A propósito del registro de aumento del número de intentos de suicidio adolescente en un hospital pediátrico regional polivalente, y de la necesidad, del Servicio de Salud Mental de dicho nosocomio, por conocer sus causas, se realiza un trabajo de investigación bibliográfica de los factores eventualmente determinantes, entre los que se consideraron la epidemiología, el contexto que incide en la vulnerabilidad o resiliencia del individuo, la ausencia de pubertad, historia previa de intervención de salud mental, formas de presentación, tendencias, tratamientos, estrategias y niveles de prevención, legislación actual. De acuerdo a dicho estudio, se analizaron algunos casos con el objeto de evaluar la relación de dichos factores y las complicaciones observadas que pudieron incidir en su reingreso (ej. violencia familiar). Como resultado de estas reflexiones, se proponen campañas de educación médica, escolar y publicitaria en los medios, fortaleciendo, especialmente, el valor del orden, de la Ley, que establece el respeto de roles y a la vida desde el origen.
Médica, Esp. en Psiquiatría Infanto Juvenil (UBA). Médica Asistente en Planta Permanente en Sala de Salud Mental en HIEMI –MdP, *Ex Concurrente en HOSPITAL GENERAL DE NIÑOS “Dr. PEDRO DE ELIZALDE”, *Ex Médica Agregada (Pediatría) en
ADOLESCENCIAS EN RIESGO: INTENTO DE SUICIDIO
TEENAGERS AT RISK: SUICIDE ATTEMPT
Ana María Martorella
hospital Materno Infantil "Dr. Victorio Tetamanti"
amartor@intramed. net. ar
adolescencia. intento de suicidio. factores de riesgo. prevención.
Adolescence. Suicide attempt. Risk factors. Prevention.
RESUMEN
A propósito del registro de aumento del número de intentos de suicidio adolescente en un
hospital pediátrico regional polivalente, y de la necesidad, del Servicio de Salud Mental de dicho
nosocomio, por conocer sus causas, se realiza un trabajo de investigación bibliográfica de los factores
eventualmente determinantes, entre los que se consideraron la epidemiología, el contexto que incide
en la vulnerabilidad o resiliencia del individuo, la ausencia de pubertad, historia previa de intervención
de salud mental, formas de presentación, tendencias, tratamientos, estrategias y niveles de
prevención, legislación actual. De acuerdo a dicho estudio, se analizaron algunos casos con el objeto
de evaluar la relación de dichos factores y las complicaciones observadas que pudieron incidir en su
reingreso (ej. violencia familiar). Como resultado de estas reflexiones, se proponen campañas de
educación médica, escolar y publicitaria en los medios, fortaleciendo, especialmente, el valor del
orden, de la Ley, que establece el respeto de roles y a la vida desde el origen.
ABSTRACT
About the record increase in adolescent suicide attempts in a multipurpose regional pediatric
hospital, and the need, at the Mental Health Service of the hospital, to know their causes, bibliographic
research work is carried out of the factors possibly determinants, which include epidemiology, the
context that affects the vulnerability or resilience of the individual, the absence of puberty, previous
history of mental health intervention, presentations, trends, treatments, strategies and levels of
prevention, law current. According to this study, some cases have been considered in order to assess
the relationship of these factors and observed complications which could affect their reentry (eg.
domestic violence). As a result of these considerations, health campaigns, school and advertising
media education have been proposed to especially strengthen the value of the order of the Law, which
establishes the roles and respect for life from the source.
INTRODUCCIÓN
Como propuesta, para comprender el incremento de casos de intentos de suicidio de
adolescentes, que llegan cada vez con mayor frecuencia, a un hospital materno infantil interzonal, y
que requieren la intervención no sólo de pediatras sino fundamentalmente, de profesionales de la
Salud Mental infanto juvenil, se investigan y analizan las causas posibles y los factores
desencadenantes en cada paciente en particular, y se estudian los antecedentes bibliográficos
disponibles que faciliten dicha comprensión, para poder intervenir adecuada y responsablemente, a
partir de definiciones y estado actual de la problemática a nivel mundial y regional. Para tal fin, se
estudian factores eventualmente determinantes, entre los que se consideraron la epidemiología, el
contexto que incide en la vulnerabilidad o resiliencia del individuo, la ausencia de pubertad,
historia previa de intervención de salud mental, formas de presentación, tendencias,
tratamientos, estrategias y niveles de prevención, legislación actual.
El acto suicida es definido por la OMS como toda acción por la que el individuo se causa a sí
mismo un daño, con independencia del grado de intencionalidad letal, y de que conozcamos o no los
verdaderos motivos. El concepto proviene del latín "sui" y "caedere" que significa hacerse daño a sí
mismo. El suicidio es una de las tres principales causas de muerte entre los jóvenes. Por cada persona
que se quita la vida, 20 más lo han intentado sin éxito. Unas 3. 000 personas se suicidan a diario en
el mundo, lo que significa que cada tres segundos una persona se quita la vida, un enorme problema
de salud pública que es evitable, según ha afirmado la Organización Mundial de la Salud (OMS). La
OMS estima que la mayoría de los suicidios que se llevan a cabo cada año se podría prever y evitar.
