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Violencia de género.

Fecha Publicación: 01/01/2004
Autor/autores: Ana Jarne García

RESUMEN

Últimamente se ha creado una importante alarma social referida a la violencia dirigida hacia las mujeres, especialmente dentro del ámbito doméstico. La dureza de algunos datos (65 mujeres asesinadas por sus parejas entre Enero y mediados de Noviembre de 2003 ) obliga a la sociedad a reflexionar sobre este fenómeno y buscar modos de solución y vías de prevención.

El origen de este problema parece encontrarse en una rígida diferenciación entre los roles tradicionalmente atribuidos a ambos géneros y a la posición de inferioridad que la mujer ha ocupado siempre respecto del hombre. La educación ha contribuido al mantenimiento de estos estereotipos, aunque últimamente se observan intentos de modificar esta situación. La incorporación de la mujer al trabajo es un avance para la igualdad de oportunidades, pero ella tiene dificultades para compatibilizar su rol de trabajadora y de ama de casa. El varón ha sido el miembro de la familia encargado de la supervivencia, enfrentándose a un mundo competitivo. Para ello ha requerido una dosis de agresividad que a veces ha trasladado al ámbito familiar. . La intervención de las Instituciones debe contribuir a resolver este problema. Desde el ámbito jurídico deben cambiarse las leyes para prevenir y castigar los comportamientos violentos. Los recursos sociales deben ampliarse y adaptarse a las necesidades. Finalmente, las víctimas presentan no solo lesiones físicas sino síntomas psíquicos como depresión, ansiedad y distorsiones cognitivas (baja autoestima, culpabilidad, aislamiento. . . ) y precisan ser atendidas en los Servicios de Salud Mental.


Palabras clave: Alarma social, Violencia de género, Violencia doméstica
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Psiquiatría general .

Violencia de género.

(Gender violence. )

Ana Jarne García; Ana María García Olmos.

Centro de Salud Mental. Comunidad de Madrid

E-mail: agolmos@hotmail. com

PALABRAS CLAVE: Violencia de género, Violencia doméstica, Alarma social.

(KEYWORDS: Gender violence, Domestic violence, Social alarm. )

 

Resumen

Últimamente se ha creado una importante alarma social referida a la violencia dirigida hacia las mujeres, especialmente dentro del ámbito doméstico. La dureza de algunos datos (65 mujeres asesinadas por sus parejas entre Enero y mediados de Noviembre de 2003 ) obliga a la sociedad a reflexionar sobre este fenómeno y buscar modos de solución y vías de prevención.

El origen de este problema parece encontrarse en una rígida diferenciación entre los roles tradicionalmente atribuidos a ambos géneros y a la posición de inferioridad que la mujer ha ocupado siempre respecto del hombre.

La educación ha contribuido al mantenimiento de estos estereotipos, aunque últimamente se observan intentos de modificar esta situación. La incorporación de la mujer al trabajo es un avance para la igualdad de oportunidades, pero ella tiene dificultades para compatibilizar su rol de trabajadora y de ama de casa.

El varón ha sido el miembro de la familia encargado de la supervivencia, enfrentándose a un mundo competitivo. Para ello ha requerido una dosis de agresividad que a veces ha trasladado al ámbito familiar. .

La intervención de las Instituciones debe contribuir a resolver este problema. Desde el ámbito jurídico deben cambiarse las leyes para prevenir y castigar los comportamientos violentos. Los recursos sociales deben ampliarse y adaptarse a las necesidades. Finalmente, las víctimas presentan no solo lesiones físicas sino síntomas psíquicos como depresión, ansiedad y distorsiones cognitivas (baja autoestima, culpabilidad, aislamiento. . . ) y precisan ser atendidas en los Servicios de Salud Mental.

Abstract

An important social alarm exists in recent times around violence suffered by women, especially that occurring within domestic life. The alarming nature of data (the number of women killed by their partners or ex-partners is continously increasing) must force society to think about these facts and search ways to fight against this violence and try to avoid it.

The origin of this problem seems to be an excessive and rigid differentiation between traditional gender roles as well as the inferiority position of woman with respect to man.

Education has contributed to keep these stereotypes, although recent attempts to modify this situation have been observed. The integration of woman at work has represented an advance for equal opportunities policies, but she still finds difficulties to combine her role as worker and housewife.

Male has been traditionally the member of the family who take care of the survival fighting against competitive world. To play this role needs considerable aggressiveness which has been unavoidably transferred to domestic life.

The integrated intervention from Institutions should contribute to solve this problem. From the sphere of law the necessary changes to avoid and punish these violent behaviors must be introduced. From the sphere of social affairs, more resources should be assigned to solve needs arisen from this problem. Finally, victims show not only physical injuries but also psychic symptoms like depression, anxiety and cognitive disorders (low self-esteem, guilt feelings, isolation, . . . . ): they should be treated from mental health services.



