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Algunas consideraciones cognitivas, afectivas y conativas alrededor del acto suicida.

Autor/autores: Máximo Eredio Hernández Pérez
Fecha Publicación: 01/01/2003
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Se realizó un estudio con el objetivo de identificar elementos cognitivos, afectivos y conativos alrededor del acto suicida de tipo descriptivo-retrospectivo con 30 pacientes: 24 femeninos y 6 masculinos, que realizaron intento suicida ingresados en los servicios de Unidad de Intervención en crisis en 5 hospitales de Ciudad Habana en Mayo del 2002. Se aplicó una encuesta diseñada y validada por un comité de expertos.

El 80 % de los casos correspondió al sexo femenino con una relación entre sexos 4:1. Los pensamientos más frecuentes fueron: no morir con su acción, recibir ayuda oportuna y cambiar la situación personal, familiar o social. Existió una combinación de estados afectivos con predominio de la tristeza, inquietud, temor y desespero. Un alto porciento de los pacientes enviaron una o varias señales de aviso o petición de ayuda. Se evidenció un proceso de ambivalencia entre consideración de la posibilidad o aparición de la idea y la toma de decisión, utilizándose los métodos de más fácil acceso, por experiencias anteriores, ser considerado más eficaz o por referencias de familiares o amigos.

Palabras clave: Conducta suicida, Intento suicida, Suicidio


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Algunas consideraciones cognitivas, afectivas y conativas alrededor del acto suicida.

(Some cognitive, emotional and attemptive considerations about the suicidal act. )

Máximo Eredio Hernández Pérez; Mauricio Gil Espinosa Robaina.

Centro Comunitario de Salud Mental
Caibarién. Villa Clara. Cuba.
Hospital Oftalmológico Docente "Ramón Pando Ferrer". Ciudad Habana. Cuba

PALABRAS CLAVE: Intento suicida, suicidio, conducta suicida.

 

Resumen

Se realizó un estudio con el objetivo de identificar elementos cognitivos, afectivos y conativos alrededor del acto suicida de tipo descriptivo-retrospectivo con 30 pacientes: 24 femeninos y 6 masculinos, que realizaron intento suicida ingresados en los servicios de Unidad de Intervención en crisis en 5 hospitales de Ciudad Habana en Mayo del 2002. Se aplicó una encuesta diseñada y validada por un comité de expertos.

El 80 % de los casos correspondió al sexo femenino con una relación entre sexos 4:1. Los pensamientos más frecuentes fueron: no morir con su acción, recibir ayuda oportuna y cambiar la situación personal, familiar o social. Existió una combinación de estados afectivos con predominio de la tristeza, inquietud, temor y desespero. Un alto porciento de los pacientes enviaron una o varias señales de aviso o petición de ayuda. Se evidenció un proceso de ambivalencia entre consideración de la posibilidad o aparición de la idea y la toma de decisión, utilizándose los métodos de más fácil acceso, por experiencias anteriores, ser considerado más eficaz o por referencias de familiares o amigos.



Introducción

El suicidio es una de las 10 causas de defunción a escala mundial, plantea un problema sanitario de tal magnitud que los esfuerzos a desarrollar por las organizaciones de salud en diferentes latitudes están dirigidos a prevenir y controlar la conducta suicida. (1—3)

Aunque aparentemente parece un término fácil de definir, el concepto es polisémico y da nombre a diferentes categorías de comportamiento; existiendo numerosas definiciones que se diferencian en pequeños detalles. Etimológicamente, la palabra suicidio resulta de la unión de dos palabras latinas Sui (sí mismo) y Caedare (matar), siendo su significado literal “Acción de matarse a sí mismo”. Se podría definir como toda aquella conducta, generalmente consciente, que va encaminada hacia la autodestrucción – por acción u omisión – del propio sujeto, aunque sea difícil comprobar la intencionalidad e independiente de que la persona sepa o no el móvil de su conducta suicida. (4, 5)

