La psiquiatría actual ha relegado al olvido determinadas entidades, siendo una de ellas la parafrenia, ésta actualmente excluida de los sistemas clasificatorios estandarizados vigentes, fue durante la psiquiatría clásica una entidad clínica muy discutida entre la escuela francesa y alemana describiéndola como una forma intermedia entre paranoia y esquizofrenia.
Originariamente fue evocada por Kahlbaum y posteriormente descrita por Kraepelin hace ya más de cien años, el término parafrenia será eliminado como diagnóstico con la aparición del manual diagnóstico DSM III. En la presente publicación exponemos un caso diagnosticado de esquizofrenia paranoide de características parafrénicas, discutiendo su presentación clínica, su evolución, los diagnósticos diferenciales posibles, así como proponemos posibles planes terapeúticos a llevar a cabo en este tipo de pacientes.
Hospital Universitario De Canarias Carretera de Ofra S/N, 38320 San Cristobal De La Laguna Santa Cruz de Tenerife (Islas Canarias)
PARAFRENIA: A MEDIO CAMINO ENTRE LA DESORGANIZACIÓN ESQUIZOFRÉNICA Y
LA paranoia. A PROPÓSITO DE UN CASO
Calles Marbán, Ximenez De Embun Ferrer, Zúñiga Costa, Navarro Morejón.
Rcalleshuc@gmail. com
parafrenia, Kraepelin, esquizofrenia, paranoia, delirio, psicosis, confabulaciones, alucinaciones.
Paraphrenia,
Kraepelin,
schizophrenia,
paranoia,
delirium,
psychosis,
confabulations,
hallucinations.
RESUMEN
La psiquiatría actual ha relegado al olvido determinadas entidades, siendo una de ellas la
parafrenia, ésta actualmente excluida de los sistemas clasificatorios estandarizados vigentes,
fue durante la psiquiatría clásica una entidad clínica muy discutida entre la escuela francesa y
alemana describiéndola como una forma intermedia entre paranoia y esquizofrenia.
Originariamente fue evocada por Kahlbaum y posteriormente descrita por Kraepelin hace ya
más de cien años, el término parafrenia será eliminado como diagnóstico con la aparición del
manual diagnóstico DSM III. En la presente publicación exponemos un caso diagnosticado de
esquizofrenia paranoide de características parafrénicas, discutiendo su presentación clínica, su
evolución, los diagnósticos diferenciales posibles, así como proponemos posibles planes
terapeúticos a llevar a cabo en este tipo de pacientes.
ABSTRACT
Current psychiatry has relegated certain entities to the oblivion, one of them being
paraphrenia, which is currently excluded from the current standardized classification systems,
it was during classical psychiatry a very disputed clinical entity between the French and
German schools describing it as an intermediate form between paranoia and schizophrenia.
Originally evoked by Kahlbaum and later described by Kraepelin more than a hundred years
ago, the term paraphrenia will be eliminated as a diagnosis with the appearance of the DSM III
diagnostic manual. In this paper we present a case of paranoid schizophrenia with paraphrenic
characteristics, discussing its clinical presentation, its evolution, the possible differential
diagnoses, as well as proposing possible therapeutic plans to be performed in this type of
patients.
INTRODUCCIÓN
La parafrenia es un delirio crónico, que puede o no acompañarse de alucinaciones, de aparición
normalmente tardía y cuyo curso, a diferencia de lo que suele suceder en la esquizofrenia, no
suele conllevar la defectualización característica de ésta.
El término parafrenia es un concepto mal delimitado que se ha utilizado, en ocasiones, como
sinónimo de esquizofrenia paranoide y también para designar un cuadro psicótico de evolución
progresivamente deteriorante y con un delirio bien sistematizado. Autores clásicos habían
propuesto la entidad como una esquizofrenia de inicio tardío, generalmente por encima de los
45 años, y con unas particularidades que la diferenciaban de la esquizofrenia de inicio a una
edad típica. Actualmente no se reconoce en los manuales de diagnóstico el concepto de
parafrenia como diferente del de la esquizofrenia, si bien muchos autores aceptan la validez
psicopatológica del término.