Introducción

Parece ser que están aumentando los índices de violencia de género, cada vez hay más denuncias y noticias que nos informan del maltrato que sufre la mujer. Es posible que la situación sea la misma que hace unos años, y ahora disponemos de más información, o bien que el hombre siente que ha perdido poder frente a la mujer y necesite ejercer su autoridad de forma violenta. A día de hoy se intenta poner a disposición de las mujeres recursos de información y formación, asesoramiento y orientación, para que conozcan las opciones que tienen.

Un aspecto que podríamos considerar positivo es que se está dando más información sobre la violencia de género. Aparecen más noticias sobre el maltrato y se repudia a los maltratadores. Aunque este tipo de violencia se ha visto reflejada en los medios de comunicación desde hace muchos años, parece que la sociedad española no ha tomado conciencia de la magnitud del problema hasta hace poco tiempo. La alarma social creada ha propiciado una mayor divulgación de información sobre este tema, la creación de recursos sociales y modificaciones en el ordenamiento jurídico encaminadas a prevenir o paliar en la medida de lo posible este problema.

La violencia de género se da en una sociedad patriarcal, según Celia Amorós (1) “la violencia contra las mujeres en nuestra sociedad se presenta de forma cotidiana como un conjunto de anécdotas y de experiencias: emergen a título de noticia los casos más espectaculares. Su frecuencia y recurrencia es, sin embargo tal, que el fenómeno ha cobrado la relevancia suficiente como para volverse objeto de atención y reflexión. Hay que elevar las anécdotas a categoría. ¿Es esta violencia, al menos en este grado y esta forma, nueva como fenómeno, o lo nuevo es el afinamiento y la agudización de nuestra sensibilidad para percibirlo? ¿En qué correlación se encuentra con el hecho de que la mujer tome nuevas posiciones en la sociedad como grupo ascendente? ¿Se podría dar una respuesta simple en términos del principio de acción y reacción?”.


Concepto de violencia de género

La asamblea General de la ONU, reunida el 20 de Diciembre de 1993, estableció que la violencia de género es : “. . . todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada. ” (2).

La Cumbre Internacional sobre la Mujer, celebrada en Pekín en Septiembre de 1995, establece que: “la violencia contra las mujeres es un mecanismo social fundamental, por el cual las mujeres están en una posición de subordinación respecto de los hombres. Producida a menudo en la familia, se tolera y apenas se denuncia”. ”La violencia contra las mujeres es una característica de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres, que han conducido a la dominación masculina, a la discriminación contra las mujeres por parte de los hombres, y a impedir su pleno desarrollo”.

El Documento final de la Cuarta Conferencia Mundial de la ONU, 1996, sobre la mujer recoge de forma manifiesta que :”La violencia contra las mujeres es una manifestación de la histórica desigualdad de poder en las relaciones entre los hombres y las mujeres, la cual ha conducido al dominio sobre y la discriminación contra las mujeres por parte de los hombres y al freno del pleno avance de las mujeres”…”El término violencia contra las mujeres significa cualquier demostración de violencia masculina que tenga o pueda tener como resultado daños o sufrimiento físico, sexual o psicológico en las mujeres, incluyendo también la amenaza de realización de dichos actos, la coerción o la deprivación arbitraria de libertad, tanto si eso ocurre en la vida pública como en el ámbito personal”.

“Toda conducta, no sólo la violenta, tiene dos componentes fundamentales, el instrumental y el emocional. (. . . ) Al analizar la agresión a la mujer considerando estos dos elementos vemos que se trata de una conducta totalmente distinta al resto de las agresiones interpersonales. Y como tal deberá ser considerada y tratada”. Miguel Lorente Acosta (3).

Según Sanmartín (4) ”…la violencia de género es la violencia que puede padecer cualquier mujer por el mero hecho de serlo. Tiene una naturaleza profundamente discriminatoria, pues hunde sus raíces en las diferencias de sexo”.

La violencia doméstica es la que se produce en el ámbito del hogar y aunque no siempre la víctima es la mujer (a menudo las víctimas son los hijos, las personas mayores y menos frecuentemente los maridos) en este trabajo nos referiremos a las mujeres maltratadas.


Incidencia

Es difícil estimar la verdadera incidencia de este tipo de violencia. Parece que la violencia doméstica es la causa más frecuente de las lesiones de la mujer y solo se denuncia entre un 10 y un 30 % de los sucesos reales en nuestro país. La violencia de género es un grave problema de salud pública que afecta a más del 20% de mujeres en la mayoría de los países del mundo. En el Reino Unido cada año resultan muertas unas 120 mujeres y 30 hombres por sus ex o actuales parejas (20 minutos, 2003-12-03).

Según los datos de un estudio realizado por el Instituto de la Mujer en 1999, el 12, 4% de mujeres sufren o han sufrido malos tratos en España, de las cuales el 70% informa que los sufre desde hace cinco años o más, es decir de modo habitual.

