El Acompañante Terapéutico (AT) es un agente de salud entrenado para contener a pacientes crónicos y agudos, en un nivel vivencial, para lo cual debe constituir una presencia receptiva, cálida y confiable. El A T acompaña al paciente en sus crisis y diferentes fases del proceso terapéutico. Por tal motivo, se ha estudiado su rol, a partir de su inserción en un equipo interdisciplinario donde supervisa su labor y trabaja de manera coordinada con otros profesionales.
Si bien las funciones del acompañante terapéutico se definen a partir de las estrategias que se planteen en la dirección de un tratamiento particular, se pueden postular ciertas funciones generales que definen su rol: acompañar al paciente en sus actividades, contenerlo, ofrecerse como referente y organizador psíquico, asumir por momentos funciones que "el Yo del paciente? no puede desarrollar y favorecer la emergencia de su subjetividad y el desarrollo del lazo social. Esta función se ha analizad o desde el punto de vista del trabajo con niños que presentan diferentes psicopatologías infanto juveniles tales como las del espectro autista. Se puede concluir que el A T desempeña su rol en distintos ámbitos: domiciliario, ambulatorio e institucional, y, para tal fin, ha establecido un encuadre y contrato terapéutico con el equipo, el paciente y su familia para evitar dificultades que puedan surgir en relación a su rol durante el tratamiento.
Incumbencias profesionales del Acompañante Terapéutico
Autores: 1)Galacho, Estefanía; 2) Giudice, Gonzálo; 3) Martorella, Ana María; 4) Palumbo, Liliana Noemí; 5) Perez, Andrea
Institución: Fort dá Equipo de Trabajo Interdisciplinario en Psicopatologías Infanto Juveniles
1, 2 y 5. - *AT egresado de IMAT *Estudiante avanzado de Carrera de psicología en UNMDP *Expositor en Congresos de psiquiatría.
3. - *Médica- Pediatría – Especialista en psiquiatría Infanto Juvenil (UBA) *Equipo Interdisciplinario Escuelas de Educación Especial del Gran Buenos Aires *Formación en Pedagogía Médica en Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de La Plata desde 1998 *Médica Psiquiátra Asistente en HIEMI MdP desde 2005.
4. - *Licenciada en psicología UBA *Formada en psicoanálisis Lacaniano con Oscar Mazzotta *Experiencia en Educación Especial y discapacidad *Asistente Educacional en escuela de Educación Especial Nº 514- Mar del Plata *Expositora en Congreso de psiquiatría.
Resumen
El Acompañante Terapéutico (AT) es un agente de salud entrenado para contener a pacientes crónicos y agudos, en un nivel vivencial, para lo cual debe constituir una presencia receptiva, cálida y confiable. El A T acompaña al paciente en sus crisis y diferentes fases del proceso terapéutico. Por tal motivo, se ha estudiado su rol, a partir de su inserción en un equipo interdisciplinario donde supervisa su labor y trabaja de manera coordinada con otros profesionales. Si bien las funciones del acompañante terapéutico se definen a partir de las estrategias que se planteen en la dirección de un tratamiento particular, se pueden postular ciertas funciones generales que definen su rol: acompañar al paciente en sus actividades, contenerlo, ofrecerse como referente y organizador psíquico, asumir por momentos funciones que \"el Yo del paciente” no puede desarrollar y favorecer la emergencia de su subjetividad y el desarrollo del lazo social. Esta función se ha analizado desde el p unto de vista del trabajo con niños que presentan diferentes psicopatologías infanto juveniles tales como las del espectro autista. Se puede concluir que el A T desempeña su rol en distintos ámbitos: domiciliario, ambulatorio e institucional, y, para tal fin, ha establecido un encuadre y contrato terapéutico con el equipo, el paciente y su familia para evitar dificultades que puedan surgir en relación a su rol durante el tratamiento.
Palabras claves: Acompañante Terapéutico, rol, funciones, trabajo interdisciplinario, contrato terapéutico.
INTRODUCCIÓN
Cuando se trata de determinar las funciones y roles del Acompañante Terapéutico (AT), primero debemos definirlo, y para ello, al ser un dispositivo de creación reciente, debemos aclarar si corresponde o no a aquello que el inconsciente colectivo fantasea como sus acciones y tareas.
Definición:
No es:
Un cuidador domiciliario
Un amigo.
Un enfermero
Un asistente en discapacidad.
Un familiar
Un psicólogo.