Es difícil determinar su prevalencia actual, puesto que no es un diagnóstico diferenciado como
ya comentabamos en los sistemas de clasificación estandarizados vigentes (DSM o CIE), y
actualmente suele contemplarse como confundida con otros trastornos de la esfera psicótica
(esquizofrenia o trastorno delirante principalmente), y no existen estadísticas fiables
actualizadas. Clínicamente y según el contenido del delirio, Kraepelin diferencia 4 subtipos de
parafrenia:
· La forma sistemática es propia del sexo masculino y suele manifestarse a partir de los 30
años; Kraepelin la definió como "el desarrollo extraordinariamente lento e insidioso de un
delirio de persecución fatalmente progresivo, al cual se agregan en última instancia ideas de
grandeza sin destrucción de la personalidad psíquica". La caracterizan temas persecutorios
teñidos de grandiosidad; las alucinaciones si aparecen suelen ser tardías, y aunque lentamente
suele evolucionar hacia la encapsulación.
· La forma expansiva, está caracterizada por delirios de grandezas muy exuberantes con
ánimo exaltado y fácilmente irritables, es más común en mujeres jóvenes, y combina temas
megalomaníacos, místicos o erotomaníacos con alucinaciones precoces a menudo visuales,
pudiendo confundirse fácilmente y por tanto debiendo establecerse su diagnóstico diferencial
con una fase maníaca-psicótica. Suele cursar con brotes limitados entre los cuales la
enfermedad se mantiene atenuada, responde medianamente bien al tratamiento farmacológico
y evoluciona hacia un cierto debilitamiento del delirio, siendo por todo ello la de mejor
pronóstico.
· En el tipo de parafrenia confabulatoria, también de aparición temprana, que no muestra
preferencia entre los dos sexos, predominan la distorsión y fabulación de los recuerdos,
mientras suelen faltar las alucinaciones; comparte con las otras formas la temática
persecutoria y una grandiosidad eufórica, pero destaca por encima de ellas la confabulación.
Evoluciona también hacia la encapsulación.
· Finalmente, en la parafrenia fantástica, que predomina en hombres y suele aparecer en la
tercera o cuarta década de la vida, la personalidad está menos conservada. La temática
delirante se hace extremamente variada y las alucinaciones son comunes y múltiples, el
paciente se muestra fácilmente verborreico, exaltado e irritable a la vez que indiferente a la
realidad, y con el tiempo su afectividad va embotándose, manifestándose una demencia en
pocos años, diez a lo sumo (la llamada antiguamente "demencia fantástica"). La forma tardía o
presenil (late paraphrenia) descrita por Martin Rothen 1955 es quizá la más comúnmente
observada en la actualidad, y se caracteriza por delirios de contenido paranoide con frecuentes
alucinaciones que aparecen en la vejez, principalmente en mujeres, a menudo afectas de
déficits sensoriales y con rasgos de personalidad previa paranoide o esquizoide y en ocasiones
antecedentes de esquizofrenia entre sus familiares.
Las distintas formas clásicas de parafrenia tienen una serie de características en común que
justifican que nos cuestionemos su mantenimiento como una forma diferenciada de psicosis,
comenzando por su inicio relativamente tardío, a partir de la tercera década de la vida, y la
expresión fantástica del delirio con escasa o nula repercusión afectiva, así como la
conservación de la personalidad del paciente, que vive repartiéndose entre dos mundos, de
modo que fuera de su delirio es capaz de mantener su funcionamiento social y laboral y su
sentido juicioso de la realidad excepto en lo que competa a sus ilusiones. Diferencia ésta clara
con el esquizofrénico que está completamente perdido y absorto en su delirio.
