El propósito del presente artículo es mostrar la técnica de trabajo psicoterapéutico denominada Focalización Experiencial en su modalidad profunda (FEP).
Existe evidencia de que la aplicación de la técnica en sujetos normales produce modificaciones significativas en el balance autonómico, en el sentido de contrarrestar los efectos del estrés y promover la homeostasis del organismo y, con ello, favorecer la regulación afectiva y optimizar la capacidad cognitiva en el eje atención-concentración. A partir de estos hallazgos y sus posibles implicancias en la regulación metabólica y endocrina, se postula la FEP como una técnica psicobiológica de trabajo terapéutico, con perspectivas de complementar el abordaje tradicional de enfermedades en las cuales existe compromiso fisiológico evidente.
Perspectivas psicobiológicas de la focalización experiencial profunda.
(Psychobiological perspectives of profound experiential focusing. )
Michele Duffey.
Unidad de psicobiología. Facultad de Ciencias Sociales y Educación. Universidad Diego Portales,
Santiago (Chile)
PALABRAS CLAVE: Focalización experiencial profunda, Balance autonómico, Regulación afectiva, Técnica psicobiológica, estrés.
(KEYWORDS: Profound experiential focusing, Autonomic balance, Affective regulation, Psychobiological technique, Stress. )
[12/2/2003]
Resumen
El propósito del presente artículo es mostrar la técnica de trabajo psicoterapéutico denominada Focalización Experiencial en su modalidad profunda (FEP). Existe evidencia de que la aplicación de la técnica en sujetos normales produce modificaciones significativas en el balance autonómico, en el sentido de contrarrestar los efectos del estrés y promover la homeostasis del organismo y, con ello, favorecer la regulación afectiva y optimizar la capacidad cognitiva en el eje atención-concentración. A partir de estos hallazgos y sus posibles implicancias en la regulación metabólica y endocrina, se postula la FEP como una técnica psicobiológica de trabajo terapéutico, con perspectivas de complementar el abordaje tradicional de enfermedades en las cuales existe compromiso fisiológico evidente.
Abstract
The purpose of the present paper is to show the technique of psychotherapeutic work named Experiential Focusing, in its profound modality (FEP). The application of the technique in normal subjects results in significant modifications in the autonomic balance, in a way to restrain the effects of stress and promote the homeostasis and, therefore, facilitate the affective regulation and optimize the cognitive capacity in the attention-concentration axis. From these findings and their possible impact on the metabolic and endocrine regulation, the FEP is postulated as a psychobiolooical technique of therapeutic work, with perspectives to complement the traditional boarding of diseases with evident physiological commitment.
Introducción
El estudio de modelos psicoterapéuticos desde una perspectiva interdisciplinaria es una tendencia que comienza a perfilarse en el contexto actual de las ciencias de la salud. Los avances en métodos y técnicas para la obtención de indicadores de variación de diferentes parámetros orgánicos, afectivos y cognitivos, abren interesantes perspectivas de evaluación integral de procesos psicoterapéuticos. Una técnica psicoterapéutica es la Focalización Experiencial en su versión profunda (FEP), para la cual se ha descrito importantes variaciones fisiológicas y un considerable compromiso afectivo. Una consecuencia directa de estas variaciones resulta en la respuesta de estrés agudo y, potencialmente, crónico, la cual puede tener consecuencias desfavorables en el sentido de constituirse en una puerta de entrada a enfermedades de diversa índole. La FEP se postula como una potencial técnica psicobiológica de trabajo terapéutico, en la medida que diversos efectos sobre la red de regulación organísmica sean investigados.
