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La anorexia nerviosa:

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Autor/autores: Carmen Pascual Calatayud , Rocío Roselló Miranda, Jose Manuel García Valls, Maria José Naharro Gascón, Jose Cano Nebot, Neus Frances Sanjuan
Fecha Publicación: 02/05/2018
Área temática: Alimentarios, Trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos .
Tipo de trabajo:  Conferencia

Hospital Arnau de Vilanova-LLíria de Valencia

RESUMEN

INTRODUCCIÓN Es evidente que nos encontramos inmersos en una sociedad en las que existe una creciente preocupación por la apariencia física, viviendo la delgadez como éxito. Esta creciente preocupación por la delgadez está dando lugar a un incremento de los TCA.

DESARROLLO El término anorexia nerviosa (AN) deriva del término griego «pérdida de apetito» y una palabra latina que implica un origen nervioso. La persona restringe su comida o la elimina con conductas de purga, para conseguir un peso muy por debajo de lo que corresponde a su sexo y edad, con búsqueda implacable de la delgadez. Se encuentra dentro de los trastornos de la conducta alimentaria. La AN tiene una etiología muy variada: posibles factores biológicos, sociales y psicológicos fundamentalmente. La clínica se caracteriza por la realización de dietas estrictas y la existencia de un miedo desproporcionado al aumento de peso, aún manteniéndolo en un límite muy inferior al ideal. La clínica se puede dividir en manifestaciones conductuales, emocionales, cognitivas y biológicas. Para el diagnóstico se establecen las recomendaciones de la CIE-10 y DSM IV-TR / DSM- V. La AN se divide en dos subtipos (el tipo restrictivo y el tipo con atracones/purgas). Ambos tienen en común el énfasis desproporcionado en la delgadez como tema básico. Como evolución, presenta un curso heterogéneo. Se recomienda un plan de tratamiento global, con tratamiento a nivel psicológico y, en algunos casos, los farmacológicos.
CONCLUSIONES Como conclusiones, destacar la importancia de la sociedad en esta patología tan frecuente en nuestro tiempo.

Palabras clave: Anorexia nerviosa, distorsión imagen, apetito


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ANOREXIA NERVIOSA: "UNA MIRADA INTEGRADORA"
Carmen Pascual Calatayud.
carmen565@hotmail. com

INTRODUCCIÓN
El deseo por adelgazar o por mantenerse delgado se ha convertido en uno de los valores clave
de nuestra cultura. Es evidente que nos encontramos inmersos en una sociedad en las que
existe una creciente preocupación por la apariencia física. En la sociedad actual, la delgadez
significa el éxito la seguridad, la belleza y ser aceptado socialmente. Cuidar el cuerpo se ha
confundido con perder kilos, de manera que cualquier aumento de peso es considerado como
algo perjudicial para la salud, una falta cuyo castigo se paga en el gimnasio. Esta creciente
preocupación por la delgadez está dando lugar a un incremento de los TCA.
La anorexia se incluye dentro de los(TCA), porque supone alteraciones en los comportamientos relacionados con la comida que repercute sobre la salud de quienes los padecen. En este caso, nos centraremos en la anorexia nerviosa.
El término anorexia nerviosa deriva del término griego «pérdida de apetito» y una palabra
latina que implica un origen nervioso. En la anorexia nerviosa (AN), nos encontramos en un
caso en el que la persona restringe su comida o la elimina con conductas de purga, para
conseguir un peso muy por debajo de lo que corresponde a su sexo y edad, dada su búsqueda
implacable de la delgadez.

