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Trastorno paranoide de la personalidad.

Fecha Publicación: 01/03/2009
Autor/autores: Danny Echerri Garcés

RESUMEN

La categoría personalidad es para muchos teóricos el objeto de estudio de la psicología, según Petrovsky es la forma superior de regulación de lo psíquico. En torno a esta categoría existen propuestas interesantes como la de Fernando Gonzáles Rey , la personalidad estructurada por formaciones psicológicas primarias , síntesis reguladora y formaciones motivacionales complejas , donde los motivos, tendencias orientadoras de la personalidad, se encargan de regir el comportamiento y movilizar al sujeto en la búsqueda de si mismo.

Disímiles son las propuestas pero en lo que casi todas coinciden es que cuando existen anomalías en uno de los componentes de las propiedades de la personalidad, específicamente el carácter , el individuo manifiesta características desadaptativas que le provocan malestar a él y a los que lo rodean y estamos en presencia de un trastorno de la personalidad. Estos trastornos causan una incapacitación social significativa. Por la importancia que reviste para la sociedad y para el individuo, visto desde un enfoque individual, la interpretación de estas conductas, la monografía tiene como premisa abordar el trastorno de personalidad paranoide, trastorno que resulta difícil de diagnosticar y detectar, pues los sujetos no toman conciencia del desorden, perciben su comportamiento como normal y proyectan hacia los demás sus problemas.


Palabras clave: Trastorno paranoide
Tipo de trabajo: Conferencia
Área temática: Personalidad, Trastornos de la Personalidad .

Trastorno paranoide de la personalidad.
Autor: Lic Danny Echerri Garcés.
Universidad Central de Las Villas. Cuba.

Introducción
La categoría personalidad es para muchos teóricos el objeto de estudio de la psicología, según
Petrovsky es la forma superior de regulación de lo psíquico. En torno a esta categoría existen
propuestas interesantes como la de Fernando Gonzáles Rey , la personalidad estructurada
por formaciones psicológicas primarias , síntesis reguladora y formaciones motivacionales
complejas , donde los motivos tendencias orientadoras de la personalidad se encargan de regir
el comportamiento y movilizar al sujeto en la búsqueda de si mismo.
Disímiles son las propuestas pero en lo que casi todas coinciden es que cuando existen
anomalías en uno de los componentes de las propiedades de la personalidad, específicamente
el carácter , el individuo manifiesta características desadaptativas que le provocan malestar a el
y a los que lo rodean y estamos en presencia de un trastorno de la personalidad. Estos
trastornos causan una incapacitación social significativa.
Por la importancia que reviste para la sociedad y para el individuo, visto desde un enfoque
individual, la interpretación de estas conductas, la monografía tiene como premisa abordar el
trastorno de personalidad paranoide, trastorno que resulta difícil de diagnosticar y detectar,
pues los sujetos no toman conciencia del desorden, perciben su comportamiento como normal
y proyectan hacia los demás sus problemas.

Desarrollo
1. Trastornos de personalidad.
CONCEPTO.
Patrones de comportamiento inadaptados, generalizados, persistentes y muy arraigados.
La alteración se localiza en el rasgo de la personalidad, más que su estado.
Los rasgos inadaptados pueden ser:



comportamiento
emocionales



cognoscitivos



perceptivos



psicodinámicos

La necesidad de conocerlos mejor ha surgido por tres razones fundamentales:





la constatación de que se trata de trastornos frecuentes en la comunidad, y se detectan
en medios socioculturales distintos;
el daño o perjuicio que suponen para el individuo que los padece, la familia y la
sociedad en general,
la evidencia de que son una variable importante para la evolución y el pronóstico de las
enfermedades mentales, así como para el resultado del tratamiento.