“La violencia doméstica deja un abultado balance en 2003, Al menos 70 mujeres han muerto a manos de su pareja o ex-pareja según el recuento de este periódico”. ( El País, 2003-12-31 ). Esta cifra supone un aumento del 34% respecto del año anterior, en el que fallecieron 52 mujeres por este tipo de agresiones, según el Instituto de la Mujer. Este incremento se ha producido a pesar de la entrada en vigor de la Orden de Protección a las víctimas en agosto pasado. No obstante, ninguna mujer protegida por esta nueva normativa, ha muerto a manos de su pareja o ex-pareja, según el Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del Poder Judicial. Por su parte, la Federación de Mujeres Separadas y Divorciadas facilita una cifra más alta: 96 mujeres muertas por la violencia de género. Esta organización incluye en su recuento algún caso que está por aclarar y también fallecimientos a manos de parientes o personas próximas.

A estos daños directos derivados de las lesiones hay que añadir que entre el 20% y el 40% de las mujeres que se han suicidado habían sufrido malos tratos, indicando una relación entre el maltrato y la opción del suicidio como mecanismo de huída de la situación (4).

Según Naciones Unidas, el 25% de las mujeres han sido violadas. Cerca de 120 millones han sufrido mutilaciones genitales. En 1998 la OMS declaró la violencia doméstica como prioridad sanitaria de intervención.

“Aunque la violencia de género se da en todas las clases sociales y en todos los niveles educativos, no es menos cierto que su prevalencia correlaciona significativamente con la falta de recursos económicos y culturales, es decir, con la menor formación académica y laboral de agresores y víctimas”. J. C. Mingote (2).


Obtáculos para la igualdad

La violencia de género tiene su origen en pautas culturales que tradicionalmente han asignado a las mujeres una condición inferior en la familia, en el trabajo y en la sociedad y que se han trasmitido a través de la familia, de la educación, de la sociedad, de los medios de comunicación y de la literatura.


La Educación

Respecto a la educación no formal podríamos suponer que la mujer tiene más influencia sobre la construcción del pensamiento de los niños que el hombre, y por tanto podrían evitar transmitir estereotipos y procurar una educación igualitaria. Sin embargo las mujeres también han sido educadas en una sociedad machista con una serie de valores que ellas han incorporado a sus estructuras de pensamiento.

Tradicionalmente la mujer ha tendido más al aislamiento, a no desenvolverse en grupos ni desarrollar habilidades de participación. El espacio de ella era el ámbito privado, y el ámbito público estaba reservado para él. Una de las consecuencias de esta trayectoria histórica es que la participación social y política de la mujer en la actualidad es menor que la del hombre.

En parte, los medios de comunicación reflejan la realidad de nuestra sociedad, pero en una gran medida también fomentan las diferencias entre los roles masculinos y femeninos.


Conciliación vida laboral y familiar

Por otro lado, actualmente la mujer se está incorporando al mundo laboral y encuentra muchas dificultades para compatibilizar ambos roles: mujer trabajadora y ama de casa.

A día de hoy la tecnología facilita e incluso evita muchos trabajos de fuerza física, pero es complicado cambiar los estereotipos sociales y la representación mental de las tareas que debe desarrollar una mujer, la mentalidad colectiva evoluciona muy lentamente. La mujer se incorpora al trabajo sin liberarse de las tareas domésticas, de este modo la productividad de la mujer en el trabajo es menor y las empresas prefieren contratar a hombres, puesto que son ellas quienes suelen faltar al trabajo si los niños enferman o surge algún imprevisto familiar.

Nos planteamos si la conciliación de la vida familiar y laboral es sólo para las mujeres: “la legislación laboral puede adoptar un papel más activo creando nuevas formas de compatibilización del trabajo y la familia que permitan que los hombres compartan con las mujeres más responsabilidades en el cuidado de los hijos y las demás personas necesitadas de la familia. Así se podrían diseñar fórmulas dirigidas en exclusiva a los padres, o cuyo disfrute por éstos tuviera algún tipo de incentivo para ellos o para sus empleadores. Además deberían configurarse derechos que no pudieran transferirse ni acumularse, como el derecho a un permiso por paternidad para los padres, no transmisible a las madres si los primeros deciden no ejercerlo. Según la lógica antes expuesta, un empresario se comportaría de otro modo a la hora de contratar a un hombre o a una mujer si creyera posible que su empleado varón fuera a solicitar un permiso por paternidad. Si parte de este derecho fuera exclusivo del padre es muy probable que cada vez más varones optaran por disfrutarlo, y no por renunciar al mismo”. (Juan Moscoso del Prado y Lucía Ruano, El país, 1999-11-02).

En algunos países la legislación laboral ha avanzado en este sentido y ante la llegada de un hijo no es la mujer la única que dispone de un permiso para cuidar al bebé, sino que el padre también dispone de un permiso equiparable en su trabajo. Esta situación supone un gran avance y consigue dos efectos importantes:

1ª) Permite que el padre entable una relación afectiva mucho más intensa con su hijo que si únicamente lo ve cuando llega cansado por la noche tras su jornada laboral y el niño probablemente ya esté dormido. También se facilita así el aprendizaje de manejos y habilidades de cuidado de sus hijos por parte de los padres.