La focalización experiencial
La Focalización Experiencial es un proceso y una técnica de trabajo psicoterapéuticos sustentados desde la teoría experiencial y su práctica clínica, académica e investigativa, desarrollados desde la década de los ’60 (1). Su autor, Eugene Gendlin –quien recibiera el premio de la Asociación Americana de psicología (APA) en 1970 por sus aportaciones a la psicoterapia desde este enfoque- la ha descrito en tanto proceso como una forma de atención corporal interior, que difiere de la atención normal que se presta a los sentimientos, porque se inicia en el cuerpo y tiene lugar en la zona que existe entre lo consciente y lo inconsciente (2). Vale decir, no obstante como sentimiento está presente de manera permanente, no siempre se atiende explícitamente a él. Éste surge a partir de cualquier situación vivida o imaginada, tiene una resonancia a nivel corporal y cuando se vuelca la atención a dicha resonancia, se está en estado de focalización. Durante el proceso de focalizar se han distinguido cuatro etapas de manera didáctica, puesto que ocurre siempre como una sola unidad (ver fig. 1):
Figura 1
. El Referente Directo
En esta etapa existe un sentimiento muy definido pero de un referente conceptualmente vago, el cual surge a raíz de alguna situación o rasgo personal un tanto problemático. Si el individuo sigue focalizando su atención en este referente directo (sensación-sentida), puede que llegue a conceptuar algunos aspectos aproximativos de aquello. De este modo va sintiendo de un modo más fuerte y vívido el significado-sentido, con una menor necesidad de establecer explicaciones conceptuales (puede permanecer vago sólo conceptualmente). Este descubrimiento es referido generalmente como un “estoy en contacto conmigo mismo”. Cuando el problema en consideración es altamente molesto y provoca una gran tensión, ésta disminuye en la medida que la persona se refiere directamente al significado–sentido.
. La Develación
Comúnmente, al focalizar un referente sentido directamente, el conocimiento explícito de éste se realiza de dos maneras: por un lado se llega a conocer gradualmente, y en otros instantes existe una notable “apertura”, con un gran alivio físico y un repentino asombro, en donde el individuo llega a “saber” sorpresivamente. Es frecuente que la persona quede asintiéndose a sí misma, pensando en palabras como “lo tengo”, pero sin encontrar aún los conceptos para nombrarlo. No obstante, tan rápido como pueda comenzará a utilizar conceptos y palabras para decir aquello que se le ha abierto.
La develación de un referente directo siempre involucra un reconocimiento emocional sorpresivo y profundo del buen sentido de los propios sentimientos. Es decir, incluso aquellos sentimientos que eran tediosos son acogidos de buena gana. Lo problemático de lo que fue sentido previamente, al adquirir un sentido, puede llegar a una resolución, ya que ocurre una reducción de la tensión fisiológica, apareciendo el cambio genuino (3).
. Aplicación Global
Este es un proceso autopropulsado, consiste en una cadena de recuerdos que se asocian por poseer el mismo significado sentido que el aspecto develado. Es un modo global en el que el proceso de referencia directa y la develación afecta a muchos aspectos de la personalidad. Es distinguible en informes posteriores y también en los momentos que siguen inmediatamente después del descubrimiento de un referente sentido. Durante este período de “amplia aplicación”, el individuo puede quedarse sentado en silencio, verbalizando sólo ocasionalmente algunas de las partes de este flujo. Cabe destacar que el cambio de la personalidad ocurre piense la persona o no en cualquier aplicación y considere o no el descubrimiento como resolutivo.
. Movimiento del Referente
El movimiento del referente suele ocurrir después de las tres fases anteriores, sintiéndose como una alteración o movimiento definido del referente directo. Los significados implícitos que la persona puede ahora simbolizar son completamente diferentes, ya que la cualidad del referente sentido es distinta; es una referencia nueva y, entonces, el proceso de cuatro fases comienza de nuevo.
Este movimiento es importante porque las consideraciones relevantes que la persona va distinguiendo son diferentes, lo cual no implica una solución al problema pero sí un modo distinto de observarlo y simbolizarlo.