Lo que sí tienen en común esquizofrénicos y parafrénicos es la sustitución de una biografía
histórica, basada en las vivencias reales en tiempo y espacio concretos, por una mítica y
simbólica que se mezclan con aspectos residuales de la vida anterior. En el parafrénico
subsisten a la par ambos universos sin molestarse, mientras que en el esquizofrénico, cuando
la enfermedad está activa, el segundo suple y anula al primero. Los temas delirantes propios
del parafrénico presentan una gran variabilidad, aunque suelen tener como nexo común su
carácter mágico-fantástico. En el paranoico, en cambio, el delirio se restringe a un tema
concreto, en torno al cual el paciente construye un sistema bien organizado e internamente
coherente, que argumentará detalladamente con irreductible seguridad, apoyándose en las
alucinaciones si las hay.
CASO CLÍNICO
Paciente mujer de 52 años internada en la Unidad de Rehabilitación Activa desde febrero 2016
y siendo trasladada de la Unidad de Subagudos en su último ingreso en 2015. Incapacitada
legalmente. Soltera. Es la quinta de una fratria de diez hermanos. Padres fallecidos. Dos
hermanos con diagnóstico de trastorno psicótico. La paciente no cuenta con una adecuada red
de apoyo sociofamiliar.
Patobiografía
Antecedentes de alteraciones de conducta cuando la paciente contaba con 35 años y que
inicialmente se interpretaron en el contexto de una personalidad dominante y excéntrica
(actitudes reivindicativas contra el Ayuntamiento, incluyendo denuncia a funcionarios,
acudiendo a medios de comunicación; conflictividad vecinal . etc. )
Su primer ingreso psiquiátrico se realiza en septiembre del 2004 cuando la paciente contaba
con 40 años en la Unidad de Internamiento breve para valoración psiquiátrica, en el contexto
de un estado de aislamiento social y abandono, coincidiendo con un agravamiento somático de
su madre (con la cual la paciente convivía y era su principal cuidadora) quien finalmente
fallece en ese año. En la evaluación durante este ingreso se objetivó la presencia de un cuadro
psicótico florido (ideación delirante de contenido megalomaníaco, pseudociesis, alucinaciones
cenestesias y auditivas. . . ), iniciándose tratamiento con neurolépticos y siendo derivada
posteriormente a la Unidad de Subagudos.
En el año 2012 se traslada del piso tutelado donde reside hasta ese momento a su vivienda
propia, momento en el que abandona el tratamiento y seguimiento psiquiátrico y apenas
desarrolla actividad ocupacional alguna, reagudizándose progresivamente la sintomatología
psicótica consistente principalmente en contenidos delirantes de carácter megaloide y
erotomaníacos muy bien estructurados que condicionan su actividad (solicitud de un nuevo
DNI secundario a contenidos delirantes de filiación) motivo por el cual es necesario un nuevo
ingreso en la Unidad de Internamiento Breve y posterior traslado a la Unidad de Subagudos.
Evolución
En total la paciente hasta el momento cuenta con 7 ingresos en la Unidad de internamiento
Breve (años 2004, 2012, 2013 y 2015) con derivación posterior en 4 ocasiones a Unidad de
Subagudos (años 2004, 2012, 2013, 2015).
En el año 2014 la paciente fue de nuevo valorada por el Equipo Comunitario Asertivo de cara a
poder proporcionarla un recurso comunitario a su alta de la Unidad de Subagudos, pero
finalmente la paciente a finales de 2014 abandona este recurso y permanece dos meses en un
albergue municipal hasta que es trasladada por las Fuerzas de Orden Público al servicio de
urgencias por descompensación psicótica mostrando ideas de perjuicio centradas en el
entorno, ideas autoreferenciales y alteraciones de conducta en el contexto de esta
sintomatología delirante.
Hasta la actualidad su perfil evolutivo ha sido de un cuadro psicótico de características
parafrénicas, con buena conservación de facultades instrumentales y afectivas, con ausencia
de semiología negativa y/o deterioro así como un encapsulamiento de los contenidos
delirantes, con mínima o nula repercusión emocional y/o conductual de los mismos.
