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Resiliencia e intervención psicosocial.

Fecha Publicación: 01/03/2006
Autor/autores: Alcira Murrugarra Abanto

RESUMEN

La predominante preocupación por los problemas empuja a la detección de las carencias, imposibilidades, discapacidades, perturbaciones y todo aquello que hoy se ha dado en llamar "el lenguaje de déficit" . ?La manera de describir / explicar el mundo relacional y social se ha apoyado en la detección de problemas.

Ha sido "natural" y obvio que, si queríamos desnaturalizar a la vida cotidiana, teníamos que detectar y denunciar los problemas y carencias, las imposibilidades y déficits. Esta "naturalidad" nos veló el modo en que nuestra atención a los problemas limitaba la emergencia de recursos? . Esto nos conduce al concepto de resiliencia.


Palabras clave: Intervención psicosocial, Resiliencia
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

Resiliencia e intervención psicosocial.

Alcira Murrugarra Abanto; Héctor Lamas Rojas.

Sociedad Peruana de Resiliencia.

PALABRAS CLAVE: resiliencia, intervención psicosocial

La predominante preocupación por los problemas empuja a la detección de las carencias, imposibilidades, discapacidades, perturbaciones y todo aquello que hoy se ha dado en llamar “el lenguaje de déficit” . “La manera de describir / explicar el mundo relacional y social se ha apoyado en la detección de problemas. Ha sido “natural “ y obvio que, si queríamos desnaturalizar a la vida cotidiana, teníamos que detectar y denunciar los problemas y carencias, las imposibilidades y déficits. Esta “naturalidad” nos veló el modo en que nuestra atención a los problemas limitaba la emergencia de recursos” . Esto nos conduce al concepto de resiliencia.

Desde hace algunos años ha comenzado a manejarse el concepto de resiliencia como aquella cualidad de las personas para resistir y rehacerse ante situaciones traumáticas o de pérdida. La resiliencia se ha definido como la capacidad de una persona o grupo para seguir proyectándose en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves 

Aunque durante mucho tiempo las respuestas de resiliencia han sido consideradas como inusuales e incluso patológicas por los expertos, la literatura científica actual demuestra de forma contundente que la resiliencia es una respuesta común y su aparición no indica patología, sino un ajuste saludable a la adversidad. La posibilidad de que la ausencia de sufrimiento tras una pérdida sea indicativo de resiliencia no ha sido considerada por la psicología tradicional , aunque está claramente demostrado que un considerable número de individuos muestra poco o nada de sufrimiento tras una pérdida personal. Del mismo modo, los teóricos del trauma han tendido a sorprenderse cuando individuos expuestos a un suceso traumático no mostraban signos de estrés postraumático, considerando a estas personas como excepcionales . Sin embargo, los estudios han demostrado que la resiliencia no es un fenómeno inusual ni extraordinario, muy al contrario es un fenómeno común que surge a partir de funciones y procesos adaptativos normales del ser humano.

Las capacidades resilientes se desarrollan cuando los niños y niñas conocen contextos relacionales que le ofrecen en cantidad suficientes las siguientes experiencias:

- Experiencias de buenos tratos, caracterizados por un apego sano y seguro, además de los aportes nutritivos, afectivos y culturales en cantidad suficientes para sentirse una persona digna de ser amada.

- Haber participado en procesos de conversación que les han permitido tomar conciencia y conocer su realidad familiar y social por muy dura que ésta sea. Esto con el apoyo social y afectivo suficiente como para tener la energía de buscar modos alternativos de vida.

- Vivir experiencias de apoyo social, es decir, ser considerado en ocasiones como una persona central en una red social, para recibir afectos y de apoyo.

- Haber participado en procesos sociales para luchar contra las injusticias, una mejor distribución de los bienes y de la riqueza ofreciendo así ideas para paliar situaciones de pobreza y sufrimiento.

- Haber aprovechado de procesos educativos que potencien el respeto de los derechos de todas las personas especialmente de los niños y niñas, así como el respeto por la naturaleza.

