Se estudia la frecuencia e intensidad de síntomas diana o clave que justifican la intervención farmacológica en 358 pacientes adictos tratados entre febrero de 2015 y mayo de 2016. Para ello se examina la sintomatología que el sujeto presenta antes y durante el tratamiento. Como instrumento de evaluación se emplea el protocolo de registro evaluativo integral (REI) que recoge los síntomas más relevantes manifestados por el paciente y/o observados por el clínico. RESULTADOS: El estudio ofrece datos acumulativos de más de 50 síntomas, aunque solo recogemos los 10 primeros en este resumen. Los síntomas más frecuentes antes del tratamiento en orden decreciente eran: síntomas de abstinencia (31, 3%), insomnio y parasomnias (17, 8%), impulsividad y falta de autocontrol (15, 1%), ansiedad (9, 6%), craving o deseos de consumo (6, 6%), síntomas neurológicos (temblores, rigidez, extrapiramidalismo, etc. ) (4, 5%) y síntomas psicóticos (4, 1%). Los síntomas más frecuentes durante el tratamiento convencional (sin que exista crisis de por medio), recogidos en controles aleatorios a sujetos ya tratados y en orden decreciente fueron: ansiedad (29, 3%), claudicación o deseos de abandono (11, 7%), impulsividad y falta de autocontrol (9, 6%), insomnio y parasomnias (8, 5%), síntomas depresivos (7, 3%), sentimientos negativos (6 , 4%), ideación y/o comportamiento obsesivo (6, 4%), irritabilidad/hostilidad (5, 8%), síntomas de abstinencia (4%).
CONCLUSIONES: Hay síntomas que desaparecen o decrecen en importancia como los deprivativos o abstinenciales y el insomnio; y otros más resistentes como la impulsividad y la sintomatología depresiva. En todo caso los síntomas preingreso vs. intratratamiento diferían notablemente. concluimos que la base REI y en concreto el sistema de recogida de síntomas clave para el tratamiento es un instrumento de trabajo práctico y útil para ser utilizado en red no solo por los prescriptores sino por todo los profesionales de la clínica en adicciones y salud mental.
DISCUSIÓN: En virtud de lo anterior, concluimos que la base REI y en concreto el sistema de recogida de síntomas clave para el tratamiento es un instrumento de trabajo práctico y útil para ser utilizado en red no solo por los prescriptotes sino por todo los profesionales de la clínica en adicciones y salud mental.
Psiquiatra. Fundación Instituto Spiral Madrid
SÍNTOMAS CLAVE PARA EL tratamiento BIOLÓGICO DE LAS ADICCIONES
KEY SYMPTOMS IN BIOLOGICAL ADDICTION TREATMENT
Carlos Sirvent, Pilar Blanco, María Villa Moral, Leandro Palacios, Benjamín Salvador, Cruz Rivas,
Raquel Delgado, Gloria Campomanes, Rocío García Gibert y Andrea García.
csr@fispiral. com
adicción, tratamiento, evaluación, síntomas diana, síntomas clave, psicopatología.
Addiction, treatment, evaluation, target symptoms, key symptoms, psychopathology.
RESUMEN
Se estudia la frecuencia e intensidad de síntomas diana o clave que justifican la intervención
farmacológica en 358 pacientes adictos tratados entre febrero de 2015 y mayo de 2016. Para
ello se examina la sintomatología que el sujeto presenta antes y durante el tratamiento. Como
instrumento de evaluación se emplea el protocolo de registro evaluativo integral (REI) que
recoge los síntomas más relevantes manifestados por el paciente y/o observados por el clínico.
RESULTADOS: El estudio ofrece datos acumulativos de más de 50 síntomas, aunque solo
recogemos los 10 primeros en este resumen. Los síntomas más frecuentes antes del tratamiento
en orden decreciente eran: síntomas de abstinencia (31, 3%), insomnio y parasomnias (17, 8%),
impulsividad y falta de autocontrol (15, 1%), ansiedad (9, 6%), craving o deseos de consumo
(6, 6%), síntomas neurológicos (temblores, rigidez, extrapiramidalismo, etc. ) (4, 5%) y síntomas
psicóticos (4, 1%). Los síntomas más frecuentes durante el tratamiento convencional (sin que
exista crisis de por medio), recogidos en controles aleatorios a sujetos ya tratados y en orden
decreciente fueron: ansiedad (29, 3%), claudicación o deseos de abandono (11, 7%),
impulsividad y falta de autocontrol (9, 6%), insomnio y parasomnias (8, 5%), síntomas
depresivos (7, 3%), sentimientos negativos (6 , 4%), ideación y/o comportamiento obsesivo
(6, 4%), irritabilidad/hostilidad (5, 8%), síntomas de abstinencia (4%). CONCLUSIONES: Hay
síntomas que desaparecen o decrecen en importancia como los deprivativos o abstinenciales y
el insomnio; y otros más resistentes como la impulsividad y la sintomatología depresiva. En todo
caso los síntomas preingreso vs. intratratamiento diferían notablemente. Concluimos que la base
REI y en concreto el sistema de recogida de síntomas clave para el tratamiento es un instrumento
de trabajo práctico y útil para ser utilizado en red no solo por los prescriptores sino por todo los
profesionales de la clínica en adicciones y salud mental. DISCUSIÓN: En virtud de lo anterior,
concluimos que la base REI y en concreto el sistema de recogida de síntomas clave para el
tratamiento es un instrumento de trabajo práctico y útil para ser utilizado en red no solo por los
prescriptotes sino por todo los profesionales de la clínica en adicciones y salud mental.