Independiente para actividades de vida diaria, adecuado funcionamiento y correcta adaptación
en la Unidad, con el resto de pacientes y personal sanitario
Exploración psicopatológica durante su estancia en Unidad de Rehabilitación Activa:
Consciente y orientada en tiempo y espacio, doble orientación delirante en persona. Actitud
sintónica. Aspecto cuidado. Adecuado contacto visual. Abordable y colaboradora. Tranquila
psicomotrizmente. Euproxésica. No se aprecian déficits mnésicos ni intelectivos a la
exploración grosera. No impresiona de deterioro procesual o de funciones superiores. Lenguaje
espontaneo, coherente, fluido, con discurso centrado en verbalizar ideación pandelirante
crónica bien estructurada con características fantásticas de filiación "se llama Elena de Francia,
tiene varios padres adoptivos entre ellos Obama y Will Smith, proviene del Planeta Urano y
mide 24 metros pero ha sido reducida para poder ser introducida en un cuerpo humano",
ideación delirante de grandiosidad-megaloide "es hija de los Borbones, de la Reina de
Inglaterra, su hermano es Carlos de Inglaterra. . . . así como que es Jueza del Tribunal supremo,
médico Honoris Causa, abogada, Policía Nacional, . . . tiene poderes de sanación a través de sus
ojos y manos", asimismo delirio erotomaníaco en el que afirma que "su marido es psicólogo y
médico del centro", ideación delirante de pseudociesis "lleva en el vientre a dos bebes de 8
meses" y ciertas ideas de perjuicio centradas en dos compañeras del centro que en este
momento más que delirantes impresionan de sobrevaloradas. Las ideas delirantes son
totalmente irreductibles, vividas con plena convicción y egosintonicamente, así como la
realización de nula crítica respecto a ellas por parte de la paciente. afecto tendente a la
eutimia, siendo la repercusión emocional y conductual del delirio nula en este momento.
Niega ansiedad y no se objetiva sintomatología ansiosa. Niega alteraciones sensoperceptivas y
fenómenos de primer rango, no impresiona de conducta alucinatoria, no se objetivan
soliloquios, ensimismamiento ni musitaciones. No presenta sintomatología extrapiramidal ni
síntomas de sedación. Niega ideas de muerte/auto/heterolisis. Normorexia. sueño inducido
farmacológicamente. Independiente para actividades de vida diaria, adecuado funcionamiento
y correcta adaptación en la Unidad, con el resto de pacientes y personal sanitario. Acepta
tratamiento pero el insight es nulo. juicio de realidad comprometido en el momento de la
exploración psicopatológica.
Pruebas complementarias
Hematología y Bioquímica dentro de límites normales.
Serologías infecciosas negativas.
TC Cráneo. Examen dentro de límites normales.
juicio diagnóstico
esquizofrenia paranoide (Perfil parafrénico, con predominio de contenidos delirantes y ausencia
semiología negativa o deterioro).
DISCUSIÓN: ACTUALIZACIÓN SOBRE EL TEMA Y DIAGNÓSTICOS DIFERENCIALES
A partir del caso presentado, surgen diversas cuestiones acerca del diagnóstico de esta
paciente. Si se busca en el DSM 5 y en el CIE-10 no se encuentra ninguna descripción que se
ajuste a este caso13-14.
Por otra parte el tipo de delirio que presenta nuestra paciente, no se ajusta al correspondiente,
a un trastorno delirante ya que la temática de los mismos se presenta como factible de ocurrir
en la vida real, sin contenido fantástico, ni manifestaciones de pensamiento mágico. Por lo
tanto el no poder referenciarse con la nosografía actual genera interrogantes que serán
enumerados y discutidos a continuación. En primer plano se ubica el tipo de construcción
delirante que despliega la paciente. Acerca del mismo se puede destacar el gran parecido que
presenta con la descripción que plantea Henry Ey respecto a los delirios fantásticos de la
escuela francesa. Estos se caracterizan según este autor por presentar los siguientes
elementos: pensamiento paralógico, fábula delirante que se desarrolla fuera de la comprensión
posible, adaptando el espacio y el tiempo a la nueva visión en la que personas,
acontecimientos y situaciones adquieren nuevos significados. La paciente construye un mundo
propio caótico y atemporal donde no rigen las mismas leyes que gobiernan este.
