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Violencia en los adolescentes.

Autor/autores: J. M. Civeira
Fecha Publicación: 01/01/2003
Área temática: Psiquiatría general .
Tipo de trabajo:  Conferencia

RESUMEN

Palabras clave: Violencia


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Violencia en los adolescentes.

J. M. Civeira.

Psiquiatra hospital Universitario Miguel Servet y profesor asociado de la Facultad de Medicina de Zaragoza

[25/2/2003]



Causas de la violencia juvenil en Aragón

Aproximación biomédica y psicosocial a un fenómeno heterogéneo y muy complejo.

1. Factores INDIVIDUALES. “No hay enfermedades sino enfermos”, es una máxima de la práctica clínica que sirve a la función de respuesta a problemas entre sujetos, uno que sufre y otro que intenta ayudar a liberarse de esta situación, fomentando la rápida recuperación de las capacidades funcionales y la realización de una vida normal.

Empezar desde esta perspectiva indulgente, descriptiva, que intenta valorar las conductas del agresor desde un punto de vista corrector, nos ayudara a entrar en los mecanismos que subyacen en esta capacidad destructiva de hacer daño a otros semejantes en la que el ser humano, lamentablemente se viene especializando en el transcurso de la historia.

a) Sobre una muestra de lesiones corporales , por las que el agresor menor de 20 años es llevado a un servicio de urgencias de un hospital no encontramos relaciones significativas entre la intensidad de las lesiones producidas y factores educativos, familiares médicos, ni de niveles de intoxicación con substancias psicoactivas.

La lesión viene determinada por la disponibilidad de instrumentos (armas) para incrementar el daño , con la peculiaridad singular, infrecuente en nuestro medio, de la delincuencia organizada y los “ajustes de cuentas”. Lesiones destructivas de la piel, por quemaduras, aplicación de agentes abrasivos, heridas de arma de fuego y grandes mutilaciones son una excepción en nuestro medio, aunque lamentablemente en este grupo de edad todos los años vemos algún caso. Podría argumentarse que es la supervivencia de esta forma de vida delincuente y el acceso y disponibilidad de armas la que explica la ejecución de estos actos; prácticamente siempre en grupo y muy mediatizados por el tráfico de substancias en grupos que se apoyan, se intimidan y finalmente se destruyen entre ellos mismos.

Lo más habitual, son las heridas por arma blanca y los politraumatismos (coloquialmente llamados palizas). Hemos incluido aquí un grupo de casos en los que los informes médicos llevan a inferir quien es el agresor , independientemente del informe policial correspondiente. Sujetos impulsivos, con fracaso escolar , historia previa de gran conflictividad y fracaso social, que consumen alcohol, y estimulantes en los fines de semana, realizan estos actos en las primeras horas de la madrugada. Hace unos años el perfil además se completaba con paro laboral, pero en los datos de estos dos últimos años esto ha cambiado. En nuestra muestra este grupo son todos varones y su nivel psicosocial se asimila a trabajos no especializados, con gran inestabilidad en varios ámbitos de la vida, destacándose que todos ellos mantienen relación familiar, pero con total desbordamiento , que hace que los datos recogidos en la convivencia expresen tensión crónica, continua desaprobación, y grandes disfunciones relacionales. La presencia de fracturas, o de lesiones graves en el contexto de la agresión se asocia con la potencia del individuo y con las circunstancias en las que la caída o la herida se han producido.

La existencia de enfermedad mental en el agresor no se asocia con una mayor presencia de conductas violentas en este grupo. Dos de cada tres casos presentan signos de intoxicación en el 80% de los cuales el alcohol es el agente fundamental. Entrevistando a algunos de estos sujetos encontramos respuestas muy diferentes. De un arrepentimiento rápido, con preocupación por las lesiones de la víctima, a una negación de la realidad con mecanismos de autoafirmación , que creemos tienen la finalidad de evitar acciones penales. Salir “a lesionar a alguien”, en este contexto es una excepción. Son peleas en ambientes de conflicto, de fiesta, de tumulto o de enfrentamientos crónicos lo que mejor explica estas conductas violentas.

