Depresión y demencia son dos enfermedades frecuentes en el anciano. Se trata de patologías que pueden aparecer de forma independiente, o estar relacionadas de diversos modos -incluso etiológicamente- apareciendo una y otra en diferentes grados de intensidad. Los síntomas cognitivos o afectivos pueden aparecer individualmente y dar lugar a una presentación pura de demencia o depresión. Sin embargo, es probable que más frecuentemente aparezcan quejas subjetivas, síntomas o signos de ambas series, dando lugar a una gran variedad clínica que puede sustanciarse en diferentes formas de diagnóstico a las que el psiquiatra debe hacer frente. Entre un 20% y un 50% de los pacientes con demencia primaria desarrollan un trastorno depresivo en algún momento de su evolución. Lo más frecuente es que ocurra en los primeros estadios de la enfermedad disminuyendo la incidencia al aumentar la gravedad de la demencia, aunque también revisamos la clínica de la depresión en la demencia avanzada. Para terminar de complicar el cuadro, el paso de un trastorno a otro, es también una eventualidad posible que ha de tenerse en cuenta.
Especial relevancia revisten recientes investigaciones que señalan la mayor frecuencia de antecedentes depresivos en pacientes que desarrollan una demencia. El trastorno afectivo puede ser considerado tanto un factor de riesgo para la aparición de deterioro cognitivo, como un síntoma que puede preceder meses o incluso años a éste. También se formula la hipótesis de una eventual acción etiológica, vinculada a la toxicidad que sobre los circuitos neuronales responsables de la memoria ejerce la disfunción del eje hipotálamo-hipofisario-suprarrenal frecuentemente encontrada en la depresión. depresión y demencia son dos enfermedades frecuentes en el anciano. Se trata de patologías que pueden aparecer de forma independiente, o estar relacionadas de diversos modos ?incluso etiológicamente- apareciendo una y otra en diferentes grados de intensidad. Esta gradación de gravedad va desde la presencia de síntomas depresivos aislados, depresión menor, distimia o depresión mayor de un lado y la presentación de quejas de memoria aisladas, deterioro cognitivo en diferentes grados de intensidad, hasta la demencia franca en el otro. Los síntomas cognitivos o afectivos pueden aparecer individualmente y dar lugar a una presentación pura de demencia o depresión. Sin embargo, es probable que más frecuentemente aparezcan quejas subjetivas, síntomas o signos de ambas series, dando lugar a una gran variedad clínica que puede sustanciarse en diferentes formas de diagnóstico a las que el psiquiatra debe hacer frente. Para terminar de complicar el cuadro, el paso de un trastorno a otro, es también una eventualidad posible que ha de tenerse en cuenta . Con el fin de ordenar en lo posible la cuestión, se puede decir que las relaciones entre depresión y demencia pueden resumirse en tres situaciones clínicas: · Desarrollo de un episodio depresivo en un paciente con una demencia · Presencia de un episodio depresivo primario que se acompaña de quejas de dificultades cognitivas · depresión como factor de riesgo o antecedente de demencia.
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