Los temas de grandeza son aquí preponderantes. Esta ideación compleja, generalmente
extravagante e inverosímil sitúa al sujeto en el primer plano de su realidad haciéndolo
imprescindible. La primacía de la fabulación sobre las alucinaciones. A pesar de que las
alucinaciones suelen estar presentes en forma de voces, revelaciones, comunicaciones
telepáticas y visiones entre otros, prima el delirio en forma de discursos llenos de detalles y de
contenido extravagante, muy ricos en ideas fantasiosas. Si bien las alucinaciones auditivas
aparecen como cimiento del constructo delirante, las mismas ceden paso con el correr del
tiempo a las fabulaciones que enriquecen constantemente el delirio. A pesar de todo esto hay
una integridad paradójica del yo. Es llamativa la adecuada adaptación a la realidad, a pesar del
pensamiento paralógico-fantástico que inunda las experiencias del sujeto. Típicamente viven la
yuxtaposición de dos mundos, el imaginario y el real, sin que esto genere un conflicto y sin
que influya mayormente en las actividades y en los rendimientos de los pacientes15.
Respecto a la evolución clínica de nuestro paciente observamos en cuanto a la esfera
intelectual, que se encuentra inalterada a lo largo del tiempo. Con respecto a la adaptación a
nuevas situaciones y contextos sociales el paciente presenta algunas dificultades. Esta
discrepancia entre la descripción planteada por Kraepelin en cuanto a las áreas volitivas y
afectivas conduce a formular un interrogante: ¿Se trata de una parafrenia? ¿O es una
esquizofrenia con una presentación atípica?
La paciente que hemos expuesto en este caso presenta un episodio que bien podría
encuadrarse en la descripción que inicialmente hiciera Kraepelin. Las manifestaciones
delirantes con un fondo de claro tinte megalomaníaco, las alucinaciones, el delirio de dobles, la
convivencia en varios mundos sin que ello repercuta en su actividad y su rendimiento, el
aparentemente nulo deterioro y la aparición del cuadro por encima de los 40 años son datos
que se ajustan al concepto de psicosis tipo parafrenia, y parece un cuadro bien distinguible
clínicamente de una esquizofrenia típica y de un trastorno por ideas delirantes.
Para intentar resolver nuestra incógnita en relación al diagnóstico más adecuado para el caso
clínico que presentamos nos enfrentamos una vez más a las deficiencias diagnósticas de los
sistemas clasificatorios actuales, obligándonos a dirigir la mirada hacia el pasado en busca de
otras categorizaciones, rescatando a los autores clásicos para poder ir más allá de la
categorías actuales lo que nos permitiría profundizar teóricamente en el estudio del caso.
Nuestra paciente comenzó con una primera fase de incubación con ideas autoreferenciales
pasando a un delirio de persecución con tonalidad afectiva. Se observa igualmente un delirio
de persecución y de perjuicio, con rasgos de un yo hipertrofiado. Sus delirios se acompañan de
una tonalidad afectiva, pero guardando una cierta indiferencia con respecto al contenido de
éstos, que a veces son dramáticos. Al mismo tiempo, no percibimos en ella la frialdad y la falta
de interés autística de la esquizofrenia, ni la desconfianza y la descarga pasional del paranoico.
Su juicio está conservado. Con el tiempo, tales ideas fueron desapareciendo y se sustituyeron
por confabulaciones.
En su caso, el delirio de persecución buscaba un responsable para explicar su decadencia y la megalomanía compensaba la pérdida de una posición social y una vida pasada normalizada. En este contexto, el cuadro clínico se asemeja a la parafrenia
expansiva descrita por Kraepelin, a la parafrenia afectiva de Leonhard, o aún a la psicosis
fantástica de Ey.