Una fragilidad individual, de individuos vulnerables, con fracasos crónicos nos acerca al perfil del adolescente, que sale con miedo, que tiene signos de inferioridad manifiesta en su grupo social, que ha sido personal y socialmente conflictivo, incluso victimizado y que utiliza el instrumento agresor como un amuleto , de autoafirmación, de seguridad personal y en definitiva es una espoleta, que puede dispararse ante su pobre capacidad de control.

Como resumen general de este primer grupo resaltaremos el abuso de substancias, la nocturnidad y la transgresión de la norma como factores causales de las conductas violentas, destacando que un informe puntual tan solo nos permite aproximarnos a una visión puntual y o parcelar del problema de la violencia.

b) Un segundo grupo de análisis procede de un Centro de “intervención psicopedagógica “ donde ya disponemos de una información exhaustiva del sujeto y de su medio de vida asicomo un compromiso reeducativo con un esfuerzo y una voluntariedad manifiesta. Nos encontramos con un grupo de edad más amplio que empieza en los 13 años y que por orden de frecuencia muestra realidades distintas

1. Malos tratos familiares. Golpes entre hermanos, hematomas a los padres, discusiones violentas, incapacidad para la convivencia. Lo más característico va a ser el mal rendimiento escolar, la existencia de amigos integrado en grupos marginales y el desorden en el sistema d relaciones familiares, sin figuras y funciones parentales definidas, lo que hace que se produzcan graves problemas de convivencia que acaban en la agresión como mecanismo en el que el más débil, el menos capacitado para resolver los conflictos y el más necesitado de ayuda rompe las reglas de la convivencia con violencia física como mecanismo de poder, de generar miedo y de defensa en un medio que vive como hostil. Solo una pequeña proporción de estos casos llegan a “tribunal de menores”.

2. Adolescentes muy impulsivos, con pocos amigos, muy destructivos, que han tenido historia infantil de hiperprotección que no han aprendido mecanismos para resolver conflictos van a generar a estas edades graves problemas tanto en el medio académico como en el medio familiar.
3. Inicio de pequeños delitos, hurtos, transgresiones (falsificaciones de notas), en periodos de transición , en sujetos simpáticos con red social normalizada en la mayoría de los casos, que inician destructividad selectiva e incluso abusos verbales y físicos ante compañeros más débiles y que llegan a disfrutar y presumir de ello , pasando desapercibidos durante periodos de hasta dos años , especializándose en ser mentirosos patológicos, negando la evidencia y retrasando la puesta en marcha de soluciones ante este problema. Aparecen en todo tipo de unidades familiares.

4. Una cuarta parte del total entrarían en el grupo de conductas violentas como síntoma de una enfermedad.


Lo más frecuente es el “Síndrome de déficit de atención”, que en dos de cada tres casos cursa con hiperactividad, especialmente en varones, y con pasividad extrema en las mujeres ; estos adolescentes quieren hacer las cosas bien pero como no se fijan en lo que hacen llegan a ser molestos, caen mal , discuten frecuentemente y se acostumbran a vivir en conflicto: para ellos el insultar el enfrentarse con los profesores el gritar en clase el acosar (siempre a niños más pequeños que ellos), es la forma habitual de supervivencia; al crecer corporalmente en la pubertad la consecuencia de sus actos llega a ser especialmente dañina y una proporción de ellos puede llegar a curar con tratamiento farmacológico. Otros padecen “depresión”: esta enfermedad en la adolescencia curso con “malgenio crónico “(disforia de varios meses) y suele ser raro que quieran ir al médico. Durante unos meses estos jóvenes utilizan la violencia como mecanismo de respuesta ante cualquier estimulo y lamentablemente si no se interviene en algunos casos pueden llegar a consumar el suicidio (primera causa de mortalidad n adolescentes en países industrializados de nuestro entorno).

5. Un pequeño grupo de jóvenes, mayoritariamente mujeres, establecen relaciones de diversos tipos con personas de mucha más edad. Entran en una dinámica de conflicto, de secretos, de contradicción, de la que no saben salir. La violencia, el romper objetos, el no dormir en casa, el abusar de drogas, el participar en peleas callejeras, los lenguajes, el desprecio a los de su edad y las formas destructivas han sido interpretados como una forma de “comunicación” que al ser interpretada y reevaluada , va a ir modificándose y desapareciendo, o por el contrario si se encroniza tendrá graves consecuencias en la vida del que lo padece.

