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Características de personalidad e intelectuales en una muestra de pacientes diabéticos.

Autor/autores: Patricia Rovelo García
Fecha Publicación: 01/03/2007
Área temática: Depresión, Trastornos depresivos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

En el estudio se analizan las características psicológicas e intelectuales de pacientes diabéticos, así como los índices de correlación obtenidos entre los factores de personalidad, ansiedad, depresión, estrés y capacidad intelectual. Los resultados muestran puntajes no significativos a partir de la media muestral; sin embargo, desde los puntos de corte seleccionados, 3 sujetos se ubican en los percentiles 70 a 100 en el IDARE A-Estado y 11 en el IDARE A-Rasgo; de acuerdo al cuestionario de depresión de Calderón (CDC), 2 sujetos muestran depresión moderada, en tanto que en el inventario de depresión de Beck (BDI), uno presenta depresión leve y 2 más depresión grave.

El cuestionario de 16 factores de la personalidad, indica estenes de 6, 3 (Factor Q4, indicativo de tensión y frustración); 3, 8 (Factor M, relacionado con baja capacidad intelectual escolar); 3, 0 (Q1, indicativo de conservadurismo); 6, 0 (Factor A, referido a expresividad emocional); y, 7, 2 (Factor I, característico de emotividad y sensibilidad emocional). Existe correlación significativa entre el CDC y el BDI, así como entre estos y los factores O (conciencia) y Q4 (ansiedad). Estos datos, dan indicios de la importancia de configurar una intervención que se centre en el estilo de vida de estos sujetos, manejo de la depresión y ansiedad, tendientes hacia un mayor autocontrol y autocuidado.

Palabras clave: Ansiedad, Capacidad intelectual, Depresión, Diabetes, Estrés, Personalidad


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Características de personalidad e intelectuales en una muestra de pacientes diabéticos.

Germán Alejandro García Lara'; Rocío Martínez Cancino; María Eugenia Morales Ayala; Ramón Esteban Rosales Jiménez; Patricia Rovelo García.

' Docente de la UVM, Campus Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.

PALABRAS CLAVE: Diabetes, depresión, ansiedad, estrés, personalidad, Capacidad intelectual.

Resumen

En el estudio se analizan las características psicológicas e intelectuales de pacientes diabéticos, así como los índices de correlación obtenidos entre los factores de personalidad, ansiedad, depresión, estrés y capacidad intelectual. Los resultados muestran puntajes no significativos a partir de la media muestral; sin embargo, desde los puntos de corte seleccionados, 3 sujetos se ubican en los percentiles 70 a 100 en el IDARE A-Estado y 11 en el IDARE A-Rasgo; de acuerdo al cuestionario de depresión de Calderón (CDC), 2 sujetos muestran depresión moderada, en tanto que en el inventario de depresión de Beck (BDI), uno presenta depresión leve y 2 más depresión grave. El cuestionario de 16 factores de la personalidad, indica estenes de 6, 3 (Factor Q4, indicativo de tensión y frustración); 3, 8 (Factor M, relacionado con baja capacidad intelectual escolar); 3, 0 (Q1, indicativo de conservadurismo); 6, 0 (Factor A, referido a expresividad emocional); y, 7, 2 (Factor I, característico de emotividad y sensibilidad emocional). Existe correlación significativa entre el CDC y el BDI, así como entre estos y los factores O (conciencia) y Q4 (ansiedad). Estos datos, dan indicios de la importancia de configurar una intervención que se centre en el estilo de vida de estos sujetos, manejo de la depresión y ansiedad, tendientes hacia un mayor autocontrol y autocuidado.



Desarrollo

La diabetes mellitus tipo 2 (DM2) es un síndrome metabólico causado por una combinación variable de deficiencia de insulina e insensibilidad a sus efectos (insulinorresistencia). Esta forma de diabetes es la más prevalente, y supone entre el 85 % y el 90% de todas las diabetes [1]. Es también llamada la diabetes del adulto.  

Esta enfermedad es una de las de mayor prevalencia en países de desarrollo, ubicándose entre el 4 y 5 % de esta población, las consecuencias físicas y psicosociales, lo mismo que el impacto económico que tiene sobre la sociedad, hace prioritaria su atención [2 y 3]. Actualmente más de 230 millones de personas en el mundo tienen diabetes y cada año son diagnosticados 6 millones de nuevos casos de este trastorno [4].

