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Aspectos psicosociales de los cuidados de enfermería en las catástrofes.

Autor/autores: Inmaculada Heredia Sánchez
Fecha Publicación: 01/03/2005
Área temática: Enfermería .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

A lo largo del texto, en primer lugar, se desarrollará una revisión conceptual sobre la diferente terminología usada en esta novedosa área de intervención, el abordaje psicosocial: urgencias, emergencias, crisis, catástrofes y desastres, planteando la integración de los mismos de modo coherente, operativo y útil. Se tratará de establecer las similitudes y diferencias entre los conceptos reseñados integrándolas bajo el término de psicología de emergencias.

En segundo lugar, se realizará una síntesis de los trabajos que sustentan el amplio bagaje de los cuidados psicosociales ante situaciones de emergencias y desastres que datan desde principios del siglo XX y, aún en la actualidad, son cuestión de debate. Por último, se tratará de profundizar en las distintas propuestas de esquema para un plan de atención en salud mental, en los diferentes campos reseñados, desde las diferentes organizaciones, con el fin de concluir qué profesionales y con qué funciones están implicados en este plan, así como, detectar que necesidades de intervención suponen los principales desafíos y retos, de manera específica, para el profesional de enfermería en la atención de la salud mental en las catástrofes.

Palabras clave: Abordaje psicosocial, Catástrofes, Crisis, Cuidados de enfermería, Emergencias, Salud mental, Urgencias


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Aspectos psicosociales de los cuidados de enfermería en las catástrofes.

Inmaculada Heredia Sánchez.

Enfermera Especialista en Salud Mental
Tutora de practicas
Servicio Murciano de Salud.

PALABRAS CLAVE: Emergencias, crisis, Catástrofes,

 

Resumen

A lo largo del texto, en primer lugar, se desarrollará una revisión conceptual sobre la diferente terminología usada en esta novedosa área de intervención, el abordaje psicosocial: urgencias, emergencias, crisis, catástrofes y desastres, planteando la integración de los mismos de modo coherente, operativo y útil. Se tratará de establecer las similitudes y diferencias entre los conceptos reseñados integrándolas bajo el término de psicología de emergencias.

En segundo lugar, se realizará una síntesis de los trabajos que sustentan el amplio bagaje de los cuidados psicosociales ante situaciones de emergencias y desastres que datan desde principios del siglo XX y, aún en la actualidad, son cuestión de debate.

Por último, se tratará de profundizar en las distintas propuestas de esquema para un plan de atención en salud mental, en los diferentes campos reseñados, desde las diferentes organizaciones, con el fin de concluir qué profesionales y con qué funciones están implicados en este plan, así como, detectar que necesidades de intervención suponen los principales desafíos y retos, de manera específica, para el profesional de enfermería en la atención de la salud mental en las catástrofes.



Introducción

Frecuentemente, los conceptos “crisis”, “urgencia”, “emergencia”, “desastre” y “catástrofe” se mezclan e intercambian, obviamente se dan elevadas diferencias de grado y de magnitud entre ellos, pero también es plausible establecer similitudes entre las consecuencias derivadas y las vivencias psicológicas vividas por las víctimas.

Auf Der Heide (1989) distingue tres diferentes niveles desde la perspectiva de los que trabajan en prevención y planes de acción sobre hechos traumáticos y sobre los que nos hemos basado para establecer estos términos:

1. Emergencias: Situaciones inesperadas que comprometen la vida y la integridad física de una o varias personas que demandan una intervención especializada. Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua, catástrofe se define como: "Suceso infausto que altera el orden regular de las cosas". Son aquellos en los que son suficientes los recursos médicos y de asistencia locales.

