PUBLICIDAD-

Evaluación de la depresión en hombres y mujeres preuniversitarios.

Autor/autores: José Antonio Vírseda Heras
Fecha Publicación: 01/03/2008
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

La depresión es considerada como un constructo definido desde diversos puntos de vista pero que recupera la noción de un conjunto de manifestaciones conductuales, ideacionales, afectivas y somáticas relacionadas con un malestar subjetivo de tristeza excesiva.

Diversos estudios se han realizado en torno a la depresión en poblaciones adultas, aunque en adolescentes han sido más escasos debido a la dificultad para operacionalizar el constructo, que puede confundirse con otras entidades, no obstante su existencia entre los jóvenes. Con base en el planteamiento anterior, el objetivo de este estudio fue el describir los niveles de depresión en una muestra de adolescentes de preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Palabras clave: Adolescencia, Depresión, Género


VOLVER AL INDICE

Url corta de esta página: http://psiqu.com/1-3961

Contenido completo: Texto generado a partir de PDf original o archivos en html procedentes de compilaciones, puede contener errores de maquetación/interlineado, y omitir imágenes/tablas.

Evaluación de la depresión en hombres y mujeres preuniversitarios.

Patricia Balcázar Nava; Martha Patricia Bonilla Muñoz; Juan Ernesto Santamaría López; Gloria Margarita Gurrola Peña; José Antonio Vírseda Heras; Claudia Ivette Vieyra Urbina.

Universidad Autónoma del Estado de México. Facultad de Ciencias de la Conducta

PALABRAS CLAVE: depresión, adolescencia, Género.

(KEYWORDS: Depresion, Adolescence, Gender. )

Resumen

La depresión es considerada como un constructo definido desde diversos puntos de vista pero que recupera la noción de un conjunto de manifestaciones conductuales, ideacionales, afectivas y somáticas relacionadas con un malestar subjetivo de tristeza excesiva. Diversos estudios se han realizado en torno a la depresión en poblaciones adultas, aunque en adolescentes han sido más escasos debido a la dificultad para operacionalizar el constructo, que puede confundirse con otras entidades, no obstante su existencia entre los jóvenes. Con base en el planteamiento anterior, el objetivo de este estudio fue el describir los niveles de depresión en una muestra de adolescentes de preparatoria de la Universidad Autónoma del Estado de México.

Sentirse abatido y triste son emociones comunes en la mayoría de los seres humanos; sin embargo, existe una diferencia significativa entre esta circunstancia y los síntomas que caracterizan a la depresión clínica; a pesar de que hay una relación entre la tristeza normal y los trastornos depresivos, no todas las personas deprimidas están tristes, ni todas las personas tristes están deprimidas.

La depresión se ha convertido en uno de los trastornos más frecuentes entre la población de diferentes países, de ahí que sea reconocida como un problema de salud pública, ya que de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS, citado por Caraveo, 1997), la depresión ocupa el cuarto lugar entre las enfermedades más discapacitantes y aproximadamente 200 millones de personas la padecen.

La depresión es un cuadro que cualquier persona puede presentar en algún momento de su vida, trátese de niños, adolescentes, adultos o ancianos; así mismo, afecta a personas de cualquier nivel socioeconómico, ocupación y escolaridad (Pinedo y Díaz, 1997), provocando afectaciones graves, por lo que es necesario definirla a continuación.

Debe entenderse como depresión a un conjunto de manifestaciones de pensamiento, de conducta, afectivas y somáticas que producen un sufrimiento mental. Entre los síntomas intelectuales o referentes al pensamiento se pueden encontrar dificultad para concentrarse, disminución del rendimiento intelectual, dificultad para tomar decisiones, ideas de culpa o fracaso y disminución de la capacidad de memorización; los síntomas conductuales se caracterizan por un impulso a la ingestión de alcohol o de otras drogas, descuido de las obligaciones y del aseo personal, intentos de suicidio, cambios en las rutinas habituales, en el caso de estudiantes, bajo rendimiento académico y en general, fracaso escolar; los síntomas afectivos incluyen tristeza, estado de ánimo ansioso, irritabilidad, miedo, indiferencia afectiva, sentimientos de minusvalía y pesimismo; finalmente, los síntomas somáticos se caracterizan por problemas de sueño (insomnio o dormir demasiado), problemas en el apetito (comer demasiado o dejar de hacerlo), dolores de cabeza, mareos, trastornos gastrointestinales, así como quejas diversas (Calderón, 1997).

