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Afrontamiento a situaciones de crisis en la vejez femenina.

Autor/autores: Deisy Krzemien
Fecha Publicación: 01/03/2006
Área temática: Neurocognitivos, Trastornos neurocognitivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

El creciente envejecimiento poblacional acrecentó el interés en el estudio del afrontamiento en la edad avanzada. Este trabajo aborda el afrontamiento frente a situaciones críticas del envejecimiento en la mujer anciana, la cual está expuesta a más situaciones críticas debido a su mayor longevidad en relación al hombre. Existe controversia acerca de los factores que influyen el uso de estrategias de afrontamiento. Se reconoce, por un lado, el papel de disposiciones personales y, por otro, el rol de los recursos sociales y contextuales como variables condicionantes. Mediante un diseño descriptivo correlacional y trasversal, se evalúa el afrontamiento según el modelo de Carver (1989), en una muestra de 212 adultas mayores de Mar del Plata, en relación a la personalidad desde el modelo de Millon (1990) y a la integración social mediante la OARS.

Los resultados muestran que la mayoría de las estrategias de afrontamiento se asocia a determinados estilos de personalidad, pero esta relación difiere significativamente según el nivel de integración social, en cuanto variable contextual. El afrontamiento activo, confrontación del problema y apoyo emocional se relacionan negativamente con retraimiento, acomodación e intuición, y positivamente con apertura y modificación en ancianas socialmente integradas. El afrontamiento evitativo y desadaptativo se relaciona negativamente con apertura y extraversión, y positivamente con preservación, sometimiento e insatisfacción en sujetos con escasos recursos sociales. En conclusión, la integración social puede considerarse como una variable moduladora en la relación entre personalidad y afrontamiento a la crisis del envejecimiento en la mujer anciana.

Palabras clave: Estrategias de afrontamiento, Situación de crisis, Vejez femenina


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Afrontamiento a situaciones de crisis en la vejez femenina.

Deisy Krzemien.

Grupo de Investigación Temas de psicología del Desarrollo. Universidad Nacional de Mar del Plata y CONICET. República Argentina.

PALABRAS CLAVE: Estrategias de afrontamiento, Situación de crisis, Vejez femenina.

Resumen

El creciente envejecimiento poblacional acrecentó el interés en el estudio del afrontamiento en la edad avanzada. Este trabajo aborda el afrontamiento frente a situaciones críticas del envejecimiento en la mujer anciana, la cual está expuesta a más situaciones críticas debido a su mayor longevidad en relación al hombre. Existe controversia acerca de los factores que influyen el uso de estrategias de afrontamiento. Se reconoce, por un lado, el papel de disposiciones personales y, por otro, el rol de los recursos sociales y contextuales como variables condicionantes.

Mediante un diseño descriptivo correlacional y trasversal, se evalúa el afrontamiento según el modelo de Carver (1989), en una muestra de 212 adultas mayores de Mar del Plata, en relación a la personalidad desde el modelo de Millon (1990) y a la integración social mediante la OARS. Los resultados muestran que la mayoría de las estrategias de afrontamiento se asocia a determinados estilos de personalidad, pero esta relación difiere significativamente según el nivel de integración social, en cuanto variable contextual. El afrontamiento activo, confrontación del problema y apoyo emocional se relacionan negativamente con retraimiento, acomodación e intuición, y positivamente con apertura y modificación en ancianas socialmente integradas. El afrontamiento evitativo y desadaptativo se relaciona negativamente con apertura y extraversión, y positivamente con preservación, sometimiento e insatisfacción en sujetos con escasos recursos sociales.

En conclusión, la integración social puede considerarse como una variable moduladora en la relación entre personalidad y afrontamiento a la crisis del envejecimiento en la mujer anciana.



Introducción

Desde las últimas décadas el acrecentamiento de las investigaciones sobre afrontamiento es concomitante con la importancia del papel de este constructo en la adaptación a situaciones de crisis. Recientemente ha cobrado interés el estudio del afrontamiento en la edad avanzada, indagando el modo en que los ancianos se adaptan a los cambios, pérdidas y desafíos relativos al envejecimiento (1, 2, 3). Existe una marcada variabilidad en la adaptación a las situaciones críticas de la vida cotidiana en la vejez: mientras que algunos adultos mayores presentan un comportamiento disfuncional y síntomas de inadecuación a los cambios propios del envejecimiento, otros mantienen un nivel de adaptación saludable y experimentan satisfacción vital (4). Este trabajo propone describir el afrontamiento a las situaciones de crisis que vive la mujer anciana, quien está expuesta a numerosas situaciones de pérdida, dada su mayor longevidad con respecto al hombre.