Las concepciones de la personalidad se han desarrollado tradicionalmente a partir de tres
disciplinas distintas: psicoanálisis, sociología y psicología conductista. A éstas hay que añadir
el
enfoque
biológico.
Uno de los puntos más discutidos al comparar los distintos modelos teóricos consiste en saber
si deben ser considerados desde un punto de vista dimensional o bien categorial. Este
problema se plantea debido a que muchos rasgos descritos se encuentran, en mayor o menor
grado,
en
la
mayoría
de
los
individuos.
Según el enfoque dimensional, que cuenta con más pruebas experimentales a su favor, los
trastornos de la personalidad constituyen variantes cuantitativas extremas y desadaptativas
dentro
del
amplio
espectro
de
la
personalidad
normal.
El enfoque categorial considera que son entidades psicopatológicas cualitativamente distintas,
síndromes que pueden estar presentes o ausentes. Tal vez lo adecuado sea utilizar un enfoque
u otro en función de los distintos trastornos.
La mayoría de definiciones coinciden en destacar tres puntos fundamentales:
a. se inician precozmente, en la infancia, adolescencia o, como máximo, al principio de la
edad adulta;
b. persisten a lo largo del tiempo y los distintos ámbitos personales y sociales van siendo
invadidos por patrones anormales de conducta, y
c.

generan un importante malestar al individuo y/o problemas de rendimiento laboral o
social.

Asimismo es preciso distinguir si realmente se trata de un trastorno estable y duradero o si, por
el contrario, es consecuencia de otros factores, como enfermedad mental, abuso de sustancias,
enfermedad orgánica o simplemente la reacción a un acontecimiento estresante. También es
necesario considerar las circunstancias ambientales que envuelven al individuo. Más

frecuentes entre las poblaciones urbanas y los grupos socioeconómicos más bajos. Asimismo
se aprecia un ligero descenso en los grupos de edades más avanzadas. Los trastornos de la
personalidad no muestran diferencias respecto al sexo; algunos trastornos específicos parecen
ser más frecuentes en los hombres que en las mujeres, o al contrario.
Los abordajes de tipo psicoanalítico son preferibles en pacientes ansiosos y/o inhibidos,
mientras que las terapias cognitivo-conductuales se muestran más eficaces cuando se trata de
fijar unos objetivos o de modificar hábitos desadaptativos o socialmente peligrosos.
diagnóstico, signos y síntomas:
1. Antecedentes de dificultades de larga duración en diversas esferas de la vida.
2. egosintónico.
3. Rigidez.
4. ansiedad, como protección subyacente.
5. Falta de empatía con los demás.
6. fijación en la etapa del desarrollo: inmadurez.
7. Dificultades en las relaciones interpersonales: amor y trabajo.
Epidemiología:
1. Prevalencia: 6-9%.
2. El trastorno del temperamento es un análogo precoz.

3. El trastorno de la personalidad comienza a manifestarse en la adolescencia tardía o al
inicio de la juventud.
4. Afecta por igual a ambos sexos.
5. Antecedentes inespecíficos de trastornos psiquiátricos familiares.

6. Transmisión genética parcial de algunos trastornos de la personalidad.
Etiología:



Multifactorial.
Claros determinantes biológicos: genéticos, injuria perinatal, encefalitis, TCE).



Alta tasa de concordancia entre gemelos monocigóticos.



Dificultades individuales madurativas y problemas familiares (maltrato, incesto).

Pruebas psicológicas:



Pruebas neuropsicológicas: etiología orgánica (EEG, TAC y mapeo electrofisiológico).
Tests proyectivos: revelan preferencias por diversos patrones y estilos de personalidad.

Fisiopatología:



lóbulo frontal: impulsividad, escasa capacidad de juicio, abulia.
lóbulo temporal: Rasgos de Klüver-Bucy, misticismo, posible violencia.



lóbulo parietal: negación o rasgos eufóricos.