- Haber participado en movimientos sociales con otros niños y niñas en actividades que les permitieron acceder a un compromiso social, religioso o político para lograr sociedades mas justas, solidarias y sin violencia.


La investigación sobre resiliencia está dirigida a estudiar esa relativa inmunidad contra los acontecimientos de presión que aparecen en la vida diaria. No se refiere a disposiciones genéticas sino, y en particular a factores protectores que surgen en la compleja interacción de elementos tales como naturaleza-educación y persona-situación . La resiliencia no está considerada como una capacidad fija, sino que puede variar a través del tiempo y las circunstancias. Es la resultante de un balance sensible entre el riesgo y los factores protectores. Estos factores protectores pueden no solamente ser inherentes al individuo (recursos personales), sino que pueden brotar y desarrollarse del medio que lo rodea (factores sociales).  

Los factores protectores no son independientes uno del otro sino que están relacionados de tal manera que los recursos sociales pueden fortalecer los recursos personales, así como estos pueden hacer detonar reacciones positivas provenientes de redes de apoyo. Pero el punto importante pareciera ser, en que medida algunas características son consideradas como protectoras. Esta es una pregunta que surge del contexto y de la incidencia de los riesgos dados. La orientación religiosa, por ejemplo, puede "normalmente" tener una función estabilizadora frente a una situación adversa. Sin embargo, dentro del contexto de determinadas sectas puede convertirse en un riesgo para la salud mental.  

Por otro lado, se plantea que hay tres aspectos relacionados con resiliencia: superación de dificultades, sostenimiento de competencias bajo presión, y, recuperación de traumas. En los tres aspectos, resiliencia se caracteriza por funcionamiento exitoso en el contexto de alto riesgo.


En lo individual, Hetherington & Blechman, destacan como elementos centrales de resiliencia , destrezas, competencias en resolución de problemas, comunicación , “coping” y la capacidad de ser planificada; algo a tomar en cuenta es lo señalado por Murphy respecto a optimismo, creencias, temperamento easy- going . Además con Wolin y Wolin (1993, citado por Kotliarenco, 1996), se señalan entre otras características de las personas resilientes la capacidad de relacionarse e iniciativa, describiéndola como el placer de exigirse y ponerse a prueba en tareas progresivamente más exigentes.  

Si bien resiliencia es una respuesta adaptativa individual, conceptualmente es el producto transaccional de atributos individuales y contingencias socio ambientales. Los planteamientos de resiliencia no sólo permiten interpretar los hallazgos en términos de características individuales, porque destacan que la presencia y potencia de atributos individuales deben ser entendidos en contexto. Las características individuales interactúan con, y frecuentemente, dependen de recursos familiares y extra-familiares. Resiliencia es contexto- dependiente.


Tal como es planteado por Wolin y Wolin(1993, citado por Kotliarenco y otros, 1996), también se encuentra el deseo de ayudar a otros, relacionada a la denominada capacidad de relacionarse y moralidad la que se refiere a brindarse a otros y a la capacidad de comprometerse con valores personales superiores respectivamente.

En el campo del desarrollo psicosocial del ser humano tiene similar sentido: esa capacidad del ser humano para recuperarse de la adversidad. Esta definición habla de la combinación de factores que permiten a un ser humano, afrontar y superar los problemas y adversidades de la vida. Según lo manifiesta Rutter “todos los estudios de factores de riesgo han revelado una considerable variabilidad en la manera en que las personas responden a la adversidad psicosocial. Aún con experiencias horribles, suele encontrarse que una proporción considerable de individuos no sufre secuelas graves. Durante los últimos 20 años se ha prestado más atención a este fenómeno que entraña la esperanza de una prevención satisfactoria. La hipótesis implícita ha sido que, si tan sólo supiéramos qué es lo que permite a las personas “liberarse” del daño de graves experiencias adversas, tendríamos a nuestra disposición el medio de incrementar la resistencia al estrés y la adversidad. ”

