Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1984) los factores psicosociales en el trabajo consisten en dos tipos principales de factores: 1- interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo, y las condiciones de su organización; y 2- las capacidades del trabajador, sus necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a través de percepciones y experiencias, puede influir en el rendimiento y la satisfacción en el trabajo y afectar la salud del trabajador. El estrés es parte ineludible de nuestra vida. Nos puede servir, cuando se mantiene dentro de ciertos límites, como la motivación que ayuda a superar los obstáculos que se presentan a nuestros objetivos. Pero cuando sobrepasa los límites, es fuente de enfermedad y de disminución de la calidad de vida. Planteamos utilizar el tiempo libre de trabajo para compensar las presiones que vivimos y que pueden llevar a superar esos límites saludables del estrés.
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X CONGRESO VIRTUAL DE PSIQUIATRÍA
Febrero 1-28
comunicación científica:
ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN EN PSICOPATOLOGÍA LABORAL
Autor: Magister en psicología Social - Ana Isabel Redondo
Dorrego 1135 7600 Mar del Plata, Buenos Aires, Argentina
Tel: 0223 473 9947 - Tel Fax: 0223 475 6931
Institución: Facultad de psicología Universidad Nacional de Mar del Plata
e-mail: aredondo@mdp. edu. ar - aredondo3@gmail. com
RESUMEN
Según la
Organización Internacional del Trabajo (OIT, 1984) los factores
psicosociales en el trabajo consisten en dos tipos principales de factores: 1interacciones entre el trabajo, su medio ambiente, la satisfacción en el trabajo, y las
condiciones de su organización; y 2- las capacidades del trabajador, sus
necesidades, su cultura y su situación personal fuera del trabajo, todo lo cual, a
través de percepciones y experiencias, puede influir en el rendimiento y la
satisfacción en el trabajo y afectar la salud del trabajador.
El estrés es parte ineludible de nuestra vida. Nos puede servir, cuando se mantiene
dentro de ciertos límites, como la motivación que ayuda a superar los obstáculos
que se presentan a nuestros objetivos. Pero cuando sobrepasa los límites, es
fuente de enfermedad y de disminución de la calidad de vida. Planteamos utilizar el
tiempo libre de trabajo para compensar las presiones que vivimos y que pueden
llevar a superar esos límites saludables del estrés.
Palabras Clave: Calidad de Vida Laboral psicopatología Laboral Tiempo Libre Prevención
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PREVENTION'S STRATEGIES IN LABOUR PSYCHOPATHOLOGY
ABSTRACT
According to International Labour Organization (ILO, 1984), the psycho-sociological
factors at work constitute two mayor groups: 1- Interactions between job, its
environment, the satisfaction at work and the conditions in which is organized, and
2- the worker abilities, his needs, culture and personal situation outside from work,
which altogether may influence by perceptions and experiences, in the performance
and the satisfaction at work, and also affect the worker's health.
Stress is an inevitable part of our lives. When it's kept under healthy levels, it could
be usefull for overcoming the barriers to achieve our goals. But when it reaches
unhealthy levels it causes illness and lowers the standard of life.
We state using free time at work to overcome the pressure we are standing
otherwise it could lead us to pass the stress healthy levels
Keys words:
Prevention
Labour Life Quality Labour Psychopathology Free Time -
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ESTRATEGIAS PARA LA PREVENCIÓN EN PSICOPATOLOGÍA LABORAL
Introducción. Calidad de Vida Laboral
Si realizamos un análisis rápido en la historia del trabajo desde la aparición de la
máquina, observamos cómo la evolución ha ido priorizando distintos aspectos en la
lucha por la salud. La máquina transforma brutalmente las condiciones materiales
en las que se desarrolla el trabajo y aparece la producción en masa, la fabricación
en serie, la baja de los precios a raíz de lo cual se eleva el nivel de vida de los
trabajadores. Pero estas ventajas tienen un alto precio: las crisis económicas que
se suceden cada vez más aceleradamente desde comienzos del siglo XIX, con la
miseria que trajo aparejada la creciente desocupación. Concomitantemente, la falta
de higiene, la promiscuidad, el agotamiento físico, los numerosos accidentes de
trabajo y la sub-alimentación transforman la lucha por la salud en la lucha por la
supervivencia.