Evolución: variable. Estable o empeora. Algunos mejoran

clasificación de los trastornos de personalidad según la CIE-10 y el DSM-IV:
CLASIFICACIÓN.
CIE-10
trastorno paranoide de la personalidad

DSM-IV
trastorno paranoide de la personalidad.

trastorno esquizoide de la personalidad.
trastorno disocial de la personalidad.

trastorno antisocial de la personalidad.

tipo impulsivo

trastorno límite

tipo límite (borderline) de la personalidad

trastorno histriónico de la personalidad

trastorno anancástico de la personalidad
Trastornoansioso(conconductasdeevitacion)
de la personalidad.

trastorno obsesivo-compulsivo
trastorno de la pdad por evitación

trastorno dependiente de la personalidad.

trastorno de la pdad por dependencia

Otros trastornos específicos de la pdad.

trastorno esquizotípico de la pdad.
trastorno narcisista de la personalidad
Trastornos de la

pdad no especificados.
Los trastornos de personalidad específicos se agrupan en tres grupos:
1. grupo A EXENTRICO O RARO
-Trastorno paranoide de personalidad.
-Trastorno esquizoide de personalidad.

-Trastorno esquizotípico de personalidad.
2.

grupo B DRAMATICO-EMOTIVO

-Trastorno histriónico de personalidad.
-Trastorno narcisista de personalidad.
-Trastorno antisocial de la personalidad.
-Trastorno por inestabilidad emocional.
-Trastorno mixto de personalidad.
3. grupo C ANSIOSO TEMEROSOS.
-Trastorno ansioso por evitación.
-Trastorno anancastico obsesivo.
-Trastorno dependiente de personalidad.
De forma general todos estos trastornos responden a las características generales
mencionadas, aunque mantienen características que distinguen a unos de otros, de las
cuales no hago referencia excepto del trastorno en cuestión (trastorno de personalidad
paranoide).
2. trastorno paranoide de la personalidad
El trastorno paranoide de la personalidad se define como una tendencia generalizada e
injustificada a interpretar las acciones de las personas como deliberadamente
malintencionadas, aunque no presentan síntomas psicóticos, como delirios o
alucinaciones.
Las características de este trastornos son las siguientes:1) sospechan, sin base suficiente,
que los demás los están explotando, dañando o engañando; 2) están preocupados con dudas
injustificadas sobre la lealtad y confianza de amigos o asociados; 3) son reacios a confiar en
otros debido a un miedo injustificado a que la información sea utilizada maliciosamente en su
contra; 4) creen ver significados ocultos degradantes o amenazantes en comentarios o
acontecimientos benignos; 5) guardan resentimiento de manera persistente; es decir, no
perdonan insultos o desaires; 6) perciben ataques hacia su carácter o reputación que no
resultan aparentes a los demás y rápidamente reacciona con enfado o contraatacan; 7)
sospechas recurrentes y sin justificación sobre la fidelidad de sus cónyuges o parejas sexuales.
Estas personas suelen culpar a los demás de los problemas en sus relaciones y no suelen
ser concientes de cómo ellos mismos contribuyen a crearlas. Por ejemplo, si continuamente
acusa a su pareja de infidelidad, no es extraño que al final su pareja busque consuelo en otra
persona, de modo que el paranoide ve confirmadas sus sospechas ("Ya sabía que no podía
fiarme") Suelen estar siempre atentos y vigilantes porque piensan que cualquiera puede
atacarles de un modo u otro en cualquier momento y necesitan defenderse de ellos. Perciben el
mundo como una jungla de gente egoísta y sin escrúpulos en la que no se puede confiar. Por
este motivo suelen ser bastante independientes, ya que la dependencia de los demás implica la
posibilidad de que se aprovechen de ellos. También suelen tener conflictos con las figuras de
autoridad.
Ante la conducta de los demás, sacan conclusiones rápidas y son reacios a considerar
explicaciones alternativas. Por ejemplo, David pensaba, erróneamente, que sus compañeros de

