Una de las características fundamentales del trabajo comunitario, es la participación de las personas en el análisis y solución de sus problemas y el ajuste de los profesionales al entorno y sus características, no solo para evitar fracasar en las intervenciones, sino para que éstas sean lo más efectivas posibles, incluso bajando la fiabilidad en función de la utilidad. En Getafe, municipio al sur de Madrid con 173. 000 habitantes, se desarrolla desde 1997 un Programa de prevención y Detección Precoz de los Trastornos de la Alimentación por parte del equipo de Educación del Ayuntamiento. Casi 13. 000 adolescentes de 2º de ESO (con edades comprendidas entre 12 y 16 años), han sido analizados con dos cuestionarios validados internacionalmente (EDI y EAT-26) con el objetivo de detectar posibles situaciones de riesgo. En estos casos, se descarta o ratifica a través de una entrevista semidiagnóstica individual y, si es preciso, se deriva a los recursos asistenciales de la zona.
El planteamiento no es complejo, pues podemos aprovechar las relaciones indirectas que en este momento evolutivo tienen algunas variables implicadas en los riesgos de padecer TCA con otras variables propias del adolescente y sus familias para actuar sobre ellas sin incidir directa y abiertamente en el trastorno. El cambio de actitud en las familias, la modificación de la percepción que éstas tienen sobre su propio adolescente y el cambio en el Estilo Educativo a través de las nuevas Habilidades Educativa y de comunicación, junto al trabajo preventivo en grupos de intervención secundaria (con previo diagnóstico de riesgo) con los adolescentes, hacen que se reduzcan los casos que previsiblemente pudieran desarrollarse.
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