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Sintomatología psicótica en la infancia y adolescencia: descripción de una serie de casos.

Autor/autores: María Tajes Alonso
Fecha Publicación: 01/03/2009
Área temática: Infantiles y de la adolescencia, Trastornos infantiles y de la adolescencia .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Introducción. La presentación de síntomas psicóticos en la infancia y adolescencia se ha considerado como un factor de mal pronóstico, por una parte por las consecuencias de su irrupción en esta etapa del desarrollo, y por otra parte porque estudios longitudinales han demostrado la existencia de una continuidad hacia trastornos de importante severidad sintomática. Esto hace que cada vez sea mayor el interés por identificar a pacientes en estadios precoces o con muy alto riesgo de desarrollar psicosis que se podrían beneficiar de una observación cuidadosa y un abordaje integral de sus síntomas.

Métodos. De un registro de trastorno mental grave (TMG) realizado en nuestra unidad durante un periodo de 18 meses se seleccionaron aquellos casos que presentaban manifestaciones psicóticas (alucinaciones, delirios, conducta desorganizada, trastornos formales del pensamiento y/o síndrome negativo). Se describen las características sociodemográficas y clínicas de la muestra, datos relativos a la situación sociofamiliar, funcionamiento y adaptación a la escuela y antecedentes familiares.

Resultados. Se incluyeron 19 pacientes (15 varones; edad media 13. 4 ±1. 5). En 6 casos se realizó el diagnóstico de esquizofrenia. Se detectó problemática socio-familiar en 10 casos y problemática escolar en 17. Presentaban antecedentes familiares de TMG 8 casos. La puntuación media en la escala de funcionamiento global EEAG fue de 55.

Discusión. Se hace una reflexión sobre la necesidad de programas de tratamiento y recursos asistenciales para estos pacientes que presentan importantes déficits funcionales y de adaptación social y escolar. Se discuten las dificultades para el diagnóstico diferencial en estos casos.

Palabras clave: Sintomatología psicótica


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Sintomatología psicótica en la infancia y adolescencia: descripción de una serie de casos.

Ramón Ramos Ríos, María Tajes Alonso, Ana Gago Ageitos, José Mazaira Castro

Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil. Servicio de psiquiatría. Complexo
Hospitalario Universitario de Santiago de Compostela.

RESUMEN

Introducción
La presentación de síntomas psicóticos en la infancia y adolescencia se ha
considerado como un factor de mal pronóstico, por una parte por las consecuencias de
su irrupción en esta etapa del desarrollo, y por otra parte porque estudios
longitudinales han demostrado la existencia de una continuidad hacia trastornos de
importante severidad sintomática. Esto hace que cada vez sea mayor el interés por
identificar a pacientes en estadios precoces o con muy alto riesgo de desarrollar
psicosis que se podrían beneficiar de una observación cuidadosa y un abordaje integral
de sus síntomas.

Métodos

De un registro de trastorno mental grave (TMG) realizado en nuestra unidad
durante un periodo de 18 meses se seleccionaron aquellos casos que presentaban
manifestaciones psicóticas (alucinaciones, delirios, conducta desorganizada, trastornos
formales del pensamiento y/o síndrome negativo). Se describen las características

sociodemográficas y clínicas de la muestra, datos relativos a la situación sociofamiliar,
funcionamiento y adaptación a la escuela y antecedentes familiares.
Resultados
Se incluyeron 19 pacientes (15 varones; edad media 13. 4 ±1. 5). En 6 casos se
realizó el diagnóstico de esquizofrenia. Se detectó problemática socio-familiar en 10
casos y problemática escolar en todos los casos. Presentaban antecedentes familiares
de TMG 7 casos. La puntuación media en la escala de funcionamiento global EEAG fue
de 55.
Discusión
Se hace una reflexión sobre la necesidad de programas de tratamiento y
recursos asistenciales para estos pacientes que presentan importantes déficits
funcionales y de adaptación social y escolar. Se discuten las dificultades para el
diagnóstico diferencial en estos casos.