2. Desastres: Son alteraciones intensas en las personas, los bienes, los servicios y el medio ambiente, causados por un suceso natural o generado por el hombre que excede la capacidad de respuesta de la comunidad afectada. Toda catástrofe viene definida por cuatro criterios:

- Acontecimiento de un evento nefasto.
- Producción de víctimas.
- amplitud de las destrucciones materiales.
- Importante desorganización social

Son eventos que requieren para su resolución de una mayor infraestructura, bien por la falta de servicios locales o bien por la excesiva magnitud del suceso; se habla de desastre cuando el número de heridos, el número de damnificados o los costes económicos suponen una alarma en la población; además, éste se podría medir por la capacidad económica de un país por PNB. Este tipo de sucesos implican la pérdida o la amenaza de la vida o de la propiedad, perturban el sentido de la comunidad, y a menudo, provocan consecuencias adversas para los supervivientes Gómez Jacinto, 1995. Sus momentos de ocurrencia pueden llegar a ser fácilmente determinables o predecibles.

3. Catástrofes: También denominados “ desastres masivos”, en los cuales, las consecuencias destructivas están más extendidas, afectan a un mayor número de personas y a bienes materiales y, por lo tanto, suponen un gran esfuerzo y coordinación por parte de las instituciones públicas y/ o privadas que se dedican al auxilio y protección de los sujetos afectados.

Esta clasificación propuesta por AF der. Hiede, engloba a las emergencias cotidianas, los desastres y las catástrofes como situaciones de emergencia “per se” que conlleva una demanda de intervención urgente con diferentes niveles en cuanto magnitud del suceso y repercusión.

Auf Der Heide considera que cualquiera de estos tres tipos de incidentes pueden tener repercusiones, no sólo por las consecuencias emocionales de sus víctimas, sino por el efecto acumulativo negativo que tienen sobre el sistema. Todos estos hechos traumáticos tiene en común el ser sucesos graves, repentinos, peligrosos y que pueden causar la pérdida de vidas y bienes materiales. Por ello, los sujetos van a estar más expuestos a experimentar un cambio repentino en sus vidas por tratarse de una situación de estrés extremo, pudiendo desembocar en una situación de “ crisis”.

4. Crisis: Una crisis va a aparecer en la vida de una persona cuando un determinado suceso amenaza con alterar el equilibrio personal, en sentido favorable como adverso. Este tipo de situaciones de enmarcan dentro de los llamados trastornos adaptativos. En el orden individual se define la crisis como aquella situación generada por un evento vital externo que sobrepasa toda capacidad emocional de respuesta del ser humano; es decir, sus mecanismos de afrontamiento le resultan insuficientes y se produce un desequilibrio e inadaptación psicológica. Las crisis pueden o no necesitar de una intervención profesional, ya que en ocasiones pueden ser manejadas mediante el apoyo familiar y social.


Otros autores consideran válidas otras clasificaciones en las que se definen los términos emergencia, grandes emergencias, emergencia compleja y emergencia médica:

A. Emergencia: Situación catastrófica o de desastre que se produce por un evento natural (terremoto, erupción volcánica, huracán, deslave, grandes sequías, etc. ), accidente tecnológico (ejemplo: explosión en una industria) o directamente provocada por el hombre (conflicto armado, ataque terrorista, accidentes por error humano, etc. ) en la que se ve amenazada la vida de las personas o su integridad física y/ o se producen muertes, lesiones, destrucción y pérdidas materiales, así como sufrimiento humano.
Por lo general, se sobrecargan los recursos locales, que se tornan insuficientes, y quedan amenazadas la seguridad y funcionamiento normal de la comunidad.

B. Grandes Emergencias: En las que se requiere, con carácter urgente, una intervención externa de ayuda para aliviar o resolver los efectos producidos y restablecer la normalidad. Las emergencias se expresan como verdaderas tragedias o dramas humanos y por ende en su abordaje no sólo es necesario tener en cuenta los aspectos de atención a la salud física y las pérdidas materiales, sino también atender la aflicción y consecuencias psicológicas del evento en cuestión.