DESARROLLO
Historia
La conducta alimentaria ha sido y es un aspecto importante en todos los momentos históricos.
En general, comer mucho ha sido privilegio de unos pocos, por lo que el sobrepeso ha estado
ligado durante tiempo a salud, belleza y poder.
En la antigüedad, nos encontramos muchas descripciones históricas sobre las celebraciones de
banquetes, que se caracterizaban por el exceso de comida y vómito posterior lo que además
solía tener un carácter sagrado. Sin embargo, la historia del concepto y definición de la AN es
un tanto distinto de la de la bulimia nerviosa.
Guillemot y Laxenaire (1994) proponen tres etapas en la historia de la anorexia nerviosa:
La primera etapa se extiende entre los siglos V y XVI y la caracteriza una respuesta social
ambivalente entre la santificación o la condena a la hoguera de las personas afectadas. La
versión positiva del fenómeno era, sin embargo, la más extendida y constituía la denominada
"anorexia santa" y vio su apogeo hacia 1500. Muchas mujeres que fueron santificadas (Santa

 

Clara de Asís, Santa Rosa de Lima, Santa Liduina Chiedman, Santa Teresa de Jesús o Santa
Catalina de Siena) respondían a este primer patrón caracterizado por la asociación de un
acusado ayuno con la búsqueda de la santidad.
Una segunda etapa se produce entre los siglos XVI y XVIII. Por entonces siguen
manteniéndose explicaciones sobrenaturales y persiste la anorexia santa. Sin embargo, en un
momento marcado por el inicio del racionalismo, se desarrolla una curiosidad científica por la
resistencia del cuerpo humano al ayuno y también se da por primera vez la definición de la
anorexia como una patología mental. Ésta se asociaba, a las llamadas fasting girls o
muchachas ayunadoras, que en el siglo XIX serían denominadas histéricas.
Finalmente, una tercera etapa se daría a partir del siglo XIX y durante todo el XX. En ese
momento se generan y difunden planteamientos higienistas, una moda del deporte, como
formas de "cuidar" el buen funcionamiento del propio cuerpo. Surge, asimismo, una religión
del cuerpo, sobre todo como objeto del placer y medio de seducción.
En un primer momento, la enfermedad se convierte en la principal vía explicativa de la
anorexia. El ayuno se considera manifestación de enfermedad, bajo distintos nombres,
empezando por diferentes variedades alrededor del término "histera". El aislamiento de la
familia pronto se convierte en el tratamiento propuesto con mayor insistencia.
Existe mucho interés social por el cuerpo en una sociedad de consumo de masas,
convirtiéndose la persona en víctima de la industria de la moda y la belleza.
Hipótesis Etiológicas
En las causas de la anorexia nerviosa intervienen tanto factores biológicos, como sociales y
psicológicos.
Factores biológicos los opioides endógenos pueden contribuir a la negación del hambre. Los
estudios preliminares muestran aumentos de peso espectaculares en algunos pacientes a los
que se administraron antagonistas de los opiáceos.
La desnutrición provoca muchos cambios bioquímicos, algunos de los cuales también se dan en
la depresión, como la hipercortisolemia y la falta de supresión con dexametasona. También se
suprime la actividad de la glándula tiroidea. La desnutrición provoca amenorrea, que refleja la
disminución de los niveles hormonales (lutropina, folitropina y hormona liberadora de
gonadotropina). No obstante, algunas pacientes con anorexia nerviosa desarrollan amenorrea
antes de experimentar una pérdida significativa de peso.
Diversos estudios con (TAC) han revelado un aumento de tamaño de los espacios del LCR