6. El último grupo es la violencia de las tribus urbanas. Adolescentes que se preparan durante la semana para salir a pegarse, a veces contra otras bandas, pero lamentablemente otras veces de forma indiscriminada , eligiendo a grupos raciales, minorías, o adolescentes tímidos y retraídos como sus víctimas . Mas de la mitad tras unos meses de “iniciación”, en la vestimenta, sus apariencias y sus ademanes, inician consumo de substancias, lo que les hace ser imprevisibles y especialmente peligrosos.

c) Finalmente una muestra de adolescentes en una consulta de psiquiatría de un hospital monográfico, completa un perfil variopinto sobre el que vamos a trabajar

1. Un tercio de los pacientes son diagnosticados de retraso mental ligero. Son niños que han vivido en contextos educativos en los que la necesidad de contención y la dificultad de aprendizajes, ha hecho que los adultos utilicen mecanismos de coerción, que ellos magnifican desbordando lo tolerables. La política educativa de integración, que tiene indudables virtudes, hace que se integren en los Institutos de Secundaria, pero se aburran al no poder seguir el ritmo académico de sus compañeros. Sus gracias, sus agresiones a los profesores, son jaleadas y objetos de risas por algunos de sus compañeros, lo que hace que vayan incrementando la nocividad de sus conductas violentas . Por un lado son verdugos, pero también tenemos casos en los que son inducidos , a pegar y a realizar grave daño, por otros compañeros. El aprendizaje y el condicionamiento negativo es la explicación lógica

2. En el último año hemos atendido varios adolescentes que han llegado al hospital esposados por la policía después de destrozar muebles, golpear a personas y provocar altercados muy graves. En algunos casos han sido varios episodios de importancia creciente , pero sin desencadenante, ni mesura, ni explicación. El hilo conductor de sus biografías ha sido diversas formas de abuso. Las paradojas de la vida nos traen aquí, la transformación de la víctima en agresor. Por un lado se ha intentado explicar este comportamiento como con secuencia de la angustia que en los niños provocan los abusos (especialmente los sexuales) y como el cerebro desarrolla mecanismo de recuerdo , llamados “síndrome de estrés postraumático” , que hace que una vez que la conducta se ponga en marcha el nivel de sadismo puede alcanzar niveles muy altos , que curiosamente desaparecen a las pocas horas, muchas veces tras la conversación con el personal sanitario, pero que se pueden reactivar ante nimiedades imprevisibles. Disponemos de tratamientos específicos, siendo complejo la identificación de estos antecedentes para poder intervenir.

3. La TRIADA, que más está creciendo en los últimos cinco años es : Fracaso escolar + uso episódico de alcohol, cannabis y anfetaminas + desorden e incapacidad de contención familiar . Si bien en familias nucleares incompletas este fenómeno es más frecuente, la heterogeneidad de las formas de convivencia, los cambios y el hecho frecuente de conseguir cosas materiales por agresiones y conductas violentas es cada vez mas frecuente. Siempre hay algún adulto que es posible atemorizar y así consigo dinero, evito cumplir con mis obligaciones y obtengo una satisfacción, o un pequeño éxito transaccional, que hace que las conductas violentas empiecen, con gritos y amenazas y puedan acabar en grupos de delincuentes organizados. En estos casos la terapia de familia, pero fundamentalmente la psicopedagogía , la intervención precoz y la atención a los grupos de alto riesgo , son lo más importante

4. Todavía hoy vemos grupos culturales que asumen la violencia, como un atributo masculino. La violencia en el deporte, la competitividad llevada a niveles intolerables y la presión social, hace que fundamentalmente varones utilicen el insulto, las malos formas, la estafa, el engaño y la victimización de otros como elemento de cohesión y como fase en el crecimiento de algunos grupos humanos, lo que requiere un esfuerzo social, educativo y de prevención para que los adolescentes puedan tener criterios propios en contra de estas malas influencias

5. La coordinación con servicios de menores, no es lo fluida que nos gustaría, por esto los casos de gran abandono social, o de gran adversidad psicosocial, los omito por su singularidad y por la disminución de casos.

