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Consumo de tóxicos como factor precipitante y mantenedor de un trastorno de la conducta alimentaria.

Fecha Publicación: 01/03/2005
Autor/autores: S. Rodríguez Saturio

RESUMEN

En el manejo de los Trastornos de la conducta alimentaria es suficientemente conocido el papel del consuno de tóxicos comórbido a la propia patología alimentaria y generalmente en el contexto psicopatológico de la impulsividad. Además el consumo de dichas sustancias se inicia cada vez a edad más temprana. En la génesis de los TCA se sabe que los factores genéticos o heredables llegan a constituir la mayor parte de la vulnerabilidad para el desarrollo de la enfermedad sobre los que inciden otros factores ambientales tales como la hiperactividad, la presión social y del grupo de iguales para provocar la conducta necesaria de dieta y a partir de ahí desencadenar el trastorno. En nuestra experiencia clínica constatamos cada vez más casos de pacientes que inician conductas de dieta o restricción alimentaria precipitado por los efectos anorexígenos de sustancias tales como speed, anfetaminas o cocaína. Algunos de ellos continúan posteriormente utilizando dicho consumo como medida de control o compensadora sobre la posible ganancia de peso.

Se presentan dos casos clínicos discutiendo las posibles implicaciones terapeúticas y preventivas que de ello pudieran derivarse revisando la literatura existente al respecto. En los últimos años han aumentado tanto el consumo como los problemas asociados a las drogas. Así, la prevalencia de consumo de cocaína entre los estudiantes de 14-18 años pasó de 2, 6% en 1996 a 6, 0% en 2002 y el número de tratados por primera vez en la vida de 932 en 1992 a 1. 892 en 1996 y 5. 977 en 2001. Por su parte, la proporción de urgencias hospitalarias por reacción aguda a drogas en que se menciona cocaína pasó de 26, 1% en 1996 a 44, 4% en 2001, y la proporción de muertes por reacción aguda a drogas en que se detecta sólo cocaína de menos de 1% en 1983-1989 a 8, 3% en 2001. El número de tratamientos por abuso o dependencia de éxtasis pasó de 226 en 1996 a 335 en 2001, y el de anfetaminas de 319 en 1996 a 255 en 2001, mientras que la proporción de urgencias por reacción aguda a drogas en que se menciona éxtasis pasó de 1, 6% en 1996 a 5, 2% en 2001, y la proporción en que se menciona anfetaminas de 3, 1% en 1996 a 4, 6% en 2001. 1 El efecto de drogas como la cocaína o la metanfetamina (popularmente denominada ?speed?), producen hiperactividad simpática, taquicardias que pueden desembocar en arritmias, hipertensión y ocasionalmente convulsiones e hipertermia así como posible neurotoxicidad 2 Otros efectos son la mayor capacidad de resistencia frente al cansancio, hiperactividad, belicosidad y confusión. Los síntomas de abstinencia consisten en fatiga, disforia, alteraciones del sueño, anhedonia y anorexia seguida en algunos casos por ingesta o apetito voraz3. Paralelamente se ha incrementado el consumo de sustancias adelgazantes, laxantes y diuréticos4. Los riesgos de dicho consumo están empezando a ser alarmantes lo que sumado a la morbilidad inherente que presentan los trastornos de la conducta alimentaria constituye un problema de alta relevancia en el panorama sanitario actual5. Encontrándonos con jóvenes que vomitan, se purgan y consumen sustancias adelgazantes sin control médico además del consumo habitual de tóxicos de predominio en el fin de semana. El resultado es que cada vez es más frecuente en la práctica clínica encontrarse con trastornos de la conducta alimentaria heterogéneos en su presentación clínica y evolutivamente más complejos debido entre otras a las distintas modalidades de presentación y comorbilidad frecuente con otros trastornos psiquiátricos 6, 7, siendo los más relevantes los trastornos de personalidad y el consumo de sustancias8. Tradicionalmente se ha considerado este último asociado a pacientes con un perfil purgativo (anorexia purgativa y bulimia purgativa) y a trastornos de personalidad tipo límite o la impulsividad9. Evidentemente se conoce desde hace tiempo la asociación entre el consumo de drogas y problemas alimentarios llegando incluso a hipotetizarse una vía o teoría común respecto a la etiopatogenia de ambos trastornos10, 11. Aunque no todos los autores consideran que los trastornos de alimentación tienen más probabilidad de asociación con abuso de sustancias sino la misma morbilidad que otros trastornos tales como la depresión12. En este artículo únicamente queremos destacar una vez más la interrelación habitual entre el consumo de drogas y los trastornos de alimentación y los riesgos y necesidades de atención que de ello se derivan13. Presentamos además la utilización por parte de los pacientes del consumo de drogas de síntesis (principalmente metanfetamina y cocaína) como medio par mantener su peso bajo o facilitar sus conductas restrictivas y las consecuencias tanto psicológicas como fisiológicas derivadas de ello. Además uno de los casos describe como el consumo de dichas drogas precipitó el trastorno alimentario.


Palabras clave: Cocaína, Consumo de tóxicos, Éxtasis, Speed, Trastorno de la conducta alimentaria
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Personalidad, Trastornos de la Personalidad .

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