En tanto técnica o procedimiento, diversos autores han establecido modos para facilitar el acceso al proceso. Versus la manera tradicional de focalizar propuesto por el propio Gendlin por primera vez en 1969, se ha propuesto, entre otras, la modalidad “profunda” . Esta denominación está dada fundamentalmente por dos diferencias que presenta respecto de la modalidad tradicional; primero, porque en la focalización experiencial profunda (FEP) existe una preparación en base a una relajación más profunda y, segundo, porque se favorece una mayor impregnación de las sensaciones corporales que van apareciendo durante el proceso (por impregnación se entiende el proceso de sumergirse en la sensación, dejando que ésta avance e incluso se irradie al resto del organismo).
Los pasos básicos considerados de la FEP son (ver fig. 2):
Figura 2
1. Etapa de relajación: dura entre 6 y 8 minutos, dependiendo de la facilidad o dificultad de la persona para relajarse. Esta relajación tiene dos movimientos básicos: de arriba hacia abajo (cabeza a pies) y de afuera adentro (musculatura esquelética a las sensaciones corporales más internas). Este segundo movimiento tiene como objetivo llevar la atención hacia el interior del cuerpo, para ayudar a la persona a que pueda ir sintiendo su cuerpo desde adentro.
2. Etapa de evocación: Se trata de ayudar a la persona a revivir de la forma más vívida y detallada la situación o persona con la cual está en conflicto, o simplemente tiene interés en focalizar. En esta etapa se invita a la persona a pasarse estas escenas como si se tratara de un video, abriéndose a sentir y dejando que todas las imágenes, palabras y estímulos en general, le toquen. Es decir, se hace un esfuerzo por abrir el organismo (pecho y vientre principalmente) a esos estímulos. Asimismo se le pide que intente pesquisar, si existe algún estímulo específico (mirada, gesto, palabra, objeto, olor, etc. ) que por alguna razón que aún no entendemos atrae más su atención corporal.
3. Etapa de impregnación: Localizado el estímulo que emerge como figura, se le pide que observe cómo reacciona su organismo. Por ejemplo puede sentir que se acelera el corazón, o se le aprieta el estómago, o siente que pierde fuerza en los brazos, o siente calor en el pecho, etc. En esta etapa todo el esfuerzo está puesto en dejar que la sensación se vaya haciendo más nítida e irse familiarizando con ella. En este punto se le pregunta si su cuerpo tiene la impresión de conocer esa sensación o le resulta novedosa. Se recalca que no importa no acordarse de que se conoce esa sensación, sino sólo un reconocimiento corporal de haberla sentido antes.
4. Etapa de asociación por impregnación: En esta etapa se pide a las sensaciones que proporcionen alguna imagen, recuerdo o palabra que represente bien lo que se está sintiendo. En este punto, con gran frecuencia suelen llegar recuerdos (incluso olvidados) que tienen la característica que al chequearlos, la persona se da cuenta que tenía la misma sensación física. En este caso se pregunta qué une todo esto. Lo que resulta es un significado común a todos esos recuerdos y sensaciones. Otra reacción frecuente es la aparición de imágenes, que un primer momento parecen sin sentido en relación al asunto que se está tratando. Aquí el trabajo es chequear la resonancia de la sensación corporal con la imagen (tanto sea visual, auditiva o un olor) y si es positiva indagar algunas características de la imagen que permiten encontrar el hilo que une todo esto y conduce al significado. Por último en algunas ocasiones aparece directamente la frase o palabra que nomina el significado de la experiencia. Esta etapa, por tanto concluye con lo que Gendlin llama develación, es decir el calce de una sensación o dato sentido con el símbolo adecuado.
5. Etapa de aplicación global: al igual como señala Gendlin, se caracteriza por ser un movimiento autopropulsado que aporta una especie de viaje por recuerdos que participan de ese significado común y que permite de algún modo completar y reorganizar la experiencia.