INTRODUCCIÓN

El concepto de trastorno mental grave (TMG) hace referencia a aquellas
patologías psiquiátricas que suponen una importante merma de la calidad de vida de
quienes la padecen por su capacidad de producir discapacidad a largo plazo en su
evolución. En la infancia y adolescencia habría que considerar aquellas patologías que
por su gravedad sintomatológica y por su tendencia a evolucionar hacia la cronicidad
puedan causar una grave disrupción de la vida familiar, social, escolar o laboral. En este
grupo va a resultar fundamental una intervención precoz y enérgica y que debe

extenderse a todos los ámbitos en los que el funcionamiento del individuo se ve
afectado ya que lo que va estar en juego va a ser no sólo la pérdida de funcionalidad
sino la falta adquisición de habilidades, apoyos y recursos en una etapa en la que se
deben desarrollar. Por este motivo en los diferentes planes de salud mental se destaca la
necesidad de programas específicos que posibiliten una asistencia precoz, rápida,
continuada y transdisciplinar a este colectivo de pacientes1, 2.
En este contexto, y de acuerdo con las líneas estratégicas del plan de salud
mental vigente en nuestra Comunidad Autónoma2, se está realizando un registro de
pacientes con TMG en nuestra Unidad con el fin de definir las características clínicas de
este grupo de pacientes y sus necesidades más prioritarias, previamente a la propuesta
de desarrollo de un programa específico 3. El concepto de TMG es fundamentalmente un
concepto de planificación y gestión clínica, en el que se pueden englobar pacientes con
manifestaciones clínicas y diagnósticas muy heterogéneas. Dentro de este grupo, por su
gravedad psicopatológica y por el debate existente sobre su gravedad pronóstica y la
continuidad de los diagnósticos en la edad adulta, nos parece especialmente interesante
detenernos en el estudio de los pacientes que presentaron manifestaciones psicóticas,
incluyendo aquellos con esquizofrenia de inicio temprano y también los que recibieron
otros diagnósticos4.
En psiquiatría infanto-juvenil un error a evitar es la asimilación de la
presentación de algún síntoma psicótico con un diagnóstico de esquizofrenia de inicio
temprano. Paradigmáticos en este sentido son los resultados de un estudio realizado por
el Nacional Institute of Mental Health (NIMH) en Estados Unidos, en el que de un total
de 1300 niños y adolescentes referidos con la sospecha diagnóstica de esquizofrenia
sólo 64 recibieron este diagnóstico tras la evaluación por los expertos, encuadrándose el
resto en otras categorías diagnósticas (fundamentalmente trastornos afectivos)5. De

hecho, la mayoría de las series clínicas apuntan a una mayor frecuencia de los
diagnósticos de trastornos afectivos entre los niños y adolescentes que presentaban
síntomas psicóticos (sobre todo si se trataba de alucinaciones, pero incluso con síntomas
de primer orden de Schneider que se considerarían poco específicos) 6, 7. Actualmente los
criterios diagnósticos para la esquizofrenia y la psicosis afectivas son los mismos para
los niños y adolescentes que los aplicados en edad adulta, existiendo actualmente
consenso en la literatura sobre la idoneidad de esta estrategia al ser la que menos errores
diagnósticos produce y la que garantiza una mayor continuidad con los diagnósticos en
la edad adulta4, 8. Al margen de la discusión sobre los criterios diagnósticos se
encontrarían los intentos por definir las características de los pacientes en alto riesgo de
desarrollar psicosis o prepsicóticos, que a su vez también serían objeto de programas
específicos9,

10, 11

, o los debates en torno a las psicosis atípicas de presentación en la

infancia o adolescencia. Este último grupo supuso un importante porcentaje (20%) de
los pacientes examinados en el estudio del NIMH 5. Se trataría de pacientes con síntomas
psicóticos leves (delirios de referencia, alteraciones sensoperceptivas leves), de
presentación transitoria y con frecuentes alteraciones emocionales y en las relaciones
interpersonales, para los que en estudios longitudinales no se ha demostrado una
evolución a esquizofrenia, sino hacia trastornos afectivos o, en la mitad de los casos,
manteniéndose diagnósticos poco específicos8, 12. Por otra parte, la presentación de
síntomas

psicóticos

transitorios

o síntomas

pseudopsicóticos

constituye

una

manifestación frecuente de determinados trastornos de personalidad. Actualmente las
clasificaciones internacionales no permiten realizar estos diagnósticos en esta franja de
edad (únicamente el de trastorno disocial). Esta limitación, aunque con la virtud de
evitar la estigmatización asociada a esta etiqueta diagnóstica, amén del debate existente
en torno a su estabilidad, ha sido criticada por muchos autores ya que en estos casos la