A partir de la Primera Guerra Mundial, el tema central es la protección del cuerpo:
resguardar el cuerpo de los accidentes, preveer las enfermedades profesionales y
las intoxicaciones causadas por los productos industriales, asegurar a los
trabajadores un adecuado cuidado y tratamientos convenientes. La lucha por la
supervivencia dejó lugar a la lucha por la salud del cuerpo.
Después del Mayo Francés de 1968, la lucha obrera sobre la salud mental
comienza su marcha. Las nuevas condiciones de trabajo hacen descubrir nuevas
fuentes de sufrimiento. Se reconoce el trabajo como una de las causas importantes
de alienación. La lucha por la salud mental destaca que lo que enferma resulta de
la organización del trabajo. Se comienza a utilizar como contrapartida un concepto
que define el ideal al que aspiramos todos en relación a nuestra actividad : Calidad
de Vida y sobre todo Calidad de Vida Laboral. Pero, ¿A qué nos referimos con
esto?
Entendemos por Calidad de Vida Laboral una manera de transitar la situación de
trabajo que incluye como factor primordial ofertado desde la organización, la
posibilidad de goce, desarrollo profesional, evolución personal y cuidado por el
favorecimiento de la instalación de redes sociales solidarias sostenidas por buenos
vínculos afectivos que permitan y faciliten al ser humano una buena conexión con
su tarea por un lado, y por otro el establecimiento y la solidificación de la
pertinencia y pertenencia institucional. (Monetti, 1998)
Coincidiendo con Charrasquel, consideramos que la Calidad de Vida posee dos
dimensiones:
1- Dimensión social: estilo de vida, compuesta por elementos físicos, materiales y
sociales.
2- Dimensión psicosocial: la percepción y evaluación que hace el individuo de los
elementos del estilo de vida.
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Así, la medición de la Calidad de Vida Laboral es subjetiva y se basa en la
percepción que realiza el individuo de los elementos presentes en su medio
ambiente y la evaluación que realiza de los mismos. Esta evaluación se logra
comparando el estado actual del elemento evaluado, con las aspiraciones o metas
que se desea lograr en relación a él. Esta relación nos dará el grado de satisfacción
o insatisfacción con los elementos presentes en los diferentes niveles de los
contextos que conforman el medio ambiente. No se expresan en términos de
agrado o felicidad, los que son estados anímicos o emocionales que no son
necesariamente el producto de una evaluación cognitiva y racional.
Los estudios realizados en los últimos tiempos han puesto en relieve la necesidad
de considerar las dimensiones subjetivas de las condiciones y medio ambiente de
trabajo (CYMAT) que es clave para llevar adelante acciones de prevención de
riesgos, de mejoramiento de CYMAT y por lo tanto para aumentar la Calidad de
Vida Laboral.
Esto surge a partir de la toma de conciencia de la gran variedad de individuos
dentro de la población económicamente activa, en relación a las diferentes
capacidades de adaptación y ajuste al trabajo y cómo esto incide en sus vidas y en
su salud.
Surge el concepto de carga global del trabajo como el conjunto de repercusiones de
las exigencias del puesto de trabajo y que es resultante de factores del medio
ambiente de trabajo y de las condiciones de trabajo.
Las dimensiones más significativas son:
1- Carga física y el esfuerzo muscular.
2- Carga mental.
3- Carga psíquica.
La carga mental comprende los requerimientos y exigencias del puesto de trabajo
en cuanto a actividades de tipo cognitivo, es decir, las que se originan en los
mecanismos del pensamiento teniendo en cuenta el límite de las capacidades
mentales humanas. El proceso cognitivo comprende los siguientes elementos:
1- Puesta en funcionamiento de las estructuras mentales.
2- La percepción de las informaciones.
3- identificación y reconocimiento de las informaciones percibidas recurriendo a la
memoria inmediata y/o de largo plazo.
4- Procesamiento de la información y adopción de las decisiones.
5- La realización de la actividad, que no siempre coincide con la tarea prescripta y
la evaluación de la misma por el operador.
