendencia a ser optimista, la racionalidad y la flexibilidad de las creencias y actitudes, una elevada auto-confianza y auto-estima, alta motivación de logro.
TABLA 4. variable personales que pueden aumentar (+) o disminuir (-) el potencial
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