ABSTRACT
The frequency and intensity of key symptoms that justify the pharmacological intervention in
358 addicted patients treated between February 2015 and May 2016 is studied. For that purpose,
the symptomatology that the subject presents previous and during treatment is examined. As
an assessment tool it is used the comprehensive evaluation registration protocol (REI) that
collects the most relevant symptoms displayed by the patient and / or observed by the clinician.
RESULTS: The study provides accumulative data from more than 50 symptoms, but only the top
10 are collected in this summary. The most common symptoms prior to treatment in decreasing
order were: withdrawal symptoms (31, 3%), insomnia and parasomnias (17, 8%), impulsivity
and lack of self-control (15, 1%), anxiety (9, 6%), craving or consumption desires (6, 6%),
neurological symptoms (tremor, rigidity, extrapyramidalism, etc. ) (4. 5%) and psychotic
symptoms (4. 1%). The most frequent symptoms during conventional treatment (without any
crisis in between) collected by random checks in treated subjects were: anxiety (29. 3%),
claudication or desires of abandonment (11. 7%), impulsiveness and lack of self-control (9. 6%),
insomnia and parasomnias (8. 5%), depressive symptoms (7. 3%) , negative feelings (6, 4%),
suicidal ideation and / or obsessive behavior (6. 4%), irritability / hostility (5. 8%), withdrawal
symptoms (4%). . CONCLUSIONS: There are symptoms that disappear or diminish in importance
such as deprivation or abstinence and insomnia; and other more resistant such as impulsivity
and depressive symptoms. In any case the pre vs. intra-treatment symptoms differed among
themselves. We conclude that the REI basis and in particular the collection key symptoms system
for treatment is an instrument of practical and useful work to be used in network not only by
prescribers but all the clinicians in addictions and mental health.
DISCUSSION: In light of the foregoing, we conclude that the REI basis and in particular the
collection key symptoms system for treatment is an instrument of practical and useful work to
be used in network not only by prescribers but all the clinicians in addictions and mental health.
INTRODUCCIÓN
Por síntoma clave para el tratamiento se entiende aquel que adquiere relevancia clínica para la
intervención biológica. Por ejemplo hay síntomas psicóticos aparatosos, insomnios de pocas
noches, incluso síntomas depresivos reactivos que no tienen por qué ser tratados médicamente.
A la inversa, síntomas solapados o insidiosos pueden esconder relevancia clínica pese a ser poco
visibles (por ejemplo, sintomatología negativa acusada, estado de ansiedad autopunitivo, etc. ).
¿Qué es un síntoma clave o registro psicopatológico? Sims (1996) y Akiskal (2009) inciden en
la importancia de cuantos signos y síntomas psicopatológicos eluciden tanto el diagnóstico
positivo como el diferencial. La psicopatología descriptiva evita las explicaciones teóricas de los
fenómenos psicológicos describiendo y clasificando las experiencias anómalas tal y como las
relata el paciente y se observan en su comportamiento. Comparemos dos síntomas psicóticos:
el de un esquizofrénico que lleva años creyéndose mensajero de otro planeta, aunque
manteniendo una vida normal y el de un cocainómano que accede a urgencias aterrado porque
le persiguen la CIA y el KGB con intención de eliminarle. Este segundo caso sería un síntoma
clave caracterizado por una crisis psicótica aguda. En el anterior caso el esquizofrénico convive
equilibradamente con su delirio. A efectos prácticos el síntoma es una unidad clínica significativa
formada por un síntoma (y/o signo) o conjunto sintomático que es relevante para un tratamiento
biológico idóneo. (Sirvent, 2009).
Al aplicar un tratamiento biológico se manejan múltiples datos no solo clínicos, sino
socioambientales que pueden condicionar la eficacia del mismo. La anamnesis y la observación
siguen siendo el pilar básico para la intervención. Escuchar lo que dice el paciente es la principal
forma de evaluar el tipo y la gravedad de cualquier trastorno. La entrevista clínica debe inspirar
confianza y animar a los pacientes a hablar de aspectos íntimos de sus vidas (Goodfellow, 2014).
No nos conformamos con la mera descripción del síntoma clave para el tratamiento, queremos
destacar su capacidad anticipatorio en dos dimensiones: 1) los síntomas prodrómicos de un
trastorno que comienza o se descompensa y 2) la predicción de una recaída, en cuyo caso el
síntoma clave ejerce de piloto indicador de futura recidiva.
¿Qué recogen los estudios de sintomatología predominante en adicciones? Sanchez (2015)
encontró en una muestra de 507 adictos, un 21% de síntomas de depresión, de los cuales un
67 % dio positivo en ansiedad. Maremmani (2010), en un estudio con 1055 heroinómanos halló
un14, 2% con sintomatología depresiva, mientras que un 24, 4% tenían síntomas de
somatización, 19, 4% sensibilidad interpersonal y síntomas psicóticos, un 22, 3% sintomatología
de pánico, y por fin, un 19, 7% violencia y autoagresión. No obtuvo diferencias de género.
El hedonismo y su antagonista, la anhedonia son consustanciales tanto a la dependencia de
sustancias como a las adicciones comportamentales (Guillot et al. 2016). Un fenómeno no
nuclear pero sí entorpecedor de la evolución, la alexitimia, es especialmente frecuente en
varones adictos. Evren et al. , (2008) concluyeron en un estudio que los fenómenos alexitímicos
están interrelacionados con la disociación y la ansiedad crónica entre los hombres que sufren de
alcoholismo. Malow et al. (1989) encontraron en un estudio que los consumidores de cocaína
mostraron índices más bajos de características antisociales límite adultas, en tanto que los
dependientes de opiáceos presentaron menor angustia subjetiva.