Las cifras indican que en México, entre la población en general, en promedio un 14% padece depresión y en el Estado de México, entre los estudiantes del nivel medio y superior, las cifras se sitúan por arriba del 20% aproximadamente (Balcázar-Nava, Bonilla-Muñoz, Gurrola-Peña, Oudhof-Van Barneveld y Aguilar Mercado, 2005). Como se puede observar, la depresión es un problema grave de salud que de no ser diagnosticado y atendido de forma oportuna puede desencadenar en un trastorno más severo e incluso llevar a la persona al suicidio.

Se puede hablar en determinado momento, de periodos depresivos como las fases o estadios normales del desarrollo psicológico en los que se puede padecer, entre los que se podría incluir como ejemplo la adolescencia, periodo en el que normalmente deben elaborarse duelos por varias pérdidas: de la seguridad, del estatus de niño, de la separación de los padres, de los cambios físicos y lo que esto implica en todas las esferas del desarrollo del joven (Papalia y Wendkos, 2002).

Finalmente, se hace necesario aclarar que entre los niños y la gente joven, los síntomas pueden enmascararse y se manifiestan en muchos casos como el abuso de sustancias, incluyendo el alcohol, conductas agresivas y antisociales, trastornos del aprendizaje, propensión a accidentes, conducta sexual excesiva, compulsividad a juegos o a la comida, enfermedades, o bien actos temerarios que ponen en peligro la vida de la persona (Becoña y Vázquez, 2003) y que pueden diferir de los síntomas y manifestaciones de la depresión entre la población adulta.

Dada la magnitud del fenómeno depresivo que se presenta en estudios antecedentes (Balcázar-Nava, Bonilla-Muñoz, Gurrola-Peña, Oudhof-Van Barneveld y Aguilar Mercado, 2005; Cantoral, Méndez y Nazar, 2006; Cobo-Ocejo, 2006), es que se plantea la elaboración de la presente investigación, cuyo objetivo general es elaborar un diagnóstico de depresión en adolescentes del nivel escolar medio superior (preparatoria) y realizar las comparaciones correspondientes para determinar si existen diferencias entre géneros.


Método

Participantes

Se utilizó un muestreo no probabilísimo por cuota, eligiéndose adolescentes del nivel medio superior de una institución educativa pública. En el estudio participaron un total de 476 sujetos, de ambos géneros; con una edad que osciló entre los 15 y los 20 años; todos ellos solteros y estudiantes de preparatoria, que aceptaron participar en la investigación.  

Técnica de recolección de datos

Se utilizó el cuestionario Clínico Para el diagnóstico del síndrome Depresivo, construido por Calderón-Narváez (1997), elaborado y validado con poblaciones mexicanas para realizar el diagnóstico de depresión, a través de 20 reactivos autoaplicables de elección forzada que evalúan la presencia o no de depresión y su intensidad y que arrojan un diagnóstico de la misma.

Procedimiento

Una vez que se eligieron las escuelas, se contactó con los participantes, se les pidió por escrito a los jóvenes algunos datos como la edad, el género, con quién vivían y la ocupación de los padres; se aplicaron los cuestionarios en forma grupal, respetando el criterio de selección en cuanto al número de hombres y mujeres y posteriormente, se obtuvieron de los expedientes de control escolar de la escuela los promedios de aprovechamiento escolar de cada uno de los participantes.

Análisis Estadístico

Una vez aplicados y codificados los instrumentos en una base electrónica de datos, se efectuaron los análisis estadísticos utilizándose el programa SPSS versión 11. 0, sometiéndose los reactivos a los procedimientos que marcaba la escala para realizar la sumatoria y obtener los puntajes para cada sujeto, mismos que fueron categorizados por intervalos para su interpretación y se obtuvieron las frecuencias, porcentajes y estadísticas descriptivas correspondientes.


Resultados

En la tabla 1, se aprecia la distribución de participantes por género, observándose que el total de mujeres es ligeramente mayor que el de hombres.

Tabla 1. Distribución de los participantes por género


La tabla 2 presenta los intervalos de edad de los participantes, siendo la edad entre 15 y 17 años la de mayor porcentaje de ocurrencia.

Tabla 2. Distribución de los participantes por edad


En la anterior tabla se indican los promedios que obtuvieron los participantes, agrupándolos en alguna de las tres categorías: bajo (entre 6. 0 y 7. 3 puntos), medio (entre 7. 4 y 8. 7 puntos) o alto (entre 8. 8 y 10 puntos). Como puede apreciarse en la tabla 3, el promedio más frecuente es el medio, con un 71. 2%.

