El uso de sustancias alucinógenas o enteogénicas, con fines curativos y/o espirituales, existe en la historia de la humanidad desde hace milenios. La investigación con dichas sustancias en un ámbito científico y psicoterapéutico comenzó en la década de los cincuenta, coincidiendo con la comercialización del LSD como psicofármaco. Dicha experimentación se interrumpe en la mitad de la década de los sesenta, con la retirada de dicho fármaco del mercado, y en menor medida, se retoma a finales de los ochenta con sustancias como la ayahuasca o yajé, hasta la actualidad. Las experiencias descritas bajo los efectos de estas sustancias se han llevado a cabo por parte de determinadas escuelas psicoterapéuticas, como son la psicología Profunda o la psicoterapia Transpersonal. Los estudios empíricos que se han realizado para medir el potencial terapéutico de los enteógenos muestran resultados positivos y negativos. La comparación de estos estudios se dificulta debido a la ausencia de un marco establecido de investigación, que provoca que el contexto, las variables consideradas, las dosis administradas y el marco terapéutico en el que se llevan a cabo las intervenciones sean diferentes.
USO DE ENTEÓGENOS EN PSICOTERAPIA
María Vidal-Ribas Reboreda, Mª Isabel Rodríguez Fernández
maribelrodriguezpsiq@hotmail.com
RESUMEN:
El uso de sustancias alucinógenas o enteogénicas, con fines curativos y/o espirituales, existe en la
historia de la humanidad desde hace milenios. La investigación con dichas sustancias en un ámbito
científico y psicoterapéutico comenzó en la década de los cincuenta, coincidiendo con la
comercialización del LSD como psicofármaco. Dicha experimentación se interrumpe en la mitad de
la década de los sesenta, con la retirada de dicho fármaco del mercado, y en menor medida, se
retoma a finales de los ochenta con sustancias como la ayahuasca o yajé, hasta la actualidad. Las
experiencias descritas bajo los efectos de estas sustancias se han llevado a cabo por parte de
determinadas escuelas psicoterapéuticas, como son la psicología Profunda o la Psicoterapia
Transpersonal. Los estudios empíricos que se han realizado para medir el potencial terapéutico de
los enteógenos muestran resultados positivos y negativos. La comparación de estos estudios se
dificulta debido a la ausencia de un marco establecido de investigación, que provoca que el
contexto, las variables consideradas, las dosis administradas y el marco terapéutico en el que se
llevan a cabo las intervenciones sean diferentes.
Introducción
Los enteógenos son sustancias que se han usado, desde épocas remotas, para generar ciertos
efectos psíquicos, en general, con fines rituales. La palabra enteógenos significa etimológicamente,
devenir divino por dentro. De ahí, que este término se aplique a sustancias con efectos
alucinógenos, que parecen hacer tomar contacto, a quién las toma, con otras realidades
suprasensoriales, mediante estados alterados de conciencia.
A lo largo de la historia, encontramos referencias de la existencia de pócimas, conjuros, y diversos
preparados realizadas por brujos, chamanes, o magos, con propiedades variables, que han sido
utilizados para ayudar a personas que sufrían diversos problemas o enfermedades. Por ejemplo, en
la antigua Grecia, parece ser que se realizaban rituales con sustancias psicoactivas, por parte de los
iniciados a los Misterios de Eleusis. Los iniciados de los Misterios de Eleusis ingerían este preparado
como preludio a una Gran Visión, a la que llamaban "lo sagrado". Hofmann (1) estableció la
hipótesis de que las sustancias causantes de las visiones, que se daban en los rituales, eran los
alcaloides enteogénicos, de propiedades hidrosolubles, del cornezuelo que crecía en la cebada.
Dichos alcaloides constituyen los principios psicoactivos fundamentales de la Dietilamida del Ácido
Lisérgico o LSD.
Es difícil determinar los efectos de las sustancias alucinógenas, o enteogénicas, o psicoactivas. Y
como punto fundamental de este trabajo nos preguntamos si es posible su uso terapéutico. Existen
diversos estudios y publicaciones que hablan de los beneficios, en mayor o menor grado, de estas
sustancias, en determinados contextos psicoterapéuticos. Al mismo tiempo que se da esta polémica,
sabemos de su uso irresponsable de forma lúdica en la actualidad, entre determinados sectores de
la población.
1. - LSD
1. 1. - Historia y efectos farmacológicos del LSD
El estudio químico del hongo comienza en el siglo XIX, pero no fue hasta 1918, cuando en los
laboratorios Sandoz, el doctor Arthur Stoll logra obtener de forma pura el primer alcaloide, con
posible acción farmacológica. Se le llamó ergotamina.
Posteriormente, se van aislando otros alcaloides, hasta que en la década de los 40, el doctor
Hofmann, logra sintetizar artificialmente la ergonovina, que había sido hallada en baja proporción
en el cornezuelo del centeno (1). Utilizando procedimientos similares, comenzó a preparar una serie
de compuestos derivados de diferentes alcaloides, con el fin de hallar alguno que mostrara
propiedades farmacológicas de alguna índole (2). El número 25 de la serie de compuestos, en la
que Hofmann trabajó, fue el LSD, que mostraba una estructura similar a la de la dietilamina del
ácido nicotínico, que era un fármaco de acción analéptica. Inicialmente, el LSD no mostró
propiedades terapéuticas que evidenciaran una mayor efectividad que la ergonovina y fue
descartado. Varios años después, en 1943, Hofmann cristaliza una muestra de sal obtenida a partir
del LSD-25. El contacto accidental de sus dedos con el compuesto le provocó síntomas de
embriaguez y cambios sensoperceptivos inusuales. Días después, comprueba que dicho estado
había sido consecuencia del contacto accidental con el compuesto y no por los disolventes, con los
que había estado trabajando. Tras sucesivos experimentos, llega a la conclusión de que el
compuesto era activo, a dosis muy bajas, en comparación con los efectos provocados por la
ergotamina o la ergonovina (2).