El craving o los deseos de consumo son elementos nucleares (Serecigni et al. , 2006), pero el
papel del deseo en el proceso adictivo es objeto de controversia, y particularmente polémico es
el grado en que el deseo de droga predice la recaída posterior. Wray et al. (2013) concluyen que
el deseo no es condición necesaria para la recaída; por el contrario, Manning et al. (2012)
encontraron que la comorbilidad psiquiátrica y la gravedad de la adicción eran predictores
negativos, mientras que estar casado era el único predictor positivo. Becker (2008) afirma que
un factor que contribuye a la recaída es la ansiedad relacionada con la retirada. Los síntomas
depresivos se asociaban con un menor número de habilidades de afrontamiento. Charney et al.
(2005) abundan en lo mismo, añadiendo que la depresión concurrente o los síntomas de
ansiedad asociados a la ingesta tenían un pequeño pero significativo efecto predictivo.
Respecto a la morfología de los síntomas ¿hay diferencias clínicas cualitativas, patoplásticas
entre los adictos y el resto de pacientes de salud mental? Parece que síntomas como la
depresión, la ansiedad y las psicosis se manifiestan de manera distinta en uno y otro caso. Sin
embargo, Baldacchino et al. (2012) afirman que la psicosis cannábica, si existe, no se distingue
del resto de psicosis. Incluso los síntomas genuinamente psiquiátricos en adictos con patología
dual pueden confundirse con síndromes pertenecientes al espectro de la adicción (Blankfield,
1986).
Una buena exploración no se limita a evaluar el síntoma presente, sino que debe ir más lejos,
intentando averiguar los síntomas prodrómicos o anticipatorios de un proceso que empieza,
como, por ejemplo, una próxima descompensación psicótica, el comienzo de un ciclo maníaco o
la reagudización de un episodio depresivo. Simona et al. (2010) en un grupo de alcohólicos
encontraron que el afecto positivo fue asociado positivamente con la abstinencia, y, a la inversa,
con la intoxicación. La hostilidad se asoció con la intoxicación para los hombres pero no para las
mujeres. Lynam, et al. (2011) consideran que el trastorno límite de la personalidad ha recibido
una atención significativa como predictor de la conducta suicida (SB) y de autolesiones no
suicidas (NSSI). A pesar de la promesa significativa, el rasgo de impulsividad ha recibido menos
atención. La comprensión de las relaciones entre la impulsividad y la SB y NSSI se confunden
por la naturaleza heterogénea de dicha impulsividad. La urgencia negativa moderó la asociación
entre ansiedad e intoxicación, haciéndola más intensa; sin embargo, autores como Barrowclough
et al. (2014) afirman que consumo de alcohol no se asoció con la posterior gravedad de los
síntomas psicóticos.
Existe toda una categorización de criterios diagnósticos para el estado prodrómico y la severidad
sintomatológica (Addington, 2004). Los síntomas prominentes pueden cambiar según sea el
entorno ambiental y cultural del sujeto, la gravedad de la adicción (Machado y Klein, 2007;
Taymur, 2016), el tipo de sustancias consumida, el perfil del adicto, la comorbilidad, el género
y las características psicológicas (Anufriev y Treskov, 1986) e incluso étnicas Merskey et al.
(1988). Posteriormente, cuando el sujeto entra en tratamiento, pueden diferir los síntomas
emergentes según el régimen y tipo de programa terapéutico (Pani et al. 2014).
Respecto a las diferencias de género, Boykoff et al. (2010) y Cornelius et al. , (1995) encontraron
en respectivos estudios con sujetos alcohólicos que la depresión mayor y los síntomas
relacionados con la ansiedad fueron preponderantes en las mujeres, Cornelius añade que
trastorno de la personalidad antisocial y los síntomas psicóticos predominaron en los hombres.
Chasser (2016) afirma que ser mujer y latina tiene correlación directa con el trastorno por estrés
postraumático (TPEPT), siendo sintomatología dominante la hipervigilancia y la ansiedad. Polcin
(2012) informó de que las mujeres consumidoras de metamfetamina reportaron más síntomas
que sus homólogos varones. Similares datos - referidos al uso de heroína- encontraron Celenk
et al (2013), correlacionándose el TEPT con el empleo de heroína, la gravedad de la adicción y
la gravedad de la psicopatología general y también con diferencias específicas de género. .
OBJETIVOS
El presente trabajo tiene como objetivo principal el análisis de las patologías y síntomas diana
más frecuentes a fin de establecer perfiles estratégicos e incluso protocolos de intervención.
Otro objetivo sería elaborar resultados para un ulterior estudio de evaluación y calidad de la
intervención En función de estos resultados se podrían contrastar los niveles de eficacia a nivel
global de los tratamientos para los síntomas diana principales o más frecuentes, considerando
como variable moduladora los tipos de tratamiento (contrastados y cotejados), a fin de
establecer niveles de eficacia y eficiencia, incluido el "offlabel prescribing" para ver la efectividad
de ciertos fármacos no específicos sobre los diversos síntomas diana frente a aquellos
específicos.
METODOLOGÍA
La muesta estaba constituída por 358 pacientes adictos (318 válidos) atendidos en dispositivos
dependientes de la Fundación Instituto Spiral en Madrid, Vañes y Oviedo entre febrero de 2015
y mayo de 2016. Del total de personas atendidas, un 77, 04% (N=245) eran varones, y un
22, 96% (N=73) eran mujeres. Como instrumento de medida se ha empleado el protocolo de
registro evaluativo integral (REI) (Sirvent y Martínez, 2009) que recoge los síntomas más
relevantes manifestados por el paciente y/o observados por el clínico. Para el análisis de los
resultados se ha elegido el software de análisis de datos SPSS en su versión 21.