6. Etapa de reimpregnación: producto de la aplicación global, como Gendlin describe, se produce un movimiento del referente, es decir, las sensaciones cambian de cualidad y/o localización. Algunas de esas nuevas sensaciones son vívidas y a veces (no siempre) implican un cierto nivel de molestia. Aquí se incita a la persona a volverse a sumergir en esta nueva sensación, repitiéndose el proceso descrito en las etapas de asociación por impregnación y aplicación global.
7. Etapa de trabajo curativo: es una etapa que no siempre se da, pero se describe por ser frecuente. Se caracteriza por la producción espontánea de trabajos tales como: sentir un volcán que expulsa lava, ver alguna parte del interior del cuerpo enfermo y necesitar curarlo, sentir un fuego que necesita extenderse por el cuerpo e ir saliendo, o caminar por algún camino que parece de salida, etc. El resultado es de una fuerte sensación de alivio y tranquilidad. Las personas piden, habitualmente, permanecer un rato en él (a veces también se incita a ello), antes de salir definitivamente del ejercicio.
Focalización experiencial y balance autonómico
La relación entre focalización e impacto fisiológico ha sido observada desde hace años por Gendlin y otros autores que han trabajado con la modalidad tradicional de focalizar; sin embargo, debido a las limitaciones metodológicas y de instrumentos de medición, el impacto de la focalización sobre la regulación autonómica ha podido ser descrita con mayor precisión sólo recientemente, tanto para la manera tradicional de focalizar, como para la FEP (5). Dentro de las investigaciones pioneras que relacionan la psicoterapia experiencial con variables fisiológicas, cabe mencionar el estudio reportado Thetford (6), en el cual se buscó determinar si la terapia no directiva producía efectos lo suficientemente profundos como para influenciar los procesos psicológicos que escapan al control consciente y que dependen del sistema nervioso autónomo. Se observó que, después de la terapia, los sujetos eran capaces de tolerar con mayor facilidad las situaciones de schok emocional y de frustración en relación con un grupo control (no sometidos a terapia), y que eran menos perturbados por estas situaciones, lo cual se debía a las reacciones del sistema nervioso autónomo (reflejo psicogalvánico, pulso y respiración).
Posteriormente, Gendlin y Berlin (7), estudiaron de manera más precisa los correlatos autonómicos que produce la focalización; a un grupo de individuos se les dio instrucciones grabadas a utilizar en varios procesos, después de las cuales había un período de silencio para que las ejecutaran. Se encontró que la resistencia psicogalvánica de la piel (tanto la temperatura de la piel como el ritmo cardíaco) indicó reacción de tensión durante el período en el que los individuos fueron instruidos para focalizar interiormente el significado-sentido de un asunto problemático. En 1982, Gendlin mostró la relación entre focalización y ondas cerebrales (8). Al colocar electrodos para medir la actividad eléctrica cerebral en personas que realizaban focusing, se encontró que la actividad rítmica alfa y beta del cerebro varió justo antes que los participantes dieran la señal de un cambio sentido. Los patrones de actividad electroencefalográfica subsiguiente sugirieron una reorganización a un nivel más alto de integración.
. Sistema nervioso autónomo (SNA), balance autonómico y regulación afectiva
Clásicamente, el SNA ha sido concebido como un sistema de regulación pasiva que coordina las eferencias desde el sistema nervioso central hacia los diferentes órganos del cuerpo. La división simpática gobierna principalmente la respuesta de estrés (“lucha o huida”), incrementando el metabolismo y movilizando las reservas energéticas, a modo de preparar al individuo para lidiar con las demandas externas al organismo. La división parasimpática es responsable del descanso, el crecimiento, la reparación y conservación de la energía corporal, promoviendo las actividades anabólicas del organismo.
