Me propongo a través de un análisis de la película "La Familia", de Ettore Scolla, visualizar, visibilizar y deconstruir la vida cotidiana de esta familia. Intentar, con una mirada desde la Psicología Social de Pichón Riviere (y otros autores complementarios), articular teoría y práctica en un análisis de lo explícito hacia lo implícito del drama familiar. En el desarrollo de la película se pueden ver varios conceptos de la psicología Social si agudizamos la mirada, entre otras cosas que iré explicitando en el desarrollo de este trabajo surgen los mitos familiares, los roles, determinados vínculos, secretos familiares, rituales, ciertas características de la comunicación, conflictos, lo transgeneracional, las jerarquías y relaciones de poder, los malentendidos y determinado contexto socio histórico cultural que atravesará lo situacional y así todo configurará un drama familiar.
Asimismo emergen ansiedades y comportamientos naturalizados con una ideología subyacente. Me planteo esta metodología de trabajo a fin de facilitar con una apoyatura práctica el despliegue del campo teórico. Iré narrando el acontecer de la película en forma lineal y cronológica, acompañando cada escena con la deconstrucción de la misma, con un análisis de la misma. Este fue en principio la forma más apropiada que había supuesto para realizar el trabajo, pero ante la observación de la docente de que el análisis "quedaba perdido", he re - elaborado el trabajo quitando el relato de la película y desarrollando directamente el análisis de los distintos conceptos teóricos que van surgiendo en la misma. A modo de resumen teórico, expondré algunas líneas que den cuenta de lo visto en el curso a lo largo del año para luego sí entrar al análisis de la película para terminar con algunas reflexiones.
La familia: Una mirada desde la psicología social del Río de la Plata.
Sebastián Méndez Errico.
Universidad de la Republica O. del Uruguay.
Resumen
Me propongo a través de un análisis de la película “La Familia”, de Ettore Scolla, visualizar, visibilizar y deconstruir la vida cotidiana de esta familia. Intentar, con una mirada desde la psicología Social de Pichón Riviere (y otros autores complementarios), articular teoría y práctica en un análisis de lo explícito hacia lo implícito del drama familiar. En el desarrollo de la película se pueden ver varios conceptos de la psicología Social si agudizamos la mirada, entre otras cosas que iré explicitando en el desarrollo de este trabajo surgen los mitos familiares, los roles, determinados vínculos, secretos familiares, rituales, ciertas características de la comunicación, conflictos, lo transgeneracional, las jerarquías y relaciones de poder, los malentendidos y determinado contexto socio histórico cultural que atravesará lo situacional y así todo configurará un drama familiar. Asimismo emergen ansiedades y comportamientos naturalizados con una ideología subyacente.
Me planteo esta metodología de trabajo a fin de facilitar con una apoyatura práctica el despliegue del campo teórico. Iré narrando el acontecer de la película en forma lineal y cronológica, acompañando cada escena con la deconstrucción de la misma, con un análisis de la misma. Este fue en principio la forma más apropiada que había supuesto para realizar el trabajo, pero ante la observación de la docente de que el análisis “quedaba perdido”, he re - elaborado el trabajo quitando el relato de la película y desarrollando directamente el análisis de los distintos conceptos teóricos que van surgiendo en la misma.
A modo de resumen teórico, expondré algunas líneas que den cuenta de lo visto en el curso a lo largo del año para luego sí entrar al análisis de la película para terminar con algunas reflexiones.
Marco teórico
Sin profundizar demasiado en los conceptos, intentaré esbozar el marco teórico con el que analizaré la película, a modo de un esquema conceptual referencial operativo para encarar la tarea, el trabajo.
La noción de familia surge con la Revolución Industrial, la revolución de la clase burguesa en la Francia del siglo XXVII. Desde la psicología Social, abordamos una problemática desde un contexto que la atraviesa y no como algo que se da naturalmente. Para cada cultura, en determinado momento histórico, se configurará determinada familia, con una función social específica. En nuestra sociedad, la familia la pensamos como reducto de reproducción de la ideología dominante burguesa, y más que esto aún, si nos despegamos de la concepción materialista marxiana – althusseriana, es una máquina productora de ideología y por tanto de subjetividad.
Con Engels, desde una visión antropológica de la familia, podemos ver que el pasaje de la filiación femenina a la masculina tiene que ver con la problemática de la propiedad. Como tal surge la división del trabajo, encargando a la propia gen femenina de la función sobre las “tareas domésticas” y la gen masculina con la propiedad de las herramientas proveerá el sustento económico.