Para ello -afirma- es necesario que se adopten las medidas adecuadas por parte de las autoridades
sanitarias nacionales y se garantice un tratamiento adecuado a las personas que padecen de
trastornos mentales. Según la organización, el promedio de suicidios se ha incrementado en un 60%
en los últimos 50 años, en particular en los países en desarrollo. El suicidio es actualmente una de las
tres principales causas de muerte entre los jóvenes de 15 a 34 años, aunque la mayoría de los casos
se registra entre adultos de más de 60 años. Asimismo la OMS pone énfasis en que cada suicidio o
tentativa provoca una devastación emocional entre familiares y amigos, un impacto que puede
perdurar por muchos años. La OMS y la Asociación Internacional para la prevención del suicidio (AIPS)
consideran que es muy importante reforzar todos los programas para identificar y prevenir el
comportamiento suicida. Ambas organizaciones buscan garantizar que el suicidio "no siga siendo visto
como un fenómeno tabú, o un resultado aceptable de crisis personales o sociales", sino como "una
condición de salud influenciada por un entorno psicológico-social y cultural de alto riesgo". En 2006,
la OMS y la AIPS indicaron que según investigaciones realizadas, el factor que más predispone al
suicidio es la depresión, pero que hay otros muchos que aumentan la propensión al suicidio, como
trastornos bipolares, abuso de drogas y alcohol, esquizofrenia, antecedentes familiares, contextos
socio-económicos y educacionales pobres o una débil salud física, entre otros. Actualmente, nuestro
país ha dado un primer gran paso en la prevención de lo que expertos argentinos consideran una
"urgencia social" de la que poco se habla: el suicidio. El lanzamiento del primer Programa Nacional de
prevención permitiría conocer el problema, sus causas y adelantarse a esa lamentable forma de
terminar con la vida. Se estima que el 25% de los suicidios ocurre entre los 15 y los 25 años.
Uno de los pocos estudios científicos disponibles en nuestro país demostró que el 11% de los
adolescentes argentinos pensó o intentó suicidarse. "El suicidio es una urgencia social nacional, ya
que una investigación demostró que no se trata de un problema regional, sino de una realidad de
varias regiones del país. El 11% de los adolescentes argentinos está en riesgo de quitarse la
vida, es decir, que pensó o intentó suicidarse", según la doctora en psicología María Martina Casullo,
investigadora del Conicet y coautora del estudio sobre alumnos secundarios de colegios públicos y
privados. Reconocida por sus estudios sistemáticos y científicos, la doctora Casullo impulsa desde hace
años la creación de un plan de prevención que incluya la formación de los profesionales que pueden
identificar, intervenir y evitar un suicidio (policías, docentes, jueces y personal de la salud), así como
también conocer qué factores específicos son los que disparan la decisión de un individuo en riesgo.
Al respecto, Casullo sostiene la importancia de las autopsias psicológicas. Es necesario que en la
Argentina se hagan de manera sistemática en los casos de suicidios denunciados, que los jueces las
ordenen con más frecuencia de lo que las piden actualmente, según señaló la directora del doctorado
en psicología de la Universidad de Palermo. Esas autopsias consisten en entrevistas a la red de
familiares y amigos de la persona que se quitó la vida. Esta medida judicial les aporta a los
especialistas información sobre las causas y los factores de riesgo del suicidio, lo que ayuda a prevenir
nuevos hechos. Según la Asociación Argentina de prevención del suicidio, la tasa de suicidio en la
Argentina es de 8, 2 por cada 100. 000 personas. Las únicas estadísticas disponibles son de 2005,
según precisa el licenciado Carlos Martínez, profesor de la cátedra de Suicidología de la UP y presidente
de la AAPS. Antes de 2000, la tasa era de 6, 7 y en 2004, de 8, 4; pero 2001 marcó sin duda un quiebre
de la tendencia. Martínez, uno de los redactores del Programa Nacional de prevención, considera que
el efecto contagio se está presentando con mayor frecuencia y virulencia, y ya se podría detectar ese
fenómeno a tiempo, para lo cual se necesitan las herramientas para hacerlo. Si las provincias lo
adoptan como referencia, el programa permitiría contener rápidamente ese efecto. Un informe
reciente de la AAPS sobre el Servicio de atención Telefónica a Personas en crisis 136 de La Pampa que comparte con Santa Cruz las tasas más altas de suicidio en el país-, por ejemplo, mostró un
aumento de la cantidad de pedidos de ayuda. Allí, de las 1319 llamadas que la línea 136 registró en
1997, cuando se inauguró, o de las 2697 en 2004, los operadores pasaron a recibir 11. 096 llamadas
en 2005 y 12. 874 en 2006. Pese a que el suicidio es un fenómeno con más impacto en la población
masculina -indica el informe-, en las llamadas a la línea prevalecen las consultas de mujeres.
En general, los factores de riesgo de una conducta suicida incluyen una psicopatología, la
soledad, el aislamiento, los antecedentes familiares de suicidio y el pensamiento rígido. La
rigidez cognitiva es muy frecuente en estas personas, para las que todo es blanco o negro, y no hay
grises posibles, según Casullo, que realizó el estudio sobre alumnos secundarios con las doctoras
Mercedes Fernández Liporace y Norma Contini de González. La investigación incluyó a 1297 varones
y mujeres, de 12 a 20 años, en distintas provincias, que respondieron un cuestionario sobre factores
de riesgo de pensamiento y comportamiento suicida, como la desesperanza, la baja autoestima,
la incapacidad de enfrentar emociones, la soledad y el abatimiento. Las autoras hallaron que
un 11% de los adolescentes había pensado o intentado quitarse la vida.
Es una franja etaria muy relacionada con el consumo de drogas, la pérdida de valores, la falta de un proyecto de vida y una
gran exposición a mensajes y productos culturales que hablan de que ya nada tiene sentido.