En los comienzos del estudio del LSD, se tomó el efecto del fármaco como "modelo de psicosis", ya
que multitud de investigadores creían que podía imitar los síntomas de un cuadro psicótico. Por esta
razón, recibió el nombre de "psicotomimético" (3).
Posteriormente, la primera investigación sistemática con LSD contó tanto con pacientes
esquizofrénicos como con personas sanas. Los resultados
de la prueba se publicaron posteriormente en forma de ensayo psiquiátrico, por Binswanger, en 1947. Dicho ensayo se tituló
"La dietilamina del ácido lisérgico, un phantasticum del grupo del cornezuelo de centeno" en el
"Schweizer Archiv für Neurologie und Psychiatrie" (1). Los efectos del LSD fueron, en este caso,
predominantemente euforizantes, y la dosis era relativamente baja: 0, 02-0, 13 miligramos. Aunque,
en principio, no se destacó ningún aspecto terapéutico específico ni se hizo referencia a las
posibilidades de la sustancia para acceder a determinados estados de consciencia, próximos o
relacionados con la enfermedad mental. Las experiencias descritas durante la sesión relataban
situaciones y vivencias que dejarían la puerta abierta a posteriores investigaciones en el campo de
la psiquiatría. Se observó a su vez, que cantidades muy pequeñas de LSD provocaban efectos
proporcionalmente mayores que otras sustancias psicoactivas similares, como la mescalina (1).
1. 2. - LSD y Psicoterapia
La combinación de LSD y terapia
ha recibido varios nombres. No se ha encontrado una
homogeneidad, en el uso de esta sustancia, ya que los investigadores que la utilizan, usan dosis
diferentes y la frecuencia, el tipo de marco terapéutico, el número de sesiones y algunas
especificaciones del set y el setting también cambian (1).
Según Grof (4), encontramos dos métodos principales de utilización del compuesto, en términos
terapéuticos:
1) psicoterapia Asistida por LSD.
2) LSD como elemento principal del proceso terapéutico.
En el caso de la psicoterapia Asistida por LSD, se usan dosis variables de la droga, acompañadas de
algún tipo de terapia específica, de modo que dicha administración aceleraría o facilitaría el proceso
terapéutico concreto.
Se pueden realizar sesiones individuales o grupales, utilizando dosis
pequeñas (entre 25 y 50 microgramos), y en terapias individuales, utilizando dosis medias o altas
(entre 100 y 300 microgramos). Grof puntualiza, que el uso de dosis bajas no supone en general
una ventaja, ya que no acorta la vida media del compuesto pero sí disminuye la intensidad de los
efectos (4).
La utilización de dosis bajas de LSD, en psicoterapia individual sistemática (asociada, en origen, con
el psicoanálisis), implica la administración del compuesto a dosis mínimas para intensificar y dar
profundidad a los procesos dinámicos. De este modo, la droga facilitaría el recuerdo de los objetos
del inconsciente y debilita las resistencias del ego, además de intensificar la relación de
transferencia (4).
El uso de pequeñas dosis en una terapia grupal se ha realizado de manera que todo el grupo
estuviera bajo los efectos del LSD, a excepción de los terapeutas. Al ser consumido por los
pacientes a dosis tan bajas en terapias esporádicas, el impacto psicológico del enteógeno era
mínimo. Se comprobó, a su vez, que el aumento de las dosis provocaba que la dinámica grupal
tendiera a desintegrarse, ya que cada participante experimentaba los efectos de modo bastante
subjetivo, y no necesariamente coordinado con los demás miembros. Lo que sí observaron fue que
poner en contacto a los pacientes durante el período final de una sesión podía ser productivo a la
hora de tratar problemas residuales generados por el LSD. Asimismo, comprobaron que hacer
grupos de debate entre pacientes que estuvieran tratándose con la droga, después de sesiones
individuales con LSD, resultaba beneficioso para el tratamiento (4).
En este contexto psicoterapéutico, lo más efectivo, en términos comprensión de la naturaleza de las
transferencias, síntomas y estructuras de personalidad específicas, tanto por el paciente como por
el terapeuta, resultó ser la administración de dosis medias o altas en momentos críticos y puntuales
de la terapia. Además, se observó que la sustancia aceleraba e intensificaba el proceso, se reducían
resistencias y hacían conscientes nuevo material para ser utilizado en el contexto terapéutico (4).
2. AYAHUASCA
2. 1. - Historia del uso de la Ayahuasca
El origen histórico de la ayahuasca es desconocido. Lo único que se puede asegurar es que es
anterior a la época precolombina, ya que se hacen referencias, a esta sustancia, en algunos escritos
de esa época. Es usado por indígenas y/o mestizos, en ritos tradicionales, con fines curativos o
adivinatorios, como elemento de diagnóstico, y como vía de contacto con lo metafísico o
sobrenatural. Además, es usado por grupos religioso-sectarios, como la Unión Del Vegetal (UDV) o
la iglesia del Santo Daime, que mezclan los ritos relacionados con la ayahuasca y elementos del
cristianismo, desde 1987, año en que Brasil consintió el uso de enteógenos en las prácticas
religiosas (5).
La primera referencia documental de este preparado data de 1852. El botánico Richard Spruce (4)
describió por primera vez una pócima enteogénica, denominada "caapi" o "yajé", utilizada por los
indios Tukanoa, que vivían cerca del río Vapués, afluente del Amazonas que discurre por Brasil y
Colombia, a la que denominaban "caapi" o "yajé". El funcionario gubernamental de Ecuador, Manuel
Villacencio (2), describió seis años después los efectos de una pócima utilizada por los indios Mazán,
Záparo y Angatero, que habitaban en las proximidades del río Napo, afluente del Amazonas. La
llamaban "ayahuasca". El botánico pudo observar su uso entre los Záparo, y aunque no tuvo
ocasión de ver el compuesto, llegó a la conclusión de que habían utilizado la misma planta que él
había recogido en la cuenca colombiana del Amazonas. Este hecho se confirmó en investigaciones
posteriores. Los estudios de Spruce no vieron la luz hasta casi medio siglo después (2).