Sí es:
Un agente auxiliar dentro del campo de la salud mental
Un agente re-socializador.
Un mediador entre el terapeuta y el acompañado.
Una pieza fundamental dentro del equipo terapéutico.
El Acompañante Terapéutico es un agente de salud formado en conocimientos básicos de psicopatología, con conceptos generales de psicología. El Acompañante Terapéutico está entrenado para contener a pacientes crónicos y agudos, en un nivel vivencial, no interpretativo y para el cual debe poner el cuerpo y constituir una presencia receptiva, cálida y confiable. El Acompañante Terapéutico acompaña al paciente en sus crisis y diferentes fases del proceso
Si bien las funciones del acompañante terapéutico se definen a partir de las estrategias que se planteen en la dirección de un tratamiento particular, sí se pueden postular ciertas funciones generales que definen su rol:
El acompañamiento terapéutico consiste en acompañar, estar con, el acompañado en su día a día, en sus diversas actividades, ayudándolo a desenvolverse y a detectar las dificultades que vayan surgiendo en cada momento, favoreciendo la emergencia de la subjetividad y el desarrollo del lazo social.
Contener al paciente: El Acompañante Terapéutico se ofrece como sostén, auxiliando al paciente en su imposibilidad de delimitarse a sí mismo. Acompaña y ampara al paciente en su desvalimiento, su angustia, sus miedos, su desesperanza, e incluso en aquellos momentos de mayor equilibrio.
Ofrecerse como referente: El Acompañante Terapéutico es para su paciente un "referente”, incluyéndose como tercero. Cuando hablamos de "terceridad”, lo hacemos aludiendo a un posicionamiento del Acompañante Terapéutico que opera en el vínculo a la manera de organizador psíquico que lo ayuda a regularse.
Ayudar a "reinvestir”: El Acompañante Terapéutico se ofrece a la manera de un "organizador psíquico” capaz de intervenir operativamente y decidir por el paciente en aquellos ordenes donde éste no es aún capaz de hacerlo por sí mismo. Asume por momentos funciones que "el Yo del paciente”, por estar comprometido y debilitado por la enfermedad, no puede desarrollar.
Ámbitos del Acompañamiento terapéutico:
En la urgencia: Episodios psicóticos, depresión, descompensación de pacientes bipolares, etapas agudas de pacientes psiquiátricos crónicos, en situaciones de crisis en cualquier patología.
En la internación psiquiátrica: Durante los permisos de salidas, en los primeros momentos de alta o en los primeros momentos de la internación.
En el ámbito médico: Pacientes pre y post quirúrgico, tratamientos que requieran sucesivas internaciones, terapias oncológicas, discapacidades que requieran rehabilitación, etc.
En el domicilio del paciente: En la cotidianeidad del acompañado, en las actividades diarias, mediando en el vínculo entre la familia y el acompañado.
En el ámbito educativo y/o institucional.
En lo ambulatorio (recreativo, AVD=actividades de la vida diaria).
El Acompañante Terapéutico es un recurso clínico que utilizan los profesionales para:
• Evitar una internación en situaciones críticas que afectan al paciente y su entorno familiar: el Acompañante Terapéutico cumple un rol fundamental dentro del tratamiento; funciona como una Internación Domiciliaria, ocupándose del suministro de medicación; de que circule la información diaria al médico, y ponen en acción lo que el paciente trabaja en su sesión.
• Acompañar al paciente sin contención familiar, que vive solo, ya que el Acompañante Terapéutico funciona como un “par”, para evitar el aislamiento, ofreciéndole una mejor calidad de vida.
• En casos en que el paciente presente una disminución de auto valimiento y retracción, el Acompañante Terapéutico estimula las funciones sanas o menos dañadas, acompañándolo en las actividades cotidianas como tomar un bus, ir al centro de día, etc.
• Ayudar a pacientes en el proceso de externación: en esta etapa del tratamiento que transita el paciente, se tienen que tener en cuenta muchas cosas; no sólo que se encuentre estable o compensado, también es necesario un proceso de reinserción en los ámbitos de su vida. El paciente tiene que volver a enfrentarse con la realidad, a reencontrarse con su familia, con su casa y comenzar de a poco con algunas actividades acorde a sus posibilidades. El Acompañante Terapéutico trabaja profesionalmente acompañando este proceso.
• Ayudar a pacientes en el proceso de internación en una Institución: el Acompañante Terapéutico acompaña y contiene al paciente y su familia en este proceso crítico, utilizando las herramientas necesarias para que la internación sea menos violenta y más terapéutica.