El “Socius”, en sus distintos niveles, la organización social, las instituciones y organizaciones (la familia), sobredeterminará y transversalizará al sujeto que nace, crece y se desarrolla en él.
La creación de la Familia se relaciona con los dispositivos de control de la sociedad. Por ejemplo, el control de la sexualidad a través de la prohibición del incesto. La familia estaría encargada de las tareas educativas, prohibición del incesto, supervivencia, productividad del sujeto, la circulación de los bienes, entre otras funciones – tareas.
Los grupos familiares son preformados desde el socius, el conjunto de funciones tareas como la procreación y las relaciones afectivo sexuales son aprendidas. En los vínculos que se van configurando, la afectividad se disocia en nuestra sociedad y la linea del odio no juega, entra sólo la linea del amor, doble vía del vínculo, disociación, doble vehiculización ( visión de vínculo de Pichón Riviere con los aportes de Freud y Melanie Klein ).
De esta autora, Pichón toma, por ejemplo, los mecanismos de introyección y proyección, relacionados con experiencias gratificantes o frustrantes en la infancia, de allí la disociación en vínculo bueno y malo. Desde Freud, tendríamos instinto de vida y de muerte, Pichón prefiere hablar de “estructura vincular”. En “El proceso Grupal”, Pichón detalla en este punto, “la ansiedad dominante o miedo está referida a la pérdida del objeto, debido a la coexistencia en tiempo y espacio de aspectos malos (destructivos) y buenos, en la estructura vincular”; agregando al pie de página en cuanto a éste último aspecto, “que abarca al yo, al vínculo y al objeto” (la estructura vincular).
Desde este grupo, el familiar, grupo primario que establecerá ciertos vínculos y problemáticas que luego se reeditarán en los grupos secundarios, a partir de un mito fundacional (Bauleo), que a su vez hará que se despliegue un drama familiar (Pichón toma esto del teatro griego), en el que cada integrante va a hablar o ser hablado (Lacan) desde ese personaje, desde ese lugar, rol, adjudicado y asumido. Aquí tomo también los aportes de Laing en cuanto a la asignación de propiedades o cualidades y el poder y efecto que esto tiene sobre un sujeto y su ambiente familiar y social, por ejemplo, la asignación de un diagnóstico de una enfermedad así como también la atribución de determinada característica a un niño por parte de sus padres.
Estas configuraciones serán más saludables o no en la medida que el sujeto pueda lograr un aprendizaje activo de esa realidad que lo atraviesa, un aprendizaje, una deconstrucción, problematización y transformación de los instituidos o universales que se cristalizaron y naturalizaron en su grupo primario y que forjaron determinada modalidad, subjetividad, formas de ser, sentir, pensar y estar en el mundo, que las repetirá de alguna forma a lo largo de su vida en los sucesivos grupos que vaya integrando. Desde el grupo entonces, emergen los instituidos, emerge el “Socius”.
Pichón rompe con la noción de transferencia, crea la teoría del vínculo. Relaciones forzosas, necesarias, que son adscriptas socialmente.
La comunicación es el riel del aprendizaje, un grupo es más sano cuando hay un máximo de comunicación e interrelación y un mínimo de secretos, todos los grupos familiares marcan un secreto. La salud mental del grupo familiar dependerá de un sistema de comunicación multidireccional, una configuración en espiral de realimentación. Dentro del grupo familiar se pueden formar subgrupos que se comunican dentro de una estructura vincular a doble vía, en ciertos casos con características más estables, rígidas, con tendencia a estereotipar la dirección de la comunicación.
El sujeto enfermo es el portavoz del grupo familiar, denuncia la enfermedad familiar. Es el emergente, que también puede ser enmarcado en una situación social, o institucional pero en el grupo familiar emerge desde un conjunto de relaciones estereotipadas entre los integrantes del grupo familiar, no hay plasticidad entre éstos, hay fijeza, rigidez, no se puede visualizar el factor tiempo. “La enfermedad es un intento de elaboración del sufrimiento provocado por la intensidad de los miedos básicos. Es un intento fallido por la utilización de mecanismos de defensa estereotipados y rígidos que son incapaces para mantener al sujeto en un estado de adaptación activa al medio. Este es un proceso que acarrea la alineación del grupo del que el sujeto que enferma es portavoz”. (Pichón Riviere).