C. Emergencia Compleja: Se ha usado para expresar más claramente el carácter agravado y la presencia de diversos factores y condiciones que complican la situación existente en determinadas catástrofes; el ejemplo más claro y típico son los conflictos armados. En las emergencias complejas hay, por lo general, efectos devastadores con secuelas de mediano y largo plazo. Se define la existencia de una crisis humanitaria, donde se producen violaciones de los derechos humanos; el derecho a la vida, la integridad personal, la libre circulación, la vivienda digna, la educación, la salud y la propiedad privada, no se respetan.
Las emergencias complejas requieren de intervenciones humanitarias para aliviar sus efectos, para apoyar la pacificación, y tutelar los derechos de los más débiles.

D. Emergencia médica: término que se reserva para aquellos casos que requieren de una atención profesional inmediata debido al riesgo que puede tener su vida, por la existencia de sufrimiento intenso o por la aparición de complicaciones.

Existen, no obstante, cuatro características comunes a todos estos conceptos nombrados y/ o referidos por todos los autores consultados, las cuales son:

- Necesidad de una intervención no demorable.
- Reacciones psicológicas similares en función de las consecuencias y de la magnitud del evento.
- Son imprevisibles y accidentales y por tanto, causan sorpresa, indefensión y desestabilización.
- Pueden constituir una situación de peligro inmediato para la vida o la integridad física.

Recientemente se ha empezado a estudiar y analizar el manejo de las emergencias y desastres de forma sistemática como una secuencia cíclica de etapas interrelacionadas, la implementación de técnicas y estrategias propias de trabajo desde la utilización de tecnologías hasta la aplicación de estrategias psicosociales y sociológicas para sensibilizar, manejar información, comprender la conducta de la población ante las alarmas y durante el impacto así como recomponer las redes de soporte social preexistentes, esta es solo una perspectiva muy reducida de la amplia doctrina que viene revisando y actualizando permanentemente en todo el mundo, dando nacimiento a lo que en un futuro cercano se conocerá como “ desastrología”.


Antecedentes Históricos

Los inicios, enfoques descriptivos, clínicos-psiquiátricos

El interés por el estudio del comportamiento humano en situaciones de emergencias y desastres podemos decir que se remonta a principios de siglo con el trabajo de Eduard Stierlin (1909) de Zurique el cual investigó a 21 sobrevivientes de un accidente en una mina en 1906 y a 135 personas dos meses después del terremoto de Messina Italia en 1908.

Sin embargo el estudio que se considera pionero es del Médico psiquiatra E. Lindermann (1944) EU el cual trabajo con los sobrevivientes y sus familias de las víctimas del incendio del Club Nocturno Coconut Grove en Boston.

Su informe clínico sobre los síntomas psicológicos de los sobrevivientes se convirtió en la piedra angular para las teorizaciones subsecuentes sobre el proceso del duelo. Fue precisamente que partiendo de estos principios que Gerald Caplan integrante también del Massachusetts General hospital y del Harvard School of Public Health, que formulo el significado de la crisis en la vida

Las investigaciones descriptivas van descubriendo posteriormente que las reacciones de las víctimas no son iguales durante el impacto del evento y posterior a este en este sentido Friedman y Linn (1957) EU, trabajando con los sobrevivientes del barco "Andrea Dorian" describe que al tratar con víctimas de sucesos traumáticos se debe de tener en cuenta sus diferentes respuesta a las fases de "Choque inicial" y la "Recuperación" en una situación de desastre.

Lifton Robert (1967) EU, empieza a describir la conducta que se presenta en las fases o periodos posteriores al impacto del desastre iniciando su inquietud con el estudio de los problemas psicológicos a largo plazo que se presentaron después del bombardeo atómico en Hiroshima.

La Asociación de psiquiatría Americana (1970) publica un manual de "Primeros Auxilios Psicológicos en casos de Catástrofes" el cual es traducido y adaptado en el Perú por el Medico psiquiatra Baltazar Caravedo, Asesor en Salud Mental de la Dirección General de Servicios Integrados de Salud del Ministerio de Salud del Perú; en el cual se describen diversos tipos de reacciones clásicas a los desastres así mismo se exponen los principios básicos que se deben de tener en cuenta para la ayuda a las personas "perturbadas emocionalmente".