En América, el número de personas con diabetes mellitus se estimaba en 35 millones en el año 2000, y, se espera haya incrementado a 64 millones para el 2025. El 52 % (18 millones) de estas personas vive en América Latina y el Caribe y para el 2025, este porcentaje habrá alcanzado el 62%, lo que representará alrededor de 40 millones de personas [5]. Este incremento es resultado de múltiples factores relacionados con el cambio en los estilos de vida, la disminución en actividades físicas, el predominio de dietas hipercalóricas y la obesidad [6].

Las personas más viejas que padecen diabetes incrementan con ello el riesgo de depresión [7 y 8], así, entre el 11 % y el 31% de pacientes con diabetes, fueron diagnosticados como clínicamente deprimidos y reportado elevados síntomas depresivos, respectivamente [9], no obstante, en ciertos estudios [10 y 11] no se encontró ninguna asociación significativa entre la diabetes y la depresión.  

En la mayor parte de población urbana de América Latina y el Caribe, la prevalencia de diabetes entre adultos, es de entre el 6% y el 8% [6], esto, es particularmente notorio en población de nivel socioeconómico y educativo bajo, como ocurre en Bolivia [12] y Jamaica [13].  

En México, la hipertensión arterial, las enfermedades del corazón, los accidentes vasculares, junto con la diabetes mellitus han sido las principales causas de muerte en los últimos diez años [14]. Nuestro país, ocupa el 4º lugar a nivel mundial con mayor prevalencia de diabetes en población adulta (14. 2 % de esta) [15].

Este cambio en el perfil epidemiológico, así como el envejecimiento progresivo de la población, y el aumento en la incidencia de enfermedades no transmisibles, generan además un incremento importante en la demanda de los servicios de salud [16]. Además, enfermedades como la diabetes, deterioran la productividad de los pacientes y su capacidad para generar ingresos y servicios.

La diabetes en México, al igual que la hipertensión arterial, se vinculan funcionalmente y presentan una alta comorbilidad, además de baja adherencia terapéutica [17].

Estudios en diversos países y culturas, dan cuenta de la variabilidad con que se presenta comorbilidad psiquiátrica en pacientes diabéticos. En el estudio de Hermanns y cols. [18], llevado a cabo con población alemana, concluyen que las diferencias en la prevalencia de ansiedad clínica y trastornos de ansiedad, no soporta la hipótesis de que los pacientes diabéticos presentan una más alta comorbilidad psiquiátrica en general; aunque, comparado con los trastornos de ansiedad, los trastornos afectivos parecen estar más específicamente vinculados con la diabetes. Sin embargo, en el estudio de Kaholokula y cols. [19], con población hawaiana, japonesa y filipina, se obtienen resultados no significativos entre síntomas depresivos e índices de obesidad en pacientes diabéticos.


Lustman y cols. [20] realizaron una revisión meta-analítica de estudios que reportaron hallazgos significativos y no significativos entre los síntomas depresivos y el estado glisémico. Ellos obtuvieron de pequeños (0. 11) a moderados (0. 19) tamaños del efecto para la relación entre estas variables, de entre 21 estudios que incluían población con diabetes tipo 1 y 2. Un similar tamaño del efecto (0. 16) fue reportado entre siete estudios que incluían solamente personas con diabetes tipo 2. Los hallazgos de este meta análisis indican una asociación significativa de baja a moderada entre síntomas depresivos y estado glicérico.

Uno de los estudios en que se ha reportado una elevada prevalencia de depresión asociada con la diabetes mellitus es el de Anderson y cols. [9], en este el índice fue de 31. 7 %.  

De acuerdo a Kyrios y cols. [21], la relación entre la depresión y la diabetes mellitus es avalada por numerosas investigaciones, aunque la naturaleza de esta relación es sumamente compleja y aún no se ha elucidado [22]. Sin embargo dos explicaciones primarias de dicha asociación han sido postuladas, por una parte, los síntomas depresivos se asocian con cambios bioquímicos (hiperglicemia) en pacientes con diabetes mellitus tipo 2; y, por otra, que los síntomas depresivos se asocian a dificultades psicosociales (carga de la enfermedad, calidad de vida) relacionados con las enfermedad [23 y 24].  

La depresión es además señalada como predictora de complicaciones en pacientes con diabetes. Una de tales complicaciones es la adherencia al tratamiento, la que puede verse seriamente limitada si los sujetos presentan depresión [25], esto es particularmente notorio en el régimen dietético y medicamentoso [26].