La resiliencia -afirma Rutter- no debe ser entendida como la animada negación de las difíciles experiencias de la vida, dolores y cicatrices: es más bien, la habilidad para seguir adelante a pesar de ello. La herida o el daño es un hecho real, pero a pesar de las heridas infringidas, para muchos el trauma también ha sido instructivo y correctivo. El ambiente continuamente presenta demandas estresores, retos y oportunidades. Estos podrían a la vez convertirse en obstáculos (dada una complejidad de otros factores, -genéticos, neurobiológicos, familiares y comunales-) para el desarrollo de la fuerza, de la resiliencia o producir una disminución en la capacidad para enfrentarse a la adversidad.  

La investigación en el desarrollo de la resiliencia ha introducido ideas que desafían tres conceptos dominantes sobre el desarrollo: 1) Hay etapas fijas, inevitables, críticas y universales del desarrollo, 2) El trauma de la niñez inevitablemente llevan a una psicopatología adulta ; y 3) Hay condiciones sociales, relaciones interpersonales y arreglos institucionales que son tan tóxicos que inevitablemente llevan a carencias o problemas en el funcionamiento diario de los niños y adultos, familias y comunidades.


Diversas formas en que se presenta el concepto

En las dos últimas décadas numerosos estudios se han gestado en Europa y Estados Unidos, a partir de la discusión del tema de la Resiliencia. En hispanoamérica no es sino hasta la década del noventa cuando surgen las primeras publicaciones en español. Dichas investigaciones incluyen en sus definiciones la conjugación de factores personales y ambientales que han sido observados de acuerdo con el objeto de Estudio. Es oportuno entonces hacer un pequeño recorrido por las diversas formas en que se presenta el Concepto de Resiliencia.  

Desde el punto de vista de la acción: 

- La resiliencia es ante todo un concepto de acción que se le puede profundizar por los aportes de las ciencias, de las experiencias concretas de base e incluso de las artes. La resiliencia es una interacción creativa entre los recursos personales y los recursos sociales.  

- La resiliencia es un fenómeno multifacético que abarca factores ambientales y personales. (Rutter, M. 1985).  

- Es la aptitud para resistir a la destrucción, es decir, preservar la integridad en circunstancias difíciles; la actitud de reaccionar positivamente a pesar de las dificultades. (Vaniestendael, 2003) 

- La resiliencia es la habilidad de crecer, madurar e incrementar la competencia de cara a circunstancias adversas y obstáculos, recurriendo a todos sus recursos, tanto personales como ambientales.  

- Resiliencia significa las habilidades, destrezas, conocimiento, insight (introspección) que se acumula con el tiempo a como las personas luchan por levantarse de la adversidad y afrontar retos. Es un continuo y desarrollador fondo de energía y destreza que puede ser utilizado en las luchas actuales. · Resiliencia es el proceso, la capacidad de o el resultado de una adaptación exitosa a pesar de circustancias retadoras y amenazantes.  

- La resiliencia no debe ser entendida como la animada negación de las difíciles experiencias de la vida, dolores y cicatrices: es más bien, la habilidad para seguir adelante a pesar de ello. (Rutter, 1985) 

- La resiliencia no es una característica o dimensión estática. Es la articulación continua de capacidades y conocimiento derivados a través de la interacción de riesgos y protecciones en el mundo.  

- En la práctica y ubicada dentro de la llamada "Perspectiva de las Fuerzas", es una forma diferente de ver a los individuos, familias y comunidades. Todos deben ser vistos a la luz de sus capacidades, talentos, competencias, posibilidades, visiones, valores y deseos que aunque hayan sido frustrados y distorsionados, operan en las circunstancias adversas, opresiones y traumas. El enfoque de las fuerzas requiere una contabilidad de lo que las personas saben y de lo que pueden hacer. Requiere la composición de un catálogo de recursos existentes, dentro y alrededor del individuo, la familia y la comunidad.  