El enfoque sociológico y psicosocial

Entre 1950 a 1954 el Consejo de investigación de la opinión publica realizo una investigación orientada al estudio del comportamiento humano en situaciones de desastre, entre los resultados obtenidos contra todo tipo de creencia se describe que el pánico no es la conducta típica esperada, ante esta situación el gobierno de los EU por intermedio de la Academia Nacional de Ciencias entre 1953 a 1963 realiza también un estudio similar llegando a iguales resultados.

Este enfoque no puede dejar de estar presente el nombre del Prof. Henry Quarantelli director del Disaster Research Center establecido en 1963 en la Universidad Estatal de Ohio USA. ; dicho centro a realizado a lo largo de 41 años descubrimientos que proceden de más de 500 estudios de campo. Sus trabajos son fructíferos destacando una obra clásica publicada en 1959 "The Nature and Conditions of Panic"; desde esa fecha asta la actualidad no hay trabajo por el presentado en el cual no se exponga que el pánico como conducta típica de la población es una creencia generalizada, al igual que la conducta antisocial, la dependencia.

Erikson (1976) EU en su investigación realizada en la inundación de Búfalo Creek llamo "SEGUNDO DESASTRE" a las consecuencias de tipo emocional que se derivan de la desorganización social y física de una comunidad por la acción de un desastre natural.

Las investigaciones en el campo sociológico se han extendido al estudio de los grupos sobrevivientes en las primeras horas del impacto de un desastre, influidas por los trabajos del Dr. Quaranteli uno de estos estudios es la Investigación realizada en el vecindario de Analco, Guadalajara, México, en el cual se produjo una explosión de gas el 22 de Abril de 1992.

Se corroboro los hallazgos de la investigación de Norris Johnson (1987) y Baker (1960) sobre el comportamiento de la gente en situaciones extremas. las víctimas bajo las condiciones tan difíciles como las de ser enterradas vivas, a veces en peligro inminente de muerte, continúan siendo seres sociales y los sobrevivientes se organizan en función de las redes sociales preexistentes.

Bases Teóricas

El conocimiento, comprensión e interpretación de las reacciones psicológicas de las víctimas sean estas como sujetos individuales o en su conjunto como colectivo de una sociedad se basan en un conjunto de constructor teóricos que van desde el modelo explicativo del estrés basado en las respuestas psicológicas de los individuos durante situaciones de desastres o eventos traumáticos elaborado por Janis (1954), pasando por los descubrimientos clásicos de Selye y su síndrome General de Adaptación(1976), el enfoque taxonómico de las consecuencias del estrés de Cox (1978), que abarca los efectos subjetivos, conductuales, cognoscitivos, fisiológicos y organizacionales, hasta los últimos descubrimientos del estrés trauma y su capacidad para el cambio del contenido bioquímico cerebral (Jhon Everlin, 1997).


Otra de las columnas vertebrales que sustentan las estrategias de la intervención en emergencias y desastres tiene que ver con la teoría de la crisis de Gerald Caplan (1964), Baldwin (1979), Lazarus (1980), Slaikeu (1984) entre otros y dentro de la teoría general de la crisis el concepto de las "crisis circunstanciales de la vida" descrito por Lidermann (1944) y Karl Slaikeu (1988) que la describe por su carácter de ser inesperada, tener calidad de urgencia, tener un impacto potencial sobre comunidades enteras y e incluir los conceptos de peligro y oportunidad, todos estos elementos son comunes a las situaciones de emergencias y desastres. Así mimo junto con los conceptos de la crisis están los de las teorías sobre el manejo del duelo (Kubeler-Ross 1969), la experiencia del trabajo con pacientes terminales víctimas de la erupción volcánica de Armero en Colombia ( Isa Fonnergra 1985), el trabajo con los deudos de las víctimas del atentado a la colonia Judía en Argentina(Jacinto Imbar 1997).