Con el objeto de facilitar la comprensión de estas funciones, ejemplificaremos las mismas a través de intervenciones de casos, analizando las fortalezas y debilidades de cada acción. Es de elevada importancia insistir en la supervisión de los casos, en forma semanal con el equipo interdisciplinario, para el logro de estos objetivos.
MATERIAL Y MÉTODO
Registrar y ayudar a desplegar la capacidad creativa del paciente: La canalización de las inquietudes del paciente cumple un doble objetivo: sirve para liberar la capacidad creativa inhibida y tiende a la estructuración de la personalidad alrededor de un eje organizador. Al proponer y ayudar a investir tareas acordes con los intereses del paciente, se lo ayuda a reencontrarse con la realidad y se promueve y refuerza en él la noción de proceso.
Aportar una mirada ampliada del mundo objetivo del paciente: El Acompañante Terapéutico dispondrá de información ampliada sobre su modo de discurrir en ámbitos diversos, sobre los vínculos que mantiene con los miembros de la familia, el tipo de personas con las que prefiere relacionarse, las emociones que lo dominan. Registrará también conductas llamativas de la vida diaria en relación a la alimentación, el sueño, higiene persona. Todo ello contribuirá a una mejor evaluación de las alternativas a la hora de trazar una estrategia clínica.
Facilitar al paciente una mayor autonomía, lo ayuda a sostener o restablecer los vínculos de su entorno, familiar, social, laboral, mediando, previniendo o acompañando las situaciones de roce que se presentan en su vida cotidiana, para favorecer así una red de contención familiar, que no sólo ayuda a su recuperación, sino que también evita la cronificación y posterior estigmatización social.
Casuística
1. - Caso Jorgelina.
Edad: 12 años
Diagnóstico: TGD del espectro Autista.
Jorgelina vive con su mamá y su abuelo materno, concurre a una escuela especial por las mañanas, y algunos días de la semana realiza tratamiento fonoaudiológico.
El acompañante terapéutico es solicitado por una médica Psiquiátra Infanto Juvenil, quien atiende a Jorgelina desde los 5 años de edad.
Al comienzo del tratamiento se proponen los siguientes objetivos:
Establecer un vínculo con Jorgelina.
Fortalecer la autonomía de la niña en cuestiones relacionadas con las actividades de la vida diaria.
Favorecer la creación y el establecimiento de nuevas relaciones con otros niños de su misma edad, así como también con otros adultos.
Colaborar en la consolidación de nuevos aprendizajes adquiridos en la escuela y otros tratamientos.
Para poder alcanzar estos objetivos se propusieron las siguientes actividades:
Salidas ambulatorias, en el barrio cercano a la ciudad (plazas, quioscos, etc. ) junto a actividades recreativas y culturales, que aportaran diversión, y que, a su vez, promovieran la autonomía y la formación de nuevos lazos sociales. Estas acciones también colaboraron en el aprendizaje de reglas y normas sociales, y de circulación en la vía pública
Realización de juegos, ejercicios y tareas que fomenten la ejercitación de las funciones cognitivas (rompecabezas, juegos con letras, dómino, etc. )
Trabajos y manualidades con materiales artísticos y del hogar (pintura, cocina, etc. )
En la actualidad el Acompañante Terapéutico se encuentra trabajando con Jorgelina desde hace un año, la Psiquiátra y el equipo interdisciplinario fueron los encargados de supervisar las actividades y el desarrollo del tratamiento.
Se podría concluir que los objetivos propuestos han sido alcanzados progresivamente y se continúa trabajando para que vayan aumentando y consolidándose. En la actualidad Jorgelina ha realizado nuevos aprendizajes tanto cognitivos como sociales. También se desenvuelve con mayor autonomía en la vía pública, y ha alcanzado cierta autonomía con respecto a las actividades de la vida diaria. La niña ha logrado también relacionarse con personas externas al hogar y establecer vínculos con otros pares.
2. - Caso Julián
Edad: 9 años
Diagnóstico: TGD del espectro Autista
Se solicita el Acompañamiento Terapéutico para generalizar, en el domicilio, habilidades adquiridas (sociales, AVD, autovalimiento), durante el tratamiento en la institución terapéutica. A su vez, se le ofrecen a Julián diferentes estrategias de comunicación (pictogramas, agenda diaria), contención en situaciones de crisis y/o berrinches, realizando un registro de las causas posibles de estos últimos para realizar estrategias de anticipación en situaciones futuras y en consecuencia disminuir dichas conductas disruptivas.