Entre los posibles diagnósticos diferenciales, podríamos evocar: La paranoia; donde el delirio
se limita a un tema concreto, alrededor del cual se construye un sistema bien organizado con
coherencia interna, que el paciente defiende en detalle.
En cuanto a las esquizofrenias, el comienzo tardío es bastante raro si bien a veces es descrito en la literatura. Quizá el
diagnóstico diferencial más difícil a hacer, sería la psicosis de angustia-felicidad (psicosis
cicloide) de Leonhard. En esta entidad, el polo ansioso se caracteriza por la desconfianza y la
autorreferencialidad. En el polo opuesto, existen sentimientos de placer, que puede ir hasta el
éxtasis. Estos pacientes bendicen y predican, presentando alucinaciones audiovisuales de
contenido religioso.
En definitiva, la parafrenia está a medio camino entre la desorganización esquizofrénica y la
sistematización del paranoico; existe una conservación global impropia del progresivo defecto
esquizofrénico, y por otra parte la expresión polimorfa del delirio parafrénico se aproxima más
a la esquizofrenia que a la paranoia. En cuanto al tratamiento y pronóstico, el delirio
parafrénico es menos modificable por la terapéutica farmacológica que el esquizofrénico,
asemejándose en esto a las delusiones crónicas del trastorno paranoide; es si cabe aún más
resistente que estas últimas. Los neurolépticos parecen facilitar la encapsulación, pero
raramente consiguen eliminar el delirio16. En cuanto al modo de relacionarse con estas
personas, Maleval recomienda no precipitarse para querer "traer el sujeto hacia la realidad",
pero brindar una escucha benévola al delirio, sin intentar confrontarlo17.
La evolución de la parafrenia tiende de manera insidiosa hacia la cronificación del delirio.
Después de una fase de desarrollo activa, el delirio fantástico se fija indefinidamente sobre
temas esenciales en la forma sistemática. En las formas expansivas, vemos la psicosis avanzar
por saltos, con exaltación psíquica y delirios floridos. Estas formas serían de mejor pronóstico
con una tendencia del delirio a empobrecerse. Recordemos una vez más, que no existe
dislocación profunda de la personalidad, ni evolución hacia un proceso demencial.
tratamiento
INTERVENCIÓN PSICOLÓGICA
Para el planteamiento de la intervención, contextualizamos a esta paciente como un caso
representativo de parafrenia expansiva, comprendiéndola desde la definición realizada por
Kraepelin1, como un trastorno crónico pero con posibilidad de debilitamiento del delirio
mediante un tratamiento adecuado. Por ello, en el momento actual la psicoterapia se orientaría
hacia dos objetivos principales: primero, aceptar y gestionar el malestar de las experiencias
psicóticas crónicas y segundo, trabajando desde los puntos fuertes y la experiencia vital del
individuo contribuir a la reconstrucción del yo, puesto que en toda psicosis el yo se organiza
desde una experiencia de no continuidad18.
En relación al primer objetivo de intervención, y teniendo en cuenta que la parafrenia
expansiva tiende a la cronificación del delirio como señala Maleval17, manteniéndose éste
empobrecido y encapsulado, el propósito de la eliminación de la sintomatología psicótica tanto
desde la psicofarmacología como desde la psicoterapia parece un trabajo infructuoso.
Por ello, proponemos un trabajo no con el propósito de la modificación de la ideación delirante,
sino más bien centrado en el trabajo con la gestión emocional y del malestar. Siguiendo la
propuesta de una terapia Cognitiva basada en la persona para la psicosis Perturbadora de Paul
Chadwick19, el objetivo del tratamiento no serán los síntomas sino la perturbación que
producen.
