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Irrupción de huellas tempranas en un paciente adulto: Convergencias y divergencias clínicas y teóricas en el pensamiento psicoanalítico y las neurociencias.

Autor/autores: Liliana Ziaurriz
Fecha Publicación: 01/03/2010
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Nuestro interés en este trabajo será utilizar como disparador una vigneta clínica, para intentar entablar un intercambio fructífero entre nuestro habitual bagaje psicoanalítico y los aportes de las neurociencias de los últimos 50 años. El psicoanálisis nació a fines del siglo XIX, gracias a la valentía y brillantez de un neurólogo austriaco, que se animó a poner en duda los paradigmas de la neuropsiquiatría de su época y revolucionó el mundo científico y cultural con sus ideas. A comienzos del siglo XX Ilya Prigogine (1) y Edgar Morin (2) desarrollaron el modelo de la complejidad. Consideramos que es un buen momento para revisitar las teorías psicoanalíticas, a la luz de los nuevos avances científicos, en el afán de comprender algo más de la estructuración psíquica temprana, en ese interjuego permanente entre lo innato y lo ambiental, que constituirá al sujeto humano. Con el siglo que despunta, despierta también un cambio en el paradigma científico tradicional. Lejos está de nuestra intención adherir a reduccionismos achatantes o efectuar traducciones vaciadas de contenido (3) No pretendemos dar una respuesta acabada, sino hacer una articulación psiconeuroendocrinológica, en aquellas situaciones en las que nos pareció, que el material clínico nos permitía hacerla. Nos preguntamos si la capacidad para enfrentarse con la adversidad y resistir, para soportar ?heridas? y repararlas, se verá afectada, en aquellos sujetos que muy tempranamente vivieron el sufrimiento. Así también, si la ansiedad, como una expectativa ante sucesos potencialmente amenazantes, revestirá en estas personas, un comportamiento diferente. Esto llevaría a pensar al trauma no como un concepto aislado, sino en directa vinculación con las series complementarias. Dicho de otro modo: la vivencia por sí misma, no es traumática; lo que determina que una vivencia se convierta en traumática, es la interacción en un individuo dado entre su disposición genética y sus circunstancias congénitas, con un entorno familiar y social dado. Eric Kandel (4), premio Nóbel de Medicina 2000, por sus trabajos sobre memoria, sostiene que para que la colaboración entre psicoanálisis y neurociencias se enriquezca, se requiere, no sólo una gama más amplia de métodos, apertura e interés por las nuevas ideas, sino personas que recojan estos nuevos datos. Sólo aquellos con habilidades en estos métodos y un conocimiento particular en estos campos, serán capaces de contribuir de forma significativa.

Palabras clave: neurociencias


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IRRUPCIÓN DE HUELLAS TEMPRANAS EN UN PACIENTE ADULTO: CONVERGENCIAS Y
DIVERGENCIAS CLÍNICAS Y TEÓRICAS EN EL pensamiento PSICOANALÍTICO Y LAS
NEUROCIENCIAS

María Teresa Calabrese*; Susana Ogly**; Dolly Dolinsky***; Liliana Ziaurriz***
Secretaria: Dra.

grupo de Investigación en Psiconeuroinmunoendocrinología
*Coordinadora
**Secretaria
***Integrantes
susana_ogly@hotmail. com