INSTRUMENTO DE MEDIDA
La base de datos denominada REI (registro para la evaluación e intervención) consiste en un
sistema de registro global de síntomas y tratamientos que correlaciona la psicopatología del
paciente con la intervención biológica. Comparte la metodología de la intervención basada en la
evidencia y contiene dos niveles de registro: general (abarca toda la psicopatología) y 2)
simplificado o de control. Aquí solo nos referiremos a este último. En todos los casos se pide al
paciente que cualifique el síntoma (preguntas abiertas) y lo cuantifique tanto en intensidad como
en frecuencia (preguntas cerradas) (ver figura 2 en anexo I hoja de registro evaluación síntomas.
La muestra (al 30 de junio de 2016) está constituída por 318 pacientes de los que constan 2. 674
registros distribuidos en 964 (647 positivos) PRE; 770 POST; 940 CONTROL.
Se confeccionaron unas hojas de registro sintomático hetero y autoaplicadas (ver anexo 1) en
las que tanto el observador cualificado como el paciente anotaban síntomas operativos1
(frecuencia y magnitud de los mismos) en diferentes momentos del tratamiento para evaluar el
impacto tanto del síntoma como del tratamiento aplicado. (Ver figura 1).
Figura 1: evaluaciones REI
1 Síntomas operativos son aquellos que
por su relevancia clínica justifican una intervención biológica ad hoc o
específica (y a menudo psico o socioterapéutica). Otras denominaciones como síntomas diana o síntomas clave
pueden ser afines
Las evaluaciones sintomáticas operativas se efectúan a lo largo de los siguientes momentos del
tratamiento:
1)PRE: Evaluación que se efectúa antes del comienzo del tratamiento.
Recoge la situación clínica en la que accede el paciente
2) POST: Evaluación verificadora de la eficacia de un tratamiento
3) MODI: Evaluación previa a la modificación de un tratamiento rutinario
4) CRISIS: Evaluación crítica o de emergencia que requiere intervención urgente
5) CONTROL: Evaluación control que se realiza aleatoriamente a lo largo de todo el tratamiento
y rutinariamente al final del mismo.
En la figura 1 podemos ver la cronología de evaluaciones REI a lo largo de todo el tratamiento.
Todas las evaluaciones implican la selección de uno o varios síntomas. Entre paréntesis constan
los momentos evaluativos. Así observamos una evaluación PRE (1) realizada antes (o al ingreso)
del proceso terapéutico. Dicha PRE va seguida de una evaluación POST (2) efectuada unos días
después, los que el terapeuta estime suficientes para que haga efecto la intervención médica o
psicosocial. En segundo término vemos una evaluación MODI (2) por una modificación o cambio
de tratamiento normal o rutinario (por ejemplo adición o supresión de un hipnótico). Como
siempre, cada cambio implica una evaluación POST (2) para verificar el efecto o impacto de la
intervención. En tercer lugar observamos una crisis o emergencia (evaluación crisis (3),
seguida de la pertinente evaluación verificadora POST (3). A continuación una nueva evaluación
MODI (4) y su respectiva verificación POST (4). Finalmente vemos varias evaluaciones CONTROL
(5) que se hacen aleatoriamente en el tratamiento para chequear el estado clínico del sujeto sin
que existan crisis o modificaciones de por medio. En este último caso no se practican
verificaciones POST.
En la el anexo se recoge un modelo de hoja de evaluación sintomatológica autoaplicada, que se
complementa con la heteroaplicada (cubierta por el psicólogo evaluador y formada solo por
preguntas cerradas). Nótese que los síntomas presentados se puntúan en intensidad y frecuencia
hasta un máximo de 6 síntomas operativos que el psicólogo, médico o psiquiatra seleccionan,
aportados por cualquier miembro del equipo que haya observado signos y/o síntomas relevantes.
Si algún síntoma falta o desea añadir el paciente, puede hacerlo a través de las preguntas
abiertas. Asimismo el psicólogo evaluador añade 2 síntomas fantasma (inexistentes) cerrados
para que el sujeto los puntúe y verificar la fiabilidad de las respuestas (Sirvent y Martínez, 2009)
RESULTADOS
Variables sociodemográficas
Sobre un total de 318 pacientes, 245 (77%) eran varones y 73 (23%) mujeres. Respecto al
estado civil, la mayoría estaban solteros (66, 7 % hombres y 57, 5% mujeres). Solo un 11%
estaban casados (% similares en hombres y mujeres (ver tablas 1, 2 y 3)
tabla 1 Sexo
Sexo
Mujeres
Varones
TOTAL
22, 96%
77, 04%
100, 00%
N
73
245
318
tabla 2 Estado civil
Estado Civil
SOLTERO/A
CASADO/A
DIVORCIADO/A
CONV. PAREJA
SEPARADO/A
VIUDO/A
TOTAL
66, 67%
11, 01%
10, 69%
2, 20%
7, 86%
1, 57%
100, 00%
N
212
35
34
7
25
5
318
tabla 3 Estado civil / Sexo
Estado Civil
SOLTERO/A
CASADO/A
DIVORCIADO/A
SEPARADO/A
CONV. PAREJA
VIUDO/A
TOTAL
Mujeres
42 57, 53%
9
12, 33%
10 13, 70%
6
8, 22%
3
4, 11%
3
4, 11%
73 100, 00%
Varones
170 69, 39%
26 10, 61%
24 9, 80%
19 7, 76%
4
1, 63%
2
0, 82%
245 100, 00%
TOTAL
212
35
34
25
7
5
318
Del resto de datos demográficos destacamos que la franja de edad más numerosa en ambos
sexos era la comprendida entre los 36 años o más. Sin embargo es mucho más frecuente (más
del doble) el ingreso de mujeres jóvenes (inferior a 25 años) que el de varones. Por el contrario,
la franja de edad media (35 a 35 años) es más frecuente en varones. Tablas (4 y 5).