Se brinda a los padres las diferentes herramientas para poder comprender mejor las situaciones compartidas y vividas con Julián, transmitiéndoles diferentes estrategias y herramientas para poder relacionarse con su hijo y así llevar adelante una mejor convivencia.
3. - Caso Darío
Edad: 6 años.
Diagnóstico: TGD del espectro Autista.
Se realiza el acompañamiento terapéutico en integración escolar. Se le brindan y transfieren a Darío herramientas y pautas de socialización para poder convivir con sus pares dentro del ambiente socioeducativo.
A su vez, se asesora a la docente sobre las características de la patología de Darío para una mejor adecuación de las actividades pedagógicas, en conjunto con el equipo interdisciplinario interviniente.
RESULTADOS
Durante este período de trabajo, se pudieron cumplir varios de los objetivos propuestos con los pacientes, con la intervención permanente del equipo interdisciplinario coordinado por una psicóloga y una médica especialista en psiquiatría infanto juvenil. Además de los logros observados, también se debieron enfrentar las dificultades propias del trabajo con pacientes que padecen psicopatologías y su contexto familiar y comunitario (ej. educativo).
Ámbito domiciliario
Contención física en situaciones de berrinches, para evitar agresiones y autoagresiones.
Actuación del AT como referentes para resolver situaciones problemáticas y enseñar habilidades sociales para una mejor convivencia familiar y de relación con sus pares y aquellas que tienen que ver con autovalimiento (cambiarse, cepillarse los dientes, preparar la leche, etc. )
Autovalimiento del paciente.
Estimulación del lenguaje para mejorar la comunicación
Aporte de otra mirada a los padres sobre las conductas del niño, sobre todo aquellas disruptivas, pensando juntos las causas y consecuencias para la elaboración de estrategias y búsqueda de herramientas para el niño y su familia. (ej: agenda visual acompañada de la expresión oral para organizar y anticipar las actividades al niño, adecuar los ambientes de manera más funcional para el niño y la familia, modo de relacionarse con el niño en cuanto a formas de hablarle, actitudes a tener en cuenta).
Dificultades:
Dificultad o resistencia en los padres para implementar las estrategias brindadas por el equipo.
Varios intentos de salir del encuadre por parte de los padres en cuanto a llegadas tarde, pedirle al AT que vaya otro día cuando tienen un evento para cuidarlo y que el AT haber accedido a este pedido. Como consecuencia implícita de ello, confusión en el rol y funciones del AT.
Situaciones de riesgo durante las crisis del paciente, habiendo terminado el AT con heridas y mordeduras en varias oportunidades.
CONCLUSIONES
Se puede concluir que algunas cuestiones a tener en cuenta para el buen desempeño del rol de AT son:
Trabajar interdisciplinariamente en un equipo.
Seguir las disposiciones y consignas determinadas por el equipo terapéutico.
Supervisión constante. Ya que permite el apoyo y contención de un profesional con mayor experiencia, sosteniendo el tratamiento, el encuadre y las inquietudes que le surjan al AT.
Autoconocimiento de las propias posibilidades y limitaciones.
Delimitación de un contrato de trabajo y encuadre claros con el equipo, el paciente y su familia.
Condiciones personales para ser un A. T.
• actitud disposicional (que va a favorecer la escucha, la observación y el carácter vivencial-emotivo de la tarea)
• Receptividad y Contención
• Empatía
• Capacidad lúdica
• Poder poner el cuerpo y ser presencia
• Perseverancia
• Sentido común
• Control de los impulsos
• Poder poner límites (firmes aunque no rígidos)
• Reverié (capacidad predictiva)
• Capacidad para identificarse con el otro, a la vez que una disociación instrumental para observar y evaluar la interacción
• Capacidad de comunicación asertiva y de conformación de equipos asertivos de trabajo
• Flexibilidad
• Respeto y responsabilidad
• Para todo lo cual es fundamental la higiene mental, a través del análisis personal.
Acerca del vinculo entre el paciente y el AT se debe considerar que:
Es importante que el AT pueda realizar el acompañamiento compartiendo simétricamente vivencias cotidianas, pero ayudando al acompañado a decodificarlas asimétricamente, es decir, sin involucrarse masivamente en el vinculo AT- acompañado.