La comunicación es importante en este proceso, la tarea del terapeuta es limpiar los canales de comunicación de los ruidos que impiden una escucha clara entre los miembros del grupo familiar y generan el malentendido. Se producen conflictos en los vínculos, distorsiones en la comunicación, se relacionan con los objetos internos más que con los externos. La imagen interna que el sujeto tiene de su grupo familiar está distorsionada por determinadas situaciones ocurridas en algún momento de su historia. La visión del paciente de su grupo primario es distinto a lo que es en realidad produciéndose la intensificación del proceso de incomunicación dado por el desajuste entre ambas imágenes. De aquí tenemos el malentendido, enfermedad básica del grupo familiar.
Para ser el emergente el sujeto se conecta con su historia y con el socius, esto tiene que ver con la noción de transversalidad (que rompe con el cartesianismo), de Deleuze y Guattari. Además el emergente es transgeneracional, situaciones, conflictos, duelos, no elaborados que son transmitidos de generación en generación en forma de rituales, comportamientos, no mediatizados que en determinado momento histórico emerge como síntoma.
Surge entonces la noción distinta de salud – enfermedad como proceso y no como intrínseco a un individuo; y su relación con un aprendizaje activo de la realidad, problematizador y transformador de la misma mediante la praxis. Concepción dialéctica en que el sujeto se transforma, modifica al medio y a sí mismo. Esto opera en todo el circuito familiar produciendo desalienación progresiva del intra y extra grupo.
Para el terapeuta no hay una estrategia única, se trabaja aquí y ahora con ese grupo particular. Tendrá en cuenta ciertos analizadores y tareas como (P. Riviere – “El proceso Grupal”):
- Apuntar a clarificar las redes de comunicación grupal. - Abordará los misterios familiares y efectuará un análisis de las ideologías. - Tratará de promover el ajuste entre imágenes internas y realidad exterior. - Intentará dilucidar los malentendidos. - Analizará la vida cotidiana de ese grupo y leerá los instituidos o universales naturalizados que emerjan.
En este abordaje terapéutico tendremos tres niveles:
1) Nivel Psicosocial: relación del paciente con cada uno de los miembros de la familia. El abordaje del grupo se hace a través de la representación interna que el enfermo tiene de cada uno de sus familiares (grupo interno).
2) Nivel Sociodinámico: abordaje del grupo en su totalidad gestáltica, dinámica grupal (Kurt lewin).
3) Nivel Institucional: abordaje de la familia como institución. Estudio de la historia familiar, estructura socioeconómica, relaciones intergrupales y ecológicas: con otras familias, el vecindario, el barrio, el club, iglesia, etc.
El esquema del cono invertido es claro para explicitar la forma de analizar que debe llevar adelante el terapeuta en este abordaje o dispositivo de intervención. En la base del cono estarían los contenidos emergentes, manifiestos, explícitos. En el vértice están las situaciones básicas o universales implícitas.
El espiral, es el movimiento dialéctico de indagación y esclarecimiento que va de lo explícito a lo implícito con el objetivo de explicitarlo. Analizar entonces es hacer explícito lo implícito.
Asimismo el terapeuta enfrentará los Universales en el proceso que lleve adelante en su tarea, éstos son:
1) los miedos básicos: miedo a la pérdida de la estructura ya lograda y miedo al ataque en la nueva situación a estructurar.
2) “la situación terapéutica negativa”, frente a la situación de cambio configurada por: - el miedo al cambio y la resistencia al cambio.
3) sentimiento básico de inseguridad
4) Procesos de aprendizaje y comunicación
5) Fantasías básicas: de enfermedad, de tratamiento y de curación.
Esquematizando entonces la tarea correctora del terapeuta, tenemos el siguiente E. C. R. O. (Esquema Conceptual, Referencial, Operativo):
1- Concepto de portavoz de la enfermedad grupal
2- análisis de los roles: funciones sociales perturbadas, roles que se asumen en situaciones de emergencia, rigidez o rotatividad. Liderazgos.
3- análisis de las ideologías o prejuicios; conflictos generacionales.
4- análisis del Malentendido Básico.
5- análisis de los secretos familiares
6- análisis de los mecanismos de splitting
7- análisis de los mecanismos de segregación y de sus infraestructuras.
8- análisis de los mecanismos de preservación
9- Fantasías de omnipotencia e impotencia
10- análisis de la situación triangular básica reeditada en seres de situaciones triangulares intragrupales.
11- La evolución de los medios o logística.
Vamos a ver ahora, una clasificación de Mme. Mincowska que Pichón toma para establecer ciertas tipologías familiares:
- Grupos epileptoides; - Grupos esquizoides – Grupos mixtos e intermedios.