Desde el punto de vista operativo, hay que distinguir tres conceptos relacionados con el término suicidio: la ideación suicida (suele ser un paso previo a la conducta suicida, aunque no se sigue de esta necesariamente), la conducta suicida no letal (conducta propiamente autolesiva cuyo resultado no es letal) y el suicidio consumado (muerte por lesiones autoinfligidas en la que existía la intención de causarse la propia muerte). Asimismo, el término parasuicidio se refiere a conductas cuya intención no es acabar con la propia vida, sino modificar el ambiente y que se suelen dar, bien en la adolescencia, bien en personas inmaduras, como forma de reacción a un conflicto, siendo diagnosticadas en numerosas ocasiones de trastorno de personalidad, suelen catalogarse de llamadas de atención y en ocasiones pueden tener carácter de chantaje emocional. (6, 7)

La contextualización de la conducta humana es fundamental para abordar un tema como el suicidio. Vivimos en una época de fusión, mezcla o convivencia de distintas culturas, religiones, razas, estilos de vida, etc. y por ello, resulta más necesario que nunca conocer que factores socioculturales y psicopatológicos pueden estar influyendo en la conducta suicida.

Los datos epidemiológicos nos aportan una información muy valiosa sobre los factores de riesgo y protección que influyen en el suicidio. Se calcula que entre el 0. 5% y el 2% de las muertes son causadas por suicidios, siendo una de las primeras causas de muerte en el mundo occidental, entre la 9 y 11 causa. (2, 3, 8, 9)

En España la tasa de suicidio está en torno a 9 de cada 100 000 habitantes. Al año mueren un millón de personas por suicidio consumado, siendo la segunda causa de muerte entre los 15 y 24 años (6). En Dinamarca y Japón, el suicidio es la principal causa de muerte entre adolescentes. En los países industrializados las tasas de suicidio aumentan con la edad, especialmente a partir de los 65 años y por lo tanto es más frecuente en ancianos, las mayores tasas de suicidio se recogen entre mayores de 75 años en todos los países que suministran datos a la Organización Mundial de la Salud (OMS), con la única excepción de Polonia. (1, 2, 10)

A diferencia del suicidio consumado, los intentos de suicidio son más habituales en la primera mitad de la vida, según se desprende del estudio WHO-EURO, los mismos son más frecuentes en mujeres entre 15 – 24 años, seguido 25 -- 34 años y 35 – 44 años. Para los hombres, las tasas más altas se encuentran entre 25 – 34 años, seguido por 35 – 44 años y los jóvenes de 15 – 24 años. (11)


En la mayoría de los países donde se ha estudiado el fenómeno del suicidio, las mujeres presentan tasas superiores de ideación suicida y de comportamientos suicidas, así las mujeres tienen una tasa de intentos de suicidio 3 a 4 veces mayor los hombres. (10, 11)

El suicidio consumado es más frecuente en los países del norte y este de Europa, en Hungría la tasa es de 33 por 100 000 habitantes y menos frecuentes en los países mediterráneos especialmente en Grecia con tasa de 3 por cada 100 000 habitantes. En Francia se produce el doble de muertes por suicidio que por accidentes del transito y tres veces más que por SIDA, ocupando el octavo puesto por número de suicidio, con 20. 1muertes por cada cien mil habitantes según fuentes de la OMS. (12, 13)

El único país donde mueren más mujeres que hombres por suicidio es China, un estudio indica que el 56% de todos los suicidios del mundo son de ese país. (14)

El índice de suicidio en Estados Unidos 11. 4 por cada 100 000 habitantes es inferior al mundial 16 por cada 100 000 habitantes, que hizo público la OMS en el año 2000. El número de casos ha aumentado a escala internacional 60% en los últimos 45 años. En la actualidad, un millón de personas pone fin a su vida todos los años, lo que equivale a una muerte cada 40 segundos. Diferentes estudios han planteado que del 5 al 15% de la población adulta ha tenido pensamientos suicidas en un momento de su vida. (2, 3)

La situación en América Latina es bien distinta, las tasas que se ofrecen sobre suicidio consumado son ínfimas e imposibles de comparar con sus propias series cronológicas y mucho menos con la de otros países.