Tabla 4. Distribución de los participantes por condición “con quién vive”


La mayoría de los participantes de este estudio, pertenecen a la categoría de “vivo con mis padres”, que agrupó el 83%. Las categorías “vivo sólo” y “vivo con otro familiar”, agruparon el menor porcentaje (ver tabla 4).

La tabla 5 hace referencia a los resultados de la aplicación del cuestionario Clínico para el diagnóstico del síndrome Depresivo (Calderón-Narváez, 1997). Los parámetros establecidos por el autor de la prueba para elaborar el diagnóstico, indican que una mayoría (62. 4%) se colocó en el de “no presencia de depresión”; un 10. 5% se situó en “estado de reacción de ansiedad”, que según explica el autor, puede ser resultado de la propia aplicación de la prueba; un 26. 3% se agrupó en la clasificación entre “depresión incipiente” y “de mediana intensidad” y sólo un 0. 8% de los participantes fue diagnosticado con “estado severo de depresión”.

Tabla 5. diagnóstico de depresión de los participantes


Una vez presentados los resultados de tipo descriptivo de las variables sociodemográficas (género, edad, promedio escolar y situación familiar) de los participantes, y el diagnóstico de depresión, se procedió a realizar la comparación del diagnóstico de depresión por géneros, por intervalos de edad y por la condición de convivencia, con la finalidad de indagar si existían o no diferencias. Los resultados arrojaron diferencias únicamente en la comparación por género, mismos que se indican en la tabla 6.

Tabla 6. Comparación de depresión de los participantes, por género


En la tabla 6, se indican las diferencias entre géneros al comparar los resultados de depresión. Como se puede observar, la media de la muestra femenina es estadísticamente más alta que la media de los hombres, indicando así que las mujeres tienden a deprimirse más que los hombres.

Discusión y conclusiones

La depresión (González-Núñez, 2002), es señalada como un estado caracterizado por sensaciones subjetivas de pena, tristeza, desaliento, soledad y aislamiento. Es un afecto más intenso que la tristeza, que en un principio se experimenta como un sentimiento displacentero que no se puede aliviar ignorándolo y que puede obstaculizar el funcionamiento normal del adolescente.

La explicación de la depresión como síntoma común durante la adolescencia es que se da debido a la remodelación de la estructura psíquica que se produce como consecuencia de los cambios biológicos, sociales y psicológicos masivos (Jacobson, 1961; citado por González-Núñez, 2002); ya que en esta época de la vida, el individuo debe romper con los lazos del pasado (incluyendo antiguas identificaciones con figuras adultas), para forjar una nueva imagen de sí mismo. Este autor, indica que los síntomas depresivos del joven pueden obedecer al miedo a enfrentarse al rol de adulto, a la no consecución de ideales irrealizables o a los conflictos derivados del sentimiento de culpa y que explicaría los hallazgos en el estudio que aquí presentamos.

En esta investigación, tal y como se indica en las tablas correspondientes, se puede observar que más del 20% de los participantes cursan con algún tipo de depresión (desde moderada hasta severa), hallazgos que coinciden con los presentados en otras investigaciones como la de Caraveo (1997), quien indica un 14% del padecimiento entre los jóvenes; Moreno, Del Barrio y Mestre (1998), con un 14% y en la de Balcázar-Nava, Bonilla-Muñoz, Gurrola-Peña, Oudhof-Van Barneveld y Aguilar-Mercado (2005), quienes encontraron una prevalencia del 14% en una población de adolescentes de preparatoria de características similares a los participantes de este estudio.

Lo hallazgos sobre la presencia de depresión en la adolescencia son reafirmados también en las lecturas clásicas sobre el tema (Aberasturi y Knobel, 1999), quienes indican que durante esta etapa, existe un duelo del joven por el cuerpo, por la identidad y por los padres infantiles; al parecer, esta etapa está llena de perturbaciones y momentos de crisis, donde una de las principales tareas es la definición de la identidad y del rol sexual, que son tareas que sumen al adolescente en una serie de preguntas y de encrucijadas que por momentos, le pueden poner en situación de movimiento. Para Aberasturi y Knobel (1999), el adolescente se va modificando lentamente para ir construyendo de nuevo su mundo interior e ir elaborando el duelo de las pérdidas; esta elaboración conduce a la aceptación del rol que la pubertad le marca.