Por iniciativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se dedica un día a la
prevención del suicidio, en la que se procura ampliar la asistencia a quienes por sus antecedentes o
su conducta están en situaciones críticas y corren el riesgo de atentar contra su vida. En coincidencia
con ese llamado, durante el Segundo Congreso Internacional de Suicidiología, en la ciudad de
Corrientes, representantes argentinos pidieron un plan de prevención conducido por las autoridades
del Ministerio de Salud y por llevarse a cabo en el ámbito nacional. En una estimación mundial, se
calcula que anualmente alrededor de un millón de seres humanos cometen el acto extremo de quitarse
la vida y las proyecciones estadísticas prevén que en 2020 el número de víctimas será un 50 por ciento
mayor. Se calcula que un joven se suicida cada 40 minutos en el mundo; en nuestro país, cada
tres horas. En el total de víctimas, los varones casi cuadruplican a las mujeres. Otro dato de
interés se vincula con el número de suicidas en relación con la población. Así, por ejemplo, en la
jurisdicción de Buenos Aires se producen 8 suicidios juveniles por 100. 000 habitantes; en
Chubut, en cambio, la relación es de 18 víctimas por 100. 000 habitantes. Esta información fue
difundida por la Red Solidaria, que conduce Juan Carr. Es frecuente plantearse la pregunta de por qué
se llega a tan penoso fin, más aún cuando se trata de personas jóvenes con un porvenir que puede
presumirse promisorio. Entre las explicaciones de base teórica a las cuales se acude, está la de admitir
que en el ser humano las tendencias a la autodestrucción coexisten con los instintos de vida, o apelar
a estudios sociológicos que han probado los efectos deprimentes de la soledad y el aislamiento
afectivo como antecedentes del suicidio. En conexión con el interrogante aludido, el doctor José
Lumerman, del Instituto Austral del Sud, de Neuquén, ha señalado que en las provincias patagónicas
-cuyo caudal de habitantes es escaso y se ha ido formando por migraciones de pobladores de otros
distritos del centro y norte del país-, quienes llegan en busca de mejores horizontes laborales deben
sobrellevar a menudo las duras pruebas que provocan la soledad y la distancia que los separa de sus
familias de origen, situación que se agrava en el tiempo invernal.
La prevención, que la OMS propone, exige la cooperación de grupos interdisciplinarios cuyos
esfuerzos se prodiguen tan pronto se perciba el riesgo de comportamientos autoagresivos. Los
cuidados deben comenzar con la detección precoz del problema y continuar con el seguimiento
y la contención afectiva de quien se muestra vulnerable, mediante la cooperación de redes sociales
de apoyo, consideradas indispensables por los especialistas. El suicidio constituye un problema muy
importante para la salud pública, pero es prevenible en muchos casos. La acción desde el sistema de
salud es fundamental, pero su éxito dependerá en gran medida de la ayuda y contención familiar.
Según la OMS, alrededor de la mitad de las personas que se suicidan en países en desarrollo de Asia
lo hacen con pesticidas, motivo por el que la organización ha insistido a los gobiernos que prohíban
o regulen el uso de estos productos.
El coordinador de trastornos mentales y cerebrales de la OMS,
José Bertolote, participante en un foro sobre el tema celebrado en Hong Kong, citó estudios en los
que se muestra que casi la mitad de los suicidios podrían haberse evitado si los pesticidas no hubieran
sido accesibles. Este experto señaló que, si bien los que intentan acabar con su vida ingiriendo
pastillas para dormir pueden ser salvados, los que usan pesticidas tienden a vivir en el medio rural,
con pocas posibilidades de que sus familias los puedan llevar a tiempo a un hospital. En cifras
absolutas, China es el país que registra el mayor número de suicidios del mundo, con 250. 000 casos
al año; seguido de la India, con 87. 000, y Rusia con 57. 800. En términos relativos ajustados a la
población, las cifras más altas corresponden a Sri Lanka, con 36, 2 suicidios por cada 100. 000
personas, seguido de Japón con 34, 21 por 100. 000 y Corea del Sur, con 28, 05 por 100. 000. En más
del 60% de los casos de China y Sri Lanka los suicidas utilizan pesticidas.
Hace algunos años, la Dirección de Salud Mental de la provincia de Santa Fe (Argentina) discutió
con instituciones, ONGs y profesionales especializados el problema que afligía a la región, donde, entre
el mes de abril y el mes de diciembre se habían registrado más de 30 suicidios que desconcertaron a
la población, pero que también la sumieron en un impreciso estado de alerta. El Ministerio de Salud
tomó nota y preparó una batería de medidas de detección e investigación acerca las razones
sociales, económicas y culturales que den respuesta a lo que Albert Camus definió como "el único
problema filosófico realmente serio". Mientras tanto, la ciudad de Reconquista, con una población de
66 mil habitantes, registró 9 casos en el período antes señalado, 3 de ellos en la franja etárea ubicada
entre los 17 y 40 años. Villa Ocampo, una ciudad menor, tuvo 7 casos, 5 de ellos fueron adolescentes
o jóvenes. Además del impacto que la serie causa en estas poblaciones chicas, el estado de alarma se
basa en que esas cifras superan la tasa media del país en cuanto a suicidios. El año anterior, el índice
nacional había sido de 8, 5 casos cada 100. 000 habitantes. Y los especialistas creen que por cada uno,
hay entre 10 y 20 intentos, de acuerdo a la información recabada por el sistema de salud. Los 20 mil
pobladores de Villa Ocampo sintieron el cimbronazo y diseñaron estrategias de contención para las
personas que requirieran ayuda o para los familiares que lamentaban las pérdidas. La ONG local Red
Solidaria trabajó sin desmayos con el lema de defender la vida. Se propuso también la implementación
de un esquema de atención telefónica en la ciudad, "para atender las urgencias, pero también para
contener a las familias". En la ciudad de Vera, el Equipo de Apoyo y contención para personas en
crisis trabajó durante un lustro en el problema. La psicóloga Sonia Caballero, una de sus integrantes,
saludó la iniciativa del Gobierno de rediscutir las estrategias. Es importante tomar contacto con otras
personas, ya que siempre es difícil trabajar con el tema de la muerte. En este aspecto, la prevención
es fundamental, hay que armar equipos en el que cada uno de sus integrantes pueda colaborar, y
hacerlo bien. Una persona en crisis informa, da señales de alerta y tenemos que prepararnos para
saber interpretarlas.