(surcos y ventrículos aumentados de tamaño) durante la desnutrición, que se invierte si se
gana peso. En un estudio con (PET), el metabolismo del núcleo caudado fue más elevado en el
estado anoréxico que después de la realimentación. Algunos autores han propuesto la
existencia de una disfunción (neuroendocrina) del eje hipotálamo-hipofisario. Algunos estudios
han demostrado disfunciones de la serotonina, la dopamina y la noradrenalina, tres
neurotransmisores implicados en la regulación de la conducta alimentaria en el núcleo
paraventricular del hipotálamo.
Otros factores humorales que podrían intervenir son el factor de liberación de corticotropina
(CRF), el neuropéptido Y, la hormona liberadora de gonadotropina y la tirotropina.
Factores sociales: Los pacientes con anorexia nerviosa se encuentran respaldados en su
comportamiento por el énfasis imperante en la sociedad en la delgadez y el ejercicio. Algunas
pruebas indican que estas pacientes tienen relaciones cercanas, pero problemáticas, con sus
padres. Las familias sobre todo de los subtipos con atracones o con purgas, pueden mostrar
niveles más elevados de hostilidad, caos y aislamiento, y niveles bajos de atención y empatía.
En las mujeres jóvenes, la participación en academias de danza estrictas y la lucha libre en
niños en edad de ir al instituto, aumentan la probabilidad de desarrollar AN en gran medida.
Aunque es probable que, ya de entrada, estas actividades deportivas seleccionen a jóvenes
perfeccionistas y perseverantes, las presiones en torno al peso y la figura que se generan en
estos contextos sociales refuerzan la probabilidad de que aparezcan estos trastornos.
Los factores nutricionales y la realización de dietas de adelgazamiento influyen en el desarrollo
y la evolución. Se estima que en el 90% de los casos aparece tras el inicio de una dieta
hipocalórica.
Se ha observado que en el caso de la orientación sexual, en pacientes homosexuales varones,
es un factor predisponente para la AN, mientras que en las mujeres, es un factor protector.
Factores psicológicos: La anorexia nerviosa parece ser una reacción frente a la demanda de
que los adolescentes se comporten de modo más independiente y aumenten su actividad social
y sexual. Los pacientes sustituyen con sus preocupaciones, obsesiones con la alimentación y el
aumento de peso, las actividades propias de los adolescentes normales. Por regla general,
tienen una falta de sentido de autonomía y de identidad personal. Muchos experimentan sus
cuerpos como algo situado bajo el control de sus padres, de modo que la inanición
autoimpuesta puede representar un intento de validación como individuo único y especial. Un
paciente anoréxico solo puede desarrollar un sentido de autonomía e identidad personal a
través de actos de autodisciplina extraordinaria.
Epidemiologia
En la actualidad los TCA constituyen un problema de gran relevancia social especialmente en la
población de más alto riesgo: parece ser más habitual en los países desarrollados, y puede
observarse con mayor frecuencia entre mujeres jóvenes con profesiones que exigen delgadez.
Es la tercera enfermedad crónica más común, después del asma y la obesidad, en
adolescentes.
Se estima un porcentaje de 0. 5-1% de AN con una ratio de prevalencia de TCA de uno a nueve
en varones respecto a mujeres. En cuanto los estudios realizados sobe AN, revelan que este
trastorno suele acontecer al final de la etapa puberal (13-14 años) con picos de incidencia a los
15-18, cayendo posteriormente, siendo raras las formas que se inician más allá de los 20-22
años.