6. Finalmente, asistimos a relatos y evidencias de agresiones sexuales, delitos de muy diversa índole y gran “toxicidad relacional”, en jóvenes, tanto varones como mujeres que imbuidos de creencias postmodernas, entran en una frialdad destructiva, sin ninguna conciencia del dolor que provocan en sus víctimas. Mantienen integración académica, y sus familias próximas no son sabedoras de sus conductas, que son capaces de mantener y fomentar él algo que tradicionalmente hemos considerado como cinismo y hoy definimos como enfermedad social. A estas edades no podemos hablar de personalidad antisocial, ni estas conductas cumplen criterios de oposicionismo sin mas , por lo que solo tienen explicación como patología social. Altercados callejeros, destrucción del mobiliario urbano, lesiones a otras personas, sin ningún sentimiento de culpa y sin huellas objetivas que los delaten, en un cálculo premeditado de su violencia es algo que desde el punto de vista clínico ya vemos en nuestro medio. 7. Como anécdota, referiré tres casos de varones, en los que no se ha verificado psicopatología, que no entran en ninguno de estos epígrafes previos, que mantienen una red social normal, un nivel armónico de relación familiar y que han sido denunciados, bien por padres de compañeros, bien por algún vecino, y que se encuentran inmersos en algún proceso judicial. Paradójicamente en ningún caso se ha demostrado su culpabilidad y nos hacen pensar sobre las peculiaridades de nuestro sistema social, por un lado de garantía de libertades, pero en el que estos hechos, ponen a un sujeto y a una familia en una situación de tensión, fruto muchas veces de la maldad e incompetencia de adultos que denuncian, como fórmula de afrontar sus miserias, frustración e incapacidad personal.


d) Lo que conocemos que ocurre pero no llega al medio sanitario, ni al sistema judicial, y que escapa del control familiar, adquiriendo niveles de riesgo que exigen tenerlo en cuenta, porque si bien son sujetos concretos representan nuevos grupos:

1. Ladrones en los grandes almacenes, que no cumplen criterios de cleptomanía, sino que son inducido e iniciados por sus iguales que refuerzan sus conductas

2. Voyeristas de peleas callejeras, que animan a otros a pegarse, que disfrutan viendo sangres, influidos por la televisión, el cine y una cultura de búsqueda de sensaciones, riesgo y estimulación snob y sofisticada, que acabara lesionando su forma de ser y que en algunos casos les hace pasar al acto y cambiar a agresores.

3. Hipercríticos, insatisfechos crónicos, que tienen acceso a todo tipo de juegos, utensilios, Internet, viajes, etc. Y que no saben el valor de nada de lo que les rodea. Desprecian a sus semejantes y se agrupan en pandillas, con selección de peculiaridades, siendo frecuente su colaboración con bandas urbanas, como incitadores o mantenedores de actos xenófobos, racistas y de agresión social.

4. Violencia sexual, como pérdida del pudor y necesidad de “probarlo todo”, que se inician en prácticas utilitarias y acaban pagando por agredir y lesionar física y psicológicamente a otras personas, incluidos sus compañeros. El contexto lamentablemente es que se intercambian los papeles de víctima y agresor, pasando desapercibido el fenómeno durante largos periodos de tiempo.

5. Acoso a compañeros más pequeños. Robos de pequeñas cantidades de dinero, amedrentando a chicos en la calle. Amenazas . Este fenómeno de ha venido llamando “bulling” y también produce un miedo peculiar en las víctimas, que produce un refuerzo y sumisión en el agresor, viciando las relaciones en el medio académico y vecinal. Los adultos tenemos la obligación de conocer e intervenir sobre estos hechos, defendiendo al agredido y controlando las conductas del agresor.

6. Jóvenes que destacan bien en los deportes, bien en los estudios y sistemáticamente desprecian a los que les rodean fabricándose un ambientes de pseudo ”supermagníficos”, del que caerán tarde o temprano, generando gran frustración y encronizando mecanismos violentos y agresivos, sin control personal. Será aquí la ponderación, la mesura y el dar tiempo al tiempo lo que equilibrará las sanas expectativas de éxito que en cualquier actividad todos debemos tener.

7. Infracciones y violencia en el contexto grupal, refugiada en el anonimato, en palizas colectivas , desmanes, abuso de personas intoxicadas, abandono en situaciones de urgencia, delitos en espectáculos, estragos que se deben a un despertar de una atmósfera colectiva en la que “todo está permitido".