Puede existir una sobrecarga o una sub-carga mental, y en ambos casos se afecta
negativamente al trabajador. Cuando hay sub-carga mental se tiende a perder la
atención y a estar menos vigilante con lo cual hay trabajadores que se adorrmecen
durante el ejercicio de su tarea, con el consiguiente riesgo de accidente. Cuando
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hay una sobrecarga mental los trabajadores experimentan un sufrimiento que
puede traducirse en agresividad hacia sí mismos, hacia sus compañeros,
supervisores, clientes o usuarios y origina ausentismo, alta rotación, baja
productividad, mala calidad del producto, desperfectos de máquinas o
herramientas, errores en la tarea, conflictos laborales o personales, etc.
La carga psíquica guarda relación con el contenido de trabajo y trata esencialmente
de los aspectos afectivos o relacionales propios de los requerimientos de los
puestos de trabajo en cuestión. Actualmente se consideran como principales
factores de la carga psíquica:
1234567-
El grado de iniciativa que requiere o exige el puesto.
El grado de ambigüedad acerca de los resultados de la tarea realizada.
El reconocimiento social de la actividad.
La comunicación.
La cooperación.
Relaciones o contactos con los usuarios, clientes y público en general.
La contradicción emergente de la situación provocada por las necesidades
insatisfechas.
8- La responsabilidad en cuanto al manejo de dinero.
9- La carga emergente producto de la crítica situación política, social y económica
que vive el trabajador en forma individual y colectiva.
De la acción conjunta de estos elementos deriva la intensidad de la carga mental.
Cuando se debe soportar una elevada carga mental a causa de las exigencias
derivadas de la organización del trabajo, disminuye la satisfacción provocando
desinterés por el trabajo, empobreciendo la naturaleza de las relaciones con los
demás miembros del colectivo de trabajo. " Se trata, en otras palabras, de una
diferente forma de alienación" (Neffa, 1988. -)
De esta manera, el hombre enferma y una de las patologías más difundidas al
respecto es el Stress. "Lo que produce el Stress es más bien el desajuste entre las
demandas del entorno y los recursos de las personas para afrontarlas"
(Peiró, 1999).
Desde hace unos años, ha aparecido un nuevo concepto para designar una
enfermedad específica que afecta a muchos de nuestros contemporáneos en el
curso de su vida personal o profesional y que sobreviene tras un esfuerzo
desmesurado para alcanzar un fin irrealizable, que uno se había fijado o que los
valores de la sociedad habían impuesto. Se lo denomina Burnout o quemadura
interna.
El concepto de "quemarse por el trabajo" o burnout surgió en Estados Unidos a
mediados de la década de los años setenta (Freudenberger, 1974), para dar una
explicación al proceso de deterioro en los cuidados y atención profesional a los
usuarios de las organizaciones de servicios. A través de estos años ha quedado
establecido como una respuesta al stress laboral crónico, caracterizado por
actitudes y sentimientos negativos hacia las personas con las que se trabaja
(actitudes de despersonalización) y hacia el propio rol profesional (falta de
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realización personal en el trabajo) así como por la vivencia de encontrarse
emocionalmente agotado (Maslach y Jackson, 1981). Se da con frecuencia en los
profesionales de las organizaciones de servicios (médicos, psicólogos, maestros,
funcionarios de prisiones, policías, trabajadores sociales, etc. ) que trabajan en
contacto directo con los usuarios de tales organizaciones (pacientes, alumnos,
presos, indigentes, etc. ). Sin embargo, en este momento también se observa en
otros tipos de profesiones como directivos y mandos intermedios de cualquier tipo
de organización, entrenadores y deportistas y hasta en actividades fuera del ámbito
laboral, tales como voluntarios en ONG, activistas políticos y amas de casa.