Los primeros, tienen tendencia a la aglutinación, son apegados a la tierra, sus integrantes no emigran. Su estructura familiar es cerrada, rígida, acepta con dificultad el ingreso de un nuevo integrante ubicado siempre en un status inferior. En situaciones de duelo se hace más notoria la viscosidad del grupo, ante la pérdida parecen aglutinarse con mayor intensidad. En las fiestas muestran excitación contrastante con la viscosidad habitual. Se producen estallidos de conflicto con carácter de violencia súbita y desproporcionada.
Los grupos esquizoides tienden a la disolución, a la ruptura de vínculos. La unidad familiar es escasa. Sus integrantes emigran frecuentemente y rompen la comunicación desconociendo la nostalgia. El modelo de conducta es el pionero, aventurero que pierde contacto con la familia. Esto se explica por una vivencia intensa y cercana con su grupo interno.
La estructura intermedia, también llamada hipocondríaca, tiene caracteres similares al grupo epileptoide (viscosidad); el personaje central es la enfermedad.
El proceso corrector de estos grupos familiares se centra en una operación de abordaje del núcleo depresivo básico patogenético. En el grupo esquizoide la tarea pasa por el establecimiento de una eficaz red de comunicación para lograr una mayor integración. En el grupo epileptoide, se promueve la discriminación, la toma de distancia óptima, el esclarecimiento de los malos entendidos, la ruptura del estereotipo viscoso según el cual cada integrante es para el otro su propiedad privada.
A grandes rasgos, en todos los grupos familiares se intenta desde el terapeuta que el sujeto pueda desprenderse del grupo primario, transformar su grupo interno hacia el secundario.
Análisis de la película “La familia”, de Ettore Scolla
En esta película podemos ver como el Socius atraviesa la familia y el lugar que cada miembro va a ocupar y la construcción de la subjetividad a partir de la intersubjetividad.
Marca el inicio de un tiempo histórico que marca el duelo y la lucha en la ecuación: progreso – socialismo y retroceso – fascismo.
El lugar donde se destaca esta lucha de poder, en la asignación de lugares en los hombres y mujeres. La ecuación que subyace desde un Mito Fundacional con una ideología dominante: revolución – progreso – socialismo – inteligente = hombre Retroceso – fascismo – tonto = mujer Vemos como a partir de esto tenemos personajes que repiten en forma estereotipada un rol que reproduce esta ideología dominante (las tías, Beatrice) y como otros pueden despegarse, transformar su rol y liberarse (Adriana, Maddalena).
En la misma casa sobrevendrán las sucesivas generaciones de la misma familia. El pasillo de esta casa se constituye en el “pasaje del tiempo”. El personaje que narra la historia , Carlo, en el inicio marca el “aquí y ahora”. Se marca a través de un relato y asignación directa del fundador de la familia (el Nono), la fundación de un mito y una ideología republicana, del “hombre libre”. Este mito va a marcar, a nuestro juicio, un “núcleo patogenético básico”, en el sentido de que subyace una contradicción permanente en cuanto a las ecuaciones que planteamos más arriba. Esto marca identidades, conflictos y existencias en la subjetividad de la familia.
En las tormentas de la película se producen los conflictos, las tragedias, muertes, separaciones, rupturas, marca con esto el director, Scolla, un estilo para contextuar estos momentos; los cambios, como algo trágico, que genera también miedo.
La ideología dominante se expresa varias veces a través por ejemplo de culpar de algo al que no es de la familia, a la sirvienta. El estallido que se produce en estas tías denuncia y calla a la vez una situación.
La asignación de un rol y lugar en la familia marca a fuego de por vida, a partir de tal asignación de determinada cualidad o propiedad, los personajes hablarán y serán hablados desde éstos, se los escuchará y vivenciará desde estos lugares, tornándose difícil el reconocerse desde otros lugares, el escucharse, la comunicación será interferida permanentemente en este sentido. El correrse de un lugar producirá el conflicto familiar, el cambio, el no reproducir en definitiva esta ideología dominante, generará resistencias y movimientos liberadores. La disyuntiva del mito fundacional, “hombre libre”, “hombre de paz”, “inteligente”, “idiota”, emergerá de una generación a otra.
Vemos el lugar que ocupa la comida, donde se plantean los dramas familiares.
La asunción de un lugar y rol va a determinar la vida de estos personajes, tanto como su elección de objeto, sus vínculos.
Los secretos se van configurando en este drama familiar y se callarán y serán callados en este circuito así como también serán “destapados” en determinado momento.
Personajes que representan la reacción, las fuerzas reactivas, la estereotipia, la repetición, el no cambio.