Transferencia-Contratransferencia: La activación de procesos transferenciales aparece como una ocurrencia espontánea en todas las relaciones personales en general. En las relaciones terapéuticas, el propósito no es la creación o invención de la transferencia sino su revelamiento y resolución.
El campo transferencial queda configurado por la subjetividad del acompañado y del acompañante y por la intersubjetividad resultante. Desde el primer contacto el acompañado evoca una serie de deseos, miedos, expectativas. Toda información referida al AT (edad, apariencia, actitud, tono de voz, etc. ) será procesada a la luz de los miedos, deseos y expectativas previas. No importa lo anónimo y no contaminante que el AT resulte ser, no es posible crear nada semejante a una pantalla en blanco y esto es porque ninguna situación está libre de ser interpretada a la luz de las experiencias previas.
El AT está advertido y sabe de las operaciones psicológicas activadas en la relación, pero a diferencia del terapeuta no se encuentra formado para la capacitación, el análisis, y la resolución de los contenidos transferenciales. No se espera del AT que dirija la resolución de estos procesos.
Contratransferencia: Es todo aquello que, tanto por parte del AT como del terapeuta, puede intervenir en el proceso terapéutico. Son importantes las reacciones del AT frente a la persona del acompañado y en particular frente a los procesos transferenciales. Las reacciones del AT pueden tomar la forma de actuaciones dirigidas hacia el paciente y hacia otras personas (familia), como por ejemplo llegadas tarde, silencios, reacciones físicas como cansancio o dolores musculares, malhumor, preocupación desmedida por el caso, etc.
Todas estas manifestaciones no deben ser tomadas como un obstáculo en el vínculo, sino que deben ser tratadas en detalle en la instancia de supervisión del tratamiento.
Una de las herramientas útiles para el desempeño adecuado del AT es la disociación instrumental: El acompañante deberá incluirse en el mundo del acompañado, escuchando sin miedos, sin emitir juicios valorativos y, sobre todo, sin interpretar, sin apresurarse a decir si algo pertenece a la realidad o no. Debe situarse, además, a una distancia prudencial para poder pensar con autonomía, es decir, deberá instrumentar el mecanismo de disociación instrumental, que implica la capacidad de separarse o dividirse internamente, dejando de lado determinados aspectos de su personalidad y asumiendo otros, sin que se mezclen o comuniquen entre sí.
Este mecanismo le permitirá al acompañante dejar de lado aspectos de su personalidad que lo identifiquen en los avatares anímicos del acompañado, sus temores o sufrimientos, para poder conectarse con otras partes propias que lo habiliten para realizar su tares con suficiencia.
Uno de los riesgos más frecuentes que corre el AT es el de identificarse con el paciente en los momentos en que éste se siente víctima, incomprendido o maltratado por quienes lo rodean. En estos casos en los que no se instrumenta la disociación instrumental, la confusión puede obrar viendo la realidad tal como la describe el paciente o rechazándolo violentamente para eludir la confusión. Es fundamental mantener en forma estricta el compromiso asumido porque el acompañado pone a prueba, permanentemente, al AT. Muchas veces, en pacientes graves la carencia e intolerancia a la frustración que padecen, los lleva a establecer relaciones de necesidad que incluyen alejamientos y acercamientos repentinos.
Algunas dificultades que puedan surgir en relación al rol de un AT durante el tratamiento:
Falta de un equipo interdisciplinario.
Demoras en las autorizaciones y pagos de los tratamientos por parte de las obras sociales.
Confusión en cuanto a sus funciones por parte del paciente, familiares y AT. Desdibujamiento del encuadre. ( Horarios, vínculo, actividades, objetivos)
Resistencia familiar y del paciente frente a los avances en el tratamiento.
Situaciones de riesgo con pacientes agresivos.
Involucramiento excesivo en la problemática del paciente y su familia que imposibilitaría la continuidad del acompañamiento.
Responsabilidad civil en espacios abiertos.
BIBLIOGRAFÍA
1. - A. P. P. S. A, “Curso acompañamiento terapéutico en discapacidad”, 2010.
2. - KURAS DE MAUER, S. ; RESNIZKY, S. ; “Acompañantes Terapéuticos y pacientes psicóticos”. Editorial Trieb, 1958
3. - KURAS DE MAUER, S. ; RESNIZKY, S. ; “Acompañantes Terapéuticos actualización teórico-clínica”, Editorial Letra Viva, 2003.
4. - KURAS DE MAUER, S. ; RESNIZKY, S. ; “Territorios del acompañamiento terapéutico”, Editorial Letra Viva, 2005.
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