A contrapelo de informaciones no siempre prudentes sobre la frecuencia de
suicidios juveniles, el Ministerio de Salud de la Nación tiene verificado que el 90 por ciento de los
suicidas pertenece a la población económicamente activa, entre los 18 y 60 años de edad.
Obviamente, los casos que involucran a los adolescentes son de mayor impacto, pero no podemos
tomarlo como una prevalencia. Se debe profundizar el trabajo y, fundamentalmente, escuchar mucho
a la sociedad para entender lo que está sucediendo, es indispensable "trabajar sobre las conductas
de aislamiento, de la ruptura de los lazos sociales y de los excluidos". De acuerdo a las
estadísticas nacionales, Santa Fe, La Rioja y Catamarca son las provincias donde se habían detectado
una suerte de "brotes" de personas que deciden acabar con su vida.
La American Academy of Pediatrics ha actualizado su informe sobre la detección selectiva,
identificación, y tratamiento de los adolescentes en riesgo de suicidio. El informe actualizado está
publicado en el número de septiembre de Pediatrics. El Dr. Benjamin N. Shain y sus colaboradores del
Committee on Adolescence, apuntaron que, "el suicidio es la tercera causa importante de muerte
en los adolescentes de 15 a 19 años de edad. " "Los pediatras pueden tomar medidas para reducir
la incidencia del suicidio de adolescentes detectando selectivamente la depresión y la ideación y
comportamiento suicida. Este informe actualiza la declaración anterior de la American Academy of
Pediatrics e intenta ayudar al pediatra en la identificación y control del adolescente en riesgo de
suicidio. " El informe recalca que el suicidio del adolescente es un problema importante de salud
pública, que afecta a gente joven de todas las razas y grupos socioeconómicos, aunque un tanto
desproporcionadamente. Los hombres indios americanos y los nativos de Alaska tienen la tasa de
suicidio más alta, mientras que las mujeres negras tienen la tasa más baja. Basándonos en el 2003
Youth Risk Behavior Survey of US realizado en estudiantes del noveno al duodécimo grado, el 28, 6%
comunicó que se sentía triste o desesperado casi cada día al menos durante 2 semanas seguidas
durante los 12 meses anteriores a la encuesta, el 16, 5% había planeado un intento de suicidio, el
8, 5% tuvo una tentativa de suicidio, y el 2, 9% había realizado un intento de suicidio que necesitó
atención médica. La comprensión de los factores de riesgo del comportamiento suicida puede
ayudarnos a identificar a esos adolescentes que tiene mayor riesgo. Esto incluye historia familiar
de suicidio o intentos de suicidio, sexo masculino, historia paterna de problemas de salud
mental, orientación gay o bisexual, historia de abuso físico o sexual, intento anterior de
suicidio, presencia de armas de fuego en el hogar, mala relación padre-hijo, vivir fuera del
hogar, problemas escolares, no asistencia a clases ni al trabajo, aislamiento social, y
sucesos estresantes en la vida.
Más del 90% de los adolescentes que se suicidaron reunían
criterios para un trastorno psiquiátrico antes de su muerte. Por eso es importante que los médicos
reconozcan las diversas presentaciones de los trastornos de humor de los adolescentes y utilicen
las técnicas apropiadas para entrevistar a los posibles suicidas. A través del contacto cotidiano con
niños, jóvenes y padres, no sólo dentro del ámbito laboral privado y público, sino también en
instituciones educativas y sociales; vivenciando la rápida y constante transformación de la conducta
del púber y adolescente contemporáneo, y conjuntamente con ésta la cruel realidad que se impone
día a día con éstos fenómenos sociales como son las conductas violentas a edades cada vez más
cortas, el consumo de drogas ilegales y excesivo consumo de alcohol también a edades cada
vez más tempranas, todo lo cual lleva implícito conductas destructivas y autodestructivas,
surge la necesidad intrínseca de explorar los factores generadores.
Cabe preguntarnos una y otra vez lo que permanentemente hoy nos genera incertidumbre,
dudas, y nos mantiene en un presente incierto, como son los fenómenos sociales que perturban
la convivencia personal, familiar y social; fenómenos tales como conductas destructivas y
autodestructivas en franco aumento en nuestra sociedad; asociado a una conducta que podría
denominarse "CONDUCTA ZAPPING", considerando a la misma como destructiva y autodestructiva,
examinando a la vez si: ¿puede ser factor capaz de desencadenar un acto suicida? ¿es ésta una
manera de ir provocando un aniquilamiento lento, silencioso y doloroso? Teniendo en cuenta en lo que
un momento expresó el doctor Mauricio Knobel: "aún nos falta mucho por saber" y conociendo estudios
e investigaciones de otros autores sobre la multiplicidad de factores, se pueden considerar, a partir
de la observación directa a indirecta con este tipo de situaciones, tres nuevos factores que llevan a
que hoy estemos enfrentando cada vez menos personalidades con un YO fuerte, y no estando
capacitados a enfrentarse a una sociedad tan cambiante, que por momentos los abruma
generando así una conducta (que se observa muy bien en etapas como la adolescencia) ZAPPING.