- Se trata más bien de ver al ser humano "en resiliencia", como la persona que entra en una dinámica en la que recursos personales y sociales se manifiestan interactuando de tal manera que constituyen una amalgama de posibilidades que producen respuestas asertivas y satisfactorias que permiten no solo la solución de conflictos, sino también el desarrollo y potenciación de otras posibilidades en las que se incluye como aspecto fundamental, la comunicación interpersonal, la interacción e intercambio de recursos (capacidades, habilidades, valores, convicciones, significados) que constituyen a su vez, el bagaje de conocimientos prácticos con que la personas y comunidades de éxito enfrentan su realidad.  

Como puede notarse, el concepto de Resiliencia ha dejado atrás su connotación de característica individual, para empezar a ser descrita como un proceso dinámico de aprendizaje e interacción de la persona con su entorno. Es así como de manera particular y específicamente en su aplicación a la reflexión del quehacer del Trabajo Social es de suma importancia comprender la complejidad del proceso de Resiliencia dejando claro que no se trata de una sumatoria de categorías (nivel cualitativo) o variables (cuantitativo) que posee un ser humano individual. Este concepto es mucho más complejo y es lo que hemos designado como Esfera de Resiliencia y se refiere a un proceso que trataremos de presentar a continuación, pero que lejos de tratarse de una explicación exhaustiva, es un primer reconocimiento a este proceso dinámico al que nos hemos acercado gracias a la experiencia investigativa sobre el fenómeno de la Resiliencia.


Importancia del enfoque de resiliencia para la acción

Se puede pensar que el énfasis actual en las implicaciones del enfoque de resiliencia, como lo sugiere Rutter, responde a un deseo de "inyectar alguna esperanza y optimismo dentro de la desalentadora historia de estrés y adversidad". Sin embargo, debemos dejar claro que el concepto de resiliencia surgió de un cambio en la perspectiva cuando fuimos capaces de ver tanto hacia adelante como hacia atrás en el transcurso de la vida . Muchos estudios han evolucionado e introducen lo que Werner y Smith llaman el "lente correctivo", una visión más promisoria del destino de los niños atrapados en la adversidad. Esto se fortaleció por la repetida observación de que, aún entre los niños expuestos a las desventajas más graves, para más de la mitad de ellos, es inusual el fracaso. Esto lleva a concluir que hay una gran variedad de respuestas individuales frente a los eventos y circunstancias adversas. El enfoque es útil en por lo menos tres formas para la investigación y la práctica terapéutica.  

- Primero, las nociones de resiliencia y vulnerabilidad, de riesgo y factores protectores, destacan la complejidad de los desórdenes psiquiátricos y sus causas: la necesidad de ir más allá de las asociaciones simples entre los antecedentes y consecuencias, y siempre observar las excepciones a la regla.  

- Segundo, el descubrimiento del por qué a algunos niños les va bien, no obstante que se encuentran atrapados en la adversidad, ayuda a identificar posibilidades no detectadas anteriormente para tomar acciones preventivas.  

- Tercero, la idea de resiliencia mantiene la esperanza viva en la práctica clínica: aunque la balanza esté inclinada hacia un resultado negativo, sabemos que muchos niños escapan su destino poco alentador y pueda triunfar la posibilidad de promoverle


Estrategias de Intervención

Muchas de las generalizaciones y regularidades que pueden emplearse para fundamentar estrategias de intervención han sido generadas por investigadores que laboran en el terreno intermedio entre los institutos académicos y los sistemas de salud. Algunas de ellas están dirigidas al entorno en un nivel macrosocial de acción y otras a grupos o individuos.  

A nivel de la sociedad como un todo se puede actuar creando determinadas "atmósferas", utilizando los medios masivos de información y movilizando todos los recursos racionales e irracionales posibles, incluyendo la participación de líderes tanto carismáticos como formales o tradicionales, lo que se ha utilizado mucho tanto para la modificación de hábitos de consumo como para promocionar la práctica de deportes .  