En el siglo XX, se logran aislar de forma independiente la diferentes alcaloides a partir de varias
muestras de la liana. Dichos alcaloides eran variaciones de la harmina, como se constató
posteriormente con su aislamiento a partir de una muestra de "Banisteriosis caapi" en 1928. Más
tarde, durante la década de los 60, se obtiene la tetrahidroharmina (THH) ó d-leptaflorina, y la
harmalina, a las que se le atribuyen propiedades psicotrópicas.
El uso ritual de la ayahuasca es habitual entre los indios del Amazonas brasileño, colombiano,
venezolano, ecuatoriano, peruano y boliviano. Del mismo modo, hay referencias de su uso en la
cuenca del Orinoco en Venezuela y en las zonas costeras de Colombia, Panamá y Ecuador. El aditivo
más común y mejor estudiado es la "Psychotria Viridis", planta de la familia del café, de alto
contenido en triptaminas. (2). Su principio activo es la DMT (N, N-Dimetiltriptamina), que precisa de
la "Banisteriosis" para hacer efecto por vía oral. La DMT es el principio activo fundamental del
preparado (2).
Los primeros experimentos realizados con la ayahuasca fueron experiencias personales llevadas a
cabo por los propios autores que publicaron sobre el tema, determinando así la dosis a partir de la
cual el compuesto tenía propiedades enteogénicas (2).
En 1971 es publicado, un libro titulado "Wizard of the upper Amazon", por Córdova-Ríos y Lamb,
donde se relata a modo de novela, la historia de un niño secuestrado por una tribu india y
entrenado para convertirse en chamán. Aunque la historia era ficticia, al igual que las propiedades y
los elementos descritos como supuestamente provocados por la pócima enteogénica, fue causante
de la difusión del conocimiento popular de la ayahuasca y de sus particulares propiedades (5).
La literatura dedicada a la ayahuasca no es muy extensa, y sufre un severo receso a partir de la
década de los 80 en EEUU.
2. 2. - Efectos farmacológicos
La ayahuasca proporciona una actividad de carácter psicotrópico, mediante la inhibición de la MAO
periférica, a través de las beta-carbonilas contenidas en los alcaloides de la mezcla. Dicha inhibición
provoca que la DMT no se oxide, permitiendo que la mezcla resulte activa en el sistema nervioso, al
administrarla de forma oral. Es el único alucinógeno conocido que utiliza este sistema de
combinación para lograr los efectos psicoactivos. Si se administra únicamente la DMT de forma oral,
es inactiva hasta que la dosis sea, al menos, de 1000 miligramos. La administración parenteral
(intramuscular, subcutánea o directamente en la sangre) de DMT sintética es psicoactiva a partir de
unos 25 miligramos. Si se administra fumada, los alcaloides volátiles provocan un efecto psicoactivo
rápido y de corta duración (de 5 a 15 minutos) (5).
Los efectos subjetivos son muy variables de un sujeto a otro, aún administrando la misma dosis.
También estos efectos pueden ser distintos para el mismo sujeto en diferentes sesiones, e incluso
puede no haber ningún efecto. A pesar de estas consideraciones, podemos enumerar tres grandes
momentos que se asocian a la toma: la purga, en forma de diarrea o vómito; otra fase en la que se
experimentan fenómenos alucinatorios de diversa índole, que suelen comenzar con figuras sencillas,
como por ejemplo, figuras geométricas; y una última etapa identificable, que trascurre durante los
días posteriores a la experiencia, donde el sujeto refiere una sensación de bienestar. Las
alucinaciones pueden estar acompañadas de imágenes o recuerdos positivos y placenteros, o
negativos y angustiosos. Esto depende de un gran número de variables tanto psicológicas del
sujeto, como del contexto (5).
Los efectos de la sustancia suelen objetivarse, como alteraciones en la percepción de uno mismo,
del tiempo y del espacio, además de alucinaciones de carácter principalmente visual, que suelen
comenzar con formas geométricas a modo de caleidoscopio de colores brillantes, seguidas de
figuras más nítidas, como animales, personas, etc. , Finalmente, se perciben figuras borrosas
difíciles de identificar. Asimismo, pueden presentarse alucinaciones auditivas, olfativas o táctiles
(6).
Otros efectos psicológicos, se podrían clasificar en cuatro bloques (7):
1) Facilitación de la actividad reflexiva e introspectiva.
2) sensación de tener facultades extrasensoriales intensamente desarrolladas, que pueden
asociarse con sensaciones de desdoblamiento del cuerpo y el alma, la muerte y de tener
experiencias telepáticas con personas, que no están presentes. La supuesta percepción de sucesos
futuros es un hecho más relacionado con el consumo de la droga en un contexto ritual tradicional,
que en un contexto terapéutico más occidental.
3) Experiencias o visiones místico-religiosas, de intenso carácter simbólico.
4) sensación de bienestar percibida por los sujetos, en los días o semanas posteriores,
fenómeno anteriormente mencionado.
2. 3 ayahuasca y psicoterapia.
La investigación terapéutica con la ayahuasca es relativamente reciente, por lo que no existen
muchos estudios que demuestren que sea eficaz en el tratamiento de trastornos, en términos del
paradigma experimental científico. Por el momento, no existen escuelas que apliquen, como
tratamiento, la ayahuasca, de un modo estructurado y sistemático.
Según los estudios realizados por Mc Keenan (5) y consideraciones elaboradas a partir de un
estudio biomédico, teniendo como sujetos de estudio a miembros de la secta brasileña de la UDV en
1993, las potencialidades terapéuticas de la droga serían aplicables al tratamiento de trastornos
adictivos, tanto relacionados con el alcohol como con otras sustancias de abuso. De igual modo,
diversos estudios contemplan la posibilidad de utilizarlo como tratamiento farmacológico contra
déficits serotoninérgicos, asociados a diversos desórdenes funcionales, neurodegenerativos y del
desarrollo: demencias, THDA, etc. También hay reseñas que indican sus posibles efectos positivos
en depresiones, problemas de ansiedad, y elaboraciones de duelos o enfermedades, como el cáncer.