trabajo le ocultaban información a propósito para perjudicar su trabajo, y no estaba dispuesto a
considerar explicaciones alternativas, como el hecho de que sus compañeros estaban
ocupados con su propio trabajo.
Tienden a reaccionar con gran intensidad ante pequeños acontecimientos, ya que los
interpretan como graves amenazas. Por ejemplo, tras un comentario inofensivo o una broma
creen ver un insulto grave o un desprecio hacia ellos y reaccionan enfadándose y
contraatacando. Suelen ser incapaces de ver los aspectos humorísticos de las situaciones. En
cierto modo es como si estuvieran constantemente en una situación de grave riesgo donde no
hay lugar para bromas.
Son incapaces de relajarse en presencia de los demás, debido a que consideran que si bajan
la guardia los otros aprovecharán la ocasión para hacerles daño o perjudicarles de algún modo.
Suelen ser personas hipersensibles que se sienten heridas con facilidad.
Desprecian a quienes ven como débiles, blandos, enfermizos o defectuosos y tienen
problemas para mostrar intimidad y sentimientos de ternura. Son reservados, no muestran sus
dudas, inseguridades o flaquezas ya que piensan que eso supone dar muestra de debilidad y
que si los demás los ven como débiles atacarán.
Sospechan de la fidelidad de sus parejas y suelen tener celos patológicos.
Estas personas casi nunca realizan una terapia ya que no creen que su desconfianza sea un
problema sino que consideran que refleja la realidad y que los demás son así realmente. Sin
embargo, sí es posible que busquen ayuda psicológica por otros problemas, como dificultades
en sus relaciones, problemas de pareja, tensión en el trabajo, problemas con sus compañeros,
abuso de drogas.
Los criterios internacionales de diagnóstico
acorde al DSM-IV, son los siguientes:
Desconfianza y suspicacia general desde el inicio de la edad adulta, de forma que las
intenciones de los demás son interpretadas como maliciosas, que aparecen en diversos
contextos, como lo indican cuatro o más de los siguientes puntos:
1. Sospecha, sin base suficiente, que los demás se van a aprovechar de ellos, les van a
hacer daño
2. preocupación por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la fidelidad de los amigos o
socios.
3. Reticencia a confiar en los demás por temor injustificado a que la información que
compartan vaya a ser utilizada en su contra.
4. En las observaciones o los hechos más inocentes vislumbra significados ocultos que son
degradantes o amenazadores.
5. Alberga rencores durante mucho tiempo, por ejemplo, no olvida los insultos, injurias o
desprecios.
6. Percibe ataques a su persona o a su reputación que no son aparentes para los demás y
está predispuesto a reaccionar con ira o a contraatacar.
7. Sospecha repetida e injustificadamente que su cónyuge o su pareja le es infiel.