Desde el trabajo pionero de Lazarus y Folkman (5) se define el concepto de estrategias de afrontamiento como los comportamientos desarrollados deliberadamente por el individuo para manejar las situaciones críticas. Existe consenso en la literatura científica (6, 7, 8, 9) en distinguir tres categorías básicas del afrontamiento: cognitivo, conductual y emocional, según se oriente a la apreciación cognitiva o significación de la situación crítica, al intento de resolución del problema, y/o a la regulación de las emociones suscitadas.  

Carver, Scheier y Weintraub (7) han desarrollado un modelo de estilos y estrategias de afrontamiento y un instrumento de medición (COPE Inventory), discriminando tres escalas conceptualmente diferentes: 1. afrontamiento enfocado al problema, 2. afrontamiento enfocado a la emoción, y 3. afrontamiento desadaptativo. Una segunda clasificación discrimina entre afrontamiento activo versus pasivo. Las estrategias activas son esfuerzos para confrontar la situación crítica, usualmente descriptas como adaptativas; mientras que las estrategias pasivas consisten en la ausencia de enfrentamiento o evitación, consideradas como desadaptativas (6, 7, 8, 10).

Actualmente, existe controversia en cuanto a la identificación de los factores condicionantes del uso de estrategias de afrontamiento. Por un lado, la perspectiva disposicional (11, 12) destaca las características estables de la personalidad; y por otro, la perspectiva contextualista (8) asigna mayor papel a la naturaleza de la situación y a los recursos externos. En la literatura científica es posible identificar nomenclaturas diferentes según se aluda, por un lado, a un patrón de personalidad que constituye un estilo de afrontamiento, y por otro, respuestas comportamentales específicas frente a situaciones estresantes, refiriéndose en este caso a estrategias o habilidades de afrontamiento (13). En este trabajo se ha adoptado una perspectiva integradora que permita definir al afrontamiento en sentido amplio -estilos y estrategias- de acuerdo a la revisión bibliográfica.

En la tradición de las concepciones multirrasgo de la personalidad, y en alternativa a los modelos factoriales, el modelo de las polaridades de los estilos de personalidad de Millon (14, 15) representa una aproximación dimensional de la personalidad normal y responde a una perspectiva integradora biosocial, evolucionista, cognitiva y ecológica. Según Millon, el estilo de personalidad es una configuración de rasgos que resulta de disposiciones biológicas y de aprendizaje experiencial, que caracteriza una forma estable de comportarse y de relacionarse con el medio. Este estilo se describe según tres bipolaridades: metas motivacionales, modos cognitivos y comportamientos interpersonales.

Existe numerosa evidencia empírica acerca de la relación entre características de personalidad y afrontamiento (7, 10, 11, 16, 17). Sin embargo, la mayoría de los estudios se concentran en modelos factoriales de la personalidad. En particular, existen escasos estudios acerca de la influencia de la personalidad en la adaptación al envejecer. Este trabajo propone indagar y describir la relación entre estilos de personalidad, de acuerdo al modelo de Millon, y estrategias de afrontamiento, de acuerdo a Carver, frente a los sucesos críticos de la vejez según el nivel de integración social en adultas mayores.


Métodos

Sujetos: se conformó una muestra no probabilística de 212 adultas mayores de la ciudad de Mar del Plata. La media de edad es 72 años, con un desvío de 6. 848. Se presentan las características socio-educativas y ocupacionales de la muestra y su conformación según el sitio de procedencia de los sujetos. En cuanto al estado civil, el 52. 4% de los sujetos son viudas, el 35. 8% son casadas, mientras que sólo un 7% son solteras y las divorciadas no superan el 5 % de la muestra. Respecto a la ocupación principal actual, casi la totalidad de la muestra son amas de casa (97. 2%); la mayoría (78. 3%) se halla jubilada. Con respecto al nivel educativo, el 73. 1% posee estudios primarios, el 18. 9% presenta estudios secundarios, y sólo un 8% completó estudios terciarios y/o universitarios. En cuanto al lugar de residencia, casi la mitad de la muestra vive en la zona centro de la ciudad (47. 2%) y la otra mitad en barrios periféricos (52. 8%).  
Los sujetos se seleccionaron intencionalmente procedentes de instituciones de diversa índole dedicadas a la tercera edad y casi un 2% fueron entrevistados en su hogar. Se incluyeron sujetos exentos de invalidez cognitiva o inmovilidad física y se excluyeron sujetos institucionalizados.