Dichos factores enunciados (Mansur) son:
a-El rol adulto frente a una sociedad desorganizada (NUEVO modelo ADULTO).
b-La ausencia de la pubertad.
c-Estructuraciones psíquicas incorrectas
METODOLOGÍA
A propósito del registro de aumento del número de intentos de suicidio adolescente en un
hospital pediátrico regional polivalente, y de la necesidad, del Servicio de Salud Mental de dicho
nosocomio, por conocer sus causas, se realiza un trabajo de revisión bibliográfica de los factores
eventualmente determinantes, entre los que se consideraron la epidemiología, el contexto que
incide en la vulnerabilidad o resiliencia del individuo, la ausencia de pubertad, historia
previa de intervención de salud mental, formas de presentación, tendencias, tratamientos,
estrategias y niveles de prevención, legislación actual. De acuerdo a dicho estudio, se analizaron
algunos casos con el objeto de evaluar la relación de dichos factores y las complicaciones observadas
que pudieron incidir en su reingreso (ej. violencia familiar). Se propone interpretar el significado del
tema planteado, explicando causas y consecuencias. Por eso, el diseño es cualitativo, descriptivo y
explicativo porque caracteriza las actuales conductas adolescentes y pretende dar a cuenta del porqué
de nuevos fenómenos sociales. El análisis deviene, del contacto cotidiano con niños, jóvenes y padres,
no sólo dentro del ámbito laboral privado, sino también en instituciones educativas, sociales, y de
experiencias directas e indirectas. Para ello, se desarrollarán los aspectos estudiados que han sido
considerados como factores que influyen en el desencadenamiento de esta problemática a los fines
de facilitar la comprensión de la casuística propuesta, y su reflexión en relación a elección de las
estrategias de intervención más adecuadas en todos los niveles de prevención.
Epidemiología: Para la OMS, el suicidio es la segunda causa de muerte después de los
accidentes de tránsito.
rol de los Trastornos Mentales (comorbilidad)
Respecto a las patologías psiquiátricas, la revista ''The Lancet'' señala que el 90% de quienes
se quitan la vida tienen algún tipo de trastorno mental, uno de los factores que aumentan el riesgo
según varias investigaciones. Los autores señalan que el 50% de los suicidas cumplía los criterios de
depresión, aunque esta asociación es algo más débil en los países asiáticos. En la misma línea,
recuerdan, el 10%-15% de los individuos con un trastorno bipolar muere por esta causa; mientras
que en el caso de la esquizofrenia, el suicidio está presente en el 4%-5% de los fallecimientos.
Patologías como el cáncer, el sida, la esclerosis múltiple o la epilepsia también aumentan el
riesgo, según se ha observado en algunos trabajos. En este sentido, esta revisión recomienda
extremar la vigilancia sobre estos pacientes y tomar medidas preventivas en cuanto se detecta la
aparición de ideas o pensamientos suicidas; llegando incluso a la hospitalización o el tratamiento
farmacológico si fuese necesario. La OMS y la Asociación Internacional para la prevención del
suicidio (AIPS) consideran la importancia de reforzar todos los programas para identificar y prevenir
el comportamiento suicida. En 2006, la OMS y la AIPS indicaron que según investigaciones realizadas
el factor que más predispone es la depresión, pero que hay otros muchos que aumentan la propensión
al suicidio, como trastornos bipolares, abuso de drogas y alcohol, esquizofrenia, antecedentes
familiares, contextos socio-económicos y educacionales pobres o una débil salud física, entre
otros.
Trastrornos del Ánimo/Afectivos: El riesgo de suicidio es alrededor del 15%, principalmente
en los primeros años tras el diagnóstico y disminuye de manera progresiva después. Se
señala que en gran parte de los pacientes cuyo diagnóstico principal no pertenece a la esfera
afectiva, realizan el intento suicida en las fases donde está presente la sintomatología
depresiva.
Comportamiento disruptivo/Antisocial: Según concluye un estudio llevado a cabo por
investigadores de la Universidad de Turku (Finlandia) y publicado en la revista Archives of
General Psychiatry (2009; 66(4):398-406), los adolescentes y varones adultos que han
acometido alguna tentativa seria de suicidio suelen haber tenido problemas emocionales
a los 8 años. No en el caso de las mujeres, dado que la mayoría de las suicidas sucumben
a depresiones que desarrollan después de la pubertad. Casi cuatro de cada cinco de los
varones suicidas evaluados en el estudio habían presentado problemas a los 8 años,
problemas que además resultaban evidentes para sus padres y docentes. En palabras del
Dr. Andre Sourander, "la mayoría de los hombres que se suicidan o necesitan atención
hospitalaria después de intentar suicidarse tienen un alto nivel de problemas psiquiátricos a
esa edad. Y es que el principal hallazgo de nuestro estudio que la tendencia suicida en la
adolescencia y la juventud tiene diferentes trayectorias en los hombres y las mujeres". En
lo que los autores denominaron "sendero de persistencia", el 78% de los suicidas varones
había desarrollado mala conducta a los 8 años, como por ejemplo problemas de
temperamento, desobediencia, agresión, destrucción de propiedades, robos,
mentiras, desatención o hiperactividad. Un patrón, por el contrario, que no se observó
entre las niñas. Así, el equipo del Dr. Sourander constató, tal y como mostraban las
investigaciones previas, que "los intentos suicidas femeninos suelen emplearse para
comunicar angustia o para modificar la conducta o reacciones de los otros". Y es
que, según añadieron los expertos, la mayoría de los desórdenes del humor afectan a
las niñas después de la pubertad. El equipo instó a que se realicen controles efectivos
para detectar y tratar los desórdenes en la infancia, con la esperanza de reducir las tasas
de suicidio. Este enfoque es particularmente importante para los hombres con problemas
severos de conducta, ya que durante la adolescencia no suelen buscar asistencia mental.