2ª) Los empresarios tendrían menos reparos para contratar a las mujeres, dado que la distribución de las cargas de los permisos estaría repartida entre él y ella, de modo que el permiso de maternidad no sería exclusivo para ellas.

Desde luego la modificación de los papeles que adoptarían los hombres y mujeres dentro de la familia sería notable. Por tanto los modelos que tendrían los hijos serían completamente diferentes a los establecidos actualmente. Esto supondría a su vez un cambio muy importante en los roles que estos jóvenes y adolescentes adoptarán en el futuro dentro de su familia, y de este modo la evolución hacia la igualdad entre hombres y mujeres será mucho más natural y menos traumática.


Estructura social y diferenciación de roles

Podemos considerar la violencia doméstica como un problema estructural. Sirvan de punto de partida los siguientes textos para reflexionar críticamente sobre la dinámica y lo específico de los malos tratos a las mujeres.

“Debo ser importante: soy varón. Pertenezco a un prestigioso colectivo. Eso obliga. Debo cumplir mis obligaciones como varón. Debo también emular a los miembros más destacados de mi grupo o al menos destacar en algo. Como mínimo debo ser capaz de proteger, alimentar y orientar a una mujer y a los hijos que me dé”. Joseph-Vicent Marqués (5).

El papel preeminente que la sociedad ha asignado al varón se deriva del hecho de que era el miembro de la familia que tradicionalmente se ha encargado de dotarla de medios de subsistencia. Ha luchado en un mundo competitivo y hostil y sabe que debe demostrar su fuerza y su capacidad para desempeñar su rol de protector, cuidador, proveedor de elementos necesarios para la familia, etc.

Esta lucha por la vida ha modelado un perfil de dureza y exigencia, pero también de prestigio y superioridad. Sin él, la familia no habría podido salir adelante, o lo habría hecho con muchas dificultades. Por tanto él es el miembro más importante de la familia.

La lucha por la supervivencia implica siempre una dosis de agresividad, sin la cual no sería posible la competencia con los demás. De este modo, la agresividad del varón siempre ha estado favorecida y fomentada desde el rol que ha venido desempeñando desde la historia de los tiempos. Trasladar esa agresividad hacia el ámbito familiar y convertirla en violencia doméstica supone un cambio cualitativo y para explicarlo hay que utilizar otras claves.

Probablemente algunos varones se sienten inseguros en esa lucha despiadada y cruel, impotentes y frustrados. No se sienten reconocidos en su ambiente social, profesional, y probablemente tampoco se estimen ellos mismos como personas. Es entonces cuando desvían esta frustración hacia su entorno familiar y allí es donde dan rienda suelta a sus impulsos agresivos, a veces liberados por el alcohol y sustancias tóxicas.

En la violencia doméstica siempre existe una complejidad de elementos que es necesario analizar en profundidad y que es de difícil comprensión. ¿Cómo es posible la utilización del maltrato con tal ensañamiento que a veces se llega a la muerte? Y más difícil de comprender todavía ¿qué factores concurren para que algunas mujeres soporten estos malos tratos durante años?. Walker (6) describe acertadamente el círculo en el que se encuentran atrapadas muchas de las víctimas: la acumulación de frustraciones desencadena una fuerte agresividad, inicialmente verbal y posteriormente física. Después se produce un proceso de arrepentimiento y justificación de lo ocurrido, incluyendo la culpabilicación de la víctima que llega en muchas ocasiones a justificar al agresor.

En las agresiones a la mujer dentro del ámbito doméstico se manifiesta una relación de amor–odio y dominancia–sumisión, que a veces es muy complicado de romper. El varón impone por la fuerza un orden de cosas que fuera de los límites del hogar no puede. Por lo menos, dentro de su espacio vital, él impone la ley, aunque sea por la fuerza, y cualquiera que trasgreda esa ley será castigado.

De este modo, si la mujer ha salido de casa sin su permiso, ha comprado algo sin que él haya dado el visto bueno, o incluso ha buscado un trabajo, y ha iniciado así el peligroso camino de la independencia, esas iniciativas serán inmediatamente abortadas. El varón hará valer su dominancia y hará comprender a esa mujer, que de ninguna manera le va a permitir pensar y decidir por sí misma y ser algo diferente de él.

El cambio de actitudes de la mujer frente al modelo de dominancia del varón explicaría en alguna medida el aumento de las agresiones por parte de sus parejas. De hecho, una gran parte de ellas tienen lugar cuando ya la mujer ha iniciado los trámites de separación.


Transmisión de estereotipos a través de la Literatura

La penetración cultural de la violencia tiene lugar, entre otras vías, a través de las obras de creación literaria, clásicas y/o actuales. Para detectar formas diversas de agresión sexual podemos analizar el tratamiento que los autores ofrecen de dichas agresiones. A lo largo de toda la historia de la literatura se describen diferentes formas de agresión hacia las mujeres.