Ambas ramas actúan de manera sinérgica dentro de un contexto de regulación cíclica y dependiendo de las interacciones con el entorno, generando un determinado balance autonómico en el organismo. Por lo general, la rama simpática y parasimpática tienen efectos antagonistas sobre el mismo órgano inervado, no obstante hay situaciones en las que estos dos sistemas pueden conjuntamente activarse (respuesta sexual), o inhibirse (anestesia). El funcionamiento integrado y coordinado de ambos subsistemas se produce en el sistema límbico-hipotalámico, (9), lo cual provee de un estado interno apropiado que permite enfrentar las demandas internas y externas.
Actualmente, el SNA es visto como un sistema complejo, que contiene tanto fibras eferentes y aferentes, así como estructuras neurológicas centrales (p. ej. , nucleus ambiguus). Esta nueva visión conlleva importantes implicancias en términos de que, en la mantención de las funciones corporales y en la reacción a situaciones estresantes, las fibras autonómicas aferentes juegan un rol crucial, y están continuamente monitoreando las respuestas viscerales, en vistas a mantener la homeostasis y promover estabilidad fisiológica. Más aún, se ha visto que estos procesos reguladores están mediados principalmente por el sistema nervioso parasimpático, y el simpático sólo se ve pequeñamente afectado (10).
Se ha observado que en el desarrollo de la expresión y de la regulación afectiva, existen diferencias individuales en la habilidad que tienen las personas para expresar y regular sus emociones. Se ha visto que las diferencias individuales en el control neural de la actividad autonómica contribuyen a la regulación de los distintos estados emocionales (11). Asimismo, se ha visto que la regulación autonómica se modifica sistemáticamente en tareas que implican un involucramiento o desinvolucramiento con el entorno. Esta capacidad de regulación autonómica estaría en la base de la conducta social; aquellos sujetos que son capaces de ajustar el balance autonómico minimizando la actividad parasimpática ante un estímulo no social (p. ej. , un objeto) y luego aumentando esta respuesta ante un estímulo social (p. ej. , un rostro), muestran una conducta social positiva respecto de aquellos sujetos que expresan este balance en un menor grado (12). Asimismo, se ha visto que la relativa supresión del tono parasimpático es la que permitirá lograr un mejor desempeño en tareas que requieren de atención/concentración. (13).
Las implicancias de estas observaciones a la luz del proceso de regulación autonómica observados durante la FEP son relevantes, puesto que la actividad simpática y la parasimpática tienden a variar continua y significativamente al focalizar, siendo la primera la que se modifica mayormente durante todo el proceso. Este resultado es concordante con aquellas observaciones que apuntan a que, en el balance autonómico, es la actividad parasimpática la que oscila en mayor grado durante diferentes procesos de autorregulación (14).
Las principales variaciones en el balance autonómico observadas durante la FEP (ver fig. 3) se describen a continuación (5):
Figura 3 Balance Autonómico durante la FEP (adaptado de Dufey, 2001)
· La FEP incluye un período de relajación previo a la evocación de la situación-problema, durante el cual la actividad parasimpática se torna predominante respecto de la simpática. Se ha observado que esta predominancia es un fenómeno que espontáneamente sólo ocurre durante el período de sueño quieto o no-REM, estado que se caracteriza por ser más bien homeostático, dentro del contexto de regulación circadiana (15). El balance autonómico alcanzado durante la relajación sugiere que el organismo adquiere un patrón de funcionamiento que atiende principalmente a la regulación homeostática, lo cual no quiere decir que las personas dejen de atender a los estímulos externos, sino que lo hacen pero centradas en sus sensaciones corporales de relajación.
· Luego, cuando comienza la etapa de focalización propiamente tal, la actividad parasimpática experimenta una disminución significativa, reflejando un nivel incluso menor que el inicial. Lo que se ha descrito inicialmente en la literatura es que durante esta etapa, de evocación, ocurre un aumento de la tensión fisiológica (7). Es interesante observar que la tensión no está dada por un incremento del tono simpático, a modo de respuesta clásica de estrés, sino por la relativa supresión del tono parasimpático. De hecho, el tono simpático no aumenta de manera significativa durante ningún período de la focalización –incluso disminuye levemente-. Por lo tanto, se puede deducir que la relativa supresión parasimpática se asocia a una mayor eficacia del organismo para responder al proceso de focalizar, traducida en una mejor atención y concentración.