tabla 4 Franjas de edad
Edad
17 a 25
26 a 35
36 a 45
>46
TOTAL
13, 52%
21, 70%
29, 25%
35, 53%
100, 00%
N
43
69
93
113
318
tabla 5 Edad/ Sexo
G. EDAD
17 a 25
26 a 35
36 a 45
>46
TOTAL
Mujeres
18 24, 66%
9
12, 33%
22 30, 14%
24 32, 88%
73 100, 00%
Varones
25 10, 20%
60 24, 49%
71 28, 98%
89 36, 33%
245 100, 00%
TOTAL
43
69
93
113
318
En cuanto al nivel de estudios, la inmensa mayoría tienen enseñanza secundaria, mientras que
el nivel económico predominante es el medio (tablas 6 y 7)
tabla 6: Nivel de estudios
Nivel de estudios
01. No sabe leer ni escribir
02. Enseñanza primaria
03. E. Secundaria 2ª
04. Estudios universitarios
TOTAL
tabla 7:
0, 94%
22, 38 %
62, 89 %
14, 78%
100, 00%
N
3
68
200
47
318
9, 75%
46, 54%
19, 18%
12, 58%
5, 35%
6, 60%
100, 00%
N
31
148
61
40
17
21
318
Nivel económico
Nivel socioeconomico
01. Alto y Medio alto
02. Medio
04. Medio bajo
05. Bajo
06. Muy bajo o indigente
99. Desconocido
TOTAL
Respecto al diagnóstico al ingreso, observamos que las dos sustancias de abuso más frecuentes
eran el alcohol (37%) y la cocaína (30%) (Tablas 8 y 9). En las mujeres el alcohol predomina
aún más (50, 7%), en tanto que el hachís como sustancia principal es mucho más frecuente en
varones (tabla 10). En cuanto a la edad, el alcohol se significa como la sustancia principal en
franjas de edad mayores (más del 80% en mayores de 36 años) mientras que el hachís se
encuentra como droga principal más frecuentemente en jóvenes (más del 41% en menores de
25 años) (Tabla 11)
tabla 8: Sustancia motivo de ingreso
Sustancia motivo del ingreso
Alcohol
cocaína (incluyendo consumo esporádico alcohol)
opiáceos (incluyendo consumo esporádico cocaína)
Hachis
Otros (drogas sintéticas y ludopatía sobre todo)
TOTAL
tabla 9:
Motivo
ingreso
Alcohol
Cocaína
Opiáceos
Hachís
Otros
TOTAL
N
118
96
52
30
22
318
Sustancia motivo del ingreso según sexo
Sustancia motivo del ingreso
Alcohol
cocaína (incluyendo consumo esporádico
alcohol)
opiáceos (incluyendo consumo esporádico
cocaína)
Hachis
Otros (drogas sintéticas y ludopatía sobre
todo)
TOTAL
tabla 10:
37, 11%
30, 19%
16, 35%
9, 43%
6, 92%
100, 00%
Mujeres
37 50, 68%
Varones
81 33, 06%
TOTAL
118
19
26, 03%
77
31, 43%
96
12
3
16, 44%
4, 11%
40
27
16, 33%
11, 02%
52
30
2
73
2, 74%
100, 00%
20 8, 16%
245 100, 00%
22
318
Sustancia motivo del ingreso según edad
17 a 25
11 25, 58%
7 16, 28%
6 13, 95%
18 41, 86%
1 2, 33%
43 100, 00%
26 a 35
21 30, 43%
28 40, 58%
9 13, 04%
10 14, 49%
1 1, 45%
69 100, 00%
36 a 45
37 39, 78%
32 34, 41%
12 12, 90%
1 1, 08%
11 11, 83%
93 100, 00%
> 46
49
30
25
0
9
113
43, 36%
26, 55%
22, 12%
0, 00%
7, 96%
100, 00%
TOTAL
118
97
52
29
22
318
Respecto al diagnóstico que portan al ingreso, un 62% acceden con trastorno psiquiátrico
asociado (tablas 11 y 12) si bien la mayoría (62%) son trastornos secundarios al consumo de
sustancias (tabla 12). El resto de diagnósticos se distribuye en T. de la personalidad (24%),
depresión (18, 7 %), T. de ansiedad (13, 6%), T. del comportamiento (10, 6%), T. psicóticos
(10, 6%) y T. del control de impulsos (9, 09%) (Tabla12).
tabla 11:
diagnóstico de comorbilidad
trastorno psicopatológico al ingreso N
No
Sí
Ns/Nc
TOTAL
120
198
2
318
tabla 12:
%
37, 77%
62, 26%
0, 06%
100%
Frecuencia de trastornos psiquiátricos al ingreso (diagnóstico previo)
FRECUENCIA TRASTORNOS COMÓRBIDOS
F10-F18 Trastornos mentales y del comportamiento debidos al
consumo de sustancias psicotropas.
F60 Trastornos de la personalidad
F33 Trastornos depresivos
F41 Trastornos de ansiedad
F90 Trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo
habitual en la infancia y adolescencia.
F63 Trastornos de los hábitos y del control de los impulsos.
F20 esquizofrenia, trastorno esquizotípico y trastornos de ideas
delirantes.
F23 Otros trastornos psicóticos
F61 Trastornos mixtos y otros trastornos de la personalidad.
F42 trastorno obsesivo-compulsivo.
F31 trastorno bipolar.