Diseño: descriptivo correlacional y trasversal.

Técnicas de recolección de datos: Mediante una entrevista individual semi-estructurada se aplicaron los siguientes instrumentos metodológicos: 

1. cuestionario para indagar datos sociodemográficos, educativos y ocupacionales.

2. cuestionario para evaluar situaciones críticas del envejecimiento y la apreciación cognitiva de las mismas en términos del grado de susceptibilidad de control o modificación de la situación por parte del sujeto (enteramente, medianamente o escasamente controlable o susceptible de cambio). Adicionalmente, en relación al significado cognitivo particular atribuido al evento, se lo evaluó en términos de pérdida, amenaza, desafío, beneficio o natural de la vida. Estas categorías fueron obtenidas en estudios previos (18).

3. escala de integración social (IS), basada en la escala de Recursos Sociales para Ancianos, OARS (19).  

4. inventario de Estilos de personalidad, MIPS (20), adaptación española (21).  

5. inventario escala Multidimensional de Evaluación del Afrontamiento, versión situacional abreviada Brief-COPE en español (22).

Procedimiento: Se realizó la adaptación de los instrumentos metodológicos en la población anciana femenina mediante un estudio piloto. Se aplicaron los instrumentos a los sujetos que expresaron su consentimiento de participación en una entrevista individual de una sesión de 50 minutos, con tiempo de descanso. Se realizó un análisis cuantitativo de los datos a través de técnicas estadísticas descriptivas e inferenciales; y un análisis cualitativo sobre las situaciones de crisis. La interpretación de los datos integró aportes de la psicología Cognitiva, psicología de la personalidad y psicología del Desarrollo en el marco de la gerontología.


Resultados

Se presentan sintéticamente los resultados obtenidos.

· Integración social

La media obtenida por la muestra, considerando que la puntuación de la escala oscila entre 10 y 30, es de 17. 3066, con una desviación de 3. 3733. El 40. 6% presenta un nivel medio o moderado (2) de IPS, el 31. 6% muestra un nivel bajo (1) y el 27. 8% evidencia un nivel de integración social alto (3).

- Relaciones y contactos sociales: la mayoría de los sujetos mantiene contactos con otros, siendo más frecuente la relación con los hijos (61. 3%), luego con amigos (55. 2%) y por último, con parientes (37. 3%).  

- Pertenencia social: casi el 30 % de la muestra asiste a cursos grupales, el 26% integra grupos, y el 40% participa en reuniones familiares o sociales informales frecuentemente.

- Disponibilidad de personas confidentes: la mayoría (casi el 60%) revela contar con una o dos personas confidentes. Sólo el 13. 7% cuenta con tres o más personas significativas, mientras que un 28% manifiesta no disponer de nadie.

 

· Estilos de personalidad

El perfil promedio del MIPS para la muestra es el siguiente: en general, las puntuaciones promedio superiores corresponden a las escalas de acomodación (PP 68. 2), afectividad (PP 68. 1), sensación (PP 64. 5), conformismo (PP 63. 9) y retraimiento (PP 62. 2). También se destaca la elevación relativamente moderada en las escalas individualismo (PP 60. 9), concordancia (PP 60. 9), insatisfacción (PP 59. 5), apertura (PP 58. 5), introversión (PP 58. 4) y vacilación (PP 58. 2). Los puntajes promedio más bajos se observan en las escalas de comunicatividad (PP 38. 7), extraversión (PP 41. 5), firmeza (PP 40. 7) e innovación (PP 42. 9). Se obtuvieron puntuaciones promedios medios en las escalas preservación (PP 50. 9), reflexión (PP 49. 9), sistematización (PP 48. 8), discrepancia (PP 51. 6) y control (PP 53. 1). Se observa que el perfil de este grupo no muestra importantes discrepancias entre los puntajes promedio en las polaridades del MIPS, oscilando aproximadamente entre los 40 y 60 (sólo unos pocos rasgos se acercan a los 70 puntos) y las desviaciones de la media no son pronunciadas, presentando puntajes cercanos al nivel de corte (PP 50). Este grupo evidencia la posesión de ambos rasgos de cada polaridad en un relativo equilibrio.