8. Personas que viven en una cohibición permanente, bien por una educación demasiado estricta o por una incapacidad personal de expresarse con espontaneidad ; acumulan tensión e insatisfacción y son capaces de explotar reaccionando de forma anormal ante circunstancias de la vida ordinaria; por ejemplo, utilizando motocicletas o deportes de alto riesgo con peligros para ellos mismos y los que les rodean y alto riesgo de accidentalidad.
9. Jovenes que nunca hacen lo que ellos quieren, bien por dar gusto a los adultos con los que conviven o por situaciones de injusticia y aislamiento social. Aparentemente desarrollan conductas de sumisión, pero episódicamente “explotan”, con actos violentos. Habitualmente son conocidos y detectados en el medio académico, pero no siempre es posible intervenir con las suficientes garantías de éxito. En ocasiones ante conflictos de grupo, cometen una muy grave transgresión, con lesiones en otros compañeros, que podrían haberse evitado , desbloqueando esta especie de “camisa de fuerza” social en la que viven.


Modelo integrador en la genesis de la violencia juvenil

Un punto de vista ético y posiblemente valorativo de una conducta violenta debe apoyarse en criterios objetivos y generales, pero la intervención preventiva y el análisis conceptual de estos hechos debe basarse en la concatenación y mezcla de forma singular de ingredientes muy diversos, sobre los que poder intervenir

1. FACTORES INDIVIDUALES.
A) BIOLOGICOS. Todos conocemos que hay personas con mayor facilidad o dificultad para tener altercados, que son más agresivas o más pacíficas y que siempre han sido de esta manera; incluso entre hermanos, que comparten material genético y educativo , existen muchas variantes. Destacaremos, la impulsividad, definida como inmediatez en la respuesta a estímulos ambientales, como factor de riesgo de violencia. Capacidad de planificación de nuestros actos, o de autorregulación: va a depender no solo de la inteligencia global, que será una aplicación practica de nuestras potencialidades en un contexto concreto, sino de los factores siguientes.

1) Capacidad de escuchar, de percibir el sentido, los mensajes y los estímulos, que no rodean.
2) Uso de la memoria y capacidad de vincular un estímulo concreto, con experiencias previas.
3. ) Capacidad de valorar las consecuencias de los que hacemos, fundamentalmente percibiendo lo que nos transmiten las personas con las que interactuamos.
4) Capacidad de escoger una respuesta concreta entre varias posibilidades alternativas.

Ambas funciones se realizan a través de conexiones cerebrales concretas y hoy podemos situarlas en concreto en el desarrollo del lóbulo frontal del hemisferio dominante. Existe un componente genético, unas predisposiciones pero también sabemos que existe todo un proceso de neurodesarrollo y de neuroplasticidad que hace que estas potencialidades con las que nacemos puedan modificarse con la educación y con las elecciones que a lo largo del desarrollo vamos realizando. Especialmente importante es el periodo entre los 12 y los 17 años porque es el periodo de mayor consumo cerebral de oxigeno, donde maduran de forma progresiva las distintas regiones cerebrales y donde se establecen muchas conexiones entre áreas cerebrales, que tendrán un fuerte componente inhibidor o potenciador de nuestros impulsos. La imagen del delincuente que nace, y por lo tanto de asignar l violencia a los genes es una fantasía que no ha sido replicada y que obedece a errores metodológicos en el análisis de datos que ese hicieron sobre poblaciones marginales y sometidas a múltiples carencias y adversidades psicosociales. El
tamaño corporal ha sido muy debatido ; es evidente que a mayor potencia física mayor probabilidad de hacer daño a otras personas en el contexto de enfrentamientos, pero no hay una relación directamente proporcional. Se argumentó en los años 70 que el aumento de testosterona en sangre se asociaba con mayor posibilidad de violencia. Los estudios endocrinológicos actuales y la evaluación a largo plazo de personas con esta situación no avalan esta afirmación. Tampoco la inteligencia es discriminativa; lo es en el tipo de conductas violentas y en “rastro” que el violento deja y por lo tanto que nos permite identificarle. Lo mecanismos cerebrales descritos aparecen en grupos con capacidades de resolver problemas (inteligencia), muy diversas, tanto en lo general como en lo específico.