La persona quemada sufre una profunda fatiga y una frustración aguda, "causadas
por su devoción a una causa, un modo de vida o una relación que no ha producido
la recompensa esperada. . . En esta persona, la tensión se acumula hasta llegar
inevitablemente a un agotamiento de sus recursos, de su vitalidad, de su energía y
de sus capacidades de funcionamiento. " (Freudenberger)
La particularidad de esta enfermedad es que afecta generalmente a personas que
alimentan un ideal elevado y que han puesto todo su empeño en alcanzar este
ideal. La mayoría de los que terminan siendo víctimas de tal enfermedad son
personas que han trabajado enérgicamente para alcanzar un objetivo. Se trata de la
enfermedad de la idealidad. Según Freudenberger, es prácticamente imposible que
una persona que carece de un gran ideal caiga en este estado. Se trata de
personas que se comprometen a fondo en todas sus empresas, en las que además
experimentan durante largo tiempo una profunda satisfacción y en las que han dado
muestras de una gran energía.
El sentimiento de quemadura interna no se produce generalmente de una sola vez,
sino que se instala poco a poco; personas que habían estado durante toda su vida
llenas de entusiasmo, de energía, empiezan a sentirse apáticas y sin vitalidad.
Tales estragos no se producen fortuitamente. Sobrevienen cuando la vida o el
trabajo ya no aportan a los individuos la recompensa que esperaban. Se producen
en los individuos que poseen un Ideal elevado del yo y en los que este ideal
conduce a desarrollar una imagen de ellos mismos en desacuerdo con su
personalidad real. Un ideal de este tipo se ha forjado a menudo en la infancia, a
veces- pero no siempre- por la instigación de los padres que impulsan al niño a
superarse a sí mismo para ajustarse a una imagen ideal. La presión que empuja
puede también tener origen interno, desencadenada por la admiración hacia alguna
persona idealizada. Estos mecanismos de identificación no tienen nada de
patológico, no así el carácter excesivo e insaciable de las exigencias internas que
se imponen al individuo para triunfar en un entorno cada vez más competitivo y
difícil. Además, el miedo y la vergüenza que el fracaso conlleva en la sociedad, son
sentimientos siempre presentes que impiden al individuo escapar de la presión del
éxito y a la exigencia de triunfo en todos los sentidos. "El Superyó deja de ser la
instancia distintiva entre el bien y el mal y se presenta como un imperativo de éxito
que, si no se realiza, desencadena contra el yo una crítica implacable. En este
sentido, se podría decir que ya solo existe para ponerse al servicio de un ideal del
yo que sería un desbocado ideal de celebridad y triunfo. (Aubert y de Gaulegac,
1993)
7
Desencadenantes y facilitadores del Síndrome
El Burnout puede ser entendido como una experiencia resultante de la combinación
de estresores originados en el entorno social, en el entorno laboral y en el propio
sujeto. Variables de carácter demográfico (por ejemplo, edad, sexo, estado civil,
número de hijos, etc. ), el tipo de profesión, la utilización de medios tecnológicos en
el trabajo, disfunciones en el desempeño del rol, clima laboral, contenido del puesto
y características de personalidad, entre otras, han sido estudiados como
antecedentes o facilitadores del síndrome y con frecuencia los resultados muestran
su capacidad predictora de un porcentaje significativo de su varianza. (Peiró, 1997)
En general, los estresores laborales objetivos y percibidos, y las variables
personales juegan un papel relevante en el desarrollo del síndrome, de ahí que la
investigación en la pasada década se centrara en la identificación de esos
desencadenantes y facilitadores, bien elaborando modelos comprehensivos (Por ej.
modelo de Schwab, Jackson y Schuler, 1986) o incluyéndolo en los modelos más
amplios de stress laboral en forma de consecuencia de la experiencia de estrés
(por ej. modelo de Matteson e Ivancevich, 1987)
Sin embargo, identificar los desencadenantes y facilitadores del Burnout es una
tarea de gran complejidad, ya que virtualmente cualquier situación crónica molesta
del entorno laboral puede ser un estresor y por lo tanto un desencadenante del
síndrome. Sin embargo es posible identificar conjuntos estimulares en el trabajo
que con frecuencia producen estrés y llevan a la experiencia de quemarse en los
profesionales. También se pueden identificar determinadas características
personales que hacen más vulnerables a las personas ante estos elementos.