Aún cuando se considere que la depresión puede tener una connotación de “normal” durante la adolescencia, las cifras reportadas por diversos estudios que se han presentado indican que este trastorno que era muy frecuente entre población adulta y de la tercera edad, se hace cada vez más presente entre los jóvenes, pudiendo desencadenar en entidades patológicas de mayor gravedad (Yorbik, Birmaher, Axelson, Williamson y Ryan, 2004) durante la adultez. Según lo confirman hallazgos de estudios, los problemas de ansiedad y de depresión manifiestos en la edad adulta, tienen un comienzo hacia la edad infantil y la adolescencia (Roza, Hofstra, Van Der Ende y Verhulst, 2003), subrayando entonces la importancia de la detección y de la intervención tempranas de cualquier manifestación emocional durante la adolescencia. Es común que como parte de la sintomatología de la depresión, se presenten síntomas como sensación de tristeza y llanto inexplicable, ideas persistentes de culpa y de preocupación por diversas situaciones, dificultad en la toma de decisiones y para la realización de tareas, dificultad para concentrase y posibles alteraciones en el sueño y en el apetito (Cobo-Ocejo, 2006).

Con respecto a las diferencias encontradas entre los géneros al comparar sus puntuaciones de depresión, se encontró que las mujeres poseen puntajes significativamente más altos que los de los hombres, confirmando así los hallazgos reportados por la literatura (Bennet, Ambrosini, Kudes, Metz y Rabinovich, 2005; Lara, Navarro y Navarrete, 2004), en el sentido de que las mujeres tienden a manifestar más sintomatología depresiva al compararse con los varones.

Las diferencias sociales relacionadas con los roles específicos asignados a varones y a mujeres podría explicar la susceptibilidad y mayor prevalencia de depresión entre éstas últimas. Un razonamiento factible es que los varones tienen medios más eficaces para afrontar un estado de ánimo depresivo; por lo general se distraen hasta que superan su humor, mientras que las mujeres tienden a buscar las razones de su depresión, lo cual coincide con las explicaciones del padecimiento desde la perspectiva sociocultural (Bleichmar, 1992; citado por Cantoral, Méndez y Nazar, 2006).


Otro modelo que ayudaría a entender las diferencias de género en depresión es el modelo cognitivo, que enfatiza el papel de los estilos cognitivos en el desarrollo de los trastornos psicológicos. Dichos estilos cognitivos determinan la forma en que las personas piensan acerca de sí mismas, sus relaciones con las demás personas y su visión del mundo. Según su creador, Beck, cada trastorno emocional está caracterizado por estilos cognitivos que son específicos a dicho trastorno, los cuales determinarían áreas de vulnerabilidad cognitiva. Por ejemplo, la depresión se caracteriza por un predominio de pensamientos negativos relacionados con temas de rechazo, privaciones, fracasos e inadecuación personal, mientras que la conducta violenta se ha asociado a la percepción de intenciones negativas en otras personas, subestimación de la responsabilidad propia en los conflictos y percepciones de frustración e insatisfacción (Calvete, 2005).

Aplicando el concepto de vulnerabilidad cognitiva a las diferencias de género en trastornos psicológicos, podría argumentarse que las mujeres presentan más pensamientos que contribuyen al desarrollo y mantenimiento de la depresión, mientras que los hombres presentan más cogniciones relacionadas con los problemas de conducta externalizantes. En otras palabras, hombres y mujeres pueden desarrollar perfiles diferentes de trastornos psicológicos debido a que piensan e interpretan los acontecimientos de forma diferente.  

Así, la conclusión de este modelo indicaría que las mujeres, en comparación con los hombres, presentan un predominio de autodiálogo negativo, incluyendo, sobre todo pensamientos que autopercepción negativa de sí, autoculpa, sensación de sentirse rechazada por los demás, sentimientos de desesperanza y preocupación por las enfermedades. Esta mayor presencia de pensamientos automáticos negativos contribuye a explicar las diferencias de género en depresión.

Entre los contenidos cognitivos asociados a la depresión que predominan en las mujeres, están los relacionados con la necesidad de ser aceptadas por las demás personas. Este contenido es ya evidente desde la adolescencia, donde diversos estudios muestran su asociación con el desarrollo de síntomas depresivos. Por tanto, los datos sugieren que las mujeres muestran desde la adolescencia un mayor grado de preocupación acerca de la forma en que son evaluadas o percibidas (Calvete, 2005).