Fericgla (6) hace una mención especial al potencial terapéutico de la ayahuasca en relación con la
mejora de las capacidades adaptativas del individuo, lo que estaría posiblemente motivado por el
estado autorreflexivo que se adopta durante la toma, (que el autor denomina consciencia dialógica).
Es importante tener en cuenta que la experiencia está mediatizada por la intensidad de la
experiencia a nivel emocional percibida por el sujeto, amén de la percepción de la realidad a través
de otros estados de conciencia, diferentes al habitual, que proporcionaría una ampliación de la
perspectiva de la visión general de la vida y de la percepción de los conflictos. La imaginería mental
que se produce está relacionada, en parte, con el carácter individual y único del individuo y su
contexto. Del mismo modo, una parte considerable de dicha imaginería responde a una serie de
percepciones simbólicas de carácter más universal, que suelen ser muy similares en sujetos
diferentes, incluso los que pertenecen a culturas y lugares distantes que no tienen ningún tipo de
relación entre sí. Según se afirma, serían los símbolos arquetípicos de los que habla Jung (8).
3. - PROCEDIMIENTOS DE INTERVENCIÓN TERAPÉUTICA CON ENTEÓGENOS
Como ya se señaló anteriormente, el éxito del proceso psicoterapéutico depende de una serie de
variables críticas: por una parte, en contexto en el que se desenvuelve la terapia en general y en el
que se administra la droga en particular; por otra parte, la personalidad del terapeuta y del paciente
también son aspectos importantes. Tal y como señalan Grof (4) y Hofmann (1), ambos, terapeuta
y paciente, han de recibir entrenamiento específico antes de llevar a cabo las sesiones con la
sustancia.
Según Grof (4), la preparación para las sesiones con LSD, por parte del terapeuta, ha de
complementarse con experiencias personales con la sustancia. Del mismo modo, la persona que
administra y controla las sesiones con ayahuasca ha de prepararse de un modo específico, que
también incluye numerosas experiencias personales con la droga. Según el uso tradicional del
compuesto, dicha preparación se compone de largos períodos de aislamiento, abstinencia sexual y
adhesión a una estricta dieta que excluye determinados alimentos, como la carne (9).
Todos lo investigadores del área de las sustancias enteogénicas, coinciden en que es necesario
establecer un marco terapéutico concreto donde se desarrolle la sesión, para garantizar una
elaboración positiva de los contenidos. El efecto de la sustancia, en sí misma no resulta terapéutico,
a menos que se realice en un contexto controlado y con unas características específicas, que tienen
que ver con el set y el setting (4).
El set: se refiere a las expectativas y motivaciones del sujeto, respecto a la sesión con la droga,
determinadas por los objetivos previamente establecidos y el proceso de preparación para la sesión.
El diseño establecido depende de estas variables. Existen multitud de sets diferentes, dependiendo
si se busca una potenciación de la creatividad del paciente, de su "parte espiritual o mística", de si
se trata de una intervención terapéutica con un paciente psiquiátrico, etc.
El setting: incluye el contexto físico e interpersonal en el que se administra la sustancia, además de
las circunstancias concretas bajo las cuales se realiza la experiencia. Esto es: si es una terapia
individual o grupal, si la sesión o sesiones se realizan en una habitación vacía o con elementos que
faciliten el emerger del contenido inconsciente, o que dichos elementos sugieran una experiencia de
carácter transpersonal, etc. Los objetos y personas presentes influirán en la experiencia y vivencias
del sujeto durante la sesión, favoreciendo o impidiendo que el paciente pueda proyectar en ellos los
contenidos de la psique (10). Se hace especial hincapié elementos como la música (9, 11) y la
decoración de la estancia con pinturas y objetos de arte concretos, que tiene en ocasiones carácter
simbólico que facilitan las proyecciones de los pacientes (4).
4. ESTUDIOS EMPÍRICOS
En este apartado se elabora un resumen de algunos de los estudios empírico, s más importantes,
realizados con LSD y ayahuasca, a lo largo de la historia de sus respectivos usos, como elementos
con posibles usos terapéuticos.
4. 1 Estudios empíricos con LSD
La mayoría de los estudios experimentales, de los que se tiene conocimiento, con LSD, son
anteriores a la década de los 80.
4. 1. 1 tratamiento de pacientes alcohólicos
Hay un primer experimento, con este tipo de pacientes (4, 12) en el que los autores, partían de la
base de que la experiencia con la LSD era similar al delirium Tremens. El objetivo de la sesión era
impedir que continuaran con su adicción, una vez experimentaran en su propia piel, una simulación
de dicho síntoma. Para su sorpresa, comprobaron que la mejoría en los pacientes, correlacionaba
con experiencias positivas provocadas por el compuesto, no con que se hubiesen producido
sensaciones negativas. Los investigadores trataron de este modo a cientos de pacientes, de los
cuales, el 50% permanecía sobrio un año después. Son los inicios de la ya mencionada terapia
Psiquedélica. Este experimento fue muy criticado posteriormente, especialmente por Ludwing (10,
12).
Se han dado otro tipo de aplicaciones del LSD en la terapia de pacientes alcohólicos. Por ejemplo,
en una revisión realizada por Yensen (13) acerca de la terapia con LSD en alcohólicos, se llega a la
conclusión de que dicho tratamiento es efectivo, tanto a dosis altas como bajas en lo que se refiere
al mantenimiento de la abstinencia, aunque algo más con dosis altas (un 53% frente a un 33%, de
los que tomaban dosis más bajas).