En muchos pacientes, se revelan síntomas afectivos (depresión y ansiedad) como resultado de pobre ajuste a la enfermedad, contribuyendo así a una frustración social general (incluyendo un bajo nivel de soporte social) e incrementando el estrés en combinación con insuficiente habilidad [27].

Los síntomas depresivos en personas con diabetes mellitus se asocian con un pobre autoajuste y autodirección, en situaciones que demandan estas competencias, como la modificación de la dieta, actividad física ó inyecciones de insulina [19]. La comorbilidad, se asocia con discapacidades funcionales, como baja productividad laboral y bajo uso de los servicios de salud [26, 28 y 29]. Además, la diabetes incrementa el riesgo de muerte prematura debida al riesgo de eventos cardiovasculares, de desarrollar enfermedades visuales, renales y, hasta la amputación de sus extremidades inferiores [6].  

Otro trastorno asociado es el estrés, que puede afectar el control de la diabetes a través de dos posibles mecanismos: directamente, mediante la secreción de las hormonas del estrés e indirectamente, interfiriendo con las conductas de autocuidado [30].

La activación emocional en respuesta al estrés se considera uno de los principales factores implicados en la desestabilización del control metabólico en la diabetes [31].

La primera causa que puede generar estrés en un individuo diabético se refiere a la complejidad y las demandas diarias del tratamiento. Hunter y cols. [32] informaron que 92 de los 100 sujetos que tomaron parte en su estudio afirmaron sentir algún grado de estrés con su régimen de tratamiento. El grado de responsabilidad que se le exige al diabético respecto al manejo de su enfermedad, el dominio de distintas destrezas que ello implica y la exigencia de puntualidad en la realización de las mismas suponen tareas difíciles de afrontar.

Ciertos efectos colaterales del tratamiento, como los episodios hipoglucémicos, bastante frecuentes sobre todo entre los insulinodependientes [33], constituyen otra fuente de tensión para muchos diabéticos que puede provocar el denominado miedo a la hipoglucemia [34].


Entre los factores que intervienen en el desarrollo de este miedo destacan las consecuencias aversivas, físicas, cognitivas, motoras y sociales [35-37], el efecto indirecto del estrés se refiere a la posibilidad de una interferencia de ciertas estrategias conductuales de afrontamiento en las conductas de adherencia al tratamiento [30].

Actualmente, se acepta que la imagen subjetiva de la enfermedad es como un complejo relato cognitivo, afectivo y conductual, que refleja un personal significado para el paciente, de primera importancia para el psicólogo clínico [38].

Para Ludvig, Wasserman y Trifonova [39], a nivel cognitivo se incluye la concepción del paciente sobre su enfermedad (evaluación del peligro, concepción de su naturaleza, sus causas y consecuencias, pronóstico subjetivo y la posibilidad de influenciar su curso, creencias acerca de la eficacia del tratamiento y de la habilidad personal del cuidador, procedimientos, etc. ).

A nivel afectivo, se incluye la reacción emocional del paciente a la enfermedad y sus consecuencias, entre estos aspectos se tienen el miedo, ansiedad, depresión, pena, culpa, resentimiento y angustia, todas emociones cuya combinación puede devenir en varias fases de evolución de la enfermedad y puede ser enteramente una reacción vivida como un evento psico traumático.

En términos conductuales, se incluye el auto cuidado, las formas de afrontamiento ante los estresantes, la manera de comunicarse con el personal médico, la actividad física y cambios en sus hábitos.

Todos estos aspectos psicológicos, sin duda, son de capital importancia, en la prevención y tratamiento de los sujetos con diabetes mellitus, de ahí la necesidad de abordarlos conjuntamente a la intervención médica.

A partir de las consideraciones previas, el presente estudio tiene como objetivo analizar las características psicológicas e intelectuales en pacientes diabéticos, así como de correlacionar los distintos factores de personalidad, ansiedad, depresión, estrés y capacidad intelectual presentes en estos.


Método

El trabajo es de tipo exploratorio, constituye un primer acercamiento al conocimiento sobre las características de personalidad e intelectuales de pacientes diabéticos en nuestra entidad. Es un estudio no experimental, con un diseño de tipo transeccional descriptivo.