Complementando estos conceptos están los postulados de clasificación de las víctimas sostenido por Taylor y Frazer (1981-1987) los cuales conceptúan como víctimas de primer grado a las que sufren el impacto directo de las emergencias o desastres, sufriendo perdidas materiales o daño físico, las víctimas secundarias serían los familiares o amigos de las anteriores, las víctimas de tercer grado serian los integrantes de los equipos de primera respuesta, las víctimas de cuarto grado sería la comunidad que se ve afectada en su conjunto, las víctimas de quinto grado las personas que se enteran de los sucesos por medio de los medios de comunicación y las víctimas de sexto grado son aquellas que no se encontraban en el lugar de los acontecimientos por diferentes motivos en ellos son los sentimientos de culpa los principales los principales causantes de los problemas psicológicos desde el punto de vista psicosocial están los aportes de los conceptos del "soporte social" o "Redes de soporte social" y su importancia para ayudar a las personas a superara situaciones de crisis y facilitar la rehabilitación y reconstrucción posterior a un desastre Turner (1983), Sarason (1983), Rook y Dooley (1985), Lefcourt (1984), Mitchell (1983), Darío Páez (1986), entre otros.


Manifestaciones psicosociales más frecuentes en los desastres naturales y conflictos

- Nerviosismo o ansiedad
- Inseguridad
- tristeza y/ o llanto
- Necesidad de estar solo
- Culpabilidad por haber sobrevivido
- crisis de miedo o pánico
- Fatiga
- Ideas de suicidio
- Disminución de la resistencia física
- Dificultades para retornar nivel de funcionamiento
- Problemas para dormir o descansar
- confusión para pensar y/ o problemas de concentración.
- Sentirse frío emocionalmente.
- Problemas de memoria.
- Sentirse abrumado.
- Disminución de la higiene personal.
- Intensa preocupación por otros.
- Cambio en los hábitos alimenticios.
- náuseas.
- pérdida de confianza en uno mismo.
- Dolores de pecho o cabeza.
- Recuerdos muy vivos del evento.
- Temblores musculares.
- Culpar a los demás.
- Dificultad para respirar.
- frustración.
- Palpitaciones o taquicardia.
- desorientación en tiempo o lugar.
- Aumento de la presión sanguínea.
- sentimiento de impotencia.
- Uso excesivo de alcohol y/ o drogas.
- Problemas en el trabajo y/ o familia.
- Enojo y/ o irritabilidad.

Las manifestaciones que describimos pueden ser solo la expresión de una respuesta comprensible ante las experiencias traumáticas vividas, pero también pueden ser indicadores de que está la persona evolucionando hacia una condición patológica. La valoración debe hacerse en el contexto de los hechos y las vivencias, determinando si se pueden interpretar como respuestas "normales o esperadas" o por el contrario, pueden identificarse como manifestaciones psicopatológicas que requieren un abordaje profesional.

Algunos criterios para determinar que una expresión emocional se esta convirtiendo en sintomática son:

- Prolongación en el tiempo.
- Sufrimiento intenso.
- Complicaciones asociadas (ejemplo, una conducta suicida).
- afectación del funcionamiento social y cotidiano de la persona.

En situaciones de emergencias, las patologías psíquicas más observadas son de tipo depresivo y de ansiedad, así como los trastornos por estrés agudo y por estrés postraumático.

 

Propuesta de Plan de atención en Salud Mental

Para la planificación e instrumentación de las actuaciones de salud mental en situaciones de emergencias, es necesario ordenarlas por etapas. Las acciones que se desarrollan en un primer momento, después del evento traumático (impacto inmediato), son sustancialmente diferentes a las que se desarrollan a mediano y largo plazo como parte del proceso de recuperación. Entender el ciclo de un desastre es la clave para entender los efectos que produce y su prevención. En este sentido, el abordaje clásico identifica en un desastre cinco fases:

. Interdesastre: En esta etapa coexisten varios procesos entre los que destacan la elaboración del mapa de riesgos para la comunidad, el inventario y localización de los recursos, la planificación de las medidas apropiadas, comúnmente denominados Planes de Emergencia, y la educación y entrenamiento adecuado de los diferentes estamentos que intervienen.