RESUMEN:
Nuestro interés en este trabajo será utilizar como disparador una vigneta clínica, para intentar
entablar un intercambio fructífero entre nuestro habitual bagaje psicoanalítico y los aportes de las
neurociencias de los últimos 50 años. El psicoanálisis nació a fines del siglo XIX, gracias a la valentía
y brillantez de un neurólogo austriaco, que se animó a poner en duda los paradigmas de la
neuropsiquiatría de su época y revolucionó el mundo científico y cultural con sus ideas. A comienzos
del siglo XX Ilya Prigogine (1) y Edgar Morin (2) desarrollaron el modelo de la complejidad.
Consideramos que es un buen momento para revisitar las teorías psicoanalíticas, a la luz de los
nuevos avances científicos, en el afán de comprender algo más de la estructuración psíquica
temprana, en ese interjuego permanente entre lo innato y lo ambiental, que constituirá al sujeto
humano. Con el siglo que despunta, despierta también un cambio en el paradigma científico
tradicional. Lejos está de nuestra intención adherir a reduccionismos achatantes o efectuar
traducciones vaciadas de contenido (3)
No pretendemos dar una respuesta acabada, sino hacer una articulación psiconeuroendocrinológica,
en aquellas situaciones en las que nos pareció, que el material clínico nos permitía hacerla. Nos
preguntamos si la capacidad para enfrentarse con la adversidad y resistir, para soportar "heridas" y
repararlas, se verá afectada, en aquellos sujetos que muy tempranamente vivieron el sufrimiento.
Así también, si la ansiedad, como una expectativa ante sucesos potencialmente amenazantes,
revestirá en estas personas, un comportamiento diferente. Esto llevaría a pensar al trauma no como
un concepto aislado, sino en directa vinculación con las series complementarias. Dicho de otro
modo: la vivencia por sí misma, no es traumática; lo que determina que una vivencia se convierta
en traumática, es la interacción en un individuo dado entre su disposición genética y sus
circunstancias congénitas, con un entorno familiar y social dado. Eric Kandel (4), premio Nóbel de
Medicina 2000, por sus trabajos sobre memoria, sostiene que para que la colaboración entre
psicoanálisis y neurociencias se enriquezca, se requiere, no sólo una gama más amplia de métodos,
apertura e interés por las nuevas ideas, sino personas que recojan estos nuevos datos. Sólo aquellos
con habilidades en estos métodos y un conocimiento particular en estos campos, serán capaces de
contribuir de forma significativa.

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DIVERGENCIAS CLÍNICAS Y TEÓRICAS EN EL pensamiento PSICOANALÍTICO Y LAS
NEUROCIENCIAS