· Asociadas al período de develaciones –durante el cual se producen aperturas significativas del flujo experiencial y creación de nuevos significados- se observan incrementos significativos y momentáneos de la actividad parasimpática. Gendlin (16) ha descrito el momento de la develación como un período de gran alivio físico, acompañado de afirmaciones tales como: “. . . ¡Ah!, esto es. . . ”. De acuerdo a lo que el autor menciona, en el momento de la develación, lo problemático de una situación adquiere un nuevo sentido, acompañado de una reducción de la tensión fisiológica y, lo más importante, es aquí donde el cambio genuino de la personalidad aparece. Cabe destacar que la develación es similar al “insight” definido por diversas corrientes en psicología. Estos datos se pueden resignificar considerando las modificaciones en el EEG reportadas por Gendlin (8) para sujetos que reportaban el cambio sentido, las cuales sugieren una reorganizacióin de la actividad cerebral en un nivel superior de integración.
Por ende, tanto la regulación autonómica como del sistema nervioso central observadas en estrecha concomitancia con las develaciones reportadas por los sujetos estudiados, muestran la real modificación homeostática que se puede producir a partir de un proceso psicológico determinado. Esto muestra la interacción psicofisiológica irreductible que acompaña a la experiencia, en este caso, la FEP.
· La FEP conlleva finalmente, a la salida del proceso, un aumento significativo tanto de la actividad parasimpática como de la simpática. Se ha observado que esta activación conjunta implicaría que el organismo se prepara para dar respuesta a las demandas del medio externo -por la activación simpática, la cual se ve agudizada por la estimulación sensorial -, y con una mayor diversidad de respuestas –por la activación parasimpática-.
Éstas incluyen componentes afectivos (reactividad, autorregulación y expresión de la emoción) y cognitivos (atención/concentración) (10). Es decir, el proceso de focalización profunda promueve en el organismo una respuesta más eficiente, con mayor atención y concentración, lo que lleva experimentar una mejor regulación homeostática y afectiva. A la luz de lo que los sujetos reportaron al finalizar las focalizaciones, se traduciría primeramente en un aumento de la sensibilidad hacia el medio interno, y luego al externo.
. Focalización Experiencial y Estrés
Es ampliamente conocido el compromiso autonómico que implica la respuesta de estrés, en sus versiones aguda y crónica. De acuerdo al modelo clásico propuesto por Selye, es la simpatización del organismo la que posibilita la reacción adaptativa ante el estímulo elicitador, y la mantención de esta respuesta a través del tiempo la que genera la respuesta crónica de estrés y el agotamiento del organismo. Una propuesta alternativa a este tipo de estrés -dado por la acción simpática del sistema nervioso autónomo- es la de estrés debido a déficit de activación parasimpática. En este caso, la rama autonómica simpática no está necesariamente sobreactivada, sino que existe una supresión momentánea o sostenida del tono parasimpático, cuyas consecuencias se pueden traducir en estrés agudo o crónico, respectivamente (13).
Los cambios autonómicos observados durante la FEP permiten elucubrar respecto del posible efecto favorable que pudiera conllevar este proceso en relación con la respuesta de estrés aguda, dada por la tensión cotidiana, y también sobre el estrés crónico. Si bien no se ha realizado seguimientos sobre el efecto a mediano o largo plazo que esta técnica pudiera tener sobre el SNA, las variaciones homeostáticas anteriormente descritas para la FEP hablan de modificaciones importantes que pudieran estarse efectuando en el sentido de contrarrestar un organismo sobresimpatizado o parasimpáticamente deprimido.