Los sujetos que sufren este trastorno dan por supuesto que los demás van a aprovecharse de
él, van a hacerle daño o engañarle, aunque no tengan ninguna prueba que apoye sus
previsiones (criterio A1). Se preocupan por dudas no justificadas acerca de la lealtad o la
fidelidad de sus amigos, y sus actos son escrutados al detalle para buscar pruebas de
intenciones hostiles en contra de ellos (criterio A2). Cuando algún amigo se muestra cordial o
amable con el sujeto que sufre el trastorno paranoide de la personalidad, el mismo sujeto se
muestra tan sorprendido, que no deposita en dicho amigo ninguna confianza. Ninguno de estos
sujetos intima con los demás, ya que temen que la información pueda ser utilizada en su contra
(criterio A3). En los hechos más inocentes "descubren" intenciones o significados ocultos que
son amenazantes para él (criterio A4); por ejemplo, un sujeto que sufra este trastorno puede
malinterpretar la confusión del empleado de una tienda con un intento deliberado de dar mal el
cambio a su persona.
Estos sujetos, normalmente, suelen guardar rencores y son incapaces de olvidar los insultos o
desprecios que sufrieron, o que creyeron sufrir, una vez en el pasado (criterio A5). Cuando
ellos piensan que han sido ofendidos, contraatacan con ira ante aquello que les ha ofendido
(criterio A6). Los sujetos que poseen este trastorno suelen ser también patológicamente
celosos sospechando de su pareja, aún sin tener causa justificada (criterio A7); por ello intentan
mantener un control total sobre las personas con las que tienen una relación íntima para evitar
así ser traicionados.
No se debe diagnosticar este trastorno a personas que lo sufran exclusivamente durante el
transcurso de una esquizofrenia, un trastorno de ánimo con síntomas psicóticos, o bien si es
debido a los efectos fisiológicos directos de alguna enfermedad (criterio B).
2. 1 Origen del trastorno
No es mucho lo que se sabe sobre el origen de este trastorno, debido a que no suelen buscar
ayuda y, por tanto, no es fácil encontrar grupos a los que estudiar, pero las distintas teorías
explicativas nos pueden dar una idea sobre las diversas formas como puede generarse este
trastorno
1. Los malos tratos en la infancia y la falta de un amor coherente por parte de los padres
pueden generar una desconfianza básica que se acabe extendiendo a todas las personas en
general. Así, el paranoide habría aprendido en su infancia que el mundo está lleno de gente
malintencionada (como sus padres) que pueden hacerle daño, y su comportamiento es un
modo de prevenir el ataque o daño. Se mantiene alerta para identificar los signos de peligro y
actuar con rapidez. Muchas personas con este trastorno dicen haber crecido en hogares de
este tipo, pero no es fácil saber si lo que dicen es un reflejo de la realidad o es sólo su
percepción de dicha realidad.
2 El número de familiares con algún tipo de enfermedad psicótica es más frecuente entre los
familiares de estas personas que entre el resto de la población, de modo que puede haber
algún tipo de predisposición genética. Por ejemplo, estas personas podrían heredar una
tendencia a interpretar los acontecimientos y acciones de los demás como más amenazadora
de lo que es en realidad. Es decir, podrían estar predispuestos a tener un estilo de
pensamiento paranoide.
3. Los niños despreciado o humillados por otros niños, y cuyos padres les han enseñado que
ellos son especiales y diferentes, pueden llegar a la conclusión de que los demás están celosos
y desean hacerles daño por envidia.
2. 2 Esquemas de pensamiento.
De un modo u otro, estas personas han desarrollado un esquema de pensamiento que se
basa en los siguientes supuestos:
- Las personas son malas y tramposas

- Atacan si les das la oportunidad
- Para protegerse hay que mantenerse alerta