No hay datos de intentos suicidas fallidos. Queda solo como posible respuesta el resultado de algunas investigaciones limitadas en el tiempo y en el espacio y de reconocido valor científico que señalan el camino y la posibilidad de recorrerlo. (15-17)

En Argentina en el año 2000 existían estadísticas de un acto suicida consumado cada siete horas en la provincia de Buenos Aires y si sumamos a ello los intentos de suicidio que siempre superan los actos consumados, hay de 10 a 20 por uno, con una tendencia al aumento en forma preocupante y significativa, que ha dejado a este país entre los 10 primeros de tasas más alta de suicidio en el ámbito mundial y la tasa más alta de América Latina. (18)

Podemos afirmar que salvo excepciones, no contamos con datos sobre la magnitud de la conducta suicida en nuestra área geográfica, nuestra aproximación al problema es empírica, se deriva de investigaciones parciales que nos permiten inferir que es lo que realmente ocurre, debemos admitir que la conducta suicida es un problema para América Latina. (17)

Se piensa que en el año 2010, 41 000 000 de niños de África, Asia y América Latina, quedarían huérfanos por el SIDA y por el suicidio ¿cuántos?. La realidad con que chocamos todos los días, es una verdadera epidemia oculta, y no tan nueva. (10)

La situación en Cuba ha sido muy variable cuando la tasa de suicidio consumado se elevó considerablemente desde 1962 hasta 1970. Se mantiene entre 10. 6 y 12. 6 que es la más
alta y se corresponde a 1960. A partir de 1972 comienza una tendencia al ascenso. En la década de lo ochenta las cifras tienden a estabilizarse, pero con tasas por encima de los 21 casos por cada 10 000 habitantes (19, 20). En 1990 se inicia un descenso a 20. 2 que continua hasta 18. 3 en 1998.

Un análisis de estos datos permite establecer que la elevación de las tasas en la década de los sesenta se debe principalmente al perfeccionamiento del sistema estadístico y la recogida del dato primario, durante los ochenta las cifras obtenidas son más confiables, por lo que el suicidio consumado pasa a ser considerado como prioridad en las metas de Salud Pública.


En el año 1984 se inició una investigación epidemiológica de carácter nacional de la conducta suicida, como resultado se tomaron toda una serie de medidas destinadas a perfeccionar aún más la recogida del dato primario.

En el año 1988 se elabora el Programa Nacional de prevención de la conducta Suicida que comenzó su implantación en 1989 y ya en 1990 se apreciaba un primer descenso de las tasas. (21)

En los últimos años esta tendencia a la reducción y estabilización se ha mantenido, siendo la tasa de suicidios del país 16. 5 en el año 2000 y 14. 7 por cada 100 000 habitantes en el año 2001 donde murieron por suicidio 1649 personas, 1202 hombres y 447 mujeres siendo la relación 2:7, presentando Ciudad Habana una tasa de 9. 4 por 100 000 habitantes en el año 2001.

Si consideramos que el suicidio es la muerte autoinfligida intencionalmente, se entiende como un sufrimiento multidimensional en una persona vulnerable que percibe éste acto como la mejor solución a sus problemas o a una crisis que invariablemente están causando intenso sufrimiento.

La persona suicida emite señales de angustia, siempre hay avisos previos y necesidad de comunicar su sentir pidiendo ayuda. De ahí que la prevención sea el camino justo y necesario para revalorizar la vida de la población. (22)

Con un programa de prevención del suicidio dirigido a la comunidad, podemos detectar la epidemia desde su agente productor sean patologías de base como la depresión, alcoholismo, drogadicción, enfermedades incurables, vejez, incomunicación familiar, fracasos, quiebras económicas, pérdida de un ser querido, conflictos graves con el medio cargado de agresividad y desesperación, violencia, conflictos amorosos y un gran número de otros factores. (2, 3, 8, 23, 24)

En nuestro país la realidad del suicidio, aunque presente, tiende a ser diferente en cifras como se ha reflejado anteriormente, pues existen condiciones que tienden a disminuirla. Por una parte los factores socioculturales como nivel educacional, nivel adquisitivo, esperanza de vida, seguridad social etc, contribuyen a ello y por otra la organización de salud, especialmente el médico de la familia desempeña un papel fundamental ya que el mismo posee condiciones idóneas para la atención de este problema y donde la prevención constituye el único enfoque válido para combatirlo.