. Preimpacto, periodo precrítico o previo ( horas o días previos) : Caracterizado fundamentalmente porque se conoce y se anuncia la catástrofe, existen expectativas de inevitabilidad, alto nivel de tensión en la población, se da lugar a la sobre o sub/valoración del posible desastre y se potencializan las características humanas preexistentes.

Las actuaciones en esta fase se realizan en los siguientes planos:

. información y orientación actualizada y precisa a la población, basado en mecanismos de predicción

. evaluación del grado de preparación y organización

. identificación de amenazas y vulnerabilidades así como de grupos de riesgo psicosocial

. localizar personal competente

. capacitación emergente

. controlar focos de desorganización social

. estimular espíritu solidario y favorecer la participación.

. Impacto o fase de crisis (evento y 72 horas posteriores): Ocurre en el momento en que golpea el desastre. En ese momento los primeros efectos sobre la salud dependen básicamente del tipo de desastre y su sustrato. La destrucción y muerte, la desorganización y confusión generalizada, el miedo, los sentimientos de abandono y vulnerabilidad, la necesidad de supervivencia, la pérdida de iniciativa, los liderazgos espontáneos, las conductas heroicas o mezquinas son las manifestaciones conductuales más frecuentes en esta etapa. Es la ocasión en que se puede ver la efectividad de las medidas preventivas adoptadas.

Las actuaciones en esta fase se realizan en los siguientes planos:

. Acciones de socorro y salvamento. Satisfacción de necesidades básicas y garantizar la seguridad física.

. Información y orientación sobre: Qué está ocurriendo. - Qué se está haciendo. - Qué deben hacer las personas.

. Transmitir: organización, seguridad, autoridad, moral, sosiego, apoyo y ánimo.

. Recuperar la iniciativa y elevar la autoestima.

. El tiempo de llegada de la ayuda externa es decisivo.
. Controlar desorganización social.

. Evaluación rápida de las necesidades emocionales de la población (triage).

. Primera ayuda psicológica por personal no especializado.

En general, un plan de emergencia mayor o desastre debe:

a) Analizar los riesgos de la zona y prever las situaciones que puedan llegar a presentarse.

b) Establecer con absoluta claridad quiénes son las personas que deben ocuparse de la coordinación y dirección del plan cuando se presente la emergencia, cuales son los objetivos y la cadena de mando para ejecutar los correspondientes subprogramas, cuales son los límites de esa autoridad y su responsabilidad, cuales son las líneas de comunicación, los recursos disponibles o que se pueden solicitar y su ritmo de incorporación al programa, así como los detalles de su utilización.

c) Determinar el número y tipo de personal que se necesitará, así como su entrenamiento específico (esto es especialmente importante cuando se trabaja con personal voluntario) y, finalmente.

d) Prever los medios de transporte a utilizar y estimar la cantidad necesaria en relación al número de personas que pueden verse afectadas

 

. fase post-crítica (30 días después): En esta etapa ya existe un conocimiento y evaluación más detallada de la situación, en especial de las pérdidas. Se inicia un proceso lento y progresivo de recuperación donde es frecuente el miedo a la recidiva, las conductas agresivas contra autoridades e instituciones, los actos de rebeldía y/ o delincuenciales. Se mantienen, en alguna medida, los aspectos detallados en la etapa anterior. .

Las actuaciones en esta fase se realizan en los siguientes planos:

. Continúan y se consolidan las medidas de la fase anterior.

. Establecimiento del plan de acción en salud mental. Equipos móviles de atención especializada en salud mental.

. Coordinación interinstitucional. Creación de redes de trabajo.

. Organización de la propia comunidad, reforzando su autoresponsabilidad y se transmite confianza en la recuperación.

. Controlar los actos violentos y la desorganización social, para evitar su propagación.

. Educación para la salud y capacitación

. atención psicosocial a los albergues. atención a grupos especiales y vulnerables.