B) CARACTERIALES: IMAGEN DE SÍ MISMO. Ha sido denominada seguridad personal, equilibrio, autoestima, etc. Nos referimos al hecho universal de distribución de los fenómenos biológicos según una curva de Gauss. Esto es todo el mundo tenemos cosas muy buenas, cosas regulares y cosas que no son útiles. El equilibrio, a través de un proceso de crecimiento y desarrollo consiste en aprender a vivir feliz con las características propias, sin envidiar las ajenas, y organizando nuestra vida de una forma certera que nos permita conseguir nuestros objetivo s personales. C)FUNCIONALES :AUTOCONTROL: englobamos aquí la experiencia y habilidad para desenvolvernos con éxito en situaciones sociales; incluye elementos educativos, que pueden facilitar o entorpecer la convivencia. El mecanismos vital que garantiza el éxito, no es la desaparición de las situaciones de conflicto o problemáticas, sino aprender a orientarlas y resolverlas. Las claves de enfrentamiento con la violencia, estarán en este proceso personal de autocontrol, reforzando en cada individuo aquello elementos frente a los que es más vulnerable, y disponiendo de los mecanismos de apoyo necesario especialmente en la infancia y la adolescencia que es cuando se establecen los cimientos y fundamentos de la conducta del adulto. Lamentablemente vemos en consulta niños de 14 años que ya no van a tener posibilidad de cambio. Adolescentes en los que llegamos tarde porque han perdido la motivación y la capacidad de autocontrolarse por lo que van a verse sometidos a sus propios impulsos y a las veleidades que la vida de cada día les va a plantear.

2. FAMILIARES. La convivencia de los padres con lo hijos como familia nuclear y si es posible la ampliación del sistema de vínculos y relaciones con la familia extensa, va a condicionar la sociabilidad del adolescente, su identidad, su proyecto personal y los mecanismo de soporte y riesgo frente a la violencia. Familias donde existen malos tratos son semilleros de violencia juvenil; por un lado es un aprendizaje social, pero también es un cúmulo de factores personales, educativos y existenciales, que hace el fenómeno se repita. La identificación con la víctima y el agresor, cuya expresión extrema son las conductas sadomasoquistas, viene condicionada por la visualización de agresiones y por l incapacidad de enfrentarse a ellas, ni disponer de mecanismos de elaboración correctiva de las mismas. Este grupo de niños, criados en ambientes de discusiones, peleas e incluso de agresiones físicas son subsidiario de programas de prevención y apoyo especializado.

Estudios de seguimiento de mas de 10 años de evolución sobre conductas infantiles resaltan la importancia de las funciones parentales. El aprender a querer, el respetarse los adultos, el tener coherencia y estabilidad en las normas, el respetar los juegos, la convivencia, y el saber poner límites y control en las distintas épocas del desarrollo, van a caracterizar familias organizadas, frente a desorganizadas, sin funciones, ni límites estructurales. Estas últimas son un caos, los hijos ejercen de padres los tiranizan, y acabarán, golpeándoles. . .

3. ESCOLARES. La extensión hasta los 16 años de la escolaridad obligatoria en nuestro medio, ha servido de caja de resonancia de algunos de los puntos débiles de nuestro sistema educativo. Las repeticiones de curso, los programas de integración, la diversificación, los programas de garantía social, no son suficientes y llegan tarde para una proporción superior al 10% de los alumnos, que pasan por el sistema educativo, pero que el sistema educativo no cala en ellos, . Se produce un impermeabilización y un boicot continuo, con el consiguiente quemamiento profesional los docentes y al repercusión en el ambiente escolar y en el rendimiento del resto de los compañeros. Una vez superado el segregacionismo y el elitismo, necesitamos creatividad para hacer real la pedagogía que contemple a cada sujeto en su singularidad, pero desde los primeros ciclos de la enseñanza. La incorporación de psiquiatras en el medio académico en otros países ha enriquecido los instrumentos del profesorado y ha permitido aplicar tratamientos precoces, previos a la instauración de enfermedades como el Tr. Por déficit de atención, la depresión, la angustia, las fobias y el oposicionismo.