Abuso de sustancias: El consumo de drogas está asociado al suicidio tanto como agente
causal como precipitante de la conducta y la situación de desamparado y pérdida de
relaciones sociales a las que aboca. Los Centros para el Control y la prevención de
Enfermedades (CDC) han reportado un Informe Semanal de la morbilidad y mortalidad sobre
la tasa considerable de abuso de sustancias entre las víctimas de suicidio. Una proporción
significativa de las víctimas de suicidio dan positivo para el abuso de sustancias, en el
sistema de notificación de la muerte violenta durante 2004. La sustancia más
frecuentemente identificada fue el alcohol (33, 3%), seguida de los opiáceos (16, 4%),
cocaína (9, 4%), marihuana (7, 7%), y las anfetaminas (3, 9%). De los 7. 277 casos de
suicidio reportados por el sistema, el 73% habían probado al menos 1 sustancia (rango entre
los estados, el 25, 9% - 97, 7%). De acuerdo con la evidencia, los analgésicos opiáceos
recetados causan más muertes por sobredosis intencional que los fármacos no opioides,
estos fármacos presentaron casi 5 veces más probabilidades de estar presentes en el
envenenamiento vs suicidios con sustancias no venenosas (39, 8% vs 8, 2%).
Adicciones (tabaquismo): De acuerdo con los resultados de un estudio realizado en Suiza y
Alemania, existe una relación causal entre el tabaquismo actual y las tendencias suicidas
futuras. Dado que no se ha aclarado la relación temporal entre el tabaquismo y los
comportamientos suicidas, el Dr. R. Lieb y sus colegas de la Universidad de Basilea, el
Instituto Max-Planck y la Universidad de Dresden decidieron examinar prospectivamente las
asociaciones bidireccionales entre estos factores y su orden temporal de aparición. El estudio
incluyó una muestra poblacional representativa constituida por 2. 548 personas de entre 14
y 26 años al iniciarse el seguimiento, que se prolongó hasta 4 años. Se utilizó la Entrevista
Diagnóstica Internacional de Munich para evaluar tabaquismo, dependencia de la nicotina,
pensamientos suicidas e intentos de suicidio. Los resultados revelaron una fuerte asociación
del tabaquismo ocasional o regular y la dependencia de la nicotina al inicio del seguimiento
con las ideas suicidas y los intentos de suicidio (índice de riesgo relativo entre 1, 4 y 16, 4).
En el análisis prospectivo, el tabaquismo previo o la dependencia previa de la nicotina
incrementaron el riesgo de aparición de nuevos pensamientos suicidas (IRR entre 1, 5 y 2, 7)
y de nuevos intentos de suicidio (IRR entre 3, 1 y 4, 5). En cambio, no se hallaron
asociaciones entre las tendencias suicidas previas y la posterior aparición de tabaquismo o
dependencia de la nicotina. La presencia de asociaciones entre el tabaquismo previo y la
posterior tendencia suicida, junto con la falta de asociación entre las tendencias suicidas
previas y el posterior tabaquismo, sugieren la existencia de una relación causal específica
del tabaquismo con la tendencia suicida, y no a la inversa.
Depresión/Depresión Mayor: La OMS afirma que para el año 2020, la depresión será la
segunda causa de incapacidad del mundo, lo que pone a este trastorno anímico y mental en
un lugar bastante preocupante, más si se considera que las consecuencias de sufrirla se
hacen palpables no sólo en la vida personal y profesional, sino que también, en algunos
casos, puede terminar en tragedias mayores si se le permite prosperar. Según el psicólogo
Paulo Daniel Acero, coordinador de investigación en psicología de la Universidad Manuela
Beltrán, la depresión podría definirse como un estado de ánimo bajo, en el que existe una
sensación de vacío y abatimiento, que no siempre está relacionada con una pérdida
(aunque puede estarlo) y en la que a veces no se identifica la razón de esa emoción que
está enraizada en el interior de quien la padece. Por esto existe una diferencia entre
tristeza y depresión, que se puede ubicar en que en la tristeza esa desazón está más
ligada al exterior, a que la persona puede sentir que hay cosas que no la llenan y en que
para ella el mundo externo se ofrece como un mundo vacío. Sin duda, la consecuencia más
grave de las depresiones graves es el suicidio, ya sea en forma de intentos o, peor aún, su
consumación. Por este motivo, es necesario que las personas que rodean a un paciente con
depresión grave estén alerta sobre cuáles son las manifestaciones del enfermo que pueden
obligar a la adopción de medidas especiales porque pueden constituir alertas sobre la
posibilidad de actos suicidas.
Los signos de alarma de suicidio
Le acercamos algunas pautas a tener en cuenta frente al potencial suicida:
- Pensamientos o conversaciones reiteradas sobre la muerte
- Señalamientos del paciente acerca de que el suicidio sería la mejor solución para
su problemática
- Comentarios que indiquen un fuerte sentimiento de desesperanza, de abandono o
de malestar
Dichos tales como "Todo estaría mejor si yo no estuviera más".
- Manifestaciones cotidianas de empeoramiento de la depresión (acentuación de los
trastornos del sueño, cambios marcados en el apetito o en el interés por todo lo
que le rodea, etc. )
- Un súbito e inesperado cambio de la actitud de sentirse muy mal y angustiado
hacia una actitud de calma o apariencia de felicidad.
- Intentos claramente premeditados de inflingirse daño. Por ejemplo, conducir un
vehículo a una velocidad excesiva o atravesar semáforos en rojo.
- Perder el interés en las cosas de cuidado cotidiano (partiendo del cuidado y la
higiene personal)
- Visitas o llamadas por teléfono a conocidos, familiares o amigos que hagan pensar
en una despedida
- Actividades que impliquen poner en orden cuestiones personales tales como
papeles, documentos, compromisos, etc.