formulación de otros diagnósticos (por ejemplo en los ejes I o IV de la DSM) podría
encubrir su problemática y retrasar la aplicación de intervenciones específicas13.
Con respecto al pronóstico, independientemente del diagnóstico, se considera
que la mera presencia de síntomas psicóticos lo ensombrece, marcando una mayor
tendencia a la cronicidad del cuadro psicopatológico e interfiriendo sobre el desarrollo
del niño o adolescente, con influencia sobre su funcionamiento en ese momento
biográfico pero además en su vida adulta 14. Con respecto a la esquizofrenia de inicio en
la infancia, sobre todo con debut de los síntomas antes de los 13 años de edad, varios de
los factores de peor pronóstico para la enfermedad se presentan con elevada frecuencia:
inicio insidioso, presencia de síndrome negativo desde los momentos iniciales del
trastorno o de alteraciones premórbidas 8; justamente los asociados con un peor
funcionamiento social15. En este sentido, la pobre adaptación social en la escuela ha sido
identificada retrospectivamente como factor de riesgo en sujetos que desarrollaron
psicosis16.
Actualmente se considera que el tratamiento de los niños y adolescentes con
síntomas psicóticos ha de ser multimodal incluyendo intervenciones farmacológicas,
psicoeducación y psioterapia familiar e individual, intervenciones escolares y
rehabilitación social y cognitiva8. Existe una limitada información sobre la efectividad y
seguridad de los fármacos antipsicóticos en estos grupos de edad 8, 18. Debido a los
efectos secundarios extrapiramidales de los antipsicóticos clásicos y a la falta de
respuesta en el síndrome negativo19, se ha generalizado el uso de antipsicóticos atípicos
en nuestro medio, fundamentalmente risperidona y olanzapina 20. De todos modos, en
muchos casos se trata de un uso fuera de guía y nuevas cautelas respecto a su uso
aparecen en relación con la posibilidad de aparición de alteraciones metabólicas (sobre
todo con olanzapina)21. A día de hoy, la FDA en Estados Unidos sólo ha aprobado el

uso de dos antipsicóticos atípicos, la risperidona y el aripiprazol, para el tratamiento de
a esquizofrenia en adolescentes18.
A nuestro entender, el trabajo con las familias resulta una parte fundamental del
tratamiento de estos pacientes. Existe un riesgo de frustración y desmoralización,
estigmatización, culpabilización de las familias y, por otra parte, también de
minimización de la situación. Se hace necesario un abordaje intensivo con
intervenciones de psicoeducación y apoyo a las familias, ya que en estos casos la
adherencia al tratamiento va a estar muy determinada por las actitudes de los padres
hacia el mismo, provocando en ocasiones una retirada prematura del mismo22.
Con respecto a la rehabilitación debe tenerse en cuenta que se debe hacer en un
momento en el que lo que corresponde es la "habilitación" del niño o adolescente
enfermo en su medio habitual y en el centro educativo. En este aspecto el proceso va a
ser complejo, ya que debe valorarse si es posible una educación normalizada o, si en
determinados momentos o a largo plazo, se debe recurrir a otro tipo de recursos o
dispositivos.

MÉTODOS

Se presenta un estudio observacional descriptivo y retrospectivo. Del registro de
TMG que se está realizando en nuestra Unidad desde junio de 2007, se recogieron todos
aquellos casos que presentaron síntomas psicóticos que se incluyeron en el mismo hasta
el mes de noviembre de 2008. Se revisaron las historias clínicas y con la finalidad de
caracterizar la muestra, se clasificaron estos síntomas en alucinaciones, delirios,
conducta desorganizada y/o trastornos formales del pensamiento y síntomas de defecto.