Logros en puntos de vista adaptadores y objetivos acerca del suicidio implican no sólo quedarse en el marco epidemiológico, sino considerarlo como un acto personal e individual, sin que sean analizados desde una óptica individualista, ya que en el enfrentamiento de una persona con una situación determinada, es evidente que influyan factores sociales, los cuales intervienen tanto en la formación de la personalidad como en la configuración de la situación con la que el individuo ha de enfrentarse.

Atendiendo a lo que aquí se ha expuesto y considerando que abundan en nuestro medio estudios con enfoques epidemiológicos, se abordará el tema haciendo mayor énfasis en aquellos aspectos vivénciales y a su vez cualitativos obtenidos en estudio de casos.

Creemos que es de suma importancia continuar las investigaciones sobre el tema del suicidio y específicamente profundizando en varios aspectos para nosotros de gran significación e importancia como son las características de los preparativos, pensamientos, respuestas afectivas, conductas hacia familiares y amigos que pudieran constituir avisos de sus propósitos suicidas.


Objetivos

¨ GENERAL.

--- Identificar algunos elementos cognitivos, afectivos y conativos alrededor de la acción suicida.

 

¨ ESPECIFICOS.

 

1. Determinar los pensamientos más frecuentes durante la acción suicida y su comportamiento.

2. Identificar los estados afectivos presentes durante la realización del acto suicida.

3. Describir la conducta previa al acto suicida.


Diseño metodológico

tipo DE ESTUDIO.

Se realizó un estudio cuantitativo de tipo descriptivo, retrospectivo con los pacientes ingresados, que realizaron intentos de suicidio durante el período del 1ro de mayo al 31 de mayo del año 2002, en los Servicios de Unidad de Intervención en crisis (UIC) en cinco Hospitales de la Ciudad de la Habana.

UNIVERSO.

El universo de estudio estuvo conformado por 46 pacientes que ingresaron en los servicios de Unidad de Intervención en crisis de cinco Hospitales de la Ciudad de la Habana, pertenecientes a los municipios Plaza de la Revolución, 10 de Octubre, Cerro y Boyeros en el período del 1ro al 31 de mayo del 2002.

muestra.

La muestra quedó conformada por 30 pacientes, 24 mujeres y 6 hombres, que ingresaron en los servicios de UIC de los Hospitales “ Calixto García” ( Plaza de la Revolución), “Salvador Allende” ( Cerro), “Clínico – Quirúrgico de 10 de Octubre” (10 de Octubre), “Clínico Quirúrgico Joaquín Albarrán” ( Plaza de la Revolución) y el hospital General “Enrique Cabrera” ( Boyeros) en el periodo del 1ro al 31 de mayo del 2002.

 

Para la selección de la muestra se tomaron como criterio de inclusión; haber realizado un intento suicida y estar ingresado en un Servicio de UIC, con un tiempo de ingreso entre 24 y 72 horas y tener el consentimiento informado del paciente; fueron excluidos del estudio 16 pacientes que por su estado de conciencia no eran capaces de comunicarse o que presentasen trastornos psiquiátricos que le impidieran responder adecuadamente el cuestionario, ej. retraso mental, Demencias, Cuadro Alucinatorio.

PROCEDIMIENTOS ESPECIFICOS.

Con el objetivo de recoger la información, se elaboró un instrumento ( ANEXO 1) que respondiera a los objetivos trazados; para la validación del mismo se utilizó el criterio de expertos; se seleccionó un comité de 9 expertos integrado por: 1 Doctor en Ciencias Médicas, 1 Especialista de 2do Grado en psiquiatría, 5 Especialistas de Primer Grado en psiquiatría General, 1 Licenciada en psicología, 1 Licenciada en Trabajo Social, todos Master en psiquiatría Social. Previa aplicación del instrumento se realizó un pilotaje para comprobar la efectividad, el grado de comprensión y aceptación por los pacientes. Esta encuesta fue aplicada por un solo investigador a fin de minimizar el riesgo que la interpretación de la respuesta por varios encuestadores podría introducir en los resultados.


Dicha encuesta está dividida en bloques que abordan en orden consecutivo: pensamiento, afectividad y los aspectos con relación a la conducta previa a la realización del intento suicida.

Se efectuó la coordinación con los Servicios de psiquiatría de los Hospitales donde se realizó el estudio, así como con los Servicios de UIC, para la autorización y facilitar el estudio.