Ya en la primera obra literaria importante en castellano, “El poema del Mío Cid”, en El Cantar Tercero llamado la Afrenta de Corpes, se narra el ultraje que sufren las hijas del Cid a manos de los hombres destinados para desposarlas, los Infantes de Carrión. La agresión es tan brutal, que los hombres abandonan a las jóvenes dejándolas por muertas.

Durante el Siglo de Oro español proliferan las obras literarias donde se describen las violaciones y abusos a que son sometidas las mujeres por hombres poderosos que abusan además de su fuerza física, de su posición superior para cometer toda clase de desmanes con ellas, como ocurre en “Fuente Ovejuna”. Es curioso que además en esta época se consideraba que los ofendidos y ultrajados eran los familiares de las violadas (maridos, padres, hermanos. . . ) y que además muchas veces rechazaban a las víctimas porque consideraban que por su culpa ellos habían perdido el honor. Para reparar su honor perdido a menudo exigían que el violador se casara con la mujer violada, de modo que ésta además de sufrir la humillación de la violación, tenía que convivir con el agresor.

Si pasamos a analizar la literatura infantil, observamos que los cuentos clásicos enseñan a los niños roles muy diferenciados en función del género. Así las figuras femeninas son princesas delicadas ó sirvientas de rango inferior al Príncipe Azul, a las que hay que proteger y mantener. La mujer tiene un papel marcadamente sumiso y pasivo en las aventuras infantiles clásicas.

 

Intervención desde las Instituciones

Las mujeres cuentan con ayuda y apoyo por parte de las instituciones con competencia en esta materia.


Intervenciones de tipo Legal

La legislación ha ido adaptándose a las necesidades y exigencias de la sociedad y la Ley Orgánica 14/99 de Junio de 1999 de Modificación del Código Penal de 1995 (7), debido en parte a las presiones de las asociaciones de mujeres y movimientos feministas, ha sufrido cambios recientemente:
-Ley 27/2003 de 31 de Julio (8) (en vigor desde el 2 de agosto de 2003) reguladora de la Orden de Protección de las víctimas de violencia doméstica, que permite al juez de guardia adoptar con inmediatez una serie de medidas de protección de las denunciantes de malos tratos, como obligar al agresor a abandonar el hogar, entregar a la víctima la custodia provisional de los hijos y ayudas económicas.
-Ley Orgánica 11/2003 de 29 de Septiembre (9) de medidas concretas en materia de . . . . . , violencia doméstica. . . . . , que entró en vigor el 1 de Octubre de 2003, que convierte en delito cualquier lesión producida en el ámbito doméstico ( incluso las que por su entidad serían constitutivas de falta), de modo que el agresor puede ser condenado a un mínimo de tres meses de prisión y a verse privado de la custodia o de comunicaciones con los hijos.
Estas modificaciones suponen un avance en la defensa de las mujeres maltratadas, pero se pueden producir abusos en la interpretación del espíritu de la ley y en estos casos quienes resultan perjudicados son los hijos.


Intervenciones de tipo Social

Se han creado mecanismos para avanzar en la igualdad desde las diferentes instituciones de ámbito nacional, autonómico o local. A nivel nacional existe el Ministerio de Asuntos Sociales a través del Instituto de la Mujer que promueve la salud, educación y empleo para la mujer y subvenciona asociaciones que organizan talleres formativos, orientación para búsqueda de empleo, grupos de terapia, actividades para la sensibilización de la sociedad etc.

A nivel regional la Dirección General de la Mujer, dependiente de la Comunidad de Madrid, ha creado un Programa de Formación de las mujeres para el Empleo con 384 cursos gratuitos dentro de su IV Plan de Igualdad de Oportunidades de mujeres y hombres de la Comunidad de Madrid (2002-2005). También está el Consejo de la Mujer de la Comunidad de Madrid, integrado por medio centenar de asociaciones que son organizaciones con estructura definida en nuestra región, tanto las de ámbito exclusivamente autonómico o local como las integradas en organizaciones de ámbito estatal o internacional. Dentro de esta pluralidad existen asociaciones feministas, de promoción sociocultural de departamentos para la promoción de mujeres dentro de organizaciones mixtas, de prestación de servicios a mujeres en situación desfavorecida sin más límite que la estructura democrática, la defensa de la igualdad y la ausencia de fines lucrativos.

También se ha creado la Unidad Psicosocial de Mujeres maltratadas desde donde se hace un abordaje psicológico y social con personal especializado en este tipo de problemas.

Desde el Ayuntamiento se ha creado la Concejalía de la Promoción de la Igualdad y Empleo en el año 2001, que ha dotado a todos los distritos de los llamados Agentes de Igualdad para desarrollar la política de igualdades por medio de:

Información
Asesoramiento
Orientación
Impulsar la participación ciudadana
Empleo
Apoyo a otras asociaciones

El Servicio Municipal de atención a Víctimas de la Violencia Doméstica (SAVD) es un nuevo recurso más específico que proporciona orientación y ayudas sociales. Las mujeres también pueden acudir a los centros de acogida, residencias o pisos tutelados dependientes del Ayuntamiento.


