Definimos la función ejecutiva como el proceso por el cual se logra planificar, anticipar, inhibir respuestas, desarrollar estrategias, juicios y razonamientos, etc. , de acuerdo a las exigencias y demandas sociales y personales. Estas actividades se corresponden neuropsicológicamente con los Lóbulos Prefrontales y todas sus proyecciones y retroproyecciones córtico-subcorticales. Estas regiones de maduración tardía, dependen de la plasticidad y la generación de nuevas conexiones a partir del aprendizaje, la mielinización, etc. ; y estas a su vez obedecen a la particular relación que se establezca con el medio y consigo mismo. Exponemos en este trabajo un análisis de esta función, no como manifestación sindrómica lesional sino como un proceso funcional.
Desarrollaremos los factores bióticos, psíquicos y sociales que intervienen activamente tanto en su formación como en su disfuncionalidad, y las consecuencias que provoca su falta de consolidación. Fallas funcionales en las áreas cerebrales comprometidas condicionan los procesos psíquicos y cognitivos, que a su vez, a modo de proceso reverberante influirán en nuevos ordenamientos fisiológicos. La ausencia o deficiencias en estas funciones se manifiestan en conductas impulsivas y estas se relacionan íntimamente con conductas de riesgo. Así señalamos, como se observa en la actualidad, comportamientos ?socialmente aceptados?, pero que, sin embargo, guardan profunda relación con fallas ejecutivas llevando al humano a una lectura errada de la realidad y a la pérdida de los valores que son constituyentes de su condición humana.