F52 Trastornos sexuales
F00 Otros trastornos
TOTAL
N
%
198
51, 30%
47
37
27
23, 74
18, 69
13, 64
21
18
11
10
5
4
2
2
4
386
10, 61
9, 09
5, 56
5, 05
2, 53
2, 02
1, 01
1, 01
2, 02
100%
RESULTADO DE LAS EVALUACIONES PRE Y CONTROL
NOTA MUY IMPORTANTE:
a) Los síntomas anotados son los que REQUIEREN INTERVENCIÓN. Si un paciente tiene un
proceso clínico compensado o asintomático, no se incluye: por ejemplo una depresión
estabilizada no se anota como síntoma clave.
b) Las evaluaciones de este estudio corresponden a las anotadas por profesionales, y las
autoevaluaciones de pacientes. Solo se tienen en cuenta las que tienen 2, 3 y 4 puntos
de intensidad (ver hoja en anexo 1).
c) No había apenas diferencias significativas en resultados correlacionados con diagnóstico
psicopatológico previo. No obstante, sí lo había dependiendo de las sustancias
consumidas (ver tabla 16 en adelante).
En la tabla 13 se muestra la evaluación REI PREVIA al ingreso, que recoge la situación clínica en
el momento de acceder a tratamiento (denominada PRE, ver figura 1). El estudio ofrece datos
acumulativos de más de 50 síntomas, aunque solo recogemos los 14 primeros, ya que los demás
aparecían en mucha menor frecuncia.
En la evaluación PREVIA destacan los síntomas de abstinencia, insomnio, impulsividad, ansiedad
y craving o deseos de consumo. Otro grupo con menor puntuación estaba formado por síntomas
neurológicos (temblores en alcohólicos, rigidez, extrapiramidalismo, etc. ), síntomas depresivos
y psicóticos. Los restantes síntomas eran inferiores porcentualmente.
tabla 13: Síntomas más frecuentes ANTES de iniciar el tratamiento (evaluación PRE)
Síntomas ANTES del tratamiento
Síntomas de abstinencia
insomnio y parasomnias
impulsividad y falta de autocontrol
Ansiedad
Craving y deseos de consumo
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Síntomas depresivos
Síntomas psicóticos
Comportamiento obsesivo
Sentimientos negativos
Comportamiento autodestructivo
irritabilidad y Hostilidad
Claudicación (deseos de abandono)
Síntomas alimentarios
Otros
TOTAL SÍNTOMAS
N
166
120
87
73
43
28
24
22
14
12
10
10
7
6
25
647
%
25, 66%
18, 55%
14, 45%
11, 28%
6, 65%
4, 33%
3, 71%
3, 40%
2, 16%
1, 85%
1, 55%
1, 55%
1, 08%
0, 93%
3, 86%
100%
En la evaluación PREVIA, las diferencias según sexo pueden verse en las tablas 14 y 15. Las
mujeres presentan más síntomas de ansiedad (17, 5% frente a 9, 6 % varones), depresión
(17, 5% frente a 0% en varones2) y síntomas alimentarios (3, 6% frente a 0, 2%). Los hombres
tenían más síntomas de abstinencia (31% frente a 4, 3%), impulsividad (15% frente a 7, 3%) y
síntomas psicóticos (4, 1% frente a 0, 7%). Porcentajes similares encontramos en insomnio,
craving y deseos de consumo y comportamiento obsesivo.
2 Lo cual no significa que
los varones no porten depresión al ingreso. Significa que el que la sufre viene estabilizado de
dicho proceso y por tanto no tiene síntomas específicamente depresivos, al menos en la muestra estudiada.
abla 14: Síntomas más frecuentes en mujeres ANTES de iniciar el tratamiento (evaluación PRE)
Mujeres
insomnio y parasomnias
Ansiedad
Síntomas depresivos
impulsividad y falta de autocontrol
Craving y deseos de consumo
Comportamiento autodestructivo
Síntomas de abstinencia
Síntomas alimentarios
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Comportamiento obsesivo
irritabilidad y Hostilidad
Sentimientos negativos
Síntomas psicóticos
Otros
TOTAL
N
29
24
24
10
9
6
6
5
5
3
3
2
1
10
137
%
21, 17%
17, 52%
17, 52%
7, 30%
6, 57%
4, 38%
4, 38%
3, 65%
3, 65%
2, 19%
2, 19%
1, 46%
0, 73%
7, 30%
100, 00%
tabla 15: Síntomas más frecuentes en hombres ANTES de iniciar
el tratamiento (evaluación PRE)
Varones
Síntomas de abstinencia
insomnio y parasomnias
impulsividad y falta de autocontrol
Ansiedad
Craving y deseos de consumo
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Síntomas psicóticos
Comportamiento obsesivo
Sentimientos negativos
Claudicación (deseos de abandono)
irritabilidad y Hostilidad
Comportamiento autodestructivo
Síntomas alimentarios
Otros
TOTAL
N
160
91
77
49
34
23
21
11
10
7
7
4
1
15
510
%
31, 37%
17, 84%
15, 10%
9, 61%
6, 67%
4, 51%
4, 12%
2, 16%
1, 96%
1, 37%
1, 37%
0, 78%
0, 20%
2, 94%
100, 00%
La rutina del tratamiento obliga a realizar una nueva evaluación, denominada POST,
transcurridos 7 días. Sirve para verificar el impacto del tratamiento. En este estudio no las
reflejamos por no pecar de exhaustivos. Sin embargo sí realizamos una evaluación denominada
CONTROL recogida aleatoriamente a lo largo de todo el tratamiento y rutinariamente al final del
mismo. (Tablas 16 a 19)
En la tabla 16 observamos que casi el 50% (47%) de los síntomas han desaparecido, y muchos
otros han amortiguado la frecuencia e intensidad. La tabla 17 muestra de forma fehaciente los
síntomas que desaparecen y se mantienen. Lógicamente los síntomas de abstinencia se superan
en pocos días, los deseos de consumo, el insomnio y la impulsividad entre otros- también
remiten: Entre los síntomas más resistentes tenemos la ansiedad, el comportamiento obsesivo,
la hostilidad y los sentimientos negativos (cuidado con estos síntomas que suelen ser anticipar
o predecir claudicación). Los síntomas depresivos se mantienen.