"Tendréis quizás curiosidad por saber cómo hemos podido llegar a la idea de que es el acto del
nacimiento el que constituye la fuente y el prototipo del estado afectivo caracterizado por la
angustia (S. Freud- 1916)
Material clínico
David es un agradable joven de 29 años (aunque luce como si tuviera bastante menor, con un aire
adolescente), jovial, de buenos modos pero con un inocultable estado de ansiedad. Se muestra
inquieto y preocupado y manifiesta que todos sus temores se han acrecentado. Es el menor de
varios hermanos y el único que persiste trabajando en la empresa familiar junto a sus padres,
habiendo intentado varios proyectos independientes que nunca llegaron a tomar cuerpo definitivo.
Se siente abatido y sin entusiasmo, a pesar de haber comprado una casa a la que, se supone, irá a
vivir con su novia en cuanto se casen. Sin embargo, pese al deseo inicial de reformarla y agrandarla,
algo lo inhibe para poner el proyecto en marcha. Cada vez que penetra en ella experimenta algo así
como un ataque de pánico, según le ha dicho un psiquiatra al que consultó con anterioridad,
El pequeño David nació con tan sólo 5 meses de gestación, sumamente prematuro y con muchas de
las consecuencias que estos niños presentan. Desde permanecer meses en incubadora, con
trastornos respiratorios, déficit de desarrollo, retinopatía, a transcurrir una infancia completa en
salas de hospital, produjo un penoso "via crucis" que fue dejando como estigma un cuerpo
vulnerable proclive a todo tipo de padecimientos.
A poco de Iniciar su tratamiento logra comenzar, con gran alegría de su parte, el arreglo de la casa
con ayuda de la familia y de la empresa que es proveedora de materiales para la construcción.
Concreta su casamiento y una vez finalizada la obra, se mudan al flamante hogar.
Todo parecía prometer un feliz desenlace, pero fue el comienzo de una nueva pesadilla, de un
proceso tormentoso. La vivienda era lindera a un terreno, que paralelamente a la reforma
emprendida por David, edificaron en él una pequeña industria. Una vez instalada la fábrica, el
paciente siente que la vida se le hace insoportable. Los ruidos provenientes de ella no lo dejan
descansar, se le filtran en su intimidad, se le meten en el cuerpo, lo hacen estallar. Comienza una
lucha desigual, de David contra el gigante, para silenciar los sonidos de los golpes, el traqueteo de
motores, las voces de los trabajadores. Pelea, ataca y se defiende, pero todo parece inútil.
Esta sintética viñeta clínica intenta poner sobre el tapete algunos elementos que en su vida presente
parecen extraer su material de los acontecimientos de su temprana infancia y, en especial, de un
proceso de gestaciòn tempranamente interrumpido y de un período perinatal colmado de estímulos
inusuales. ¿Qué relación habrá entre las tempranas huellas del desarrollo y la conducta adulta?
Las tribulaciones de un habitat deseado a la vez que amenazante y peligroso, como lo fue el "úterocasa" que lo albergó, ¿no son remedadas, reproducidas de algún modo en las peripecias de la
compra, reconstrucción y anidamiento del nuevo hogar? Y la temprana interrupción de un desarrollo
fundante como el intrauterino, ¿no será la matriz de todos sus proyectos precozmente
interrumpidos?
Y la aversión a los ruidos, ¿no nos conducirán también a algunas de sus improntas pre y posnatales
donde la viabilidad auditiva se vio perturbada?
Convergencias teórico-clínicas con las neurociencias
Casos como éste podrían develarnos algo más sobre las marcas que dejan en la conducta humana,
acontecimientos tan tempranos como un nacimiento muy prematuro y sus vicisitudes perinatales. Si
lográsemos seguirle la pista a la reacción que producen determinados estímulos sensoriales, como
los ruidos en Lisandro, o el particular manejo actual de la ansiedad, es posible que reconstruyamos
la implicancia de un pasado que, supondríamos traumático.
La idea de Freud sobre los afectos se inspira en la obra de Darwin "La expresión de las emociones"
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NEUROCIENCIAS
de 1872, citada por él en un contexto análogo en sus "Estudios sobre la histeria" de 1895 (5). El
naturalista inglés postulaba que la expresión de las emociones consiste en operaciones que
originariamente eran plenas de sentido y adecuadas a un fin.
Uno de los aspectos que más nos interesa a los fines de este abordaje es el desarrollo del sistema
nervioso en el feto y su continuidad en la vida postanatal. El mismo está caracterizado por una
secuencia de neurulación, proliferación (neurogénesis) y migración neuronal en la que una oleada de
millones de neuronas se desplaza desde su lugar de origen a diferentes zonas, en especial, a la
corteza cerebral. Al final del 5º mes, el feto dispone ya de la totalidad de neuronas que habrá de
requerir en toda su existencia.
En tanto comienza un proceso de reorganización
con arborización dendrítica, axonogénesis,
sinaptogénesis, por lo que se establecen circuitos de complejidad creciente. La regulación,
además de ser genética, es sensible a la experiencia, lo que constituye la base de la
neuroplasticidad, vale decir, es epigenética. (15) Lo que representa el `cableado duro' de la
regulación autonómica (respiración, ritmo cardíaco) está bajo control genético fundamentalmente,