Estos supuesto los llevan a esperar constantemente engaños, traiciones y que los hieran, de
modo que consideran necesario estar alerta. Este estilo de pensamiento los lleva a prestar más
atención a aquellos aspectos que confirmen sus hipótesis mientras que no tienen en cuenta
aquellos que las contradigan. Por ejemplo, Carlos creía que su jefe lo despreciaba y estaba
esperando el más mínimo error para despedirlo. Cada vez que su jefe hacía algún comentario
negativo sobre su trabajo, lo consideraba una prueba a favor de su hipótesis, mientras que no
tenía en cuenta las veces en que su jefe hacía comentarios positivos sobre su trabajo. En vez
de eso, tendía a pensar: "Está intentando que me confíe y baje la guardia para atacar
después". De este modo, ellos mismo logran confirmar sus falsas hipótesis y su trastorno se
perpetúa. Por otro lado, la gente nunca es totalmente buena o mala. Si el paranoide se fija
exclusivamente en las malas acciones de los demás, es fácil que siga pensando igual durante
toda su vida. Por tanto, están en guardia y a la defensiva, saltan por cualquier cosa y son
beligerantes, de modo que no suelen caer bien a los demás y provocan en ellos hostilidad y
rechazo (el tipo de conducta que preveían), lo cual, a su vez, contribuye también a perpetuar su
trastorno.
Por otro lado, estas personas suelen dudar de su capacidad para advertir el peligro y para
manejar las situaciones dañinas de un modo adecuado. Es decir, piensan que, dada su
incapacidad para controlar las conductas o acontecimientos adversos, las consecuencias de
dichos acontecimientos pueden ser catastróficas. Es decir, exageran enormemente el daño que
los demás pueden llegar a hacerles. Aún así, no se ven completamente ineficaces (pues de ser
así desarrollarían otro trastorno, como el dependiente), sino que piensan que si se mantienen
siempre vigilantes, podrán detectar los indicios y protegerse.
Por tanto, su patrón de pensamiento podría esquematizarse de este modo: "Las personas
son malas y es muy probable que me ataquen o intenten perjudicarme. Si lo hicieran, no me
creo capaz de manejar esa situación adecuadamente y, por tanto, podrían tener consecuencias
terribles, de modo que tengo que estar siempre alerta, no fiarme de nadie y mantener las
distancias". Este esquema de pensamiento es el que guía su conducta.
2. 3-La terapia:
A pesar de que la terapia es sumamente difícil , aquí expongo una propuesta interesante de
terapia cognitiva de este trastorno que se centra en el estilo paranoide de pensamiento y su
modificación . Se suele abordar el caso desde la intensa vigilancia y defensividad del paranoide,
de ahí deriva su creencia de que debe defenderse para preservar su seguridad. Si es posible
aumentar el sentimiento de capacidad personal para afrontar sus problemas, la defensividad
podría disminuir.
El primer paso, y a veces muy extenso e intenso, de la terapia cognitiva con estos sujetos es
establecer con ellos una relación de trabajo cooperativo. Es importante que el terapeuta acepte
abiertamente la desconfianza que presenta el paciente, sin presionarle para que confíe en él de
manera inmediata. El terapeuta comunica al paciente directamente que no tiene por qué confiar
en él, y que quizás sea mejor tomarse un tiempo para que el paciente vea si sus palabras y
acciones son coherentes.
En esa misma línea es deseable que el terapeuta trabaje las interpretaciones erróneas del
paciente hacia sus acciones, pero si se da el caso, que reconozca abiertamente los errores que
haya podido el mismo cometer.
Los primeros pasos de la terapia son de tipo más conductual (suelen ser reacios a comunicar
sus pensamientos automáticos en la fase inicial) y abordando los problemas menos sensibles o
secundarios, usando analogías (p. e lo que alguna gente hace para abordarlos) y pidiendo el
parecer del paciente.