Se realizaron visitas con una frecuencia de días alternos para la recogida de la información y así dar cumplimiento al criterio de encuestar al paciente entre las primeras 24 y 72 horas posteriores a la realización del intento suicida con el fin de hacer más confiables las respuestas de los pacientes.

Durante el procedimiento, se revisaron las Historias Clínicas de la totalidad de los pacientes, se obtuvo la opinión de los especialistas de los servicios donde se realizó el estudio para determinar si cumplían los criterios de inclusión, se le comunicó al familiar el objetivo del estudio y se solicitó la autorización para la realización del mismo, siguiendo el mismo procedimiento con los pacientes a los cuales se les pidió su aprobación para ser incluido dentro de la muestra, se explicó los objetivos del estudio y se indicó cómo responder el cuestionario.

Los datos obtenidos fueron tratados por el método de porcientos teniendo en cuenta las bondades que el mismo tiene para muestras pequeñas como la estudiada. Los resultados se presentan en forma de tablas.

RECURSOS HUMANOS:

¨ 1 Especialista de Primer Grado en psiquiatría General.
¨ 1 Especialista en bioestadística.
¨ 1 Especialista Principal en Computación.

RECURSOS MATERIALES.

¨ Encuesta para recolectar información.
¨ Material gastable de oficina.
¨ Historias Clínicas.
¨ Microcomputadora Pentium IV.
¨ Impresora HP 610 CL.
¨ Materiales para encuadernación, presentación y defensa de tesis.

 

CRITERIOS OPERACIONALES.

suicidio. Toda aquella conducta, generalmente consciente, que va encaminada hacia la autodestrucción – por acción u omisión – del propio sujeto, aunque sea difícil comprobar la intencionalidad e independientemente de lo que la persona sepa o no el móvil de su conducta.

ideación suicida. Paso previo a la conducta suicida, aunque no se sigue de está necesariamente.

conducta Suicida no Letal. conducta propiamente autolesiva cuyo resultado no es letal.

parasuicidio. Se refiere a conductas cuya intención no es acabar con la propia vida, sino modificar el ambiente.


Resultados, análisis y discusión

La tabla No 1( Anexo 2) representa la distribución de los pacientes que realizaron intento suicida por sexo, predominando en el sexo femenino con un total de 24 casos para el 80% de la totalidad de la muestra, siendo la relación entre los sexos 4:1. Si se comparan los resultados con la mayoría de la literatura revisada, podemos apreciar que son coincidentes, tanto en la mayor incidencia de los intentos de suicidio en el sexo femenino, así como en la relación entre sexos la cual según la información obtenida está varia entre 3:1 y 4:1 en las diferentes zonas geográficas donde se ha estudiado esta problemática. (6, 8, 25, 26, 27, 28, 29)

 


Tabla 1


Los pensamientos durante la acción suicida se reflejan en la tabla No 2 (Anexo 3). Es llamativo en los resultados que el 83% de los casos pensaban que realmente no morirían
con su acción o que podrían recibir ayuda oportuna 63. 3% lo que demuestra una intención clara de no morir, lo cual si lo analizamos en conjunto con el comportamiento de los pensamientos de que con su acción sus familiares u otra persona cederían a sus condiciones en el 73. 3% de los casos, que se resolvería su situación sin morir y recibiría más amor y comprensión con un 66. 6%, que sus familiares sentirían temor y lo atenderían más en el futuro con 60%, podemos inferir que predominan en la mayoría de los casos estudiados los pensamientos que los alejan de la posibilidad de terminar con su vida y se confirma el sentido de demanda o búsqueda de ayuda que se atribuye a esta conducta. (6, 30, 31, 32, 33, 34, 35)

 


Tabla 2


Destacable también dentro de los resultados el objetivo de culpar a los familiares u otra persona en caso de morir con su acción en el 70% de los casos, lo cual consideramos está en relación con las situaciones o motivos que hayan influido en la aparición de la ideación suicida o que puedan haber desencadenado la misma las cuales según estudios

revisados son múltiples (11, 12, 36, 37), lo cual unido a los resultados anteriores se coincide con los trabajos donde se plantea que en muchos casos es utilizada esta conducta como una forma de chantaje emocional. (35, 38, 39)