Manifestaciones Clínicas
Entrando a hablar más profundamente de la clínica: se caracteriza por la realización de dietas
estrictas y la existencia de un miedo desproporcionado al aumento de peso, aun manteniéndolo en un límite muy inferior al ideal.
En este trabajo, la dividiremos en manifestaciones conductuales, emocionales, cognitivas y biológicas.
En cuanto a las manifestaciones conductuales, las más típicas y llamativas son las que tienen
que ver con la dieta restrictiva y con las purgas.
La mayoría de las conductas anormales para perder peso se producen en secreto. Los
pacientes suelen negarse a comer con sus familias o en lugares públicos. Pierden peso
reduciendo drásticamente su ingesta total de alimentos, con una reducción desproporcionada
de los alimentos ricos en hidratos de carbono y grasas. La pérdida de apetito suele ser raras
hasta fases avanzadas.
Pero hay otras conductas que también pueden estar presentes en los TCA, como son: comer
"comidas light", saltarse comidas, tener alimentos prohibidos, ejercicio físico desmesurado, abuso de laxantes y diuréticos, vómitos autoinducidos con o sin atracones, alteraciones en la
formad e comer (ocultar comida, trocearla, enlentecimiento. . . ), conductas impulsivas (mienten, ocultan. . . ) , autolesiones, aislamiento social y familiar, hiperactividad, excesiva dedicación al estudio, reducción de horas de sueño y alteración del interés sexual.
Importante destacar que estos pacientes tienden a ser rígidos y perfeccionistas, y son
frecuentes las quejas somáticas, en especial de malestar epigástrico.
En cuanto a las manifestaciones emocionales, pueden ser muy variadas pudiendo observarse
cambios importantes en el estado de ánimo, irritabilidad e irascibilidad. También es frecuente
la aparición de sintomatología depresiva. Hay que tener en cuenta que en estas pacientes
puede aparecer ideación autolítica que pueden llegar a intentos autolíticos.
También suele ser frecuente un estado general de ansiedad (ante la comida, ante su cuerpo, la
ropa, el peso. . . ). También es frecuente que aparezcan problemas de ansiedad social (miedo y
evitación) y de ansiedad obsesiva.
En cuanto a las manifestaciones cognitivas, los pensamientos más frecuentes tienen que ver
con la excesiva preocupación ante la posibilidad de engordar, con miedo a convertirse en
obesos.
Estas pacientes suelen mostrar constantes pensamientos erróneos sobre la comida y peso,
distorsiones cognitivas. (p. ej: la comida engorda, hay alimentos buenos y malos. . . ), sobre el
cuerpo y la autoimagen ("mi cuerpo no es como yo deseo. . . ) y de baja autoestima (si cambio
mi figura volveré a confiar en mí misma).
Este tipo de pensamientos, pueden llegar a alcanzar características obsesivas y están
presentes con mucha frecuencia en todas las pacientes. También son frecuentes las
dificultades en la concentración y fallos de memoria y empobrecimiento de la fantasía y la creatividad.
Por otro lado, se producen distorsiones perceptivas de sobre-estimación de peso y figura
corporal. También hay alteraciones interoceptivas, que lleven a confusión con las sensaciones
de saciedad y plenitud.
En cuanto a las manifestaciones biológicas, los TCA constituyen uno de los cuadros
psicopatológicos que conllevan una mayor cantidad de alteraciones a nivel orgánico.
Lo primero que se aprecia en una paciente con AN es su extrema delgadez, desnutrición, piel
seca y fría. El cabello lacio y frágil y las uñas quebradizas.
A medida que la pérdida de peso es mayor, aparecen signos físicos importantes, como
hipotermia (que llega a los 35 °C), edema en zonas declives, bradicardia, hipotensión y
lanugo, y los pacientes presentan diversas alteraciones metabólicas. Algunas mujeres con
anorexia nerviosa acuden al médico por amenorrea, que a menudo se produce antes de que la
pérdida de peso sea llamativa. Algunos pacientes se inducen vómitos o abusan de los
purgantes y los diuréticos, y este tipo de conducta es preocupante porque puede provocar
alcalosis hipopotasémica. En ocasiones, se detecta un deterioro de la diuresis hídrica.
En la fase de emaciación de la anorexia nerviosa, se han detectado alteraciones en el
electrocardiograma (ECG), como el aplanamiento o la inversión de la onda T, la depresión del
segmento ST y la prolongación del intervalo QT. Las alteraciones en el ECG también pueden
deberse a la pérdida de potasio, que puede llevar a la muerte. La dilatación gástrica es una
complicación rara.
En los pacientes emaciados con anorexia nerviosa, el hemograma completo revela con
frecuencia una leucocitopenia con linfocitosis relativa. Las glucemias en ayunas suelen ser
bajas, y las concentraciones séricas de amilasa salival elevadas si el paciente tiene vómitos.
Las chicas jóvenes pueden tener un nivel alto de colesterol sérico. Todos estos valores
regresan a la normalidad con la recuperación nutricional y la interrupción de las conductas
purgantes.

