El propósito del presente trabajo es hacer una reflexión acerca de las consecuencias que, para la salud mental, pueden ocasionar la propagación de ciertas informaciones sobre salud a través de internet y las redes sociales, sobre todo en algunos grupos de población más vulnerables. La infoxicación (exceso de información) y la dificultad para discriminar entre fuentes que son fiables y las que no lo son, parece provocar un aumento de actitudes hipocondríacas o, más bien, nosofóbicas, incrementando el nivel de alerta, de incertidumbre, y la sensación de peligro para la propia supervivencia, hecho comprobable en la clínica y en los contactos cotidianos.
En esta línea, y desde hace algunos años, la cibercondría surge como una alteración que puede conducir a las mismas consecuencias. Aun reconociendo los beneficios del acceso a la información a través de la red, con la facultad de concienciar sobre hábitos saludables y el empoderamiento de los pacientes, nuestro punto de atención se sitúa en el desarrollo de síntomas psíquicos (bien subclínicos, bien francamente patológicos) como consecuencia de las noticias falseadas (fake news), adulteradas o, simplemente, sensacionalistas que encuentran su caldo de cultivo en la repercusión emocional que alcanzan, entrando de lleno en el concepto de posverdad que hoy se maneja.
Facultad de Psicología. Universidad Pontificia de Salamanca