Además también se recogió la existencia de sintomatología afectiva y de otros síntomas
(somatizaciones, síntomas obsesivo-compulsivos, síntomas disociativos).
Se presentan los diagnósticos de los pacientes al final del periodo de
seguimiento de acuerdo con las clasificaciones DSM-IVTR y CIE-10. Como factores
pronósticos y de gravedad asociados se destacó la existencia de los siguientes
diagnósticos comórbidos: retraso mental y consumo de tóxicos.
Se describen las características sociodemográficas de la muestra, además de
datos relativos a la situación sociofamiliar y adaptación a la escuela. Para la valoración
funcional se aplicó la escala de Evaluación de la Actividad Global (EEAG). Se recogió
la existencia de antecedentes familiares psiquiátricos, especialmente de TMG.
Los resultados fueron analizados utilizando el paquete estadístico SPSS versión
15. 0.

RESULTADOS

Características sociodemográficas
La serie está formada por un total de 19 pacientes, con una edad media de 13. 4 ±
1. 5 años en el momento de su inclusión en el registro de TMG. Sólo dos pacientes
tenían menos de 12 años de edad. El 78. 9% fueron varones (15 casos). La edad media
de inicio de los síntomas fue de 11. 6 ± 3 años. El tiempo medio de seguimiento en la
unidad fue de 12. 9 meses (rango 1-72 meses).

Síntomas psicóticos
Entre los síntomas psicóticos los más frecuentemente documentados fueron los
delirios (14 casos), predominando los de referencia y de perjuicio (Tabla 1). Destacó la

relativa elevada frecuencia de ideas delirantes hipocondriacas (5 casos) que no
sorprende al tratarse de pacientes en una edad a la que la vivencia de los cambios
corporales propios del desarrollo reviste especial importancia y en la que la expresión
mediante la somatización de las alteraciones psicopatológicas es muy frecuente. En este
sentido podría ponerse como ejemplo el caso del paciente que no quiere que le oigan
hablar en el instituto porque le ha cambiado la voz, su voz ya no es su voz. U otro
paciente que dice "mis pulmones han encogido por haber fumado, no crecen como el
resto de mi cuerpo", "aunque no he fumado, sólo cogía las colillas del suelo en los
dedos para ser malo"; en este caso se observaba una conducta desorganizada y una
identificación con el mal como respuesta al derrumbamiento de la propia identidad.
Entre las alucinaciones las más frecuentes fueron las auditivas intrapsíquicas
(10 casos). Nos parece interesante detenernos en como las expresaban estos pacientes,
desde los que refieren que perciben "ruidos" que les molestan hasta otros que
identifican varias voces a las que atribuyen las características de bondad y maldad. Un
paciente habla de una voz que le dice que rece, que se arrodillé o santigüe, lo que
experimenta con goce y calma su angustia ante todas las amenazas que percibe en su
entorno contra él. Otro habla de una voz en un lado de la cabeza que le dice que se haga
daño y la otra en el contrario que le dice que no lo haga. Una niña percibe, con
características de sonoridad y vivido en el presente, el recuerdo de lo dicho por una
amiga que piensa que quiere controlarla. En otros casos son voces insultantes que
critican lo que el paciente hace.
Se observaron síntomas de defecto en 11 casos a lo largo de evolución,
destacando dificultades de concentración, empobrecimiento del discurso, restricción de
intereses, abulia, aplanamiento afectivo y aislamiento. Estos junto con los síntomas del
siguiente grupo fueron los que motivaron una mayor necesidad de intervenciones

educativas específicas, ya que se asociaron con las mayores dificultades para la
adaptación en la escuela y empeoramiento del rendimiento, con imposibilidad para
satisfacer las exigencias académicas e integrarse en el grupo de pares.
Se observo cierto grado de desorganización en 7 casos, destacando afecto
inapropiado, alogia, apragmatismo, comportamientos abigarrados y estereotipias,
agresividad, conductas en exceso pueriles o conductas sexuales inapropiadas. Una
fuente de información muy valiosa para recoger estos síntomas fueron los informes
escolares. Un paciente interrumpe las clases riéndose o presenta muecas forzadas. Un
adolescente aborda a sus compañeros en el patio y les dice que se unan a la banda
terrorista ETA. Otro golpea a los compañeros sin motivo aparente y es incapaz de dar
ninguna justificación de su comportamiento.

tabla 1. Síntomas psicóticos (N = 19)
N (%)

Delirios

Alucinaciones

14 (73. 7)

10 (52. 6)

síndrome negativo

11 (57. 9)

Desorganización

7 (36. 8)

Otros síntomas

N (%)
Referencia

10 (52. 6)