La relajación se introduce en la FEP como un modo de ayudar a que las personas se liberen de las tensiones y del estrés que puedan traer a sesión producto de las actividades cotidianas, y con ello favorecer el proceso de focalización. De acuerdo con los resultados obtenidos de la aplicación de la técnica (5), esto pudiera estarse consiguiendo desde diferentes ángulos; a) desde el punto de vista la predominancia simpática/parasimpática, durante la relajación se logra una parasimpatización del SNA, lo cual indica el logro de un estado básicamente homeostático, vale decir, que promueve fundamentalmente la regulación de las necesidades internas del organismo. b) Considerando la diferencia de dispersión de índices parasimpático/ simpático antes y después de la relajación, se observa una clara tendencia del organismo a la autorregulación, en el sentido propuesto por Porges entendida como la capacidad de un individuo para suprimir el tono parasimpático durante estados de atención sostenida y esfuerzo mental y de respuestas autonómicas y conductuales organizadas ante el estrés procedimental (11). Antes de la relajación, en la conversación inicial, el conjunto de índices del grupo que realizó la FEP mostró una mayor variabilidad respecto del grupo que focalizó acorde al procedimiento tradicional, sin diferencias significativas con respecto de la etapa de relajación.
Con posterioridad a la relajación, durante la focalización propiamente tal, los índices se homogeneizaron para el grupo FEP disminuyendo significativamente. Estas variaciones indican que las personas consiguen niveles de autorregulación que apuntan a una optimización de las funciones atención y concentración, sin perjuicio de los niveles de homeostasis alcanzados. c) El balance autonómico alcanzado a la salida del proceso indica un aumento significativo de la actividad simpática y parasimpática. Se ha observado que esta activación conjunta implicaría que el organismo se prepara para dar respuesta a las demandas del medio externo (activación simpática), con una mayor diversidad de respuestas (activación parasimpática) (10).
En el caso de la FEP, este fenómeno se puede interpretar a la luz de lo que los sujetos reportaron al finalizar las focalizaciones; se traduciría primeramente en un aumento de la sensibilidad hacia el medio interno, y luego al externo. A los ojos del observador la expresión facial de los sujetos al término de la focalización es de alivio y placidez, acompañado de una actitud corporal relajada.
Las implicancias de la FEP en el caso del estrés crónico se pueden especular desde el punto de vista de un trabajo terapéutico sostenido. Es factible postular que un organismo crónicamente estresado pueda verse favorecido al experimentar periódicamente este tipo de proceso. Por otra parte, es necesario considerar los aspectos psicológicos y afectivos que la FEP involucra, ya que es básicamente una técnica de trabajo corporal que promueve procesos de regulación organísmica dentro de un marco experiencial; la persona que vivencia la técnica está continuamente verbalizando respecto de las sensaciones corporales que una situación-problema le genera, lo cual produce movimientos afectivos importantes y aliviadores. Los aspectos autonómicos discutidos constituyen el sustrato fisiológico de dichos movimientos. Oscilaciones fisiológicas similares a las observadas durante la FEP han sido asociadas a sedación, relajación, disminución de la actividad simpatico-adrenal y con ello a un patrón metabólico y endocrino que favorece el almacenaje de nutrientes y el crecimiento (18).
La actividad córtico-adrenal (hipercortisolemia) es un claro indicador de estrés (19) y cuando se prolonga en el tiempo las implicancias de esta actividad exceden las posibilidades de restauración a corto plazo del organismo, pudiendo incluso comprometer estructuras críticas del sistema nervioso central, como son los circuitos temporales mediales implicados en la consolidación de la memoria declarativa y la atención (20, 21), además de constituirse en un factor de riesgo para la aparición de enfermedades severas, como la hipertensión, la artereosclorosis y el síndrome de insulino-resistencia (22). Cabe especular sobre el posible efecto preventivo de la FEP sobre el estrés crónico desde dos perspectivas; primero, sobre la actividad simpatoadrenal a través de la parasimpatización del organismo, promoviendo el equilibrio autonómico y con ello la homeostasis y, segundo, sobre el eje neuroendocrino HHA disminuyendo los niveles cortisol y previniendo el deterioro de funciones orgánicas.