Sujetos

Los pacientes elegibles fueron seleccionados para participar en el estudio con base en los siguientes criterios de inclusión: 1) que presenten diabetes mellitus 2; 2) que tengan de 18 a 65 años de edad; 3) que sepan leer y escribir. Se excluyeron los pacientes con enfermedad visual o alteración cognitiva que dificultara la comprensión de los reactivos de los instrumentos.  

 

Procedimiento

Se pidió a todos los pacientes su consentimiento para participar en el estudio, llevándose a cabo de 2 a 3 entrevistas con cada sujeto para completar la aplicación.  
Los pacientes asisten a tratamiento al hospital Regional Dr. Rafael Pascacio Gamboa, de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, y fueron referidos para la aplicación de instrumentos por personal del área de Cardiología. De un total de 80 sujetos que se atienden mensualmente, quienes acuden a atención periódica, solo 25 de estos cubrían los criterios de inclusión citados con anterioridad. A varios más se inició el proceso de aplicación, sin embargo, por cansancio de estos o ante su negativa para terminar la aplicación, se eliminaron de la muestra final.  

El periodo de aplicación correspondió a los meses de junio a agosto de 2006. Una vez tenidos los instrumentos debidamente requisados, se calificaron y se procedió a su captura y análisis estadístico, mediante el SPSS, versión 11. 0.

Instrumentos

El inventario de ansiedad Rasgo-Estado (IDARE) [40], incluye 20 reactivos mediante los cuales valora la ansiedad rasgo, concepto que hace alusión a: “las diferencias individuales, relativamente estables, en la propensión a la ansiedad, es decir a las diferencias entre las personas en la tendencia a responder ante situaciones percibidas como amenazantes con elevaciones en la intensidad de la ansiedad estado”; y 20 reactivos más con los que valora la ansiedad estado: “conceptuada como una condición o estado emocional transitorio del organismo humano, que se caracteriza por sentimientos de tensión y aprensión subjetivos conscientemente percibidos, y por un aumento de la actividad del sistema nervioso autónomo” (Spielberg, Díaz Guerrero, 1975:1). Este instrumento reporta altos índices de validez y confiabilidad (0. 92) [41].


El inventario de depresión de Beck (BDI), fue elaborado para evaluar la disforia en pacientes. Hasta febrero de 1998, Aikens y cols. [42], reportan que al menos 3000 estudios han utilizado esta escala. Este inventario incluye 21 reactivos cuyas preguntas indagan el nivel a través el cual los sujetos exhiben síntomas cognitivos, afectivos, somáticos y vegetativos de depresión y disforia. Las propiedades psicométricas del BDI han sido bien documentados [43], y ha sido ampliamente usado en población diabética [44-47].

El cuestionario de depresión de Guillermo Calderón (CDC), consta de 20 reactivos que corresponden a los síntomas más frecuentes de la depresión en nuestro medio sociocultural. Este instrumento presenta un coeficiente de confiabilidad alpha de Cronbach de 0, 86, lo que indica una alta consistencia interna.

El test de matrices progresivas de raven [48], es una escala utilizada para la medida de la capacidad intelectual, para comparar formas y razonar con analogía, que incluye 60 láminas de figuras geométricas abstractas que plantean problemas de completamiento de sistemas de relaciones.

El cuestionario de 16 Factores de la personalidad [49], evalúa 16 factores (rasgos) de personalidad, así como cuatro factores secundarios. Incluye 187 reactivos, cada uno con tres opciones de respuesta.

Resultados

De los 25 sujetos que integran la muestra, 11 son hombres y 14 mujeres, con un rango de edad de 28 a 73 años, y una media de 51, 6 años. Uno de los pacientes no fue a la escuela, y, el resto tiene desde primaria incompleta hasta licenciatura, con preponderancia de estos últimos. Respecto a su estado civil, la mayor parte son casados (13) y solteros (7) (Tabla 1).

 


Tabla 1. Características sociodemográficas


La media obtenida de la aplicación del IDARE, A-Estado y A-Rasgo, el BDI y CDC, se corresponde a sujetos sin evidencia de ansiedad, depresión o estrés. No obstante, en el IDARE A-Rasgo, 11 sujetos, obtienen percentiles iguales o superiores a 70, lo que advierte propensión a la ansiedad. En el CDC uno de los sujetos presenta un estado de ansiedad y dos más depresión de mediana intensidad, en tanto que en el BDI, un sujeto presenta depresión moderada y dos más depresión grave (Tabla 2).