· Sucesos críticos del envejecimiento y su apreciación cognitiva

Los principales eventos relativos al envejecimiento citados por la muestra son: enfermedad física (19. 34%), viudez (13. 20%), soledad (11. 79%), muerte de seres queridos (11. 32 %), preocupación por bienestar familiar (8. 49 %), cuidar a un familiar enfermo (8. 02 %), temor a la invalidez, dependencia o enfermedad crónica (8. 02%) y deterioro físico o estético (7. 07 %). Estos sucesos hacen referencia a situaciones no susceptibles de control o modificación por parte del sujeto y son percibidas subjetivamente como escasamente controlables para casi la totalidad de la muestra (93. 7%). En cuanto a la apreciación cognitiva de la situación o significado atribuido a la misma, para la mayoría de los sujetos representan una pérdida (43. 4%), un porcentaje importante las describe como hechos naturales de la vida (26. 4%), para el 14. 6% son percibidas como desafíos, casi el 10% las vivencia como amenazas (9. 4%) y sólo para el 5. 7% representan un castigo.

· Estrategias de afrontamiento

El análisis estadístico de la frecuencia de uso de las estrategias de afrontamiento utilizadas por la muestra evidencia el predominio de las estrategias autodistracción (m=3. 316; ds=. 7904), aceptación (m=3. 252; ds=. 6666), reformulación positiva (m=2. 830; ds=. 7151), religión (m=2. 830; ds=1. 0335), afrontamiento activo (m=2. 733; ds=. 8740); luego, le siguen en orden decreciente: descarga emocional (m=2. 583; ds=. 8648), apoyo emocional (m=2. 434; ds=. 8559), planificación (m=2. 198; ds=1. 0867), autocrítica (m=2. 167; ds=. 8440) y apoyo instrumental (m=2. 064; ds=. 8512). Por último, las menos frecuentes corresponden a humor (m=1. 906; ds=. 8629), renuncia (m=1. 552; ds=. 6437), negación (m=1. 462; ds=. 7227) y uso de sustancias (m=1. 458; ds=. 7058). Se evidencia un uso preponderante de estrategias de afrontamiento de carácter cognitivo y conductual tanto activas como pasivas.  

Con respecto a la modalidad de afrontamiento, según la clasificación de Carver (1989), el afrontamiento orientado al problema (m=2. 5840; ds=. 52296) predomina por sobre el afrontamiento hacia la emoción (m=2. 3623; ds=. 68925, mientras que el afrontamiento evitativo (m=2. 1236; ds=. 39211) es el de menor frecuencia. Por otro lado, considerando la tipificación teórica de mayor consenso que discrimina tres dominios del afrontamiento, se evidencia la preferencia del afrontamiento cognitivo (m=2. 4082; ds=. 36261), seguido por el conductual (m=2. 2514; ds=. 38373) y por último, el emocional (m=2. 3603; ds=. 68834).


· Estilos de personalidad y estrategias de afrontamiento

Con el propósito de evaluar relaciones entre personalidad y afrontamiento, se aplicó una prueba de correlación de Pearson sobre las medias obtenidas. La mayoría de los rasgos de personalidad presentan una correlación significativa con las estrategias de afrontamiento 

 

 


Tabla1. correlación estadística entre rasgos de personalidad y estrategias de afrontamiento


Por ejemplo, los rasgos apertura y modificación se relacionan positivamente con reinterpretación positiva, humor, planificación y aceptación; y a la vez, negativamente con las estrategias evitativas como negación, uso de sustancias y renuncia al afrontamiento.  

Los rasgos preservación, acomodación, protección, insatisfacción, retraimiento y vacilación se relacionan positivamente con estrategias pasivas y evitativas como negación, uso de sustancias, renuncia y autocrítica; y a su vez, negativamente con el afrontamiento activo. Los rasgos de individualismo, sistematización y conformismo, por su parte, correlacionan positivamente con la estrategia planificación. La extraversión se relaciona positivamente con afrontamiento activo, planificación, reinterpretación positiva, humor, apoyo emocional y apoyo instrumental, mientras que la introversión se relaciona negativamente con las estrategias anteriores y positivamente con estrategias pasivas.  