Diagnóstico
Para el diagnóstico se establecen las recomendaciones siguientes: CIE-10 y DSM IV-TR / DSMV.
Resumiendo los 3 criterios del DSMV: restricción de la ingesta energética, miedo intenso a
ganar peso o engordar y alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o
constitución.
Me gustaría destacar los cambios más relevantes entre DSM IV y V:
Se propone el cambio de nombre del grupo a Trastornos alimentarios y de la ingestión de
alimentos, incluyéndose todos los trastornos alimentarios en una única categoría.
En el caso de la AN, se ha propuesto cambiar en el criterio A la palabra "rechazo" por
"restricción". El peso significativamente bajo se define como un peso menor del mínimamente
normal, o para niños y adolescentes, menor del mínimamente esperado": Se eliminaría e
señalar una cantidad determinada de peso para poder diagnosticar AN. En el criterio B, a la
presencia de miedo intenso a ganar peso se añade "o conducta persistente que interfiere con
la ganancia de peso". El criterio C se mantiene y el D (amenorrea) desaparece.
En cuanto a los subtipos, permanecen igual, pero se requiere al menos una duración de 3
meses para poder aplicar.
En cuanto a los criterios de la CIE 10, observamos que es muy similar al DSM, aunque sí que
especificaría la cantidad de pérdida de peso que sería necesaria mediante diferentes índices y
también haría mención a la presencia de amenorrea.
Respecto al tema de peso adecuado, existen unos índices estándares: destacar el IMC (Peso
(kg)/altura 2 (m2), es el más utilizado por la OMS. Sobre todo destacar que por debajo de 16
se considera criterio de ingreso
Subtipos
La anorexia nerviosa se ha dividido en dos subtipos (el tipo restrictivo y el tipo con
atracones/purgas).
Ambos tienen en común el énfasis desproporcionado en la delgadez como tema básico, en
ocasiones la única fuente de autoestima.
En el tipo restrictivo, la ingesta de alimentos está muy restringida (normalmente se consumen
menos de 300-500 cal/día y sin ningún gramo de grasa), y el paciente puede mostrarse
implacable y compulsivamente hiperactivo, con lesiones deportivas por sobreesfuerzo. A
menudo tienen rasgos obsesivo-compulsivos en relación con los alimentos y con otros
aspectos.
En el tipo con atracones/purgas, los pacientes van alternando los intentos de seguir una dieta
rigurosa con episodios intermitentes de atracones o purgas. Las purgas representan una
compensación secundaria de las calorías no deseadas; normalmente se llevan a cabo mediante
el vómito autoinducido, a menudo con el abuso de laxantes, con menor frecuencia mediante
diuréticos y, en ocasiones, mediante eméticos. A veces se dan purgas repetidas sin que antes
se hayan producido atracones, tras haber ingerido solo unas pocas calorías.
Los individuos con atracones/purgas es más probable que presenten consumo de sustancias
tóxicas, trastornos del control de los impulsos y trastornos de la personalidad asociados.
El ejercicio excesivo y los rasgos perfeccionistas son comunes en ambos subtipos.
Comorbilidad