Las siguientes áreas de intervención se dirigen a aumentar la capacidad del paciente en el
manejo de problemas; siempre pidiendo su parecer/uso de analogías; y en ese sentido se
ubican las intervenciones de entrenamiento asertivo, inoculación al estrés, etc.
Los últimos pasos se dedican abordar la concepción, a menudo dicotómica, del paciente de la
confianza en otros ("O confío totalmente, o no confío nada"). El objetivo es que el paciente
diferencie entre las personas en que se puede confiar en general, las personas en quien se
puede confiar en alguna medida o aspecto, y aquellos que no le merecen ninguna confianza.
Para ello el terapeuta utiliza la "técnica del continuo " frente a la "polarización", y le enseña al
paciente a como usarla. Un problema adicional es que estos sujetos a menudo se casan con
personas que también suelen ser paranoides, y que quizás haya que integrar en el tratamiento.

2. 3 SÍNTOMAS Y TRASTORNOS ASOCIADOS
Los sujetos con este trastorno de la personalidad, suelen ser personas con las que
generalmente es difícil llevarse bien o tener una buena relación personal, debido a la
suspicacia y hostilidad que demuestran a menudo; y esta naturaleza del sujeto suspicaz puede
provocar en los demás una respuesta hostil, confirmándose así las expectativas iniciales del
sujeto.
Debido a que los sujetos con trastorno paranoide de la personalidad no confían en los demás,
tienen la necesidad de ser autosuficientes y autónomos, además de necesitar tener un alto
grado de control sobre los que le rodean. Son capaces, además, de culpar a los demás de sus
propios errores; pueden ser litigantes y verse a menudo envueltos en numerosos pleitos
legales.
Estos sujetos pueden mostrar fantasías de grandiosidad, escasamente disimuladas, por lo que
tienden a desarrollar estereotipos negativos de los otros y en especial de aquellos grupos de
población distintos del suyo.
Los sujetos que sufren este trastorno también pueden experimentar episodios psicóticos muy
breves, sobre todo en respuesta a una situación de estrés. En determinados casos el paranoide
de la personalidad aparece como un antecedente premórbido de un trastorno delirante o de
una esquizofrenia. Es frecuente el abuso de alcohol y/o otras sustancias.
Los trastornos de personalidad que con más frecuencia se presentan conjuntamente con el
paranoide de la personalidad parecen ser el esquizotípico, el esquizoide, el narcisista, el
trastorno por evitación y el límite.
Hay que tener en cuenta la importancia de que algunos comportamientos en determinados
contextos socioculturales o circunstanciales en la vida, pueden ser calificados erróneamente
como paranoides. Así, por ejemplo, los inmigrantes, los refugiados políticos o simplemente los
sujetos con antecedentes étnicos diferentes pueden mostrarse recelosos o defensivos debido
al desconocimiento o a la percepción de desprecio o indiferencia por parte de la sociedad
mayoritaria. Así estos comportamientos pueden generar ira contenida y desconfianza, que
pueden malinterpretarse como un trastorno paranoide de la personalidad.
Este trastorno puede manifestarse por primera vez en infancia y adolescencia a través de
actitudes solitarias, ansiedad social, hipersensibilidad, rendimiento bajo escolar, pensamiento y
lenguaje peculiares además de fantasías idiosincrásicas.
En la población clínica, este trastorno es, normalmente, más diagnosticado en hombres. Se
señala que la prevalencia del trastorno de personalidad es del 10-30% en los hospitales
psiquiátricos; del 2-10% en los pacientes psiquiátricos ambulatorios y del 0. 5-2. 5% en la
población general (según datos del DSM-IV-TR).

Parecen existir datos que confirman que la prevalencia del trastorno paranoide de
personalidad es mayor en los que tienen familiares con esquizofrenia crónica, especialmente
de tipo persecutorio.

2. 4 EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO.
La evolución y pronóstico de este trastorno es básicamente igual a la del resto de los trastornos
de personalidad, evoluciona de forma tórpida con resistencia a la terapia. Sin embargo en la
cuarta década de la vida hay cierta tendencia a la atenuación de los patrones inadaptativos.
Debe considerarse el estado habitual del individuo dado por sus características básicas y el
estado de crisis que se manifiesta ante cosas de mayor o menor significación. Lo antes
mencionado determina el pronóstico, que a pesar de no ser tan desfavorable en comparación
con otras entidades puede resultar difícil por la rapidez de sus características.

2. 5 DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
El trastorno paranoide de la personalidad debe diferenciarse del trastorno delirante, tipo
persecutorio, la esquizofrenia, tipo paranoide y del trastorno del estado de ánimo con síntomas
psicóticos, ya que todos estos trastornos presentan un periodo de síntomas psicóticos
persistentes. Para diagnosticar el trastorno de la personalidad debe haberse manifestado antes
de la iniciación de los síntomas psicóticos, además de persistir cuando los síntomas psicóticos
remitan.
El trastorno paranoide de personalidad debe diferenciarse de la paranoia, teniendo en
consideración que presentan síntomas comunes, pero es posible su diferenciación por la
estructuración, el carácter crónico, y la descomposición de la paranoia que suele darse sin salto
brusco.
El trastorno paranoide de la personalidad ha de distinguirse del cambio de personalidad
debido a enfermedad médica, ya que en la enfermedad médica los síntomas son consecuencia
directa de una enfermedad del sistema nervioso. Al igual que debe haber diferenciación de los
síntomas que son producidos por el consumo crónico de determinadas sustancias. Por último
se ha de distinguir el trastorno de la personalidad de los rasgos paranoides asociados a la
aparición de minusvalías físicas, sobre todo las derivadas de las deficiencias auditivas.
Es muy importante diferenciar el trastorno paranoide de la personalidad de otros trastornos de
la personalidad, ya que pueden tener algunas características en común. Si un individuo tiene
trastorno paranoide de la personalidad, además de síntomas característicos de otros trastornos
de la personalidad, deben diagnosticarse todos. El trastorno paranoide y el trastorno
esquizotípico de personalidad, cumplen algunos criterios comunes, como por ejemplo los
rasgos de suspicacia; sin embargo, para diagnosticar el trastorno esquizotípico de la
personalidad deben cumplirse además otros criterios, como son el pensamiento mágico,
experiencias perceptivas poco habituales y rarezas del pensamiento y el lenguaje. Otro
trastorno que comparte también algunas características con el trastorno de de la personalidad,
es el trastorno esquizoide de la personalidad, pero la diferencia es que en este último no hay
una ideación paranoide importante.
Aunque en el trastorno paranoide hay algún tipo de comportamiento antisocial, éste no suele
estar motivado por el deseo de aprovecharse de los demás, algo que lo diferencia del trastorno
antisocial de la personalidad.
Sólo se debe diagnosticar este trastorno cuando los rasgos que muestre el sujeto sean
inflexibles, desadaptativos y provoquen deterioro funcional significativo, a la vez que un
malestar subjetivo.
Por último, hay que saber que los criterios por los que se rige el DSM-IV-TR y la CIE-10 son
diferentes, pero definen en líneas generales el mismo trastorno.