The London Clinic of the Alcoholism and Drug Adicction Research Foundation realizó un estudio en el
que se pretendía determinar la eficacia real del tratamiento con LSD, en pacientes alcohólicos. Se
seleccionaron 100 pacientes. El experimento se desarrolló en el contexto hospitalario el centro, y los
criterios de intervención del terapeuta, así como las dosis administradas y el volumen de las mismas
varían en cada grupo, constituyendo cuatro grupos en total (14). Durante los días siguientes a las
administraciones del ácido, los pacientes fueron entrevistados periódicamente acerca de los efectos
clínicamente significativos que habían percibido durante la experiencia, además de efectuar diversas
sesiones de terapia individual acerca de dichos contenidos. El seguimiento de todos los pacientes,
realizado 12 meses después, se llevó a cabo de forma independiente. Las mejoras fueron
experimentadas por miembros de todos los grupos, exceptuando el de control, en grados y áreas
muy similares; la única diferencia observada fue que el grupo sin supervisión entabló una menor
relación dialógica, hacia el exterior, que el grupo supervisado. Este estudio encuentra que el LSD es
igualmente efectivo a dosis moderadas que a dosis altas (14).
4. 1. 2 Uso de LSD en psicoterapia
Un experimento (15) se realizó con 150 pacientes ingresados, por diversos trastornos psiquiátricos.
Las sesiones oscilaron entre una y diez, de forma individual, dependiendo de las respuestas del
paciente. Realizaron pruebas con altas dosis del ácido vía intramuscular, que los experimentadores
recomiendan para trastornos neuróticos obsesivos graves y diversos trastornos de adicción a
sustancias, como el alcohol, y con dosis más pequeñas, administradas de forma oral. En ambos
casos, los pacientes debían permanecer en una sala durante 24 horas, después de la experiencia
con el ácido, para realizar una entrevista de seguimiento. Lo que se observó, principalmente, fueron
los cambios perceptivos del paciente, asociados a las palabras o acciones del terapeuta y de su
ayudante. Dichos cambios, relacionadas con las propias autopercepciones, producían fenómenos de
asociación espontánea de unas ideas con otras, y fenómenos transferenciales de un modo mucho
más vívido que mediante la psicoterapia sin LSD. Esto facilitaba una mejor exploración de la raíz de
diversas neurosis, conflictos o complejos.
Al otro grupo experimental se le administró la dosis de forma oral con el estómago vacío. Después
de 24 horas transcurridas a partir de administración de la dosis de LSD, los sujetos debían
permanecer en observación y seguimiento. En ambos casos, el tratamiento se repitió en intervalos
de tres días o más. Los pacientes solían necesitar varios meses para analizar, elaborar e integrar el
material proyectado en un sólo tratamiento. Con intervención del terapeuta, se trabajaron
principalmente las emociones que les habían provocado las experiencias bajo los efectos del
fármaco. Los resultados mostraron mejorías claras en dos tercios de los pacientes, tanto a dosis
bajas como altas, en lo que se refiere desenganche de la sustancia y mantenimiento de la
abstinencia, mientras que el grupo de control mostró mucho menor avance terapéutico (13, 15).
En otro estudio (16), se observaron cambios de la personalidad, relacionados con la terapia
"psiquedélica". Dicho estudio se elaboró entre julio de 1962 y abril de 1963, a partir de una
muestra de 70 personas, que previamente habían completado un programa terapéutico de terapia
psiquedélica, de aproximadamente un mes, en una clínica privada. La terapia consistía en
inhalaciones previas de mezclas de CO2 y O2, que provocaban que el paciente se fuera habituando
a los estados alterados de conciencia. El día de la sesión, se le administraba al paciente, una dosis
alta de mescalina y LSD. Durante las siguientes semanas, se realizaron una serie de entrevistas y
revisión de notas tomadas durante la sesión, donde se presta apoyo emocional, pero sin elaborar
una interpretación de las experiencias desde una perspectiva psicoterapéutica. Los resultados
obtenidos dejaron evidencia de una disminución, estadísticamente significativo, de las puntuaciones
obtenidas en todas las escalas evaluadas, a excepción de la que evaluaba los rasgos maníacos.
Además, este estudio tuvo en consideración la relación entre cambios de personalidad y severidad
de los síntomas expresados en las pruebas, antes y después de las sesiones de LSD.
Dividen así la muestra en tres grupos: grupo Grave, grupo Moderado, y grupo Normal, que estaban
determinados por la puntuación obtenida en las escalas. Los resultados obtenidos en el grupo
Moderado no son tan variables como los del grupo Grave, pero más estables a lo largo del tiempo.
El cambio menos pronunciado lo protagoniza el grupo Normal, probablemente debido a que el tipo
de pruebas utilizadas están concebidas para reflejar cambios asociados a patologías. El estudio
señala que los cambios se deben no sólo a la administración de la sustancia, sino también a los
factores que rodearon el proceso terapéutico y las características previas de los sujetos. Los
resultados hacen patentes tres factores fundamentales a tener en cuenta: primero, la habilidad de
los sujetos para poner en práctica los insights en la vida cotidiana; segundo, la naturaleza de los
cambios observados poco tiempo después determina el nivel de seguimiento necesario para evitar
la represión; y por último, si se observan variaciones significativas pasados los seis meses, es
necesario un seguimiento hasta los 12 meses al menos.
4. 1. 3 Experimentos con heroinómanos
Experimentos realizados en 1973 con heroinómanos encarcelados, mostraron que el 25% del grupo
que se trató con LSD se mantuvo abstinente un año después, frente al 5% del grupo de control. El
80% de los pacientes del primer grupo refirieron haber logrado experiencias cumbre (13).
4. 1. 4 LSD en el tratamiento del autismo
Un primer estudio se realizó entre 1959 y 1974. Se consideró que era posible un beneficio, con el
uso de LSD, en el tratamiento de los síntomas autistas, en vista de los resultados obtenidos, por
investigaciones previas, en las sesiones con LSD, con adultos con historia previa de psicosis (en esta
época, el autismo estaba considerado por los experimentadores como un tipo de psicosis). Los
beneficios observados fueron: un incremento del contacto físico y una mejora de la percepción y
experiencia del propio cuerpo (en particular la boca y los labios), además de la desaparición de
conductas repetitivas y manierismos. Los efectos negativos descritos fueron: intensa labilidad
emocional, aumento de la ansiedad, alucinaciones visuales y/o auditivas. No ocurrió el efecto que los
investigadores esperaban que ocurriese, es decir, que los niños hablaran. Al repetir el experimento
con una muestra de 17 sujetos, observó que muchos de ellos se quedaban completamente inmóviles
o preocupados por un objeto cercano, otros reaccionaban de modo agresivo, y otros mostraban un
menor autocontrol (17).