Intervenciones desde el sistema sanitario

Servicios Médicos

Las víctimas de malos tratos suelen consultar en los Servicios de Urgencias, Médicos de Familia y otras especialidades. Es importante investigar el origen de las lesiones cuando existen indicios de posible maltrato y poner en conocimiento de las instancias judiciales correspondientes.

La actitud de acogida, la escucha activa, la información (recursos disponibles, servicios sociales, teléfonos de emergencia. . . ), la derivación para tratamiento psicológico, etc, son muy importantes para ayudar a la víctima a salir de la situación en la que se encuentra. El 90% de las mujeres maltratadas pasan por la consulta de atención Primaria y tienen el siguiente perfil : 57 años, casada, varios hijos, estudios primarios y sin ingresos. Cuando existan sospechas de maltrato, el profesional sanitario está obligado a superar el miedo a invadir la intimidad y a intervenir. La Sociedad Española Médico Familiar y Comunitaria ha editado una Guía en la que se recomienda :

1. Citar a la mujer sola para asegurarse de la confidendialidad.
2. Observar las actitudes y el estado emocional.
3. Facilitar la expresión de sentimientos y hacerle sentir que no es culpable de lo que ocurre.

En cualquier caso hay que respetar la decisión de la paciente, tratarla clínicamente, conocer su entorno social, alertar sobre los riesgos que corre y plantear posibilidades de asistencia (10).


Servicios de Salud Mental

Desde los servicios de Salud Mental es necesario hacer una evaluación de cada caso. Detectar en primer lugar si existe algún trastorno mental.

La existencia de diferentes trastornos mentales relacionados con el maltrato depende de varios factores mediadores (personalidad previa, tipo de violencia y tiempo de exposición a la misma, vulnerabilidades, apoyos afectivos, familiares, sociales, etc.

A largo plazo, las mujeres maltratadas muestran diversos síntomas y enfermedades psicosomáticas relacionadas con el estrés crónico (asma, úlcera, hipertensión arterial, etc. ), depresión y ansiedad, con alternancia de síntomas de aislamiento social, inhibición conductual, control emocional y sometimiento desadaptativo al medio.

Es muy frecuente que aunque no exista ningún trastorno, se observen síntomas que interfieren gravemente en el funcionamiento de la persona afectada: síntomas depresivos, ansiedad, insomnio . . . Un abordaje psicofarmacológico puede ser útil en estos casos para disminuir los síntomas, aunque no suele ser suficiente. La mayoría de las veces va a ser necesario y conveniente un enfoque biopsicosocial. Los tratamientos psicológicos son importantes para ayudar a estas mujeres a mejorar su autoestima y a recuperar su autoconfianza, de modo que puedan enfrentarse a su problema , recobrar la ilusión y reorganizar su vida.

Suelen existir distorsiones cognitivas características: sentimientos de culpa, sobrevaloración optimista de su capacidad para conseguir que cambie el agresor, merma importante de su autoestima . . .

Es muy frecuente la aparición del trastorno de estrés postraumático con fenómenos de reexperimentación de la experiencia traumática, miedo intenso respecto a su integridad física y síntomas de hiperactivación psicofisiológica. Mingote J. C. Y otros (11) han elaborado un modelo terapéutico integrador para pacientes con trastorno de estrés postraumático.

Para el tratamiento de los síntomas descritos son útiles las siguientes técnicas psicológicas :

Cognitivas: Detención de pensamiento, solución de problemas y Reorganización cognitiva (12).
Fisiológicas: Entrenamiento en relajación y Control de respiración (13).
Conductuales: Entrenamiento asertivo y habilidades sociales (14).

Es necesario además hacer una intervención especial para mejorar la autoestima, generalmente muy disminuída a consecuencia de los años de maltrato (15) y (16).

Según los datos recogidos en el Servicio de Salud Mental de Puente de Vallecas son poco frecuentes las mujeres derivadas por sufrir maltrato. Solamente se han encontrado 3 casos después de recoger información de todas las personas que han solicitado atención en el Centro por primera vez desde diciembre de 2002 hasta marzo de 2003, ambos incluidos. En los tres casos la derivación se hizo desde atención primaria por síntomas relacionados con el maltrato. En dos de ellos el nivel cultural y socioeconómico era medio, tenían una vida laboral activa , habían denunciado al maltratador y se encontraban en trámites de separación (una de ellas sufría maltrato desde hacía menos de un año y de la otra no constaba este dato ). En el otro caso el nivel socioeconómico era bajo, tenía estudios primarios, no trabajaba fuera de casa, no había presentado denuncia , a pesar de que la duración del maltrato superaba los tres años y no se había planteado la separación. Esta mujer procedía de una familia desestructurada y había sufrido abuso sexual en la infancia.