Por desencadenantes entendemos aquellos estresores percibidos con carácter
crónico que ocurren en el ambiente laboral. Peiró (1992) establece cuatro
categorías para el análisis de los estresores laborales:
a) ambiente físico de trabajo y contenidos del puesto como fuentes de estrés
laboral.
b) estrés por desempeño de roles, relaciones interpersonales y desarrollo de la
carrera.
c) Estresores relacionados con las nuevas tecnologías y otros aspectos
organizacionales.
d) Fuentes extraorganizacionales de estrés laboral: relaciones trabajo-familia.
Consecuencias del síndrome de quemarse por el trabajo
Las experiencias de estrés provocan en el individuo respuestas fisiológicas,
cognitivo-afectivas y conductales que, si se mantienen en el tiempo, ocasionan
alteraciones en su adaptación. Estas respuestas al estrés son consideradas
mediadores en la relación estresor-salud, atribuyéndoles un papel importante en las
consecuencias a largo plazo del estrés. Como señalan Peiró y Salvador (1993)
esas consecuencias son generalmente conceptualizadas en términos de
8
enfermedad, pero no hay que dejar de lado la salud mental, así como otros
aspectos relacionados con la vulnerabilidad a los accidentes y el ausentismo
laboral.
Si permanece en el tiempo lo que se observa es la aparición de consecuencias
negativas para el individuo, tales como enfermedad o falta de salud con
alteraciones psicosomáticas, y para la organización, en forma de deterioro en la
calidad asistencial o de servicio, ausentismo, rotación no deseada, abandono, etc.
Desde que el estrés comenzó a producir patologías importantes y descensos
marcados en la calidad de vida de las personas, fue considerado un importante
foco de estudio de gran cantidad de profesionales preocupados por estos temas. Es
así como encontramos trabajos en relación al ambiente físico de trabajo y
contenidos del puesto como fuentes de estrés laboral, o el provocado por el
desempeño de roles, relaciones interpersonales y desarrollo de carrera, o por las
nuevas tecnologías y otros aspectos organizacionales, o incluso por fuentes
extraorganizacionales, como las relaciones trabajo-familia.
Habitualmente los resultados y la eficacia organizacional se evalúan en términos de
beneficios económicos, de calidad de producto o servicio, de posición de liderazgo
en el mercado, y de viabilidad competitiva a mediano y largo plazo. Es mucho
menos frecuente referirse a las consecuencias que el trabajo tiene para las
personas que lo desempeñan. Como señalan Katz y Kahn (1978) "el bienestar y las
enfermedades de los individuos no son vistas ordinariamente como resultados
organizacionales, ni siquiera en parte" (p. 578). Los distintos factores que afectan la
salud física y mental tienen también repercusiones sobre la organización
(ausentismo, rotación, disminución de la productividad, etc. ) y sobre la sociedad en
general. Se han ofrecido diversas estimaciones en términos económicos de las
pérdidas producidas por estrés laboral. Se calcula que en EEUU es de 17 billones
de dólares por disminución de la producción y de 60 billones por enfermedades
provocadas por el estrés. (ambos anuales). (Matteson e Ivancevich, 1987).
Lo cotidiano
Lo mismo que el hambre y la sed, el estrés es parte ineludible de nuestra vida.
Cuando nos servimos equilibradamente de él, podemos contar con la motivación
suficiente para alentarnos a superar los obstáculos que se oponen al logro de
nuestros objetivos. Pero cuando le permitimos escapar a nuestro control nos lleva a
la enfermedad, al bajo rendimiento y hasta la muerte prematura.
En los próximos años salud, felicidad y éxito dependerán en gran medida de la
capacidad de cada cual para adaptarse con propiedad al estrés. El no hacerlo
podrá significar enfermedad, depresión, pérdida de autoestima y bajo rendimiento.
Y si bien hay personas que han nacido para estar siempre tranquilos, otros deben
ganar ese don a través de una disciplina muy cuidadosa. . Y de ahí parte nuestra
propuesta: incorporar a nuestra vida cotidiana, tan atravesada por el estrés,
actividades que permitan contrarrestarlo, disminuirlo y controlarlo. ello implica la
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utilización adecuada de nuestro tiempo libre (el tiempo libre de trabajo) como la
posibilidad de compensar las presiones que la vida nos impone con sus
obligaciones y deberes.