Perjuicio

8 (42. 1)

Hipocondriaco

5 (26. 3)

Influencia

3 (15. 8)

Místico / Religioso

1 (5. 3)

Otros

2 (15. 8)

Auditivas

10 (52. 6)

Cenestésicas

2 (10. 5)

Visuales

1 (5. 3)

En 13 casos (68. 4%) se destacó la existencia de sintomatología afectiva y/o
ansiosa asociada precediendo a los síntomas psicóticos, coincidiendo temporalmente
con estos u observada a lo largo del seguimiento (Tabla 2); lo más frecuente síntomas
depresivos. 4 pacientes presentaron ideación suicida, dos de estos realizaron un intento
autolítico en el tiempo de seguimiento. En dos casos destacaba la labilidad del afecto y
la inestabilidad emocional.
Nueve pacientes manifestaban sintomatología ansiosa (crisis de pánico, angustia,
ansiedad

de

separación).

Dos

pacientes

refirieron

fenómenos

de

desrealización/despersonalización. Se identificaron síntomas obsesivo-compulsivos en 3
casos.
Las quejas de síntomas somáticos (fundamentalmente abdominales) se
presentaron con intensidad en cinco casos, motivando varios ingresos en planta de
Pediatría de dos de estos pacientes.
Otras características que se destacaron en la muestra fueron la impulsividad, la
conducta desafiante y la presencia de tics (en todos los casos motores).

tabla 2. Otros síntomas (N = 19)
N (%)
Ánimo depresivo

11 (57. 9)

Ansiedad

9 (47. 4)

Ideación autolítica

4 (21. 1)

Somatizaciones

5 (26. 3)

Síntomas obsesivos

3 (15. 8)

Desrealización/despersonalización

2 (10. 5)

Inestabilidad afectiva

2 (10. 5)

Descontrol de impulsos

4 (21. 1)

Conductas disociales

4 (21. 1)

Tics

3 (15. 8)

Diagnósticos
Al final del periodo de seguimiento recibieron el diagnóstico de esquizofrenia 6
pacientes (31. 6%) que cumplían los criterios de las clasificaciones internacionales y que
a lo largo de su evolución habían presentado síntomas positivos y negativos, habiéndose
descartado la existencia de sintomatología afectiva predominante en el cuadro y con
importante repercusión funcional y social. En 4 casos los primeros síntomas psicóticos
se presentaron antes de los 13 años de edad (los tres varones que fueron diagnosticados
de esquizofrenia desorganizada y una adolescente con antecedentes de un trastorno
psicótico en uno de sus progenitores).
Dos pacientes fueron diagnosticados de trastorno esquizoafectivo tipo depresivo
al haberse constatado en su seguimiento la presencia de sintomatología afectiva y
psicótica simultáneamente y de modo independiente, en ambos casos con importante
carga familiar (uno de ellos con un progenitor afectado de un trastorno delirante y un
suicidio en un familiar en segundo grado, el otro con un progenitor diagnosticado de
trastorno bipolar).
El diagnóstico de trastorno psicótico no especificado se aplicó en cuatro casos
que no habían presentado síntomas psicóticos positivos floridos (únicamente
autorreferencialidad, suspicacia, ideas de perjuicio muy poco estructuradas) o bien estos
no se habían observado durante el tiempo suficiente, pero con una clara repercusión
funcional y observándose un cierto grado de aplanamiento afectivo. En tres casos se
observaban además alteraciones conductuales y síntomas inespecíficos emocionales y
de ansiedad. Dos de estos pacientes presentaban un trastorno de conducta asociado. En
otros dos la clínica se podría interpretar en el contexto de un desarrollo patológico de su
personalidad que se estaba conformando con rasgos predominantes del cluster A.