Debemos señalar que en la totalidad de los casos se presento más de un pensamiento en relación con la acción suicida lo cual reafirma lo planteado por diferentes autores con relación a la riqueza y amplitud de la ideación suicida. (4, 5, 6, 9, 29, 40)

La tabla No 3 (Anexo 4) presenta el horario más frecuente de aparición de la ideación suicida, siendo el horario indefinido con el 40%, el horario de la tarde 30%, seguido por el horario de la noche, la mañana y la madrugada en orden descendente. Estos resultados demuestran la variabilidad a que se encuentran sometido los pensamientos en el individuo que piensa en el suicidio como una posibilidad y está en correspondencia con la ambivalencia que presentan los mismos.
Estos resultados se corresponden con la literatura revisada. (6, 9, 33, 34)

 


Tabla 3


La tabla No 4 ( Anexo 5) nos refleja los estados afectivos durante el acto suicida, podemos observar: 83. 3% de los casos presentaban tristeza, el 76. 6% inquietud, 63. 3% temor. 53. 3% desespero, 23. 3% calma y 16. 6% alivio, son los resultados más destacables, cuando analizamos estos resultados podemos concluir que existe una mezcla de estados emocionales en el individuo con ideación suicida lo que nos lleva a plantear aun más la ambivalencia en que se mueve el paciente suicida y lo difícil para el mismo de enfrentar esa situación. Estos resultados se corresponden con la bibliografía revisada. (4, 5, 41, 42, 43, 44)

 


Tabla 4


Como estado afectivo predomino la tristeza presente en el 83. 3% de los casos, la cual como expresión presente en los cuadros depresivos nos reafirma más el criterio generalizado de factor de riesgo suicida la depresión en todas sus expresiones y donde la inquietud, el desespero, temor son síntomas que con frecuencia acompañan a las manifestaciones depresivas, criterios coincidentes con diferentes autores. (4, 5, 24, 45, 46)

Existen dos resultados que aunque no predominan en la mayoría de la muestra son destacables, la presencia de calma y alivio en el paciente que ha decidido suicidarse lo cual se recoge en la bibliografía como frecuente después que el paciente ha estado sometido a un periodo de ideación y ambivalencia en la toma de la decisión y cuando se ha decidido, para algunos realmente constituye un alivio y el paciente se siente calmado. (41, 42, 43)

Si valoramos integralmente los resultados podemos plantear que alrededor de la acción suicida existe una mezcla de estados de ánimo, descrito por muchos que estudian el tema del suicidio y que coinciden con nuestros resultados pues en todos los casos los pacientes refirieron diferentes estados afectivos en el momento de la acción suicida. (4, 5, 24, 42, 43, 44, 45, 46)

La conducta previa al intento suicida se muestran en la tabla No 5 (Anexo 6). Es de gran significación en esta tabla que un número elevado de pacientes hizo comentarios sobre sus propósitos antes de llevarlos a la práctica 63. 3%, el 46. 6% dio instrucciones sobre sus pertenencias cuando no estuviera, unido a esto tenemos otras formas de emitir señales o
avisos obtenidos como despedirse de los familiares, cambiar la forma de ser o actuar, hacer comentarios, dar señal o sugerencia constituyen forma de emitir señales de aviso y demanda de ayuda, lo que hace recordar el diseño de la suicidabilidad de Poldinger donde en su II estadío se hace referencia a la presencia de avisos directos o indirectos llamadas de ayuda, la cual en la mayoría de los casos somos los médicos o familiares los que por torpeza o ignorancia somos incapaces de descifrar el mensaje. En los estudios consultados se coincide con estos resultados y criterios (4, 5, 6, 7, 30, 38, 41, 47, 48, 50) en que la alusión al intento suicida y llamadas de ayuda constituyen elementos presentes en casi la totalidad de los pacientes que adoptan esta conducta como vía de solución o terminación de su vida.