En cuanto a la intervención desde Salud Mental, los dos primeros casos fueron asumidos y recibieron tratamiento psicológico, uno de ellos abandonó después de tres consultas y el otro fue dado de alta por mejoría después de cuatro consultas, durante este tiempo pudo llevar a cabo la separación y reorganizar su vida. El otro caso fue derivado a recursos mas específicos después de la primera consulta. Con frecuencia se deriva a la Unidad Psicosocial de Mujeres Maltratadas, si encaja en el perfil, con el protocolo correspondiente ya que en estos centros se dispone de recursos y de profesionales especializados en el tratamiento de este problema.

Hay un grupo de mujeres que inicialmente no consultan por este motivo pero después de varias consultas y detrás de los síntomas verbalizados, se detecta una situación de maltrato, muchas veces minimizado y hasta justificado por ellas mismas. Es difícil cuantificar el número de personas que forman parte de este grupo, pero probablemente es más numeroso que el anterior.


Sugerencias de Intervención Social: Actuaciones Integrales.

Se han clasificado las áreas de actuación en cuatro grupos tomando como referencia el II Plan Integral contra la Violencia Doméstica 2001/2004 (17). Así encontramos en primer lugar medidas preventivas y de sensibilización, en segundo lugar medidas legislativas y procedimentales, en tercer lugar medidas asistenciales y de intervención social y por último investigación.


Medidas preventivas y de sensibilización

Estas medidas pueden imponerse en el ámbito educativo, sanitario, judicial de los medios de comunicación, de las fuerzas de seguridad, y coordinarlas para que tomen una dirección común y complementaria.

En el ámbito educativo debe promoverse un enfoque no sexista a nivel general, y llevar a cabo acciones específicas contra la violencia como crear programas de detección de casos de violencia doméstica y diseño de protocolos específicos de actuación. Dar un enfoque de género a la educación de los alumnos y alumnas, tanto de forma transversal en las diferentes materias impartidas como en la “cultura” del centro y su funcionamiento. Introducir una asignatura específica de igualdad de oportunidades.

Formación y reciclaje del profesorado relacionados con la Igualdad de Oportunidades y con la prevención de la violencia. Hay estudios que ponen en evidencia el sesgo de los educadores y educadoras en el trato diferente que dan a los niños y a las niñas. A ellos se les estimula más a la hora de participar de forma activa en la clase, se les pregunta más para que hablen en alto. A ellas se las “regaña” con más delicadeza que a ellos, sin tener en cuenta los sentimientos de éstos por el hecho de ser niños. Se debe emplear un lenguaje no sexista, es decir, utilizar tanto las formas verbales masculinas como femeninas para dirigirse al grupo, a las distintas profesiones. . . El objetivo es que ellas tengan una identidad propia a la que se refieran con la misma frecuencia que ellos, y así sentir que forman parte de esta sociedad de igual manera.

Prestar especial atención a los libros de texto, para que tampoco utilicen un lenguaje sexista, y para que los ejercicios y ejemplos que propongan no fomenten los estereotipos sexuales. Es frecuente observar en las frases de idioma extranjero, cómo se enseñan las oraciones emulando situaciones cotidianas en las que “the man is watching the t. v. ” y “the woman is coocking in the kitchen”.

Proporcionar reconocimiento y premios a Centros Escolares que destaquen los valores de igualdad y tolerancia cero ante la violencia, utilizando un enfoque de género.

En otros materiales infantiles, en los que el niño ni siquiera sabe leer, ya se presentan los estereotipos. Por ejemplo en los álbumes infantiles que los padres empiezan a rellenar desde que los hijos e hijas nacen, ya se diferencian los que son para niñas y los que son para niños en función de los colores y los motivos decorativos que hay en las páginas.

Formación de los profesionales de los medios de comunicación, para que mantengan una sensibilización en las noticias que lanzan al público y en la forma de exponerlas, para que cuiden de nuevo el lenguaje no sexista.

Premios y reconocimiento a agencias de publicidad que destaquen por su implicación con la no violencia, y cuyos anuncios no fomenten los estereotipos sexuales. A veces, se proponen figuras masculinas en ámbitos tradicionalmente femeninos para compensar, y sin embargo se consigue lo opuesto. Por ejemplo, en anuncios de limpieza en los que el mayordomo, ó Mr. Propper dicen a la mujer cómo se limpia mejor, encontramos de nuevo el estereotipo masculino de autoridad y superioridad. Lo mismo ocurre con personajes famosos de la cocina. Mientras que tradicionalmente ha sido la mujer quien cocinaba, los puestos prestigiosos de cocinero se adjudican a hombres, están en un rango superior.

Formación del personal de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, de órganos judiciales, de Servicios Sociales y sanitarios.

Programas de detección precoz y prevención primaria de los malos tratos de la mujer. Difusión en los Centros Sanitarios de materiales relacionados con la salud y los malos tratos a las mujeres.

Creación de una comisión compuesta por representantes que intervienen en el tratamiento de la violencia para su coordinación, evaluación y seguimiento.


Medidas legislativas y procedimentales

Recoger en una guía práctica de forma específica la legislación y normativa relativa a la violencia doméstica para unificar y clarificar criterios de actuación.