Finalmente, la depresión en adolescentes es un fenómeno que debe atenderse por diversas razones. Una de ellas es que según los datos de la literatura revisada para la realización de este trabajo, resulta cada vez más frecuente la depresión reportada en adolescentes hombres y mujeres. Además, se ha documentado que la presencia de depresión asocia a una mayor probabilidad de conducta violenta, particularmente en los varones (Papalia y Wendkos, 2002), a un bajo rendimiento escolar y también al consumo de sustancias adictivas como alcohol, tabaco y drogas ilícitas, cuyas cifras van en aumento en este grupo de edad. Otra razón es que su registro está asociado a la ideación suicida en uno de cada tres adolescentes clasificados como deprimidos(as), sugiriendo la presencia de depresión severa y la posibilidad de que se presenten intentos de suicidio o suicidio consumado (Sánchez-Moreno, 2002). La identificación de una frecuencia tan elevada de sintomatología compatible con la depresión apunta a la detección y atención oportuna de los adolescentes que presenten sintomatología depresiva, disminuyendo así la frecuencia de este padecimiento que cobra cada vez mayor importancia como un problema de salud pública.


Referencias

. Aberasturi A, Knobel M: La adolescencia normal, segunda edición. México: Paidós, 1999: 134-154.

. Balcázar-Nava P, Bonilla-Muñoz MP, Gurrola-Peña GM, Oudhof-Van Barneveld H y Aguilar-Mercado MR: La depresión como problema de salud mental en los adolescentes mexicanos. psicología. com; 2005; 9(2).

. Becoña E, Vázquez F L ansiedad, estrés y adicciones. Psic contemp; 2003; 6 (1): 60-67.

. Bennet DS, Ambrosini PJ, Kudes D, Metz C y Rabinovick H. Gender differences in adolescent depresión: So symptoms differ for boys and girls?. Journal of affective disorders; 2005; 89(1): 35-44.

. Calderón-Narváez G: depresión, sufrimiento y liberación, segunda edición. México: Edamex, 1997: 56-51.

. Calvete E. Género y vulnerabilidad cognitiva a la depresión: el papel de los pensamientos automáticos. ansiedad y estrés; 2005; 11(2-3): pp. 203-214.

. Cantoral G, Méndez MV y Nazar A. depresión en adolescentes. Un análisis desde la perspectiva de género. Revista Ecosur; 2006; Consultado en línea enwww. ecosur. mx/Difusi%F3n/ecofronteras/ecofrontera/ecofront21 

. Caraveo J. epidemiología de los trastornos depresivos. psiquiatría; 1997; 13: 2-5.  

. Cobo-Ocejo P. La depresión en los adolescentes. Revista mexicana de orientación educativa; 2006; 8. Consultado en línea: www. remo. ws/revista/n8/n8-cobo. htm

. González-Núñez JJ: psicopatología de la adolescencia, primera edición. México: Manual Moderno, 2002: 256-267.

. Lara MA, Navarro C. y Navarrete C. Influencia de los sucesos vitales y el apoyo social en una intervención psicoeducativa para mujeres con depresión. Salud pública de México; 2004; 46 (5): 378-387

. Moreno C, Del Barrio V y Mestre M. Acontecimientos vitales y depresión en adolescentes; 1998; Universidad de Madrid. Consultado en línea: www. iberpsicologia. com España

. Papalia D y Wendkos S. psicología del desarrollo, cuarta edición. México: Mc Graw Hill, 2002: 367-383.

. Pinedo H, Díaz J. Primera Semana Nacional de la depresión, primera edición. México: Asociación Psiquiátrica Mexicana, 1997: 24-28.

. Roza S J, Hofstra M B, Van Der Ende J y Verhulst F C. Stable prediction of mood and anxiety disorders base don behavioral and emocional problems in childhood: a 14-year follow-up during childhood, adolescence, and young adulthood. American Journal of Psychiatry; 2003; 160(2): 2116-2121.

. Sánchez-Moreno E. Individuo, sociedad y depresión, primera edición. México: Ediciones Aljibe, 2002: 203-205.

. Yorbik O, Birmaher B, Axelson D, Williamson DE y Ryan ND. Clinical characteristics of depressive symptoms in children and adolescents with major depressive disorder. journal of clinical psychiatry; 2004; 165 (12): 1654-1659.






Comentarios/ Valoraciones de los usuarios



¡Se el primero en comentar!

La información proporcionada en el sitio web no remplaza si no que complementa la relación entre el profesional de salud y su paciente o visitante y en caso de duda debe consultar con su profesional de salud de referencia.