 


Tabla 5


Como otro resultado interesante se encuentra que el 40% de los casos el paciente visitó a su médico de la familia, psiquiatra o psicólogo u otro profesional de la salud en el último mes lo cual es un elemento para muchos fundamental en la prevención de la conducta suicida, estos resultados se asemejan a los consultados. (1, 2, 3, 6, 31, 38, 47, 49, 50)

En nuestro estudio el 26. 6% de los pacientes deja una explicación del porque su acción suicida lo cual es considerado como una señal de aviso y es referida por varios autores como un elemento que añade gravedad y determinación a la conducta. (20, 33, 37, 38, 51, 52)

Solo el 16. 6 % de los casos no hicieron alusión a sus intenciones o propósitos, lo cual se corresponde con el pensamiento de morir con su acción lo que refleja la seriedad de la intención en estos pacientes.

 

En las Tablas No 5 A ( Anexo 7) se muestra a quien fueron dirigidas las referencias suicidas siendo los familiares y amigos a los cuales se dirigen fundamentalmente estas referencias, uniéndose a estos vecinos y compañeros de trabajo o estudio, estos resultados son coincidentes con la literatura revisada. (5, 6, 33, 34, 35, 36)

 


Tabla 5 A


Las Tablas No 5 B y C( Anexos 8, 9) representan el tipo de explicación del porque el acto suicida y a quien fueron dirigidas predominando las cartas, las notas y llamadas telefónicas dirigidas a familiares y amigos, lo cual es coincidente con estudios anteriores y en diferentes medios que consideran a familiares y amigos las personas a los cuales se dirigen estas explicaciones más comúnmente, siendo las cartas y notas considerados la más comunes y que indican determinación y añade gravedad, mientras que realizar una llamada telefónica solicitando ayuda es un reflejo de escasa determinación. (33, 51, 52)

 


Tabla 5 B



Tabla 5 C

Los aspectos relacionados con la toma de la decisión se analizan en la tabla # 6 (Anexo 10). En el 50% de los casos se evidencia un proceso de considerar la posibilidad de suicidio como una solución, así como presencia de un plan suicida, siendo esta etapa de indecisión entre tendencias constructivas y destructivas, y si sumamos a ello que el 33. 3% de los casos habían pensado en ello y una situación inesperada propicio la acción, toma más valor este criterio, debemos considerar que estos paciente habían pensado en el suicidio y la toma de la decisión no se había hecho firme estando determinada finalmente por situaciones abruptas, inesperadas y de gran fuerza que llenan al individuo a tomar una decisión en la cual pensaba y no había decidido aún. Los resultados presentados son coincidentes con diferentes estudios. (4, , 5, 6, 11, 12, 29, 33, 35)



Tabla 6

En el 16. 7% de los casos la decisión fue tomada de forma súbita, rápida lo cual según muchos autores está en relación con trastornos limítrofes de la personalidad, impulsividad y violencia, enfermedad médica reciente, presencia de rabia o agitación, abuso de alcohol, drogas entre otras causas que pueden determinar una conducta con estas características. (6, 11, 12, 36, 37, 51, 55)

Coinciden estos resultados con la bibliografía consultada (4, 5, 6, 11, 12, 29, 33, 37, 43) ofreciéndonos un margen de comprensibilidad sobre el tema de que llegar a la decisión final lleva un periodo de tiempo para analizar, dar solución a pugnas internas ya sea de forma correcta o no: Como el caso de recurrir al suicidio, estando esta decisión influida en ocasiones por situaciones inesperadas, o por otros factores que determinan una conducta rápida, súbita.

La tabla No 7( Anexo 11) refleja como se realizó la elección del método empleado, resulta interesante que 63. 3% de los casos eligió el método a su alcance más práctico, más fácil de obtener, sin preferencias por él, 46. 6% porque tenia experiencias anteriores y el 40% por considerarlo más eficaz para sus propósitos, estos resultados se corresponden con

múltiples estudios consultados de diferentes latitudes donde se consideran como factores esenciales en la elección del método: La disponibilidad y accesibilidad al mismo, su aceptación, la confianza en la capacidad letal y tener experiencias anteriores. (1, 2, 6, 7, 9, 46, 54, 55)