tabla 16: Síntomas más frecuentes DURANTE el tratamiento
Síntomas DURANTE el tratamiento
Síntomas eliminados o muy amortiguados
Ansiedad
Claudicación (deseos de abandono)
impulsividad y falta de autocontrol
insomnio y parasomnias
Síntomas depresivos
Sentimientos negativos
Comportamiento obsesivo
irritabilidad y Hostilidad
Síntomas de abstinencia
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Craving y deseos de consumo
Síntomas psicóticos
Otros
TOTAL
N
305
93
40
33
29
25
22
22
20
14
9
7
7
21
52, 86%
%
47, 14%
27, 19%
11, 70%
9, 65%
8, 48%
7, 31%
6, 43%
6, 43%
5, 85%
4, 09%
2, 63%
2, 05%
2, 05%
6, 14%
342
tabla 17: Evolución síntomas antes y durante el tratamiento
Síntomas de abstinencia
insomnio y parasomnias
impulsividad y falta de autocontrol
Craving y deseos de consumo
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Síntomas psicóticos
Comportamiento autodestructivo
Síntomas alimentarios
Síntomas depresivos
Comportamiento obsesivo
irritabilidad y Hostilidad
Sentimientos negativos
Ansiedad
Claudicación (deseos de abandono)
Otros
N
(antes)
166
120
87
43
28
22
10
6
24
14
7
12
75
7
25
TOTAL
647
Síntomas
%
diferencia
<91, 58%
<75, 85%
<62, 07%
<83, 75%
<67, 88%
<68, 24%
<100, 00%
<100, 00%
4, 06%
>57, 13%
>99, 92%
>83, 32%
>27, 40%
>471, 21%
15, 89%
N= 305
< 47, 16%
En las tablas 18 y 19 encontramos la comparativa de diferencias según sexo en hombres y
mujeres en la evaluación CONTROL, es decir, efectuada aleatoriamente a lo largo del
tratamiento. Cabe esperar que estos síntomas recogidos rutinariamente sean de intensidad
media, salvo los cronificados con carga de sufrimiento como el comportamiento obsesivo y
ciertos t. de ansiedad. Otros tienen menor carga, pero el mero hecho de aparecer en este listado
supone cierta entidad. Para comprobar los síntomas que requieren intervención urgente por su
elevada intensidad ver el trabajo "Emergencias dentro del tratamiento: síntomas críticos" de
Pilar Blanco et al. (2016)". Tanto en hombres como en mujeres la ansiedad ocupa el primer lugar
con porcentajes similares (20-30%): Los síntomas depresivos son mucho más frecuentes en
mujeres (casi 18% frente a menos del 4%) al igual que los síntomas alimentarios (9, 5%). Llama
la atención la elevada incidencia en varones de la claudicación (14%) y del comportamiento
obsesivo (8, 1%).
tabla 18:
Síntomas más frecuentes en mujeres DURANTE el tratamiento
Mujeres
Ansiedad
Síntomas depresivos
impulsividad y falta de autocontrol
insomnio y parasomnias
Síntomas alimentarios
Craving y deseos de consumo
Claudicación (deseos de abandono)
Síntomas de abstinencia
Comportamiento obsesivo
irritabilidad y Hostilidad
Otros
TOTAL
N
18
15
12
10
8
6
4
3
1
1
6
84
%
21, 43%
17, 86%
14, 29%
11, 90%
9, 52%
7, 14%
4, 76%
3, 57%
1, 19%
1, 19%
7, 14%
100, 00%
tabla 19:
Síntomas más frecuentes en hombres DURANTE el tratamiento
Varones
Ansiedad
Claudicación (deseos de abandono)
Comportamiento obsesivo
impulsividad y falta de autocontrol
insomnio y parasomnias
irritabilidad y Hostilidad
Otros
Sentimientos negativos
Síntomas de abstinencia
Síntomas depresivos
Síntomas neurológicos y psicomotrices
Síntomas psicóticos
Craving y deseos de consumo
TOTAL
N
75
36
21
21
19
19
15
14
11
10
9
7
1
258
%
29, 07%
13, 95%
8, 14%
8, 14%
7, 36%
7, 36%
5, 81%
5, 43%
4, 26%
3, 88%
3, 49%
2, 71%
0, 39%
100, 00%
En las tablas 20 a 27 del anexo 2 pueden verse los síntomas clave comparados con el tipo de
adicción en dos momentos terapéuticos: previos al tratamiento y en un control aleatorio
intratratamiento.
Las tablas 20 a 23 muestran los síntomas clave PREVIOS al ingreso.
Observamos en la tabla 20 (sujetos alcohólicos) que los síntomas de abstinencia (19%), el
insomnio (17, 6%), los síntomas depresivos, (14%) la ansiedad (12, 8%), la impulsividad (9, 8)
y los síntomas neurológicos (9, 1%) (Temblor, epilepsia, etc. ) Forman -por este orden- el grueso
sintomatológico- de los sujetos que van a iniciar el tratamiento.