pero las áreas de asociación sensoriales, más flexibles, son modificadas hasta en la vida adulta. Los
axones originados en la retina están programados para llegar a la corteza visual, pero las
conexiones locales específicas dependen de los estímulos provenientes del medio
ambiente. El crecimiento del cono axonal hacia sus blancos depende de guías proporcionadas por
células de la glía y de la matriz extracelular.
La identidad de una neurona podría estar definida por el día de su "nacimiento" (definido
por el día gestacional en que se diferenció de sus precursores). Los factores ambientales
tienen un papel incluso importante, para definir las propiedades y proyecciones
eventuales de dicha neurona en la corteza cerebral. (17) Si alguna experiencia intra o
extraútero resulta por algún motivo insuficiente, produce una injuria (hemorragia, infección, estrés
materno físico o emocional) o un abandono o descuido, el proceso evolutivo que se está
desarrollando en ese momento hace un alto. Luego, para paliar el déficit instalado, la glía segrega
neuropéptidos y factores de crecimiento para atraer nuevas neuronas. Estas sustancias permanecen
activas durante 15 días, pero si la noxa subsiste los mecanismos autoreparatorios no darán abasto y
algo quedará definitivamente perdido.
¿Por qué el nacimiento de David se precipita? ¿Qué consecuencias tendrá para él esta perturbación
del chronos? El sufrimiento del niño en su vida intraútero debe haber sido no sólo intenso, sino
además prolongado, teniendo en cuenta que durante más de dos semanas, el organismo despliega
sus acciones reparadoras sin dejar secuelas (16). Sea cual fuere la injuria: una hemorragia, una
infección o una situación de stress materno; habrá de despertar en el feto de no más de 25
semanas, una reacción de defensa. El entorno crónica y fuertemente hostil no le permitió repararse
y disparó en él una cadena de eventos psiconeurobiológicos. Un estado somático (6) caracterizado
por el incremento de las moléculas de la adversidad como el CRH tanto en el cerebro como en la
placenta, que junto con los glucocorticoides son las principales hormonas implicadas en la
anticipación de los eventos negativos. El cerebro de David no tenía aún, una barrera protectora
contra ese alerta y aumentaron, aún más, las sustancias de defensa, lo que posiblemente precipitó
el desencadenamiento del parto. Se libró así de las agresiones del medio intrauterino, pero al costo
de exponerse a condiciones de vida para las que no estaba preparado aún. El pequeño David no
respiraba por si solo, sus pulmones no se habían expandido y necesitaba asistencia respiratoria.
Si hubiera podido permanecer más tiempo dentro del vientre materno, habría comenzado con un
proceso de organización de neuronas, en el que sus prolongaciones (dendritas y axones) se
entretejerían para constituir una trama de asociaciones que van y vuelven de la periferia al centro
(núcleos y corteza cerebral). Esta red de circuitos se conecta en la misma medida en la que se ve
estimulada, los sonidos terminan de guiar al nervio auditivo desde las células sensibles del oído a la
corteza, la luz `adhiere' los axones de la retina a su destino final en la corteza occipital. Estímulos
que, por otra parte, están amortiguados en un rango tal, que la precaria estructura perceptiva
pueda tolerarlos sin dañarse. Los párpados apenas se entreabren, los conductos auditivos están
llenos de un líquido gelatinoso. Ni hablar de la atenuación que sufre cualquier proceso que pretenda
franquear los obstáculos que le opone el conjunto de la pared abdominal, la uterina o el líquido
amniótico. Este es un sistema de protección para evitar la llegada de sonidos al oído interno, es un
aislamiento suficiente como para que el feto no pueda escuchar sonidos dentro de una intensidad
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NEUROCIENCIAS
que le produzca malestar. (14)
Nada de esto sucedió. David poco alcanzó a escuchar los latidos de su mamá, su respiración o sus
ruidos intestinales, mucho menos su voz o la de su papá. Con ello perdió también el primer impulso
importante para el desarrollo de los nervios y las cortezas sensoriales y de asociación. Pequeño, de
bajo peso, sin poder respirar, con inmadurez cerebral, con baja tolerancia a los estímulos del medio
ambiente, escapa de un ámbito hostil para ingresar a otro para el que no está preparado. Se
convierte en un "hijo de las máquinas" (7). Ningún programa filogenético contempla a la incubadora,
sin la cual no obstante, no hubiera podido sobrevivir. El ruido, los sonidos intensos, la luz, la
estimulación excesiva e inadecuada lo afectarán mucho más que a un bebé a término. Reaccionará
con taquicardia, movimiento de los miembros y de párpados, vale decir con respuestas autonómicas
que indican malestar, molestia o incluso dolor. Como secuela habrá de tener un cerebro altamente
sensible al stress. Una respuesta muy activa en el bebé, puede interpretarse como "muy despierta"
cuando en realidad se tratará de un sujeto estresado. Esto marca ya muy precozmente, la pauta de
conducta de ansiedad.
El sistema auditivo inmaduro es muy sensible a la sobreestimulación. Escucha ruidos pero no la voz
que convoca al lenguaje Ve un mundo de sombras pero no encuentra frente a frente la imagen de su
madre, su semejante, su prójimo con quien podría construir la imagen de sí, su yo y la del otro. El