La comorbilidad es elevada con otras patologías, sobre todo con trastornos de ansiedad,
depresión, alteración de la personalidad y abuso de sustancias. En este sentido, aparece que la
depresión mayor es el trastorno más frecuente, seguido de la distimia. En general, esta se
asocia a depresión en el 65% de los casos, a fobia social en el 34%, y al trastorno obsesivocompulsivo en el 26%.
Diagnóstico Diferencial
Las principales enfermedades con las que deberíamos realizar diagnóstico diferencial con la
anorexia nerviosa son: trastornos depresivos, trastorno por somatización, trastorno psicótico,
hiperactividad del nervio vago, bulimia nerviosa y otros trastornos médicos.
El diagnóstico diferencial de la anorexia nerviosa se complica por la negación de los síntomas
por parte del paciente y su resistencia a buscar tratamiento.
Se debe descartar una enfermedad médica que pueda explicar la pérdida de peso
(enfermedades gastrointestinales, enfermedades endocrinas, neoplasias, DM, infecciones. . . etc. ).
Los trastornos depresivos y la anorexia nerviosa pueden compartir características, como los
sentimientos deprimidos, el llanto, la alteración del sueño, las rumiaciones obsesivas y los
pensamientos suicidas ocasionales. En general, un paciente con un trastorno depresivo tiene
menos apetito, mientras que uno con AN declara tener un apetito normal, disminuyendo el
apetito sólo en fases avanzadas. Además existe una preocupación por las recetas y el
contenido calórico que no se observaría en los trastornos depresivos. Tampoco aparecería el
miedo intenso a engordar en los trastornos depresivos ni una distorsión de la imagen corporal.
Las fluctuaciones del peso, los vómitos y las peculiaridades en el manejo de la comida pueden
darse en el trastorno de somatización, aunque no suelen tener una pérdida tan grave de peso.
Tampoco aparece el miedo intenso a engordar.
En los pacientes con esquizofrenia, los delirios en torno a los alimentos rara vez están
relacionados con el contenido calórico. Es más probable ideas delirantes de envenenamiento.
Estos pacientes casi nunca están preocupados por convertirse en obesos y no muestran la
hiperactividad que se observa en la anorexia nerviosa.
Se han observado enfermedades raras en las que la hiperactividad del nervio vago provoca
alteraciones en los patrones de alimentación, pero en estos casos se objetivarían otros
parámetros médicos alterados, como son bradicardia, hipotensión y otros signos y síntomas
parasimpaticomiméticos.
Por último, es importante diferenciar una preocupación excesiva por la comida y el cuerpo de
un auténtico TCA: ya que hoy en día el malestar con el propio cuerpo está presente en un
porcentaje muy elevado de adolescentes y jóvenes.
El diagnóstico diferencial más complicado suele ser con la bulimia nerviosa, un trastorno en el
que se producen episodios de atracones, seguidos por estados de ánimo depresivo,
pensamientos de desprecio hacia uno mismo y, a menudo, purgas. La diferencia más llamativa
la encontramos en el peso, ya que en la bulimia nerviosa suele mantenerse dentro de un rango
normal.