Otro criterio expresado y muy interesante es la elección por tener referencias de amigos, familiares, lecturas, etc, aspecto que no debemos desestimar puesto que cada día alcanza más valor en muchos estudios (4, 7, 9, 24, 43, 45, 56) que el suicidio se puede producir por identificación, imitación, familia estresada o por contagio y donde los medios masivos de comunicación como el cine, la televisión y vídeo y la prensa sensacionalista con la difusión generalizada de las noticias y el uso de esta conducta suicida con fines lucrativos son elementos nuevos que se han añadido a la ya complicada situación de la conducta suicida a escala mundial y si consideramos que la mayor probabilidad de consumar el suicidio lo tienen quien ha efectuado una tentativa de suicidio que alcanza el 10 o más porciento y que del 10 al 15 % de los intentos suicidas son consumados con posterioridad, podemos determinar el valor real que tienen las experiencias anteriores y el alto riesgo de reincidir en esta conducta aquellos pacientes que han intentado poner fin a su vida, criterios coincidentes con otros autores. (28, 31, 53)

La utilización de un método por considerarlo menos doloroso en el 26. 6% de los casos es coincidente con la bibliografía (30, 38, 42, 43) y demuestra que los pacientes hasta el momento de consumar el acto, esperaban una ayuda que si bien no llegó si fue ansiada y esperada hasta el final, esto unido a elementos de la personalidad del paciente, experiencias anteriores y la presencia de referencias constituye un resultado interesante y a tener siempre presente cuando nos enfrentemos a la conducta suicida.

Es llamativo en los resultados de esta tabla que la totalidad de los casos estudiados en relación con la elección del método se utilizó más de un criterio, lo que consideramos está en relación con la ambivalencia que sufre el individuo que ha pensado en atentar contra su vida en la mayoría de los casos y con la solicitud de ayuda “los llamados gritos comunicativos”.



Tabla 7

En tabla No 8 (Anexo 12) se recogen los horarios más frecuentes en que se cometió el intento de suicidio, no existiendo en los resultados alguno que indique predilección destacable por un horario en especifico, aunque en su conjunto consideramos que estos resultados están íntimamente relacionados con los pensamientos de recibir ayuda oportuna, de que realmente no corría riesgo de morir con su acción, pues la mayoría de los intentos se realizaron en horarios en los que por lo general es más fácil obtener ayuda y donde una intervención oportuna evitaría la consumación del acto suicida, solo el 33, 3% de los casos utilizó el horario de la noche el cual se considera de más riesgo. Estos resultados son coincidentes con otros resultados (1, 9, 33, 34) donde se plantea la mayor ocurrencia de los actos suicida en el horario de la noche y las mañanas.



Tabla 8

 

Conclusiones

1. El 80% de los intentos de suicidio correspondieron al sexo femenino, con una relación entre el sexo femenino y masculino 4:1.

2. Los pensamientos más frecuentes durante la acción suicida fueron los de no morir, recibir ayuda oportuna y cambiar la situación personal, familiar o social, pensamientos que se alejan de la posibilidad de terminar con la vida y se confirma el sentido de demanda o búsqueda de ayuda que se le atribuye a está conducta; los horarios : indefinido, noche y la mañana es donde con más frecuencia se presenta la ideación suicida.

3. Durante la realización del acto suicida existe una combinación de estados afectivos con predominio de la tristeza, inquietud, temor, desespero y en un menor porciento calma y alivio.

4. Un alto porciento de los pacientes envía una o varias señales de aviso o petición de ayuda para resolver sus problemas internos, predominando los comentarios acerca de sus propósitos, dar instrucciones sobre sus pertenencias o bienes, dejar una explicación dirigida a sus familiares y amigos en forma de cartas, notas o llamadas telefónicas o visitan a su médico de la familia, psiquiatra u otro profesional de la salud.

5. En la toma de la decisión de realizar el acto suicida se evidencia un proceso de ambivalencia entre: consideración de la posibilidad o aparición de la idea suicida y toma de la decisión, donde pueden influir situaciones inesperadas que propicien la acción, utilizándose los métodos de más fácil acceso, por experiencias anteriores o por ser considerado más eficaz, menos doloroso o por referencias de familiares, amigos u otros.

6. No existe predilección por un horario en la realización del intento de suicidio, la mayoría de los mismos se realizan en horarios en los que por lo general es más fácil obtener ayuda y donde una intervención oportuna evitaría la consumación del acto suicida.


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