Considerando las bipolaridades de la personalidad del modelo de Millon, los rasgos opuestos presentan un comportamiento inverso en la correlación con el afrontamiento, como es esperable. Por ejemplo, mientras que la apertura se relaciona positivamente con el estilo de afrontamiento orientado al problema y negativamente con el afrontamiento evitativo, la preservación correlaciona negativamente con el primero y positivamente con el segundo. En el caso de las polaridades modificación-acomodación y sometimiento-control muestran relaciones inversas con respecto al afrontamiento orientado al problema. La extraversión se relaciona positivamente con el afrontamiento emocional, y la introversión correlaciona negativamente con éste. Mientras que la sensación se relaciona negativamente con el afrontamiento orientado a la emoción y con el afrontamiento cognitivo, la intuición se relaciona positivamente con éstos. El retraimiento se relaciona negativamente con el afrontamiento cognitivo, orientado al problema y a la emoción pero la comunicatividad presenta una correlación inversa. Mientras que la vacilación se relaciona negativamente con el afrontamiento orientado al problema y orientado a la emoción, la firmeza correlaciona positivamente con dichos estilos de afrontamiento.

Por último, se exploraron las posibles relaciones entre las modalidades cognitiva, conductual y emocional de los estilos de personalidad y del afrontamiento, mediante la prueba de correlación de Pearson. Sin embargo, no se hallaron relaciones significativas.

· Estilos de personalidad y estrategias de afrontamiento según el nivel de integración social

Se presentan en las tablas 2 y 3 las medidas de tendencia y desviación obtenidas respecto a los estilos de personalidad, por un lado, y el uso de estrategias de afrontamiento, por otro, según nivel de integración social.

 

 


Tabla 2. Medidas de tendencia y desviación en los valores de personalidad según el nivel de integración social



Tabla 3. Medidas de tendencia y desviación en las escalas de afrontamiento según el nivel de integración social

Primero, se aplicó un análisis de varianza unidireccional sobre las medias de puntuaciones en los estilos de personalidad, verificando previamente el cumplimiento de los supuestos paramétricos, a fin de conocer si éstas difieren según el nivel de integración social. Se hallaron diferencias significativas en algunos estilos de personalidad: preservación, F(2, 209)= 4. 138 , p< . 01; acomodación, F(2, 209)= 4. 698, p<. 01; extraversión, F(2, 209)= 5. 220, p< . 01; introversión, F(2, 209)= 6. 814, p<. 01); sensación, F(2, 209)= 4. 928, p<. 01; retraimiento, F(2, 209)= 14. 882, p<. 01; vacilación, F(2, 209)= 5. 669, p<. 01; firmeza, F(2, 209)= 3. 104, p<. 01; discrepancia, F(2, 209)= 4. 456, p<. 01; e insatisfacción, F(2, 209)= 12. 391, p<. 01. En el resto de los rasgos no se hallaron diferencias significativas. Luego, se realizó un análisis de varianza unidireccional sobre las medias de puntuaciones en el afrontamiento, verificando previamente el cumplimiento de los supuestos paramétricos. Se hallaron diferencias significativas entre los niveles de integración social en la mayoría de las estrategias de afrontamiento: afrontamiento activo, F(2, 209)= 14. 744, p< . 01; uso de sustancias, F(2, 209)= 7. 038, p<. 01; apoyo emocional, F(2, 209)= 13. 387, p<. 01; descarga emocional, F(2, 209)= 7. 342, p<. 01); apoyo instrumental F(2, 209)= 7. 466, p<. 01; reformulación positiva, F(2, 209) = 6. 453, p<. 01; planificación, F(2, 209)= 6. 629, p<. 01; humor, F(2, 209)= 3. 571, p<. 01; aceptación, F(2, 209)= 4. 004, p<. 01; y autocrítica, F(2, 209)= 3. 480, p<. 01; y en los estilos de afrontamiento orientado al problema, F(2, 209) = 19. 127, p<. 01; afrontamiento orientado a la emoción, F(2, 209)= 14. 894, p<. 01; afrontamiento conductual, F(2, 209)= 4. 120, p<. 01; cognitivo, F(2, 209)= 8. 763, p<. 01; y emocional, F(2, 209)= 14. 845, p<. 01. No se hallaron diferencias significativas sólo en cuatro estrategias: 
autodistracción, negación, renuncia y religión. Es decir, en general, el uso de estrategias de afrontamiento se asocia con el nivel de integración social.