. atención a casos con trastornos psíquicos. Intervención en crisis.

 

. Reconstrucción o fase de recuperación ( primer mes después): Consiste en recuperar la actividad normal de la comunidad. Aún en esta etapa se mantienen como no resueltos muchos problemas, existen secuelas sociales y de la salud de personas, en especial problemas de orden psíquico. En función de la estructura social, los individuos y el grado de pérdidas se planifican y ejecutan tareas para la recuperación definitiva. Es en esta fase donde se pone de manifiesto la capacidad de rehabilitación del grupo social

Las actuaciones en esta fase se realizan en los siguientes planos:

. Medidas económicas y sociales en diferentes escalas para asegurar una definitiva y total recuperación

. Se consolida y proyecta la coordinación interinstitucional y la organización comunitaria.

. Desarrollo de proyectos ocupacionales y productivos.


. Mantener un adecuado nivel de información a la población.

. Educación para la salud y capacitación.

. atención a casos con trastornos psíquicos.

. atención psicosocial a los albergues. atención a grupos especiales y vulnerables.

. Propuestas e instrumentación de las estrategias de sostenibilidad y continuidad de los proyectos de emergencia.

La prevención terciaria afecta fundamentalmente a las acciones realizadas durante la fase de recuperación o rehabilitación en la que deberá hacerse una nueva evaluación de necesidades y un análisis del grado de adecuación del programa de rehabilitación a la ocurrencia de nuevos desastres.

 

Las principales líneas de acción en un Plan de Emergencia, las sintetizamos a continuación:

. diagnóstico preliminar rápido.

. atención psicosocial por personal no especializado.

. atención clínica especializada directa a casos con trastornos psíquicos más complejos.

. atención priorizada a grupos de riesgo o alta vulnerabilidad.

. Capacitación y transferencia de tecnología.

. Promoción y educación para la salud.

. Organización comunitaria, participación social y autoresponsabilidad.

. comunicación social.

. Coordinación intersectorial.

. Coherencia de las acciones de salud mental con el Plan de Emergencia del Sector y el Estado

La Dirección General de Protección Civil y Emergencias, en su Plan de intervención en Emergencias propone como cargos o personal necesario en la sección sanitaria, los que a continuación se exponen: médico, psicólogo, DUE y otros sanitarios; cada uno de estos cargos están definidos en tres bloques, según las funciones que desarrollan, el perfil y las aptitudes y habilidades propias. Define las siguientes funciones del Diplomado/ a Universitario/ a de Enfermería:

. Cuidado y estabilización de heridos.
. Asistencia sanitaria.
. Apoyo sanitario a los grupos de rescate de víctimas.
. Mantenimiento y limpieza de las unidades asistenciales.
. Control de stocks y caducidades.
. Documentación y registros.

Además, de considerar que todo profesional de Enfermería que intervenga en el Plan de Emergencia debe acreditar las siguientes aptitudes y habilidades:

. habilidad para saber escuchar y comunicarse.
. Capacidad para manejar la ansiedad de los pacientes.
. Conocer técnicas de los primeros auxilios psicológicos.
. Capacidad de iniciativa.
. Capacidad de adaptación y flexibilidad en la organización de la logística sanitaria, ya que las condiciones serán complejas, adversas y anómalas.
. Capacidad y disposición para integrarse en un sistema organizado de la gestión de la emergencia.
. Capacidad y disposición para trabajar en equipos multidisciplinares.
. Capacidad para tomar decisiones en situaciones de estrés
. Tener internalizadas las medidas de autoprotección.
. Capacidad y disposición para asumir tareas, en caso de necesidad, no contempladas en las propias del cargo asignado.