Es necesario prestar especial atención cuando se trata de conductas adoptadas por alguien
que ya ha cometido un intento de suicidio en el pasado. En efecto, la Fundación Americana para la
prevención del suicidio estableció que entre el 20% y el 50% de quienes cometen suicidio han
tenido por lo menos un intento previo.
Psicosis/ Esquizofrenia: Cerca del 10% de los pacientes aquejados de esta patología se
suicidan. Los factores a tener en cuenta se detallan en la tabla 1.
tabla 1
Anhedonia severa: Un seguimiento prospectivo de personas que habían intentado suicidarse
reveló que, aquellas que finalmente se suicidaron presentaban una baja anhedonia y eran
mayoritariamente varones. Así, lo demuestran los resultados de un estudio realizado en
Francia. El Dr. G. Loas del hospital Pinel llevó a cabo un estudio prospectivo sobre pacientes
suicidas para evaluar la asociación entre anhedonia, depresión y suicidios consumados. Para
evaluar el peso de cada variable utilizaron regresión de Cox y análisis de supervivencia. La
investigación incluyó a 106 pacientes (33±9, 9 años, 81 mujeres) internados en servicios
médicos o quirúrgicos luego de un intento de suicidio. Se realizó un seguimiento promedio
de 6, 5 años de estos participantes. El 6, 7% de los pacientes se suicidó durante el
seguimiento. El sexo masculino (71, 4%) y una baja anhedonia, evaluada con la escala de
Anhedonia Física, redujeron el tiempo de supervivencia y caracterizaron a las personas que
se suicidaron.
Trastornos alimentarios: Los adolescentes que tienen sobrepeso o los que creen que lo
tienen, son más propensos que otros a intentar suicidarse, según un estudio de EE. UU. Los
investigadores evaluaron a más de 14, 000 estudiantes de secundaria para determinar si
había una relación entre los intentos de suicidio y el índice de masa corporal (IMC), además
de la creencia de un adolescente de que tal vez tenga sobrepeso, sea o no verdad. Los
hallazgos son igualmente potentes en adolescentes de ambos sexos (Journal of Adolescent
Health), y muestran que el sobrepeso, tanto percibido como real, aumenta el riesgo de
intentos de suicidio, según Monica Swahn, decana asociada de investigación del Colegio de
ciencias de la salud y humanas y profesora asociada del Instituto de salud pública de la
Universidad Estatal de Georgia. Se trata de una preocupación importante, pues cada vez
más niños y jóvenes tienen sobrepeso y son obesos. Una mejor comprensión sobre la
relación entre los dos problemas, en adolescentes, puede ayudar en el desarrollo de
estrategias adecuadas para la prevención del suicidio. Debemos enfocar las estrategias de
prevención incluyendo también a los jóvenes que creen que tienen sobrepeso. Los
adolescentes "se sienten muy presionados por encajar y para encajar en ciertos ideales
limitados de belleza. El Dr. Hatim Omar, jefe de la División de medicina adolescente de la
Universidad de Kentucky, añade otra llamada de advertencia a proveedores, padres,
profesores y la sociedad sobre la necesidad de evaluar a todos los adolescentes por
depresión y riesgo de suicidio, con especial atención a los que tienen obesidad percibida
o real.
Intentos previos de suicidio: La existencia de amenazas o intentos de suicidio previos es el
factor de riesgo suicida más importante. Conviene estudiar cómo fueron los intentos previos
(método empleado y letalidad del mismo, accesibilidad, finalidad, grado de
premeditación, las circunstancias del acto, pedir ayuda, actitud ante lo ocurrido,
planes de futuro). La evaluación del riesgo de suicidio puede ser un aspecto difícil de la
atención clínica del paciente. En un estudio diseñado para evaluar si la reacción de un
paciente a un intento de suicidio podría predecir el futuro las tendencias suicidas, los
investigadores evaluaron 393 pacientes que habían sido ingresados por un reciente intento
de suicidio. Estos pacientes completaron el inventario de depresión de Beck, escala de
desesperanza de Beck, y la escala Intención de suicidio y se clasificaron en 3 grupos: los
que habían intentado suicidarse y ahora estaban contentos de estar vivos (n = 140); los
que eran ambivalentes después de su intento (n = 168); y los que deseaban que su intento
hubiera tenido éxito (n = 85). Los pacientes fueron seguidos durante 5 a 10 años para
determinar si habían o no logrado un suicidio posterior. Aquellos pacientes que deseaban
haber muerto durante su intento, tenían puntuaciones significativamente más altas en las 3
baterías de pruebas en comparación con los otros 2 grupos. Un análisis de supervivencia
indicó que los pacientes que deseaban haber tenido éxito en su intento de suicidio tuvieron
2, 5 veces más probabilidades de haber completado un suicidio que los de los otros 2 grupos.
La evaluación de la reacción de un paciente a su intento de suicidio es fácil de hacer
y representa una medida importante para determinar el riesgo futuro de suicidio.