Otra estrategia de intervención ambiental por su naturaleza aunque de un tipo especial, consiste en la creación de "grupos de apoyo" que suplan esa necesidad en determinadas capas de la población, como es el caso de los "círculos de abuelos " y de otras experiencias de manejo de ancianos, obviando la institucionalización 
Otro tipo de intervención ambiental consiste en darle a determinados grupos un mayor control sobre su propia actividad.


Se han desarrollado múltiples técnicas de intervención individual basadas en las teorías del aprendizaje, dirigidas a lograr: 
1. Cambios en los estilos de enfrentamiento.  
2. Modificaciones en el patrón A de respuesta.  
3. Desensibilización con respecto a la carga emocional de determinados eventos vitales.  

En general, la estrategia global debe consistir en diseñar un sistema de intervenciones que abarque tanto las de carácter ambiental como las de carácter individual. No sería exagerado afirmar que el éxito o el fracaso de las actuales estrategias de promoción de salud dependa en una medida importante de la pericia del manejo de las intervenciones psicosociales por parte de los sistemas de salud.


Enfoque o perspectiva ontogenética en la promoción de Salud

En los últimos años, algunos autores, con el apoyo de la división de Salud mental de la OMS, han venido desarrollando un enfoque que fundamenta una estrategia de intervención en edades tempranas con el objetivo de desarrollar la competencia en los niños y formar así adultos con una menor vulnerabilidad psicosocial.  

La competencia se expresa en tres factores: 
1. Competencia cognitiva 
2. Competencia en las relaciones interpersonales 
3. Competencia motivacional 

La primera consiste en las habilidades psicomotrices adecuadas a la edad, el desarrollo del lenguaje, la memoria y la solución de problemas, la flexibilidad para el procesamiento de información y solución de dificultades, el control de la atención y un nivel adecuado de conocimientos.  

La segunda está constituida por la sensibilidad y la comprensión en las relaciones interpersonales, noción de la conducta adecuada en diferentes contextos y autorregulación de la conducta con control de las tendencias antisociales.  

La tercera consta de un nivel adecuado de autovaloración y autorrespeto, valoración del yo como iniciador de las relaciones con el medio ( foco de control centrado en la persona y no en fuerzas ciegas de orden externo) y el desarrollo de la propia motivación en la competencia personal.


Las intervenciones que se proponen son a nivel de las instituciones sociales, la familia y los propios individuos. La institución más importante en este orden de cosas es la escuela. Los objetivos de la intervención serían que la escuela no solo trasiegue conocimientos sino que también promueva valores de autovaloracion, sana búsqueda de logros , independencia y pensamiento crítico. La escuela debe propender a que los alumnos la perciban como coherente, poseedora de objetivos claros y definidos, organizada, que exija trabajo extracurricular y que los profesores den clases actualizadas. Las experiencias existentes de escuelas con una gran participación de los propios alumnos en la dirección de las mismas parecen dar un buen resultado en este sentido.


Las intervenciones en el nivel microsocial e individual deben tender a lograr una mayor estimulación de los factores de la competencia individual al mismo tiempo que se mantenga una atmósfera de calor afectivo y confianza y promoción de la curiosidad y una determinada exigencia de disciplina.  

Este tipo de intervenciones requiere de un previo diagnóstico, la detección de los niños con problemas y el establecimiento de objetivos precisos y realistas. Si los mismos son demasiado ambiciosos puede ocurrir el conocido fenómeno de que el especialista comienza a "culpar a la víctima" de sus propios fracasos, produciéndose conflictos que obstruyen todo posible progreso.  

Por supuesto que en todos los casos las intervenciones deben tener aceptabilidad política y cultural, contar con el apoyo de padres o tutores y tener un carácter sistémico, intentando abarcar el más amplio conjunto de problemas y deficiencias. Como puede observarse, estas ideas conducen a identificar problemas y buscar soluciones fuera de los marcos administrativos de los sistemas de salud y pueden conducir a redefiniciones de los mismos en el plano conceptual ya que rebasan no solo el plano de la medicina asistencial, sino también el marco tradicional de la higiene, la epidemiología y la psicología clínica tradicional, entrando en el campo de la promoción de salud en el sentido mas amplio del término.