acompañamiento, la gratificación por parte de la madre de sus necesidades fisiológicas y afectivas
derivan en el reforzamiento que hace de estas tempranas imágenes, la base de toda identidad
futura. Las neuronas espejo (8) acompañan este proceso profundizando la estructura de las
representaciones, ya que la observación de la acción específica llevada a cabo por el objeto, dispara
su activación llegando a decodificar incluso su intención. Si estas mirror neurons se activan en la
programación, en la observación o en la ejecución de la acción, comparten tanto patrones cognitivos
como motores. Sirven tanto para la imitación como al entendimiento y la generación del lenguaje.
En David las neuronas espejo no han podido captar en forma adecuada las acciones, percibir
sensaciones ni decodificar intenciones. La máquina, salvadora, también ha obstaculizado un
fragmento de historia de vida. Lisandro sólo conservará de esta etapa residuos difícilmente
traducibles, la incoercible aversión a los ruidos, la ansiedad del que no sabe qué espera, la
amenazante sensación de no ser.
Convergencias con la teoría psicoanalítica
Un niño antes de nacer es para los padres, una hipótesis, un proyecto, una promesa. Es aquello que
los padres imaginan, inventan, sueñan, a partir del ideal de cada uno (9). Muchas veces luego del
nacimiento, el bebé puede necesitar reestablecer el contacto con el funcionamiento fisiológico de la
madre, en especial con su respiración. Muchos bebés necesitan un lapso para recobrar el equilibrio o
el sentido de la continuidad del ser, de modo tal que puedan empezar a tener impulsos otra vez. Sin
embargo, en los bebés prematuros la intrusión traumática, pero necesaria, del ambiente
hospitalario, interrumpe esa continuidad. Freud (10) dice en Tres Ensayos: "En el momento en que
los primeros comienzos de la satisfacción sexual están todavía vinculados con la toma de alimento,
el instinto sexual tiene un objeto sexual fuera del cuerpo del niño en la forma de pecho de la
madre". Cuando ese objeto está excluído, cuando no hay objeto en el mundo exterior que catectizar
libidinalmente, cuando no hay objeto "suficientemente bueno" al cual unirse, la continuidad del ser
es interrumpida. No hay esperanza. El principio es potencialmente traumático. Winnicott(11)
sostiene que "las huellas mnémicas del nacimiento son susceptibles de persistir". ¿Cómo
persistirían? Es importante reflexionar acerca de las secuelas de la prematurez a largo plazo, de las
injurias cerebrales, en aquel entonces potencialmente mortales. Podríamos encontrar: 1)
perturbaciones del sueño, 2) problemas de separación con grave angustia, 3) problemas
psicosomáticos: respiratorios, alimenticios (en Lisandro, ataques de pánico con úlcera sangrante,
conjuntivitis), 4) del sueño y la vigilia (fobia a los ruidos, rabietas descontroladas), 5) inadecuada
integración psique-soma. 6) sentimiento de desintegración o de despersonalización. Todos ellos
presentes en este caso.
Freud (12) pensaba que en la historia de cada individuo había huellas que determinaban el patrón
que la angustia seguiría a lo largo de su vida. Para Winnicott (13) la palabra "angustiado" es
aplicable cuando un individuo es presa de una experiencia física que él no puede evitar ni
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comprender. (Lisandro reconoce tener conductas impulsivas, transpiración injustificada). Por otro
lado dice Winnicott, "La salud mental del individuo es establecida por la madre, la cual, por estar
dedicada a su pequeño, es capaz de llevar a cabo una adaptación activa". La posibilidad de
"mutualidad" en el vínculo está postergada en el niño prematuro. El contacto físico, que tanto el niño
como la madre necesitan, está suspendido. Los padres "ven" al niño, ven sus características
somáticas, sus expresiones faciales, su aspecto regordete. Todo esto falta en el niño prematuro
durante las primeras semanas, incluso durante los primeros meses de vida. Hay falta de maduración
de muchos signos sociales. El rol del bebé de suscitar respuestas en su madre, de "educarla" a partir
del gesto espontáneo (al decir de Winnicott) no se da. El niño prematuro no tiene estas
posibilidades, ya que desde un comienzo fue separado de ella. La interacción madre­hijo queda
interrumpida y la madre también queda expuesta a sentimientos contradictorios, incluso negativos,
al no poder ejercitar el rol para el que se había preparado. Una vez superada la fase aguda de las
primeras semanas de vida y alcanzada la certidumbre relativa a la supervivencia, aparece en los
padres otra preocupación "¿Nuestro niño será normal?". Los padres no saben cómo actuar y desde
el primer momento enfrentan el problema del contacto corporal, empezando por tocarlo
tímidamente, cuando se lo permiten, por temor a dañarlo. La madre siente al niño como un objeto
roto del que sólo pueden recogerse los pedazos. Sólo transformando la representación del niño que
tiene en su mente, podrá lograr aproximarse. Sin embargo, es sólo gracias a un rol cada vez más
activo de los padres, que el niño podrá lograr expresar sus potencialidades. La sintonía de los niños
es también más difícil de hallar, pues muchas veces durante los primeros meses permanecen más
pasivos que los niños nacidos a término.