Tres pacientes fueron diagnosticados de depresión psicótica, dos casos con
evolución favorable y remisión de los síntomas psicóticos con la mejoría del cuadro
afectivo. En el tercer caso el seguimiento fue insuficiente por abandono de las consultas.
Dos pacientes fueron diagnosticados de trastorno psicótico orgánico. Una
paciente con secuelas de una meningitis meningocócica, hipotiroidismo y epilepsia
refractaria (con persistencia de crisis parciales durante su atención) que presentaba
predominantemente alucinaciones. Y un adolescente con una macrocefalia y un retraso
mental leve que presentaba una psicosis esquizomorfa. En el caso de otro paciente con
un retraso mental leve se interpretaron los síntomas psicóticos en el contexto de una
reacción desadaptativa.

tabla 3. Diagnósticos según las clasificaciones DSM y CIE (N = 19)
DSM-IVTR
CIE-10
(Códigos CIE-9)

N (%)

trastorno psicótico no
especificado

298. 9

F29

4 (21. 1)

esquizofrenia paranoide

295. 30

F20. 0

3 (15. 8)

esquizofrenia desorganizada

295. 10

F20. 1

3 (15. 8)

trastorno depresivo mayor
con síntomas psicóticos

296. 24

F32. 3

3 (15. 8)

trastorno esquizoafectivo

295. 70

F25. 1

2 (10. 5)

trastorno psicótico orgánico

293. x

F06. 2

2 (10. 5)

trastorno disocial

312. 82

F91. 1

1 (5. 3)

317

F70

1 (5. 3)

retraso mental leve

Comorbilidad

Por sus repercusiones pronósticas y por su influencia en el funcionamiento
académico y relacional, planteando abordajes específicos, se destacaron las siguientes
comorbilidades: retraso mental (3 casos) y abuso de tóxicos (cannabis, 3 casos).

Antecedentes familiares
Se consignó la existencia de antecedentes psiquiátricos familiares (en primer y/o
segundo grado de parentesco) en 11 pacientes (57. 9%), en 7 (36. 8%) de TMG. Para un
adolescente adoptado fue imposible obtener información. Estos antecedentes fueron más
frecuentes en los pacientes con psicosis afectiva: los dos pacientes diagnosticados de
trastorno esquizoafectivo y 2 de los 3 diagnosticados de depresión con síntomas
psicóticos. Dentro de este grupo, además dos pacientes contaban con antecedentes de
suicidio en al menos un familiar en segundo grado de parentesco.

Situación sociofamiliar y en la escuela. Funcionamiento
Se recogió la existencia de problemática sociofamiliar en el 52. 6% de los casos.
Lo más frecuente fue que se consignase la existencia de patología mental activa en
algún familiar conviviente (Tabla 4).
Se recogió la existencia de dificultades escolares en todos los casos, lo más
frecuente mal rendimiento y lo más preocupante un importante absentismo entre estos
pacientes menores de 16 años de edad (Tabla 5).
La puntuación media en la escala de funcionamiento global EEAG que se aplicó
en el momento de inclusión en el registro fue de 55 ± 8.

tabla 4. Problemática sociofamiliar (N = 19)
N (%)
enfermedad mental familiar activa

6 (31. 6)

Separación de los padres

2 (10. 5)

Emigración (retorno) / Inmigración

2 (10. 5)

Precariedad económica o social
Adopción, acogimiento, tutela menores, crianza
por terceros
Abuso sexual

1 (5. 3)

Malos tratos familiares

1 (5. 3)

enfermedad somática familiar

1 (5. 3)

Otras situaciones anómalas

2 (10. 5)

1 (5. 3)
1 (5. 3)

tabla 5. Problemática escolar (N =19)
N (%)
Bajo rendimiento

17 (89. 5)

Problemas de conducta

9 (47. 4)

Inadaptación

9 (47. 4)

Absentismo

7 (36. 8)

Intervenciones educativas específicas

6 (31. 6)

Acoso escolar (acosador o acosado)

3 (15. 8)

Tratamientos
Al final del periodo de seguimiento recibían tratamiento antipsicótico 15
pacientes (78. 9%), el 73% en monoterapia antipsicótica. Los antipsicóticos más
prescritos fueron: risperidona con una dosis media de 2. 35 ± 1. 3 mg y aripiprazol con
una dosis media de 10 ± 3. 5 mg (para estos análisis se excluyo un paciente que estaba
recibiendo una megadosis de risperidona, proveniente de otro dispositivo). Los síntomas
secundarios que se presentaron con mayor frecuencia fueron aumento de peso y
excesiva sedación. 8 pacientes (42. 1%) recibían algún fármaco antidepresivo (Tabla 6).
De los pacientes que no recibían tratamiento psicofarmacológico, en tres casos se había
indicado, pero no se cumplió por negativa del paciente y/o de los familiares

responsables. Con respecto a intervenciones psicoterapéuticas, 3 pacientes se integraron
en grupos de habilidades sociales.