Conclusiones
Los trastornos de personalidad incapacitan al hombre para socializarse, para vivir en armonía
consigo mismo y con los demás, a pesar de las diferentes propuestas y del conocimiento que
alcanza la psiquiatría y la psicopatología en este campo aun no es suficiente , no quiere decir
esto que sea insuficiente, solo que el camino hacia lograr que estas personas se adapten a la
sociedad , que se atenúen sus las causas y los efectos de los trastornos , que las terapias
sean cada vez mas efectivas y los logros del todo convincente , están en una etapa de
desarrollo.
Pienso que la labor debe ir encaminada a la prevención, si bien es cierto que el ser humano
nace con determinadas estructuras biológicas y que estas preacondicionan al desarrollo o no
de lo patológico, no es la única causa. Es la sociedad la que se encarga de que sujetos con
una tendencia desde lo biológico hacia lo patológico no desarrollen enfermedades o por el
contrario que las desarrollen, la sociedad puede convertirse en un agente que perturbe el
desarrollo psicológico, social, biológico y espiritual del ser humano.
La familia como eslabón primario debe ser generadora de relaciones afectivas estables y
positivas que a su vez aunque lo temperamental sea un predisponerte, lo social, la
estimulación, se eriga como educadora del carácter disminuyendo los riesgos de enfermar.
Si una persona se maleduca, en un hogar disfuncional , donde todo el tiempo recibe maltratos,
puede influir esto en un desarrollo anómalo de la personalidad, , el niño puede sentirse
amenazado , poco querido , las carencias afectivas , el abuso psicológico , el rechazo por parte
primero de los padres y luego por parte de coetáneos , maestros etc. , pueden provocar que la
persona , deforme su visión de la realidad y perciba el mundo como amenazante y hostil no
como un espacio de desarrollo personal desencadenando un carácter insano y un posible
trastorno paranoide de personalidad .
Siguiendo a Vigotsky: LAS FUNCIONES PSIQUICAS SUPERIORES SE DESARROLLAN
MEDIATIZADAS POR LO HISTORICO Y LO CULTURAL. Es la sociedad la encargada de la
prevención de estos trastornos y debe ser a través del desarrollo social que se logre un
desarrollo individual más sano, generador de bienestar personal y calidad de vida.

Bibliografía:
-Castillo, Y (2003). trastorno paranoide de personalidad.
-Castro, H; López, G (1992). semiología y clínica de las alteraciones de la personalidad. Ciudad
de la Habana: Pueblo y Educación.
http://biblioteca. consultapsic. com/dsm/dsmpran. htm
http://wwww, consulta-psicologica. com/diccionario. asp?iddiccionario47.
http://www. biopsicologia. net/fichas/page_8125. html.
http://www. psicologia-online. com/ESMUbeda/Cognitiva/delirantes. htm.
http://www. eutimia. com/trmentales/trpersonalidad/paranoide. htm.
http://www. cepvi. com/articulos/personalidad_paranoide. htm.


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