Síntesis final
Resulta un desafío para el análisis de David, encontrar la vía de abordaje por la cual instalar
memoria e historia en el lugar donde sólo existió un quiebre en el continuidad del ser. Nos interesa
valernos de este caso para entablar un diálogo fructífero entre las neurociencias y el psicoanálisis,
acerca de la importancia de tomar en cuenta la interacción de las problemáticas en juego, cuando
acontece un nacimiento demasiado precoz como en este caso. El futuro del niño dependerá del
interjuego entre la falta de madurez neurológica y el sobreesfuerzo psíquico al que estará sometido,
del efecto de la dependencia prolongada a una situación hospitalaria estresante, de la separación
inicial de los padres y sus repercusiones, así como también de la predisposición constitucional. Hasta
qué punto las intervenciones médicas necesarias durante la hospitalización fueron vivenciadas como
traumas y podrían eventualmente ser precursoras de conflictos serios en la esfera psíquica. Tal vez
se conserven trazas mnémicas de estas experiencias muy tempranas, como el caso clínico lo
evidencia, que den cuenta de las frecuentes fobias descriptas en los niños que han nacido muy
prematuros. También puede ocurrir que los niños se defiendan de esta experiencia con una amnesia
que, para algunos, puede traducirse en una no integración de funciones.
Bibliografía
1. Prigogine, I. La estructura de lo complejo, Alianza Universidad, Madrid, 1994
2. Morin, E. Introducción al pensamiento complejo. Ed. Gedisa. España. 2008
3. Bleichmar, H. "El cambio terapéutico a la luz de los conocimientos actuales sobre la memoria
y los múltiples procesamientos inconscientes". www. aperturas. org 009
4. Kandel, E. En busca de la memoria. Katz ed. Bs. As 2008
5. Freud, S. (1893-95) Estudios sobre la histeria. Amorrortu Ed.
6. Damasio, A. El error de Descartes. Ed. Crítica. Barcelona. 2003
7. Fava Vizziello, G. Zorzi, C. , Bottos, M. Los hijos de las máquinas. Ed. Nueva Visón. Bs As.
1993
8. Rizzolatti, G. Sinigaglia, C. Las neuronas Espejo. Ed. Paidós Ibérica. Barcelona. 2006
9. Chiozza, L. Las cosas de la vida. Composiciones sobre lo que nos importa. Ed. Del Sorzal.
Bs. As. Argentina. 2005
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10.
11.
12.
13.
14.

Freud, S. (1905)Tres ensayos sobre una teoría sexual. Amorrotu Ed. Vol VII. 1983
Winnicott, D. Escritos de pediatría y psicoanálisis. Ed. Paidós. Bs. As. 1999
Freud S. (1925) inhibición, síntoma y angustia EA T. XX
Winnicott, D. La naturaleza humana. Ed. Paidós. Bs. As. 1993
Barrio Tarnawicki C.
"Desarrollo de la percepción auditiva fetal" Paedriático ­Temas de
revisión . Vol. 3 Nº 2 Mayo del 2000
15. Avaria M. "Aspectos biológicos del desarrollo psicomotor" Rev Ped Elec. 2005 Vol 2 Nº 1
Chile
16. López Mato A. Curso de Psiconeuroinmunoendocrinología. BA: 2008
17. 17 Ortiz R "Ontogénesis cerebral" Rev Mex De Anest 1993 16

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