Meta-objetivos de la intervención psicosocial 
De esta somera descripción de estrategias generales de intervención se hace notorio el hecho de que el centro de la atención en gran medida está dirigido a los problemas relacionados con la autorregulación de la personalidad. Esto está en línea con lo que plantean los teóricos de la intervención, trátese de la dirigida a resolver problemas de una empresa, un colectivo humano cualquiera y, por lo visto, una persona con riesgo.

La intervención psicosocial, además de ser deseada por las personas y colectivos a que va dirigida y tener como único fin el bienestar de los mismos; debe estar orientada por principios generales que constituyen metaobjetivos de la misma y que, siguiendo Argyris, pueden enunciarse de la siguiente manera: 

1. Como resultado de la intervención, el sistema debe comenzar a generar fluidamente información válida para su funcionamiento.  
2. Comienza a decidir sus propias estrategias con un alto grado de independencia.  
3. Aumenta sensiblemente su involucración afectiva, su participación en la tarea de solucionar sus propios problemas.


La importancia del modo de vida en la determinación de la salud se esta convirtiendo en una verdad generalmente aceptada y casi en un lugar común en la medicina actual. Dejando a un lado las discusiones terminológicas, resulta evidente que los conocimientos actuales conducen a conclusiones que se apartan de las concepciones en boga sobre lo que debe ser el modo de vida sano.  

Por lo visto ya no se puede basar el modo de vida sano solamente en la práctica de ejercicios físicos y en determinados hábitos de consumo ( fumar-no fumar, consumir o no determinadas grasas etc, etc. ), sino que hay que adentrarse en otras esferas más complejas del ámbito psicosocial; no sólo para lograr una "paz de espíritu" o "salud mental", sino para lograr en primer lugar la salud somática, la de los órganos y sistemas del organismo.


Creer en la salud como desarrollo del potencial humano, en la perspectiva de la resiliencia, es dar por sentado que en el hombre existe una esencia de valores humanos y que en todos existe la necesidad de desarrollar esos valores. La enfermedad como distorsión de esos valores marcaría el camino a seguir en sentido contrario para alcanzar la salud

El camino para alcanzar la salud es un proceso de evolución que va desde la falta a la completud, del error a la verdad, de la ignorancia al conocimiento y del defecto a la virtud ( lo que se ha llamado psicología positiva) . No olvidemos que, “es la convicción de la capacidad del otro para generar sus propios recursos, para diseñar su vida; es la confianza en que esto es posible aun en las peores condiciones, lo que permite una conexión transformadora para todos los involucrados” (Fuks, 1999).

Si bien es cierto que las acciones que haya que emprender dependerán de los recursos disponibles y del estado actual de la atención en salud. Necesitamos claros lineamientos de política y programas que deben formularse partiendo de información actualizada y fiable acerca de la comunidad, los indicadores de salud, los tratamientos eficaces, la estrategias de prevención y promoción y los recursos de salud, a ser revisados periódicamente para modificarlos o actualizarlos si es preciso. Pero hay dos aspectos que queremos proponer , tomarlos en cuenta nos parece fundamental:


1. Evaluación de la capacidad promocional y preventiva del establecimiento de salud /comunidad de salud, en base al modelo de cuatro indicadores propuesto por Martínez y Cobarrubias que permite evaluar, diseñar intervenciones, estrategias y políticas públicas

La mejor política de prevención y promoción en los establecimientos es la promoción y desarrollo de la comunidad de salud de modo que se constituya en un contexto que asegure calidad de vida y bienestar psicológico a sus miembros, el desarrollo de sus competencias sociales y el manejo de problemas de salud

Los indicadores para medir la capacidad y competencia preventiva y promocional de los centros o establecimientos de salud, serían los siguientes:

1. Capacidad de inserción contextual
2. Reglas fundantes que establecen el campo de lo posible para las acciones e interacciones promocionales y preventivas (genoestructura)
3. Capacidad instalada para producir actividades preventivas y promocionales (fenoestructura)
4. Flujo de producción de actividades promocionales y preventivas concretas (fenoproducción)

Los resultados se expresan en un índice cuyos valores oscilan entre 1 y 5 y el establecimiento de un promedio, que se equilibra de acuerdo a una distribución de peso, que se realiza en función de criterios de orden teórico. Los indicadores Inserción Contextual y Genoestructura, 20% cada uno y los de Fenoestructura y Fenoproducción, 30% cada uno. Estableciéndose finalmente el Nivel de Capacidad Promocional y Preventiva: en una escala de 1 a 5 ( muy baja, baja, mediana, alta y muy alta capacidad).


2. Otro indicador importante se refiere al personal de salud , es fundamental estructurar programas que desarrollen su capacidad de respuesta al consumidor. Consideramos un perfil básico ( evaluable con el inventario de Barrett- Lennard):

1. Comprensión empática: Concebida como el grado en el cual una persona es consciente de lo que en este momento le ocurre a otra persona internamente.
2. Nivel de aprecio: Definido como el componente afectivo de la respuesta de una persona hacia otra. Tenemos que afianzar los sentimientos “positivos” ( respeto, simpatía, aprecio, etc) frente a los negativos ( desagrado, impaciencia, desprecio, etc)
3. Autenticidad. Lo que muestra una persona en una relación determinada con otra persona; definiéndose como el grado en el cual la primera se halla funcionalmente integrada en el contexto de su relación con la segunda.
4. Incondicionalidad del aprecio. Concepto que se relaciona específicamente con el grado de variabilidad que exista en la respuesta afectiva de una persona con respecto a otra. En su polo positivo implica, que todas las experiencia del consumidor nos afectan como igualmente dignas de consideración positiva. En el polo negativo supone imponer nuestra escala de valores, y considerar algunas de sus vivencias dignas de aprecio y otras no.


El perfil lo definimos como indicador de competencias para promover resiliencia. , en distintos contextos de salud, educativos, sociales y otros.

La atención comunitaria tiene mejores efectos que el tratamiento institucional en el pronóstico y calidad de vida de las personas con trastornos o enfermedad incrementando:

1) autoestima, autoeficacia, creatividad, humor y autoafirmación.
2) Actitudes que le permitan identificar necesidades de los demás,
3) Conductas prosociales,  
4) Capacidad de expresar y negociar sus opiniones con relación a temas que les conciernen
5) Actitudes positivas en relación a características personales y de su propia cultura.  
6) Estándares de calidad de vida en términos de bienestar subjetivo y un ambiente saludable.
7) Opciones para crear o ampliar sus redes de soporte social.
8) disposición para identificar sus recursos propios, tanto personales como comunitarios, y utilizarlos para su desarrollo personal y social.
9) Estilos de vida saludable
10) Conductas resilientes ( de individuos , familias y comunidad)


Referencias bibliográficas

Kotliarenco, M. Resiliencia. Centro de Estudios y atención del Niño y la Mujer. Chile, 1996

Kotliarenco, M, Cáceres, I y Fontecilla, M. Estado del Arte en Resiliencia. Santiago, Edición conjunta Organización Panamericana de la Salud/Fundación Kellogg/Agencia Sueca de cooperación Internacional para el Desarrollo, 1997

Rutter, M Rescilience in the face of adversity: Protective factors and resistance to psychiatric desorder. Br. J. Psychiatry. 1985 Vol. 147

Vanistendael, S. La resiliencia en lo cotidiano. En: Manciaux, M. (comp. ) La resiliencia: resistir y rehacerse. Madrid: Gedisa, 2003

Fuks, S. Memorias de psicología Comunitaria. Revista Psykhe 1999, Vol 8 Nª1, 3-6


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