Los datos experimentales recogidos acerca de esta sustancia son más actuales, ya que su
conocimiento e investigación sistemática es relativamente reciente, en comparación con el LSD.
4. 2. 1 Estudios de campo con los indios de la etnia shuar
Uno de los estudios, con los indios de la etnia shuar, se elaboró entre 1992 y 1993, a partir de una
muestra de 113 informadores fiables, de la etnia amazónica shuar, en su mayoría hombres. Por
razones culturales, el consumo de ayahuasca está muy extendido en los hombres y es escaso entre
las mujeres. Una condición necesaria para participar, era que el sujeto tuviera al menos 16 años. Se
encontró que las mujeres tenían un elevado nivel de ansiedad, en comparación con los hombres,
cuyo consumo de ayahuasca y otros enteógenos era más del doble y más frecuente, que el de ellas,
a lo largo de su vida. Ellas también presentaban muchas más dolencias físicas y malestares
generales.
Los resultados mostraron correlación negativa entre el consumo de ayahuasca y un menor grado de
trastornos o dolencias percibidas por el sujeto (6).
4. 2. 2 Efectos psicológicos de la "Ayahuasca" y los registros de la función cerebral
Este estudio se llevó a cabo en 1996 (18) con miembros de la iglesia del Santo Daime, en Brasil. La
muestra se constituyó con 11 sujetos (seis hombres y cinco mujeres, de edades comprendidas entre
los 20 y 50 años) pertenecientes a uno de los 12 centros situados en Río de Janeiro. Durante las
sesiones de ayahuasca, se les realizaron EEG a los participantes, en cuatro sesiones diferentes
durante un período de tiempo de 9 meses, debido a que este grupo consume el compuesto
únicamente dos veces al mes. En cada sesión con la droga participan varias personas, además del
sacerdote o guía de la comunidad. Éste les administra el preparado que, en este caso, fue para
todos de 75 cc. En el análisis de resultados se observa un aumento importante de actividad en la
banda de frecuencias de 36-44 Hz en los electrodos situados en el pericráneo occipital, temporal y
parietal izquierdo, en los momentos en los que el individuo tenía los ojos cerrados, lo que se
correlaciona con los datos que hablan de los importantes efectos de la sustancia a la hora de
generar imaginería mental de carácter visual. La banda de frecuencia beta tendió a aumentar,
mientras que las bandas delta y theta tendían a disminuir. También se observó una elevación en la
activación del córtex visual. Los sujetos refirieron intensas visiones con recuerdos del presente,
pasado y futuro, además de figuras de deidades. Los datos aportados son importantes si se tiene
en cuenta el modelo Cerebral Talámico-Cortical de los 40 Hz propuesto por Basar et al. (18). El
aumento de actividad de estos sistemas se ha relacionado con que se facilita el acceso a
información del inconsciente, por parte del cerebro consciente. La banda de frecuencias responsable
de la percepción de estímulos aumentó en los registros de EEG durante las sesiones con el
compuesto, en comparación con los registros realizados antes de la administración (principalmente
con los ojos cerrados). Esto sugirió a los investigadores que el compuesto podría ser un facilitador
terapéutico en la liberación de cuestiones reprimidas a nivel inconsciente (18)
4. 2. 3 Consumo urbano de yajé (ayahuasca) en Colombia
Los participantes en la investigación (7) fueron 40 personas adultas de entre 18 y 63 años (26
hombres y 14 mujeres), de origen y formación occidental, residentes de la ciudad de Bogotá, que
habían consumido yajé dentro de un contexto urbano, por lo menos en dos ocasiones. Se elaboró
una escala de Evaluación de Motivaciones Asociadas al Consumo del yajé. Asimismo, se realizaron
entrevistas semiestructuradas. Los resultados indicaron que el 47, 5 % de los sujetos mantenía el
consumo por motivaciones de tipo terapéutico, como buscar curación física (dolores de espaldas,
hipertensión, etc. ), para un 57, 5 % ésta era una de sus motivaciones, pero no necesariamente la
principal, y el 82% refería utilizarlo como medio para una "limpieza" corporal. En relación con
motivaciones de tipo terapéutico de tipo psicológico, un 84% coincidía en afirmar que la sustancia
suponía un facilitador de la autopercepción y la resolución de situaciones personales conflictivas. En
cuanto a las motivaciones de tipo espiritual o religioso, el 67% señalaba que el consumo de yajé les
proporcionaba sensación de paz, unidad y trascendencia, aunque no necesariamente ligadas a un
sentimiento religioso, algo que ocurría en el 70% de los casos. Las motivaciones relacionadas con el
autoconocimiento y el estudio de sus efectos, no eran aspectos motivacionales principales, sino
complementarios. Las motivaciones psicológicas y físicas presentaban alto nivel de correlación, y,
ambas, en relación con la categoría de la experimentación puramente alucinógena de la sustancia,
presentaban correlación negativa, respectivamente (7).