tabla 6. Tratamientos (N = 19)
N (%)

Antipsicóticos

15 (78. 9)

Antidepresivos

8 (42. 1)

Anticonvulsivantesd

2 (10. 5)

Metilfenidato

2 (10. 5)

Benzodiacepinas
Sin tratamiento
farmacológico

2 (10. 5)

a

N (%)
Risperidonaa

11 (57. 9)

Aripiprazol

6 (31. 6)

Clozapina

1 (5. 3)

Quetiapina

1 (5. 3)

Ziprasidona

1 (5. 3)

ISRSb

7 (36. 8)

Otrosc

1 (5. 3)

4 (21. 1)

1 paciente con risperidona de liberación prolongada. bFluoxetina, sertralina. cReboxetina. dValproato.

DISCUSIÓN

En nuestra serie, a diferencia de los resultados de los estudios americanos 5, 7 y en
coincidencia con algún estudio europeo23, fueron más frecuentes los diagnósticos del
espectro de la esquizofrenia que los de trastornos afectivos. Esto podría justificarse al
ser identificados los casos a partir de un registro de TMG (en el que no se incluían
depresiones leves y moderadas), además de por el pequeño tamaño de la serie (factor de
aleatoriedad). En esta misma línea se inscribiría el hallazgo de los delirios como
síntoma más frecuente. En la mayor parte de los casos de los casos los delirios se
presentaron escasamente estructurados24.

Fue frecuente la aparición de sintomatología afectiva, emocional y trastornos
conductuales acompañando a los síntomas psicóticos lo que complicó el diagnóstico
diferencial.

Retrospectivamente,

aquellos

pacientes

con

síndrome

negativo

(fundamentalmente aplanamiento afectivo) o desorganización (afecto inapropiado,
conductas abigarradas) fueron los que recibieron mayoritariamente los diagnósticos de
trastornos del espectro de la esquizofrenia, lo que incide en la documentada baja
especificidad de las alucinaciones y delirios 8. Los síntomas obsesivos y las vivencias de
extrañeza del yo que también se reflejaron en las historias también se consideran típicas
de a presentación de los trastornos psicóticos en edad infanto-juvenil8. De modo similar
a otras series de la literatura, se constató la presencia de algún síndrome comórbido en
una importante proporción de los pacientes diagnosticados de esquizofrenia de inicio
temprano y de trastorno psicótico no especificado25.
Se constató la existencia de problemática sociofamiliar e inadaptación y
afectación del rendimiento en el centro educativo en un importante porcentaje de la
serie. Entre los estresores familiares de especial significación resulta la existencia de
trastornos mentales entre los familiares convivientes, lo que consideramos dificulta
mucho el tratamiento y seguimiento de los pacientes. Fundamentalmente, el elevado
absentismo y la falta de adherencia al tratamiento nos parecen factores que indican la
necesidad de una continuidad en los cuidados, una comunicación fluida con los centros
educativos y un abordaje psicoterapéutico y psicoeducativo de las familias. Por eso
pensamos que está justificado que, de acuerdo con los planes vigentes 2, se creen
auténticos equipos interdiscipliares con presencia de educadores, trabajadores sociales y
enfermería comunitaria en las unidades de salud mental infanto-juvenil y se apliquen
programas ambulatorios específicos para TMG y que se planifique la creación de
dispositivos intermedios (como el hospital de día infanto-juvenil).

Entre las limitaciones de este trabajo cabe señalar que no se han aplicado escalas
de síntomas ni entrevistas semiestructuradas para la recogida de los síntomas o la
realización de los diagnósticos. Es posible que al tratarse de una revisión retrospectiva
de historias se haya subestimado la problemática social, al no haberse realizado una
historia social pormenorizada, habiendo utilizado sólo aquello que aparecía recogido en
la anamnesis o reseñado en los cursos evolutivos o informes escolares y sociales cuando
se disponía de ellos. Por razones de confidencialidad de los pacientes y sus familias, se
ha evitado el retratar cada uno de los casos individualmente, lo que puede haber
perjudicado a la claridad del material expuesto.

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