Que las penas de arresto de fines de semana y de multa se sustituyan por trabajos en beneficio de la comunidad y tratamientos de rehabilitación, concienciación, sensibilización y reeducación del agresor. Que comparezca periódicamente ante el juez obligatoriamente para informar de sus actividades y justificarlas.

Favorecer la agilización de los procedimientos judiciales por malos tratos, tanto por delitos como por faltas así como los procedimientos civiles de separación y divorcio.

Favorecer una legislación que facilite la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, por ejemplo en el ámbito laboral. Crear convenios de trabajo que recojan permisos de maternidad y de paternidad de misma duración e intransferibles al cónyuge. Así se evitaría en gran medida lae discriminación hacia las mujeres por parte de las empresas privadas, puesto que la responsabilidad familiar de ambos progenitores sería bastante similar.

Creación de guarderías en las empresas para que los trabajadores tengan donde dejar a sus hijos durante las horas laborales


Medidas asistenciales y de intervención

Crear una guía de los recursos públicos y privados disponibles para mujeres víctimas de violencia. Aumentar la capacidad de plazas y adaptación de los Centros de Acogida de Mujeres y pisos tutelados. Una propuesta muy interesante sería que ante determinados indicios de violencia, fuera el agresor el que ingresara en un centro de rehabilitación en vez de ser la víctima quien se refugia en los centros con los hijos.

Apoyar a las ONG que desarrollan servicios de atención y programas integrales que contengan atención jurídica, laboral, psicológica y social que faciliten a las mujeres su autonomía personal. No debe perderse de vista que el trabajo no es completo si únicamente atiende a una perspectiva unilateral trabajando sólo con mujeres. Es fundamental que en las asociaciones también se impartan programas de concienciación para hombres.

Procurar no dejar de lado el punto de vista masculino sobre la situación, porque seguramente tendrán muchas cosas positivas que aportar. Así, dedicar más espacios comunes para que grupos de ambos géneros puedan compartir y expresar sus vivencias con un profesional que regule los cauces de esta comunicación.

Impulsar el acceso de víctimas huidas de su hogar a programas de capacitación profesional y habilidades sociales que faciliten su inserción laboral.
Es necesario tener en cuenta que existen colectivos dentro de las mujeres, especialmente vulnerables a la violencia doméstica. Éstos son grupos minoritarios de mujeres, discapacitadas, refugiadas , inmigrantes. . .

Las mujeres sordas tienen más dificultades de acceso a la información y servicios y para expresar los malos tratos, debido a las barreras de comunicación a las que se enfrentan. Generalmente su autoestima es muy baja como consecuencia de la doble discriminación en la que viven. . Dependen de otras personas oyentes, en cuyas manos muchas veces está el maltrato que sufren.


Investigación

Resulta de vital importancia la evaluación de las medidas propuestas en relación a la violencia después de su implantación. En primer lugar habría que realizar estudios detallados para establecer las demandas y necesidades, y posteriormente analizar si estas demandas han sido cubiertas, y si las necesidades disminuyen o varían. La evaluación de las medidas anteriormente propuestas no debe olvidar el ámbito educativo.

La Confederación Nacional de Sordos Españoles introdujo unas modificaciones en sus estatutos para crear una comisión de mujeres sordas que velara por la seguridad y el bienestar de éstas. La falta de información sobre la situación de la mujer sorda se plasmaba tanto en la escasez de datos como en la desinformación de la propia mujer sorda en cuanto a sus derechos, deberes, etc. Se realizó un estudio para conocer de cerca la problemática de la vida de las mujeres sordas, y proponer soluciones a las situaciones de mayor riesgo. Entre otros objetivos estaba el de fomentar la participación de las mujeres sordas en asociaciones o federaciones, y en la vida social en general.

La situación actual de estas personas es de desinformación y confusión. No conocen sus derechos ni los servicios asistenciales existentes. Esto es debido principalmente a las barreras de comunicación que causan un pobre desarrollo psicosocial y falta de autoestima, propiciando que se den muchos casos de abusos en este colectivo que no se denuncian.
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Como conclusión destacamos la importancia que se impone en nuestra sociedad de fomentar los valores de diálogo, respeto y tolerancia, para paliar la trasmisión de la violencia a futuras generaciones. Reducir al máximo y posteriormente eliminar los estereotipos de género. Modificar la legislación para que haya una mejor protección de la víctima . Promover la difusión de los recursos sociales para que lleguen al mayor número posible de víctimas de violencia doméstica. Estos recursos sociales deben evitar la perspectiva unilateral de trabajar únicamente con la mujer, sino que deben incluir a ambos géneros para concienciarlos y sensibilizarlos. A menudo la mujer entra en una dinámica de carencia de respeto y tolerancia, reproduciendo este comportamiento con los hijos, que en un futuro crecerán con esos patrones y cerrarán el círculo vicioso sin respetarla ni tolerarla como madre o mujer. Por último mencionar la necesidad de obtención de datos fiables y completos sobre violencia doméstica, fomentando la investigación de los múltiples factores desencadenantes para atajarlos de un modo más eficaz.


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