4. 2. 4 El proyecto Hoasca
Este proyecto de investigación terapéutica (19) se inició en el 1993, y fue llevado a cabo por un
equipo internacional de investigadores provenientes de Brasil, Estados Unidos y Finlandia. El
objetivo del estudio era elaborar una base de datos acerca de los siguientes puntos: evaluación de
la magnitud de los efectos de la droga a nivel psicológico y fisiológico; determinación de los niveles
serotoninérgicos de una muestra de consumidores habituales; especificación de la cantidad de
alcaloides psicoactivos pertenecientes al compuesto que hay en la sangre de los sujetos de dicha
muestra; y el análisis de la cantidad de componentes psicoactivos de la mezcla administrada. La
muestra constaba de 15 varones, con una historia de consumo de ayahuasca de al menos 10 años,
con una frecuencia de consumo de una vez cada dos semanas, asociada a un contexto religioso (en
este caso, la Unión Del Vegetal). No consumían ningún otro tipo de droga. El grupo de control
estaba constituido por 15 varones que nunca habían consumido ayahuasca ni pertenecían a la UDV.
A ambos grupos se les realizaron entrevistas psiquiátricas estructuradas, test de personalidad y
evaluaciones neuropsicológicas. Al grupo de sujetos que consumía la droga se les realizó, además,
entrevistas semiestructuradas abiertas. Los resultados observados mostraron diferencias
estadísticamente significativas en los test de personalidad, de los componentes de ambos grupos.
Los consumidores reflejaban mayor grado de prudencia frente a la excitación exploratoria, mayor
índice de disciplina, y mayor tendencia a la reflexión que a la impulsividad. En lo referente a la
escala de evitación del daño, los consumidores mostraron un miedo significativamente menor que
el grupo de control ante situaciones inciertas, mayor tendencia a las relaciones sociales y mayor
optimismo. Los resultados indicaron que los miembros del grupo experimental obtenían mejores
resultados en pruebas de recordar palabras a corto plazo. No se hallaron diferencias
estadísticamente significativas entre ambos grupos en tareas de memoria a largo plazo. Además, se
observaron indicios de que había una mayor regularización en los receptores inhibidores de la
recaptación de serotonina, en los sujetos consumidores, además de un aumento proteínico
relacionado con su producción. Ninguno de los sujetos del grupo experimental mostró desórdenes o
alteraciones psiquiátricas significativas, mientras que a dos de los sujetos del grupo de control se
les diagnosticó dependencia por alcohol y trastorno fóbico hipocondríaco.
Un detalle digno a tener en cuenta es la consideración de que la actividad del THH está más
relacionada con la inhibición de la absorción de la serotonina que con la inhibición de la MAO. En
una experiencia individual posterior realizada por uno de los investigadores que habían participado
en el experimento, en la que se autoadministró dosis diarias de THH durante seis semanas,
haciéndose antes y después un PET para observar la actividad serotoninérgica cerebral, se observó
que la densidad de los receptores de 5HT había aumentado en el área del córtex prefrontal, que tras
interrumpir el tratamiento, volvía a tener la actividad habitual (5).
4. 2. 5 ayahuasca en la adolescencia: Una evaluación psiquiátrica preliminar
Se realizó un estudio (20) con una muestra de 80 adolescentes brasileños, cuya edad oscilaba entre
los 15 y 19 años. 40 de ellos pertenecían a la UDV, grupo religioso consumidor habitual de
ayahuasca, que habían ingerido dicho compuesto al menos 24 veces en los últimos dos años. Los 40
restantes nunca habían lo habían consumido. Todos los sujetos de la muestra pertenecían a la
misma comunidad, y se habían criado en condiciones socioculturales similares. El 7, 5 % de los
miembros del grupo consumidor presentaba puntuaciones elevadas en cuestionarios que medían
alteraciones psiquiátricas. Los resultados del grupo de control reflejaron mayor índice de trastornos
psíquicos en el mismo. Comparando ambos grupos, se observó que los miembros del grupo de
control presentaban un mayor índice de síntomas ansiosos, una autoimagen más negativa y una
mayor desmotivación general. Dichas diferencias se hacían más evidentes al comparar a las mujeres
de ambos grupos.
5. BENEFICIOS Y RIESGOS
Según se ha encontrado en la bibliografía, existen diferentes beneficios y riesgos, asociados al uso
de enteógenos, que se explican a continuación.
5. 1- Posibles beneficios
El beneficio potencial de la psicoterapia con alucinógenos, parece estar asociado, al marco
terapéutico y a las variables contextuales, en las que se desarrolla la sesión (set y setting) (2).
Hay que señalar como positivo que las sustancias alucinógenas, como la ayahuasca o el LSD no
cumplen los criterios de dependencia farmacológica (4). Ninguno de los dos provoca "Craving" (13).
La tolerancia a los efectos farmacológicos relacionados con alteraciones perceptivas y psíquicas,
desaparece a los tres o cuatro días. No se observa tolerancia a los efectos somáticos (6, 9, 21).
El uso de ayahuasca en tratamientos de adicciones a sustancias, llevado a cabo en un contexto
terapéutico o ritual-religioso, ha mostrado algunos resultados positivos (9, 13). Grof (4) señala,
además que la terapia hipnodélica con LSD resultó ser bastante efectiva en el tratamiento de
adicciones.
La ayahuasca ha mostrado ser un facilitador del proceso autorreflexivo, sobre las evoluciones y
contenidos de la psique (conciencia autorreflexiva) (6), así como de la identificación e interpretación
de los contenidos del inconsciente, dentro de un contexto psicodinámico. Además, permite al sujeto
alcanzar lo que se ha llamado un "estado de conciencia transpersonal", es decir, de tipo espiritual
(6, 11).
Las sesiones de LSD se han mostrado efectivas en combinación con tratamientos de carácter
psicodinámico, ya que facilitan el proceso transferencial y ayuda a superar bloqueos, resistencias y
estancamientos en el transcurso de dicho tratamiento (4). Lo mismo ocurre con las sesiones de
ayahuasca (18). Hay evidencias de beneficio terapéutico con LSD en diversos trastornos neuróticos,
depresiones, síntomas psicosomáticos y psicosis asociadas a experiencias perinatales regresivas (4).
Estudios experimentales sugieren que el consumo habitual de ayahuasca correlaciona positivamente
con la sensación subjetiva de autoaceptación, autocontrol, actitud optimista ante la vida, mejora en
las relaciones sociales, y tener un menor miedo a la muerte (5).