EVOLUCIÓN Y PRONÓSTICO
Presentan un curso heterogéneo y muy variable, observándose evoluciones de TCA tanto de
curso corto y episodio único, como de curso con patrón fluctuante de recaídas y remisión;
como de curso largo y deterioro crónico a lo largo de los años.

En general, se observa que son trastornos resistentes al tratamiento, ya que aproximadamente
una tercera parte siguen cumpliendo criterios 5 años después de haberlo empezado. La
mortalidad se sitúa entre 5-18%.
Parece que dentro de los subtipos de pacientes con anorexia nerviosa, los de tipo restrictivo
tienen una menor probabilidad de recuperación que los de tipo con atracones/purgas.
Existen algunos indicadores de un desenlace favorable, aunque se encuentran en controversia:
el reconocimiento de la sensación de hambre, la reducción de la negación y de la inmadurez,
así como la mejora de la autoestima. Por otra parte, el neuroticismo infantil, los conflictos
entre los padres, la bulimia nerviosa, la presencia de vómitos, el abuso de laxantes y diversas
manifestaciones conductuales (p. ej. , síntomas obsesivo-compulsivos, histéricos, depresivos,
psicosomáticos, neuróticos y de negación) estarían relacionados con un mal pronóstico.

TRATAMIENTO
A lo largo del tiempo se han desarrollado diversos tratamientos. Muchos de los tratamientos
que se llevaban a cabo en el pasado, tenían un denominador común: separar al paciente de su
ambiente familiar.
El pediatra y el médico de familia deberán realizar la supervisión inicial sobre todo en niños y
adolescentes con TCA. El crecimiento y desarrollo deberían ser monitorizados atentamente. Si
posteriormente, ven adecuado derivar a especialista, se realizará un seguimiento estrecho
conjunto.
A la vista de las complicadas implicaciones psicológicas y médicas de la anorexia nerviosa, se
recomienda un plan de tratamiento global (tanto ambulatorio como si precisa ingreso
hospitalario). Deben valorarse los enfoques conductuales, interpersonales y cognitivos y, en
algunos casos, los farmacológicos.
Personas con AN cuyo trastorno no ha mejorado con el tratamiento ambulatorio deben
derivarse a hospital de día u hospitalización completa. Para aquellos que presenten un riesgo
importante de suicido o autolesiones graves está indicada la hospitalización completa.
En los ingresos, lo primero que hay que tener en cuenta es la necesidad de restaurar el estado
nutricional del paciente. La deshidratación, la desnutrición y el desequilibrio electrolítico
pueden comprometer seriamente la salud y, en algunos casos, provocar la muerte. Cabe tener
especial precaución con el síndrome de realimentación, por lo que se debe reintroducir
paulatinamente la nutrición.
Rara vez aceptan la recomendación de ingreso, por lo que es necesario advertir a las familias
de los pacientes de que pueden oponer resistencia al ingreso psiquiátrico.
Se recurrirá al ingreso involuntario solo en caso de que el riesgo de muerte, debido a las
complicaciones de la desnutrición, sea elevado.
En raras ocasiones, los pacientes demuestran que las afirmaciones del médico acerca del
probable fracaso del tratamiento ambulatorio están equivocadas. Pueden ganar la cantidad de
peso especificada en cada visita ambulatoria, pero este comportamiento es infrecuente y suele
ser necesario un período de atención hospitalaria.
Según la APA, los criterios de hospitalización son:
Médico-biológicos:

Pérdida de peso alcanza más del 30% o IMC <15.

Irregularidades electrolíticas.

Alteraciones en los signos vitales: hipoTA, bradicardia, hipotermia.

Infecciones incurrientes en pacientes gravemente desnutridas o inanes.

Familiares: todas aquellas situaciones que pueden complicar o impedir el tratamiento del
paciente, como puede ser: cuando existe un conflicto familiar grave, cuando impide el
tratamiento ambulatorio.
Otros de los criterios son los psicológicos individuales: aquí encontramos el fracaso en
tratamientos previos, cuando no existe implicación en el tratamiento, cuando necesita un
ambiente estructurado o recuperación del peso, con ideación autolítica activa y cuando
aparezca comorbilidad con otros trastornos que sea lo suficientemente grave como para
requerir hospitalización.
En el tratamiento psicológico, existen muchas recomendaciones de diferentes terapias. El
objetivo del tratamiento psicológico es la reducción del riesgo, lograr un aumento de peso a
base de una alimentación saludable, reducir otros síntomas relacionados con el TCA y facilitar
la recuperación física y psicológica.
La terapia cognitivo-conductual es de las más utilizadas: se les enseña a registrar su ingesta
de alimentos, sus sensaciones y sus emociones, sus conductas de atracones y purgativas, y
sus problemas con las relaciones interpersonales. También se les enseñan técnicas de
reestructuración cognitiva para identificar pensamientos automáticos y enfrentarse a sus
creencias básicas.
La resolución de problemas es un método específico en el que los pacientes aprenden
mecanismos para pensar y diseñar estrategias para afrontar sus problemas.
No se han publicado estudios controlados sobre la combinación de psicoterapia individual y
familiar, pero en la práctica clínica real, se suele utilizar psicoterapia individual y alguna forma
de consejo psicológico familiar.
La mayor parte de los tratamientos psicológicos se pueden realizar de forma ambulatoria por
profesionales expertos en TCA con una duración de al menos 6 meses y 12 meses si han
estado de hospitalización completa. Si no mejoran, se deben valorar tratamientos más
intensivos como terapias combinadas con la familia, hospitalización parcial o completa.
En personas con AN hospitalizadas no es conveniente utilizar programas de modificación de
conducta excesivamente rígidos.
Tras el alta, deberán recibir una supervisión e intervención psicológica dirigida a la conducta
alimentaria (al menos 12 meses).