Es especialmente destacable por su importancia, la iniciativa llevada a cabo a nivel internacional: El Proyecto Esfera (Sphere Proyect), iniciado en 1997 por un grupo de organizaciones de ayuda y que ha desarrollado una carta humanitaria y un conjunto de normas mínimas universales en áreas básicas de la asistencia humanitaria (abastecimiento de agua y saneamiento, nutrición, ayuda alimentaria, refugio, asentamiento y planificación de emplazamientos y servicios de salud) cuyo objetivo es mejorar la calidad de la asistencia que se presta a las personas afectadas por los desastres y aumentar la responsabilidad del sistema humanitario en la intervención en casos de desastres. Ambas iniciativas son altamente útiles y eran impensables hace algunos años.

Tal y como se ha mencionado, en contra de la opinión generalizada, la mayoría de los desastres son evitables. Incluso en los que el propio fenómeno no lo es, sí es posible reducir al mínimo sus efectos (mitigarlos) mediante una adecuada prevención y la adopción de medidas adecuadas. La OMS ha resumido en diez puntos lo sustancial de estas medidas:

1. Evaluación adecuada de los riesgos para la salud;
2. Coordinación sanitaria;
3. Vigilancia epidemiológica y nutricional;
4. Lucha contra las causas evitables de mortalidad y morbilidad;
5. Acceso a servicios básicos preventivos y curativos;
6. prevención de la malnutrición;
7. Acción sobre los riesgos para la salud del medio ambiente;
8. Protección de los agentes, servicios y estructuras de salud;
9. Protección de los derechos humanos en materia de salud
10. Disminución del impacto de las futuras crisis.


Conclusiones

La participación e integración de la medicina tradicional en la oferta de los servicios de salud mental ha estado muy limitada hasta el momento actual. Si bien se han realizado esfuerzos localizados, éstos requieren de una adecuada estructura, difusión y validación, donde los profesionales de las distintas áreas involucradas asuman el actual reto.

La formación educativa actual pre/ postgrado de los Diplomados de Enfermería justifica su presencia y su participación en los cuidados psicosociales demandados por la población actual.

Es el profesional de Enfermería, junto a otros profesionales, los responsables de que la comunidad y, en especial sus organizaciones y líderes:

. Reciban la información educativa mínima sobre la problemática psicosocial en condiciones de situaciones de emergencias.

. Identifiquen precozmente la amplia gama de reacciones psicosociales que pueden presentarse.

. Establezcan diferencias entre las reacciones psicosociales frecuentes de lo evidentemente patológico

. Identifiquen los recursos existentes y los profesionales a los que demandar ayuda.

. Aprendan medidas simples para el afrontamiento de estas situaciones.

 

El desarrollo de proyectos y planes de abordaje y recuperación psicosocial es la línea de trabajo de mayor importancia para los profesionales de enfermería en el campo de la salud mental. El diseño de una plan implica definir de que manera se abordará el tema, el contenido de los mensajes, el personal involucrado en el trabajo, los medios a utilizar y el público objetivo. Es conveniente disponer con antelación de los materiales educativos en salud mental para situaciones de emergencia, favorecer la organización comunitaria y la participación de la población como entes activos y no sólo como receptores pasivos de ayuda y coordinar las organizaciones que prestan sus servicios, así como promover las labores de auto-ayuda y ayuda mutua.

Para ello, es indispensable el apoyo de las organizaciones gubernamentales, así como, la creación de un organismo y una estructura permanente responsable de garantizar el avance de los proyectos y planes en salud mental. Siendo recomendable que esta estructura coordinadora sea dirigida desde los diferentes niveles del sector sanitario e integre la participación de otros sectores, como:

. Ministerio de Salud Pública.
. Otros organismos gubernamentales (educación, cultura, deportes, obras públicas, Trabajo y otros organismos de la economía del Estado).
. Alcaldías y autoridades locales.
. Policía u otros organismos de seguridad pública.
. Defensa civil.
. Bomberos.
. Fuerzas armadas.
. Universidades.
. Cruz Roja.
. Organizaciones no gubernamentales (nacionales y extranjeras).
. Empresas privadas.
. Medios de comunicación.
. Organismos o agencias internacionales.
. Otras instituciones.

 

En conclusión, la prevención de las situaciones de emergencia es posible.


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