Considerando las estrategias de afrontamiento que presentan diferencias significativas en relación con la integración social, se obtuvo que la mayor frecuencia de uso de la mayoría de las estrategias se halla en el nivel más alto de integración social, mientras que su uso moderado corresponde al nivel medio, y por último, un uso escaso de dichas estrategias corresponde al nivel más bajo, excepto para el caso del uso de sustancias, cuya media más elevada corresponde al nivel de integración social bajo. En el caso de los estilos de afrontamiento, el uso preponderante de estrategias de afrontamiento desadaptativas y pasivas corresponde al caso de sujetos con escasa integración social, mientras que la mayor frecuencia de uso del afrontamiento adaptativo, especialmente cognitivo y conductual, se corresponde con alta integración social.

Con el propósito de establecer posibles relaciones entre personalidad y afrontamiento según cada nivel de integración social, se aplicó una prueba de correlación de Pearson, obteniendo que la relación entre ambas variables difiere significativamente, en particular considerando los niveles inferior y superior de integración social (tabla 4).



Tabla 4. correlación estadística entre rasgos de personalidad y estrategias de afrontamiento según el nivel de integración social

Por ejemplo, en el caso de los niveles medio y alto de integración social, la apertura se relaciona negativamente con el afrontamiento evitativo; mientras que el retraimiento, la acomodación y la intuición se relacionan negativamente con el afrontamiento activo, confrontación del problema y apoyo emocional. En el nivel inferior de integración social, existe relación positiva entre protección y afrontamiento evitativo. Se observa una mayor diversidad y moderación en la asociación entre los rasgos personales y las estrategias de afrontamiento al intervenir el grado de integración social. Sin embargo, ciertas correlaciones se mantienen. Algunos rasgos presentan relaciones significativas con el afrontamiento en todos los niveles de integración social, por ejemplo, la preservación, el sometimiento y la insatisfacción se asocian positivamente con el afrontamiento evitativo, mientras que la modificación se relaciona positivamente con el afrontamiento activo.

Discusión

Los resultados muestran que la mayoría de los rasgos de personalidad se asocian con los estilos y estrategias de afrontamiento, siendo las relaciones halladas coherentes con aquellas propuestas por la literatura científica. Además, estas asociaciones empíricas se hallan en correspondencia con el modelo bipolar de personalidad, observándose que el uso de ciertas estrategias de afrontamiento difiere según los pares de rasgos opuestos de personalidad, lo cual contribuye a la consistencia empírica del modelo teórico de Millon.  

El estilo de personalidad observado en el conjunto de la muestra resulta ser una configuración de rasgos relativamente homogénea, exhibiendo un balance entre los rasgos opuestos, lo cual indica un funcionamiento equilibrado y adaptativo. Según Millon, los estilos de personalidad constituyen patrones de comportamiento relativamente estables y permanentes, que pueden verse afianzados con el estilo de vida de la persona y predisponer al uso de estrategias de afrontamiento adaptativas o desadaptativas. Sin embargo, esta relación entre personalidad y afrontamiento se observa afectada por el papel de los recursos sociales, siendo la integración social una variable modeladora en dicha relación. Si bien, en este grupo, la integración social no aparece asociada con la mayoría de los estilos de personalidad, sí se observan relaciones significativas con el afrontamiento: en general, los sujetos socialmente integrados tienden a contar con un mayor repertorio de estrategias adaptativas y activas, mientras que aquellas ancianas con escasa integración social, suelen utilizar estrategias evitativas y desadaptativas. Esto debiera ser tenido en cuenta a la hora de describir la adaptación en la vejez, ya que el aislamiento social podría profundizar la relación entre ciertos rasgos personales y el uso de estrategias desadaptativas, potenciando el estado de vulnerabilidad de algunas ancianas.

En conclusión, dado el creciente aumento del envejecimiento poblacional, resulta importante -no sólo teóricamente sino en cuanto a las posibilidades de intervención clínica- esclarecer los factores del afrontamiento para prevenir o modificar la desadaptación en la vejez. En este sentido, los resultados de este trabajo contribuyen a la asociación entre predisposiciones personales y afrontamiento frente a los sucesos críticos que afrontan las adultas mayores.


Agradecimientos

A Mg. Alicia Monchietti y Dr. Sebastián Urquijo por el valioso asesoramiento brindado y la dirección del Proyecto de Investigación.

Al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas del Ministerio de Educación de la República Argentina por el apoyo financiero brindado a través de la Beca Doctoral de Investigación.

A la Secretaría de Investigación y Postgrado de la Universidad Nacional de Mar del Plata por el apoyo financiero brindado a través de la Beca de Investigación: Perfeccionamiento.

A las autoridades de las instituciones visitadas y a las adultas mayores por su colaboración haciendo posible la realización del trabajo.


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