Los chinos emplean dos dibujos para expresar el concepto de "crisis". Vinculan el
símbolo correspondiente a peligro con el de oportunidad, con lo que expresan su
creencia de que toda crisis brinda una oportunidad. Los que aprenden a manejar el
estrés cuentan con habilidad y confianza como para aprovechar las oportunidades
que ofrece la vida sin tener que soportar sus daños.
Encontramos en nuestra búsqueda bibliográfica numerosos artículos y libros con
consejos para superar el estrés. Inmediatamente surgió la inquietud acerca de la
posibilidad de prevenirlo, y ello a través de una adecuada utilización del Tiempo
Libre y la incorporación sistemática de actividades a las rutinas de vida.
No todo es trabajar
Leemos en el informe de la Comisión Wolfenden, titulado Sport and the
Community: "El hombre necesita jugar. Debe hacerlo ya sea en forma de deporte,
como un juego cualquiera o desarrollando alguna actividad al aire libre, porque ello
constituye algo agradable en sí mismo, beneficioso para la salud y valioso elemento
para completar y redondear una vida". El juego contribuye a reducir frustraciones,
tensiones y estrés y abre otras posibilidades. Nos pareció una propuesta
interesante, y nos propusimos analizar qué aporta el juego, entendido en sentido
amplio, al adulto que lo practica. Notamos las siguientes particularidades:
Distracción. Nuestras preocupaciones cotidianas tienden a alejarse del centro de
nuestra atención cuando esta se ocupa del juego. Aunque nuestra mente nunca se
encuentra en completo reposo, y no podemos "apagarla" como un televisor, sí
podemos "cambiar de canal". No se puede jugar bien cuando se piensa en otra
cosa.
Diversión. Según Selye, las personas sólo necesitan descansar cuando se hallan
sometidas a un exceso de carga en materia de estrés. En otros momentos, cuando
únicamente parte del sistema nervioso soporta una sobrecarga, todo lo que
necesitan es diversión. Cuando trabajamos y ello nos preocupa, corremos el riesgo
de fatigar una porción reducida de nuestro mecanismo mental; cuando jugamos,
desplazamos la zona de excitación y reducimos el riesgo de una sobre estimulación
local. Un cambio de este tipo suele valer tanto como un buen descanso.
abreacción. El juego nos permite abrir las válvulas y escapar de las disciplinas y la
monotonía propias del trabajo. Podemos eludir el estrés que nos provoca el trabajo
si permitimos, en las horas de descanso, que escape el niño que llevamos dentro
entregándonos al juego sin inhibiciones.
Tobías Brocher, psiquiatra alemán, jefe del departamento de sociopsicología del
Instituto Sigmund Freud, de Francfort, ha instalado en la pequeña ciudad de Ulm,
una "escuela de juegos para padres". Su experiencia le demuestra que los adultos
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pueden, algunas veces, desprenderse de sus ataduras y represiones infantiles si se
entregan al juego, tal como lo hacen los niños.
Liberación. Cuando jugamos nos liberamos de la rutina de nuestra vida diaria. Por
un momento eludimos las reglas frustrantes y las convenciones que se nos
imponen. Estamos en libertad de imaginar y hacer lo que queremos. Según Sartre:
"Desde el mismo momento en que un hombre se considera a sí mismo libre y
desea usar de su libertad. . . toda su actividad será juego".
Autoexpresión. El juego nos da oportunidad para poner en práctica aquellas
facetas de nuestra personalidad que no pueden encauzarse dentro de los límites de
nuestras ocupaciones. Se observa comúnmente que las personas privadas de su
libertad con frecuencia recurren a los juegos y a los hobbies como medio de
reafirmar su individualidad. En más de un aspecto, quienes se entregan de lleno a
su trabajo se convierten en seres tan rígidamente institucionalizados como los
presos que cumplen largas condenas.