Dolor crónico: En pacientes con dolor crónico, el tipo de estrategia de afrontamiento se
asocia con las ideas suicidas, independiente de la gravedad del dolor y los síntomas
depresivos. La catastrofización se asocia con ideas suicidas en los pacientes con dolor
crónico, según un estudio realizado en la Johns Hopkins University School of Medicine de
Baltimore. Es sabido que el dolor crónico se asocia con diversos efectos negativos en los
enfermos, incluyendo un riesgo sustancialmente mayor de suicidio. El Dr. R. R. Edwards y
sus colegas evaluaron las diferencias individuales en el uso de estrategias de afrontamiento
y en la catastrofización relacionada al dolor como correlatos de las ideas suicidas en
pacientes con dolor crónico. Se solicitó a 1512 pacientes que solicitaron tratamiento por
dolor crónico que completaran una serie de cuestionarios sobre dolor, afrontamiento y
funcionalidad psicológica. En los cuestionarios escritos cerca del 32% de los participantes
informaron alguna forma de idea suicida reciente. Los predictores más consistentes de la
presencia y el grado de idea suicida fueron la magnitud de los síntomas depresivos y el
grado de catastrofización relacionada al dolor (una estrategia emotivo-cognitiva de
afrontamiento inadecuada). La presencia de una o más patologías dolorosas crónicas, como
migraña, artrosis, dolor lumbar y fibromialgia, se asocia con pensamientos suicidas e
intentos de suicidio, aun en ausencia de trastornos mentales comunes.
trastorno de personalidad/ borderline: Su frecuencia es del 25%. Principalmente en los
trastornos límites o en aquellos que cursan con alteración de la esfera afectiva
tratamiento con antidepresivos: El riesgo de conducta suicida es similar con amitriptilina,
fluoxetina, paroxetina y dotiepina, y es mayor en el primer mes luego del inicio del
tratamiento. En 1991 la Food and Drug Administration (FDA) trató el tema de la conducta
suicida en relación con la fluoxetina, un inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina
(ISRS) para tratar la depresión. Luego, los resultados de un metaanálisis de 17 estudios a
doble ciego no mostraron asociación entre fluoxetina e incremento del riesgo de suicidio.
Los autores de dos estudios epidemiológicos señalaron que el riesgo de suicidio en relación
con el uso de fluoxetina no difería del observado con otras drogas antidepresivas. Más
recientemente han surgido interrogantes similares respecto de la paroxetina. En 2004, la
FDA pidió a los fabricantes de diez drogas antidepresivas que incluyeran una sección donde
se recomendara la observación de los pacientes adultos y pediátricos tratados con estas
drogas para detectar agravamiento de la depresión o la aparición de ideación suicida. Se
han demostrado dos factores de riesgo para la conducta suicida, que incluyen un episodio
anterior de esta conducta y la indicación de más de un antidepresivo (lo que reflejaría una
depresión más grave o resistente al tratamiento). La información incluida en los estudios
abarca las características de los pacientes, las drogas indicadas, los diagnósticos clínicos,
las derivaciones a especialistas, las visitas al departamento de emergencias, las
internaciones, los antecedentes y los datos del examen físico, entre otros. Los diagnósticos
de conducta suicida, ideación suicida y suicidio fueron registrados por médicos generales
sobre la base de toda la información disponible. Estas drogas fueron elegidas por ser las
más indicadas en el RU en este período y por representar 2 clases farmacológicas diferentes:
antidepresivos tricíclicos (ATC, amitriptilina y dotiepina) e ISRS (fluoxetina y paroxetina).
En total se registraron 159. 810 personas: 22. 6% recibieron amitriptilina; 29. 2%, dotiepina;
31. 1%, fluoxetina y 22. 2%, paroxetina. Del total, 6 976 tenían entre 10 y 19 años y 66%
eran mujeres. El número promedio de antidepresivos prescriptos fue similar para cada
droga, entre 4. 6 a 4. 8 por paciente. Los consumidores de amitriptilina y dotiepina, 19% y
20%, respectivamente, recibieron al menos una prescripción para otro antidepresivo antes
o después de su primera prescripción de ATC; para los usuarios de fluoxetina y paroxetina,
la proporción de otros antidepresivos recibidos fue de 28% y 34%, respectivamente. Esto
indica que las personas que recibieron los 2 ISRS del estudio presentaron aproximadamente
50% mayor probabilidad de modificación del tratamiento antidepresivo que los pacientes
con los ATC. Los casos fueron aquellos con un primer diagnóstico de ideación suicida no
fatal o intento de suicidio entre los 10 y 69 años entre 1993 y 1999; aquellos que recibieron
al menos una prescripción para un antidepresivo dentro de los 90 días antes de la fecha del
primer diagnóstico de conducta suicida (o fecha inicial); y aquellos con al menos 2 años de
antecedentes registrados en GPRD antes de su fecha inicial. Los controles pertenecieron a
la misma población de base que los casos (pacientes con al menos una prescripción para
una de las 4 drogas). Para cada caso, identificaron 4 controles (pacientes que no presentaron
conducta suicida) comparados de acuerdo con la edad (dentro de 2 años), el sexo y la
duración de los datos registrados en GPRD (dentro de 1 año). A los controles se les asignó
la misma fecha inicial que la de los casos. Los autores compararon el riesgo de conducta
suicida entre pacientes que recibieron amitriptilina, fluoxetina o paroxetina en comparación
con los usuarios de dotiepina (exposición de referencia). Con la información sobre el número
de píldoras indicadas antes de la fecha inicial, estimaron el riesgo relativo de conducta
suicida en pacientes que abandonaron el antidepresivo antes de esta fecha, en comparación
con aquellos cuya prescripción de antidepresivos finalizó a partir de la fecha inicial. Además
estudiaron la relación entre el intervalo de tiempo desde la primera prescripción de
antidepresivos y la fecha inicial y el riesgo de conducta suicida. También fueron identificados
los pacientes que se suicidaron y que recibieron al menos una prescripción de una de las 4
drogas analizadas, que fueron comparados con hasta 10 controles por edad y sexo. Los
autores emplearon regresión logística condicional para estimar el odds ratio (OR) e intervalo
de confianza de 95% (IC) para la asociación entre exposición a las drogas e ideación suicida
y suicidio, por separado, al emplear dotiepina como la exposición de referencia. El estudio
incluyó 555 casos con un primer episodio de
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