 


Tabla 2. Características de ansiedad y depresión


En la tabla 3, se presenta la media obtenida a partir de los estenes, “aquel cuyas fronteras cortan el mismo porcentaje de la población en la curva de distribución de puntuaciones en bruto dada, que la que trazarían intervalos sucesivos de media sigma en una curva perfectamente normal” (Catell y cols. , 1980:9), para cada uno de los factores de personalidad, de acuerdo al 16 F.  

De estos, destaca el relacionado con el factor A, expresividad emocional, que indica sociabilidad (6, 0); el factor I, emotividad, que indica sensibilidad emocional (7, 2); Q4, tensión, que indica frustración, repulsividad y sobreexcitación (6, 3); M, práctico, tiene preocupaciones reales, objetividad (3, 8); y, Q1, conservador, respetuoso de las ideas preestablecidas (3, 0). Si se considera el número de sujetos cuyos centiles se ubican entre 0 y 3; 4 a 6 o bien 7 a 10, el perfil que se obtiene, se advierte predominantemente más altos entre los de 4 a 6; no obstante, se presentan puntajes elevados para los factores relacionados con conservadurismo (Q1=16 sujetos); actitud cognitiva práctica con preocupaciones reales (M=10 sujetos); inteligencia relacionada con baja capacidad mental escolar, con pensamiento concreto (B=8 sujetos); así como con los de emotividad, con tendencia a ser afectuoso y dependiente (I=15 sujetos); expresividad emocional, orientado a la complacencia y participación (A=11 sujetos); estado de ansiedad (Q4=9 sujetos); autoestima (Q3= 9 sujetos) y sutileza y astucia (N=8 sujetos).

 


Tabla 3. Factores de personalidad


La capacidad intelectual de los sujetos, coincide con los niveles de escolaridad que presentan, así, a mayor escolaridad mayor capacidad intelectual, aunque llama la atención, como en tres sujetos obtienen puntajes que los ubican en un rango inferior respecto a dicha capacidad (tabla 4).

 


Tabla 4. Capacidad intelectual de acuerdo al Test de Raven


El análisis mediante correlación bivariada de Pearson (tabla 5), muestra que existe una muy alta correlación significativa al nivel de 0, 01, entre los puntajes obtenidos a través de la CDC y el BDI (. 930), en tanto que entre la CDC y el Factor O, conciencia es de . 582; y, entre la CDC y el Factor Q4, ansiedad o tensión, es de . 574; por otra parte, el BDI con el factor O, obtiene un puntaje de . 650 y con el factor Q4, de 609.

 


Tabla 5. Índices de Correlación


Entre los propios factores que evalúa el cuestionario de 16 factores de la personalidad, se presenta una correlación de . 542 entre los de dominancia (E) e impulsividad (F), mientras que entre el Factor O y Q4 es de . 673.


Conclusiones

Se reconoce una mayor relación de esta enfermedad con los trastornos afectivos que con los de ansiedad, lo que sin duda, conlleva una serie de complicaciones, como baja adherencia terapéutica e incumplimiento del régimen dietético y medicamentoso.

El pobre autoajuste a la enfermedad, se aúna a la baja productividad, complicaciones médicas y reacciones emocionales concomitantes al trastrorno, vividas como traumáticas.

El presente trabajo presenta evidencia de que en la muestra de estudio al menos tres de ellos (12%), presentan condiciones depresivas graves, cuya severidad hace necesaria la intervención psicoterapéutica, en tanto que 11 sujetos más (44%) manifiesta rasgos de ansiedad.  

Los pacientes presentan características de personalidad predominantemente conservadoras, de tensión y frustración, con ligera disminución de la capacidad intelectual, así como orientación emocional y sensibilidad, con rasgos de dependencia.

Sin duda, es necesario ampliar la muestra de sujetos y considerar otras variables como el nivel socioeconómico, lo que ofrecería una visión más adecuada de quienes padecen esta enfermedad. No obstante, los resultados coinciden en señalar la necesidad de establecer programas de prevención y control, centrando la intervención en los estilos de vida del paciente, en un mayor autocontrol y autocuidado, con ello, se minimizaría la demanda al personal de los servicios de salud, lo que mejoraría no solo la supervivencia y calidad de vida de los pacientes, sino que además reduciría los costos asociados a las enfermedades crónicas como esta: la diabetes.  


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