En cuanto a los tratamientos farmacológicos, los diferentes estudios farmacológicos todavía no
han identificado un fármaco que proporcione una mejora definitiva de los síntomas esenciales
de la anorexia nerviosa. Algunas publicaciones respaldan el empleo de la ciproheptadina, un
fármaco con propiedades antihistamínicas y antiserotoninérgicas, en pacientes con anorexia
nerviosa del tipo restrictivo. También se han descrito algunos beneficios con amitriptilina. Otros
fármacos que se han utilizado con resultados variables son la clomipramina, la pimozida y la
clorpromazina. Los ensayos con fluoxetina han comportado algunas descripciones de aumento
de peso, y los agentes serotoninérgicos pueden proporcionar respuestas positivas en el futuro.
En los pacientes con anorexia nerviosa y trastornos depresivos comórbidos debe tratarse la
enfermedad depresiva. Existe alguna preocupación con respecto al uso de fármacos tricíclicos
en pacientes deprimidos con anorexia nerviosa y bajo peso, que pueden ser vulnerables a la
hipotensión, la arritmia cardíaca y la deshidratación. En algunos casos, la depresión mejora
con el aumento de peso y la normalización del estado nutricional.
Otros recursos que se han utilizado son los hospitales de día. Resulta interesante hacer
mención de estos recursos, ya que son muy utilizados en el ámbito de los TCA. El primer
Hospital de día fue establecido en la Unión Soviética en 1946, después de la segunda guerra
mundial. Desde la década de los 60, se crearon recursos intermedios en los países
industrializados como alternativa a la hospitalización completa en hospitales psiquiátricos.
EL hospital de día es un recurso asistencial que representa una intensificación del tratamiento
ambulatorio proporcionando al paciente cuidados terapéuticos adecuados sin apartarlo de su
ambiente (idea principal de no separar). Se considera un paso intermedio entre la
hospitalización y el tratamiento ambulatorio.

NUEVAS TECNOLOGÍAS
Otra opción que se ha barajado para el tratamiento de los TCA, es la realidad virtual, ya que
podría ayudar a ofrecer y mostrar a los pacientes aspectos centrales de los problemas
asociados a la imagen corporal. Es capaz, de representar una figura corporal en tres
dimensiones en un sistema inmersivo, es decir, la persona siente que "está ahí" modelando su
propio cuerpo y enfrentándose a él y en diferentes contextos.
Parece que la realidad virtual, tiene un gran futuro y las aplicaciones que han aparecido hasta
el momento son sólo un inicio. Por el momento, esta nueva técnica está pendiente de realizar
más estudios que validen su eficacia.

PREVENCIÓN
Todo esto pone en evidencia la necesidad de intervenir, generando tantos programas de
prevención primaria para reducir la vulnerabilidad de la población y disminuir la incidencia de
los TCA. Por otra parte, intervenir, con la intención de detectarlos precozmente de manera que
podamos disminuir el tiempo entre el diagnóstico y el inicio del tratamiento.

Destacar también, la importancia que posee internet en el día de hoy en este trastorno, ya que
existen múltiples páginas web sobre la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa con un
contenido desfavorable para la aparición y evolución del trastorno, páginas que en la
actualidad no se encuentran controladas.

CONCLUSIONES
Aunque da la impresión de que la AN es un trastorno muy "moderno", lo cierto es que ha
existido desde tiempos antiguos pero no con la misma prevalencia ni probablemente del mismo
modo que el momento actual.
Actualmente, la AN y BN han suplantado a la obesidad como TCA importante, y el interés que
suscitan y los avances en su estudio han crecido a un ritmo similar a su incremento en
prevalencia.
El abordaje multidisciplinar de los TCA es imprescindible, debiéndose abordar desde varios
puntos y dispositivos médicos.
En particular, la contextualización de cada caso es fundamental para atender no sólo a las
razones de fondo de los trastornos sino también a posibles tratamientos que pueden resultar
contraproducentes.
Importante comentar que el tratamiento exige un abordaje multidisciplinario con un equipo de
psicólogos, psiquiatras, con una intervención psicoterapéutica y psicotrópica.
Y por último, destacar la importancia de la sociedad en esta patología tan frecuente en nuestro
tiempo, que hace que se perpetúe y continúe hoy en día.

XIX Congreso Virtual Internacional de Psiquiatría
www. interpsiquis. com- abril 2018. Psiquiatria. com

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