Siguiendo a éste mismo, el proceso psicoterapéutico se puede entender como una "zona de
desarrollo próximo" (ZDP), definido por Vygotsky como "la distancia entre el nivel de
desarrollo actual determinado por la solución de un problema de forma independiente y el nivel
de desarrollo potencial determinado por la solución de un problema bajo la orientación o con la
colaboración de un compañero más capacitado"20. Este punto de partida supondría para la
terapia, el uso como andamiaje de los puntos fuertes y los aspectos mantenidos de la paciente
que junto a las técnicas terapéuticas permitirían alcanzar un desarrollo o recuperación de otras
habilidades empobrecidas por el aislamiento, la ruptura de la psicosis o el distanciamiento de
la vida normalizada21. Como técnica para el trabajo terapéutico se propone el uso de la
conciencia plena. Los mecanismos por los cuales ésta reduce la perturbación y aumenta el
bienestar es a través de la apertura de la conciencia y la introspección metacognitiva, facilitada
por la educación, discusión y descubrimiento con apoyo antes y después de la práctica22. La
conciencia plena tendría como objetivo específico traer a la conciencia abierta sensaciones
psicóticas que se verían liberadas de las reacciones perturbadoras habituales en la psicosis. Se
trata, por tanto, de un aprendizaje para aceptar vivir con esas experiencias sin sentirse
preocupado, excluido, dominado y sobrecogido por ellas19.
Como ha sido mencionado, el segundo objetivo se centraría en el trabajo con el yo. El yo es el
principal organizador del aparato mental que integra las experiencias y los recuerdos de la
persona ante las demandas del ambiente y los impulsos somáticos. Una de sus funciones más
importantes es asegurar la continuidad y la consistencia de la experiencia del yo-mismo. En la
psicosis se ha producido una escisión del yo donde la capacidad para mantener la experiencia
de continuidad y consistencia del yo-mismo ha fracasado. Esto lleva a la persona que sufre una
experiencia de psicosis a tratar de reconstruir la realidad desde una perspectiva delirante, en
aras de la coherencia. Por ello, desde la terapia se reconstruye el yo para que el sujeto no
necesite el delirio como elemento que aporte consistencia en su experiencia de sí y del mundo.
Esta intervención en la que se prima la aceptación de la experiencia y la integración en un
medio normalizado para el posible desarrollo de las capacidades de la persona, debería llevarse
a cabo sin un estado de reclusión del sujeto y tratando de evitar ingresos prolongados. Como
señala Kraepelin23"los pacientes usualmente sufren mucho en reclusión, lo cual los amarga y
los provee de nuevo alimento para sus delirios. . . "
CONCLUSIÓN
El trabajo con la psicosis debe partir de la comprensión de la experiencia perturbadora, desde
una perspectiva individualizada, y apoyar al sujeto para, valiéndose de sus puntos fuertes,
lograr la reintegración del yo y hacer posible la maximización de sus capacidades para una
vida satisfactoria e integrada en la sociedad. Pudiendo suponer esto la permanencia de
síntomas de la esfera psicótica desarmados de su capacidad perturbadora. Es por ello que la
intervención ideal sería encontrar el equilibrio y armonía entre el intervencionismo excesivo y
la expectación desinteresada, apostando por la autonomía y libertad del paciente.
Como dijera Colina en su libro Sobre La Locura "el arte de no intervenir se muestra en toda su
pureza cuando uno duda entre reprimir o tolerar, entre imponer o dejar hacer. No debemos
olvidar que el primun non nocere sigue siendo un ideal rodeado de obstáculos, tanto más en el
caso de la locura, donde el adagio se alza como una insalvable empalizada. Lo más complicado
de un paciente psicótico, cuando se nos encarga su tratamiento, sigue siendo no perjudicarle,
dejarle libre y, a lo sumo, acompañar su capacidad reconstructiva, sin dejar por ello de tratarle
en el sentido más genuino del término.
Lo malo de nuestra profesión no es cometer una intervención equivocada sino perder el
interés, o mucho peor, perder la tenacidad y la ambición de ser útil sin necesidad de
demostrarlo.
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