Escohotado (22) señala que la ayahuasca es potencialmente beneficiosa para combatir la depresión,
en parte por su baja toxicidad si se la compara con los IMAOs utilizados en psicoterapia, y en parte
por los beneficios que considera que posee dicho enteógeno.
5. 2 Riesgos
La ingesta de sustancias alucinógenas supone diversos riesgos, ya que su consumo, puede estar
asociado a la aparición de diversos trastornos, que en unas ocasiones son agudos y transitorios, y
en otras ocasiones pueden tender a la cronificación. Durante las crisis, pueden presentarse
complicaciones somáticas durante el tratamiento de las crisis agudas, como taquicardias,
hiperventilación, reacciones adversas a los adulterantes del compuesto, si los tiene, etc. Dichas
reacciones, no parecen estar motivadas por el volumen de dosis administrada, sino que se
relacionan con la predisposición personal a desarrollar diversos trastornos, y con el contexto y
situación en la que se efectuó el consumo (23). Por otra parte, la posibilidad de una baja calidad del
compuesto, y la ausencia de un sistema de apoyo y un contexto percibido como seguro por el
sujeto, puede provocar la aparición de reacciones paranoides y de pánico. Se hace especial hincapié
en la idea de que el consumo de la droga ha de ser consentido por el sujeto, ya que su
administración sin el conocimiento de éste, puede llevar también a las reacciones de pánico y
paranoia anteriormente citadas (4). Existe un riesgo potencial de desarrollar trastornos psicóticos
agudos y otros efectos psicológicos transitorios si se combina la administración de DMT con
sustancias que potencian la producción o la actividad serotoninérgica. Dichos episodios suelen
remitir a las pocas horas.
A continuación se explican con más detalle las reacciones adversas más importantes:
- delirium por intoxicación por alucinógenos: se trata de reacciones que presentan características
propias del síndrome confusional, asociadas a la presencia del compuesto en el organismo, que se
desvanecen una vez se expulsa completamente mediante mecanismos fisiológicos ordinarios. Suele
durar unas 24 horas. En ocasiones, puede requerir medicación.
- Trastornos de ansiedad y afectivos relacionados con el consumo de alucinógenos: principalmente
manifestadas en forma de breves reacciones de pánico o disforia aguda. La mayor parte de estas
crisis desaparecen también en unas 24 horas, que es el tiempo que tarda el organismo en
metabolizar la sustancia. En caso de administración de medicación, se recomiendan
benzodiacepinas, o antipsicóticos en los casos más graves. Se debe evitar la administración de
anticolinérgicos, ya que pueden agravar el cuadro de ansiedad (21).
- psicosis y alucinaciones: el consumo crónico de sustancias alucinógenas se asocia con el
incremento del riesgo de desarrollar trastornos de tipo psicótico. No se habla de una reacción
causa-efecto, pero sí hay evidencias de que el compuesto puede desencadenar un estado mórbido
preexistente en el sujeto, que incluso puede llegar a ser permanente. El consumo de alucinógenos,
por parte de personas predispuestas a alteraciones psicóticas, supone un riesgo muy grande de
sufrir dichas alteraciones (21). Por otra parte, existe un riesgo potencial de desarrollar trastornos
psicóticos agudos y otros efectos psicológicos transitorios (como alucinaciones), si se combina la
administración de DMT, con sustancias que potencian la producción o la actividad serotoninérgica.
Dichos episodios suelen remitir a las pocas horas (11, 21).
- trastorno perceptivo persistente o "flashbacks": se refiere a la reexperimentación sorpresiva e
inesperada, de uno o más síntomas perceptivos acaecidos durante el consumo de la droga. Sus
mecanismos subyacentes son desconocidos, aunque se ha sugerido que diversos cambios a largo
plazo, de la función visual observados en consumidores de LSD. Varios años después del último
consumo (como por ejemplo, palinopsia, ), podrían ser debidos al consumo de la sustancia (21).
- "Síndrome serotoninérgico": que se caracteriza por una gama de síntomas fisiológicos
disfuncionales, que incluye temblor, diarrea, inestabilidad autonómica, hipertermia, sudoración,
espasmos musculares y habiendo incluso riesgo de muerte (21).
- La utilización de ayahuasca por personas que hayan consumido recientemente ginseng, hierba de
San Juan, dextrometorfano o metilendioximetanfetamina (MDMA: éxtasis) puede aumentar la
intensidad de diversos malestares físicos o dolores crónicos (dolor de espalda por ejemplo) (21).
- El LSD puede llegar a provocar ataques epilépticos en personas diagnosticadas con dicho
trastorno, y en las que existe un riesgo potencial acentuado de padecer dichos ataques (21).
- Con personalidades con tendencia a la ideación paranoide, se debe generar un clima de confianza
en el contexto terapéutico, especialmente con el experimentador, para evitar reacciones paranoides,
acerca de los contenidos que han surgido durante la sesión. Si no existe dicho clima, la terapia con
LSD está contraindicada. Si existen malentendidos, conflictos o distorsiones, encubiertas o
manifiestas, en la relación terapéutica antes de la sesión, dichos conflictos serán exagerados
durante la terapia con el enteógeno, lo que puede poner en peligro el proceso del tratamiento.
- Existe mayor riesgo de que el terapeuta proyecte sus propios contenidos contratransferenciales,
durante la sesión con la droga, lo que se contrapone con la correcta evolución del proceso
terapéutico. Es necesario un entrenamiento previo del terapeuta que implique experiencias
personales con la droga para poder comprender los diferentes estados por los que pasa el paciente.
De igual modo, una mala resolución de una sesión con LSD donde se experimente una regresión a
una matriz perinatal de carácter negativo, puede provocar que la dinámica experimentada siga
activada durante largos período de tiempo, con reacciones adversas en la estructura de
personalidad del sujeto (4).
- En sesiones con sujetos de tendencias autodestructivas o labilidad emocional, es importante que
durante la experiencia manifiesten las fases correspondientes a la "muerte d
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