Otros que salen de la norma, se liberan; por ejemplo Adriana, con su presencia, modo de vestir, profesión, físico, expresa la pasión, el amor, el cual va a despertar en Carlo.
Otros personajes como Beatrice, también representarán el no cambio, lo “natural”, la ideología dominante reproducida desde un rol “mujer – tonta – reaccionaria”, en esta frase emerge el socius, la ideología occidental cristiana del sufrimiento marcado por un ícono histórico y mítico: Jesucristo. “Quien se quiere divertir un poco ha de sufrir”.
En los “juegos” que se pasan de generación en generación, en este drama familiar, se determinan lugares a ocupar: “¿no, lo han visto a Paolino?”.
Es simbólica la charla de Adriana y Carlo en la que ésta le cuenta que soñó con la muerte del padre, metáfora que inteligentemente plantea Scolla en cuanto a la muerte de una ideología dominante, el Patriarcado.
Vemos también los “dos mundos” que se vivían en ese momento social histórico, el capitalismo de la mano del fascismo y el socialismo junto con la revolución.
Algunos personajes pueden y logran moverse de su rol dado, asignado, otros pasarán toda su vida con “eternas deudas” (Giulio), aunque al final podrá ser reconocido por su hermano. Los secretos se irán “destapando” y la familia es refundada, dejando el director, cierta incertidumbre en cuanto a si esta familia, podrá tener o “ser” desde el cambio social o permanecerá en lo incambiable. Ciertos canales en la comunicación son limpiados por sus personajes, otros a medias, así como los lugares, pero como dijimos antes el desenlace tiene carácter de no resuelto. Como un mensaje que deja Scolla en cuanto a la incertidumbre en la dirección que nuestra sociedad, o que el mundo, tomará en el devenir de la historia.
Reflexiones finales
Desde el dispositivo señalado en el marco teórico intenté capturar en cierto sentido lo que se despliega en esta película. Con esto dimos una lectura, una mirada desde la psicología Social.
No está de más señalar la propia implicación de quien escribe en cuanto a elegir esta película y lo identificado que me siento con ella en cuanto a parte de mis orígenes familiares, así como también pensar desde el dispositivo teórico que lo hemos pensado. En este sentido, como futuro terapeuta esto tiene una dimensión ética en cuanto a la actualización y problematización permanente que el psicólogo debería tener y asumir para con su dispositivo de abordaje e intervención terapéutica.
Las situaciones de vida que nos llegan a la consulta las abordamos con nuestra “parafernalia” teórica, esto hace que la capturemos con cierta mirada, pero estas situaciones, si las pensamos como flujos en constante devenir o fluir, son cambiantes, por lo que obliga a implementar y desplegar una “clínica móvil”, a diferencia de una clínica sedentaria, a tomar en cuenta ese campo o territorio “liso” territorializándolo en un campo “estriado”, que nos sea utilitario a nuestras intervenciones, en una constante problematización, concientización “epistemofílica”. Aprendiendo a pensar como diría Pichón, con una actitud activa hacia nuestro accionar.
Tendemos a capturar, territorializar siempre nuestras realidades, y naturalizarlas, desde nuestras fuerzas reactivas como las llamaba Nietsche. Pero, desde nuestras fuerzas revolucionarias, podemos reterritorializar, a partir de un dispositivo de intervención clínica que “disponga a” y no “sea”, debemos dejar espacio al campo “rizomático”, al acontecimiento, a lo nuevo. Intentar que el campo estriado no se cristalice como único dispositivo a desplegar, esto implica una dimensión epistemológica, una lucha contra la estereotipia. Esta actitud implica también un posicionamiento desde el cambio social que Scolla logra plantear en su película y lo tomamos para el campo de la psicología Social, porque la psicología es social y los Psicólogos somos agentes del cambio aunque también podemos ser lo contrario y esto es peligroso, el transformarnos en parte de los dispositivos de control, reproduciendo una ideología dominante que nos dará el mundo que nos merecemos.
Bibliografía
- Riviere, Enrique Pichón. El proceso Grupal. Del psicoanálisis a la psicología Social. Nueva Visión. Bs. As. 2000 - Bauleo, A. Ideología, grupo y Familia. Ediciones Kargieman. Bs. As. 1974 - Laing, R. D. El Cuestionamiento de la Familia. Piados Ibérica, S. A. Barcelona, 1986. - Nebot, Rodríguez, J. Clínica Móvil: El Socioanálisis y la Red. Psicolibros narciso, Montevideo, 2004.
Filmografía
Scolla, Ettore; La Famiglia.
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