En la tabla 21 (cocainómanos) el orden varía; siguen predominando los síntomas de abstinencia
(19, 8%), pero cobra mayor relevancia la impulsividad (17, 2%) mientras que el insomnio sigue
alto (17, 2%) y los síntomas depresivos (11, 7%), en tanto que la ansiedad (8, 6%) y el craving
(7, 4%) pierden frecuencia.
La tabla 22 (opiáceos) sigue una secuencia sintomática parecida, eso sí, destacando los síntomas
de abstinencia (casi el 30%), muy por encima del resto de consumidores. Los dependientes de
hachís (tabla 23) tienen un perfil sintomático similar, destacando el 12% de síntomas psicóticos
(inexistentes en el resto de consumidores de sustancias de abuso).
Los síntomas clave recogidos en el CONTROL aleatorio intratratamiento se pueden observar en
las tablas 24 a 27.
Debe advertirse que la mayoría de síntomas desaparecieron, como es lógico, merced a la
intervención. Los síntomas que persisten cobran especial importancia por esta misma razón, por
la resistencia, tendencia a persistir o a rebrotar espontáneamente.
La impulsividad es el síntoma clave más importante en todos los consumidores, oscilando entre
el 16% de adictos al hachis y el 10% de los alcohólicos. Llama poderosamente la atención la
presencia de síntomas psicóticos en consumidores de derivados cannábicos (16%) y en menor
frecuencia- en los alcohólicos (10%) y consumidores de opiáceos (6, 7%). Sorprende el escaso
0, 6% en cocainómanos.
La ansiedad y los síntomas depresivos tenían una presencia desigual. La ansiedad se evidencia
en un 4% en los cuatro grupos de consumidores. La depresión, en cambio, sí es relevante en
alcohólicos (8%), seguida de los consumidores de cannabis (6%) y -a mucha distancia- en
cocainómanos y consumidores de opiáceos (en torno al 2% ambos).
El craving y deseos de consumo son patrimonio casi exclusivo de los cocainómanos (4, 3%), con
menor pero relevante presencia en alcohólicos (1, 8%), consumidores de opiáceos (1, 1%) y nula
presencia en dependientes de cannabis.
CONCLUSIONES
Consideramos a los síntomas clave como un bastión crucial para la intervención. No se deben
confundir con los síntomas nucleares (específicos de los trastornos), ni con los pertenecientes a
psicopatologías o enfermedades mentales presentes y estabilizadas a menos que se tornen
activas y sean subsidiarias de intervención en cuyo caso sí pasan a ser síntomas claves u
operativos.
La cualidad y frecuencia de los síntomas difiere sensiblemente en función del momento en que
se recogen los datos clínicos, de forma que muy poca relación hay entre los síntomas
predominantes al ingreso y en los controles aleatorios durante el tratamiento3.
Una conclusión importante es la escasa correlación entre trastorno diagnosticado al ingreso y
síntoma clave encontrado en el registro aleatorio de control durante el tratamiento. Al ingreso
los síntomas predominantes suelen ser los deprivativos (abstinencia), insomnio, craving e
impulsividad. En los controles aleatorios los anteriores síntomas se redujeron en casi un 80%,
desapareciendo de la lista y ocupando su lugar síntomas insidiosos que cuesta erradicar del
tratamiento como la ansiedad (atenuada, eso sí) la depresión y los sentimientos negativos. No
olvidemos que el tratamiento de las adicciones supone un esfuerzo activo y un plus de presión
que puede generar los citados síntomas. En definitiva, síntomas que desaparecen o decrecen en
importancia como los deprivativos o abstinenciales y el insomnio; y otros más resistentes como
la impulsividad y la sintomatología depresiva. En todo caso los síntomas pre vs. intratratamiento
diferían entre sí.
Un 62, 2% de la muestra de pacientes padecía comorbilidad o trastorno mental asociado. Un
estudio similar encontró 67% de comorbilidad (Roncero et al. , 2016). La distribución nosológica
es bastante representativa (ver resultados) predominando claramente los trastornos debidos al
consumo de drogas, que suponen más de la mitad de la muestra (51, 3%) seguidos de los
trastornos de la personalidad (23, 7%), T. del estado de ánimo (18, 7%), T. de ansiedad (13, 6%
%), T. del comportamiento (10, 6%) y T. de los hábitos y control de los impulsos (9%). El resto
de trastornos están a mucha distancia.
El análisis comparativo de los controles: previos al ingreso, aleatorios intratratamiento, críticos
o de emergencia y postcríticos se han confeccionado unos perfiles sintomáticos que
correlacionados con los tratamientos más eficaces y eficientes, permiten construir unos
protocolos terapéuticos idóneos, sobre todo para las intervenciones agudas.
3 En otro trabajo complementario al actual (Blanco et al. , 2016), se registran los síntomas
diana más frecuentes en
DISCUSIÓN
Los síntomas clave para el tratamiento significan lo siguiente
Una herramienta de primer orden para el diagnóstico operativo, cara a implantar un
tratamiento biológico concreto y eficaz.
Un formidable caudal de datos valiosos para la investigación clínica
Un elemento de primer orden para la anticipación y predicción de descompensaciones,
recaídas, reagudizaciones, debut de síntomas, etc.
Un sistema sencillo y práctico de recogida de datos en momentos evolutivos cruciales
para el paciente.
En virtud de lo anterior, concluimos que la base REI y en concreto el sistema de recogida de
síntomas clave para el tratamiento es un instrumento de trabajo práctico y útil para ser utilizado
en red no solo por los prescriptores sino por todo los profesionales de la clínica en adicciones y
salud mental. Recordemos que el síntoma clave es una unidad clínica significativa formada por
un síntoma (y/o signo) o conjunto sintomático relevante para un tratamiento biológico idóneo.
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