Los programas de formación continuada del profesorado sobre retrasos específicos del desarrollo, problemas afectivos y caracteriales son imprescindibles por lo cambiante de la sociedad en la que nos encontramos. Poder intervenir y utilizar las tecnologías para mejorar la educación evitará implantaciones de hecho de “inquisiciones fantasmas”, ante el desconocimiento de algunos docentes. La puesta en marcha de mediadores escolares y de programas de prevención de la violencia en las escuelas es ya una necesidad en nuestra Comunidad autónoma, y aportaremos experiencias concretas mas adelante.

4. SOCIALES.

A)USO DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SOCIAL. Para algunos estudiosos del tema la televisión actual como Napalm cultural, que destruye el contenido familiar y escolar; hay niños que viven su cotidianedidad alrededor de la televisión: existe y es importante lo que sale en la televisión y lo demás es basura.


Miles de asesinatos en directo, nula corrección en los delitos presenciados en directo, contemplar situaciones inapropiadas a la edad y escuchar lenguajes soeces y despreciativos, se han asociado con incrementos de violencia. Recientemente en una isla del pacífico de instaló al televisó n y tan solo unos meses después laos delitos por violencia aumentaron espectacularmente.

Tras 40 años de disponer de esta potente tecnología de construcción de una sociedad mejor, debemos instaurar como obligatorios programas para enseñar a las familias a “usar la televisión”, establecer “guías paternas”, antídotos frente a las imágenes violentas, y en definitiva un espíritu crítico que una grana parte de nuestros jóvenes, nunca ha tenido. El papel de las noticias tampoco ha sido muy constructivo. La información diaria como una exaltación de lo sucesos, elevar a categoría de noticia, las barbaridades que se filman en directo genera una falsa sensiblería y una insensibilidad frente al dolor de la víctima, que luego se traduce en fraile dad en nuestros delincuentes que serán capaz de realizar atrocidades sin mover un músculo de piedad ni de compasión.

B) COMPETITIVIDAD Y MATERIALISMO. Si todo se compra, todo se vende , también la vida de las personas va ser colocada en un ranking de categorías que marcara los designios del poder. El deporte de ser un hábito higiénico, un espectáculo y un desarrollo de cualidades y destrezas, se ha convertido en lugar y campo de batalla, no-solo económico, de audiencias, y de barbaridades sino también de fanatismo y rienda suelta de violencia individual y grupal.

C)PERDIDA DE VALORES. Una sociedad que pone a disposición de los niños y adolescentes mas cosas de las que necesitan para desarrollares. Mata su motivación, su iniciativa y por lo tanto crea sujetos frustrado su tarde o temprano desarrollaran violencia psíquica o física. El desprecio a las minorías, a las personas que nos son como nosotros va atener sus raíces en actitudes y creencias globales de la colectividad.

D) VOLATILIDAD DE LOS CRITERIOS DE REFERENCIA. La longevidad ha traído a nuestra cultura grandes alicientes pero también grandes interrogantes, sobre la necesidad de tener continuidad biográfica como santuario de nuestra identidad. La necesidad de cambiar de trabajos, de forma de vida, los modelos sociales complementarios y diversos, en la medida en que no respetan la individualidad generan ACULTURACION y violencia, por lo que ele pensamiento mágico, las sectas y l marginalidad cada vez son mas frecuentes y perjudiciales en nuestros jóvenes.

5. BUSQUEDA DE SENSACIONES. El paradigma sigue siendo el abuso de substancias que es causa directa última de accidentes conflictos y de mucho fenómenos de violencia aguda y crónica. Desconectan el autocontrol y estimulan la irrealidad , la regresión. La satisfacción química es un alto precio que muchos joven están pagando por la educación y el contexto social, que han vivido, con modelo fantástico inalcanzables para ello soy llenos de paradojas, que cortocircuitan en un proceso de autodestrucción y delincuencia.

6. TRIBUS URBANAS. Si bien su presencia es limitada, tanto en localidades grandes como pequeñas, vivimos un crecimiento de las formas y ademanes violentos y segregatorios, que no debe hacer reflexionar. Es algo que va a mas y que en nuestra mano esta él poder frenarlo, para que no alcance el nivel de los piases de nuestro entorno.

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