El juego suministra un campo seguro dentro de cuyos límites podemos desarrollar
nuestras capacidades. Se propicia el vigor trepando montañas, los conocimientos
linguísticos resolviendo crucigramas y las cualidades deductivas se acentúan con el
ajedrez. Nuestras condiciones naturales para el trabajo en equipo se perfeccionan
practicando algún deporte de conjunto, la paciencia es privilegio de los pescadores,
y la velocidad y seguridad de juicio mejoran cuando competimos en carreras de
regularidad. Mediante el juego desarrollamos nuevas destrezas, exploramos
terrenos desconocidos y superamos viejos temores y fantasías.
aprendizaje. Aprendemos jugando. Como dice Hans Hass: "nuestro impulso por el
juego y la curiosidad es el responsable no solo de los descubrimientos,
exploraciones e innovaciones, sino también de la promoción de nuestras
condiciones artísticas. "
Alivio de la ansiedad. Cuando nos hallamos entregados al juego pueden
generarse excitaciones y tensiones, pero desde el momento que cesa la diversión
dejamos de experimentarlas. Los estímulos placenteros ayudan a reducir la
ansiedad.
Según parece, poco importa la forma de distracción que elijamos, con tal de que
nos guste, que signifique un cambio respecto de nuestra rutina de todos los días y
satisfaga nuestra necesidad de una libre autoexpresión. La actitud de aflojamiento
que adoptamos cuando nos entregamos a un juego es, desde un punto de vista
ideal, la que deberíamos dejar que ingrese en nuestra vida diaria. Frente a la
pregunta retórica que él se planteaba: "¿Cuál es la manera correcta de vivir?",
Platón se contestaba: "Ha de vivirse como si la vida fuera un juego".
El criterio lúdico para encarar la existencia, aparte de atenuar las tensiones,
contribuye a mejorar la calidad de nuestra vida. Eric Ericsson formuló un detallado
estudio con un grupo de niños bastante nutrido. Treinta años después, cuando
aquellos pequeños se habían convertido en adultos, volvió a examinarlos, y llegó a
la conclusión de que quienes habían vivido con más plenitud, de manera más
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interesante, eran aquellos que habían sabido conservar en cierto sentido el espíritu
retozón de la infancia en el centro de su existencia como hombres.
CONCLUSIÓN
Hemos analizado las funciones que cumple para una persona, una actividad
cualquiera, siempre que se realice con actitud lúdica. Y los beneficios que aporta a
la salud y a la calidad de vida, si se realiza en forma sistemática como estrategia de
afrontamiento del estrés. Lo importante es que sea agradable y placentera para
quién la practica. Por ejemplo, una buena elección es la práctica del Tai-Chi, arte
marcial de origen chino, que se basa en el desarrollo de la energía interior,
mediante la práctica de movimientos suaves y predeterminados. Es una práctica
intensa y completa, beneficiosa a cualquier edad. Ejercita conjuntamente el cuerpo,
la mente y el espíritu, y por medio de la acción y el movimiento se consigue la
fuerza y la relajación. Ha adquirido gran popularidad en los últimos tiempos por los
enormes beneficios en el área de la salud y del mejoramiento de la calidad de vida.
Existen estudios muy serios que muestran la gran importancia que tiene el Tai Chi
en la prevención y tratamiento de enfermedades como por ejemplo la alta presión
arterial, las úlceras estomacales e intestinales, los problemas cardíacos, la
tuberculosis, los problemas de origen nervioso, respiratorios, del equilibrio y de la
motricidad. Además como ejercicio físico nos brinda una importante mejoría en el
sistema óseo, articular y muscular. La gran mayoría de estas afecciones, son
provocadas por el estrés o facilitadas por él. El Tai-Chi puede ser una maravillosa
manera de acompañar el camino de la ejercitación diaria, puede ayudarnos a
entender que el mundo, como nos enseña el Ying y el Yang, está en perpetuo
cambio y mutación, y que los equilibrios son siempre cambiantes y que sólo existen
en el movimiento.
A tales efectos, puede servir cualquier actividad que interese y cumpla funciones
como las mencionadas en este trabajo. De esta manera la persona, a través de su
práctica se volverá más conciente de la actividad que está realizando, y
acrecentará su felicidad y su bienestar, convirtiendo su vida en algo que merece ser
vivido.
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