Conclusiones
Considerando las implicancias de la FEP sobre los aspectos fisiológico-autonómico, afectivo y cognitivo, y con ello el potencial impacto sobre la regulación metabólica y endocrina (actividad córtico-adrenal), es plausible postular la FEP como una técnica psicobiológica de trabajo terapéutico. Los avances en investigación interdisciplinaria postulan hoy en día el funcionamiento humano integrado en red, puesto que se conocen varios mecanismos de comunicación multidireccional a través de los sistemas nervioso, endocrino e inmune (23-25); dentro de este contexto, las significativas oscilaciones fisiológicas observadas durante la FEP no pueden ser consideradas de manera aislada respecto de los diferentes sistemas de regulación del organismo.
Los alcances de la FEP no se limitan a promover la autorregulación y con ello potenciar la salud en poblaciones normales o afectadas por estrés; es importante evaluar los efectos que la técnica pudiera tener sobre cuadros con evidente compromiso fisiológico como, por ejemplo, es el caso del dolor crónico (ej: neuropatías) y la ansiedad, que por sus características sintomatológicas y neurofisiológicas son de difícil manejo clínico. En éstos se observa una actividad autonómica alterada ya sea por hiperactividad simpática o por un tono parasimpático deficiente, lo que tiende a exacerbar la sintomatología dolorosa y ansiosa respectivamente (26-28). Tal y como se ha discutido anteriormente, la tendencia de un trabajo psicoterapéutico en base a FEP sería la de compensar el balance autonómico promoviendo la actividad homeostática del organismo, la cual se ve comprometida en estos cuadros.
Pudiera especularse que, en el caso del dolor crónico, la perspectiva experiencial basada en una respuesta de relajación y centrada en las sensaciones corporales tienda a facilitar la respuesta de dolor, puesto que la simpatización del organismo produce, de manera paradójica, una respuesta analgésica a la vez que está involucrada en la provocación, incremento o prolongación del dolor. Sin embargo, se ha observado que la promoción de la actividad parasimpática reduce de manera significativa los reportes de dolor y ciertas variables psicosociales críticas involucradas en la cronificación del cuadro doloroso, en personas afectadas por artritis reumatoide (29).
Por otra parte, sería interesante indagar en FEP en el caso de la ansiedad no sólo por la compensación autonómica que pudiera promover, sino también por la dificultad que este tipo de población muestra para reconocer el estímulo gatillador de la sintomatología ansiosa. La FEP facilita la discriminación de sensaciones y significados asociados a situaciones críticas, lo cual permite “desencapsular” el síntoma asociado a dichas situaciones; en este movimiento radica gran parte del efecto aliviador reportado por personas que experimentan la técnica.
El potencial impacto de la FEP sobre la red regulación organísmica abre perspectivas alternativas y complementarias para el tratamiento de los cuadros anteriormente descritos y para otros, en la medida que se investigue sobre los efectos de la técnica en poblaciones con diferentes características mórbidas. Una relevancia para ello es que su aplicación no se limita a la dicotomía tratamiento farmacológico versus tratamiento psicológico; más bien apunta a la movilización de los recursos personales en diferentes estratos o dimensiones de funcionamiento.
Es interesante apreciar la posibilidad de obtener un impacto psicobiológico integral que potencie y/o complemente el abordaje terapéutico tradicional, sobre el horizonte actual de la medicina que se perfila para las futuras décadas. En efecto, los continuos descubrimientos y avances en ciencias de la salud exigen la apertura transdisciplinaria que permita de comprender el funcionamiento humano integrado y con ello elaborar e implementar nuevos modelos de promoción de salud, prevención y tratamiento de la enfermedad.
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